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Wild Flower por yellowmuffy

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Notas del capitulo:

Segundo capítulo!! ( n w n)/ y ha sido mucho más rápido de lo que esperaba.

Difruten su lectura!!

 

Capítulo 2 

HYDE

 

El moreno no había conseguido pegar el ojo en todo el estrepitoso trayecto, al contrario de su compañero de asiento, a quien el golpeteo de la lluvia sobre el camión no le había impedido caer rendido al sueño una hora después de dar por terminada su corta conversación.

Hyde soltó un suspiro y dejó der ver el paño en la ventana, para dedicarles una mirada a todos los demás ocupantes del autobús. Ninguno de ellos le era familiar, pero en todos podía distinguir la misma mirada de incertidumbre, miedo, desconfianza y sumisión que él mismo había portado la primera vez que le llevaron a un reformatorio, hace más de dos años. Y en el fondo sintió un poco de lástima por todos ellos al saber qué les esperaba tras las puertas del reformatorio.

Dio un fuerte suspiro y estaba por desparramarse nuevamente en su asiento cuando el castaño a su lado susurró algo entre sueños:

- Gacchan –Llamaba suavemente con una sonrisa que no pudo más que enternecer al pelinegro. Notando en aquella leve curvatura un poco de la ingenuidad y el anhelo que los años se habían encargado de arrebatarle a él.

Suspiró, sabiendo que todas aquellas cavilaciones no le llevarían a ningún lado, pero había algo en aquel chico que le impedía apartar la mirada y dejar de preguntarse cosas sobre él como ¿Qué es lo que hacía en ese lugar? ¿Por qué? Y más importante aún: ¿Quién le esperaba allá fuera?

Para su suerte, el vehículo que los trasportaba cual animales a su amargo destino, paró abruptamente y tras unos minutos de espera, que él aprovechó para mover el hombro del castaño y despertarle, un par de hombres armados y con uniformes idénticos subieron a dar un recorrido por los asientos.

- ¡Abajo todos, rápido! –La dura voz de un joven altísimo y con parche en el ojo, les reprendió, mientras éste pasaba por el pasillo lanzando golpes con un bastón a diestra y siniestra, movilizando de inmediato a todos los ocupantes, incluidos Hyde y Tetsu, quienes inconscientemente permanecían uno al lado del otro.

Y mientras los demás ocupantes del autobús terminaban de bajar, Hyde aprovechó el tumulto para dar una ojeada al lugar. Tan lejos como sus ojos le permitían se observaban verdes campos extenderse kilómetros y kilómetros hacia el horizonte, rodeados en la lejanía por un verde bosque, oscuro y profundo; mientras al centro de la postal se alzaba la edificación de unas murallas de concreto completamente blancas, sin ningún decorativo y sólo una enorme puerta de metal en el centro, y detrás de las cuales debía hallarse su nueva prisión.

- ¡Hagan una fila en dónde les indique según los vaya nombrando, por favor! –Esta vez les habló otro joven que portaba el mismo uniforme que los anteriores, pero éste se veía mucho más amable, además de patoso. Su cabello era rojo como el vino y en él destacaban algunos mechones de color negro, además, era mucho más bajo que el sujeto del parche en el ojo. Sin embargo, lo curioso de él radicaba en la gran cantidad de perforaciones que tenía en la cara y que, si lo mirabas con detenimiento, te llegaba  a dar el aire de un felino. A su alrededor había más hombres uniformados, pero estos portaban armas de fuego y los observaban atentamente, pendientes hasta del más mínimo movimiento.

El moreno siguió observando, sin escapársele por ningún momento que el castaño a su lado también parecía absorto en un reconocimiento visual del lugar. Tanto que Tetsu ni siquiera fue consiente del momento en que vociferaron su nombre y fue Hyde quien se encargó de regresarlo a la realidad e indicarle el lugar por el cual debía irse, gesto que el otro agradeció con una leve sonrisa. Pero que también les valió la mirada de advertencia de uno de los guardias.

Esperó su propio llamado hacia un grupo pintoresco de hombres, sin dejar de vigilar cada movimiento de los oficiales, ni desaprovechar las oportunidades que tenía de verles con todo el desprecio que era capaz de profesar, a la par que echaba breves miraditas a Ogawa cada dos minutos.

Delante de él se plantó uno de los oficiales y bruscamente tomó una de sus muñecas colocando en ella un brazalete con un número e hizo lo mismo con los demás que iban llegando a su fila. Cuando todos estuvieron adecuadamente formados, en orden y sin que se oyera algún cuchicheo; Sobre las blancas paredes del edificio apareció la imagen de un hombre pelinegro sonriendo con cierta malicia.

Cualquiera lo podría identificar fácilmente por la propaganda que salía constantemente en televisión, además de que siempre que había un evento de estado importante, aquel hombre estaba presente: era el Director del Departamento de Ética y Moralidad. Sakurai Atsushi, un hombre que se caracterizaba por la crueldad de sus enmiendas y por ser el creador de ese sistema que ahora mantenía bajo castigo a todo aquel que se atreviera a trasgredir lo que todos consideraban “normal”. Un héroe a ojos de la sociedad y un monstruo para todos los que quedaban bajo el yugo de su juicio.

- Sean todos bienvenidos –Habló el sujeto con total tranquilidad, llevaba el mismo uniforme que los otros hombres que les vigilaban a su alrededor, pero por las numerosas insignias en el pecho se notaba a leguas que su rango era mucho mayor- Como ya deben saber –continuó el militar- Ustedes están aquí por el vergonzoso comportamiento que han presentado, esparciendo y fomentando conductas aberrantes y antinaturales, por eso es preciso y urgente su internado en nuestras instalaciones, porque una sociedad compasiva y noble como la nuestra desea brindarles una nueva oportunidad, erradicando todo patrón que no encaje con los lineamientos de comportamiento establecidos, para que de esta manera puedan reintegrarse a la sociedad como miembros activos. Así que les pedimos que cooperen dentro de todo lo posible con nosotros o de lo contrario nos veremos en la necesitar de asignarles un castigo proporcional a la falta que hayan cometido. Más adelante les será proporcionado un número de habitación y un horario, junto con las reglas que deberán seguir durante su estancia.

La imagen desapareció de las paredes y las pesadas puertas de metal se abrieron.

Después de aquel discurso, que se suponía debía ser motivador, pero que no hacía más que maquillar la repulsión que la sociedad les tenía a los hombres de su “clase”, los demás soldados comenzaron a movilizar las filas hacia el interior del recinto. Llevándolos a todos por diferentes lugares.

Hasta que finalmente varios oficiales se hicieron cargo de sus filas, uno que parecía de alto rango y otros que le obedecían en todo, y les hicieron avanzar hacia el interior del recinto, repartiéndolos entre las celdas que iban dejando atrás.

- Como ya escucharon –Les habló el hombre que iba hasta el frente de las filas, el más alto de ellos con largo cabello castaño claro y ojos afilados y fríos- Yo soy el encargado de ésta sección. Siempre que se dirijan a mí será como Sargento Takashima. Pero mientras menos me molesten será mucho mejor. Durante el tiempo que estén aquí deberán cumplir con el itinerario y trabajo asignado. Ni se les ocurra hacer alguna estupidez porque al menor indicio…

Por un momento la mente del pelinegro se distrajo y dejó de escuchar la voz del hombre, ya que el compañero que se encontraba delante de él parecía estar a punto de desmayarse. Aunque el verdadero problema radicaba en la gran  hinchazón de su abdomen, que claramente indicaba un avanzado estado de embarazo, volviendo aún más alarmante su tétrica apariencia.

-  Disculpe –Se atrevió a alzar la voz hacia los vigilantes que les acompañaban, avanzando lo suficientemente rápido para sostener al chico que comenzaba a trastabillar- Parece que algo no anda bien con este chico.

Takashima se detuvo de súbito y se dio la vuelta con extrema molestia marcada en el rostro por la interrupción del otro. Haciendo que toda la fila dejara de avanzar. Se acercó con lentitud y firmeza hacia Hyde y le miró de frente con extrema fiereza.

- ¿Puedes decirme en qué momento te di la autorización de hablar? –Le preguntó- ¡Suelta a ese sujeto y sigan avanzando! –Ordenó con firmeza.

Pero Hyde no se movió ni un ápice.

- Necesita ver a un médico –Le espetó retándolo con la mirada- O acaso es usted estúpido y no puede verlo.

- ¿En verdad lo crees? –La boca del más alto se curvó con sorna y barrió al más bajito con la mirada- Entonces creo que tenemos al primero que probará la tina de hielo –Anunció el castaño en voz alta haciéndole señas a dos de los oficiales que le acompañaban para que tomaran al pelinegro, empujando al suelo al chico que Hyde llevaba en los hombros durante el proceso.

- ¡¿Pero qué hacen?! ¡¿Qué acaso no ven lo mal que está?! –Vociferaba el pelinegro retorciéndose en los brazos de sus captores, mientras que le arrastraban alejándolo del grupo.

- ¡Y tú levántate de una buena vez! –Escuchó la voz de Takashima gritar a su espalda y de reojo vio como uno de los oficiales le propinaba una patada al joven embarazado para que se apresurara, mientras a su alrededor nadie se movía ni decía nada.

De pronto un de los hombres le tomó del cabello y le obligó a mirar al frente, mientras era conducido lejos de sus compañeros por un largo pasillo. Y lo primero que notó el pelinegro fue que, con cada paso que daban, iba disminuyendo la temperatura un poco más. Hasta que su piel se erizó y sus piernas comenzaron a temblar. Problemas. Parecía que todo lo que hacía era sólo buscarse problemas. Pensó Hyde al contemplar el enorme estancamiento de agua al que le habían llevado.

- Fuiste muy imprudente, chico –Le dijo uno de los hombres que le sostenían con firmeza.

- ¿Usted cree? –Preguntó Hyde bajando el rostro hacia el suelo para que el oficial no pudiera ver la sonrisa ladina que se había formado en su rostro.

Normalmente el meterse en una situación como aquella no le habría importado, ya que gracias a la experiencia que tenía por ser este el tercer reformatorio al que era transferido, ese tipo de castigos ya no lograban estremecerle.

Desde que se le había sentenciado al encierro en aquellos malditos lugares que no hacían más que lavarte el cerebro, hasta llegar al punto más literal, él no había vivido más que por vivir. No tenía ninguna expectativa de volver a salir al mundo real, ya que en él no sería más que un estorbo y al menos el seguir en “rehabilitación” le aseguraba la posibilidad de morir en cualquier momento a manos de algún oficial o alguno de sus compañeros. En pocas palabras sólo se probaba a sí mismo cuanto era capaz de resistir el cascarón de su cuerpo hasta romperse por completo.

Pero en esta ocasión había algo diferente pues, tras haber compartido un par de palabras con su compañero de asiento en el autobús, algo había vuelto a su alma y para él estaba claro lo que era: voluntad. Basto sólo echarle una mirada a los ojos del castaño para descubrir en ellos  la esperanza que él había perdido hace mucho tiempo. El chico estaba embarazado y solo en el peor lugar donde podría estar, aun así mostraba el ánimo para bromear con un extraño. En cada gesto, cada palabra, cada sonrisa, denotaba un poco del amor y la determinación que tenía por el ser que se formaba en su interior. No sólo eso, sino que también parecía contagiarlo, puesto que de alguna manera le recordó a sí mismo y le hizo querer volver a ese pasado en el que aún tenía en su interior un poco de gusto por la vida.

 Así que, habiéndose encendido esa chispa, no se había resistido a soltarle un improperio al oficial que estaba a cargo de su grupo al ver como ignoraban al hombre en su grupo que se veía en pésimas condiciones de salud. Cosa que le había valido unos minutos en la “Tina de hielo”.

Soltó un último suspiro de resignación y, para cuando varios hombres más llegaron a la habitación minutos después, trayendo consigo una silla y algunas cuerdas. No pudo más que reírse de sí mismo, por lo absurdo de su actuar. ¿Cómo es que ahora, que en verdad deseaba poder vivir un día más, se metía en esa situación?

- En verdad eres un imbécil Hideto –Se regañó entre dientes mientras los hombres a su alrededor lo obligaban a sentarse en la silla y le colocaban los amarres para inmovilizarle contra ella.

Cerró los ojos con fuerza, apretó sus puños y trató con todas sus fuerzas obligar a su cuerpo a resistir, en cuanto comenzaron a sumergirle en aquellas aguas que con el más leve tacto te hacían tiritar. Sorprendiéndose a sí mismo de lo mucho que lograba aliviarle aquel dolor desgarrador que le calaba los huesos por el frío, el sólo pensar en los ojos marrones llenos de inocencia de Testu. Prometiéndose que en esas crueles aguas dejaría morir a aquella parte de sí mismo que siempre le impedía luchar y que nunca volvería a ser un simple fantasma vagando en espera a desaparecer. Porque ahora más que nunca quería salir con vida de aquel castigo y no hecho un cubito de hielo.

No supo cuánto tiempo permaneció en ese sitio pues, lo que en realidad fueron minutos, a él le parecieron horas de agonía. Sin embargo, cuando finalmente la tortura terminó, y le regresaron a la superficie, desamarrándole de inmediato, aunque su cuerpo temblaba bruscamente y estaba a punto de sumergirse en la inconciencia. Una sonrisa de asomó por sus labios.

Lo había logrado, pensó, antes de azotar contra el suelo desmayado.

Después de aquello no lograba recordar absolutamente nada de lo ocurrido, aunque tenía la certeza de haber vuelto a la conciencia un par de veces y escuchar voces desconocidas a su alrededor. Sin embargo, cuando realmente regresó al mundo de los vivos, se encontraba tumbado en la cama de una larga habitación blanca con el penetrante olor a desinfectante entrando por su nariz, seguramente era una enfermería. Lo curioso de todo era que los mismos ojos que le habían dado la fuerza suficiente para enfrentar su castigo, ahora le acompañaban en su despertar. Pero aquel no era una simple imaginación de Hyde, ese era el Tetsu real.

No podía ser una simple coincidencia, fue lo primero que se le vino a la mente después de esbozar una sonrisa.

 

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Continuará.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.

Notas finales:

Hola a todos!! Ya les he dicho lo mucho que les agradesco que lean mi historia?? Si no es así se los digo de nuevo: MUCHAS GRACIAS POR LEER!!

Me siento un poco mal por ser tan cruel con Hyde-tama, pero de eso se trata, aunque ahora que escribí esto (Pese a que no fue tan malo como pudo ser) no estoy segura de poder continuar siendo cruel XD, pero el trabajo es el trabajo.

Espero poder verlos pronto y que me dejen muchos lindos comentarios (Quiero mantener la esperaza).

Matta nee!!

P.D: Les recuerdo que todos mis contactos se encuentran en mi pefil por si gustan acosarme y que los acose XD.


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