Cap 02:
Al día siguiente Kirino y Shindou esperaron a Kariya en la entrada de la escuela. Se lanzaban miradas de soslayo y se sonreían de manera cómplice. Esperaban ver a Masaki y formalizar todo lo que había ocurrido ayer. Sabían que Kariya estaba enamorado de ellos y también sabían que él tenía conocimientos sobre la correspondencia de sus sentimientos. Sin embargo; eso no significaba nada, podía todo seguir como antes y no era eso lo que querían que pasara. Una relación era lo que mejor sonaba en esos momentos. Sonrieron al pensarlo.
Esperaron hasta que el timbre de ingresó sonó y, aún después, siguieron esperando hasta que tuvieron que volver a clases. Se miraron con preocupación. Kariya no había aparecido ¿Sería consecuencia de anoche? Esperaban que no.
La primera clase pasó tortuosa para ambos, miraban de vez en cuando la ventana que daba hacia el pasillo con la esperanza de ver pasar al peliazul pero eso nunca ocurrió. Finalmente, a la hora del receso, decidieron ir directamente a su salón.
En el aula se encontraron a todos los chicos de primero que estaban en el equipo, pero ni rastro del defensa.
- ¡Ah, Shindou-sempai, Kirino-sempai!- saludó Tenma emocionado. Sus visitas no eran comunes.
- Hola a todos – saludó el excapitán con una sonrisa cortés – Estamos buscando a Kariya, ¿saben algo de él?
Los muchachos se miraron extrañados antes de que Hikaru respondiera
- Uno de sus padres me llamó para decirme que no vendría, dijo que se sentía mal así que había decidido quedarse en cama… ¿Hay alguna razón porque lo busquen, hizo algo?
-No, no, no ha hecho nada malo, no se preocupen. Sólo teníamos que hablar unas cosas con él- los tranquilizó Kirino.
Luego de eso ambos se marcharon a su salón. Tomaron asiento y se quedaron en silencio mientras la siguiente clase daba comienzo.
-Estoy preocupado- soltó Kirino.
-Yo también, vamos a verlo después de clases.
-Yo no puedo- suspiró el pelirrosa – mi mamá quiere que la ayude con algunas cosas en casa.
- ¿Te parece bien que vaya yo y luego te llame? Así sabremos como está y no tendrás que cancelar los planes de tu madre.
-Sí, de acuerdo.
Dicho y hecho. En cuanto terminaron las clases Kirino se marchó a su casa y Shindou se dirigió a la de Kariya a paso lento. Estaba un poco nervioso. ¿Qué se supone que debía decirle? "Hola Kariya, quería saber si estabas enfermo por todo lo que hicimos ayer, ya sabes, ñaca ñaca ña". ¡NO! Definitivamente no podía hacer eso…suspiró: debió haber aceptado que Kirino lo acompañara cuando su amigo se había ofrecido.
Antes de darse cuenta estaba frente a la casa del menor. No era muy grande pero tampoco era pequeña. Lo justo para que tres personas vivieran cómodamente. Golpeó de manera torpe y tragó grueso cuando la puerta se abrió. La figura delgada de Midorikawa Ryuuji apareció en el umbral. Tenía una sonrisa pero Shindou no pudo evitar sentir que se encogía frente a una de las leyendas del futbol.
-Ah, Shindou-kun, cuánto tiempo sin verte.
-Eh, sí, desde el cumpleaños de Kariya, Midorikawa-san.
-¿Vienes a ver a Masaki? Pasa, pasa- sonrió haciéndose a un lado.
-No fue al entrenamiento hoy así que nos preocupamos y decidí venir a verlo- mintió a medias. Midorikawa no tenía porqué saber que lo buscaba entre clases.
-Sí, dijo que se sentía un poco mal así que lo dejamos faltar para que descansar, el que ayer se quedara entrenando con ustedes hasta tan tarde lo afecto. Je, me recuerda mucho a mí en ese sentido- rememoró Mido con una sonrisa orgullosa en el rostro.
-Jeje, sí, ayer fue un entrenamiento extremadamente arduo- repuso Shindou, nervioso y sintiéndose un poco culpable -¿Puedo subir a verlo?
-Sí, sí. Ahora está despierto así que puedes subir tranquilamente, cualquier cosa estaré en el despacho arreglando unos papeles que necesita Hiroto.
Shindou tuvo que hacer un gran esfuerzo para no salir corriendo en cuanto Midorikawa le dio licencia. Tocó la puerta suavemente y luego de recibir respuesta entró. Kariya estaba sentado en la cama con la espalda apoyada en el respaldo. En sus piernas descansaba la revista de deportes que había estado hojeando segundos antes. En cuanto sus miradas se cruzaron un sonrojo cubrió las mejillas de ambos.
-Kirino y yo queríamos saber cómo estabas. ¿Estás enfermo?- preguntó estúpidamente debido a los nervios.
-No le diría enfermedad al dolor que tengo en la espalda baja, sempai- ironizó el menor haciendo especial énfasis al honorífico.
-Así que fue nuestra culpa…
-¿Eh?
-Kariya, ¡perdón! Sé que nos sobrepasamos pero no queríamos hacerte daño, de verdad, lo siento, lo siento muchísimos. Lamento haberte hecho hacer eso, eres menor que nosotros y deberíamos cuidarte, no hacerte daño y…- la almohada que se estrelló en su rostro lo hizo callar.
- ¡Si te arrepientes sólo dilo de una buena vez!- exclamó furioso antes de acortarse dandole la espalda y cubrirse con las mantas. Shindou lo miró estupefacto.
Se quedó mirando la espalda del peliazul por unos segundos que le parecieron eternos ¿Acaso…? Se acercó lentamente a la cama y se inclinó para hablarle al oído.
-No me arrepiento de nada, absolutamente de nada, Masaki- ronroneó en su oído. Kariya tembló al oír su nombre pronunciado de esa manera.
-¿Kirino-sempai tampoco?
-No, ninguno lo hace.
Kariya lo miró de reojo antes de correrse a un lado, dejándole un espacio en la cama. Un sonrojó le cubrió las mejillas y volteó el rostro, enfurruñado y avergonzado.
-Quiero dormir, márchate o acuéstate.
Shindou lo miró sorprendido pero sonrió luego de unos segundos. Se sacó los zapatos sonriendo y se metió bajo la ropa de cama. Se acercó a Kariya y, abrazándolo por la espalda, le acarició el cabello hasta que ambos se fueron al mundo de los sueños.
Minutos más tarde Midorikawa subió a preguntar si querían algo pero decidió no despertarlos. La imagen que daban era realmente apreciable y él no era quien para echarla a perder.