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Desliz por MinychanMisheta

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Notas del capitulo:

El agua significa pureza, limpieza, pulcritud. El agua es vida. Pero el agua, como la vida, cambia. Se evapora, y se escapa. O se congela, y se endurece.

Pero ser duro no significa ser fuerte, pues el hielo también es quebradizo.

Dicen que el tiempo cura las heridas. No estoy de acuerdo. Las heridas perduran. Con el tiempo, la mente, para proteger su cordura, las cubre con cicatrices y el dolor se atenua. Pero nunca desaparecen. -Rose Kennedy

 

Despertó escuchando ruidos. Abrió los ojos y decidió. Aún se notaba febril y mareado, así que se levantó despacio. Se vio solo en la cama. Solo. ¿Y el lobo? Lobo...Recordó lo que habían hecho la noche anterior y se sonrojó, al bajar la mirada y ver sus marcas de mordiscos y los chupetones que poblaban su cuerpo, se sonrojó muchísimo más. La verdad es que lo había disfrutado hasta el agotamiento. El lobo era realmente bueno en la cama. Y fuera de ella era aún mejor. Estaba cerca por que lo olía y oía sus pisadas.

Se levantó con cuidado, las piernas aún no le respondían bien, así que se tambaleó un poco. No encontraba su kosode así que se puso el azul marino que le había dejado al lobo, que le venía algo más largo. Olía tanto a él. A sudor, a semen, a sexo, a sangre. Avanzó hacia la salida y bajó por la cascada. Le costó un horror por que se sentía muy mareado. Cuando llegó abajo tuvo que salir corriendo y vomitar entre unos arbustos. Luego se acercó a la laguna que formaba la casacada y se enjuagó la boca. También aprovechó para lavarse el sudor y los restos de la noche anterior. Se mojó un poco el cuello, pero no iba a mojarse el cabello, podía resfriarse, pero sinceramente, el agua fría le aliviaba todo un poco. Cuando se levantó se encontró al lobo yendo hacia él.

-Hola...

-Hola.-Dejó en el suelo ropa que había traído. Se acercó a Inuyasha y le palpó la frente.-Tienes más fiebre que ayer. No deberías haber bajado.

-No estabas en la cama cuando desperté.

-¿Me echabas de menos cachorro?-Inuyasha se sonrojó y miró hacia otro lado. El otro rió.-Deberías volver a la cama y descansar. Anoche no dormimos mucho, la verdad.-Sonrió al ver que el otro se ponía aún más rojo.

-Necesitaba salir y tomar el aire.

-Igualmente iba a ir a despetarte. Deberías bañarte y cambiarte.-Dijo mirando la ropa que había dejado en el suelo.-Mientras yo recojeré arriba. Tenemos que irnos, pues tiene pinta de que vaya a llover esta tarde. Luego silbó, un enorme lobo de pelo color pardo-rojizo apareció de entre los árboles.-Este de aquí.-Dijo mientras acariciaba el morro del animal que le sacaba como un metro de alto.-Es BakuroWofuro*. Será quién te lleve luego.

*Pregunté a un amigo que es mitad japonés, mitad español, como se pronunciaría BlackWolf y me dijo que depende de la zona, pero que más o menos sería así y que al pronunciarlo (Al igual que Sasuke se dice prácticamente Saske, de lo rápido que se pronuncia la "u") se diría: BakuroWofro.

-No necesito que nadie me lleve.

-Lo se, pero se considera un gran honor que el primer lobo que caza un miembro de la familia feudal te transporte en sus lomos. Bakurowofuro, o como yo lo llamo, Baku, fue el primer lobo que cacé con ocho años. Si entras a palacio montado en él significa que eres alguien muy importante y te mostrarán respeto.

Inuyasha acarició al animal, que se restregó en sus manos.

-Le gustas. Es algo muy inusual, de normal, quitando a mi familia, es muy arisco con los demás.

-Como su dueño.-Se rió.

-¡Ey! ¡Cachorro malo! ¡Yo no soy así!

-Si lo eres...bueno...-Le miró a los ojos.-Lo eras...

Koga sonrió y lo atrajo a sus brazos.-¿No te gusta que sea cariñoso con mi cachorro?

Inuyasha se puso frente contra frente. Que tonto se sentía. Estaba como enchochado con el lobo. Era tan bueno con él. Se sentía como una estúpida cría de quince años enamorada de un príncipe. Pero no era una cría, era un adulto, que había matado a demónios y a humanos, que había luchado, que había perdido y ganado, un adulto con un bebé en camino, cuyo padre era lo mejor que podía esperar. Y encima era príncipe también como él. Era una versión extraña de los cuentos que Kagome le contaba a veces. Solo que en vez de un príncipe valiente y una princesa en apuros, que se casaban y tenían hijos. eran dos príncipes valientes, arrogantes queiban a tener un niño y no estaban casados.

-Si, si que me gusta...-Le besó en los labios suavemente.-...que seas cariñoso con...con tú cachorro.

Koga le devolvió el beso. Ese cachorro se había colado en su corazón en cuestión de ¿días? ¿horas? No estaba seguro. Siempre tan impulsivo, y ahora tan frágil, sentía la necesidad de protegerlo, de tenerlo entre sus brazos, de sentir la energía de su cría que emanaba de él, de hacerle el amor, de chincharlo y hacerle enfadar. Sentía que necesitaba todo de él. Era cuestión de tiempo empezarle a amar, y aunque eso el asustaba, tenía la sensación de que iba a ser muy bello, muy lindo.

-Voy a subir arriba, te veo en un rato.

-Está bien.

-Baku, amigo, échale un ojo, este cachorro solo sabe meterse en problemas.

-¡Oye!

-Sabes que es verdad. Vamos, en seguida nos tenemos que ir. Y no te mojes el pelo.

Cuando Koga recogió todo cerró la entrada con una piedra. Bajó abajo y pudo ver a Inuyasha tumbado en el lomo de Baku, que estaba echado bajo la sombra de un árbol, con un kosode blanco puesto y tapado con su hitoe, viéndosele solo sus pies. Estaba abrazado al kosode azul que había llevado él el dia anterior. Eso le sacó una sonrisa. Pudo ver que tenía los ojos cerrados, pero movía sus orejas, seguramente triangulando la posición de los sonidos del bosque, así que estaba despierto. Se acercó y le acarició las orejas y su cabello deteniéndose en su mentón. con su pulgar le delineó los labios. Tan suaves y tiernos. Se había pasado la noche besándolos, mordiéndolos, viendo como de ellos salían gemidos y gritos de placer. De solo pensarlo, un calor le subía por la columna. En una de las caricias que le hizo a los labios Inuyasha le besó el dedo. Abrió los ojos y le miró.

-Noto como sube tu calor, tus feromonas me llaman.

-Lo...lo siento, yo...pensaba en cosas de anoche...como dije, contigo no me puedo controlar...

-No importa...-Miró hacia otro lado.-A mi me pasa lo mismo contigo...-Algo colorado le volvió a mirar, le acarició la mano que aún seguía en su rostro, quería que entendiera que a él también le gustaba su compañía.-¿Nos vamos ya?

-Si, agarrate a Baku.-Se adelantó un poco y se subió a una roca, oteando el horizonte. Silbó al lobo que se levantó. Inuyasha se sentó bien en el lomo, se tapó las piernas con el hitoe y se puso encima el kosode azul.-Vamos, colega, volvemos a casa.

Notas finales:

Me duele la cabeza hoy. También me estoy sacando el permiso de conducir, ya me queda poco, yujuuuuuuu...

 

No, ahora en serio, no quiero que te mueras. Te echo en falta.


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