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Si el plan A no funciona por HeartBreakerGirl

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Notas del capitulo:

¡Hola! Esta vez me tomó menos tiempo del normal en actualizar. ¡¡Han sido cinco días desde la última vez que actualicé!! Así que.... sean felices ^^ 

Primero que nada haré una nota algo larga. Espero que me disculpen. Sé que dije que actualizaría mis otros fics, pero por algún motivo ando más inspirada en este y además no hay trabajo, por lo que me he pasado estos días escribiendo. Quería agradecer los hermosos reviews que me dejaron el capítulo pasado. ¡¡Muchas gracias!! Se los digo de corazón <3

Veo que también las sorprendí con el capítulo pasado. No tenía idea que pudiera hacerlo. Creí que el capítulo era predecible y había dejado pistas en el anterior, pero como siempre me equivoqué y me llevé una sorpresa. Fuímos dos sorprendidas, ustedes lectoras y yo como escritora. ¿A qué no es curioso? hahha

Otro punto a aclarar. Me olvidé de decir en el capítulo pasado que la historia de la repostera es real. Es un hecho real, cambié un par de cosas, pero lo demás... todo eso sucedió. Así que quiero aclararles que eso no vino de mi mente. Lo leí y fue desgarrador ver cuán cruel suele ser la humanidad. Cayó perfecto para levantar a Seung Hyun en ese momento. Lo plasmé lo mejor que pude.

Por último. Gracias a una de mis lectoras, Lo. Que me dejó un review. Me hizo dar cuénta de mi error. Me refiero a cuando Bae le pregunta Ji Yong cuánto tiempo lleva enamorado de Seung. Yo puse un año un mes y tres semanas. Aquello fue incorrecto, en realidad es un año cinco meses y tres semanas. (hasta la letra G) Seung llevababa cuatro meses de depresión y el plan de Ji entró en vigencia a partir del quinto mes, han pasado un mes y tres semanas desde el plan de Ji Yong. Eso quería aclarar. Eso es todo y didfruten el capítulo

"El corazón tiene razones que la razón no entiende"

 Blaise Pascal

 

El rubio entre torpezas dejó que Seung Hyun pasara, su lenguaje corporal era un jodido desastre y no había mucho que hacer para arreglarlo. Le había agarrado con la guardia baja. ¿Qué se supone que debería hacer? Se alegraba que su departamento no fuese un desastre en ese momento, si no… se sentiría peor de lo que estaba. ¿CÓMO Seung Hyun había resultado ahí, como si nada parado en su puerta? Ahora que lo seguía, detrás de él, en la oscuridad. Se sentía prisionero de sus malditos nervios. Definitivamente él era una catástrofe andante esperando que el mismísimo verdugo acabe con él sin piedad. Esperaba que fuera una visita corta y limpia, aunque sabía muy bien en el fondo de que la probabilidad era nula. ¿Por qué? ¿Por qué? Gimoteaba de frustración internamente. Nada salía cómo él quería. Nada. ¡¡Que enervante era!! Respiró hondamente. Observó aquella ancha espalda y trató de descifrar, el motivo de su visita y cómo le había descubierto. Se centraba en mirarlo fijamente cómo si así pudiese resolver el misterio de todo lo que le estaba pasando en ese momento. Tanto se perdió en esa tarea, que no se dio cuenta que el mayor se había volteado hace minutos y le miraba fijamente.

Seung Hyun por primera vez en su vida hacía uso de un coche propio, sin licencia de conducir, desde que había debutado no había conducido un vehículo personal. Ni siquiera cuando estaba de noviazgo con Seo Hwa. Sin embargo, para todo siempre había una primera vez y las cosas resultaron de esa manera. Saliendo de su villa, solo al enterarse que Ji Yong estaba enfermo. Prácticamente era una suerte que no tuviese una multa por conducir sin tener permiso de hacerlo. Solo dos paradas hizo en su trayecto al departamento del rubio. La primera en una farmacia y la segunda en una tienda para comprar sopa, incluso la calentó en uno de los microondas que tenían a disposición del público. Que no lo reconocieran, también era otro milagro. El abrigo que encontró en el garaje le sirvió mucho para ocultarse. Parecía que la suerte estaba del lado de él ese día. Reconocía que era raro manejar y recorrer Seúl de esa manera. No obstante al fin al cabo llegó a su destino, sin ningún percance y lo agradecía. Mientras recorría el vestíbulo de Ji Yong se dio cuenta que todo estaba oscuro. Aquello no le gustó y es por eso que se volteó para regañarlo. Tenía el ceño fruncido y parecía que Ji Yong vivía en otro mundo, sus ojos estaban desenfocados.  Evidentemente no le prestaba atención, eso le irritó un poco más y a la vez le preocupó. Carraspeó débilmente y surtió efecto, enseguida Ji Yong se espabiló.

-¿Hyung?-musitó en un hilo de voz, tenía una cara de desconcierto total.

El rubio sintió que se remecía su interior por unos segundos, al ser consciente que Seung le había apartado de su aturdimiento y que quizá, llevara minutos viéndole en ese estado. Una ráfaga violenta de carmín cubrió sus mejillas.

-Todo está oscuro- siseando furiosamente le dirigió la palabra. Los ojos del más chico se abrieron de la sorpresa.

-Estaba a punto de dormir, hyung- se defendió como pudo y le respondió de una manera calmada.

-Sí, bastante ibas a dormir a las ocho y media de la noche- con sarcasmo le respondió el pelinegro- Te conozco. Sé que te cuesta dormir cuando estás enfermo.

-¿Enfermo?- como acto reflejo preguntó.

 Su voz sonaba tan inocente. Es que de verdad, no sabía de qué hablaba Seung Hyun, sin embargo pudo percibir que le miraba más enojado. No era necesario prender las luces para saberlo. Temió en ese instante. ¿En qué lío le había metido Young Bae? Una sarta de maldiciones e incoherencias se manifestaron en su mente.

-Sé que estás enfermo, Ji Yong- con voz contenida. Tratando de controlar su ira. ¿Por qué no le había dicho la verdad?- Me lo dijo, Young Bae y prenderé la luz. No puedes estar así.

-Estoy…-sus palabas murieron en el acto.

Seung Hyun había encontrado el interruptor y el vestíbulo se llenó de luz. A Ji Yong le cegó por unos minutos. Desde el Jueves había estado así, viviendo a oscuras como si fuese un ermitaño. En tres días se había acostumbrado a la oscuridad y ahora Seung  venía, le ponía todo su mundo cabeza arriba y solo quería jalarse los cabellos por ello. Había despejado su agenda para quedarse cuatro días solo y solo la mitad de días, pudo cumplir su deseo.

-Te veo perfecto- Seung Hyun fue sarcástico.

 Lo sabía. No lo había podido ver bien en la entrada, pero ahora que lo hacía podía verlo más nítidamente su apariencia descuidada. El cabello del menor estaba desaliñado, tenía unas notorias ojeras como si fueran manchas de carbón, las esquinas de sus ojos enrojecidas, sus ropas parecían viejas y la sábana que llevaba cubriendo desde su cabeza hasta su cuerpo, no le ayudaban en su defensa.

-Quería esta cómodo-se quejó el rubio. Sabía que su respuesta era pobre, sin embargo era sincera.

-Ahhh… ¿cómodo?-haciendo uso de su voz calmada, Seung habló. Aquello no ni una anestesia para Ji Yong, bajo la mirada inquisidora de Seung, el rubio buscó no amedrentarse- Digamos que te creo.

Seung Hyun volteándose nuevamente se dirigió a la cocina. Dejando a Ji Yong, solo, en medio del vestíbulo. Pasó por la sala y prendió las luces, lo mismo hizo con la cocina. El rubio irritado por la presencia de Seung en su casa y que le dejara con la palabra en la boca, a grandes zancadas se dirigió dónde se encontraba. No tenía derecho a dejarle en ese estado. Tenía intenciones de ir a gritarle y nadie le quitaba esa idea de la cabeza. Lo encontró sacando un plato hondo de la alacena e hirviendo agua en la tetera. ¿Desde cuándo Seung Hyun era rápido en hacer las cosas? Casi provocó que ahí mismo se le descolgara la mandíbula. Bruscamente meneó su cabeza y entrecerró los ojos. Volvía a recordar la razón por la que se encontraba disgustado.

-¡¡¿Se puede saber que significó ese tono condescendiente conmigo en el vestíbulo?!!- el menor alzó un poco la voz. Le crispaba tenerlo ahí.

Nada. Solo el silencio le respondió. Seung Hyun prescindió de él, como si no existiera, concentrando en lo que hacía. Aquello le hizo rechinar los dientes con fuerza. ¡Era increíble!

-Toma, Ji. Tienes que comer un poco-Seung Hyun puso el plato de sopa sobre la mesa. En su frente no había ni una señal de arruga o que estuviera enojado. Estaba tranquilo. Ji Yong más enojado y ofuscado se sintió- Está caliente. Debes aprovecharlo.

-No tengo hambre- arrastró las palabras como si no tuviera importancia lo que decía.

Sin embargo, en ese preciso momento, su estómago eligió para gruñir desaforadamente en ese momento. La cara de Ji Yong se volvió el rostro de un hombre en estado de ebullición. Roja. Completamente roja se encontraba. Ningún resquicio de su rostro níveo y cremoso como la leche se salvaba. Tanto así que sus orejas le hacían juego, pues también se encontraban en la misma condición. ¡Maldito cuerpo traicionero! Fue la primera cosa que pensó. La cólera aún no se le había ido, no obstante nada se comparaba por la vergüenza que estaba aconteciéndole en ese instante.

-¿Decías?- Seung Hyun enarcó una ceja.

-¿Qué?- le respondió malhumorado.

Arrastrando los pies con una lentitud extrema y aún con su semblante colorado a más no poder se dirigió a la mesa. Seung Hyun lo observaba no le reprochaba nada. Que estuviera de mal humor era comprensible, Ji Yong estando enfermo se volvía irascible, no le era extraño. Se sentó frente a él mientras esperaba que terminara de dar los pocos pasos que le quedaban. Suspirando el menor, se sentó en la mesa y en silencio, aún con el ceño fruncido, se limitó a comer. Inmediatamente su organismo le agradeció, poco a poco el hambre se le aplacaba y aquello más le sacaba de quicio.

-¿Está buena?- preguntó Seung Hyun. Tenía  sus codos apoyados sobre la mesa. Una de sus manos, en forma de puño, hacía de soporte debajo de su barbilla. Observaba al rubio con curiosidad.

Ji Yong tenía la mirada baja. Solo hacía el gran intento de fingir que la sopa era más interesante que Seung Hyun, tener su mirada taladrante, eran inquietante. Hacía que quisiera comer con lentitud y que su sopa nunca se acabara. ¡Bom Bom Bom! El ritmo cadencioso de su corazón, no le dejaba en paz. Más aún cuando oyó su voz, interrumpir el remanso de paz en el que se hallaba. 

-Hmm…. Sí, tiene buen sabor- admitió a regañadientes. Negándose a levantar su mirada.

-¿Tengo algo en la cara? O… ¿Sigues enojado conmigo?-curioso preguntó el mayor, sin moverse ni un centímetro.

-¿Eh?- Ji Yong se tensó. Había tratado de alargar el momento de enfrentarse a él, al parecer su estrategia no era tan efectiva como pensaba que le iba a durar. Tomando un sorbo de sopa más y armándose de valor levantó lentamente sus ojos para encontrarse con aquellos ojos negros que lo llevaban, siempre, a otra dimensión. Por más que fuesen melancólicos.-No, hyung. Solo estoy sorprendido por tu visita. Nunca has salido de la villa en estos cinco meses y tres semanas que llevas con tu….-buscó la palabra exacta- situación. Oh, perdón.-había caído en cuenta de algo- Con esta semana son seis meses, aunque mañana se cumplirían, igual estamos cerca de la fecha.

-Si no fuera por el tifón no me hubiese enterado de nada- explicó Seung Hyun pausadamente.

-¿Tifón?- el rubio se las arregló para seguir comiendo.

-¡¡El que hubo en Jeju, Ji Yong!!- le reprochó Seung Hyun- De verdad estar enfermo se te hace olvidar de unas cosas.

-Oh, sí. Lo siento, hyung. El tifón- comprendiendo todo el menor le siguió la corriente.

¡Jodido tifón! ¡Me arruinaste todo!

-Fue un alivio que cancelarán las grabaciones- comentó Seung Hyun- De igual manera estabas enfermo, ¿para qué ibas a ir?

-Tengo que cumplir mis responsabilidades, hyung. Una simple gripe no me detendrá- le respondió molesto y diciendo la primera mentira que se le ocurrió.

Al menos la enfermedad lo era porque lo demás era verdad. Los que lo conocían sabían cómo era de responsable con su trabajo.

-¿Simple?- Seung Hyun se mostró escéptico- Mira cómo estás.

-Estoy bien, hyung-le respondió cansinamente Ji Yong- Y no me cambies de tema. ¿Cómo convenciste a Young Bae de venir a traerte?- terminando de hacer su pregunta se dispuso a tomar una cucharada más de sopa.

-No viene con Young Bae. Vine solo. Manejé hasta aquí- el pelinegro le dio la respuesta a su curiosidad como si fuera algo cotidiano. Cuando precisamente no lo era.

El líder de BIGBANG casi se atragantó con aquel líquido caliente que pasaba por su garganta. Tosiendo un poco y tocándose el pecho, procuró calmarse. Las palabras de Seung Hyun, le había tomado desprevenido y por segunda vez en la noche la misma persona le provocaba eso.

-¿Quieres agua?- el mayor le ofreció para que se le pasara el ataque de tos. Este negó ligeramente con la cabeza.

-No… cof cof cof… Ya se me pasó- tocándose por última vez su pecho. Respiró profundamente y luego se dirigió a su hyung- ¿Manejaste hasta aquí? Pero… si no tienes licencia-murmuró consternado de la impresión.

-Tuve suerte, Ji- se encogió de hombros.

-Igual no debiste venir aquí. Estoy bien- ya había perdido la cuenta de veces que le había dicho eso. Tomando lo último que le quedaba de sopa, se paró y dejó su plato en el lavador. Dispuesto a lavarlo.

-Estás enfermo. No puede lavar con agua fría- ni sabía cómo, pero ya tenía a Seung Hyun a su lado, quitándole sutilmente de su sitio.

Bufó. Se quedó rezagado a su costado. Cruzado de brazos observó como lavaba aquel objeto.

-Estoy bien, Seung. Un poco de agua no me va a matar.

-Debería dejar de decirlo. Ni tú te lo crees-Ji Yong rodó los ojos. Agradecía que lo cuidase, pero no lo necesitaba ahí, ese día.

-No estoy agonizando, Seung- el mencionado volteó a verlo entrecerrando los ojos. Ji Yong quería seguir con su discurso cuando un estornudo impertinente escapó de su nariz y así sucesivamente seguían otros.

¡Por lo más sagrado de la tierra… ¿Tenía que sucederme eso ahora?!

-Acabas de estornudar mucho. Creo que eso explica todo, Ji Yong.

Y Ji Yong contra eso no podía hacer nada. A la maldita hora que se había quedado toda la tarde sentado en el parqué. Le lanzó una mirada envenenada a Seung Hyun, este ni se inmutó y sacando cosas de aquella bolsa de papel marrón, le entregó un jarabe y una tableta de pastillas.

-Lo de la farmacia me dijeron que eso te haría bien- el rubio le arranchó el jarabe con fastidio.

-¿Jarabe? No soy un niño, hyung- se quejó.

-Así el efecto será más rápido, Ji Yong- el mayor del grupo le explicó y en dos pasos se acercó a él. Le tomó las manos haciendo que el corazón de Ji Yong desbocara en su garganta- Estas frío, Ji Yong. No me gusta. ¿Por qué no te abrigas?

-No lo veo, necesario hyung.- pasó de estar molesto a cohibido en un segundo.

¡Maldito Seung y las emociones que le hacía sentir! Definitivamente las elecciones que había hecho el día de hoy, no habían sido las adecuadas.

-Pues yo sí lo veo necesario- con su voz ronca el pelinegro sonó determinado y le arrastró fuera de la cocina hacia su cuarto.

Ji Yong quería soltarse, pero no podía. El agarre de Seung Hyun era fuerte, aunque agradecía que no fuera al grado como le sucedió en el ring hace semanas. Solo con resignación se dejó llevar, era inútil resistirse a Seung y más aún cuando tenía una idea fija en la cabeza. El mayor podía llegar a ser un cabezota como él. Conforme sus pasos llegaban a su destino, Ji Yong, quería saber cómo se  libraría de la mentira que había dicho. Él no estaba enfermo. Bueno. Parecía que cogería un refriado por estar sentado demasiado tiempo sentado el parqué, pero de ahí… no creía que iba a suceder más. Su mente estaba deseando estar verdaderamente enfermo. ¡A ese punto había llegado! ¡Era el más grandísimo imbécil que existía sobre la faz de la tierra! Suspiró sonoramente, haciendo que Seung Hyun volteara a verlo por unos segundos. Por un breve instante sus ojos se encontraron, pero el mayor interrumpió su acción para volverse a abrir la puerta de su dormitorio.

Al entrar. Agradecía una vez más que no estuviera hecho un desastre total. El más grande sentó al rubio en la cama por un momento, con una mirada de advertencia le hizo ver que no se tenía que mover, puso la tableta de pastillas junto al jarabe que había dejado Ji Yong en la cama, en la mesita de noche y caminó hacia una de las habitaciones que había al lado de los aposentos de Ji Yong. Sabía que el menor tenía una habitación especial para su ropa. Hurgando entre las distintas vestimentas logró encontrar un abrigo decente para Ji Yong y satisfecho con su hallazgo regresó a la habitación del rubio.

-Toma. Ponte esto- le instó a hacerlo.

-Aishh…. – cogió el abrigo y se lo puso- ¿Contento?

-No existe eso para mí, pero estoy complacido- Seung Hyun fue directo y sincero- Ahora sí. Tienes que dormir.

-Pero… hyung. No tengo ganas- le replicó el mencionado.

-Esas ojeras horrendas no se quitarán con magia, Ji- le contraatacó inteligentemente.

-Existe algo que se llama maquillaje, Seung. Por si no lo sabías- usando su sarcasmo. Ofreció la solución del problema.

-Es algo efímero. Tampoco me interesa tu lógica- Seung Hyun lo empujó resultando Ji Yong cayendo de espaldas a  su colchón- Tu salud es importante. Entonces…

-¡¿Qué diablos, Seung?!- todo el rostro del menor mostraba facciones contrariadas- No tengo sueño. Estoy diciendo la verdad.

-Al menos recuéstate en la cama, Ji- dándole una mirada severa se dirigió a su líder y mejor amigo. Este al ver que Seung no iba a dar brazo a torcer. Refunfuñando algunas cosas lo hizo.

El rapero pelinegro al ver que Ji Yong acataba sus órdenes, caminó rodeando la cama y se echó a su lado. Era bueno que Ji Yong tuviese cojines aparte de almohadas. El rubio al verlo a su lado compartiendo el mismo espacio sintió que le daba un colapso ahí mismo. Quizá sin querer por culpa de Seung, resultaría enfermo. ¿Cómo podía tan frescamente estar ahí a su lado como si nada? ¿No sentía acaso que su pobre corazón no lo aguantaría?

-¿Qué haces?-musitó en un hilo de voz.

-Cuidarte. Eso es lo que haré- le hablaba como si Ji Yong fuese un idiota lo que le hacía fruncir el ceño- Veremos televisión hasta que te duermas. Tengo que asegurarme de eso.

-Seung…-empezó a darle lo contrario.

-Seung, nada. Antes te traeré un vaso de agua. Espérame- enseguida el pelinegro abandonó la habitación.

Ji Yong tiró un cojín de frustración. ¿Qué? ¿Acaso Seung Hyun pensaba pasar la noche dormido junto a él? No. No podía suceder. Eso estaba más allá de sus límites. Contuvo un grito ahogado en su almohada. Quería echarse a llorar ahí mismo, pero sabía que con eso no solucionaría nada. De repente se acordó que tenía un celular y sacándolo de su bolsillo, lo prendió. Lo primero que vio, fue que tenía un montón de llamadas perdidas de Young Bae y un mensaje de voz de este. Rápidamente discó la operadora para oír aquel mensaje de voz.

Ji Yong. Te he llamado muchas veces y no contestas. Ni sé por qué te dejo este mensaje, si seguro no lo escucharás. ¡¡Ahh…. verdad!! Lo hago para que después no te quejes que no te avisé. Seung va a tu departamento, seguro que ya está ahí. No pude detenerlo. Lo siento. Vio por TV que había un tifón y le dije lo primero que se me ocurrió. Ya sabrás… una mentira sucedió a la otra y este es el lío en que nos hemos metido. Intenta parecer enfermo, si quieres salvar tu pellejo. Eso es todo. Adiós.

¡Joder! ¡¡Que mierda era todo lo que estaba pasando!! ¿Si quieres salvar tu pellejo? Iba a matar a su mejor amigo, aunque sabía que no tenía razones de hacerlo. De igual modo, le iba a regañar. Marcó su número de celular. ¡¡Le iba a escuchar!!

-¿Ji?

-No. Soy su fantasma- sarcástico y con humor de los mil demonios le respondió en voz baja aprovechando que Seung no estaba- ¡Claro que soy yo!

-Te intenté avisas. No me regañes- oyó como Young Bae se reía con alegría- Tú tienes la culpa de tener tu celular apagado.

-Se supone que Seung no debería estar acá, Bae- entre dientes le respondió.

-¿No escuchaste mi mensaje de voz?

-¡¡Claro que sí!! De igual eso no cambia lo que está sucediendo- gimió de frustración.

-Vamos. Cálmate, Ji. Sé que esto salió un desastre- la voz de su mejor amigo sonaba conciliadora- Trata de seguirle la corriente.

-No sé si podré- el menor lucía asustado. Luego dio un sonoro estornudo.

-¿Estás bien?-preguntó el moreno preocupado por lo último que había oído.

-Parece que me resfriaré, Bae- suspiró brevemente.

-Creo que la suerte está de tu lado, Ji- el moreno volvió a reír.

-¿Suerte? ¿Estás loco?- Ji Yong tuvo que contener sus ganas de chillar-De cualquier manera es un refrío, no una gripe como Seung piensa. Nada cambia que está aquí.

-Solo es una noche, mañana lo despachas Ji Yong.

-Pero…- le iba a replicar cuando escuchó los pasos de Seung acercándose a su cuarto- Te tengo que dejar. Ya viene. Adiós.

Sin más colgó su celular y a tiempo lo guardó en su pantalón de buzo. Seung Hyun entraba con una jarra con agua y un vaso en su otra mano. Lo puso en la mesita de noche y sirvió un vaso a Ji Yong. Primero le extendió el jarabe y este pese a que sus ojos le suplicaron que no quería hacerlo, Seung le dio a entender que tenía que hacerlo o si no era a la fuerza. A regañadientes. Con la ayuda de un vaso pequeño de medidas, que venía junto al jarabe, tomó de un sorbo. ¡Puaj! Odiaba el eucalipto, por más que lo mezclasen con miel. Tomó un poco de agua y luego prosiguió a tomar una de las pastillas. Bebió de un trago el resto de agua que le quedaba en el vaso.

-¿Quieres más?-le preguntó Seung.

-Dame más. Sabes que odio el eucalipto- Ji Yong hacía ascos con su lengua. Seung rodó los ojos y le sirvió más.

-Eres exagerado, Ji.

-Mira quién habla. ¡Já!-burlonamente le respondió.

Seung Hyun no dijo nada. Se mantuvo callado y otra vez, bordeando la cama del rubio, se colocó al lado de él. Prendió el televisor. Le dio el control al dueño del aparato.

-Tienes que dormir. Escoge lo que quieres ver.

-Eres tan insistente- Ji Yong optó por reírse en vez de enojarse. Cogió el control y al cambiar los canales, encontró algo que le llamó la atención.

-¿El rey León?- Seung Hyun enarcó una ceja.

-Hay que recordar viejos tiempos, Seung. Hace años que no lo veo. No tiene nada de malo o ¿sí?- una sonrisa se plasmó en el rostro del rubio.

Seung Hyun solo se limitó a encogerse de hombros y a mirar la película con su amigo. Hablaba en serio. Lo iba a cuidar. Siempre no le había gustado que se enfermara y Ji Yong cuando andaba así, solía ser descuidado por eso era el quién corría a comprar la medicina y le cuidaba toda la noche hasta que mejorase. Ji Yong solo sabía, que aquella noche…sería muy larga para él. Buscando no lamentarse más de su mala suerte y estornudando por milésima vez en la noche, concentró sus energías en ver la película.

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Young Bae esperaba que las puertas del ascensor se abriesen. Llevaba un par de bolsas,  llenas de recipientes de la comida que había preparado. Sabía que SeungRi ya se encontraría ahí. Él estaba más cerca, no era difícil de adivinar. Se sentía un poco raro porque era la primera vez que comería con el menor en calidad de novios. No sabía qué hacer. Un hombre actuaba distinto que una mujer, por ende las cosas era diferentes. Sin obviar, que estaba hablando de SeungRi. Aquel conquistador por naturaleza. Antes había tenido mujeres a su disposición. ¿Cómo iba a tratarlo? ¿Normal? ¿Cómo siempre? No tenía una idea específica. Ya vería que hacer. Aplicaría lo que pensó cuando le dijo aquella mentira a Seung. Que todo lo dejaría en manos de la providencia. Sonrió ante su pensamiento.

Las puertas se abrieron. Dándole acceso a su piso privado de su departamento. Lo primero que vio ni bien salió de ahí fue a SeungRi recostado contra la puerta de su departamento. Vestía unos jeans sencillos, un polo blanco y unos lentes negros que le hacían juego. En ese momento pensó que lucía bien. Más aún cuando se quitó sus lentes y le obsequió una enorme sonrisa al verlo. Aquello hizo que su corazón se acelerase más que su ritmo normal. No apresurando sus pasos se dirigió hacia él. En pocos minutos quedaron frente a frente. No sabían que decirse por lo que se echaron a reír juntos. Los ecos de sus risas se escuchaban en los pasillos. Era tan alegres, que cualquier espectador quedaría maravillado con los sonidos que producían. Cuando pararon de hacerlo. Se miraron, nuevamente, frente a frente. SeungRi se perdió en aquellos ojos color café que le sonreían desde el alma, aquello tuvo el efecto de producirle un cúmulo de sentimientos desde su interior tan agradable, que solo atinó a sonreír de una manera pura. Young Bae se quedó maravillado de ser testigo de aquella sonrisa nuevamente. Lentamente ascendió su mano hasta acariciar su mejilla y SeungRi no pudo más, se acercó a él y juntó sus labios con los suyos. El maknae sentía que aquellos gruesos y dulces músculos le llamaban intensamente. La sorpresa invadió por unos segundos al moreno, sin embargo rápidamente se sobrepuso. Dejó caer su mano y acomodó, ambas manos, en la cintura del menor para apegarlo más a él. SeungRi aprovechó y colgó sus brazos en su cuello, quedando más pegado al bailarín del grupo. En sus bocas, se daba la ejecución de una sensual danza entre sus lenguas, que disfrutaban como si fueran la fruta prohibida misma. Su pasión, su entrega en aquel acto iba creciendo segundo tras segundo hasta que necesitaron aire.

SeungRi soltó a regañadientes a Young Bae y cuando lo vio se echó a reír, por segunda vez, en lo pocos minutos que llevaba viendo al moreno. La curiosidad se apoderó de Young Bae.

-¿De qué te ríes?

-Te despeiné el cabello, hyung- SeungRi reía entre dientes- Lo siento- enseguida alzó su mano para acomodarle algunos de sus mechones rubios. Young Bae se sentía extraño, pero le gustaba por lo que no dijo nada- Listo.

-Es la primera vez que me haces esto- el moreno lo decía como una observación.

-Bueno…. ahora eres mi novio. Es uno de los privilegios que tendrás por parte mía- SeungRi habló como si aquello fuera muy importante y que se debería sentir halagado por ello. Young Bae rodó los ojos- Además…- susurró con un tono sensual- Eres mi novio y puedo hacer contigo lo que quiera.

-¿Lo que quieras?- Young Bae enarcó una ceja.

-Si supieras las cosas que pasan por mi mente, hyung- SeungRi le susurró en su oído.

Young Bae sabía de qué hablaba. Lo reconocía, se estremeció un poco, pero no iba a dejar que SeungRi supiera de ello. Él ponía las reglas, después de todo.

-Sigue pensándolas, vamos a ver si así te sales con la suya- Young Bae se burló.

La cara de SeungRi era de total indignación. Rápidamente se separó de su oído y se encaró frente al moreno. Este abría la puerta y con la mirada le dio a entender que pasara, aún con el ceño fruncido el menor entró.

-¡Odio cuando cortas la diversión!- SeungRi le amonestó. Young Bae rodó los ojos mientras cerraba la puerta- ¿Sabes no es bueno retarme?

-Yo no te he retado, Ri- Young Bae se encogió de hombros. Riéndose de la cara de su novio. Cuando pensó que le había llamado de esa manera en su mente, sintió como si aquello fuera lo más normal del mundo- Es algo que salió de tu boca- y le sonrió de una manera encantadora. No había atisbo de burla en sus ojos o en sus gestos.

-Me desconciertas- SeungRi fue franco y directo. Era la primera cosa que pasó por su cabeza. Su misma lengua había cobrado vida y simplemente sin ser consciente al cien por ciento de lo que hacía pronunció aquellas palabras.

-¿Cómo así?- preguntó divertido y curioso Young Bae.

-Nunca me dices lo que yo espero, hyung- le contestó con una sonrisa apacible mientras se cruzaba de brazos- Creo que esa es una de las razones por la que me gustas, por no decir que te amo.

La abrumante sinceridad del maknae del BIGBANG turbó los sentidos de Young Bae. ¿Cómo le podía decirle con tanta soltura aquellas palabras? ¿Por qué sonaban tan bien en ese momento? Como si lo hubiese dicho en tiempo y lugar correcto. Él le acababa de decir que le desconcertaba. ¿Acaso él no hacía lo mismo con su terrible sinceridad? Para Young Bae era una prueba más de lo que implicaba estar con SeungRi y no le afectaba. Más bien le encantaba. Solía ser directo y sincero, sin irse por las ramas. Lo que acababa de pasar era una pequeña muestra de ello. Dos veces había escuchado, esas palabras, tan cortas y poderosas que calaban hasta lo más profundo de su corazón.

-¿Sabes por qué me gustas?- habló pausado. Tranquilo, con una voz suave. No sabía que podía contener sus emociones de esa manera.

-No-respondió SeungRi totalmente calmado.

-No tengo ni una maldita idea. Solo sé que me haces sentir bien- Young Bae dijo entres dientes. Al segundo las risas del maknae le hicieron coro.

-¿Sentir bien, eh?-descaradamente enarcando una ceja, burlándose y diciéndolo en doble sentido caminó unos pasos hacia él.

-Ri…

-Lo sé, no pude evitarlo hacerlo. Es mi instinto, hyung.

-Eso también lo sé- Young Bae caminó hacia él. Cuando estuvo cerca le extendió una mano- ¿Entonces vamos a comer?

-Me parece perfecto.

Entrelazando sus manos fuertemente se dirigieron a la cocina. La noche se presentaba halagüeña para ellos. A veces las palabras estaban demás y los gestos, manifestaban todas las cosas que querían decir.

 

Todo estaba en perfecto orden. La comida estaba deliciosa, el ambiente era propicio y el buen vino que había sacado el moreno era muy bueno. En un sentido, todo estaba armónico, excepto por una cosa. Todo estaba en silencio. No sabían qué decirse. ¿Qué se supone que le tenías que decir a tu reciente novio y al primero, en una cena, que no fuera trabajo? Porque trabajaban juntos y decir algo cotidiano, perdía el encanto. Pero… si hablaban de cosas personales, todo terminaría en hablar de sentimientos. Algo que, en aquel comedor, solo una persona tenía claras las cosas, mientras que la otra a medias. Young Bae no quería que esa cita acabara en un desastre. Él era romántico por naturaleza, no sabía si con SeungRi podía hacer eso, sin que se viese raro. Caso contrario, SeungRi podía sentir la tensión del mayor y a la vez tampoco tenía idea de cómo comportarse. ¡Él, quién era el casanova por naturaleza! ¡¡Estaba… simplemente en blanco!! Young Bae era diferente, eso lo sabía, por lo que controlaba sus instintos inmediatos al actuar en una cita normal. Sabía que su hyung, no era nada inocente y él distaba mucho de serlo, sin embargo sabía que él iría lento porque tenía que acostumbrarse a la situación. Algo que él nunca había hecho en su vida y no negaba que se sentía extraño. Aún así, él, por su sentido de agudeza sabía que no era algo que anhelaba desesperadamente y lo más curioso, es que ni siquiera se sentía frustrado. Incluso se sentía conforme con compartir el mismo espacio que Young Bae y con los besos, caricias que le solía proporcionar el mayor. Le hacía sentir que aquellos detalles eran suficientes para él.

-Bien esto es raro- dijo SeungRi terminando de comer su trozo de carne.

-¿Es raro, no?- Young Bae rió entre dientes- Lo siento. No sé qué hacer.

-¿Quieres saber un secreto, hyung?- le preguntó risueño. Tomando un sorbo de su copa de vino.

-Adelante.

-Yo tampoco tengo idea, hyung- SeungRi se echó a reír.

-¿Estaremos fuera de práctica?- Young Bae se atrevió a preguntar. Se sentía más relajado conforme hablaba con el menor.

-No. No lo creo- SeungRi en un impulso se paró y caminó hacia el moreno. Bajo la mirada confundida de este, se situó frente a él y con sus piernas golpeó levemente sus muslos. Le estaba diciendo que corriera la silla hacia atrás. El mayor pese a las dudas hizo lo que le pedían. En menos segundos de lo que pensó tuvo al maknae sentado en su regazo tan frescamente y más aún cuando rodeó sus brazos en su cuello- Es la única vez que te lo diré. Así que aprécialo.

-¿Apreciarlo, dices?- Young Bae luchaba con las los ligeros retorcijones que empezaba a burbujear en su interior. Pensó en lo que SeungRi le había dicho en la entrada, que haría lo que quisiese con él. Parece que estaba haciendo uso de sus palabras. Rompió a reír, al darse cuenta de la situación.

-¡Hyung!- se quejó el menor- ¿Otra vez?

Young Bae rodó los ojos. No era su culpa. SeungRi lo ocasionaba, que riese continuamente. Así que su cuerpo habló por su mismo. Suavemente le agarró de la cintura y le dio un breve beso en los labios. Fue un roce dulce y cálido. A los dos les tomó por sorpresa la acción. SeungRi se sonrojó levemente y Young Bae para cubrir, lo torpe que se sentía, sonrió burlonamente. ¿Por qué estaba actuando como idiota?

-Decías algo…- el moreno recordó que el menor se había sentado en sus piernas con unas intenciones.

-Oh… sí.- SeungRi aún sonrojado le miró con reproches- ¡¡Me distraes!!

-¿Eso es lo que me querías decir? No es mi culpa- atinó a decir como si careciera de importancia.

-¡Claro que no!- le respondió molesto. Luego su semblante adoptó un matiz serio, aunque su mirada brillaba- Como te decía. Aprécialo. Eres suficiente.

-¿Suficiente para qué?-preguntó Young Bae. Sabía a qué se refería, solo quería hacerle enojar un poco. Surtió efecto- ¿Para ti?

-¡No, para Homie!- habló SeungRi con sarcasmo- ¡Para mí, idiota!

Young Bae rompió a reír fuertemente. SeungRi al verlo contenía las ganas de hacerlo. Se le veía hermoso y su risa era contagiante. Apretaba sus labios fuertemente y trataba con mucha fuerza de tener el ceño fruncido.

-¿Sabes? – Young Bae se le acercó un poco, susurrando en su rostro. SeungRi podía percibir su aliento. Olía a vino y le gustaba- Sé que soy suficiente para Homie.

-¡Eres mal novio, hyung!- otra vez le reprochaba.

-Es la segunda vez en la noche que me lo dices- sonrío Young Bae.

-¿Te gusta serlo, no?- el maknae entrecerró los ojos. Lo escrutaba con la mirada.

-No he dicho eso.

Ni siquiera dejó que SeungRi le volviese a recriminarle porque apresó sus labios contra los de él, en un beso demandante. Uno que el maknae no le perdió el ritmo. Era puro fuego destilando de sus bocas y lo disfrutaban como si el mundo se fuese a acabar en un segundo. Era increíble, que ya fuera dos veces que él tomase la iniciativa. Suponía que su subconsciente sabía más que él y lo dejaba ser. Sintió con SeungRi mordió uno de sus labios y aquello le encendió más. Hizo que se aventurara recorrer su cavidad bucal hasta lo más profundo que pudiese. SeungRi temblaba y la vez exigía más. Se agarraba con fuerza de los cabellos rubios del moreno y este sujetaba con fuerza su cintura. El menor sentía que había recibido el beso más fogoso que había en su vida. Era imponente y extremadamente adictivo, sin quererlo resultó gimiendo. Siendo escuchado por Young Bae. Viendo que casi se les acababa el oxígeno, decidió dejar aquellos labios perfilados del maknae libres. Haciendo, por último, succión en el labio inferior y jalándole levemente mientras lo miraba a los ojos y sonrió. Aquella imagen fue sexy para SeungRi, sentía sus mejillas arder al rojo vivo. Se miraron por unos segundos hasta que el ruido del celular del mayor, los sacó de su momento. Young Bae fastidiado, sacó el celular de su bolsillo mientras SeungRi se recostaba en su hombro. Vio el identificador de llamadas y se dio cuenta que era Ji Yong.

-¿Ji?

-No. Soy su fantasma- sarcástico y con humor de los mil demonios le respondió en voz baja aprovechando que Seung no estaba. Al escucharlo hablar se le fue el mar humor- ¡Claro que soy yo!

-Te intenté avisar. No me regañes- oyó como Young Bae se reía con alegría. Le hacía gracia su mejor amigo en ese momento. No tenía razón de amonestarlo.- Tú tienes la culpa de tener tu celular apagado.

-Se supone que Seung no debería estar acá, Bae- entre dientes le respondió.

-¿No escuchaste mi mensaje de voz?

-¡¡Claro que sí!! De igual eso no cambia lo que está sucediendo- gimió de frustración.

-Vamos. Cálmate, Ji. Sé que esto salió un desastre- la voz de su mejor amigo sonaba conciliadora. Trataba de tranquilizarlo. Mientras SeungRi le dirigía una mirada curiosa- Trata de seguirle la corriente.

-No sé si podré- el menor lucía asustado. Luego dio un sonoro estornudo.

-¿Estás bien?-preguntó el moreno preocupado por lo último que había oído.

-Parece que me resfriaré, Bae- suspiró brevemente.

-Creo que la suerte está de tu lado, Ji- el moreno volvió a reír. Definitivamente hoy reía mucho. Estaba de muy buen humor.

-¿Suerte? ¿Estás loco?- Ji Yong tuvo que contener sus ganas de chillar-De cualquier manera es un refrío, no una gripe como Seung piensa. Nada cambia que está aquí.

-Solo es una noche, mañana lo despachas Ji Yong- era de más decir que su amigo estaba muy nervioso. Una vez más intentó que se calmase.

-Pero…- le iba a replicar cuando escuchó los pasos de Seung acercándose a su cuarto- Te tengo que dejar. Ya viene. Adiós.

El sonido del celular que emitió al terminar de decirle esas palabras su mejor amigo, dejó en claro que la llamada ya había terminado.

-¿A qué iba todo eso, hyung?-le preguntó le menor.

-Ahora que lo mencionas. Deberías dejar de estar haciendo de celestino entre Ji Yong y Seung- el moreno le advirtió con la mirada.

-¿De qué hablas, hyung?- SeungRi decidió hacerse pasar por inocente. No hablaría algo que era de su hyung. No mentía cuando le había dicho por primera vez que su boca sería una tumba.

-Lo sé, Ri. Hablé con Ji Yong…

-¡Oh, ahora lo sabes!- el maknae comprendió la situación- Pero no hago de celestino. Que ellos ser arreglen a solas.

-¿Y qué fue lo del Sábado pasado?- Young Bae no le creía al más chico.

-¿Por eso me pegaste? ¡Hyung!- se quejó por enésima vez ese día- Nosotros estábamos de más. Lo sabes. No había mucho que se pudiese hacer. Ji Yong hyung tiene que entender que tiene una oportunidad.

-Yo traté de decirle lo mismo- razonó Young Bae.

-No lo entiendo, por más que sea una mínima posibilidad. Yo me aferraría a ella. Parece que le gusta complicarse.

-¿Eso tú hiciste conmigo, no?- Young Bae preguntó entre risas.

-Bueno… eres mi oportunidad, hyung. No olvides no dejo ir a alguien que me interesa así de fácil- una sonrisa ladina se formó en el rostro del maknae.

-Lo sé- le respondió Young Bae sonriéndole de igual manera.

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El sonido hueco y raposo de algo, despertó a Seung Hyun de su sueño. Abrió los ojos con somnolencia y trató de habituarse a la oscuridad dónde se hallaba. Lo primero que tuvo consciencia es que una cabeza pequeña descansaba en su hombro. Ladeó un poco su rostro y pudo ver a Ji Yong dormido, sin embargo tenía el ceño fruncido y tosía mucho. Parecía que no tenía noción de qué lo hacía. Parpadeando para despertarse de su letargo más rápido, dirigió su mirada al televisor. Ni tenía idea de qué programa estaban pasando y quitándole con cuidado, el control de las manos del menor, lo apagó. Ji Yong seguí tosiendo y eso le preocupó, puso su mano en su frente y se dio cuenta que ardía en fiebre. Definitivamente el cuidando era un desastre. Se había dormido mientras a su lado su mejor amigo peleaba contra la gripe que tenía. De inmediato se puso de pie. Primero le sacaría el saco. Miró el reloj. Las tres de la mañana. Tendría que ir a una farmacia cercana de la zona. No importaba. Cuando estuvo al lado del rubio, con mucho cuidado trató de quitarle la casaca, pero no podía. Sentó a su lado y levantó su torso lo más despacio que podía. Al sentir unas manos gruesas en su espalda, Ji Yong se despertó. Sentía la vista nublada, parpadeaba fuertemente muchas veces y no lograba ver claro. Tenía mucho frío, sin embargo sabía que el dueño de aquellas manos era su hyung.

-¿Seung?-murmuró ido y tosiendo a continuación. ¡Genial! Estaba enfermo.

-Duerme, Ji.- le susurró despacio- Solo te quitaré esto.

-Tengo…-tosió un poco- frío. Déjalo.

-Sabes que tengo que sacarlo, Ji.

-Eishh….- aún le costaba mantener los ojos abiertos.

El mayor aprovechó y le quitó el saco que le había puesto temprano. Lo recostó nuevamente en la cama y se paró dispuesto a irse a comprar la medicina. Era un alivio que tuviese carro. Le compraría un paracetamol. Se volteó, miró nuevamente el reloj. Esperaba que regresar en 20 minutos.

-Ahí voy- se animó a sí mismo.

-No te vayas….-una mano tomó la suya. Ji Yong volvió a toser. Cuando se calmó volvió a hablar- No quiero estar solo, hyung.

-Ji… tengo que ir al farmacia- le replicó. Buscando zafarse del poderoso agarre del rubio. ¿Desde cuándo tenía tanta fuerza?

-No. No te soltaré- sonaba decidido entre tos y tos.

-Ji.

-No.

-Pero…

-No.

-Tienes que mejorar.

-A tu lado… estaré bien- se las arregló para pronunciar decentemente antes que una nueva ola de tos invadiera su cuerpo.

-Eres terco. ¿Lo sabes?- le reclamó rendido.

-Sí- una débil sonrisa se formó en el rostro del más pequeño- Prométeme- jaló su mano un poco.

-Lo haré. Me quedaré, ¿contento?- Seung no estaba de acuerdo, pero accedería a lo que quería su mejor amigo.

-Sí.

Ji Yong soltó su mano y cerró los ojos, quedándose en segundos en los brazos de Morfeo. Seung Hyun acataría los deseos de su mejor amigo. Se dirigió a la cocina a coger un recipiente con agua fría y buscó algún paño u algo que pudiera servir, no encontró nada. Pero si una nota de la señora de limpieza, que venía una vez a la semana, en el refrigerador. Al parecer se había llevado todo lo sucio a la lavandería. ¡Genial! Tendría que usar una de las ropas viejas de Ji Yong, esperase que le perdonase. A pasos agigantados volvió a la habitación, había dejado la lámpara prendida al salir y vio que el rubio continuaba dormido. Se acercó a su cama, se sentó y puso el recipiente de agua en la mesita de noche. Comprobó una vez más la temperatura de Ji Yong y ardía. Sabía, que el rubio, tenía la manía de guardar el botiquín cerca de él. Así que abrió el último cajón y encontró lo que buscaba. Puso aquel aparato en su boca y esperó el tiempo necesario para saber su temperatura real, cuando pasó el tiempo requerido lo sacó.

-39° grados. ¿Y así decías que estabas bien?-murmuró enojado.

Guardó el botiquín nuevamente en el cajón, tendría que buscar alguna ropa de Ji Yong, así las utilizaría como paños y combatiría la fiebre a la vieja usanza. Antes de cerrar el botiquín, observó algo que le llamó la atención y extrajo aquella cosa. En sus manos vislumbro un pañuelo blanco. No era una cualquiera. Lo reconocía perfectamente. Hace años que no lo veía. ¿Cómo lo sabía? Podía ver la costura de una KJY perfectamente bordada en la esquina y era obra de la madre de su mejor amigo. No sabía que Ji Yong lo conservase. Apretándola suavemente entre sus manos, supo que había encontrado una de las cosas que le ayudaría en el transcurso de la noche. Después de todo… estaría despierto lo que le quedase de la madrugada.

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 Ji Yong abrió los ojos, pestañeando continuamente, trataba de habituarse a la luz que había en su habitación. Primero tuvo noción que algo tenía en la frente, como pudo deslizó su mano hacia esa parte de su anatomía y al cogerla se dio cuenta que era el pañuelo.

-¿Qué?-murmuró consternado. Trató de de levantarse de golpe. No fue inteligente de su parte, su cuerpo le dolía como los mil infiernos. Tosió levemente y recordó cosas. Violentamente sus mejillas se tiñeron de rojo.

¿Qué estupidez había pasado por su cabeza? ¿Le había pedido que se quedara? Y no solo eso, si no que su hyung había encontrado aquel pañuelo que guardaba celosamente como si fuera un tesoro. ¿Cómo era posible que le hubiese sucedido aquello? De solo pensar en el pañuelo, moría de vergüenza. ¿Qué explicación decente le iba a dar? Porque no lo había. ¡Ni loco le diría que había ido exclusivamente a su casa a traerlo consigo al departamento! Parecería un enfermo mental. Agradecía la manía que tenía de guardar y tener cosas en perfecto orden. No le había tomado mucho encontrarlo. Sin embargo… ¡¡ESE NO ERA EL PROBLEMA!! NO. ERA QUE SEUNG LO HABÍA VISTO. Se empezó a morder las uñas de nerviosismo. Si supiera que era lo último que veía antes de dormir cada noche. ¡Era alguien patético! Bufó de frustración. No lo debió hacer. Empezó a darle un ataque de tos y para colmo Seung entraba en ese momento a tu habitación. Tenía ojeras. Lo que le hizo sentirse apenado.

-Veo que estás despierto, Ji- con amabilidad le habló.

-Lo siento, hyung. Te dije que no te quedaras. Ahora te enfermaras- sonaba arrepentido el líder de BIGBANG.

-No digas cosas inútiles, Ji- el pelinegro caminó hacia él, resultando sentado a su lado. Puso su mano sobre su frente. Ji Yong quería apartarlo de ahí mismo. Seguro que estaba sonrojado- Hmm… te bajó la fiebre. Valió la pena.

-No dormiste bien, Seung- le contestó mordaz.

-No es nada. Tenía que cuidarte y eso es lo que hice- el mayor se encogió de hombros.

-Pero…

-Olvídalo, Ji Yong. Iré a traerte el desayuno- le comentó- Tienes que recuperar fuerzas y luego tomar las medicinas que te traje anoche.

-¿Hiciste el desayuno, Seung?- preguntó asombrado.

-Es algo simple, pero alcanzará para los dos. Ahora vuelvo. Espera- Seung se levantó y caminó hacia la salida.

-Espera…- dijo Ji Yong. Tosió otra vez y buscó calmarse. Seung se había volteado y esperaba que hablase- Gracias, hyung. Por todo.

-No es nada. Eso es lo que hacen los amigos- la voz del mayor sonaba cálida y a Ji Yong le gustó.

-¿Después te irás, no?- inocentemente Ji Yong preguntó. Esperaba que la respuesta fuese afirmativa.

-No. Pasaré todo el día aquí. Veremos películas como los viejos tiempos.

Seung desapareció antes de que Ji Yong pudiese replicarle. El rubio dio un sonoro suspiro. ¡Genial! Otro día más con Seung. Aunque agradecía que no le preguntase sobre el pañuelo, de igual manera se sentía nervioso y aunque no lo quería ahí, sabía perfectamente que una parte de su ser se alegraba secretamente que él estuviese a su lado. ¡Él era todo un caso! ¡Todo un maldito caso!

Notas finales:

Espero que el capítulo haya sido de su agrado y que su curiosidad se halla visto sastifecha ^^ ¡¡Las leo en sus bellos reviews!! Sigo agradecida por su constante apoyo.

La canción que me acompañó esta vez en mi inspiración fue la preciosa voz de Jaejoong en "I´ll Protect You" cantada para la banda sonora de "Protect the Boss". Aquí la presentación ^^ Que tuve el placer de escucharla en vivo y en directo en mi país <3

¡¡Hasta el otro capítulo!!


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