Capítulo 7: Bajo la lluvia
Sí que me sorprendí al notar su silueta; había terminado hace rato con el arduo entrenamiento y me dirigía a beber un poco de sake al lugar donde me era costumbre ir a beber y nunca espere verle de espaldas bebiendo en ese bar, me acerque tranquilamente el aun no había notado mi presencia.
-Lo de siempre y una más para mi amigo-Me senté a su lado, por un momento parecía evitarme pero en unos momentos su expresión de sorpresa pude ver, mirándome, las palabras que salieron de su boca en ese momento fueron:
-Ma… ¿Marimo? –Me controle totalmente para no reír y decirle “no me gusta que me llames Marimo, cejillas”, parecía como si nada y en cuanto llego el sake hable.
-¿Qué? Solo bebe un poco – Le dije seriamente, quería verlo y su reacción era algo extraña, seguramente estaba confundido, seguro creía que yo era parte solo de sus sueños y que mi existencia no era real.
-Ah… Gracias – Era mi imaginación o lo notaba ¿Extraño? ¿Dónde estaba aquella sonrisa suya que tanto ansiaba ver?Un segundo, ¡Yo no ansiaba nada! Simplemente me era indiferente…
-¿Estas bien? ¿Por qué esa cara? –
-No es nada –Tomo un gran trago de Sake, esto no me agradaba, debía saber que tenía y ayudarlo, después de todo el me había ayudado a mí.
-Oye… -Tome su brazo haciendo que sus ojos me miraran –No me burlare ni nada, solo dime en que puedo ayudarte –Le hablaba seriamente, realmente quería saber, no pararía hasta saber que le ocurría.
-No es nada, solo suéltame –movió su brazo bruscamente pero no le solté, lo tome de la camisa fuertemente.
-¿Me lo dirás? No es bueno que te lo guardes todo y no le diré a nadie. –Soltó un bufido de resignación, su aliento tenía un ligero aroma al alcohol, le solté y el nuevamente comenzó a beber rápidamente como si pensara que eso le ayudaría en algo.
-No es nada que te importe… -El lugar estaba desierto, no había nadie más aparte de nosotros y el cantinero, estaba lloviendo afuera y no sería para nada bueno llevarlo a otro lado, aun no terminaba con mi ronda de Sake, más que beber me interesaba escuchar lo que le pasaba a ese rubio.
- Déjame en paz, ni siquiera me conoces Marimo idiota –Termino de beber lo tome del brazo no sin antes terminar mi sake y dejarle dinero al cantinero, llevaba casi a rastras a ese estúpido cejillas, lo haría hablar fuera como fuera.
La lluvia caía sobre nosotros y el sonido de ella resonaba borrando el sonido de nuestros pasos, llegamos a mi casa totalmente cubiertos por la lluvia; dentro de mi apartamento el sonido de la lluvia era apaciguado por las paredes, ambos estábamos a un metro de la puerta Sanji estaba cabizbajo, simplemente se había quedado allí estático mientras las gotas de agua resbalaban de su cuerpo cayendo una a una en el piso.
-Oe. Dígnate a hablarm… –Me había acercado a él, en el momento que tome su barbilla alzando su rostro note que lo que caía al suelo no era simplemente agua, eran sus lágrimas que seguían brotando de sus ojos resbalando por su rostro, el simplemente hecho de verle llorar de esa manera me hizo sentir más que un golpe, el atravesar de una daga en mi pecho.
-Siéntate, ¿Algo caliente? – Le ofrecí de tomar, no sabía qué hacer para ayudarle o como preguntarle, pero mantenía la calma, no podía permitirme perder la calma o no podría ayudarle en nada.
-¿Qué tendría de malo querer morir?- Su cabello nuevamente cubría su rostro, aún seguía llorando ¿Qué tipo de pregunta era aquella?
-¿De qué mierda hablas? No me vengas con esas estupideces y deja de llorar –Le hable seriamente con un tono algo alto, lo tome del brazo haciéndolo sentarse a mi lado, su mirada estaba oculta y su respiración se le dificultaba un poco.
-Estoy solo… completamente solo… ¡Déjame seguir pretendiendo que todo está bien! –Lo último lo dijo gritándome sin siquiera dirigirme la mirada.
-Vamos tranquili… -
-¡Tú qué sabes!... ¡No sabes nada! … -Sus siguientes palabras hicieron que un horrible sentimiento llegara a mí, me miro a los ojos y me hizo una pregunta una que me dejo con un enorme nudo en la garganta.
-¿Por qué Zoro?… ¿Por qué me abandonaste? –Sus lágrimas seguían aquel camino en su rostro, en ese momento más que responderle pude sentir como algo dentro de mí se quebraba. Lo rodee con mis brazos sintiendo su frio cuerpo contra el mío, solo me había ido unos días y ahora él estaba en ese estado.
-Lo siento… No era mi intención –Tome su rostro entre mis manos limpiando aquellas lágrimas, le sonreí intentando decirle que todo estaría bien, que yo estaba con él.
-Estoy contigo –Lo abrace nuevamente, sentía como se sujetaba de mi espalda ¿Realmente me quería tanto?
-No te precipites y no bebas a lo tonto –Si, podía notar que estaba bajo los efectos del alcohol, mi corazón aun quebrado por todo esto latía cada vez más rápido; sus ojos, aquellos profundos ojos azules. Era una hermosa agonía, me peguntaba si sentía eso mismo que yo en estos momentos.
Acaricie su cabello acercándolo un poco a mí, no pude contenerme más, lo bese.
Uno de mis brazos rodeaba su cintura.
Correspondió mi beso algo que yo no me esperaba, lo tome de la cintura metiendo mi lengua en su boca sintiéndolo, un beso húmedo de sentimientos. Podía sentir aquellas ropas, más que nada su cuerpo bajo el mío.
Me miro con esos ojos color cielo, sus manos acariciaban mis mejillas, me sonrió sutilmente y con aquella voz suya me hablo.
-Marimo idiota… No me vuelvas a dejar solo… Nunca más –
-estoy contigo cejas de sushi, todo estará bien-
Nunca lo había visto de esa manera, para mí él siempre había sido una persona fuerte, él era pura esperanza y tenía un aura fulgurante como el sol. Él era mi esperanza y hasta ahora lo había notado, él era delicado en ciertos aspectos y lo había lastimado muy cruelmente.
-Te cuidare –Mas que solo dejar esas palabras en mi mente, salieron de mi boca, nuevamente nuestros labios se unieron degustándonos el uno al otro, más que nada me deleitaba con Sanji, todo él era ambrosia.
Ya no importaba lo demás.
Lo único que era verdaderamente importante
Era que le necesitaba tanto o más de lo que el a mí...
Lo quería.
Le protegería.
Por un lado fue quedando aquella ropa humeda, nos besábamos con desesperación, aquella piel clara ensombrecida por la luz del día nublado, pase mi lengua por aquella piel besando su cuello hasta lamer sus pezones, solo podía pensar en él, sentir a Sanji, oler a Sanji, mirar a Sanji, lo quería todo para mí.
-Anhh Zo… Zoro – Me jalo atrayéndome con sus manos, nuevamente nuestros labios se juntaron y aquellos dedos se entrelazaron en mi cabello, Sanji debía desearlo tanto como yo, o eso quería creer.
No lo dejaría solo, el estaría conmigo siempre, porque yo era simplemente un Marimo que había sido envuelto por el puro océano, sí, por Sanji. Mi mano tocaba su entrepierna, quería oírlo gemir y suplicarme por más.
-Zo… Zoro, para… -Sus palabras me hicieron voltearme a verle y allí estaba el, con el rostro sonrojado, con aquella respiración agitada, sonreí burlonamente de una manera que solo yo podía hacer.
-¿Por qué? ¿Parar de hacer qué? –Me miro algo molesto para contestarme.
-Estupido Marimo, sabes a lo que me refiero –Desvió su mirada de la mía, me beso nuevamente y cuando pude notarlo él estaba sobre mí, mirándome con aquellos ojos azules, tomo entre sus manos mi erección comenzando a frotar mi pene, mierda… Lo estaba haciendo muy bien.
-Espe… -No pude completar la frase ya que su boca engullía mi miembro, podía sentir su lengua lamiéndome, solo comenzó a meter y sacarlo, se sentía muy bien; mis manos tocaron su cabeza enredándose en sus cabellos fuimos a mi ritmo cada vez más rápido, esa boca húmeda de Sanji era perfecta, lo hice a un lado, aun o iba a venirme.
Acaricie nuevamente su entrepierna pasando a sus glúteos, realmente deseaba tenerlo, hacerlo mío, que solo fuera mío, metí un par de dedos en su boca delicadamente, su saliva comenzaba a empaparlos, sin que yo siquiera se lo dijera comenzó a lamerlos de una manera tan ¿provocativa?, eso me calentó aún más, saque mis dedos de su boca; Sanji se dio la vuelta dejándome ver aquella entrada suya invitándome, Sanji me provocaba.
-No… -Le tome del brazo haciéndolo darse nuevamente la vuelta, me abrí paso entre su piernas y comencé a prepararlo metiendo uno a uno mis dedos.
-Zo-Zoro mnh… -sus uñas querían enterrarse en mis hombros, se sentía exquisito; frote mi erección en la entrada de mi rubio, se aferró más a mí, el líquido pre seminal callo sobre su palpitante entrada, nuevamente metí mis dedos en su interior lubricándolo un poco más.
Quería ver su expresión en el rostro todo el tiempo, ser el único que viera aquellas reacciones, ser el único que las provocara, no me contendría más comencé a penetrarlo, mierda… Esto realmente se sentía muy bien, como describirlo, era como si nuestros cuerpos encajaran a la perfección, comencé a moverme; por sus mejillas resbalaban un par de lágrimas, el me llenaba de placer y de un exquisito dolor en la espalda, eso me excitaba aún más.
-Ma…Marimo Idio…ta –Algo a parecido a un gemido salió de su boca, no se podía contener, quería que no lo hiciera, quería escucharlo.
-Sa-calo… -Su respiración se dificultaba y las lágrimas seguían brotando de sus orbes, me detuve mirándole, el verle indefenso era sumamente hermoso y perfecto, sin pensarlo lo bese intentando extraer todo de él, degustando aquella cavidad bucal que me dejaba recórrele cuanto yo quisiera.
El beso termino por el simple motivo de que quería seguir respirando para poder seguir viviendo y poder seguir besándolo, mirándolo, tomándolo, solo mío en toda mi vida.
Sus manos habían tomado mis mejillas, parecía estar más relajado así que continúe envistiéndolo lentamente, no solo quería autosatisfacción, quería que él también se derritiera, que le gustara.
-Zoro… anh nhm… - Quería oírlo decir mi nombre entre gemidos… No… Amaba escucharle decirlo y deseaba que lo siguiera haciendo.
-Sanji… … -Las envestidas eran cada vez más rápidas –Di mi nombre y mírame a los ojos –Con una de mis manos tome su rostro haciéndole mirarme, ese rostro sonrojado, esa boca que decía mi nombre con aquella pena que debía estar sintiendo, sus gemidos me fascinaban, yo los había provocado. Deje de tomar su rostro para masturbarle, quería inundarlo de placer, quería que solo pudiera pensar en una cosa, en Zoro. Quería inundarlo de mí así como él ya había hecho conmigo.
-Sanji… -Estaba por venirme, la entrada de Sanji se contrajo y él se aferró aún más fuerte de mi espalda, un fuerte gemido salió de sus labios inundando la habitación, me corrí dentro de su cuerpo, seguí masturbándole un par de segundos más, aquel liquido blanco estaba regado en mi abdomen y sobre su vientre, salí lentamente de él.
Amaba aquella figura recostada con las piernas semi abiertas, mi esencia resbalaba por su piel y su respiración agitada me agradaba, me acosté a su lado abrazándole.
-No estás solo cejas de shushi – El me daba la espalda y a pesar de haber hecho todas esas cosas vergonzosas conmigo, no se volteo y no hablo; pero podía escuchar aquella respiración, sabía que él estaba llorando; sí, era verdad que le había visto llorar pero en estos momentos él no quería que le viera, debía ser por algo; solo le abrase mirando su espalda y por encima de su hombro, fue así por el resto de la noche pero él callo dormido media hora después de comenzar a llorar.
Ese día el tiempo se detuvo, siendo una hermosa eternidad efímera. De alguna manera quería que esto no acabara, ya que un nuevo día comenzaría y estaba seguro que él se arrepentiría, solo era el alcohol, esas serían las palabras que posiblemente me diría.
Solo era un marimo y él era el enorme océano enigmático, hermoso, resplandeciente y misterioso, alguien mejor que yo.
To Be Continued…