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Primera Letania por sugar-blood

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Notas del capitulo:

Gracias por esperar tan pacientemente, espero que disfruten este capítulo. Por el momento mi beta está ocupada y se me dificulta revisar mis propios escritos, soy una floja. No quise esperar para que se desocupara porque ya tuve un accidente con este fanfic- se me perdió el USB donde lo tenía y… murió- y tuve que escribirlo otra vez. Lo siento de nuevo.

No me pareció tan bueno el capitulo, pero los que tienen la última palabra son ustedes querido público. Disfruten

Cap2. –Like A Stone.

By a free way I confess
I waslost in thepages
Of a book full of death
Reading howwe'll die alone

-Audioslave

 

Harry estaba preparado para todo, menos para tener que lidiar con un Malfoy, aún menos para lidiar con ese Malfoy.

Había pasado por muchas cosas a sus apenas cumplidos catorce años. La piedra filosofal en primer año. El basilisco de segundo año y la resurrección de Voldemort al ir por Ginny a los baños. El muy cabrón cara de serpiente había hecho una trampa para tomar un poco de su sangre y volver. Nadie le creyó, obviamente, y tuvo que aguantar ese fin de año con los Dursley. Pero al siguiente, Sirius apareció. Todos le hicieron creer que era una mala persona, alguien que traicionó a sus padres y lo entregaría al señor oscuro. Pero pudieron desmentir todo eso y salvarlo. Unas semanas después, supo sobre la orden del fénix, pues creyeron en el después de lo que paso en el ministerio donde Lucius Malfoy salvó a Sirius.

Su padrino había ido a por el rubio. Estaba en la salita tratando de pensar cómo diablos había terminado todo así. Sólo llevaba un día ahí y Sirius había ido ayer a San Mungo pues Draco había despertado. Cuando llegó su padrino trató de hablar con el de cosas que no fueran el señor oscuro o Draco, parecía que esos temas no eran los más convenientes en ese momento y Harry pensaba que esos temas nunca eran cómodos. Así que hablaron de sus padres y las aventuras que tuvieron en Hogwarts.

Sus pensamientos pararon un momento cuando escuchó que la puerta se abría.

—Pasa, Draco. — Escuchó la voz de su padrino ordenar al rubio.

Salió de la salita hacia el pasillo recibidor. Y casi se da de topes a la pared al darse cuenta que no tenía nada en mente para decir. ¿Un lo siento tal vez? ¿Un pésame?

—Buenas…— la palabra quería salir, solo un poco más— Tardes, Malfoy— Saludó mirando detenidamente al Slytherin.

Draco regresó igualmente la mirada, pero a diferencia de Harry, la mirada del rubio era de indiferencia disfrazada. Harry Potter no sería Harry Potter sin esa mirada como si estuviera haciendo un examen mágico. Casi queriendo encontrar algo anormal en él.

—Potter. — Contestó Draco mientras su cabeza se agachaba levemente en un saludo. Como si pasara de él.

Harry abrió levemente la boca. Ese no era Malfoy. No aquel Malfoy que imaginó llorando y haciendo pataletas por que el hombre malo asesinó a sus padres.

Sirius notó la cara de su ahijado y decidió sacarlo de aquella incómoda situación.

—Creo que hay que comer. — Dijo mientras desaparecía la única valija de su sobrino; llena de ropa que él había comprado para que no quedara sin nada de túnicas.

La comida fue servida por Kreacher. El Elfo no paró de hacer elogios a Draco cada cinco minutos al servir, no podía ser diferente si era un Black de pies a cabeza, un buen Slytherin. Pero murmuraba cada cuanto cuando les servía a los otros dos Gryffindor’s. Después de terminar la cena, Draco se levantó primero y se dirigió a la salilla. Snape llegaría en cualquier momento y quería hablar con él antes que con otra persona.

*/*/*

—Harry…— le habló su padrino cuando el rubio estuvo fuera de su campo de visión. — Alguien más se quedará aquí…—

El-niño-que-vivió miró de vuelta a Sirius, tomando un poco de té, movió el plato a un lado, cuando este estuvo vacío y esperó a que hablara.

—Draco le pidió a Snape quedarse aquí. — Miró la cara de su ahijado, la mueca de horror en su rostro.

A pesar de saber que Snape era parte de la orden, cabe aclarar que fue una gran impresión para él, nunca se podría acostumbrar a aquello. No soportaba a su profesor de pociones, ¡se matarían todos en esa casa!

—Esto ya es demasiado. ¿Snape no está muy ocupado siendo el espía?

—Voldemort no lo ha llamado desde…lo que pasó en el ministerio. — Respondió sin acostumbrarse al pensar que pudo haber caído en el velo. —Al director le encantó la idea y no hay forma de evitarlo. Draco quiere a Snivellus cerca de él. — bufó Sirius.

—Bueno…— Le tocó bufar a Harry. — Entonces supongo que no hay nada que hacer. —

Harry no sabía que decirle a su padrino a continuación. Los dos no pasaban a Snape y eso era un problema.

— ¿Cómo ves a… Draco? — Preguntó curioso el mayor.

Él no sabía nada de su sobrino, pero por lo que supo de los chicos, había tenido una muy mala imagen del muchacho.

Harry se quedó pensando un momento.

—Pues… raro. —Fue la única palabra que se le ocurrió. — Él está un poco extraño. Pero supongo que es por lo que acaba de pasarle. —

Sirius asintió dándole la razón.

—Tengo que ir a arreglar algo con Dumbledore. Quédate un momento con Draco, ¿Si? — Le pidió sin esperar respuesta.

Los dos se levantaron y salieron al corredor de la salida.

—Está bien. Ten cuidado. — Le pidió Harry mientras veía como Sirius salía.

—Tal vez me informe de la misión de Remus. No tardaré cachorro. — Le sonrió su padrino mientras abría la puerta y salía por esta.

Harry se quedó un momento pensando en que tal vez sería genial que Dumbledore les digiera algo sobre Remus que hace una semana que se había ido a una "misión". Tiempo exacto desde lo que pasó en la mansión Malfoy. La luna llena se acercaba y no quería que la pasara lejos de ellos.

Se acercó a pasos lentos a la salilla donde pudo ver la espalda del sofá y la punta del cabello de Malfoy. No quería ser grosero y subir a su habitación. Después de todo no había peligro si Draco estaba así de taciturno.

Se sentó suavemente en otro pequeño sillón individual. Su mirada se dirigió al rubio que se encontraba cerca de él. Malfoy tomaba té con mirada impasible en la vela arriba de la chimenea que estaba derecho al sillón grande en donde se encontraba. Sus ojos resplandecían y le daban un tono anaranjado/rojizo. Ah Harry le hubiera encantado leerle la mente. Tenía curiosidad de saber cómo era que se sentía el otro al perder a sus padres, ¿Se sentiría igual de vacío que él?

"—…Él fue criado como un pura sangre. Guardará todo en su mente y no lo dejará salir hasta vengarse de Voldemort. Pueden ser aliados, Harry, los dos tienen algo en común. La muerte de sus padres por las manos de cierto hombre…—"

Recordó las palabras de Dumbledore. Tal vez era cierto. Tal vez no. Draco recordaba los abrazos de su madre, los regaños de su padre, sus voces, sus rostros. El solo tenía imágenes mágicas y una capa. Pero sentía el ardor de venganza igual; de venganza y una vida sin miedo a esperar tu muerte en cada esquina.

—Yo…— Quiso decir algo coherente pero cuando el otro lo volteó a mirar, todo salió disparado lejos. Sentía que caía en lava plateada, en recuerdos que no eran suyos, a tal grado que no sabía dónde empezaba su mente y donde terminaba la de Malfoy — Lo siento. — La mirada un poco confundida de Draco es la que veía — Lo de tus padres, digo. Lo siento. — terminó tragando grueso.

Draco solo regresó su mirada y lo miró de reojo tomando un tragó pequeño de té. El rubio tenía cosas en las que pensó la noche pasada. Ya no podía tener el lujo de ser un niño mimado. El hijo único de una familia pura sangre. Familia que ya no tenía. Sus padres se sacrificaron por él, no podía darse el lujo de ser dado por muerto por no poder quedarse al margen de la situación.

Y eso incluía tragarse todo el veneno que traía consigo.

—Sé que no es cierto, Potter. — El nombrado no sabía si odiaba cuando Malfoy decía su nombre con repulsión o con indiferencia, como lo hacía ahora. —Sé que no lo sientes. Mis padres eran mortífagos. Unos menos en la lista para encerrar en Azkaban. — Terminó volviendo completamente su mirada.

Harry quedó hecho piedra por un momento. Por muy maldito que fuera Malfoy no podía hablar así de sus padres, que acababan de morir.

—Enserio lo siento. A pesar de todo eran personas…. —

—Claro, Claro. — Dijo para que parara su discurso sobre por qué la gente no debería de morir.

Harry decidió quedarse callado. Nunca fue bueno con las palabras, ¿Por qué había pensado que eso cambiaria?

*/*/*

— ¿Me puede repetir de nuevo por que Snivellus tiene que quedarse en MI casa? —

Sirius estaba sentado en el despacho del director. Parado justo a un lado de él se encontraba su mayor enemigo de escuela, Severus Snape. Hace un momento había llegado y sólo para que el director "encaminara" a Snape a su casa

—Por qué no podrás manejarte con dos pre adolecentes tú solo. — Contestó el susodicho con las manos cruzadas en su pecho.

— ¡Claro que puedo! —

—Comprendería que pudieras manejar a Potter, es demasiado predecible. Pero la forma de ser de Draco es más compleja. —

—Estás diciendo que…— Sirius estaba a punto de protestar.

—Muchachos, por favor, mantengamos la calma. Los dos jóvenes están pasando por momentos difíciles. Necesitamos toda la ayuda que podamos proveerles. — El director trató de razonar.

Sirius solo quería encontrar una forma para no llevarse a Snape a su hogar, el hombre le recordaba varias etapas que quería olvidar por el momento y teniéndole ahí cerca no ayudaría. Por otra parte Snape pensaba igual, el intentaba a toda costa evitar a Black, pero siempre le tenía atrás pisándole las solapas humillando e insultándole.

—Tratemos de hacer esto lo más llevadero posible. —El anciano director sonrió con un brillo en los ojos. —Hagan los pases por sus respectivos ahijados. Vamos…—Les indicó las manos para poder pactarlo adecuadamente.

Los dos hombres se miraron primero en alzar su mano fue Severus, pensando en el bienestar de su ahijado en territorio Gryffindor y el siguiente fue Sirius, especulando que ya sería demasiado para Harry tener que aguantar las peleas con Snape.

—Muy bien. Cuando quieras retirarte Severus. Es recomendable que se vayan juntos. — Les informó el director mostrándoles la salida.

*/*/*

Después de recoger las cosas de Snape se dirigieron a Grimmauld Place.

La ancestral mansión Black seguía como la última vez que había entrado en ella, y no fue hace mucho tiempo. Al entrar y no escuchar ruidos Snape pensó lo peor, tal vez Draco había explotado y había matado a Potter, tal vez no era tan malo. Se dirigieron a la salilla y encontraron a Harry mirando entretenidamente la chimenea mientras Draco leía.

—Ya llegamos— Se anunció Sirius.

—Buenas noches, señor Potter, Draco. — Saludó el profesor de pociones escupiendo el apellido de Harry con repugnancia, tal vez por costumbre.

—Profesor— Respondió serio Harry, Snape aún le intimidaba y quería mantenerse a raya si es que lo iba a tener ahí todas las vacaciones.

—Bienvenidos. — Draco retiró su mirada del libro mirando a los recién llegados y levantándose.

Todos se miraron entre sí. Como si en realidad nada de eso estuviera pasando y fuera una mala jugada de su subconsciente. Pero todo estaba ahí, tangiblemente. Harry tragó pesado, el ambiente era totalmente hostil y se preguntó si en realidad Dumbledore estuvo hablando en serio.

—Creo que sería bueno cenar. Mañana habrá una junta con la orden y sería bueno hablar con ustedes antes de dormir. —Habló tranquilo Sirius para tranquilizar el ambiente.

Harry asintió con la cabeza y Draco solo parpadeó. El dueño de la casa se dio la media vuelta hacia las cocinas. Tenía tantas cosas que querían salir de su boca al tener tan cerca de Severus Snape, pero estaba mordiéndose la lengua para no soltarlas.

*/*/*

Al terminar de cenar Sirius condujo a Severus y Draco a sus habitaciones que estaban en la segunda planta.

— ¡¿Ahora a quien trajiste, Sirius Orión Black?! —Preguntó una voz chillona que venía de la pared.

—Madre…— Susurró Sirius avergonzado. ¡Solo eso le faltaba! Que el retrato de su madre le regañara delante de Snivellus.

— ¿Wallburga Black? — Draco abrió los ojos al ver a aquella tan impotente señora.

— ¡Claro! — Soltó el retrato alzando aún más la barbilla y mirando al rubio, escaneándolo. — Pero mira nada más… esos ojos los reconocería donde fuera. ¿Podrías ser un Black? — Extrañamente la voz de la mujer menguó un poco.

—Draco Lucius Malfoy Black— Se inclinó levemente el muchacho, nada ostentoso.

— El hijo de Narcissa ¡Vaya! Hasta que traes a alguien decente ¿y quién es el otro hombre? — La gran señora sacó un abanico y lo paseó despreocupadamente.

—Severus Snape…—Se presentó con la misma inclinación que había hecho Draco.

— ¡Jo! No reconozco el apellido pero sus ojos me dicen Slytherin...

—Está en lo cierto Madame…— Confirmó el hombre.

—Tanto Gryffindor ya estaba haciendo demasiados estragos en esta casa... —

Antes de que la distinguida dama en el cuadro siguiera hablando, Sirius cerró el cuadro con unas cortinas que la decoraban. No estaba de humor para aguantar al cuadro de su madre y pensaba que tal vez nunca estaría listo.

—Sigamos. — Murmuró Sirius que sintió la mirada de enojo de Snape en su nuca.

Al estar arriba había un largo pasillo hacia la izquierda y otro a la derecha. Las paredes estaban aún bastante sucias y los dos Slytherin hicieron muecas de asco. ¿Era posible tanta vergüenza? Era la mansión Black, una familia antigua de magos sangre pura, debería de ser imponente como su apellido.

—Este es el baño principal de la mansión, los cuartos también cuentan con su baño propio, pero por cualquier cosa. — Les informó Sirius en frente de todos ellos— Este es el cuarto de Harry y el de alado es mío. El de Sniv…Snape está  a un lado de tuyo Draco. —Volteó a ver al rubio— Cualquier cosa que ocupes… no dudes en llamarme— Le sonrió levemente.

Snape bufó mientras Draco asentía. Sirius de verdad quería llegar a conocer a su sobrino, no sabía la razón, era extraño ya que su familia no fue una "familia" en realidad. Pero a pesar de todo no quería darle la espalda a Malfoy como lo hicieron con él cuando estuvo en Azkaban.

*/*/*

No se dijo nada más cuando terminaron de enseñarles sus cuartos, dieron las buenas noches y se fueron a dormir. Severus y Sirius les dijo antes de entrar a su cuarto que mañana antes de desayunar hablarían con los dos y nada más.

Draco estaba recostado en su cama. El cuarto no era tan elegante como su propia habitación en la mansión Malfoy pero pensó que eso era mejor que el hospital. Por su mente pasó que tal vez sería bueno desahogarse de nuevo pero no lo hizo, solo presionó ligeramente sus labios y respiró tranquilo. Puso su mente en blanco y trató de dormir.


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