Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Dulce Aniversario, Dulces Recuerdos. por kawai13

[Reviews - 29]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

¬3¬ Ya lo estaba subiendo~~ Desde las 5 y como en las notas finales es tenía que dar un mega resumen de mis propuestas a fic u.u me demoré y mi laptop del mal se apagó QwQ EN fin a hacer todo denuevo...

 

Les dije domingo ¬w¬ Pero no cual domigo, x'D Mentira aun así quería publicar el dia que había prometido u.u pero no se pudo, LA U ME TIENE MUY ATARIADA... y para resumir, recien hoy, bueno e.e Ayer y hoy en la madrugada tengo tiempo libre... u.u y quise cumplirles, acabé y edité el fic n.n

 

Desclaimer: Los personajes de Naruto, La serie/manga, no me pertenecen. Son propiedad de Masashi Kishimoto y yo, solo los uso para darle vida a mis locas creaciones, sin fines de lucro

ABAJO ESCOJAN QUE FIC QUIEREN QUE PUBLIQUE LUEGO ES POR VOTACION, USTEDES DECIDEN

 

Sin Mas que decir. 

 

A Leer

Itachi sufriendo, arena molesta, Te amo

 

Cuatrocientos doce elefantes, se balanceaban  sobre la tela de una araaaña; como veían que resistían fueron a llamar otro elefante más. Cuatrocientos trece elefantes, se balanceaban sobre la tela de una araaaaña, como veían que resistían… (1) –  ¿Cómo llegaste a ese punto?  Te pregustabas una y otra vez ¿Qué tenías en la cabeza al hacerle esa broma al marido de tu ototo y socio de tu empresa? Simple. La respuesta era NADA. Pues fuiste un idiota al hacerla y ahora lo pagabas con creces, encerrado en esa misma sala fotocopiadora, atado de manos y pies, recostado en el piso con todos tus largos cabellos cayendo por tu cara – Ahh – Lanzaste otro suspiro y seguiste cual niño resignado y castigado cantando la única canción que se te ocurría, que fuera tan larga – Cuatrocientos catorce elefantes… – Tu celular empezó a vibrar, ese que con descaro y maña se encontraba envuelto en cinta de embalaje, tan exageradamente , que ahora tenía el tamaño de una pelota de balonmano. Pero no bastaba con saber que su única fuente de comunicación se  encontraba a kilómetros de cinta de su alcance, no, también pendía del techo cual  globo de fiesta infantil, lugar imposible de alcanzar estando maniatado.

 

El tono del celular cesó y tú solo pudiste lanzar otro suspiro – ¿En dónde me quedé? – Te preguntaste a ti mismo recostando la cabeza nuevamente en el piso – Rayos tendré que empezar de nuevo – El celular sonó de nuevo, pero tú solo te sumergiste en tu canción y rememorabas el como habías llegado a esa situación – Un elefante se balanceaba, sobre la tela de una araaaaña…

 

Flas back

 

Cenando cual rey comías, en un hermoso restauran con vista al mar, mientras hablabas animadamente con ese colega de travesuras y tonterías universitarias. Deidara, un rubio de cabello largo que te contaba sus travesías en su última gira para mostrar su hermosa y explosiva arte en diversos países de Europa y Latinoamérica. Tu solo escuchabas y asentías cual niño salido aireado de una tremenda travesura – Todo el mundo quedó absorto cuando mi escultura explotó en cientos de pedazos – Seguía diciendo animado – Pero quedaron fascinados y me dieron una ola inmensa de aplausos cuando percibieron que los escombros, solo eran pequeñas réplicas de mi antes colosal estatua – Veías el brillo en sus ojos ante la emoción de hablar sobre algo que amaba.

 

Estabas por responderle, felicitarlo y alabarlo como siempre hacías, hasta que ese celular vibró en tu bolsillo. Lo sacaste con parsimonia y viste el nombre de tu querido cuñado la pantalla – Oh! – Miraste al blondo. Y te disculpaste por la interrupción. Caminaste en dirección a una esquina un tanto alejada del lujoso restaurante y contestaste  – Hola Naruto – No te preocupaba la venganza del blondo, era alguien de tan bueno de corazón, tan bonachón y hasta un poco explotable; que pensaba que lo máximo que ibas a recibir serían unos gritos de su parte.

 

– *Hola Itachi, sé que es sábado y encima de noche, pero…*   Oh vaya, ni mencionado el incidente hizo el blondo, y alegre pensabas burlarte luego de tu ototo con una tortita y una tonta frase. Que equivocado estabas – *Es que necesito que me ayudes con unos papeleos antes de poder irme de viaje con el teme*   Era cierto. El blondo había pedido una semana entera de vacaciones luego de la velada romántica, que el tan encantadoramente habías arruinado.

 

Sintiéndote tranquilo y pensando que se lo debías al blondo por la broma, le respondiste – No te procupes Naru, en media hora llego a la oficina – Y con todo descaro después de escuchar leves agradecimientos de parte tu socio dijiste – Pero me debes un inmenso favor eh? – Una aceptación de parte del otro y un par de despedidas fueron suficientes para cortar la llamada – ¡Deidi! – Dijiste con una sonrisa marcada, pensando en lo bien que te salían las cosas.

 

Un ceño fruncido fue lo que recibiste en respuesta – NO me digas Deidi Idiota – Ya te lo esperabas, ese tonto diminutivo y las expresiones infantiles que emergían en su rostro eran solo señal de que la velada culminaría más pronto de lo programado. Te masajeaste las sienes y lo miraste – ¿Ahora que paso? –

 

Él te conocía muy bien y tú eras consiente de eso – Es que me tengo que ir a la oficina – Otro ceño fruncido – No te estoy mintiendo Deidi – Otra queja por, según el blondo, tan femenino apodo – Uff, tranquilo, solo tengo que ayudar a mi descuidado cuñadito para que luego se vayan de viaje. Si quieres me puedes esperar en mi departamento y me sigues charlando – Veías al otro meditar tu propuesta – Más de un par de horas no me tomará – Un par de horas, creo que no estaba dispuesto a esperar tanto – Bueno solo le digo que me dé el trabajo y voy a casa volando, una hora como máximo – Pues, el solo pasar tiempo juntos, ya era agradable para ambos y querías disfrutarlo.

 

Cinco minutos pensando tú propuesta y finalmente aceptó. Le dejaste una tarjeta de crédito, ya que  como disculpa le pagarías toda la cena. Y silbando canción desconocida y de tu propia composición, tomaste dirección al baño. Como ser humano tenías necesidades ¿cierto?

 

Ya calmado, arreglada tu corbata y en dirección al carro. Te apuraste en llegar a la oficina.

 

Con aburrimiento estacionaste el carro en el frío estacionamiento de niveles inferiores. Y tomando el ascensor, aprestaste el botón del número trece. Un bostezo salió involuntario mientras esperabas que la caja de metal te llevara a tu destino, y te sumergías en la idea de pasar tu futura noche con ese gran amigo, unas cuantas copas, las típicas risas estruendosas de un par de borrachos… sí, sería una buena noche “Clin” Ese sonidito característico de las puertas abriéndose  fue lo que te quito de tu ensoñación. El amplio piso se presentó en tu visión, un poco sombrío por la noche, pero aun así conservaba su esplendor. Uno de los pisos más exclusivos, para los trabajadores más importantes y sus respectivos asistentes o secretarias. Pasaste la sala de juntas a tu derecha. Un par de oficinas a tu izquierda, un espacio de espera intermedio y vislumbraste los respectivos escritorios de tu secretaria y el asistente del Rubio;  para finalmente apreciar  la pequeña rendija de luz que salía de la puerta de la oficina del rubio.

 

Aceleraste tu paso. Pues querías terminar todo rápido y si veías de humor al rubio, hacerle un par de bromitas con respecto a tu travesura. Pero de lo único que fuiste consiente, fue de sentir algo frío que golpeó fuertemente tu nuca y luego… la oscuridad total.

 

************

 

Parpadeaste sin entender que pasaba a tu alrededor. ¡¿Algún desgraciado osaba con atacarte sin ser castigado por el grandioso Itachi Uchiha?! ¡OH, NO! Eso no estaría permitido, sentiste como aun parpadeando y tratando de que tus ojos acostumbraran a la dichosa oscuridad, no parecían funcionar, Oh! Estabas con los ojos vendados. Las manos atadas por detrás de tu espalda al igual que las piernas y las rodillas. Perfecto. El desgraciado se iba a ganar doble golpiza – ¿Quién mierda está aquí? – Nadie te respondía ¿estarías solo? El bastardo te habría atado y dejado encerrado en un lugar para que tú gritaras horas y horas… Oh oh. Esto se oía tremendamente mal, y desgraciadamente, también lo veías sumamente similar a tu bromita.

 

Escuchaste la puerta abrirse y las pisadas que eran amortiguadas en ese piso alfombrado, seguía en la oficina – ¿Quién eres?  – Preguntaste ya dubitativo. Su cuñado no era tan ruin y despiadado como para hacerle eso, pero… Mierda.

 

Sus ojos fueron librados de la obstrucción, que ahora reconocías como tu propia corbata, y lo que más temías se presentó ante tus ojos. Tu cuñado no era tan resentido. PERO TU HERMANO. Eso ya era otra historia – Hola Aniki – Dijo con esa sonrisa tan característica de ustedes. Temiste por tu vida ¡Por tu integridad de hombre! Esto era peor de lo que te imaginabas.

 

Otros pasos, los cuales pensaste que serían tu salvación, se hicieron presentes en la estación – ¡¡Oh!! ¡¡Naruto, Ayúdame!! – Dijiste tomando ahora una pose de niño tratado con la peor injusticia del mundo, y sin medir tus palabas – ¡Mi Baka ototo se ha vuelto loco! –

 

Silencio

 

Más silencio.

 

Y ahora el sudor recorría tu frente y cuello. Si antes tenías una mínima posibilidad de liberarte de esta venganza. Sabías que ya NO entraba en tu futuro. ¿Qué te lo dio a entender? El leve fruncimiento de ese par de cejas rubias. Un rubio enojado. Es peor que el resentido de su hermano – Idiota – Escuchaste salir de los labios tu hermano, y la desesperación emergía en tu rostro.

 

– Yo…, vamos, solo fue una broma – Dijiste lentamente, en voz baja y con un leve temblor en la mención de la misma frase. Pero no se movían. Sasuke con los brazos entrecruzados y ese molesto ceño fruncido. El rubio rodeando su cintura detrás de él, ya sin las facciones de enojo, pero no se inmutaba por sus palabras. ¿¡Lo harían rogar!? ¿¡A un Uchiha?! NO, no estaba dispuesto… – ¿Ya me pueden sol-soltar? – Mismo tono dubitativo y temblorcito en su voz – Vamos chicos, no sean tan resentidos –.

 

EL mismo la estaba CAGANDO, y el ver como el agarre en la cintura de su hermano se tensionaba, indicaba que había metido la pata. Otra vez. En cámara lenta, O a ti te  apreció así, viste como Naruto se volteaba y agarraba a Sasuke de una mano para ir de salida y abandonarte en la misma condenada sala fotocopiadora. Oh, que ironía. No, casualidad no es, volteas tus ojos a la mente maestra de este plan. Aquel que después de lanzarte ojos de ira, ahora te sonreía socarronamente. Se conocían demasiado bien y sabias que él pensaba en lo mismo que tú, que sabía que ya habías llegado a la hermosa conclusión de que él es el causante de tu sufrimiento.

 

Solo se alejaban cada vez más y la calma que te caracterizaba se fue al caño – ¡VAMOS CHICOS! – Gritó exasperado. Viendo como ya estaban pasando el marco de la puerta – NO ME PUEDEN HACER ESTO – Escucho un bufido de parte de su tonto hermano menor, pero solo vio su espalda alejarse cada vez más.

 

El blondo volteó. Con la cara más relajada y sin el fruncimiento de sus cejas presente. Es más, tenía una de esas radiantes sonrisas con las que conquistó a tu ototo y se ganó tu confianza – Muchas gracias por ayudarme Ita-kun – Incógnita en tus facciones fueron reflejadas, pues el blondo, rápidamente aclaró tu duda, tan sonriente como siempre – Gracias por ayudarme a solucionar tan molesto problema en la oficina – Viste un destellito rojo en sus ojos, ¿tu imaginación? ¿O realidad? No lo sabías, pero solo por un segundo viste que esa hermosa sonrisa parecía tan macabra cual psicópata cumpliendo con la muerte de su archienemigo. Parpadeaste para aclarar la imagen nuevamente. ¿Tanto daño había causado esa insignificante bromita? Si el blondo apoyaba todo esto, era por un solo motivo, a él no le había causado daño; es más, no le importaba haberse quedado encerrado. El que había sufrido, era SU PERSONA AMADA, aquel que él podía llamar Ototo y el blondo esposo. El que había sufrido era su hermano. Pero luego viste la misma sonrisa bonachona de siempre y el cómo se despedía de ti moviendo su mano de lado a lado

 

Tus ojos se abrieron enormemente. DEIDARA. – ¡Noooo! ¡Espera! – Pero solo recibiste un portazo como respuesta – “Mierda!”  –  Tus pensamientos estaban llenos de frustración y enojo. Pero te lo merecías, ¿no?  El blondo solo hace lo que la gente se merece, entonces… Sí, claro que te lo merecías – ¡RAYOS! – Te empezaste a remover de la silla, tratando de llegar a la puerta y abrirla antes de que escucharan el sonido del seguro – NO CIERRES –  Se movió de un lado a otro, pero el único resultado que tuvo, fue caer de costado al piso – ¡Ahh!  “Tranquilo, tienes que calmarte, piensa en lo que tienes que hacer y luego ejecút…” CLICK – ¡O no! EL maldito seguro.

 

El tono de tu celular te puso en alerta de nuevo, llamarías a Deidara, se enojaría un poco, pero aunque sea te librarías de pasar la noche y todo el domingo en una sala fotocopiadora. Pero analizaste más las cosas, tu celular siempre está en modo vibrador, no posee sonido; tu celular siempre está en el bolsillo de tu camisa, pero el sonido salía de una parte elevada, y ahí fue donde lo viste. Oh que lindos son tu ototo y tu cuñado. Pusieron la canción que más odias, del grupo que más “amas” y de la forma más descarada posible.  Y el tonto celular no paraba de sonar. ¿Será Deidara?

 

Miraste la hora en el reloj de pared. 10:30 pm. Una hora y media desde que te despediste de Deidara. Claro que era él, y ahora sentías en carne y hueso la desesperación que sintió el rubio. Tal vez en menor grado, pero aun así era frustrante. No podías hacer nada, extrañabas estar sentado en la cómoda silla, pues los nudos en tus tobillos y en tus rodillas, te dificultaban cualquier movimiento Si contar lo incomodo que resultaba tener las manos en la espalda. Lanzaste el primer suspiro de resignación de la noche – Bueno, que podría cantar – Y de esa forma te sumergiste en lo que ahora podríamos llamar, la canción más repetitiva y exasperante de nuestra infancia – Un elefante se columpiaba, sobre la tela de una araaaaña…

 

Fin del Flash Back

 

Domingo por la mañana – Auch – Habías despertado hace poco más de una hora en el  “cómodo” piso. Te habías chocado con la tonta fotocopiadora, pero no te importo y seguiste rodando cual tronco en una colina empinada. Eso fue lo único que se te ocurrió para salir del aburrimiento matutino y… olvidarte del hambre que empezaba a carcomer tu propio estomago – Wiiiii –  Rodando a todo lo largo de esa pequeña oficina – Auch – Y ahora la golpeada fue la puerta. Pero no te importó y volviste a tu tan estúpido juego – Wiiiii…

 

**********

 

Misma hora, otro lugar y dos hermosos tortolos disfrutando de un hermoso paseo por la playa.

 

Miraste sus ojos negros, tan brillosos como dos gemas  ónix que te podrían absorber cual abismo, sus pálidas mejillas coloreadas por un tenue rosa, su respiración tan acelerada como la tuya, y un hermoso paisaje el cual poder corromper. Rodaste en la arena y ahora él te miraba con esa hermosa sonrisa arrogante enmarcada en su cara.


Junto sus labios nuevamente con los deseosos tuyos y sus níveas manos pasearon por todo tu torso canela bien descubierto, mientras tú le estrujabas esas deliciosas nalgas, que tanto te gustaba profanar.

Ambos con traje de baño y él moviéndose de manera sugerente, alzando sus caderas y dejándolas caer nuevamente para darle un exquisito masaje a tu excitado pene. No lo aguantaste más y volviste a invertir las posiciones. Le quitaste esos bermudas azul marino sintiendo la arena rosar tus manos; no había problema con que alguien más los viera, pues esa era una de tus islitas privadas a la costa de la exótica Sudamérica; y finalmente apreciaste ese cuerpo desnudo a tu disposición.

 

Tu nívea mano viajo directo al erecto miembro todavía aprisionado por unos pantaloncillos naranjas, aun así se notaba lo grande y jugoso que era, por lo que decidiste bajar el bermudas y comértelo con toda el hambre del mundo. Sentías como la arena se pegaba a tu cuerpo sudoroso, pero seguiste con tu tarea

 

Veías como esa cabeza azabache se dirigía directamente a tu miembro, se acomodaba en la  arena y dirigía sus manos a tus testículos mientras empezaba a chuparte el glande, ahora se encontraba a cuatro patas y tu arrodillado mientras dirigías las lamidas con una de tus manos – Ahhh que rico Sasu – Tu diestra se dirigió a su espalda, delineando toda la columna vertebral hasta llegar a  esas nalgas bien paradas y formadas, tan carnosas y apretables que solo te hacían doler más tu miembro como señal de que ya estabas ansioso de enterrarse en el ano que cubrían y resguardaban. Sentiste como te seguía masajeando tus testículos y como succionaba la punta de tu glande – Ahhh, eres el mejor – y con eso decidiste que tu indicie empezaría con la tarea de dilatar tan  rica entrada.

 

El sudor hacia que tu mano tenga unos cuantos granos de arena, al igual que tu cuerpo. Pero aunque eran un poco molestos, tratabas de no tomarle importancia. Cuando metiste un dedo en el apretado ano sentiste como tu acompañante paraba toda acción – Ahhgg… Naru – Separaste tu mojado miembro de su boca y lo volviste a recostar en la arena para hacer mejor tu trabajo, pero un entrecejo fruncido, paró tus acciones. Votaste un suspiro, y viste como el blondo entendía tu pesar, pues él también lo estaba sintiendo – Esto no está funcionando dobe – Dijiste calmadamente.

 

Viste como tu rubio esposo se sentó incómodamente a tu costado – Ahhh, lo se teme, lo sé-ttebayo – Revolvió perezosamente sus dorados cabellos – Es decir, al inicio era solo un poco incómodo, pero luego…

 

–  Solo se volvió exasperante – Terminaste la frase de tu dobe – No entiendo como a la gente le puede parecer romántico hacerlo en la playa – seguías quejándote – Tengo más arena en el culo, de lo que desearía. ¡Tengo arena pegada por todo el maldito cuerpo!

 

– Y hasta Narutin tiene arena – susurraste para ti mismo, luego una carcajada involuntaria emergió de tus rojos labios y le respondiste sin pensar a tu teme – Ha ha ha, ni que lo digas teme, a mí me dolía tu mano en mis testículos por la fricción que causaban los granitos de arena – viste el entrecejo fruncido levemente – Pero tu mamada me encantaba –.

 

Una sonrisa ladina fue lo que viste y esos pozos negros te miraron fijamente de nuevo – Claro que te encantan Dobe, soy el mejor en eso – Ahhh… el resplandeciente orgullo Uchiha y aun así lo amabas. Viste como el de piel nívea se levantaba y se terminaba de quitar el bermudas sensualmente ante tu vista, como se agachaba sin doblar las rodillas mostrándote esos hermosos glúteos de piel nívea, cogía los bermudas que se encontraban en sus tobillos  y los botaba en dirección desconocida, pues ahora tu mirada solo se encontraba en esos ojos que te llamaban placenteramente – Vamos a continuar en otro lado Naru – Ohh esa deliciosa voz ronca que solo el portero de tu nirvana personal poseía.

 

Viste como caminaba sensualmente con traje de Adán hasta la hermosa casa situada a unos metros de la playa. Y demoraste un poco para salir de tu letargo momentáneo. Te paraste quitándote torpemente la ropa de baño y fuiste en caza del que se contorneaba sensual y descaradamente ya cerca de la puerta de aquel lugar que compartirían ellos solos por una semana entera. Una semana perfecta, una semana llena de lujos, llena de sexo a la hora que deseen, una semana donde el orgullo Uchiha a veces desvanecería para darse esos mimos de pareja enamorada. Simplemente una Semana Perfecta. Porque con su encantador azabache a su lado, hasta el paisaje más pavoroso, le podría parecer el cielo mismo.

 

Ya después de una sesión de sexo pasional en las duchas para quitarse la tormentosa arena harías una llamada para que sacaran a tu cuñado de su encierro, tu buen corazón no te permitía tanto martirio para con otros, pero ahora lo primordial era TU Teme, tu elixir personal, Sasuke Uchiha. Al cual harías gemir cual perra en celo por un par de esplendorosas horas, y eso lo podrías jurar por tu nombre, Porque TU eras Naruto Namikaze Uzumaki y eras el número uno sorprendiendo al mundo entero, incluido tu amargado teme.

 

 

 

Ahora nos alejamos nuevamente y escuchamos sutilmente como Naruto cumple esa lujuriosa promesa, aprovechando la frescura de las duchas en el paradisiaco terreno. Pero no todo es sexo, y eso se lo demostraban ambos, al decir esas hermosas palabras al terminar tal acto carnal, aquel  que no sería nada si no fuera uno con el otro. Te amo. Dos palabras, tan cortas pero tan significativas. Te amo. Porque eso era lo que sentían un por el otro. Te Amo. Y no se cansarían de repetirlas insaciablemente. Te Amo. Porque solo podían derrochar el uno por el otro el hermoso sentimiento de Amor…

 

“Te Amo

Notas finales:

(1)Canción infantil, de creador desconocido. Realmente lo busqué pero no lo encuentro, así que créditos a quien corresponda.

 

Alex: u.u Ya habia escrito 5 propuestas~~ Y la conversacion era otra

Itachi: Siiii ¬w¬ Antes decias que eras niña  buena y babosada y media mas , pero ahora el destino te dio tu merecido 

Alex-chan: ¬3¬ ME suena la frase!! Vamos a la sala fotocopiadora????

Itachi:O.O Buenooo~~ Yaa me no hablo~!!!¬.¬

Alex-chan: n.n Eso quería Oir!! Ahora escojan de las opciones

 

OPCIONES A NUEVO FIC A PUBLICAR:

 VOTACIONES CERRADAS RESUMENES BORRADOS... NUEVO FIC PUBLICADO n.n 

GANADOR: MI DIRECTOR Y YO!!!!

Pasen y lean el primer cap

 

Nos leemos pronto~~!!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).