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El precio del amor por Shamita

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Notas del capitulo:

Por fin pude actualizar sin dejar que tanto tiempo transcurriera jajaj o bueno eso digo yo xD

Bueno la verdad esta parte ya la tenia escrita desde hace dias pero como me estoy cambiando de computadora y esta que estoy comenzando a usar no tiene office pues no podia abrir mis archivos pero ya pude!! wiii :D que emocion!!

 

 

CAPITULO 16: EL AMOR DE UN JUGUETE (parte 1)


Habían pasado ya dos días desde que Shaka hablase con Afrodita sobre todo lo sucedido en el pasado y aunque en un primer momento considero ir a rematar a Saga decidió que no podía dejarse llevar por esos sentimientos principalmente si consideraba que él se encontraba esperando al hijo del peli azul, más también debía considerar como fue engendrado, razón más que suficiente para no terminar lo que empezara Afrodita pues aun creía que su bebe debía tener la oportunidad de conocer a su padre aunque este fuese hasta ahora una de las peores personas con las que se había topado.

Justo en ese momento se alistaba para ir a visitar a Saga, ya que Kanon se encontraba en una reunión de trabajo y había dejado a cargo a Mu, decidió que vestiría un pantalón de mezclilla con elástico que se ajustaba a su de por si enorme vientre, según el obstetra o el bebe tendría un tamaño considerablemente grande o que el rubio estaba comiendo de más, y una playera negra holgada para no mostrar su embarazo junto con unos cómodos tenis blancos, su largo cabello había resuelto llevarlo en una trenza sencilla.

Estando listo bajo con cuidado las escaleras para encontrarse con Mu; quien vestía unos vaqueros, una camisa con las mangas arremangadas color verde claro y unos botines cafés; que esperaba a que el rubio bajara para poder ir hacia el hospital a ver como seguía Saga que ya había sido trasladado a una habitación normal pero aun no recobraba la conciencia, y ahora les permitían permanecer en su cuarto razón por la cual se encontraban en el lugar tanto Alberich como Sorrento siguiendo las órdenes del gemelo menor.

Ambos jóvenes salieron de la mansión en el automóvil de Mu durante el camino platicaron de diversas cosas como el próximo chequeo que tendría el rubio con su obstetra así como de que sería bueno comenzar a decorar el cuarto donde instalarían al bebe al nacer, ya que a pesar de que los hermanos Géminis se habían encargado de comprar varios artículos, ropa, muebles, juguetes y todo lo que se les hubiese ocurrido aun no se encontraba listo y teniendo en cuenta que pronto Shaka cumpliría los cinco meses eso les dejaba poco tiempo según el punto de vista de la pareja conformada por Kanon y Mu.

Al llegar al hospital se dirigieron de manera inmediata a la habitación donde se encontraba el gemelo mayor, estando allí enviaron a los otros juguetes de regreso a la mansión dejándolos a solas nuevamente.

– ¿Por qué no te quieres quedar con ellos en la mansión? –cuestiono Mu casualmente.

– Porque ellos solo se la pasan diciendo cosas como que Afrodita sola exageraba las cosas y que si iba a hacer algo que lo hiciera bien – contesto el rubio que se había sentado en el sofá de la habitación–, que ahora por su culpa ellos tienen que cuidar de un enfermo sin tener la culpa.

– ¿Y eso te molesta? –volvió a cuestionar el de cabellos lilas.

– Si –respondió el otro.

– ¿Por qué? –hablo Mu

– ¿Porqué qué? –cuestiono a su vez Shaka un poco irritado por todo ese interrogatorio.

– ¿Por qué te afecta tanto lo que digan esos dos? No me digas que te molesta lo que digan de Saga –dijo Mu quien había estado sentado al lado de su cuñado más ahora se encontraba parado frente al rubio.

– Me molesta si pero más por Afro que por Saga –se defendió el de ojos turquesa–. Por mí que piensen lo que quieran de Saga pero yo no creo que Afro esté exagerando.

– Te entiendo –convido el otro– pero lo que hizo no está bien.

– Lo sé pero tampoco TODO lo que ha hecho Saga –contraataco el rubio–, y sé que es tu cuñado y al final va a ser familia tuya pero lo que él le hizo a Afro no tiene perdón, dejo de que todos esos hombres violaran y no tuvo piedad con él ni por su bebe –continuaba diciendo– es más si lo pensamos tiene sentido que Afrodita no quisiera que él conociera a su hijo.

– ¿Entonces por qué lo ayudaste Shaka? –cuestiono Mu seriamente.

– Porque Afrodita no es un asesino y si hubiese matado a Saga realmente no hubiera tenido la libertad que deseaba –hablo el de cabellos rubios–, y la verdad yo no me sentiría bien al pensar que él hizo todo eso para que yo no pasara por algo parecido, para que mi hijo si naciera…

– Saga no le haría nada a su hijo –dijo el de ojos verde sonriendo–. No tengo duda de eso, no después de ver como se puso cuando creyó que lo habías abortado.

– Tal vez no con este hijo pero no fue igual con el hijo de Afrodita – argumento el otro– y que pasaría si Alberich o Sorrento también se embarazaran, ¿ellos tendrían que temer por el bienestar de sus hijos?

– La verdad no lo sé –respondió Mu quien ahora se encontraba sentado junto al rubio– pero sé que tú y tu bebe son diferentes a ellos.

– ¿Diferente? Siempre dices eso pero yo no veo en que soy diferente de todos ellos –hablo el rubio para después dirigir su mirada al que estaba en cama–.No lo entiendo, de verdad que no.

– Solo te puedo decir que tú eres totalmente diferente a ellos –dijo Mu–. Shaka iré a ver al médico, Kanon me matara si no pregunto cómo está realmente Saga ¿lo cuidarías por mi?

– Claro no creo que sea muy difícil vigilar a alguien dormido –respondió el de ojos turquesa.

Sin decir más el de ojos verdes salió en busca del médico Wyvern dejando a sola al rubio que después de pensar en que hacer decidió acercarse a donde estaba Saga, cuando estuvo cerca pudo ver que tenía un respirador conectado y el electrocardiograma que mostraba el ritmo cardiaco del peli azul acerco su mano al rostro de este.

– ¡Como que ya deberías despertar, no! –hablo golpeando con uno de sus dedos la frente del que estaba dormido– Al paso que vas Kanon nos volverá locos a todos porque no te dignas a reaccionar.

Se quedo unos minutos viendo el rostro que no se había inmutado en nada, es más estaba seguro que ni siquiera era verdad eso que decían que los que se encuentran inconscientes podían escucharlos.

– ¡Vamos! Que no se supone que decías que estarías presente cuando naciera el bebe –dijo nuevamente moviéndolo casi imperceptiblemente– Necesito que te cures sino nunca podre salir de este lugar hasta dentro de casi cuatro meses más –continuo diciendo pero al ver que nada pasaba se rindió sentándose en la silla que estaba cerca de la camilla–. Sabes con todo el revuelo en la mansión yo soy el que debería estar aquí, tu querido Alberich no deja de echarme la culpa de que cierta persona esté aquí –seguía con su monologo– y la verdad estoy considerando seriamente en decirle a Mu que me saque de ese lugar obviamente no podría ir con mi papa Dohko pero podría buscar otro lugar donde estar –siguió hablando al aire–. ¡Oh vamos! Ya tienes dos semanas que estas así sin despertar y los médicos ya nos dijeron que tú estas bien, así que deja de hacerte el dormido y despierta de una buena vez, ¿quieres?

Desvió su mirada hacia la ventana que había en el lugar para buscar en que entretenerse durante el tiempo que estuvieran solos ya que Mu aun no regresaba, se distrajo un rato viendo como las personas caminaban por el parque y las proximidades del hospital.

– Sabes este sería el mejor momento para irme y desaparecer – comento Shaka nuevamente– pero hay algo que me está deteniendo y la verdad no sé que es, bueno podría ser en parte Afrodita ya que le prometí estar con él hasta que se recuperara –se decía así mismo– pero siento que hay algo más no sé creo que ya estoy delirando, tal vez tenga que ver que estoy mucho más sentimental ahora tanto que ver el Rey León me hace llorar como si no hubiera mañana, están fastidioso – seguía comentando– y por si fuera poco cada día me cuesta más mantenerme despierto si no fuera por Kiki que va a la mansión ni de broma me levantaría. Además Kanon se burla solo porque el obstetra Sisyphus me dijo que mi vientre estaba más grande de lo normal para el mes en el que estoy pero ya le dije que no es mi culpa pero el esta necio que tendre que hacer una dieta si sigo así –seguía diciendo ahora quejándose de lo que le pasaba– y al final todo esto es culpa tuya, tienes a dos chicos que están más que puestos para estar contigo y tienes que empecinarte a que sea yo con quien supuestamente quieres estar, si hubieses aceptado desde un principio mi propuesta de pagarte lo que diste por mi con mi propio trabajo todo esto nos lo hubiésemos ahorrado.

– No… sabes cuándo… callarte… –hablo en un jadeo llamando la atención del rubio que de inmediato voltio encontrándose con su interlocutor.

– ¡TU ESTAS DESPIERTO! –grito sin evitarlo al ver como Saga desde la camilla le dirigía la mirada entre adormecida y molesta– ¡¿Desde cuándo estas así?! ¿Por qué no dijiste nada? Espere llamare a una enfermera –dijo acercándose para presionar varias veces el botón, que había en todas las habitaciones, para llamar a una enfermera en caso de necesitarla– Procure no dormirse nuevamente que me tacharan de loco si lo hace –dijo al ver que el de cabellos azules comenzaba a cerrar los ojos.

– Tengo sueño… porque razón te haría caso –contesto despacio el otro.

– ¡Por la simple razón de que no quiero que crean que miento y porque ya era hora de que se dignara a despertar! –alza la voz sin importarle donde estaban con tal de que el mayor siguiera despierto hasta que la dichosa enfermera llegase.

– Joven no es lugar para estar gritando –dice un voz desconocida desde la puerta haciendo que Shaka se girase hacia esta.

– ¡Qué bueno que llega! –habla el rubio– Podría revisarlo –continua haciendo que la atención de la enfermera recaiga en el de cabellos azules que mantenía sus ojos entre abiertos.

– ¡Ya despertó! ¡Iré a llamar al doctor! –dice asombrada para de inmediato salir en busca del médico Radamanthys.

– ¡Eit! –llama Shaka a Saga que estaba cerrando nuevamente los ojos– Te dije que no te durmieras –decía mientras lo movía delicadamente– haz estado dormido por casi dos semanas así que no puedes tener sueño –siguió diciendo ahora pellizcando un poco su mejilla– ¡Ya sea porque no te cuento sobre lo que ha pasado estas últimas semanas!

– ¡Que nadie… te enseño a… dejar dormir a los demás! –contesto aun con dificultad el de cabellos azules.

– Generalmente dejaría a un enfermo descansar pero teniendo en cuenta que el médico necesita verte y checarte se te tienes que aguantar hasta que llegue –hablo el rubio molesto con el otro.

– No es necesario que…

– Veo que es verdad –hablo el médico que llegaba a la habitación acompañado de Mu–, jóvenes podrían dejarnos a solas con el Sr. Géminis.

– Claro –respondió el de cabellos lilas esperando el rubio que se encamino hacia la puerta.

La puerta de la habitación quedo cerrada dejando a los otros dos a la espera de que saliese el médico para que les comunicara el estado en que se encontraba el gemelo mayor, mientras estaban fuera Mu aprovecho para llamar a su novio y comunicarle la noticia ya que sabía que si no le avisaba apenas sucedía todo el otro lo reprendería y posterior a acabar la llamada miro nuevamente como en busca de una respuesta.

– ¿Y cómo fue? –cuestiono el de largos cabellos lilas.

– ¿Cómo fue qué? –respondió con una pregunta el otro.

– ¿Cómo despertó? Digo después de dos semanas en las que hemos estado viniendo a verlo y justo ahora que se quedan solos –hablaba Mu–, hiciste algo diferente a lo de siempre.

– No hice nada raro –dijo el rubio– en realidad solo me estuve quejando y diciéndole que ya era hora de que se despertara, que Alberich me tiene harto con sus cosas.

– ¡Oh! Entonces Saga despertó porque tu se lo pediste –hablo el de ojos verde.

– ¿Por qué tengo la impresión de que no me gusta lo que estas pensando? –dijo el otro despacio viendo con los ojos entrecerrados al que estaba frente a él.

– No te puedes molestar por algo que no sabes que es –se defendió Mu.

– Pues…

Los jóvenes interrumpieron su plática al ver que la puerta de la habitación se había abierto dejando ver a la enfermera y al médico Wyvern quien los espero en el lugar indicándoles con una de sus manos que entraran mientras con la otra se encargaba de detener la puerta, tanto Shaka como Mu voltearon a verse y sin decir nada ambos se adentraron en la habitación donde aun un somnoliento Saga trataba de mantenerse despierto pues aun se sentía muy cansado.

– ¿Cómo se encuentra Saga? –pregunto Mu

– El Señor Géminis se encuentra en lo que cabe bien, su cuerpo se está recuperando muy bien de las heridas causadas por las balas así como todo su sistema lo está haciendo de su intoxicación –hablaba el médico rubio– más aun así es necesario que se quede unos días más para comprobar que no exista ninguna consecuencia debido a los paros cardiacos que tuvo ni los efectos que pudo tener el amoniaco en su cerebro y cuerpo –seguía hablando el de ojos dorados– pero en cuanto a lo demás parece estar bien pero sólo por precaución le realizaremos varios exámenes para estar seguros y si todo sale bien lo pasaremos a una de las habitaciones del piso dos por otros dos días –continuaba hablando viendo a los de ojos verde más después se giro hacia Shaka que se había sentado en el sofá–. Deberá pedir ayuda para que asistan a su esposo en su casa ya que en su estado no sería conveniente que lo ayude a ciertas cosas, bueno en realidad únicamente podrá darle de comer ya que lo demás es un arduo trabajo para alguien de su condición.

– Oh no se preocupe que yo no me hare cargo de ese –dijo Shaka lanzándole una fría mirada al médico– además el tiene cuatro manos que lo pueden ayudar a hacer todo y por cierto sólo para que quede claro ese NO es MI ESPOSO.

– Siento la confusión –se disculpo el de bata blanca– pero sólo recuerde que no debe hacer esfuerzos y debe reposar lo más que pueda, ya que el Sr. Géminis pronto se irá a casa ya no tendrá que andar de un lado para otro...

– ¿Por qué dice eso? –cuestiono Saga interrumpiendo al médico que para gusto del peli azul le estaba dando demasiada atención al rubio.

– Bueno es que el joven ha estado viniendo durante las casi tres semanas que usted ha estado aquí y como quiera no es bueno para alguien en su estado estar pasando por el estrés de ir y venir a un hospital –respondió el médico– todos los días así que si tiene a alguien que se encargue de ayudarlo a bañarse, trasladarse, vestirse y cualquier cosa que conlleve hacer esfuerzo será mejor que le pidan ayuda a algún familiar o que contraten una enfermera, ¿entendieron los tres?

– Por mi no hay problema –contesto Shaka.

– No se apure doctor –hablo Mu–, yo me encargare de que de ahora en adelante Shaka se mantengo lo más calmado posible.

– Bien por ahora les pediré que mantengan al Señor Géminis despierto por lo menos unas horas para saber si él siente algún dolor –comento el doctor–, por ahora me retiro cualquier cosa solo llamen a una enfermera y ella me avisara a mí y vendré de inmediato, ¿está bien?

– Si –contestaron los dos de cabellos lacios.

Después de oír la respuesta afirmativa de los jóvenes el médico Radamanthys se retiro de la habitación, al quedar solos los tres se quedaron en un silencio un poco incomodo sobre todo para Shaka más no duro mucho ya que Mu al ver que Saga estaba volviendo a cerrar los ojos se dispuso a moverlo un poco para que se despertara.

– No puedes dormir ahora –dijo Mu sonriendo– ya oíste al doctor además Kanon viene en camino y no me perdonaría que no pudiese verte ya despierto.

– Ese idiota –hablo Saga– ¿por qué no está aquí?

– Estaba en una reunión en la compañía pero dijo que venía de inmediato –respondió Mu.

– Va a dejar una junta sin terminar, ¿Qué se cree? –dijo el de cabellos azules– No debe dejar tirado el trabajo por algo tan insignificante.

– ¿Insignificante? Sabes que todos estábamos muy preocupados por qué no reaccionabas –hablo seriamente el de cabellos lilas– y ahora dices que esto que ha pasado es insignificante, eso quiere decir que toda las horas de preocupación para ti no son nada.

– No seas exagerado Mu –dijo Saga

– No lo soy –respondió el otro–, tú no sabes las noches que paso Kanon aquí sin saber si estarías bien.

– Pues yo no se lo pedí –contraataco el más grande.

– Como si pudieses decir algo, te dejaron peor que a la mama de bambi –refuto el otro.

– ¡¿Eh?! –fue todo lo que pudo decir Saga.

– Se refiere a que estabas casi muerto, por no decir que estuviste muerto como cuatro veces –hablo por primera vez el rubio desde que el médico se fuera– y la verdad Kanon ha estado muy preocupado por ti, cosa que en vez de quejarte deberías estar agradecido porque se nota lo mucho que te quiere.

– Es mi hermano qué más podía hacer –refuto el de cabellos azules–. Cambiando de tema, ¿que fue todo eso que dijo el Médico Wyvern?, ¿No te has estado cuidando como deberías? –comenzó a cuestionar– ¿Crees que por que estoy aquí puedes descuidarte y poner en peligro a MI hijo?

– ¡Hay ya decía yo que era mejor aguantar a Alberich que a venir hoy! – se quejo el rubio al ser ahora el centro de los regaños– Lo que el médico dijo no es nada ¡solamente son recomendaciones que se le haría a alguien con semejante panza!

– Pues si dijo eso debe ser porque tú no eres nada cuidadoso con mi hijo –re contraataco el otro–, de seguro que no haz de haber comido nada, claro como Mu siempre se la pasa consintiendo tus malas maneras…

– ¡Hay si no Saga! –interrumpió Mu molesto– Yo mismo he estado cuidando de que Shaka se esté alimentando adecuadamente así como que no haga ningún esfuerzo y que descansara adecuadamente.

– Pues según el médico eso no es verdad si no –refuto Saga que estaba más despierto que antes– no tendría por qué darle todas esas instrucciones además de que a pesar de que se que debió estar muy preocupado por mí para venir todos los días, tu Mu no debiste permitir eso si es que lo estabas cuidando tan bien como dices.

– Si a eso vamos la culpa de que todo esto pasase es tuya Saga –hablo el de cabellos lilas–, todo esto es culpa tuya, porque si tu no hubieses tratado de tan horrible manera a Afrodita esto no hubiese pasado.

– El se lo merecía –respondió frio el de cabellos azules–, mira que dejar que lo comprara sabiendo que se encontrara embarazado…

– ¡Me va a decir que todas las cosas horribles que le hicieron tus hombres es culpa de Afrodita! –elevo la voz Shaka molesto mientras se levantaba de su asiento hasta quedar completamente frente al mayor– ¡Que culpa tenia él! ¡Qué culpa tenía su bebe! ¿pero a ti te importo? No, claro que no te importo es más hasta puedo apostar que lo disfrutaste pero sabes que eso te hace ser un monstruo –siguió hablando– ¡¿Que te hace a ti mejor para poder tener un hijo?! ¡¿Quién te dio a ti el derecho de decidir sobre su vida?! ¡Tú no eres nada ni nadie para decidir sobre eso! ¡No eres más que un asesino que disfraza sus perversidades en la riqueza! ¡TU NO MERECES SER PADRE!

Los otros dos se habían quedado completamente callados al ver el despliegue de enojo que demostraba el rubio se sentían sorprendidos de su reacción más el de cabellos azules, ya que no sabía que Shaka se encontraba enterado de todo lo acontecido con Afrodita en el pasado, que el otro quien veía con asombro como el de ojos turquesa enfrentaba al que estaba recostado en la camilla sobre lo que su amigo le había contado hacia unas semanas atrás.

Sin que Saga ni Mu lo previeran Shaka al terminar de gritar salió sin rumbo alguno de aquella habitación ya que sentía que todo lo que había estado guardando había explotado en un solo momento y eso solo estaba asiendo que se sintiera peor, no solo por el desborde de sus emociones sino también parecía que su cuerpo estaba resintiéndolo debido a que tras tomar el ascensor y bajar a la recepción sentía todo que le estuviese dando vueltas, más únicamente aguardo un momento y siguió su camino sin siquiera saber a dónde dirigirse.

Caminaba lo más rápido que su condición se lo permitía y es que la manera en que Saga comenzó a hablar sobre Afrodita y su bebe no nato lo había hecho simplemente sentirse indignado, ahora no sabía si hubiese sido mejor dejar que su amigo terminase de matarlo o no e incluso no tenía muy en claro que el haber dejado que tuviese un hijo fuese bueno, además quien le decía que en un futuro no fuese a querer hacerle algo al pequeño que crecía en él solo porque no le gustaban o porque simplemente ya no tenía la emoción que hubiese sentido en un principio ciertamente eso le daba mucho miedo ya que él si se había encariñado ya con su bebe, ya no se sentía tan solo estando en aquella mansión. Aunque estando así no tenía cara para ver a su papá Dohko ya que sentía como si le hubiese fallado, con su vientre de casi cinco meses sabía que no tendría cara con que verlo y si fuese peor no podría decirle la verdad ya que sabría que esto solo haría que su papá se sintiese culpable, ya que por sus deudas lo habían vendido a Saga, de que fuese violado mientras que él pensaba que se encontraba en buenas manos.

Al cabo de unos minutos llego a una pequeña plaza que se encontraba cerca del hospital donde decidió sentarse para calmarse, tenía en cuenta que ahora más que nunca podía irse de aquella mansión ya que su bebé era un lazo que no podría romper con los Géminis además si era sincero consigo mismo ahora mismo no tendría ninguna posibilidad de darle la posibilidad de una buena vida también tenía en cuanta aquello que le hubiese dicho Saga algún tiempo atrás ‘si huyes con mi hijo te juro que te buscare y te encontrare, y cuando lo haga te lo quitare para que nunca más lo puedas ver’, podía arriesgarse pero durante el poco tiempo que llevaba en aquella mansión se había dado cuenta que el mayor de los gemelos tenía suficientes influencias para encontrar a quien quisiera sino ahí estaba su padre de quien él nunca le dijo nada y aun así pudo encontrarlo, y no conforme con eso le dio un empleo en su empresa.

Sin duda se encontraba en una encrucijada podía permanecer con aquel hombre y arriesgarse a que un día le hiciese algo a él y a su bebé o podía tratar de huir con el riesgo de ser descubierto y ahí si le quitarían para siempre a su niño, y en el peor de los casos le podría suceder lo mismo que le había pasado a Afrodita, solo pensar en eso hizo que un escalofrió recorriera su espina dorsal no quería ni imaginar que aquello le tocase vivirlo a él también. Ya tenía en aquel parque alrededor de unos quince minutos y su estomago pedía algo que comer más únicamente contaba con poco dinero que le diese Mu por si acaso ya que en la mansión no le hacía falta nada y todo lo que necesitaba comprar lo hacía a través del de cabellos lilas o de alguno de los hermanos Géminis que se encargaban de eso y como no tenia empleo ahora únicamente contaba con lo que le diesen.

Por más que odiase aquello ahora dependía de los tres para todo además de que nunca por ningún motivo lo dejaban estar a solas a menos que fuese en la mansión pero fuera de esta parecía como si tuviese perros guardianes, de hecho justo ahora se sentía por primera vez libre ya que Albiore había ido a dejar a los otros juguetes a la mansión Géminis, Kanon debía estar apenas por llegar al hospital y Mu debió de haberse quedado en la habitación de aquel lugar con Saga así que al parecer tendría tiempo para pensar sin tener a alguien a su lado esperando por regresar, suspiro por enésima vez para después pararse de su asiento y dirigirse a un pequeño kiosco donde vendían algunos Snake, al llegar observo que vendían pero sobre todo que podría comprar con el dinero que llevaba pero que fuera nutritivo para su bebe.

Después de comer un vaso de frutas con chile en polvo decidió que sería mejor regresar al hospital sabia que Mu se preocuparía por él si no aparecía enseguida, así que con calma camino hacia el lugar en cuestión, más a poco de entrar en aquel lugar se encontró con un Kanon que parecía haber corrido para llegar hasta ahí, quien al ver al rubio pareció iluminársele el mundo entero.

– ¡SHAKA! –grito Kanon llamándolo– ¡Por dios! Sabes lo preocupados que estábamos hace media hora que te fuiste de la habitación de Saga –llego hasta él abrazando–, no sabes el susto que nos diste saliste hecho una furia según me dijo Mu y no teníamos como localizarte ¡pero gracias a dios que estas bien!

– No debiste preocuparte –hablo el otro permitiendo que sobase su vientre con sus manos– ya iba de regreso solo necesitaba un lugar donde tranquilizarme además no es como si pudiese ir a algún lado.

– Pero qué tal si te pasaba algo o a mi sobrino –dijo el otro preocupado aun– y si no había nadie contigo que te pudiese ayudar Shaka, que hubiera pasado si alguien se aprovechaba de ti en tu condición –seguía hablando mirando de frente al rubio– ni hablar tú no puedes andar por ahí como si fuera cualquier cosa, de ahora en adelante te mantendremos vigilado las veinticuatro horas del día así nada te podrá pasar.

– ¿No crees que es algo exagerado Kanon? –cuestiono el más joven– Digo no es que me queje pero nada malo me paso además estaba a pocas cuadras de aquí y ya me dirigía hacia el hospital.

– Aun así fue muy peligroso lo que hiciste –contesto el de cabellos azules mientras caminaban hacia dentro del hospital– y no, no es exagerado como te cuido, únicamente quiero que mi sobrino y tu estén tan bien como puedan y no les pase nada.

– No quiero saber como serás cuando Mu tenga un hijo –suspiro Shaka camino dentro del edificio en compañía del otro–. Mis más sinceras condolencias para Mu que tendrá que aguantarte de peor manera que yo.

– ¡Oye! Encima de que me preocupo por ti, me dices eso –hablo el mayor–. Eres malo Shaka, búrlate todo lo que quieras pero ese niño llegara con bien pase lo que pase.

– Sabes me pregunto, ¿Quién te dijo a ti que tendría un niño? – cuestiono el de ojos turquesa– ¿Qué pasa si es una niña?

– Claro que no, será un niño –respondió simplemente el otro mientras pasaban por las puertas del elevador–. En nuestra familia solo nacen niños –dijo con orgullo el peli azul–, mi abuela tuvo un niño y mi mamá nos tuvo a Saga y a mí, eso nos dice que tú vas a darme un sobrinito.

– ¡Estás loco! –contesto Shaka sonriendo un poco.

Pronto ambos llegaron a la habitación que ocupaba Saga donde encontraron tanto a su ocupante como a Mu visiblemente preocupados, el de cabellos lilas al tener en su campo de visión a Shaka no dudo en ir a abrazarlo y preguntar si se encontraba bien por su parte Saga solo podía observar al rubio para ver aunque fuese de lejos que no tuviera ninguna herida. Kanon se acerco a su hermano y tras decirle que todo estaba bien, se dispusieron a hablar de otras cosas mientras que a Shaka lo mantenían sentado en el sofá del lugar mientras escuchaba nuevos regaños por parte de Mu y de Saga.

Al terminar la hora de visita tanto la pareja como el rubio salieron de la habitación no sin antes recibir un sinfín de indicaciones tanto del trabajo, en el caso del gemelo menor, como para que Shaka cuidase su embarazo. El camino a la mansión fue tranquilo mientras escuchaban música e hicieron una parada en un restaurante de comida rápida debido a que al rubio se le había antojado una hamburguesa y Kanon como buen tío no quería que su sobrino saliera con cara a hamburguesa, aparte la pareja compro algo para ellos después de todo no siempre comían ese tipo de comida así que cuando tuvieron todo lo que necesitaban siguieron su camino a la mansión de los Géminis.

Llegando a su hogar decidieron que comerían lo recién comprado en la sala de entretenimiento ya que podían utilizar sus manos, después de todo no estaba mal de vez en cuando comer como si fuesen niños, así que sin meditarlo mucho se dirigieron hacia aquella sala en donde pusieron una de las tantas películas que había en el lugar. El resto del día transcurrió con tranquilidad ya que la pareja ha pedido de Shaka se ido a pasear para distraerse un rato y es que el rubio sabia que estos desde hacía tres semanas que no salían como la pareja que eran en realidad mientras él disfrutaba de la tranquilidad que le daba que nadie estuviera detrás de él como si de un niño pequeño se tratase.

Por su parte Mu y Kanon ya que habían sido casi obligados por el otro para que fuesen a pasear a algún lado decidieron que sería bueno ir simplemente a pasear por la ciudad disfrutando del paisaje mientras caminaban por el centro de la ciudad, viendo los distintos puestos que vendían diversidad de cosas.

– Es bueno salir sin tener que ir al hospital, ¿no? –hablo Kanon mientras abrazaba a su novio.

– Eso es verdad –concedió Mu dejándose querer por su novio–. Se sintió como si fueran más de tres semanas, la verdad no me importa cuidar de Saga pero entre que estoy en el hospital y tú en las oficinas siento que casi no te vi en todo este tiempo.

– Lo sé –hablo el otro– pero lo bueno es que ya mi hermano pronto saldrá del hospital y los chicos podrán ayudarte, y tal vez podamos salir más para recuperar el tiempo perdido. Además aun recuerdo que te debo una cita especial, una cita para mi borreguito.

– Jejeje –rio el más joven– ¡Mira que bonito! –dijo mientras veía un pequeño trajecito de pantalones verdes y una camiseta blanca con bordes del mismo color que el pantalón y un gorrito con forma de rana– ¡Vamos a comprarlo! ¡Le quedara hermoso al bebe cuando nazca!

– Está bien –respondió el otro sonriendo– Veo que te gusta mucho el que Shaka espere un bebé. Dime, ¿será así cuando tú me des a mis hijos?

– ¡¿Eh?! Cla…claro, ¿tu quieres tener un hijo conmigo? –cuestiono visiblemente ilusionado el de cabellos lilas.

– ¡Eso ni se pregunta! –respondió feliz el mayor– Ademas no solo quiero un hijo, quiero cientos, todos los que podamos tener y asi tendremos una gran y hermosa familia solo espero que ellos saquen tu hermosura sino saldrán tan feos como yo.

– ¡Tú no eres para nada feo! –dijo el de largos cabellos lilas.

Después de comprar varias cosas más en las tiendas y una que otra cosa en los puestos que había en la calle, decidieron dirigirse a una plaza donde pudieron disfrutar de ver a las personas pasar mientras ellos platicaban de cualquier cosa que no incluyese a Saga ni a Shaka, no es que no los apreciaran pero necesitaban desconectarse de aquello, mientras disfrutaban de un helado sentados en una banca.

Ya entrada la noche y de haber pasado vagando por la ciudad sin tener prisa de nada más que estar juntos, y lo más importante, solos disfrutando de la compañía de su pareja regresaron a la mansión Géminis donde encontraron al rubio que en ese momento estaba en la cocina observando cómo June elaboraba un pay de queso mientras que comía unos hotcakes de plátano, la pareja decidió hacerle compañía a pesar de que ya habían cenado en un restaurante así que al poco tiempo de que terminara de cenar todos se fueron a dormir.

Sin más contratiempos en la vida de todos los que vivían en la mansión Géminis y pronto las cosas en dicho lugar tuvieron que acomodarse para el regreso del gemelo mayor, quien después de una serie de pruebas y al no presentar ningún problema, aquel día. Todo estaba siendo llevado a cabo por las miradas inquisidoras de Alberich y Sorrento que estaban emocionados por la llegada de su señor mientras que Shaka había optado por no intervenir en nada de eso además tenía la excusa perfecta de que no podía hacer trabajos pesados y por si fuera poco se debía arreglar pues él también tendría que ir al hospital sólo que en lugar de acompañar a Mu y Kanon para recoger a Saga, él iría porque tendría su chequeo de mensual con su obstetra Sisyphus ya que su amigo de cabellos lilas le había recomendado cambiar la cita que tendría dentro de tres días para así estar lejos del hospital para que todos descansasen de ir a aquel lugar.

En la tarde cerca de las tres tanto Mu como Shaka esperaba en la sala de la mansión al gemelo menor que había llegado de la empresa a cambiarse por ropa más cómoda para ir a recoger a su hermano y llevar al rubio a su revisión.

– Listos chicos –hablo Kanon mientras bajaba por las escaleras con unos pantalones de mezclilla y una sudadera.

– Si –contesto Mu mientras se levantaba de su asiento acercándose a su novio.

Los tres salieron de inmediato rumbo al hospital en un automóvil lo suficientemente grande para que tanto Shaka como Saga viajaran cómodos, no tardaron mucho en llegar a su destino e inmediatamente después de entrar se dividieron: Mu y Shaka irían al área de obstetricia mientras que Kanon se dirigió hacia la habitación de su hermano.

El de cabellos azules al entrar a la habitación se encontró con que su hermano, quien se encontraba vestido con un pants gris y una camiseta azul junto con un par de tenis blanco, ya se encontraba listo para en cualquier momento salir de aquel lugar.

– ¿No vino Mu? –cuestiono el mayor de los hermanos.

– Si, solo que esta acompañando a Shaka en su cita con su obstetra – respondió el otro.

– ¿Y porque no me dijeron? Yo pude haber ido también –recrimino Saga visiblemente enojado.

– Aun no te dan de alta y necesitamos saber cuáles son las indicaciones del médico –hablo Kanon–. No puedes ir por ahí sin que el médico te de la salida y menos vas a andar caminando por todo el hospital para encontrar a tu rubio.

– Pero es mi hijo –refuto el gemelo mayor–. Tengo derecho a saber como esta.

– Y lo sabrás en cuanto regresen –objeto el menor– además solo estorbaras si vas en silla de ruedas así que quédate quieto aquí hasta que el médico Wyvern.

A regañadientes Saga tuvo que tragarse su orgullo y quedarse en aquel lugar platicando con su hermano que parecía de un muy buen humor después de haberle ganado en esa pequeña discusión, por su parte los de cabellos lacio se encontraba ya en espera a que el obstetra entrase a la habitación mientras estaban sentados frente al pequeño escritorio que había en aquel lugar.

– ¿Estás emocionado? –cuestiono Mu– Porque yo simplemente no puedo esperar a ver a tu bebe, nunca lo he visto en vivo y en directo.

– Supongo que un poco aunque más que emocionado estoy nervioso – respondió Shaka sonriendo.

– ¿Preocupado? ¿Por qué? –pregunto el de cabellos lilas.

– Es solo que me dan nervios cada vez que vengo –se explico el rubio– pero Sisyphus siempre me ha dicho que todo está bien.

Antes de que el de cabellos lilas volviera a hablar la puerta se abrió dejando a ver al médico alto de cabellos castaños claro y ojos azules quien sonrió al ver a su paciente rubio, ya que durante lo poco que se conocían había hecho que se encariñara con el chico, lo único que le sorprendió fue no encontrarse con quien era el padre de la criatura que crecía en el interior del rubio.

– Buenas tardes –saludo con una sonrisa–. Shaka, ¿Cómo has estado?

– Buenas tardes –contestaron a coro el saludo del de bata blanca.

– Bien –contesto después el rubio– aunque cada vez estoy más gordo pero lo único bueno es que los mareos y los vómitos ya no han sido tantos.

– Eso es bueno– respondió mirando los papeles del historial clínico del rubio– pero dime ¿Cómo vas con la dieta que te di?

– ….Bien… –dijo Shaka nerviosamente, pues sabía que realmente había habido algunas ocasiones en que no la siguió al pie de la letra, pero al ver la mirada entrecerrada que le dirigía el otro suspiro– Bueno puede que me haya olvidado algunas veces de seguirla pero he hecho todo lo que pude por no caer en mis antojos pero a veces es imposible.

– Supongo que es normal –suspiro el obstetra–. Bien empecemos con el chequeo.

De inmediato el de bata blanca se dispuso primeramente a realizar una medición de su vientre ya que se veía más abultado que lo esperado en el quinto mes de gestación, controlo su peso y la presión para después de anotar la medición sin decirle nada al rubio, posteriormente lo hizo recostarse en la camilla y que levantara la camisa que llevaba para ponerle un poco de gel y realizar la ecografía mediante la cual les mostro los movimientos que realizaba el feto.

– Aquí están sus piernas –decía el obstetra haciendo que los jóvenes mirasen a una pantalla que había en el lugar– y estas son sus cabezas…

– ¿Cabezas? –cuestiono el de cabellos lilas visiblemente confundido.

– ¿No les has dicho? –pregunto a su vez el de bata blanca directamente al rubio.

– En realidad no –contesto Shaka para después girar su rostro hasta poder ver el de su amigo–. Mu creo que es necesario que sepas algo.

– ¿Qué es Shaka? –pregunto el otro.

– No es un bebé son dos y la dieta que me dio el doctor Sisyphus no era para dejar de engordar tanto sino para tener los nutrientes necesarios –se explicaba el de dorados cabellos– así como la anemia y no es que no pueda hacer cualquier esfuerzo sino que el embarazo múltiple es más delicado.

– ¡Me estás diciendo que tendrás dos hijos! –alzo la voz Mu

– Si –contesto en un susurro el de ojos turquesa.

– ¿Por qué no nos dijiste? –pregunto el de ojos verdes– Espera, ¿Saga lo sabe?

– No, no sabe y no se los dije porque el médico Sisyphus me dijo que en un embarazo múltiple, como es mi caso, a veces se podían producir abortos espontáneos –se explico el otro– así que le pedí que no dijese nada hasta que hubiera una mayor posibilidad de que no se presentara y él a pesar de no estar de acuerdo me ha estado ayudando no diciéndole nada a Saga.

– Creo que necesitan un momento a solas –hablo el de cabellos castaños–, les daré unos minutos –salió del cuarto dejando a los dos mas jóvenes solos para que conversaran sin incomodidad.

– Realmente siento mucho no habértelo dicho –dijo Shaka después de que el mayor saliera– pero espero que comprendas que prefería que se supiera cuando existieran mayores posibilidades de sobrevivir ambos – continuo hablando–. Yo realmente no estaba seguro de que en caso de que alguno muriese pudiera soportarlo si todos estaban en igual situación que yo y mucho menos si tu y Kanon se hubieran emocionado más de lo que estaban con la idea de uno solo.

– Creo que entiendo pero te das cuenta que nosotros pudimos haberte cuidado con mayor esmero para que esos bebes siguieran creciendo sin que te preocuparas por eso –hablo Mu seriamente–. Además que hubiera pasado si tenias un aborto espontaneo y nosotros sin saber pensando que perderías un bebe cuando en realidad son dos –continuo diciendo el de cabellos lilas–. Prométeme que de ahora en adelante sea lo que sea me vas a decir lo que pasa, aunque no se lo quieras decir a Saga, y que permitirás que te cuidemos todo lo necesario.

– Supongo que no tengo opción o si –dijo el rubio.

– En realidad no tienes ninguna opción, es si o si –dijo el de ojos verdes.

– Está bien –suspiro el otro–. Ahora porque no llamas al médico, Kanon se extrañara porque tardamos mucho.

– Creo que tienes razón –concedió el más alto para después acercarse a la puerta encontrándose con el obstetra que sonreía tranquilamente–. Gracias, ya hemos terminado así que ya puede seguir con su trabajo.

– Bien –contesto el de bata blanco quien de inmediato se dirigió hacia el rubio– Shaka, ¿quieres continuar con la ecografía?

– Sí, quiero ver cómo están –respondió el más joven.

– Está bien –dijo mientras le ponía otro poco del gel ya que el anterior estaba un poco seco y volvió a tomar el transductor para pasarlo sobre el vientre abultado del rubio–. Aquí están los dos, se encuentran en bolsas amnióticas lo que es una ventaja verdaderamente y como pueden ver ambos están comenzando a moverse más así que puede que los sientas varias veces al día –continuo mientras movía el transductor para ver a uno de los fetos–Este es el bebe A mide aproximadamente 25 cm y pesa alrededor de los 400 gramos cómo pueden ver sus brazos y piernas están desarrollados más sus huesos aun no han endurecido pero lo que si podemos saber con precisión es el sexo, ¿quieren saber si es niño o niña? –cuestiono a los jóvenes.

– Si –respondió Mu

– No –contesto Shaka

– ¿Entonces? –volvió a preguntar al ver la disyuntiva en la que estaban los de cabello largo.

– Porque no lo apunta en un papel y se lo da a Mu, así yo no me entero –concedió el rubio– y todos felices.

– Bien ahora este es el bebe B –hablo moviendo de lugar el transductor mostrando al segundo feto– al igual que el bebe A esta en buenas condiciones sólo que es un poco más pequeño –continuo viendo mientras examinaba el sexo para poder escribirlo–, ¿Quieren escuchar sus latidos?

– Claro –dijeron ambos pelilargos al mismo tiempo.

El de bata blanca abrió las bocinas del aparato que utilizaba e inmediatamente se comenzaron a escuchar los latidos algo parejos de ambos bebes, dando muestras de que ambos se encontraban en buenas condiciones, al terminar limpio el gel que había utilizado en el vientre abultado y con ayuda del de cabellos lilas bajo al más joven de la camilla.

– Bien Shaka hasta ahora parece que todo va a la perfección –hablo el de cabellos castaños–. Solo te voy a recomendar que no hagas ningún tipo de esfuerzo y que reposes mucho, sigue con la dieta que te di pero por favor no te mal pases ni en comer demasiado ni en comer solo lo indispensable –indicaba el mayor–. También creo que será mejor que compren una silla de ruedas ya que tu vientre crecerá mucho más y así no te cansaras tanto, asimismo te recomiendo que NO tengas emociones fuertes y DISMINUYE el ritmo de tu vida –dijo haciendo énfasis en las palabras– ¿Han entendido?

– Si –respondieron los más jóvenes.

– Bien, entonces te veo dentro de un mes Shaka –hablo el mayor para después extenderle el pedazo de papel donde había anotado el sexo de los bebes a Mu– Aquí esta lo que quería saber– para después despedirlos–. Que pasen buen día.

– Gracias, igualmente –dijo el rubio.

– Hasta luego –dijo a modo de despedida el de ojos verdes.

Al salir de la consulta se dirigieron lo más rápido que podían hasta la habitación que ocupase Saga, esperando que ya lo hubiesen dado de alta para poder irse a la mansión pues definitivamente el rubio parecía estar muy cansado más antes de llegar este ultimo detuvo del brazo a Mu asiendo que este se girase a verlo con la pregunta pintada en su rostro.

– Mu, podrías no decir que son dos bebes –dijo el más joven.

– ¿Por qué? –cuestiono el otro.

– Ya te lo explique –respondió el rubio–, aunque sea hasta que pase el siguiente mes.

– ¿El siguiente mes? –dijo curioso Mu

– Si, ya que me dijo el médico que generalmente los embarazos múltiples llegaban a su término de manera prematura –hablo el de ojos turquesa– y solo deja que pase este mes y se lo podrás decir a todos.

– Está bien –concedió el otro– pero si llega a pasar algo que ponga en peligro la salud de los tres no me va a importar decirlo si con eso los salvan a los tres, ¿entendiste?

– Si, muchas gracias –respondió el otro para posteriormente abrazar a su amigo.

– Bien andando que Kanon y Saga ya deben de estar desesperados por que no llegamos –hablo Mu después de deshacer el abrazo para seguir con su camino.

Al llegar a la habitación en cuestión se encontraron con ambos hermanos que los esperaban ya listos para irse, claro que no pudieron escapar de un interrogatorio por parte de los gemelos acerca del cheque del más joven. Camino a la mansión tanto Mu como Kanon no tocaron el tema del intento de homicidio por parte de Afrodita así que prefirieron contarle lo que sus otros juguetes estaban preparando para su llegada y donde dormiría a partir de aquel día, aunque la idea de dormir lejos de Shaka no le había gustado nada pero sabía que no podía hacer nada y al parecer su convalecencia lo haría estar mucho más lejos de ver crecer a su hijo.

Cuando llegaron a la mansión Géminis fueron recibidos, o más bien Saga fue recibido, por un Alberich y Sorrento que con ayuda de los sirvientes habían colgado una manta que tenia escrito “BIENVENIDO” con letras de colores mientras que los jóvenes estaban frente a esta con unos pequeños ramos de flores.

– ¡Bienvenido mi señor! –gritaron el de cabellos rosas y el de cabellos cortos lilas– ¡Lo extrañamos mucho!

– Gracias, es bueno estar en casa –respondió el gemelo mayor que era llevado por su hermano en una silla de ruedas, a pesar de que se sintiera como un desvalido–. De casualidad no habrá algo listo para comer, muero del hambre, la comida del hospital es horrible.

– ¡Claro que sí! –aseguro feliz Alberich– En cuanto esté instalado en su habitación le llevaremos la comida.

– No, porque no comemos en el comedor –comento Saga–. Además si voy a comer siempre en cama espero por lo menos poder comer mi primera comida en el comedor con todos ustedes.

– Supongo que no hay problema –convido el gemelo menor.

– Bien entonces vamos todos a comer –hablo Mu por primera vez mientras sostenía discretamente al rubio del grupo de uno de sus brazos para que no se marchara, cuando todos comenzaron a ir rumbo al comedor le dijo en voz baja–. Vamos tu también debes alimentarte bien, ahora tú debes comer por tres.

– Pero estoy cansado –protesto el rubio también en voz baja–. Prometo comer después de dormir por unas cuantas horas.

– Nada de que después –regaño el de cabellos lilas–, vas a comer porque vas a comer.

Sin poder zafarse del agarre de su amigo Shaka se vio arrastrado hasta el comedor donde Mu lo sentó justo a un lado de él y cuando el gemelo mayor pregunto el “porqué ahora se sentaban juntos” el de cabellos lilas simplemente había respondido que era para “vigilar que el menor comiese de buena manera” dejando satisfecho al recién dado de alta y después de que les sirvieran los alimentos todos comenzaron a comer.

La comida era llevada más que nada por parte de Alberich y Sorrento que le platicaban a Saga todo lo que había pasado durante el tiempo que estuvo en el hospital, sin mencionar nada de Afrodita por ordenes de Kanon, por su parte tanto Shaka como Mu se encontraban concentrados en sus alimentos y el gemelo menor de vez en vez daba un comentario sobre lo que los otros platicaban ya que por ahora dejaría que los juguetes de su hermano se desvivieran por contarle todo aunque algunas veces cambiaran las cosas a su favor para quedar bien con el gemelo mayor.

Al concluir la comida Kanon ayudo a su hermano a llegar a su cuarto provisional en el segundo piso siendo seguido de cerca por Alberich y Sorrento que llevaban alguna fruta que le darían después de que se acomodase en el lugar, por su parte Albiore junto con otro de los guardias de seguridad llevaban la silla de ruedas que le permitiría manejarse en el piso mientras no tuviera que subir o bajar a los otros pisos mientras que Mu y Shaka se dirigieron cada uno a la habitación que les correspondía, el primero para esperar a que su novio regresara y el segundo para poder descansar ya que desde hacía un tiempo tenía mucho sueño.


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