CAPITULO 02 – TENIENDO CITAS
Esa tarde Matías se encontraba nervioso pues había acordado tener una cita de “trabajo” con Andy, para que éste le diese ideas. Se había probado todo su guardarropa y no encontraba nada que le pareciera adecuado para la ocasión. En ese momento sintió que debió haber leído unas cuantas revistas de moda en vez de tantos mangas. Por fin se decidió por una camisa de cuadros blancos y negros, unos jeans deslavados, sus converses y pensó que un toque elegante sería llevar corbata y un suéter negro. Llegó puntual a la dirección que el chico le había indicado y tocó tres veces la puerta del departamento, esperando que esto no lo hiciera parecer muy ansioso. Le abrió un chico delgado, de piel blanca y cabello castaño, muy parecido a Andy, sólo que un poco menor y algo más desarreglado y despreocupado.
-Busco a Andy. –Exclamó, y el otro chico lo llevó hasta la sala de su departamento. –Soy Mat.
-Soy David, hermano de Andy. –El chico le tendió su mano para luego gritarle a su hermano. -¡Andy, Mat ya está aquí! –Su hermano le respondió con un grito desde la habitación que iba en un momento.
-Disculpa… -Le hablaba Mat a David con cierto aire de intriga. –Me eres familiar. ¿Nos conocemos? –El hermano negó con la cabeza mientras le daba una mordida a un sándwich que ya tenía preparado. -¡Claro! Él del comercial de chicles de menta para el mal aliento. –Comentó el escritor casi a carcajadas.
-¡Andy! –Volvió a llamar a su hermano pues la situación lo estaba incomodando.
-¡Ya estoy aquí! – El mesero llegó muy elegante, luciendo una camisa de botones y manga corta color marrón y unos jeans negros.
-Te ves muy bien. –El escritor hizo aún más obvio su gusto por el chico. Se despidieron de David y empezaron a caminar juntos por la calle. –Perdón si ofendí a tu hermano, pero es que es toda una celebridad, todo el mundo conoce el comercial de chicles, debe ser algo importante para un actor.
-Sí, bueno… la verdad es que mi hermano no es actor. –Mat mostró su rostro sorprendido ante esta declaración. –Sucede que la compañía buscaba a un chico normal para su nueva campaña publicitaria, para buena o mala suerte, mi hermano ese día no se había lavado los dientes y se encontró con cámaras de televisión que lo filmaron y atestiguaron que en realidad quitaba el aliento.
-¡Guau! Todo el tiempo pensé que estaba actuando. Pero es graciosimo, creo que aún sigue recibiendo muchas visitas en YouTube.
-Pues sí, lo peor del caso es que su única paga es una dotación de por vida de esa marca de chicles. –Luego de esta amena conversación finalmente llegaron a un club nocturno, pero se encontraba abarrotado de gente y era casi imposible entrar.
-Conozco un mejor lugar. –Dijo Andy tomándole la mano a Mat para conducirlo a un estadio de baseball que se encontraba no muy lejos de ahí. –Hace bastante tiempo que no vengo aquí. –Le comentaba mientras ambos se sentaban sobre el césped en medio del estadio sosteniendo sodas y hot dogs que acababan de comprar.
-¿Crees que sea correcto estar aquí? –Le preguntó el escritor con cierto temor de que algún vigilante los descubriera y los echara de ahí. Pero el chico le explicó que era la mejor hora y que conocía bien el lugar, pues su padre solía llevarlo a él y a su hermano a ver los juegos. -¿Son muy cercanos?
-Él murió cuando recién cumplí doce.
-¡Oh Dios, de verdad lo siento! –Quiso disculparse.
-Descuida. –Lo tranquilizó. –Pasó hace mucho tiempo, aun así me alegro de haber pasado el tiempo con él de la manera en que lo hice. ¿Y tú qué? ¿Tienes familia?
-Mis padres estuvieron casados por cuarenta años. –El mesero exclamó un gesto de verdadera sorpresa y le preguntó cuál era el secreto. –Pues creo que fue el amor a primera vista, mi padre dice que se enamoró de mi madre cuando se conocieron. ¿Crees que eso sea posible?
-Me he sentido así. –Mat le insistió en que le contara su historia. –Pues conocí a una chica, nos enamoramos, nos casamos, nos peleamos y nos divorciamos.
-Supongo que esa es la versión larga de la historia. –Ambos sonrieron. -¿Qué pasó?
-Yo no era el chico indicado. –Ambos se recostaron sobre el césped mirando a las estrellas. –La verdad es que era un desastre. Estuvimos casados tres años y de verdad intenté que funcionara pero… supongo que no era normal que las últimas veces que teníamos sexo ambos imagináramos que estábamos con Zac Efron en vez de con el otro. Es extraño como la vida no pasa como quieres, cuando era niño, me imaginaba casado, con esposa y con hijos, ahora no tengo ni una planta.
-Yo soñé que ganaría el Pulitzer y en cambio me la paso destapando inodoros; doy mantenimiento al edificio en el que vivo, por otro lado me hice un experto en tuberías.
-¿Cuándo supiste que eras gay? –Le preguntó directamente el mesero al escritor.
-Cuando te vi. –Andy se acercó un poco más a Mat, quien paso su brazo sobre los hombros de este para quedarse un buen rato acostados y abrazados.
A la mañana siguiente David se encontraba en su apartamento cocinando Hot Cackes, cuando la entrada a su hogar se abrió, era su hermano que apenas llegaba de su cita. Hizo una mueca y luego miró a ver su reloj, que indicaba que eran las nueve de la mañana.
-Lo sé. –Dijo Andy no muy convencido y sentándose en el comedor. –Pero antes de que eches tu obscena mente a andar, no hicimos nada, sólo estuvimos hablando.
-Seguro. –Le sirvió a su hermano un Hot Cacke con un poco de mermelada de fresa. -¿Tiene potencial ese chico?
-Eso depende. –se quedó pensando un buen rato.
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Esa noche el increíblemente atractivo director de comerciales había invitado a Andy salir a un club nocturno. Connor tenía acceso VIP a cualquier lugar que el deseara y jamás recibía una negativa como respuesta. Todos le abrían paso, le asignaron un buen lugar privado y apartado del ruido, donde se sentaron e inmediatamente recibieron unos tragos de un chico que luego de hacerlo recibió una buena propina.
-Supongo que vienes aquí mucho. –El mesero le dio un ligero sorbo a la bebida que le habían llevado.
-Soy una criatura de hábitos, trabajo al final de la calle.
-¿Traes a todas tus citas aquí?
-Sólo a los que quiero impresionar. –El ejecutivo dio un trago a su vaso mientras miraba de reojo a su compañero, quien sonreí pícaramente.
-Pues mira Connor, a mi no me impresionan los lugares lujosos, tendrás que buscar algo más, así que anda.
-¿Ahora? –El mayor se quedó pensando un rato. –Puedo deletrear Connecticut. –El mesero lo esperó ansioso. –Ok, no puedo. –Ambos rieron.
-¿Desde hace cuánto vienes aquí?
-Pues desde que abrimos la empresa. Mi socio y yo. –El chico le hizo saber que se sentía algo decepcionado al saber que el no era el dueño pero sólo lo hizo en tono de broma.
Los chicos se pusieron a bailar un rato, siguieron tomando y al final de la noche, Connor llevó a Andy hasta su departamento.
-Me la pasé bien. –Le hizo ver Connor a su acompañante quien le hizo ver que era obvio pues él era su compañía. –El narcisismo es sexy.
-También el sarcasmo.
-Trabajaré en eso para la próxima cita.
-¿Así que asumes que habrá una próxima? –La ceja derecha del mesero se arqueo un poco, esto le pareció muy sexy al ejecutivo. –Pues ya veremos. –Ambos se sonrieron y se despidieron deseándose buenas noches.
CONTINUARÁ...