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Desliz por MinychanMisheta

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Notas del capitulo:

Estoy un poco cabreada así que me apetecía deshacerme de ella xD

Creo en el Dios de Spinoza, que es idéntico al orden matemático del Universo.- Albert Einstein.

 

El pequeño Ryoga de casi nueve meses, daba pequeños pero rápidos pasos apoyándose en piedras, árboles y arbustos, ante la mirada atenta de BakuroWofuro. Cada vez que decidía acercarse al lago o al estanque, el animal se acercaba, lo cogía con la boca de la yukata y lo volvía a dejar en lugar seguro; haciendo que el pequeño inflara los cachetes graciosamente por la frustración, y volviera a intentar acercarse al agua de nuevo.

Inuyasha recogía los trastos de la cocina que estaban por el suelo. Digamos que había decidido ir a picar algo, y se había encontrado allí a su esposo con una idea similar a la suya. Similar, por que aunque en un inicio había sido el mismo pensamiento, Koga lo había cogido, lo había sentado en la encimera y le había hecho el amor durante un par de horas. Suspiró algo risueño, vale que aún tenía hambre, y encima, él tenía que recoger todo, mientras su esposo había tenido que salir urgentemente. Pero los tres orgasmos, su olor y sus marcas por todo su cuerpo y el sentirse tan deseado, merecía la pena. Miró por la ventana mientras, por la hora más que nada, se disponía a hacer la comida. Vió al pobre Baku, totalmente resignado a cuidar a su hijo. Iba a salir a por él cuando vió entrar a Koga algo acalorado.

-¿Pasa algo?

-Me tengo que ir. Una manada de lobos se han revelado al sur y están causando bastantes problemas. ¿Podrías quedarte y cuidar del poblado? Volveré esta noche.

-Claro. Por tu cara debo presuponer que es bastante grave.

-Y lo es. Si se revelan es por que pasa algo que no sabemos, y eso se puede extender aotras manadas. No es nada agradable una guerra civil interna, muchos morirían.

Le besó estrechándolo entre sus brazos. Cada vez que uno de los dos tenía que marcharse nunca lo decían con palabras, pero en ese abrazo y beso de despedida se incluían las frases "te amo" y "cuida de Ryoga si yo no vuelvo". Demasiado orgullosos para decírlo, demasiado arrogantes para admitir ante el otro que podían morir, pero demasiado enamorados como para no pensarlo. Inuyasha invadió con su lengua la boca de su esposo, quedándose con su sabor, con su olor, su esencia. Suyo, suyo y suyo. De solo pensar en no verle jamás su corazón dolía como si le clavasen mil agujas.

-Te amo, mi cachorro.

-Y yo a ti.

Koga se marchó, desde la ventana de la cocina lo vió despedirse de su hijo y marcharse con Baku. Su hijo se subió al lomo de una loba joven que también llevaba en su lomo y en su boca, a unas cuantas de sus crías, las otras le seguían el paso. Estaban jugando a algo parecido a esconderse y pillar, fomentándo así el uso del olfato y el oído, sin depender de la vista. Otros lobos algo más mayores, pero aún cachorrillos, se le unieron, al igual que la pequeña gata blanca que Inuyasha había encontrado un día bajo la lluvia y había adoptado.

Tras comer, Inuyasha dejó a su hijo durmiendo en un futón fino bajo el gran árbol de sakura, rodeado de otros lobos y la gata, que su hijo usaba de confortable almohada. Era verano entrado y hacía calor, así que la sombra y la cercanía del agua daba algo de frescor. Él entrenaba luchando contra los otros lobos y un par de jóvenes de la manada que lo miraban embelesados, ¡Que suerte tenía el jefe! ¡Su esposo aparte de una belleza era muy fuerte!

Entonces lo notó. Algo cayó del cielo haciéndo un gran estruendo y levantando una nube de polvo. Oyó que los lobos se levantaban y aullaban en señal de que no se preocupase, que el pequeño estaba bien. Unas sombras golpearon a los chicos que estaban a su lado que se defendieron. Cuando bajó la nube de polvo pudo ver a su hijo en el lomo de una lobo adulto, rodeado de más lobos y la gata, que estaba en la cabeza de un lobo bastante grande, todos en posición de defensa, no estaba asustado, más bien estaba atento, analizando. Si su lobo estuviera aquí, estaría tan orgulloso como él, de su hijo. Los otros chicos estaban luchando contra cuatro o cinco lobos blancuzcos que el conocía muy bien, y no sabía de que. Hasta que la vió frente a él y entonces recordó de que los conocía. Ayame.

-¿Que se te ha perdido aquí Ayame?

-Te busco a ti.

-¿A mi? ¡Ja! Lo siento, pero no me interesan las mujeres.

-En realidad, vengo a matarte.

-Lo tienes bastante claro para ser una puta loba debilucha, ¿en serio te crees que tendrías si quiera la más mínima posibilidad de matarme? Corrijo la pregunta, ¿en serio te crees que tienes si quiera la más mínima posibilidad de herirme? Disculpa si me río en tu cara, pero eres muy gilipollas.

La otra frunció el ceño.-¡Te mataré y así le demostraré a Koga que soy mejor que tú! ¡Primero te mataré a ti y luego despedazaré a esa cría que tienes!

Inuyasha se tensó ligeramente.-Ayame, intenta tocar a mi hijo, y te arrancaré esa cabeza vacía que tienes con mis propias garras, maldita zorra.

Ayame se lanzó a por él, y sus lobos la siguieron. Intentó coger a Inuyasha pero él se deslizó hacia atrás, le cogió el brazo y girándolo, posiblemente dislocándolo, la lanzó contra la pared. Ella se levantó visiblemente adolorida, seguramente tendría rota una o dos costillas y el brazo bastante tocado. Volvió a lanzarse contra él, intentó darle una patada pero Inuyasha se agachó esquivándola y la agarró del cuello alzándola en el aire.

-¿Últimas palabras?

-Ugh...te...te odio...

-Me das lástima, una obsesión te va a costar la vida.-Decidió hacerla sufrir antes de matarla solo por el hecho de amenazar a su hijo.-Pero te entiendo, Koga es un hombre extraordinario, bueno y atento, fuerte y galán.-La acercó a su rostro.-Una verdadera lástima que no vayas a probarlo jamás. Es mío y yo soy suyo, me lo demuestra cada día, cada noche, con cada beso, cada caricia, cada palabra, cada vez que me hace el amor. Es un padre extraordinario.-Rió macabramente.-Pero como te he dicho, vas a morir, estúpida, y no lo probarás jamás.

Con sus garras la atravesó desde el vientre pasando por sus órganos internos haciendo énfasis en sus pulmones. La chica emitió un chillido que se convirtió en un gorgojeo. Expulsó sangre por la boca y unas lágrimas cayeron por sus ojos antes de que estos se quedaran opacos. La dejó caer con cara de asco. Odiaba matar mujeres, pero algunas se lo merecían, como Yura. Su sangre empapó el suelo y se filtró por él. Los lobos que la acompañaban se pusieron en señal de sumisión ante él. Oyó como su hijo gateaba hacia a él, iba a agacharse a cogerlo pero su hijo pasó de largo, pasando por encima del cuerpo de Ayame como si de basura se tratase, llenándose de sangre las manos y las piernas. Se acecó a un lobo negro de ojos rojos que Ayame había traído consigo. Era un lobo joven, un lobato, pero parecía fuerte, su hijo se puso de pie y colocó su mano llena de sangre en la frente del lobo, que se sentó. Se miraban a los ojos.

Pasaron las horas y de allí no se movió nadie más que los lobos muy heridos. Cuando ya era casi de noche, Koga llegó corriendo alarmado por el ataque que había ocurrido en su casa. Se encontró con su esposo lleno de sangre frente al cadáver de Ayame y a su hijo también lleno de sangre intentando dominar a un lobo. Pasado un buen rato, cuando ya era de noche pero aún había luz su hijo quitó sus manos de la frente del animal, este se tumbó a sus pies y bajó sus orejas. Inuyasha miró a su esposo y sonrió. Ambos se acercaron a su hijo que los miró.

-Koga, cógelo, está esperando tú aprobación.

Koga cogió a su hijo en brazos.-Estoy muy orgulloso de ti cachorrillo.-Koga se quitó la camiseta y la mojó en el lago para quitarle a su hijo las manchas de sangre.

-Chichi-ue, okami*...-dijo el niño con su dulce vocecilla señalando al lobo que lo miraba.

*Okami significa lobo.

-Así es Ryoga, este lobo es tuyo, cuando seas más mayor, ya le pondrás un nombre tú, por ahora, por que no le llamas...a ver...-Miró a su esposo, que le dió una idea y le guiñó un ojo, el otro ladeó la cabeza extrañado y algo rojo por ese gesto tan sexy.-¿Por que no le llamas Urufuhaundo*?-Inuyasha rió.

*Perro lobo

-¡Chi!-El pequeño aplaudió y luego alargó sus manos hacia Inuyasha.-Haha-ue...mimir...

Inuyasha lo cogió en sus brazos.-¿Dormir? ¿No quieres cenar?

El pequeño se apoyó en su pecho y se restregó los ojos.-No...mimir...

-Está bien, dormir.

Inuyasha volvió a pasar un paño húmedo con esencia de jazmín por el cuerpo de su hijo que se quedó dormido en sus brazos. No iba a dejar que tuviese el olor de esa puta niñata por su cuerpo. Lo que se aplicaba a él. En cuanto tumbó a su hijo en la cuna, lo tapó ligeramente por que hacía calor y acarició la cabeza del lobo que estaba tumbado a sus pies.

-Ahora tienes que cuidarlo tú a él, como él te cuidará a ti.-El animal le lamió las manos.-Buen chico.

Cerró la puerta al pasillo y al jardín. Salió por la que daba a su cuarto y la dejó abierta unos dedos, en su habitación se encontró como siempre a Baku tumbado en una esquina, el animal levantó la cabeza y le dió un breve saludo. Le abrió la puerta al jardín, en invierno dormía con ellos en el dormitorio, pero en verano con el calor, dormía en el jardín, pero siempre cerca de su amo. Ya sabía donde estaba su esposo, veía la luz y el vapor salir de la habitación al baño. Se quitó la ropa y se metió en el agua, donde su esposo le esperaba. Se deslizó a sus brazos y le besaba el cuello. Le olfateaba y le rasguñaba ligeramente. La visita de esa cría estúpida le había dado ligera desconfianza. Infundada, obviamente, pero necesitaba que su macho le hiciese entender que era suyo.

-Vas a tener que marcarme, estoy bastante ansioso.

-¿Que ha pasado, mi cachorro?

-Ha aparecido de repente con la amenaza de matarme, que, sinceramente, eso lo has hecho hasta tú, así que no me importa.-Koga rió deslizando sus manos por sus fuertes brazos, mojándolo, quitándole el olor a sangre.-Pero cuando amenazó con despedazar a Ryoga, tuve que matarla.

-Lo entiendo. Los lobos del levantamiento eran los mismos que la acompañaban, así que todo era una estratagema para que yo me fuese y así llegar a ti.

Rió fuertemente, ante la estupor de su esposo que nunca lo había visto reír con esa arrogancia.-Pero no pudo contra mí. Haría lo que fuera por él y...-Miró a otro lado.- Y por ti.

Lo alzó de las costillas y lo puso contra la pared de la larga bañera. Le mordió la oreja y lo besó por el cuello. Pasó sus manos por sus muslos y los abrió para colocarse en medio. Se besaron con hambre.

-Yo también haría lo que fuera por vosotros.

Siguieron mordiéndose y arañándose, haciéndose chupetones.

-Vamos Koga. Lo necesito ya, ahora romances no, sexo, lo necesito, lo quiero.

-Cachorro ansioso.

Le dió la vuelta. Le levantó las caderas y lo penetró despacio pero sin pausa, deleitándose con él. Siguió moviéndose cada vez más rápido y duro, haciéndole delirar de placer. Gritando y gimiendo. Fue duro y rápido. Se corrieron a la vez, dejándose resbalar nuevamente al agua. Se besaron otra vez preparándose para otra ronda.

-Mío. Mi cachorro.

-Tuyo. Siempre.

-Siempre.

Notas finales:

Me ha salido algo gore, ¿o no? xD


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