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Desliz por MinychanMisheta

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Notas del capitulo:

Tus huesos rotos son como música para mis oídos. bonitos ojos verdes.

Cuando todo aquello que es posible ha sido eliminado, lo que quede, por muy improbable que parezca, es la verdad.- Sherlock Holmes. Sir Arthur Conan Doyle

 

Abrió los ojos y vio el techo de piedra. Estaba tumbado bocarriba. Bajó la mirada y vió al medio demónio usando su pecho como almohada, con las piernas enredadas en las suyas, su pelo esparcido por encima de él, y agarrandole de la cintura de manera posesiva. Con esa cara tan relajada aparentaba los ventipocos años que tenía, y no más, como siempre con su ceño fruncido y su cara de mala leche. Su kosode se había bajado y le destapaba un hombro. Se iba a resfriar así que se lo subió.

-¿Que haces?-preguntó el medio demónio sin abrir los ojos. Se acurrucó más en él.

-Va anochecer, hace aire, vas a coger frío.-Lo acercó a él. Le acarició sus preciosas hebras blanco-plateadas.

-¿Y tú no? Llevas días sin llevar más que ese taparrabos encima.

-Ponerse la armadura es un lío y además yo genero mucha calor.

-Toma. Ponte esto.-Inuyasha le lanzó un kosode azul marino y volvió a meterse bocarriba bajo el futón.-Yo no se como puedes tener calor, con el frío que paso yo.

-Eso es por que estás destemplado.-Koga lanzó su short junto con su armadura y su katana. Y se puso el kosode. Olía al joven perro.Luego se agachó ante el menor. Le destapó. Se miraron. Le pasó la mano por la frente, tenía calentura, pero no fiebre.-No tienes fiebre pero tienes algo de temperatura.

Cuando iba a quitar la mano de la frente, Inuyasha la cogió y se la puso sobre sus propios ojos.-Estoy asustado...-Puso su otra mano sobre su propio vientre.

-Ya...yo también lo estoy...-puso su mano sobre la del peliplata. Podía notar el pequeño poder que provenía de su estómago. Su cachorrillo.

Inuyasha se deslizó hasta posar su cabeza en las rodillas del mayor. Koga le acarició la cabeza y las orejas. Cuando quiso quitar la mano del estómago del menor, este no le dejó y puso las suyas encima, como para que no se fuese, que no los dejase solos. Estaba asustado y se le notaba. Le ronroneó para que se tranquilizase.

-Me gusta cuando haces eso. No se como lo haces pero...siempre me duermo.

-Las niñeras que me cuidaban de pequeño, cuando mi madre no estaba, eran dos demónios gatas. Cuando no podía dormir, me ronroneaban y así me tranquilizaba y me dormía. Luego, aprendí cuando yo tenía que ayudar a cuidar de mi hermano y mi sobrina.

-Pues funciona bien...

Koga siguió ronroneando un rato más y acariciándole la cabeza. Inuyasha no se durmió pero si se relajó hasta que le bajó un poco más la temperatura. De vez en cuando, acariciaba el dorso de la mano del lobo con sus dedos y este le devolvía el gesto acariciándole el estómago.

-Koga...-giró un poco la cabeza para poder mirárlo.

-Dime.-Se extrañó que lo llamase por su nombre. Pero se oía bien de entre sus labios.

-Cu...cuéntame cosas de ti...por favor...

-Está bien...A ver...Soy el mediano de tres, pero primogénito, por eso soy el sucesor directo. Tengo una hermana mayor que tiene una niña, y un hermano pequeño. Ambos tienen la misma edad, nacieron con horas de diferencia. Así fue como aprendí a dormir a los niños...eso te incluye a ti.-Ambos se rieron despacio, sobretodo el demónio febril.-Con mi madre y mi hermana en cama, mi padre, mi cuñado y yo nos quedamos solos con dos niños pequeños dos días enteros. Yo tenía catorce años. Pensé que me volvería loco, ¡je! Pero luego, se convirtieron en mis bichos favoritos. No paran quietos y la travesura que no inventa uno, la inventa el otro. En eso se parecen a mi hermana y a mi.

-Espero que no salga tan trasto como tú...

-Yo espero que no salga tan refunfuñón como tú.

Ambos rieron suavemente. Inuyasha se alzó, la mano de Koga aún seguía en su vientre por que aún no le había dejado que se alejara, además él no parecía incomodado. Le dio un pequeño beso en los labios parecido al que él le había dado la noche anterior. Él le correspondió.

En pocos días se sentía tan a gusto con él. Tan protegido. Odiaba eso en parte. Él debía ser fuerte y no dejarse llevar por los sentimientos. No era débil, no debía sentir...cosas. No debía. Pero con él es como si todo estuviera bajo control.

Koga también sentía cosas. Debería estar enfadado porque por una noche de pasión, por un desliz, ahora estaba atado de por vida. Pero no le desagradaba en absoluto. El "chucho", que ahora había pasado a "cachorro", le hacía sentirse bien. Le hacía sentir cosas que solo sentía con su familia. No tenía que ser arrogante, solo tenía que ser él mismo.

Inuyasha deslizó su nariz por el cuello del lobo hasta su fuerte hombro donde depositó un suave beso y luego descansó su cabeza.

-Mañana nos iremos. Así que hoy no harás mucho trajín. Tienes que descansar, ya ha anochecido.

-¿Donde vamos?

-A casa de mis padres. La verdad, ando un poco perdido en el tema doncel y creo que tu también.

-Un poco la verdad. Mi madre me explicó lo que era, pero poco más. Ella era humana, poco sabía de esto.

-Por eso vamos al feudo principal. Mi madre tuvo dos hermanos donceles que tuvieron varios hijos, ella sabrá que hacer.

-Así que parientes directos donceles...y yo también, este cachorrito tiene muchas papeletas de ser un doncel también.

-Va ser un niño.

-¿Como estás tan seguro?-Inuyasha sacó la cabeza de su hombro y le miró esperando una respuesta lógica, algo que a él se le había escapado.

-Por que si es un doncel o una niña me tendré que líar a patadas con sus pretendientes. Y los dioses saben que no serían patadas muy corteses.

El menor le miró como si le hubiera salido una segunda cabeza. Luego entrecerró los ojos.-Eres un celoso posesivo, que lo sepas.

-No lo soy, solo protejo lo que es mío.

-No es tuyo, es nuestro. Que quién lo lleva dentro soy yo.

-Pues entoncés tú también eres mío.-No sabía por que lo había dicho, había sonado raro, pero le había salido de dentro.

-¿Que yo soy tuyo?-Estaba perplejo. Pero no sonaba tan horrible. Ser del lobo. Se sonrojó de solo pensarlo.-¿Co...como que...? ¿Yo?

-Pues si...-Lo tumbó en el futón.-Mío. Deliciosamente mío.

Se besaron despacio y sin prisa. Inuyasha lo atrajo en un abrazo mientras pasaba sus dedos por su pelo negro. Koga pasó sus manos por sus muslos.

-Se...suponía que íbamos a descansar, que tenía que estar tranquilo...

-Prometo hacerte el amor muuuuy tranquilamete.-Le besó despacio hasta sus tiernas orejitas perrunas.-Si quieres claro. Puedo parar si estás muy cansado...-dijo juguetonamente.

Iba a retirarse cuando el peliblanco lo atrajo para si y escondió su cara en su clavícula para que no le viera. Seguro que estaba rojo como un tomate.

-Sigue, pe...pero se delicado, ¿si? Aún me siento un...un poco débil...-No quería que el otro pensara que era un debilucho, pero aún estaba algo sensible y adolorido, y aún se notaba febril.

-Lo se, seré cuidadoso. Tú dejamelo a mí.

-No tienes que tratarme como si fuera una chica.

-No te trato como si fueras una chica. Solo te trato con cuidado, no es lo mismo, además tú me lo has pedido.

-Pero...-El mayor le calló con un beso.

-Pero nada, solo disfruta, relájate y siente.

Volvieron a besarse con pasión. Mordiéndose, lamiéndose. El calor de sus cuerpos iba subiendo. Labios, cuello, hombros, pecho. Todo era lamido, besado, olido, mordido, chupado. Inuyasha se sentía acalorado, se notaba mojado en su entrada. No quería preliminares, le quería ya. Koga notó su impaciencia.

-¿Ansioso cachorro?

-Vamos...hazlo ya...-Desanudó su kosode y el del lobo sin quitárselos. Y sin dejar de besarse.

-¿Que haga que?

-Vamos...no...no me hagas rogar...

-Está bien cachorro impaciente.-Se adentró en él poco a poco.-Joder...que estrecho...

-Mmmmm....si...muévete...

Empezó a moverse despacio pero hasta el fondo, disfrutándo de las expresiones del semi demónio. ¿Desde cuando era tan lindo? Tan sudado, sonrojado. Gimiendo, gritándo. Era un deleite solo verlo. Y no hablemos de sentirlo. Su olor a sudor, a doncel dispuesto, a sexo, olía a él mismo tras haber dormido juntos. Tan mojado y caliente, tan estrecho. Ese medio demónio era puro placer.

-Ahhh...más...¡más rápido joder!...-Le suplicaba. En su vida había suplicado. Pero es que ese lobo sabía donde tocar, lamer, morder y embestir. Era tan sexy, con esos pectorales y ese cuerpo tan bien formado. Su olor tan varonil. Notó como el lobo le alzó por las caderas para poder moverse mejor. De esa manera llegaba aún más adentro.-¡Oh, siiiiii! ¡Sigue! ¡Sigue! ¡Más!

-Ah...¿Más...que cachorro?

-¡Más rápido! ¡Ah, Koga!, ¡más duro!, por favor...

-Será...¡ah!...un placer...-Más rápido y más duro para el cachorro. 

Siguieron haciéndo el amor un buen rato más. Inuyasha pedía más y el lobo se lo daba gustoso. Se besaban y se mordían. Dejándose marcas y arañándose. Tras unos cuantos embistes se corrieron casi al mismo tiempo. Intentaron normalizar su respiración, pero no podían dejar de besarse.

-Pienso...-Beso.-Hacerte el...-Otro beso.-amor...-Beso más largo.-Otra...vez...-Se separaron, frente contra frente.-¿lo sabes verdad?

-Lo se...-Otra ronda de besos.-Y yo me dejo hacer.

Y esa misma noche volvieron a hacer el amor varias veces más.

Notas finales:

Y se convirtió en algo habitual. Era nuestro.


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