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Conquistando a mi condena por Shindokun

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Notas del capitulo:

He rehecho el resumen porque no me convencía. Aqui os dejo el capitulo 2 donde aparece por primera vez Ethan.

Aparece Ethan


 


El ladrón acabo de subir por el lateral del museo y se posó suavemente en la azotea. Iba vestido con una ropa negra que se le ajustaba al cuerpo y le permitía tener libertad de movimiento. A su espalda ondeaba una capa negra. Se acercó con sigilo hasta la claraboya y observó a través de ella. Su objetivo se encontraba a poca distancia de allí vigilado por un guardia. Después retiró levemente el guante de la mano izquierda dejando al descubierto un reloj digital que le indicó que quedaban cinco minutos para que se hiciera el cambio de guardia. Con cuidado pegó una ventosa con asa al cristal de la claraboya y cortó a su alrededor haciendo un agujero. Luego esperó y cuando vio al guardia retirarse deslizó una cuerda al interior y bajó por ella. Tenía unos cinco minutos antes de que el otro guardia apareciera. Con sigilo se dirigió hasta delante del cuadro y roció con un espray que llevaba en el cinturón para que aparecieran los rayos de seguridad. Tras esquivarlos, llegó hasta el cuadro, lo retiró de su marco, lo enrolló y lo guardó en un tubo que tenía en la espalda, bajo la capa. Después volvió a esquivar los rayos, subió por la cuerda y se quedó esperando a que los policías buscaran por los alrededores como siempre. Nunca imaginaban que el ladrón se quedara en la misma escena del crimen. En menos de media hora se encontró en el estudio de Louie, un sitio que de día era un negocio de restauración de obras de arte. Entró por la puerta trasera y le entregó el lienzo.


 - No es una de las falsificaciones más buenas que he visto. –dijo Louie.- Dame una semana y tendrás la prueba de su falsedad para que puedas devolverlo. ¿Qué tal ha ido el robo?


- Fácil, cómo siempre. –dijo Max.- Aún no entiendo como los policías nunca investigan la azotea.


- Nunca te fíes. Ya sabes que a mí me estuvieron a punto de atrapar.


- Eso fue por mi culpa. –dijo Max.- Si no hubiera aparecido habrías podido escapar con facilidad.


- Te equivocas Max. Todo estaba planeado. Si no llegas a aparecer no habría visto a la policía a tiempo. Todo fue planeado por Ethan.


- ¿Ethan? –preguntó el joven ladrón.- ¿Quién es Ethan?


- Por desgracia no lo sé. –contestó Louie de manera enigmática.


- Por cierto, ¿encontraste aquello? –preguntó Max cambiando de tema.


- Lo siento pero aún no lo he encontrado. – dijo Louie. Luego añadió.- Bueno, este trabajo me llevará una semana aproximadamente. Nos vemos entonces.


Tras aquello Max se dispuso a retirarse y dejar a Louie haciendo su trabajo. Cuando lo terminara tendría que devolver el cuadro al museo como siempre hacía. Tras una hora de trayecto en autobús, Max llego a su casa y se fue a dormir directamente.


A las 7 en punto de la mañana sonó el despertador despertando al chico. Era tan tentadora la idea de pararlo y darse media vuelta…, pero en cuanto pasó por su mente se levantó de inmediato. Se había prometido que nunca faltaría a clase después de que actuara “el restaurador de arte”. La policía no tenía ni la menor idea de por dónde empezar a buscarle pero, por si acaso, más valía no darle pistas.


Tras una ducha y un café bien cargado se dirigió hacia la única academia de arte que había en aquella ciudad. Siempre le había interesado ese campo y además, Louie le recomendó que lo estudiara. Le dijo que un buen ladrón de arte ha de saber lo que roba. Aunque, técnicamente, él no robaba nada.


Entró por las puertas de la academia media hora antes de que empezaran las clases. La cafeína no había hecho el efecto deseado y notaba el cansancio por cada poro de su cuerpo. De repente notó como unos brazos le rodeaban por la cintura por detrás y alguien le susurraba al oído. Definitivamente esa mañana no tenía reflejos.


- Te veo muy cansado por la mañana. ¿Actúo ayer mi ladrón favorito?


Esa voz pertenecía a Dylan el mejor amigo de Max. Este era un ligón empedernido que ligaba con cualquier persona que le gustara, ya fuera mujer u hombre. Todos caían rendidos a sus pies pero nunca le había visto mantener una relación estable. Se conocieron cuando Dylan se encapricho de él y Max fue la única persona que no logró conquistar. Tras varios intentos fallidos se habían acabado haciendo muy buenos amigos pero Max nunca le había podido quitar el hábito de intentar saludarle tan cariñosamente por la mañana. Siempre conseguía esquivarle, menos cuando tenía los reflejos bajos. Su mejor amigo Dylan era el único, a parte de Louie, que conocía su secreto.


 - Te he dicho mil veces que no hables de mi otra identidad aquí. –susurró Max consiguiendo soltarse de su agarre.- ¿Acaso quieres que acabe detenido?


- ¿De verdad piensas que alguien es tan cotilla como para escuchar lo que te susurro en el oído mientras te abrazo?


- Simplemente no me gusta que lo menciones. –dijo Max.- De todas maneras tengo las defensas bajas porque me dijiste que durante un tiempo dejarías de saludarme así por miedo a espantar a tus nuevas conquistas.


- Cierto. –dijo Dylan.- Pero a una semana de haber empezado el curso ya he visto que no ha venido nadie nuevo interesante. Aunque aún no pierdo la esperanza.


- ¿A qué te refieres?


- Cómo me aburría, ayer estuve flirteando con la secretaria y me dijo que aún falta un alumno por venir.


- ¿Y no se habrá desapuntado en el último momento? –preguntó Max.


- No. –negó Dylan.- Al parecer enfermó antes de que empezara el curso, pero me dijo la secretaria que pronto vendría.


- Y seguro que sabes mucho más sobre la nueva incorporación.


- Por supuesto. –afirmó Dylan.- Es un chico de pelo moreno y corto que tiene unos preciosos ojos azul grisáceo.  Es bastante guapo, un buen partido y tiene nuestra edad. Y hará clase con nosotros. Su nombre es Ethan Lemacks.


Max palideció al oír aquel nombre y de inmediato le vino a la mente la conversación que tuvo la noche anterior con Louie. “Todo fue planeado por Ethan.” “Por desgracia no se quien es”. Se dirigió hacía el baño más cercano y se refrescó un poco el rostro para calmarse. En realidad, ¿Cuántas probabilidades había de que fuera el mismo? No sabía nada de él. A parte que por su edad era muy difícil que colaborara con la policía y menos desde hacía más de un año. Tras reflexionar bien se dio cuenta de que no era probable que fuera el mismo. Al levantar el rostro vio reflejado en el espejo a su amigo con cara de preocupado.


 - No es nada. Solo me he mareado un poco.


Vio que su amigo seguía con cara de preocupación pero no añadió nada más. Tras salir del baño se dirigió a su primera clase, historia del arte, y se sentó en su mesa. Poco después, Dylan se sentó a su lado y se tranquilizó al verlo más relajado. Poco después entro el profesor. Pero no venía solo. A su lado había un chico de unos 18 años. Tenía el pelo corto y castaño y sus ojos eran de color azul grisáceo. No hizo falta que se presentara para que Max le reconociera. Ese tenía que ser el chico descrito por Dylan poco antes.


 - Chicos, -dijo el profesor de historia- os presentó a Ethan Lemacks. Será vuestro compañero. No ha empezado el curso antes por motivos personales. Ethan, -añadió dirigiéndose al chico.- puedes sentarte donde quieras.


El chico analizó detenidamente la estancia. Aunque su escrutinio duro apenas unos segundos, a Max le pareció que estaba analizando a todos los alumnos y sus reacciones. Tras ello se dirigió hacía el fondo del aula y se puso en el asiento del final. Parecía un buen asiento para observar todo lo que pasaba. Pero no podía ser él. Se estaba obsesionado por nada. Tras girarse de nuevo hacia delante vio que Dylan le observaba de nuevo.


 - Antes te has puesto muy pálido cuando te he dicho lo del alumno nuevo, -dijo Dylan.- y ahora que ha aparecido pareces nervioso.


- Probablemente no sea nada, no te preocupes.


Max no sabía si estaba intentando convencer a Dylan o a sí mismo. Lo único que sabía es que aquél chico le ponía nervioso y la única manera de saber más sobre él era hablar con Louie.


Las siguientes clases parecieron que duraban una eternidad. No fue capaz de tomar buenos apuntes en historia del arte, ni de avanzar en su pintura en clase de pintura al óleo. Ni siquiera participo en la clase de interpretación del arte, una de sus favoritas. El resto también fue igual. Tras finalizar las clases esquivó a Dylan para evitar sus preguntas y se dirigió de inmediato al taller de Louie.


Espero durante una hora en una cafetería de enfrente hasta que cerró su estudio y luego se dirigió por la escalera de incendios hasta su puerta trasera. Al verle, Louie le hizo pasar de inmediato a la vez que miraba al exterior para cercionarse de que nadie le había visto entrar. Tras cerrar la puerta se giró hacía Max.


 - Te he dicho miles de veces que no vengas a mi estudio cuando tengo un cuadro que has robado. –le regaño Louie


- Lo siento. –dijo Max.- Me he asegurado de que no hubiera nadie en el estudio y de que nadie me viera entrar. Esto no podía esperar.


- ¿Qué sucede? –preguntó Louie extrañado y preocupado.


- Veras, en realidad creo que me preocupo por nada pero, en la academia ha aparecido un alumno nuevo que se llama Ethan.


Louie palideció al oírlo y se sentó en un asiento cercano. Había deseado que no apareciera de nuevo nunca. Deseo que no tuviera nada que ver con el Ethan que estuvo a punto de atraparlo una vez pero igualmente tenía que contarle a Max todo lo que sabía sobre él.


- ¿Quién es Ethan? –preguntó Max al verle tan preocupado.


- Hay algo que no te he contado nunca. –dijo Louie.- Durante toda mi vida de ladrón rara fue la vez en que un policía se acercaba siquiera a atraparme. Pero durante mis últimos golpes algo cambió.


- ¿Qué sucedió?


- La policía empezó a actuar mejor. –dijo Louie.- Aunque nunca anunciaba los cuadros que iba a robar, aparecía más vigilancia policial cerca de mis objetivos. Y, mis vías de escape habituales, que siempre me habían funcionado, estaban siempre vigiladas. Así que decidí dejarlo.


- ¿Decidiste dejar de robar? –preguntó Max.


- Sí. –dijo Louie.- Después del esfuerzo que me había llevado el robar todas las obras anteriores, no quería perderlas todas de golpe por ser atrapado. Pero entonces apareció aquel mensaje en internet.


- Aquel donde decía la ubicación real del cuadro que tanto anhelo encontrar, ¿no?


- Exacto. –confirmó Louie.- Me prometí que ese sería mi último robo y allí fue donde te encontré y donde estuve a punto de ser atrapado.


- Esa parte ya la sé. –dijo Max.- Pero, ¿qué tiene que ver Ethan con todo esto?


- Al llegar a casa tras mi fracaso, me reconecté a la web donde había encontrado la información pero ésta había desparecido. –explicó Louie.- En su lugar encontré un mensaje que decía: “El cuadro que tanto anhelas encontrar nunca ha estado en esa mansión. Colgué información falsa para atraerte y que cayeras en una trampa pero por desgracia apareció alguien inesperado que te salvó en el último momento. La próxima vez no tendrás tanta suerte. Ethan”


Max entendió la preocupación de Louie pero el Ethan del que hablaba no podía ser el mismo de su clase. Era demasiado joven como para dirigir a la policía o conseguir que esta le hiciera caso.


 - Max, -dijo Louie.- no te debes fiar de él. No sé su aspecto físico ni su edad, solo su nombre. Si es él, tienes que tener en cuenta que es mucho más astuto de lo que parece. Debes ir con precaución.


- ¿Pero como puedo saber si es el mismo?


- Debes investigarle sin que te descubra.


Max salió por la puerta trasera procurando no ser visto y se dirigió a su apartamento. Esa noche no durmió mucho pensando en todo lo que le había contado su mentor. Aunque creía firmemente que el alumno nuevo no podía ser el mismo que había estado a punto de atrapar a Louie, decidió investigarlo. Al llegar a clase se sentó donde siempre y su amigo se sentó a su lado aún preocupado por su actitud. Al ver entrar a Ethan, Dylan se levantó cortándole el paso.


- Sabes, -dijo Dylan.- la foto que entregaste en recepción cuando te inscribiste no te hace justicia. Eres mucho más atractivo al natural. Sobretodo tus ojos. –Tras examinarle de arriba abajo detenidamente le alargó la mano y añadió.- Me llamó Dylan. Encantado de conocerte Ethan.


Ethan golpeó la mano extendida de Dylan y tras lanzarle una mirada de desprecio se dirigió hacia su asiento. Max vio como se sentaba y sistemáticamente ignoraba a la gente que le hablaba. Tenía un carácter muy frío y antisocial. Si hubiera sido el Ethan que dejo aquel mensaje procuraría hablar con la gente para conocerla mejor y estrechar el círculo con el restaurador de arte. Tras girarse de nuevo oyó que Dylan le decía.


- No sé qué problema tienes con el nuevo. Pero es bastante antipático.


Aunque le oyó Max un supo que contestar y se mantuvo en silencio preocupando aún más a su amigo. Las siguientes clases las paso más relajado, aunque no pudo evitar imaginarse la mirada de Ethan perforándole la nuca. Tras el primer descanso, espero a que el aula se quedara vacía para dirigirse a la mesa de Ethan para mirar su contenido. Estaba tan absorto en su búsqueda que no se percató de la presencia que había detrás de él.


- ¿Me vas a contar de una vez lo que está sucediendo?


Max se asustó y estuvo a punto de gritar pero Dylan fue más rápido y le cubrió la boca con su mano.


- Perdona, pensaba que me habías visto. –le susurró mientras retiraba su mano.- ¿Qué buscas?


Max no le contestó por miedo a que alguien les descubriera y siguió buscando entre las cosas de Ethan. En medio de los libros de la escuela, encontró una vieja libreta con tapas de piel. En su interior encontró lo que menos deseaba y ni siquiera se percató del pequeño trozo de papel que caía al suelo al abrirlo. Se lo mostró a Dylan. Entre las páginas de aquella vieja libreta hablaba sobre el ladrón morado. Decía los cuadros que era más probable que le gustaran y donde podía perpetrar los siguientes robos. Las siguientes páginas describían, con todo lujo de detalles, los robos que había realizado desde que empezó hasta que estuvo a punto de atraparlo. También hablaba de la trampa que había preparado. A continuación había una serie de deducciones bastante acertadas donde decía que, aunque había cambiado el modus operandi, era bastante probable que el restaurador de arte fuera aquél chico que había aparecido en la trampa que había preparado. También decía que el año de ausencia se debía al entreno intensivo que probablemente le había hecho el ladrón morado. La última página decía que había decidido actuar en primera persona y creía que, por lo joven que era el restaurador del arte y, que probablemente le interesara el arte, era probable que estuviera estudiando en esta academia, la única de esta pequeña ciudad.


Tras leerlo Max se quedó sin habla y Dylan comprendió porqué estaba tan extraño últimamente su amigo. Antes de que pudieran hablar oyeron el timbre al fondo. Y de inmediato devolvieron la libreta a su sitio y se escondieron en el fondo de la clase. Cuando la gente empezó a entrar se mezclaron con ellos y se sentaron en sus asientos. Se observaron y no dijeron nada más. Ya habría tiempo de hablar del asunto cuando estuvieran lejos de Ethan. Mientras, sin que se percataran, el chico de ojos grisáceos se agachó y recogió un pequeño fragmento de papel mientras sonreía. Su trampa había funcionado. Ahora sabía que el restaurador de arte estaba muy cerca.

Notas finales:

Espero que les haya gustado este capitulo. Nos vemos en el siguiente.


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