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En el fondo de una botella por moskafleur

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Notas del capitulo:

Perdonadme si tardo mucho en hacer cada capítulo, pero son largos, tiene que cuadrar todo, y además no tengo mucho tiempo, estoy de recuperaciones xD

De verdad, es importante para mi que me digáis que os ha parecido, sugerencias, críticas... lo que sea.

¡Espero que os guste!

 

 

CAPÍTULO 2

 

Día 2. Desde la perspectiva de Usopp (general):

 

Eran las 09:40. Abrió los ojos poco a poco. Estaba cansadísimo aún, porque la noche anterior estuvieron haciendo el gamberro hasta tarde, pero se moría de hambre, y eso fue motivo suficiente para levantarse. Paseó la mirada por la habitación. Luffy dormía despatarrado, como siempre; para tener 19 años, dormía como un niño de 10. Sanji no estaba en su hamaca, estaría haciendo el desayuno. Zoro, tampoco. *Ah, hizo guardia anoche, seguirá en cubierta. Luego se echará una de sus siestas.* Chopper dormía mientras murmuraba cosas ininteligibles y sonreía. A Usopp, le pareció distinguir que decía “no me halaguéis, cabrones” y se rió.

 

Se dirigió hacia la puerta, cuando le pareció oír algo, un susurro. Se giró y vio que provenía de la hamaca de Brook, donde éste descansaba. Se dirigió hacia ella. Siempre había sido un mentiroso, pero otra de sus “cualidades” era la de ser un cotilla, y lo que uno dice en sueños sueñe ser un sinsentido, o bien, un oscuro secreto. No pudo evitar la tentación y se acercó a escuchar.

- San-...

 

- *¿San-..? ¿Qué estará intentando decir?* - pensaba Usopp

 

- San-... San-...ji... Uke...

Usopp dio un respingo - *¿¡Está soñando con Sanji!? ¿Brook...?... * Se paró a pensar y rió * Así que ¿Sanji uke...? Se veía venir... Espera, ¿A Brook le van los tíos?* – Y rió en silencio para no despertar a los demás.

 

- Zoro......Yohohohoh-ho-ho...ho.... - terminó con un ronquido.

 

- *¡¡¡¡Aaahhhhhhhh!!!!* - se asustó - *¿Brook sueña con Sanji ...y con Zoro? Espera, ha dicho uke... Sanji... uke... y luego...¿Zoro...?* se quedó petrificado de repente; sacudió la cabeza e intentó no pensarlo. Comenzó a alejarse en dirección a la puerta con mucho sigilo sin darse la vuelta, sin apartar la mirada del esqueleto.

 

Una vez hubo salido de la habitación, cerró y se respiró hondo.

 

- ¡Buenos días, Usopp!

 

- ¡¡¡AAAHHHHHHH!!!! - Usopp brincó como una cabra patagónica y golpeó la puerta de la habitación con la espalda; después cayó al suelo con la respiración agitada. Levantó la mirada y se encontró a la arqueóloga frente a él, mirándole como si no entendiera nada. - ¡Robin! ¡No puedes ir por ahí apareciendo de la nada por la espalda de la gente... saludando! ¡¿Quieres matarme de un infarto?!

 

- Tienes razón, narizotas, dar los buenos días es de muy mala educación – y sonrió sarcásticamente mientras le daba la mano y le ayudaba a levantarse - Pareces nervioso, ¿estás bien?

 

- S-sí, ¡claro! ¡Es sólo que es pronto y no esperaba que nadie estuviera levantado... has aparecido de repente y casi me da algo! - intentando recuperar la respiración. - ¿Y qué haces despierta tan temprano?

 

- No podía dormir más, los últimos días... me están pasando factura – añadió una sonrisa que quitaba peso a la frase que acababa de decir. Ambos iban en dirección a la cocina. Al pasar por cubierta encontraron a Law sentado en la cabeza del Sunny, y Robin se quedó a hablar con él. Zoro estaba sentado en el césped y apoyado en la torre. *Me quedaría a charlar, pero me muero de hambre*.

 

Entró a la cocina, y allí estaba Sanji, preparando un suculento desayuno para un regimiento.

 

- Debe ser agotador cocinar para tantos, ¿no? - preguntó Usopp mientras tomaba asiento.

 

- ¡Oh! Buenos días, Usopp. Te acabas acostumbrando – rió, y le sirvió un plato con tortitas - ¿Qué tal has dormido? porque yo fatal... ésta noche ha hecho mucho calor... o al menos yo lo he tenido.

 

- No sé, puede, yo he dormido bastante bien... - comió un trozo de tortita – ¡A propósito de dormir!, ¿sabes lo que-...? - *¡Calla idiota, que es sobre él!*. Se atragantó y tosió, le hizo un gesto a Sanji y éste le trajo un vaso de agua.

 

- ¡Bebe, bebe! Y ahora me cuentas lo que sea – rió mientras se sentaba frente a él en una silla. Usopp tragó el agua y la bola de tortitas que tenía en la garganta, e hizo uso de su fantástica habilidad para contar trolas, iba a hacerle falta.

 

- Te iba a decir... que he oído a Chopper insultándonos en sueños – no era del todo mentira, por una vez.

 

- No me sorprende, ha ha – rió el rubio.

 

Sanji sonrió y se levantó para seguir terminando de preparar todo. Usopp respiró aliviado y siguió bebiendo de su vaso de agua lentamente, meditando sobre los hechos. *Brook ha soñado con Sanji, y luego con Zoro, algo... hentai... ¿Es posible que Brook esté interesado en... hombres? Siempre pidiendo bragas... No puede ser eso * se quedó mirando a Sanji muy concentrado *¿O quizás... quizás soñó algo... ¡entre esos dos!?* Le dio la risa y escupió el agua como si fuera un aspersor.

 

- ¡Oi, Usopp! - rió - ¡¿Qué demonios te pasa hoy?!¡No escupas en mi cocina! - y volvió a darle la espalda.

 

- ¡Nada, nada! - sonrió, y en cuanto Sanji se dio la vuelta, recuperó su expresión de concentración y terminó con su desayuno - *Pero... eso tampoco sería posible, Sanji es demasiado heterosexual... ¡Argh, no puedo vivir con la duda, soy demasiado cotilla!* - hizo aspavientos - *Iré a hablar con Brook en cuanto pueda, aunque no estoy seguro de querer conocer la respuesta *. 

 

Al cabo de un par de minutos... 

 

- ¡Mierda, las 10! ¡Usopp, diles a los demás que se sirvan ellos, tengo algo que hacer! - Sanji se quitó el delantal y salió corriendo de la cocina. 

 

Usopp se quedó sentado, con el último cacho de tortita pinchado en el tenedor, hacia arriba, sin enterarse de nada. *Pero, ¿y a éste qué le pasa?*

 

En ese mismo instante, entraron Brook, Robin, Nami, Chopper y Franky en el comedor-cocina. 

 

- Ha dicho Sanji que os sirváis vosotros mismos, que tenía algo que hacer... no me preguntéis, no sé qué era – comentó Usopp.

 

Robin se sentó al lado de Usopp, Brook junto a Robin, y la saludó con una “sonrisa”. Acto seguido, y algo serio para lo que solía ser habitualmente, Franky tomó asiento junto a Brook.

 

- Nos hemos cruzado con él, iba hacia la torre corriendo – añadió Nami mientras se servía un zumo de frutas en la encimera. Volvió a su asiento.

 

- No sé qué podrá ser... – susurró Robin con aire sarcástico mientras cortaba un trozo de tortita, con la elegancia que la caracterizaba, y sin levantar la mirada.

 

- Robin-chan... ¿tus braguitas de hoy son tan bonitas cómo las del día de la fiesta? - le susurró Brook, pero lo suficientemente alto como para que lo oyeran los que se encontraban más cerca de ellos.

 

Franky, Robin y Usopp abrieron los ojos como platos y se quedaron paralizados durante 2 segundos. Nami y Chopper permanecían ajenos a la conversación que estaba teniendo lugar a escasa distancia, parecían entretenidos, Chopper contaba algo acerca de un sueño con algodón de azúcar y la tripulación... o algo así, parecía entusiasmado, pero era imposible que ese tema superase al que acababa de iniciar Brook.

 

Robin se sonrojó y le hizo un “clutch” lo más rápido que pudo y Brook cayó al suelo de espaldas. Franky se agachó sobre él y le dijo algo entre susurros.

 

*¡¿Brook, no contento con tirarse a Zoro y a Sanji, se ha tirado a Robin?! ¡¿Pero ésto qué es?! Aquí el único que no moja soy yo, ¿o qué? No puede ser, yo soy muy sexy, está claro... Aquí está pasando algo... *

 

- Robin-chan, disculpa mis modales, no era mi intención molestarte.

 

- N-no importa, Brook – respondió la morena sin siquiera levantar la vista del plato. Tenía la expresión seria que la caracterizaba antes del timeskip. *Definitivamente aquí pasa algo...*

 

- Brook... - intentó cambiar de tema el peliazul - … ¿dónde está Luffy? Es la hora del desayuno. Ya sabes, COMIDA, y no está aquí.

 

*DEFINITIVAMENTE aquí está pasando algo... y algo gordo* pensó Usopp mientras se mordía un trozo de pellejo del dedo pulgar, signo de nerviosismo.

 

- Le hemos dejado atrás antes, se quedó hablando con Law pero... - en ese momento Luffy entró por la puerta tan sonriente como siempre al grito de “tengo hambre, Sanji”.

 

- Sanji no está, pero lo dejó todo hecho, sírvete - dijo Nami distraída. De repente, todos la miraron horrorizados, y ella tardó un par de segundos en reaccionar. Para cuando lo hizo, ya era demasiado tarde. Aquel comentario había sido como un regalo del cielo para Luffy. “Sírvete”.

 

Luffy engullía todo a su paso, como un tornado. Entre todos intentaron detenerle, le sujetaban de donde podían, pero era demasiado tenaz. Usopp aprovechó esa perfecta distracción, cogió a Brook del brazo y lo sacó de la cocina. En la cocina sólo se oían risas, gritos y a Luffy tragando.

 

- Oi, tienes que decirme qué está pasando en éste barco. Es simple curiosidad. ¡Demasiadas cosas raras juntas! ¡Mi naturaleza chismosa me lo pide!

 

A Brook no se le daba bien mentir, pero lo intentó... malamente - No se de qué me hablas, nariz-san, no te entiendo.

 

- ¡Brook, por el amor del Kraken, soy la persona más trolera de éste barco, sé cuándo alguien miente! - Usopp parecía desesperado.

 

Brook suspiró, miró hacia un lado y hacia otro, cerciorándose de que no había nadie más alrededor – Vamos a un lugar más discreto – fueron al camarote de los chicos. Y una vez allí, Usopp se sentó en su hamaca e hizo un gesto para que Brook empezara a largar.

 

- ¡No me mires así! ¡No sé demasiado!

 

- Sabes más que yo, es suficiente, ¡venga, cuenta, cuenta! - Usopp estaba muy atento, prometía ser interesante.

 

- Mmm... el día de la fiesta, me tocaba hacer guardia, fue la guardia más... entretenida que había hecho hasta ese día Yohohohoho...- Usopp hizo un gesto de impaciencia – Ya voy, ya voy... éstos jóvenes... ¡qué prisas! Bien, ¿por dónde iba....? Ah, sí... Vi a Robin con Franky en el acuario, bañándose en ropa interior.

 

- ¡Por eso sabías la ropa interior de Robin...! Eso no me sorprende... todos saben que entre ellos hay algo desde hace mucho tiempo.- respondió Usopp – Pensé que ella y tú... Y con la reacción de Franky hace un momento...

 

- Yohohohoho~ No, por favor, sería incapaz de atarme a una mujer, todas tienen braguitas distintas, son mundos por explorar.

 

- ¿Entonces qué te ha dicho Franky? - preguntó Usopp.

 

- Que me callara. Parecía tenso, algo triste... No es propio de él... – respondió el esqueleto. 

 

- Aha... - de repente Usopp recordó el suceso de aquella mañana – Brook... ¿has hecho algo con Sanji...? O... o ¿Zoro..? - se puso algo nervioso.

 

- ¿A qué te refieres? - contestó el bardo.

 

- Esta mañana susurrabas cosas... en sueños... dijiste las palabras “Sanji”, “uke” y “Zoro”. Bueno y luego te reíste. - Usopp estaba muy atento a su “expresión facial” y a su reacción.

 

- ¿¿¿¿¿¿¿¿¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Insinuás que he tenido sueños húmedos con esos dos!!!!!!!!!!!???????????? ¡Desvergonzado!¡No hables así a tus mayores! - en ese momento Brook recordó – Oh... Espera, no soñaba, sólo pensaba dormido...

 

- ¡¿Qué quieres decir?! - Usopp no entendía nada, estaba al borde del colapso por nerviosismo. 

 

- El día de la fiesta... - la cara de Brook se tornó malévola, y un aura siniestra lo envolvió– no sólo vi a Franky y Robin-chan... - Usopp estaba sudando, sabía lo que estaba a punto de oír pero no quería oírlo, ¡era demasiado imposible! La “expresión” de Brook volvió a cambiar para volverse cómica y alocada- ¡vi a Sanji-kun... con Zoro! Yohohohoho~ - gritó mientras meneaba los brazos cual anémona. 

 

Usopp estaba paralizado - ¡¿J-Juntos... ?! 

 

- Sí, nariz-san. Muy juntos. Tan juntos como para que Sanji tuviera la boca en-... -Usopp no le dejó terminar la frase, se tapó los oídos y tarareó. 

 

De repente, Law entró en la habitación empujando a Luffy por delante de él. Se quedó de piedra cuando les vio allí, les hizo un gesto de saludo con la cabeza y se fue, dejando allí a Luffy. 

 

- Mira, a éstos también les vi, ¡¡¡Yohohohohohoho~!!!! – Brook rió sin dejar de menear los brazos.

 

Usopp estaba que no sabía dónde meterse - ¿¡Luffy y Trafalgar!? ¿¡CÓMO!? - miraba incrédulo a Luffy, quien le devolvía una sonrisilla inocente y se rascaba el pelo. - ¡Luffy, ven aquí y siéntate! - Usopp temblaba un poco.

 

- Tranquilizate, ¡éstos no hicieron nada... ! - Brook rió, y Usopp pareció recuperar la velocidad normal de su pulso – …o al menos... ¡yo no les vi! Yohohohohohoho~ – y Usopp sufrió un ligero infarto. O quizás algo ligeramente más leve, sólo cayó de la hamaca, fue por la impresión.

 

- ¿Qué pasa, Usopp? - dijo Luffy.

 

- Te quedaste a solas con Trafalgar el día de la fiesta, ¿verdad Luffy? - preguntó Usopp, mirándole seriamente, y éste asintió sonriente – Tienes que tener cuidado con él. Luffy, no te fíes de éste tipo, ¿me oyes? Tenemos una alianza, pero somos piratas, no confiamos en nadie, o al menos, no deberíamos. Además, quién sabe cuando decidirá que es momento de terminar con la alianza, podría atacarte en cualquier momento. Es un hombre peligroso. “Recaudó” 100 corazones de piratas durante estos dos años. No dejes que te robe el corazón - La sonrisa de Luffy se desvaneció – te lo digo por tu bien. No te fíes de él.

 

- No hizo nada malo... - Luffy agachó la cabeza – le pedí que fuera mi nakama... pero no dijo nada... ¡Y no hizo nada malo! ¡Conseguiré que sea nuestro nakama, y os caerá bien!- Luffy sonrió y salió corriendo de la habitación.

 

- Éste jovenzuelo... Qué perseverante – dijo Brook.

 

- Esperemos que su perseverancia no nos cueste la vida – respondió el narizón – Bueno, volviendo al tema jugoso – sonrió con picardía - ¿Qué pasó entre Sanji y Zoro? Y no me refiero a los detalles, quiero decir ¿¡cómo!? ¿¡por qué!?

 

- Usopp-san, ¡qué preguntas me haces! ¿Cómo voy a saber yo por qué? No se me ocurrió acercarme a preguntar. 

 

- Tienes razón... entonces, ¿cómo? 

 

- ¡Parecía que iban a pelear pero de repente... ! - Brook estaba emocionado, todo eran tan increíble. 

 

- Sanji parecía estar normal cuando entré a la cocina... aunque salió corriendo a las 10, es como si tuviera algo que hacer, algo importante – ambos se pusieron pensativos. 

 

- ¿¡¡¡¡Y si está con Zoro!!!!? - Brook no paraba de moverse cual serpiente mientras agitaba sus extremidades en señal de nerviosismo. De repente, de quedó inmóvil y enmudeció. Su expresión volvió a la de una simple calavera – Deberíamos ir a investigar, Usopp-san.

 

- ¡¿Vamos a espiarlos?! - Usopp respondió con incredulidad – ni siquiera sabemos si están juntos, ¡ni dónde pueden estar...! 

 

- Estamos en un barco, muy lejos no pueden haber ido.

 

- También es verdad... - Usopp se puso de pie – ¡Vamos allá, operación “Buscando a SanZo” en marcha! - se estrecharon mutuamente la mano con energía. 

 

- Mejor ZoSan. Sanji era el uke.

 

- Vale, ¡pues ZoSan! 

 

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Salieron de la habitación, y fueron a cubierta. Nami tomaba el sol con unas grandes gafas que la ocupaban casi toda la cara. Oyeron movimiento en la cocina, y decidieron ir a investigar. 

 

- ¡Franky y Robin-chan! - gritó Brook en voz baja. 

 

- ¿Y te sorprende? - Usopp le miraba con incredulidad – ¡Es más que evidente, tú mismo les vistes! - hablaban en susurros, pero a gritos.

 

De repente, oyeron la voz de Zoro en lo alto de la torre de vigía.

 

- Zoro está ahí, ¿estará Sanji con él? - murmuró Usopp. En seguida, sus dudas fueron confirmadas por un grito del propio Sanji – Sí, sí que está con él... - la frente de Usopp se tornó azulada, y su expresión parecía sugerir que no le hacía mucha gracia. 

 

- Parecen estar discutiendo, ¡quizá acaben como el otro día Yohohohoho! - Brook sabía como poner nervioso a Usopp – ¿seguimos con la misión o no? 

 

Usopp dudó - ¿Y si cuando miremos están... ? Ya sabes - tragó saliva. 

 

Brook adoptó una actitud solemne - Usopp-san, hay un momento en la vida de todo hombre, en el que tienes que elegir entre hacer lo correcto o lo que te apetece hacer. ¡Éste, es ese momento! - le miró con energía.

 

- ¡¿Espiar a tus nakamas por si se ponen a hacer guarradas es lo correcto o lo que nos apetece hacer?! - Usopp iba a explotar, tuvo un ligero y repentino mareo, se arrepentía de haber propuesto ese plan. 

 

Brook, ignorando aquella pregunta sin respuesta, dijo - ¡Decidido entonces!¡Vamos a investigar!¡Sígueme! - Brook caminó con cuidado para no hacer ruido, sigilosamente, hacia la escalera de madera que daba a la torre. Una vez allí,treparon por ella.

 

Llegaron hasta el final, y se escondieron uno a cada lado de la puerta. Se hicieron un gesto, indicando que cada uno investigaría por un lado.

 

Todo parecía normal, salvo porque Zoro estaba tirado en el sofá dormitando y Sanji levantaba una de las pesas pequeñas de Zoro, sudando como un pollo. Un pollo muy concentrado, pero un pollo al fin y al cabo.

 

Brook y Usopp volvieron a bajar.

 

- Pues no estaban haciendo nada ahora, menos mal – Usopp respiró aliviado - ¿Qué hacemos?

 

Brook se puso muy recto y susurró – Operación “Buscando a ZoSan”, finalizada. Sin resultados... - Brook miró a Usopp, ignorando lo que le había dicho hacía un momento - ¿Decías?

 

- Que, ¡¿qué hacemos?! - Brook ponía a Usopp de los nervios a veces.

 

- Yo me voy a tumbar a tomar el sol un rato – respondió Brook quitándose la chaqueta y el sombrero.

 

- Me refería respecto a... en fin, es igual, mejor así – Usopp volvió a su habitación y se puso a pensar en algún artilugio que pudiese crear. Quizá no debían indagar más. Quizás no debían entrometerse en cosas así.

 

Tras largo rato trasteando con unos cachivaches, oyó a Sanji yendo hacia el baño. Murmuraba algo entre dientes, parecía molesto... pero iba solo.

 

Al cabo de unos minutos, Zoro entró por la puerta.

 

- Usopp, no hagas mucho ruido, que voy a dormir – dijo mientras se tumbaba en su cama.

 

- Eso está hecho – entonces, se decidió a preguntarle – Oi.. Zoro...

 

- ¿Hm?

 

- ¿...Qué hacías con Sanji en la torre? - Usopp fingía estar reparando algo, de espaldas a Zoro, como para que pareciera una charla informal, sin maldad. 

 

- ¿Ha..? Le estoy entrenando, no quiere depender solo de sus piernas, no puede correr y llevar peso con ellas al mismo tiempo – respondió el peliverde, ya con los ojos cerrados, cómodamente tumbado sobre su hamaca.

 

- Ya veo... ¿Zoro... - Usopp se tensó, esa pregunta podía costarle la vida, pero se arriesgó – Sanji y tú... - tragó saliva – cómo decirlo... - empezó a sudar, y pensó que no estaría demás rezar algo – pasó algo... de carácter sexual... entre vosotros el día de la fiesta? - terminó de decir. Cerró los ojos y se cubrió la cabeza con los brazos, esperando un golpe o el corte de alguna de sus katanas. Pero no ocurrió nada. Usopp se giró lentamente, se esperaba a Zoro con esa mirada diabólica que le caracterizaba en combate, rodeado de un aura oscura y tenebrosa que haría huir al mismísimo Kraken; pero en lugar de eso, se encontró a Zoro completamente dormido. Usopp sintió como se le escapaba el alma por la boca, sentía que volvía a estar vivo después de una experiencia tan cercana a la muerte. Salió corriendo por el pasillo y cuando llegó a cubierta gritó - ¡¡¡¡¡¡¡¡¡Estoy vivo!!!!!!!!!! - cayó de rodillas al suelo y se le escapó una lagrimilla. Aquello había sido una intervención divina, una señal. No debía entrometerse en ese tema, nunca más, y menos aún mencionarlo siquiera.

 

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El resto del día transcurrió con tranquilidad y “normalidad”. Sanji hizo una deliciosa comida. Luffy armó jaleo. Zoro y Sanji se peleaban. Todo iba acorde con lo que en ese barco era normal.

 

Al caer la noche, fueron a cenar, y fue una de esas usuales cenas con gritos, conversaciones absurdas... Trafagar llevó a Luffy a la espalda, como una concha de tortuga, hasta el comedor, lo que provocó la risa de los presentes.

 

Usopp, una vez acabado la cena, salió de los últimos de la cocina, pero no él último, Law y Luffy aún no habían terminado de cenar.

 

Vio a Nami y a Sanji charlando en la barandilla. *Sanji no la está sirviendo nada... ni.. adulándola... ni... esto es raro, ¿habrá pasado algo?*

 

- ¡Chicos! - gritó Usopp. 

 

- ¿Qué? - respondió Nami. 

 

Usopp se acercó unos pasos hacia ellos - ¿está todo bien? -comentó. 

 

- Claro – respondió Sanji sin siquiera girarse, ni retirarse el cigarrillo de la boca. *Algo anda mal* pensó Usopp. - En breves me acostaré. 

 

- Está bien, Usopp, ¿vas a dormirte ya? - respondió la pelirroja, colocándose el pelo detrás de la oreja. 

 

- Mmm... sí, estoy algo cansado, ¿quién hace guardia hoy? 

 

- Yo, hoy me quedo yo... pero si te quieres quedar tú lo entenderé, y me sacrificaré yéndome a dormir a mi mullida y suave cama. Ya sabemos que el mar tiene algo que nos hechiza, y de noche es muy bonito... – Nami sonreía, pero Usopp se alejaba de la escena a zancadas, no caería en las redes de aquella manipuladora mujer. 

 

Llegó a su cuarto, Chopper ya estaba dormido en su hamaca, Brook canturreaba cosas en voz baja. Luffy se dedicaba a explotar el moquillo de sueño de Chopper. *Qué guarro... y qué simple*. Sonrió para sí y se acostó. *Ésta gente... - se tapó con la sábana - ...está loca* sonrió y se quedó dormido.

 

 

Día 2. Desde la perspectiva de Franky y Robin.

 

 

Franky abrió los ojos. *Maldita sea... No pienso rendirme, no dejaré que piense así de mí, voy a hablar con ella en serio... si hace falta la ataré con kairoseki*. Se levantó y se vistió. Era la hora del desayuno. Bueno, en realidad, cualquier hora de la mañana era la hora del desayuno. *Tengo que intentar hablar con ella antes de desayunar, sino no podré tener un momento a solas... ésta gente te engancha y no te suelta*.

 

Salió de la habitación, no sin antes peinarse el tupé. Sabía que a Robin le encantaba, y quería tener el mayor número posible de puntos a favor.

 

Fue hasta su cuarto y llamó a la puerta, pero nadie contestó.

 

En ese momento, Chopper, Luffy, Nami y Brook salieron de sus respectivos cuartos y le saludaron.

 

-¡Franky!¡Buenos días!¡¡¡Haz lo de “¡Suuuupppeeerrrr!”!!! - gritaba Chopper entusiasmado dando saltitos. Era una monada, era como el niño del barco, más infantil incluso que Luffy, pero bastante menos inconsciente.

 

En varias ocasiones, Franky y Robin se habían sentido como los “progenitores” de Chopper, probablemente por la edad, y por la cercanía que tenía Chopper con Robin.

 

Franky acató sus deseos y los ojos de Chopper centelleaban de la emoción.

 

Se encaminaron hacia la cocina, y al pasar por cubierta Robin se les unió – Buenos días, chicos – comentó la morena con su usual sonrisa.

 

De repente, Sanji salió corriendo de la cocina - ¡Buenos días! - dijo mientras iba en dirección a la torre. *Desde que volvió de Kamabaka hace unas cosas muy raras este chaval... * pensó Franky.

 

Entraron en la cocina y allí estaba Usopp desayunando. Les comunicó que se sirvieran ellos mismos, y así lo hicieron.

 

Franky se sentó al lado de Brook, ya que ya no quedaban sitios al lado de Robin. Tendría que hablar con ella en otro momento.

 

De repente, Brook dijo algo que nadie esperaba - Robin-chan... ¿tus braguitas de hoy son tan bonitas cómo las del día de la fiesta? - Franky se quedó inmóvil. *¿Cómo...?¡Mierda, le tocaba hacer guardia!¡¡¡¡¡Pervertido...!!!!!!*. Nami y Chopper permanecían ajenos a la conversación que estaba teniendo lugar a escasa distancia, parecían entretenidos. Vio a Robin sonrojarse y hacerle un “clutch”, por el cual Brook cayó al suelo de espaldas. Franky se agachó sobre él – Brook, si viste algo, no digas nada – le susurró el peliazul.

 

- Robin-chan, disculpa mis modales, no era mi intención molestarte – dijo el esqueleto.

 

- N-no importa, Brook – respondió la morena mientras seguía cortando sus tortitas.

 

- Brook... - intentó cambiar de tema el carpintero - … ¿dónde está Luffy? Es la hora del desayuno. Ya sabes, COMIDA, y no está aquí.

 

Al parecer, se había quedado rezagado en cubierta hablando con el Shichibukai. Luffy entró sin previo aviso, y parecía hambriento.

 

Nami, distraída, le dijo que se sirviera. Craso error. Luffy devoraba sin pararse a saborear, engullía como un pato. Entre todos intentaron detenerle, le sujetaban de donde podían, pero era demasiado tenaz. Franky retenía sus brazos con los suyos propios, pero el cuello extensible de Luffy arruinó su plan. Robin, con unos cuantos brazos artificiales le agarraba el cuello, pero cuanto más lo agarraba, más se extendía, parecía un espagueti. Nami le golpeaba la cabeza con ambos puños como si fuera un tambor mientras Luffy se comía toda la bandeja de tortitas. Chopper ya no sabía que hacer, así que se abrazó a una de sus piernas y empezó a morderle, pero Luffy le ignoraba como a una mosca.

 

Para cuando consiguieron frenar a Luffy ya había devorado casi todo lo que había sobre la encimera.

 

- Bueno, he visto que el mar está tranquilo, y no vamos mal de tiempo, aprovecharé para relajarme y tomar el sol el resto de la mañana. Robin, acompáñame si quieres.

 

- Tengo... - miró a Franky, y éste le devolvió una miraba de súplica – tengo cosas que hacer, si eso luego me paso a saludarte, navegante.

 

Nami se paró frente a la puerta de la cocina antes de salir, y sin girarse dijo – a los demás... no se os ocurra molestarme si no es importante – un aura oscura y tenebrosa la rodeaba. Todos asintieron.

 

- Estaré en la enfermería si me necesitáis – dijo el reno, bajándose de un salto de la pierna de Luffy, a la que aún permanecía agarrado.

 

Sólo quedaban Luffy, Franky y Robin en la cocina. Robin apoyaba la espalda contra la encimera.

 

- ¿Dónde están Brook y Usopp? - comentó la morena.

 

- Se han ido sin avisar, ni siquiera me he dado cuenta con éste alboroto – respondió Franky mientras se apoyaba junto a Robin. *¡Necesito hablar con ella, pero con Luffy aquí es imposible!* Franky gruñó en silencio.*¡Ya sé!* - Oi, Luffy, ¿por qué no vas a avisar a Trafagar-san de que venga a desayunar?

 

- Antes me dijo que iba a dormir, hizo guardia anoche – respondió el Mugiwara.

 

*Mierda* pensó el carpintero – pero si se duerme con el estómago vacío, se despertará a mitad del sueño y será peor... ¡Llévale ese plato de tortitas! - *Luffy, siempre has sido muy simple, no empieces a pensar ahora, ¡no me viene bien!* rezó porque Luffy accediera. 

 

- ¡Vale, voy!- contestó el capitán alegremente. Cogió el plato y salió corriendo de allí. 

 

Franky suspiró con alivio, y se giró hacia Robin -¿Vas a escuchar lo que tengo que decir? ...Por favor - Robin asintió – Lo siento, no dije las palabras correctas, lo expresé mal, y éso ha dado lugar a este enorme malentendido, lo siento muchísimo, Robin, sabes que no quería que lo interpretaras así. - cogió la delgada mano de la arqueóloga con la suya. 

 

- Entonces, ¿qué quisiste decir? - ella estaba seria.

 

Franky se sonrojó y agachó la cabeza ligeramente – Esto... bueno, básicamente... que sin estar bajo los efectos del alcohol, no habría tenido el valor de hacer aquello. Mírate, eres una mujer preciosa, y yo soy un cyborg, parte de mi cuerpo es insensible... vale, ya sé que soy una pasada, soy increíble, lo sé – Robin rió ante su “modestia” – Pero no tengo la confianza con las mujeres que tiene Sanji, ¡o Brook! Jamás se me habría pasado por la cabeza pedirte que me enseñaras las bragas – Franky se sonrojó aún más - ¿Qué puedo decir? Me impones mucho, no lo puedo evitar... Pero con el alcohol me sentí más seguro de mi mismo, y me lancé a la piscina, sin vuelta atrás. Y salió bien... pero luego salió mal. Lo siento.

 

Robin le miraba en silencio, pero su expresión se había suavizado – Franky – el peliazul levantó la mirada y ella le sonrió. Las palabras tienen la función de comunicar lo que pensamos y sentimos, pero si se utilizan de forma incorrecta, pueden expresar lo contrario. Ella se acercó a él y le besó. Franky le devolvió el beso.

Robin se apartó ligeramente de él- ¿Me quieres? - le preguntó.

Franky estaba completamente rojo, pero no dudó – Sí – respondió.

 

Robin se acercó a su oído y susurró en tono sensual - Entonces, demuéstramelo, sin estar borracho...

 

- Pueden entrar en cualquier momento... Ya sabes que lo de llamar antes de entrar aquí no está de moda... - contestó Franky.

 

- ¿Te avergüenzas? - replicó la morena.

 

- ¡¿Cómo me voy a avergonzar?!¿¡Tú te has visto!? Soy un pervertido, pero... lo decía por ti... - Franky se sonrojó.

 

- No se si te has dado cuenta pero, soy pirata – hizo una pausa - eso implica ser una “sin-vergüenza” – sonrió pícaramente.

 

Franky sonrió, y sentó a Robin sobre la encimera. Ella colocó sus verdaderos brazos alrededor de su cuello apretándolo contra ella, mientras unos falsos brazos acariciaban todo el cuerpo el peliazul. Franky la abrazaba y la besaba.

 

Robin retiró una de sus manos del cuello de Franky, y comenzó a descender hacia abajo mientras acariciaba su torso. Sus lenguas se entrelazaban. El peliazul colocó su mano en el muslo de Robin y comenzó a acariciarlo, cada vez que se acercaba a la ingle, Robin se estremecía, quería tomarla ya, pero también quería que no fuera tan rápido. El hecho de que cualquier podría pillarlos en cualquier momento, le encendía aún más. De hecho, si entraba Sanji y les pillaba haciendo cosas en su cocina... sería divertido.

 

La mano de Robin se posó en su entrepierna, y sin ningún reparo comenzó a acariciar el bulto que ese ajustado bañador guardaba. Éste crecía al contacto con su mano. De repente, Robin se lo agarró y lo apretó un poco, haciendo que a Franky se le escapara un gemido. Franky “contraatacó” y comenzó a pasar uno de sus dedos por encima de las bragas de Robin, dibujando una línea vertical, haciendo que ella lo apretara más contra sí y lo besara con pasión.

 

La morena se bajó de la encimera, cosa que sorprendió a Franky. Lo besó repentinamente, le colocó contra la encimera y se arrodilló frente a él. *¡¿Q-Qué..?!* pensó él.

 

Sin previo aviso, Robin le bajó el bañador, sujetó su miembro entre sus manos y comenzó a lamerlo. Franky sentía que iba a explotar. Robin lo introdujo en su boca, lo acariciaba con la lengua, la enroscaba alrededor del henchido miembro del carpintero. Bajaba y subía. Era la visión más erótica que había visto Franky en su vida. No tardó en correrse.

 

Cogió a Robin y la sentó en la encimera otra vez, la desvistió por completo y dejó sus ropas sobre la mesa, junto a su bañador. Cuando volvió a donde ella estaba, se encontraba jadeante y roja, y muy húmeda. Franky sentía el impulso de cogerla y empotrarla contra la pared, pero no, aún no.

 

Se colocó frente a ella, y comenzó a besarla. Con una mano acariciaba sus senos, y con la otra acariciaba su zona. Los ojos de Robin pedían más. Con la mano con la que estaba acariciando sus senos, comenzó a frotar su pezón; y con la otra, su clítoris. Robin gemía, aunque trataba de contenerse, porque una cosa era el morbo de que les pillaran, y otra era poner luces de neón señalando el lugar.

 

- Franky... - Robin gimió – métemela ya... por favor... - Robin estaba muy mojada. Franky sentía que iba a correrse solo de mirarla. Franky colocó su pene dentro de ella, comenzó un vaivén de caderas por parte de ambos. Acabaron corriéndose a la vez.

 

- Ha sido... - comenzó Robin aún jadeante - … increíble...

 

- Gracias, eso me sube bastante la autoestima. Tú también has estado genial. - en cuanto terminó de hablar, la besó. Se vistieron y Franky la cogió en brazos. Robin reía. 

 

- ¿Y ahora qué hacemos? - comentó ella.

 

- Voy a pasearte así por toda la cubierta, y si alguien pregunta, les digo que acabamos de follar – Franky rió a carcajadas. 

 

- De eso nada – la expresión de Robin se tornó seria e inquebrantable, y un aura diabólica y terrorífica la rodeó – les decimos, que estamos juntos, sólo eso, ¿está claro? 

 

- Sí, Robin-sama – respondió Franky con dulzura, encubriendo su pánico. 

 

Franky paseaba a Robin por la cubierta entre risas, Nami ni les miró, llevaba puestos los tapones para que nadie la molestara. Brook les dio la enhorabuena.

 

De repente, Usopp apareció por el pasillo corriendo, y se arrodilló en medio del césped de la cubierta mientras gritaba que estaba vivo. Robin y Franky no entendían nada, pero era lo normal, en ese barco pasaban cosas así siempre. 

 

Pasaron la tarde en la sala del acuario, ella leyendo y él trasteando con chatarra. De vez en cuando se miraban y se regalaban alguna sonrisa.

 

El resto del día transcurrió con tranquilidad y “normalidad”. Sanji hizo una deliciosa comida. Luffy armó jaleo. Zoro y Sanji se peleaban. Todo iba acorde con lo que en ese barco era normal.

 

Cuando terminaron de cenar, se dirigieron a sus habitaciones.

 

Robin se paró en medio del pasillo antes de entrar a su cuarto - ¿Quieres dormir hoy conmigo? - susurró y le guiñó un ojo. Franky asintió y entró con ella.

 

*Bien está lo que bien acaba* pensó y sonrió.

 

Día 2. Desde la perspectiva de Law:

 

Por primera vez en mucho tiempo, estaba cansado. Siempre tenía esas ojeras que le caracterizaban; desde niño. Pero ahora estaban exageradamente marcadas; nunca antes había hecho guardia, nunca. Al ser el capitán, en su tripulación siempre se quedaban otros. Estaba deseando volver a ser capitán, en su submarino. Poder oír cómo el submarino era mecido por el mar. Pero por otra parte, no quería irse de ese barco, se divertía. Los Mugiwara eran muy raros, despreocupados, impulsivos... pero se lo pasaban bien, y les iba bien.

 

Se encontraba apoyado en la barandilla del barco. Law no había dejado de darle vueltas al asunto. Tras darle vueltas, durante toda la noche, al tema, había llegado a la conclusión de que no sentía nada por Mugiwara. O eso se decía a sí mismo, claro. Quizás era por la abstención sexual. Quizá había acabado resultándole simpático el adolescente... *Puede ser cualquier cosa, pero no es...* ni siquiera se atrevía a mencionar esa palabra en su mente. *Law, recupera tu frialdad, sólo así saldrás airoso de ésto* se dijo *Intenta verle sólo lo necesario, el fin de la alianza llegará pronto y todo volverá a la normalidad* .

 

Hacía ya un par de horas que había amanecido, y Zoro seguía sentado en el césped y apoyado en la torre. *No hemos hablado apenas en toda la noche, ahora que lo pienso... Me pregunto qué le tendrá tan pensativo a Roronoa.*

 

- Roronoa – le llamó el cirujano.

 

- ¿Hm? 

 

- ¿Qué te preocupa? Estás más ausente que de costumbre, y no estás dormido. 

 

- Nada importante, sólo miro el mar – respondió sin moverse un ápice. 

 

*No es muy hablador... En fín*. Law fue a la cabeza del Sunny, se subió y se sentó. Veía la inmensidad del mar fundiéndose con el cielo en lontananza. Esa era una de las cosas que echaría de menos. Desde su submarino no podía ver eso. Las profundidades marinas esconden paisajes increíbles; pero la luz solar, el mar en tormenta, las puestas de sol... era algo que no podía tener.

 

Iba a echar de menos muchas cosas, sobre todo cosas simples... como al capitán. Se negó ese pensamiento, pero aún así... *Esto no está bien* pensó. 

 

De repente, Nico Robin y Usopp salieron por el pasillo, Usopp se dirigió a la cocina, pero Robin no. 

 

- Buenos días, Trafalgar-san – dijo la arqueóloga. 

 

- Buenos días – respondió el aludido. 

 

- ¿Sentado en el sitio del capitán? Qué osado... - comentó la morena con picardía, mientras se acercaba a donde se encontraba Zoro.

 

- ¿Sitio del capitán? No sabía que la cabeza de un león fuera un sitio normal para sentarse. *Y yo que me sentía especial... * - contestó el Shichibukai. Robin le dedicó una sonrisa amable y se sentó con Zoro. Murmuraban cosas, pero, como de costumbre, le era irrelevante. Nunca había sido mucho de cotillear, y menos de hacer caso de rumores. Al cabo de un rato, oyó a sus espaldas a Luffy, Nami, Brook, Chopper y Franky que venían por el pasillo charlando. Supuso que iban a desayunar. No se movió de donde estaba, no se giró. Tenía que evitar ver a Luffy más de lo estrictamente necesario. *A lo mejor si no me muevo, ni respiro, Luffy no me ve* 

 

- ¡Torao! - gritó Luffy a 10 metros tras él. 

 

*Mierda, eso era con los Tiranosaurios Rex... con Drake, por ejemplo...* pensó. Trafalgar se giró ligeramente y vio a Luffy corriendo hacia él. *¿¡Pero qué...!?*

Luffy se paró en seco delante de él - ¡Torao!¡Ese es mi sitio! - le espetó el capitán.

 

Era adorable cuando se enfadaba, pero tenía algo que hacía que Law deseara tomarlo hasta dejarle seco. *Law, respira, ignórale, actúa* - Perdona, Mugiwara-ya, ¿vais a desayunar? - se bajó de la cabeza del león y se quedó frente a Luffy.

 

- Sí, ¿vienes? - le sonrió.

 

- No... voy a dormir, estoy cansado... hasta luego – Luffy se encogió de hombros. Law abandonó el lugar, y Luffy corrió hacia la cocina. 

 

Law llegó a su cuarto. Se abrió el abrigo, pero no se lo quitó, y se tumbó en la cama, con las manos cruzadas bajo la cabeza. Se quedó pensativo. *Yo no... Tss...* maldijo para sus adentros * Ese Mugiwara va a acabar conmigo. Sólo tengo que repetirme a mi mismo que tengo que controlarme, cuando esté cerca, ignorarle lo máximo posible y evitarle como pueda... * pensaba.

Se quedó dormido.

 

- ¡¡¡¡Torao!!!!¡¡Te traigo el desayuno!! - Luffy le despertó, acababa de entrar en su cuarto y llevaba un plato con comida – Franky dijo que no es bueno dormirse con hambre, que te despertarías y no podrías dormir, ¡así que te traje esto! - sonrió – se que es poco... es que me comí una de tus tortitas mientras venía – rió.

 

- Luffy... quería dormir... no... - seguía algo adormilado, pero se puso de pie y se acercó a Luffy que aún estaba de pie en la puerta.

 

Una vez estuvo frente al ojinegro, le retiró el plato y lo colocó en una mesilla que había a la derecha de la puerta. 

 

- Gracias, Luffy, ahora me lo comeré y me dormiré, no me esperéis por cubierta esta tarde, pienso dormir hasta... - No le dio tiempo a terminar la frase. Luffy le puso la mano en el pecho. *¡¿Pero qué... ?!* pensó Trafagar. 

 

- ¡Tienes un tatuaje nuevo!¡Mola un montón! - Luffy tocaba y miraba el tatuaje de su pecho con total admiración, sus ojos centelleaban.

 

El cirujano estaba petrificado, primero el abrazo del día de la fiesta, y ahora le tocaba el pecho... Lo peor es que lo hacía dentro de su completa inocencia – Luffy.... - murmuró bajando la mirada con semblante serio, mientras Luffy seguía pasando los dedos por su coloreada piel.

 

- ¡Seguro que tienes alguno nuevo en la espalda! - Luffy alzó sus brazos para quitarle el abrigo por completo, pero cuando rozó el cuello de Law, éste no aguantó más. Lo agarró de los brazos y lo empujó hacia el pasillo tan fuerte que acabaron entrando en el cuarto de los chicos.

 

Alli se encontraban Usopp y Brook. La escena era curiosa, pero Law no salía bien parado, así que les hizo un saludo con un movimiento de cabeza y salió de allí dejando a Luffy con ellos.

 

Llegó a su cuarto y cerró con pestillo, cogió la tortita que quedaba en el plato y se la comió sin siquiera saborearla. Después, se acostó. 

 

Horas después, Luffy le despertó aporreando la puerta y gritando que la cena estaba lista. *¡Maldito sea!, ¡¿es que no me va a dejar en paz hasta que le empale?!* respiró hondo *cálmate... venga, sal, cena, charla informal con los Mugiwaras y a dormir otra vez, es simple*. Se abrochó el abrigo y salió. Luffy le miraba con la misma cara de tonto que siempre, pero era adorable, era innato en él. 

 

- Venga, vamos... - murmuró Law mientras cerraba la puerta. 

 

- ¡Vamos! - Luffy saltó a su espalda - ¡llévame a caballito! - sonrió.

 

Law no podía encontrarse peor. *Tiene que estar haciéndolo aposta... No puede ser tan tonto... o quizás tengo mala suerte...*. Law bufó, pero accedió.

 

Apareció en el comedor con Luffy encaramado a su espalda. Los Mugiwara no pudieron evitar reírse. Law iba a perder la cabeza antes de abandonar el barco.

 

Tras la suculenta cena, los Mugiwaras se dirigieron a sus dormitorios, excepto Sanji, que iba a fumarse un cigarrillo antes de dormir, Nami, que tenía que hacer guardia, y, Law y Luffy que aún estaban terminando de cenar.

 

Una vez hubieron acabado, el cirujano recogió su plato y el de Luffy y los puso en el fregadero. Luffy parecía cansado, se frotaba los ojos y bostezaba.

 

- ¿Tienes sueño? Sería la primera vez – Trafagar rió y caminó hacia la salida.

 

- Sí... hoy he hecho muchas cosas... - se puso de pie, y caminó hacia la puerta – Torao...

 

- ...dime, Mugiwara-ya... - respondió mientras se preparaba para salir.

 

- Llévame a caballito hasta mi cuarto... - Luffy saltó sobre su espalda de nuevo, pero ésta vez sin energía.

 

El Shichibukai suspiró, le sujetó las piernas con las manos y lo cargó. Pesaba muy poco, pero ya se veía que mucho no podía pesar, no tenía un solo gramo de grasa a pesar de todo lo que comía.

 

- Torao... - susurró Luffy a punto de dormirse.

 

- ¿Qué? - respondió el ojigris.

 

- Sé mi nakama... - susurró. Law bajó la mirada y la ocultó bajo la sombra de su gorro, pero no contestó.

 

Cuando estuvieron frente a la puerta del cuarto de Luffy, Law lo bajó y lo despertó. Luffy entró al cuarto con bastante más energía de la que aparentaba hasta hacia un momento. *Será trolero... no tenía sueño, es que no quería andar... *

 

- ¡Buenas noches, Torao! - gritó Luffy, y se unió a sus nakamas.

 

Law entró en su cuarto y se quitó el abrigo, dejando al aire su torso tatuado. Lo iba a colgar en el perchero, pero en un acto impulsivo, lo acercó a su cara y lo olió. Aún olía a Luffy. Rió para sí y lo colgó.

 

Se tumbó en la cama, y se quedó mirando el techo unos instantes. Acaricio el tatuaje de su pecho, para recordar el tacto de Luffy, y después colocó su mano en la zona del corazón.

 

*¿Quién lo iba a decir...? Alguien le ha robado el corazón al cirujano de la muerte... * suspiró, y cayó en un profundo sueño.

  

 

Día 2. Desde la perspectiva de Sanji y Zoro:

 

Sanji se despertó temprano, muy acalorado, estaba empapado en sudor. *¿Cómo he podido sudar tanto... ? Ni que hubiera corrido durmiendo... * De repente, recordó algo; había tenido un sueño erótico. Se frotó los ojos, y bajó la mirada hacia su entrepierna, y la tocó. Estaba mojado. * No me lo puedo creer... ¿En serio, qué coño me pasa últimamente?*. Se levantó, y decidió ir a darse una ducha para limpiarse, tener sus genitales cubiertos de fluidos no le era agradable.

 

Salió de la habitación con cuidado para no despertar al resto, y fue directo al baño.

 

*¿Con quién era el sueño erótico...?* pensaba mientras se desvestía frente al gran espejo.

 

Terminó de desnudarse y se quedó de pie, mirándose al espejo, intentando recordar. De repente, la imagen de Zoro desnudo abrazándole por detrás frente al espejo cruzó su mente como una estrella fugaz y el corazón le dio un vuelco. *¡Oh, joder!¡Venga ya!* pensó mientras se apretaba el entrecejo con los dedos. *Mierda* se había empalmado.

 

Tenía que aliviarse o le dolería después. Entró a la ducha y dejó que el agua caliente recorriera su esbelto y definido cuerpo. Los mechones rubios caían como lianas por su frente. Se apoyó contra la pared y comenzó a masturbarse. Intentaba pensar en mujeres, en Nami... en Robin... pero sólo Zoro se le pasaba por la cabeza; y cuando pensaba que había conseguido tener la imagen mental de unos pechos, éstos se endurecían y pasaban a ser los pectorales de Zoro. *¡Maldito sea el jodido marimo!*. Finalmente, se rindió y acabó por pensar en Zoro voluntariamente. Se corrió y terminó de ducharse.

 

 

Fue a la cocina, y de camino pasó por cubierta, pero iba tan absorto en sus pensamientos que ni siquiera se fijó en que había gente levantada. Comenzó a preparar el desayuno. A las 10 tenía que ir a la torre, Zoro iba a entrenarle, pero aún tenía algo de tiempo. Decidió hacer tortitas, porque no tardaba demasiado y podía hacer muchas de una sola vez.

 

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Mientras tanto, en cubierta se encontraba Zoro, apoyado en la torre y mirando hacia el mar. Tenía sueño, pero como siempre, nada nuevo, no tenía nada que ver con que hubiera hecho guardia con Law la noche anterior.

 

- Roronoa – le llamó el cirujano de repente.

 

- ¿Hm?

 

- ¿Qué te preocupa? Estás más ausente que de costumbre, y no estás dormido.

 

- Nada importante, sólo miro el mar – respondió sin moverse un ápice. No es que no confiara en el Shichibukai... que tampoco; es que no iba a hablar sobre el tema , y menos con alguien que no pertenecía a la tripulación. 

 

Robin apareció de la nada y le dijo algo al cirujano, después se acercó a Zoro.

 

- Buenos días, Zoro-kun – sonrió amablemente.

 

- Buenos días 

 

- ¿Una guardia agradable?

 

- Preferiría haber estado durmiendo, pero ha sido tranquila – respondió el peliverde. 

 

- ¿Por qué no te vas a dormir ya? Estamos todos despiertos. 

 

- No puedo... voy... - hizo una pausa, suspiró y miró hacia otro lado – a entrenar al cocinero. 

 

- Entiendo... - susurró entre risitas. Zoro la miró mal.

 

Pero a pesar de esa risita, Robin parecía algo ausente, casi tanto como él - ¿Te preocupa algo? 

 

Robin agachó un poco la cabeza – No... no... Bueno sí. 

 

- Cuéntamelo, tengo mucho sueño así que dudo que te interrumpa, no tengo fuerzas.

 

Robin le contó su problema con Franky, muy resumidamente. Ella sentía que no era suficiente para él, no quería ser utilizada con un desahogo de borracho. Eso despertó algo en Zoro. Una idea.

 

Zoro no decía nada, ni siquiera la estaba escuchando a éstas alturas, pero ella hablaba y hablaba. Al principio había empezado a contarle todo torpemente, no enlazaba frases, pensaba en voz alta. Eso sí, sin cambiar su expresión seria. Pero al cabo de un par de minutos, había cogido confianza. No esperaba una respuesta de Zoro, simplemente necesitaba alguien con quien hablarlo, y eso a Zoro le venía bien, porque había dejado de prestarla atención al hablar de sentirse un medio de desahogo de un borracho. *Sanji...* comparó mentalmente las dos situaciones. No era lo mismo. Por lo que él sabía, Franky estaba enamorado de Robin desde que habló con ella en el tren marítimo, cuando se los llevaban a Ennies Lobby; y Robin sentía lo mismo, aunque no sabía desde cuándo exactamente. 

 

Sin embargo, Sanji no había demostrado interés amoroso alguno en el espadachín nunca, hasta aquella noche, y para colmo estaba borracho. Zoro le quería, no como un amor cursi de “vamos a casarnos, y a adoptar un crío, y que sea el mejor cocinero espadachín de los siete mares”, sino... un amor de querer protegerlo, tocarlo, estar con él, hablar con él sin que la conversación se tornase ridícula y acabase en una pelea... quería poder besarle. ¿Desde cuándo se sentía así? Quién sabe, no estaba seguro.

 

La situación no era sostenible. No sabía si lo de aquella noche se repetiría algún día, pero aunque así fuera, no quería. Sus sentimientos estaban de por medio, los de Sanji no. Además, Sanji había dejado muy claro que no quería saber nada del tema. *¿Tenías que pillarte por el más heterosexual del mundo? Te perderás mucho, pero puntería tienes * pensó.

 

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- Debe ser agotador cocinar para tantos, ¿no? - preguntó Usopp, que acababa de entrar por la puerta sin que Sanji se enterara, mientras tomaba asiento. 

 

- ¡Oh! Buenos días, Usopp. Te acabas acostumbrando – rió, y le sirvió un plato con tortitas - ¿Qué tal has dormido? porque yo fatal.... ésta noche ha hecho mucho calor... o al menos yo lo he tenido.... 

 

- No sé, puede, yo he dormido bastante bien... - comió un trozo de tortita – ¡A propósito de dormir!, ¿sabes lo que-...? - Se atragantó y tosió, le hizo un gesto a Sanji y éste le trajo un vaso de agua.

 

- ¡Bebe, bebe! Y ahora me cuentas lo que sea – rió mientras se sentaba frente a él en una silla. Usopp tragó el agua y la bola de tortitas que tenía en la garganta. 

 

- Te iba a decir... que he oído a Chopper insultándonos en sueños – comentó el narizón. 

 

- No me sorprende, ha ha – rió el rubio. 

 

Sanji sonrió y se levantó para seguir terminando de preparar todo. Había hecho muchas tortitas, demasiadas quizás, pero si sobraba algo Luffy se lo comería, así que no había problema. De repente, Usopp escupió el agua que tenía en la boca como una fuente. 

 

- ¡Oi, Usopp! - rió - ¡¿Qué demonios te pasa hoy?!¡No escupas en mi cocina! - y volvió a darle la espalda. 

 

- ¡Nada, nada! - sonrió, y siguió a lo suyo. 

 

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Robin terminó de hablar, y le sonrió amablemente – Gracias Zoro, hablar contigo me ha hecho pensar fríamente... a ver en qué desemboca esto.... - una sonrisa triste asomó en su rostro. 

 

Zoro no la había escuchado, no la había dado ningún consejo, pero había resultado útil. *Sonríe y asiente* y eso hizo.

 

El resto de los Mugiwaras apareció en cubierta, Robin fue hacia ellos, despidiéndose de Zoro, y se les unió; iban a desayunar. Luffy fue hacia Law. *Luffy se está encariñando con Trafagar... no debería, algún día tendrán que separarse *. 

 

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Sanji llevaba un rato sin mirar el reloj - ¡Mierda, las 10! ¡Usopp, diles a los demás que se sirvan ellos, tengo algo que hacer! - Sanji se quitó el delantal y salió corriendo de la cocina. Se encontró con parte de la tripulación nada más salir, pero se limitó a saludarles, no podía perder tiempo, tenía que estar en la torre a las 10, tenía que entrenar con Zoro, si llegaba tarde se enfadaría... *¿Desde cuándo te importa si se enfada... ?* Sanji frunció el ceño. *Estúpido cerebro, ¡¿ ahora te da por funcionar?!¡A buenas horas!*.

 

Subió corriendo a la torre, y cuando llegó no había nadie. *Son las 10, ¿por qué no está aquí?* Sanji intentaba recuperar el aliento por la carrera que se había echado *¿Y por qué debería estar aquí? A lo mejor supuso que no iba a tomármelo en serio... o que pretendo desafiarle llegando tarde... sería típico de mí, ciertamente... ¿¡Y por qué no lo he hecho!?* el rubio se rasco la melena. *A lo mejor se ha perdido, otra vez... No puede ser, ¡¿cómo va a perderse en su propio barco?!.

 

Se asomó por la barandilla de la torre y miró a cubierta, Zoro estaba sentado justo debajo, podía ver su cabezón de marimo desde arriba.

 

- ¡Marimo!¡Llegas tarde! - gritó Sanji.

 

Zoro no sabía desde dónde le llamaban - ¿Ha?¿Ero-cook?

 

- ¡Idiota, sube ya!

 

Esa referencia fue suficiente como para que supiera desde dónde le llamaban. Subió y se encontró a Sanji algo impaciente y nervioso. 

 

- ¡¿Por qué llegas tarde?!¡Tu mismo me dijiste que fuera puntual! - Sanji movía la pierna con un tic.

 

- Dije que TÚ llegaras puntual, de mí no dije nada – rió dejando sus katanas y su abrigo sobre uno de los sofás. Sanji se quitó la camisa y la dejó en éste mismo.

 

- Maldito... – murmuró Sanji encendiéndose un cigarrillo. 

 

- Oi, tira eso, aquí no se fuma. Fumar es malo para la salud. 

 

- ¡Tú bebes como un cosaco, y tienes el cuerpo plagado de cicatrices!¡Eres el menos indicado para hablar de salud! 

 

- Pero ahora soy tu maestro y harás lo que te diga – mostró una sonrisa socarrona. 

 

Sanji se estremeció *¡Estúpido cerebro!, has pensado mal, ¿¡verdad!?* Cogió el cigarrillo, lo apagó y lo tiró por la ventana. - ¿Contento?

 

Zoro asintió sin dejar de mostrar esa sonrisa. Acto seguido le pasó un par de pesas, no de las que usaba él, claro, pero para empezar estaban bien.

 

Pasó la mañana instruyéndole, le hacía repetir tandas de ejercicios mientras el se limitaba a estar tumbado en un sofá. Mientras Sanji se ejercitaba, Zoro pensaba sobre lo que había “hablado” con Robin. No iba a volver a intentar nada, bajo ningún concepto.

 

Discutieron a gritos un par de veces, como de costumbre. Pero en general la mañana fue provechosa.

 

- No está mal... prueba con ésta – el peliverde le pasó una pesa de las que usaba él habitualmente. Aunque el cuerpo sudoroso, e hinchado por el ejercicio, de Sanji era muy tentador, Zoro apartó esos pensamientos de su mente. No era fácil, pero tampoco imposible.

 

Sanji la levantó una vez, pero fue incapaz la segunda vez y se le cayó encima, aprisionándole contra el suelo de madera. Zoro se levantó corriendo para quitársela. Se la retiró como si no pesara lo que pesaba realmente. Y le extendió la mano para que se levantara. - ¿Estás bien? 

 

Sanji, algo dolorido, le agarró la mano y se levantó con impulso – Claro – pero demasiado impulso y se chocó con Zoro. Sanji notó el calor que emanaba el cuerpo de Zoro, ni siquiera había hecho ejercicio y ya estaba ardiendo. Era típico de Zoro, su temperatura corporal normal eran unos 38'5 ºC, eso no podía ser normal. Sólo se habían tocado un segundo pero fue suficiente para que Sanji se pusiera rojo. Ese calor... ese tacto... le hizo recordar la noche que estuvieron juntos, y se empalmó. Estaba paralizado, notaba sus propios latidos del corazón hasta en el cerebro. Le palpitaban las sienes, tenía un nudo en la garganta. Ni siquiera había mirado aún a Zoro a la cara. *¡¡Que no me mire la entrepierna, por dios...!!*.

 

Éste se limitaba a observarle, con seriedad. Aunque podía oír los latidos de su nakama. 

 

- Oi, ¿estás mareado o algo? Tienes taquicardia... 

 

Sanji no era capaz de hablar, en realidad no estaba escuchando - ¿Q-Qué...? 

 

- Te pregunto, si estás bien – dijo mientras le observaba de arriba a abajo, hasta que paró su mirada en la entrepierna de Sanji. Al llevar los pantalones de su habitual traje, se le notaba la erección. Zoro se quedó petrificado.

 

El cocinero permanecía pensativo mirando los abdominales de su compañero. Estaban bronceados, definidos y musculosos. De manera impulsiva los tocó, e inmediatamente se arrepintió.

 

Zoro se había quedado sin habla hacía unos segundos, pero ésto lo descolocó totalmente. 

 

- ¡Voy a ducharme! - Sanji se apartó, y salió de allí tan rápido como pudo. 

 

*¡¿Se puede saber... qué quiere éste tío?!* pensó Zoro.

 

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Sanji caminaba murmurando cosas entre dientes: maldiciones, insultos, desvaríos... Llegó al baño y entró a la ducha, esta vez, de agua fría. *Estúpido y sensual marimo*golpeó la pared con el puño, y dejó que el agua fría le aclarara las ideas.

 

Tenía que volver a masturbarse. Pero ésta vez fue distinto. Esperó a que el agua helada enfriara su estado de ánimo, y cuando estuvo más relajado y receptivo, comenzó.

 

No perdió tiempo en intentar pensar en mujeres, sabía que sería inútil, tenía al cuerpo jota ése metido en la cabeza. Usó su desbordante imaginación para imaginar que Zoro estaba allí con él; que le abrazaba por detrás, agarraba su miembro y comenzaba a masajearlo. Primero despacio, y poco a poco fue aumentando el ritmo. Con una mano se masturbaba y con la otra se apoyaba en la pared de la ducha.

 

Recordó entonces que aquella noche no llegó a follar con Zoro. Por mucho que odiara estar en ésta situación... *Me arrepentiré de pensar ésto pero... ojalá lo hubiera hecho...*. Decidió imaginarse como hubiera sido, e introdujo un dedo en su entrada. Al principio le molestaba, pero poco a poco fue dilatándose, y terminó por introducir 2, incluso 3. Sólo pensar que el miembro de Zoro estaba dentro de él, le hacía jadear. Terminó viniéndose, y se limpió con el agua que aún seguía cayendo de la ducha.

 

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Tras haber recogido las pesas, bajó y fue al camarote de los chicos. Se encontró allí a Usopp. 

 

- Usopp, no hagas mucho ruido, que voy a dormir – dijo mientras se tumbaba en su “cama”.

 

- Eso está hecho – hizo una pausa – Oi.. Zoro... 

 

- ¿Hm? 

 

- ¿...Qué hacías con Sanji en la torre? - Usopp parecía reparar algo.

 

- ¿Ha..? Le estoy entrenando, no quiere depender solo de sus piernas, no puede correr y llevar peso con ellas al mismo tiempo – respondió el peliverde, ya con los ojos cerrados, cómodamente tumbado sobre su hamaca.

 

La voz de Usopp pasó a ser un simple murmullo, como las olas del mar, y unos segundos después, se quedó dormido.

 

 

El resto del día transcurrió con tranquilidad y “normalidad”. Sanji hizo una deliciosa comida, a la que no asistió. Despertó horas después, ya casi cuando tocaba ir a cenar. Luffy armó jaleo, como siempre, y en cuanto estuvo con fuerzas suficientes, se puso a discutir con Sanji, para no variar la rutina. Todo iba acorde con lo que en ese barco era normal.

 

 

 

Al caer la noche, fueron a cenar, y fue una de esas usuales cenas con gritos, conversaciones absurdas... Trafagar llevó a Luffy a a espalda, como una concha de tortuga, hasta el comedor, lo que provocó la risa de los presentes.

 

La mayoría fueron a acostarse, pero Zoro, al haberse levantado tan tarde, no tenía sueño y decidió entrenar un rato en la torre.

 

Desde arriba, vio a Nami y a Sanji charlando en la barandilla. *El cocinero de mierda... no pierde oportunidad para intentar meter el ariete por la puerta del castillo... Idiota*. Se puso a levantar las pesas más pesadas que tenía, quería desahogarse. Ese idiota le ponía nervioso.

 

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Sanji decidió que necesitaba fumar, le relajaría, así que en cuanto terminó de cenar, fue a la barandilla y se encendió un cigarrillo. 

 

Nami se le acercó – Sanji-kun, ¿estás bien? 

 

- Claro, Nami-swan... - dió una calada. 

 

- Sé perfectamente que no, te lo noto, yo me doy cuenta de todo, Sanji, soy una mujer – respondió Nami con arrogancia.

 

- ¡Y qué mujer! - contestó Sanji en un intento de flirteo muy forzado. 

 

- Sanji, deja esa pose y cuéntamelo – Nami se apoyó en la barandilla junto a él. 

 

El cocinero le contó, con mucha dificultad para no dar pistas acerca de la identidad de la persona en cuestión, que sentía algo por alguien... por quien no debería sentir eso. Mantuvieron una conversación medianamente profunda, durante la cual Sanji se ventiló 5 cigarrillos. No hizo referencia a los hechos reales, se limitó a hablar en tono general, si decía que la persona en cuestión estaba en ese navío, le pillaría pronto, no eran muchos. 

 

De repente.... - ¡Chicos! - gritó Usopp desde unos metros detrás de ellos.

 

- ¿Qué? - respondió Nami. 

 

Usopp se acercó unos pasos hacia ellos - ¿está todo bien? -comentó. 

 

- Claro – respondió Sanji sin siquiera girarse, ni retirarse el cigarrillo de la boca - En breves me acostaré. 

 

- Está bien, Usopp, ¿vas a dormirte ya? - respondió la pelirroja, colocándose el pelo detrás de la oreja. 

 

- Mmm... sí, estoy algo cansado, ¿quién hace guardia hoy? 

 

- Yo, hoy me quedo yo... pero si te quieres quedar tú lo entenderé, y me sacrificaré yéndome a dormir a mi mullida y suave cama. Ya sabemos que el mar tiene algo que nos hechiza, y de noche es muy bonito... – Nami sonreía, pero Usopp se alejaba de la escena a zancadas – Mierda – rió la pelirroja. 

 

- Yo me quedaré – comentó Sanji. 

 

- ¡¿De verdad?! - los ojos de Nami centelleaban – Muchas gracias, Sanji-kun, eres todo un caballero – le respondió Nami sensualmente utilizando sus armas de mujer fatal. 

 

Sanji sonrió, y Nami se alejó dando saltitos de felicidad.

 

*Hace dos años... algo tan simple como ésto, me habría hecho enloquecer... sin embargo.... * dio otra calada. 

 

De pronto, oyó un golpe en la torre y a Zoro maldiciendo a sus propias pesas. Se le había caído una. Sanji esperó un rato a que sus nakamas se hubieran dormido ya, no quería arriesgarse a ser visto. Fue a la cocina y cogió una botella de sake, se sentó en cubierta mirando hacia la torre y comenzó a beber. No a beber por placer, a beber rápido, tenía un plan, para ello tenía que emborracharse. Pensaba repetir la faena. Quería volver a sentir a Zoro, y estar borracho era una excusa perfecta. Al día siguiente podría decir que estaba borracho, y así no tendría que reconocer sus sentimientos,

 

Al cabo de varios largos tragos, el alcohol empezaba a hacer efecto. Su vista había empeorado, pero de alguna forma, le hacía ver todo más hermoso de lo que era. La luz de la luna rielaba en el mar como espadas brillantes, una por cada ola. Todo le recordaba al estúpido marimo. La luz de la torre era la única luz en muchas millas. Era amarilla, contrastaba con la luz de la luna, y sin embargo, no por ello era menos hermosa. El cielo era azul profundo, en contraste con el negro mar que rodeaba la embarcación. 

 

Zoro seguía allí arriba. De vez en cuando podía ver su sombra pasearse de un lado a otro.

 

Llegado el momento, decidió que ya estaba lo suficientemente borracho, y decidió ir a buscar al estúpido marimo, que, ajeno a lo que planeaba Sanji, seguía levantando pesas.

 

El cocinero subió la escalerilla de madera con extremada precaución, lo que le faltaba era caerse ahora. *Eso sí que sería ridículo* pensó.

 

Llegó hasta arriba y caminó hasta a puerta, donde se quedó de pie mirando a Zoro que estaba de espaldas a él.

 

Zoro no llevaba su habitual abrigo, lo que permitía a Sanji ver su musculado y sudoroso torso. Estaba hinchado, debido al ejercicio. Sanji deseaba empotrarle y besarle hasta dejarle más seco que Arabasta. Pero Zoro notó su presencia. 

 

Se giró hacia él - ¿Cara arroba...?¿Qué haces aquí?¿No le tocaba a Nami hacer guardia? - dijo mientras dejaba la pesa que estaba usando en su sitio.

 

- Zoro... - caminó un par de pasos hacia él, con dificultad, porque estaba visiblemente borracho. Y acabó cayéndose delante de Zoro, quien rió un poco.

 

- ¿Estás... borracho...?¿Tú solo? Qué triste – y sonrió con “esa” sonrisa arrogante. Se agachó para verle la cara. Sanji intentaba levantarse, con poco éxito. Consiguió ponerse, más o menos, de rodillas. - ¿Estás bien? - le preguntó el espadachín.

 

En ese momento Sanji saltó sobre él y lo derrumbó. Quedó sentado sobre la pelvis del peliverde, quien yacía tumbado boca arriba sin entender nada.

 

- ¡¿Qué crees que estás haciendo, maldito cocinero de mierda?! - Zoro intentó revolverse, pero Sanji se abalanzó sobre él y lo besó. Sin miramientos, sin perder tiempo, Sanji lo besaba como si fuera a morir al día siguiente. Acariciaba su cuerpo y su pelo. Zoro estaba paralizado, quería seguirle el juego, pero por otro lado no quería. *Recuerda lo que pensabas ésta mañana, no entres en éste juego... Tus sentimientos corren peligro, los suyos no... él... no tiene. Sólo es un desahogo de borracho... está borracho.* Zoro intentó revolverse de nuevo, pero Sanji lo apretaba con fuerza contra el suelo. *No tengo más remedio... lo siento, Sanji*. El espadachín le propinó un soberbio puñetazo en la mandíbula que le rompió el labio, y lo hizo volar hasta el otro lado de la habitación. Sanji se quedó aturdido, y vio como Zoro se levantaba. Éste se paró frente a él.

 

- No. Sanji... así no. Esto no funciona así. Lo siento. - y salió de la habitación dejando a Sanji apoyado contra la pared.

 

El cocinero pasó la noche allí, y paseando por la cubierta. Se sentía avergonzado, no quería dormir en el mismo cuarto que Zoro después de aquello... simplemente, no podía. No se había sentido peor en toda su vida. Sentía que iba a llorar de un momento a otro, pero se contuvo.

 

*¿Y ahora... qué hago...?*

 

 


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