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Mi niñera por Lizie CoBlack

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Notas del capitulo:

¡Hola!

Espero les guste el cap, que está muy largo, pero es como el capítulo relleno, muy relleno por cierto.  Quisiera que al terminar de leer me regalen unos minutitos más y lean las notas finales, por favor.

Sin más disfruten la lectura. No esta beteado otra vez así que perdonen los posible errores.

Disclaimer: Estos personajes no son míos, si lo fueran Sev estaría por siempre feliz con Harry. El universo Harry Potter es de J.K. Rowling yo solo me divierto creando fics.

Recuerdos: “letra cursiva y comillas”

Presente: letra normal

Pensamientos: letra cursiva

Cap. VI

Tregua.

*

Abandonó un momento su habitación, no sin antes arropar bien a su hijo, caminó lentamente hacia su despacho. Trató de guardar la calma y tranquilizarse. Sabía que no debía estar odiando a Potter pero ver así a su hijo le provocaba mucha furia. Respiró hondo, tomó un trago a su café con whisky que Dobby le había traído al entrar, pensando bien en lo que haría. Reflexionando todo.

Con un último trago a su café preparado, tomó su decisión, sólo esperaba fuera la correcta.

* *

Era lunes y Severus se encontraba muy irritado, hacía dos días de lo sucedido con Potter, precisamente hoy impartía clases a él. Entró, como siempre, y todos guardaron silencio. Repasó con la mirada a todos en el salón sin encontrarse con las esmeraldas, de su alumno problema, bufó, seguramente llegaría tarde, típico.

—Está clase hablaremos de la síntesis de productos naturales bioactivos ¿alguien puede decirme de qué se trata? —con un siseó su clase comenzó.

Potter no apareció. Por increíble que eso pareciera, le decepcionó. Su clase terminó y todos salieron. Se recargó en el escritorio, miró hacia el asiento de él. Sonrió desdeñoso al verlo. Una prueba más de su culpabilidad, él era el responsable de todo, todavía se le dificultaba creer que Harry, él que alguna vez conoció, ya no existiera. Pero ¿por qué lo había hecho? Y entre más pensaba más furia le causaba. Los alumnos comenzaron a entrar para la siguiente clase.

Así transcurrió el tiempo, como si nada hubiese pasado, sólo que su hijo se apagaba un poquito más cada día. Hoy le tocaba otra vez con Potter, ahora sí esperaba que se dignara a regresar a clase. Eso no pasó. La clase comenzó, continuó y terminó, sin que apareciera.

Al poco rato de que todos salieran unos tuenes toques se escucharon, para después entrar la señorita Granger al aula. Vaya valor el de esta chica. Sonrió fría y macabramente.

—A qué se debe el honor de su visita, Granger, uno pensaría que ya no la volvería a ver después de ayudar a un buen mentiroso —siseó con molestia.

Hermione se detuvo un momento, analizando lo dicho. ¿Mentiroso? De que hablaba el profesor, y entonces reaccionó. Nos habrá descubierto. Continuó su camino hasta detenerse a un metro del profesor.

—De qué habla, profesor—. Optó por hacerse la desentendida, pero Snape, esta vez, no le creyó, lo supo al ver esa fría mirada dirigida, como hacía tiempo no pasaba, en ella.

— ¿En verdad quiere que le recuerde la jugarreta de Potter? —Preguntó retóricamente. Hermione guardó silencio. —Creí suponerlo. Cómo se atreve a verme la cara, después de jugar conmigo y mi hijo. La creía más sensata. Distinta. Me ha decepcionado, Hermione.

Mione sólo agachó la cabeza, le dio un poco de vergüenza escuchar todo eso del profesor y sobre todo en ese tono. Pero cómo nos descubrió, eso no debió suceder así.

—Eso no debió pasar así, profesor —susurró con algo de aprehensión.

—Entonces dígame cómo, explíquese. Deme las razones para creerle. Deme las razones para no odiarla por defraudar mi confianza, y saber que no me equivoque con usted. Hable señorita —más que hablar, demandó.

Suspiró. Esto sería largo, sólo esperaba poder demostrar que actuaba sin malicia, pero por encima de todo que Harry no tenía la culpa de nada.

—No sé qué le haya dicho Harry pero yo lo planeé todo.

— ¡NO LO JUSTIFIQUE! —Gritó colérico, acaso lo creían tonto.

—Yo no justifico a nadie, profesor —comenzó a hablar, con un poco de temor en la voz después de su grito. —Fui yo quien propuso a Harry cuidar de Caleb, de verdad yo no podía hacerlo, eso no es una invención. Lo que le dije al inicio también es cierto. Todo lo fue, sólo que omití el nombre de Harry, grave error mío. Sabía que de otra manera jamás le hubiese aceptado. Y él era la persona indicada. Es verdad que sólo le propuse cuidarlo un día, para buscar a la persona correcta para Caleb, pero congeniaron tan bien, que ya no dude y deje de buscar. Opte por no decirle a ninguno de los dos con quién trabajaban realmente, porque sabía de sus diferencias, ¿cómo aceptaría de forma objetiva, que Harry era la mejor opción, cuando se odiaban? ¿Cómo? —Por primera vez desde que empezó su explicación Hermione le miró a los ojos. Pudo ver sinceridad en ellos, aun con eso no borraba su traición.

— ¿No consideró hablar de todo esto tiempo después? Cuando mi propio juicio de ese niñero sería ya otro. ¿No pensó hacerlo Granger? ¿Sabía lo que perdería con esta mentira? No solo usted sino también el inepto de Potter, ¿lo sabía? —Cuestionó aun sin comprender y todavía muy molesto. — ¿Qué buscaba con todo esto?

—El bienestar de Caleb —bufó furioso —no, créame, es veraz, era mi objetivo principal…

—Su principal objetivo —repitió con amargura, para reír fríamente pasado unos instantes. —Así que era más de uno —más que preguntar afirmó, — ¿cómo no me di cuenta antes de la persona que en realidad es y escondía? ¿Cómo pude confiar en alguien como usted? Black al fin y al cabo —le miró con furia.

— ¡Yo no quise hacer ningún daño! ¡Al contario! —cuando Snape le fulminó con la mirada trató de calmarse. —Sólo quería que todos saliéramos ganando. Yo dejaría a alguien con Caleb, él tendría alguien que lo cuidara bien, Harry encontraría un empleo, usted tendría niñero, además de darse cuenta de la verdadera personalidad de Harry y, en consecuencia,  ya no impediría que desarrollara todo su potencial.

—Pues al parecer no pensó muy bien, Granger, por todo esto, ahora mi hijo está muy mal, se da cuenta de la magnitud de sus actos, ¿alguna vez lo pensó?

—Yo sólo quería lo mejor para todos, para Caleb, Harry y usted —habló con convicción, pero no para Severus.

—Cómo quiere que le crea, cuando ya me ha mentido más de una vez. ¿Cómo me pide eso precisamente? Sobre todo cuando sabe cuánto odio las mentiras.

***

Hoy se hacía una semana desde su pelea con Snape. Una semana que no fue al colegio. Hoy le hubiese tocado clase con él. Su cabeza aún seguía siendo un completo caos y auguraba no resolverse pronto. Ahora mismo se encontraba sentado en el techo de su casa, frente a la sombra del árbol, junto a su habitación. Entre la sombra podía ver el cielo azul lleno de nubes, en general hoy era un día despejado con la temperatura adecuada para salir, un agradable día, para la mayoría, más no para él y quizá más personas. Se quedó absorto mirando una nube y a la vez sin mirarla.

“—Lily entiende que no quiero que mi hijo regrese con Snape —exclamó su padre, el cual ya se miraba alterado, quien observaba con el ceño fruncido a su madre.

—No, Harry seguirá yendo con Severus, si él quiere ir no se lo puedo, ni quiero prohibir, a él le gusta estar con Severus y además esta aprendiendo lo que le gusta: química. Es un niño, déjalo hacer algo que disfruta, James —le apuntó exasperada su madre.

Harry los veía asomado desde el borde las escaleras sin que ellos, todavía, se dieran cuenta de su presencia. El pequeño Harry no entendía por qué sus padres peleaban, a él le gustaba ir con Sev, no quería dejar de ir, además aprendía muchas cosas con Sev, su papá no podía hacer eso, ¿verdad? Su mamá no lo permitiría. Eso deseaba creer.

—No. Lily que he dicho que no, Harry tiene prohibido ir, ya lo he dicho —sentenció su padre.

Jadeó, provocando que lo descubrieran, sus padres sincronizados le voltearon a ver. Al mismo instante en que una pequeña lágrima surcaba su mejilla. Su madre le miró con cariño y se acercó lentamente hasta abrazarlo. Aun con él en brazos le sentenció a su papá.

—Harry irá el tiempo que quiera con Severus, porque así lo desea y tú no harás nada para impedirlo, me entendiste James Charlus Potter Black, si lo haces te arrepentirás. Créelo.

El niño Harry observó con algo de pena la cara resignada de su padre, ya de por si era malo que su mamá lo hubiese llamado por su nombre completo, para después amenazarlo. Pero mientras siguiera pudiendo regresar con Sev, por él estaría bien.”

Parpadeó tratando de enfocar la vista a la nube que ya había perdido su forma, cuando el sonido de una voz llegó a su mente, despertándolo del pequeño trance que tenía. Y ahí estaba otra vez, era la voz de Remus llamándole.

—Harry, baja por favor —Remus se asomaba desde la ventana de su cuarto. Le sonreía afable.

Asintió y con sigilo y cuidado, adquiridos con la práctica, en un minuto estuvo de nuevo en su recamara, dónde Remus le esperaba sentado en su cama. Le indico con señas que se acercara a tomar asiento junto a él, así lo hizo. Se descalzó y subió a la cama, tomando la posición indio y mirándolo directamente, esperando alguna reacción.

—Hermione se encuentra abajo, preguntó por ti, quiere hablar contigo. Le he dicho que no estabas disponible puesto que preferirías estar solo. Me ha insistido en saber si puedes bajar a verla. —Remus le transmitió paz y calma con su voz.

Lo pensó muy bien, en realidad estaba tratando de comprender que trataba de lograr Mione, pero no podía saber, lo único que lograría al hablar con ella en éste momento era enojarse más, reprocharle y al final no la dejaría explicarse y no quería, dentro de todo la apreciaba mucho, enojarse, salir mal. Mione era su hermana. La quería mucho, aunque no sabía comprender ahora sus razones. Miró a Remus a los ojos, él lo entendió, se levantó lentamente y antes de cerrar su puerta al salir, le dijo.

—Le diré que aún no estás listo para hablar con ella. Cuando sea el momento tú iras a buscarla. Ánimo cachorro —se despidió con una sonrisa.

En los labios de Harry se dibujaron un amago de sonrisa. Le gustaba mucho su familia, la comunicación, su manera de aceptarse, la convivencia. Moony era la calma, la paz, el refugio a quien ir, el que siempre tiene un concejo o un agradable silencio cuando lo amerita, el de cálidos brazos que saben a hogar, el de las manos dulces que te arropan por la noche, el de los besos en la frente de buenas noches, el de mirada dura y reprimenda cuando es necesario, cuando lo que haces no es lo más correcto para ti, el que te apoya porque te quiere ver feliz.

Levantándose en silencio se dirigió otra vez al techo a sentarse de nuevo. Subió la mirada al cielo azul encontrándose con una nube plomiza, la cual le recordó a Sirius. Él, por otra parte, era lo contrario y, quizá, lo complementario de Remus. Paddy era sonrisas divertidas, picaras, con dobles intenciones pero siempre buenas al fondo, un torrente de energía, una presa de bromas siempre conteniendo risas y alegrías, brazos fuertes que siempre te sostienen para no caer, miradas que en silencio te leían sin decir nada hasta que hablaras por tu propia voluntad, promesas siempre cumplidas, el que jamás te hacia un reproche porque sabe que aprenderías, un hombro en quien apoyarte, una mano siempre tendida, el padrino que te ama por sobre todas las cosas.

Un silbido particular le regresó la atención, lo buscó y halló a la persona de quien provenía, y conocía muy bien. Hermione. Se miraron sin hablar, sin tratar de decir nada, sin moverse, sólo se observaron mutuamente. El ojiverde podía afirmar que en la mirada contraría había remordimiento, culpa y arrepentimiento, él sólo puso una fría barrera en sus ojos tratando de no demostrar nada, una acción titánica pero no imposible, lo logró.

Mione no veía ninguna emoción, un frio silencio era lo que le comunicaban aquellos ojos. Lo lastimó, lo sabía, comprendía su sentir, ella no quiso hacerle daño, lamentaba haberlo hecho.

—Lo siento —habló en silencio, un movimiento de labios solamente.

Harry más que oír, sintió y vio su disculpa en silencio. La aceptó con un cabeceo, más ambos sabían que tenían cosas que discutir, no ahora, él no estaba preparado todavía, lo harían llegado el momento oportuno. Mione se despidió de con la mano, él no hizo nada y ella dio la media vuelta, se fue.

****

Remus vio toda la escena, los chicos se hablaron en silencio como únicamente ellos sabían comprenderse, desde muy niños de hecho, auguraba que no saldría nada por el momento de parte de Harry, estaba dolido después de todo, pero era de buenos sentimientos y una vez aclarara todas sus dudas y sentimientos, buscaría una respuesta de Hermione. Intuía que no podían terminar así, eran casi hermanos, no sucedería, arreglarían las cosas, eso sí lo sabía.

La joven caminó hacia la entrada donde se encontraba, que era un ventanal que comunicaba a la sala de estar con el jardín trasero, al llegar a su lado, la abrazó, tratando de reconfortarla. Ella enterró la cara en su pecho y lo apretó más fuerte, él sólo le besó su castaña cabeza.

—Dale tiempo, tiene muchas cosas que resolver antes de poder hablar contigo. Está dolido, sabe que si hablan en este momento terminaran peor.

—Lo sé, Remus, lo lastime, pero tú sabes que no era mi intención, necesito que lo sepa, me duele haberlo hecho —la voz de Hermione se oía apagada y no era porque hablara desde el abrazo.

Remus le alzó la cabeza para mirarla a los ojos, ella así lo hizo, su mirada se veía finamente apagada.

—Todo se arreglara, confía en nosotros, en Paddy y en mí—. Le depositó un beso cariñoso en la frente. Mione asintió.

*****

¿Qué eran todos esos recuerdos? Si podía llamarlos de esa manera. ¿Eran en realidad suyos? Si es así, ¿por qué los había olvidado? ¿Cómo sucedió? ¿Cuándo lo hizo? Presentía que eran importantes, que Snape fue una parte fundamental en su niñez, ¿qué lo había motivado a olvidar? Se sentía confundido, en su, hasta ahora, existencia, había hecho algo muy malo, era la única cosa que le llegaba a la mente para tratar de entender el caos que era su cabeza.

Miró la luna, desde el techo, de donde sólo bajó para tomar un poco de comida que Moony le llevó,  estaba en fase cuarto creciente, se veía como la sonrisa del gato de Cheshire, muy bonita, junto a ella la acompañaban un montón de estrellas. Una noche divina que le llama a reflexionar, aun cuando su mente era un caos, peor que un garabato.

Cerró los ojos lentamente, abriendo paso en su mente, para tratar de recordar, de entender.

“Harry irrumpió en la cocina, una mañana. Hacia dos semanas que habían llegado del hospital. No recordaba muy bien que había pasado, solamente que había mucho humo y Sev no estaba, después se veía llevado por él en brazos, donde le pedía que se portara bien con el doctor, después de ello, recordaba al doctor pero no lo que seguía. Cuando despertó sus padres estaban a su lado, le miraban un poco preocupados pero muy aliviados. Recordaba haber preguntado por Sev, su padre había bufado molesto y su madre le había sonreído triste, desde entonces no lo había visto, y ya había pasado mucho tiempo. Quería ir con él. Lo extrañaba, a él y sus lecciones.

—Mami —llamó el pequeño Harry a su madre que estaba preparando la comida, o eso pensaba, en la estufa.

—Harry, mi niño, qué pasa. ¿Ya tienes hambre? —él negó lentamente en silencio, su mamá frunció el ceño de manera chistosa, cosa que le sacó una tuene sonrisa. —No, estaba bien, entonces, ¿quieres algo en particular? —Asintió repetidas vez con la cabeza.

—Mami, ¿por qué ya no hemos ido con Sev? Yo quiero ir, ¿cuándo me vas a llevar?—preguntó impaciente.

Lily sonrió un poco triste y suspiró. Harry supo, lo que venía no le iba a gustar. Vio a su madre bajarle al fuego para después sentarse en la silla más próxima a ella, ya sentada le llamó con una mano, él se reusaba a ir.

—Ven Harry, siéntate conmigo hay algo que debemos hablar—. Con renuencia se acercó a su madre.

—Pero yo sólo quiero ir con Sev, no podemos hablar después de que me lleves —le dijo mientras se subía a la silla frente a la de su madre, ella le negó en silencio. —De acuerdo, tú ganas, pero después me llevaras con Sev, de acuerdo. —Le exigió. Lily le miró divertida.

—Te quiero hablar de Severus —su madre le tomó de las manos y se las apretó cariñosamente. Harry la miró extrañado, como diciéndole: ´y por ese motivo no me llevas ahora con él’. —Es importante Harry, quiero que me escuches atentamente, y sin interrumpir, de acuerdo.

—Soy todo oídos, má —aceptó con impaciencia, es que no entendía que ya quería ir con Sev.

—Harry, tu padre y yo hemos decidido que ya no debes ir con Severus—. El pequeño alejó sus manos bruscamente y la miró dolido, sus esmeraldas se comenzaban a llenar de agua. —Entiendo que esto te sorprenda y te moleste, debes comprender, ya no puedes ir con Severus.

Harry se bajó de la silla rápidamente, comenzando a negar repetidamente con la cabeza, sus padres no le podían estar haciendo eso, su madre no se lo podía prohibir.

—Severus también está de acuerdo con nosotros —habló su madre con calma.

—NO me lo pueden prohibir, yo quiero ir con Sev y tú me debes llevar, esto no se vale, mamá, no se vale —gritó para salir corriendo a su cuarto.

— ¡Harry! —le llamó su madre, le iba siguiendo, cuando llegó a su cuarto cerró la puerta, y le puso una silla, como le había dicho su padrino que debía hacer cuando no quería que nadie entrara a su cuarto. Su madre intentó abrir pero era inútil, su padrino le había enseñado muy bien. Sonrió con travesura, todavía muy enojado con su madre. 

— ¡Harry!  Ábreme por favor.

—NO QUIERO. ¡Vete! —le gritó muy enojado. Después de insistir varios minutos su madre se fue.

Si creían que ya no podría ver a Sev, estaban muy equivocados sus padres. Rápidamente ideó un plan, él vería a Sev, porque sí. Ya verían. La casa de Sev no debía estar muy lejos de su casa. Tomó su mochila de Winnie Pooh, en donde metió algunos dulces que Remus le había dado (un amigo de su madre que pocos veces lo visitaba, un señor de sonrisa amable que siempre le llevaba muchos dulces) y su peluche favorito. Decidido se asomó por la ventana, estaba alto pero su padre le había diseñado y construido una escaleritas, como juego y él las ocuparía, con sumo cuidado, salió por la ventana y puso el pie en el primer escalón, observó hacia abajo, le dio miedo pero debía llegar con Sev, así que con el mayor cuidado posible bajó, uno por uno, muy lentamente, cuando por fin estuvo en el suelo, soltó un respiro de alivio. Con el mayor sigilo salió por la puerta del jardín trasero. Su madre lo llevaba por ese camino, avanzó por esa calle.

Ya llevaba mucho tiempo caminando, se sentía cansado y con hambre, sus dulces se habían terminado hace rato, y no podía llegar con Sev, además comenzaba a oscurecer, y él sabía que no era bueno estar solito a esas horas en la calle. Escuchó unos pasos detrás de suyo, comenzó a caminar más rápido, apurando el paso. Comenzó a tener miedo, pues al apretar el paso, los de la otra persona también, ya estaba todo oscuro y las farolas eran las que alumbraban el camino. Con un poco de más prisa caminó, debía doblar en la siguiente esquina y al acercarse más descubrió un gran árbol y corrió lo que restaba del camino, alejándose, así perdiendo un momento a su perseguidor, con la mayor fuerza que sus piernas le permitieron corrió a esconderse detrás de un frondoso árbol. Tenía miedo, mucho miedo, quería que Sev o su padres vinieran por él, quería que Sev llegara a salvarlo. Pronto los pasos se volvieron a escuchar y él con sus manitas tapó su boca para no gritar, cerró los ojos fuertemente y pequeñas gotas salas comenzaron a salir. Gritó. Fuerte y claro al sentir una lengua limpiando las lágrimas, por favor Sev ven por mí. Al dejar de sentir la lengua en su rostro, abrió lentamente un ojo encontrándose en su camino unos ojos oscuros almendrados que le miraban curiosos, abrió el otro ojo observando a un gran perro negro parado sosteniéndose de él que le miraba entre curioso y, a Harry le parecía que también, divertido con algo de miedo le acarició lentamente detrás de la oreja y el perro en recompensa le volvió la lamer la carita, una risa espontánea y liberadora salió de la boca de Harry. No sabía ya cuánto tiempo llevaba juagando con el perrito, al cual bautizó con el nombre de Snuffles, era un perrito muy divertido, cuando sintió, más que escuchar, su nombre.

— ¡Harry! ¡Harry! —Era Sev, le había ido a buscar, levantándose rápidamente salió detrás del árbol y corrió hacia él. Severus le tomó en brazos y le apretó cálidamente. Harry escondió su carita en su cuello, había tenido mucho miedo. — ¡Harry nos tenías preocupados! ¡A mí, a tus padres, cómo se te ocurre! —le reprendió con cariño.

—Ellos me prohibieron verte Sev, y yo no quiero, si ellos no querían llevarme contigo pues yo saldría a buscarte, pero me perdí, lo siento Sev por no poder llegar contigo. —Harry le miró con ojos de cachorrito perdido, y Sev no pudo decirle nada.

—Es hora de regresar a casa, Harry. Tu madre está muy preocupada. —Harry no quería pero sabía que no le ganaría a Sev, así que ocultó su cabeza otra vez en el cuello de Sev y dejó que lo llevara en brazos, con una manita se despidió del perro pero éste comenzó a seguirlos.

Cuando llegaron a su casa, su madre se abalanzó hacia él, arrebatándolo de los brazos de Sev y pronto su padre se unió. Con lágrimas en los ojos y con rostro entre alivio y enojo su madre le reprendió y su padre solo le miró severo.

—Nunca lo vuelvas a hacer Harry, nos tenías muy angustiados, te pudieron pasar muchas cosas—. La voz de su madre subió algunas optabas al último y él con algo de pena asintió, pero no se arrepentía, si seguían en lo mismo de prohibirle ir con Sev.

—Lily, me podrías dejar hablar con Harry —habló con voz seria Sev, Harry volteando verlo, supo que lo que venía no le iba a gustar, de seguro que lo regañaría por haberse escapado. Harry debió suponer que su madre y padre aceptaron porque Sev, le indicó que se sentara junto a él en el sillón de su sala. Con resignación así lo hizo. —Hay algo de lo que tenemos que hablar Harry y necesito que me escuches con atención y sin interrumpirme —con algo de extrañeza Harry asintió, y Sev continuó —tus padres te han prohibido verme y yo estoy de acuerdo.

—No, tú no me puedes hacer eso Sev, ¿es que acaso a nadie le importa lo que yo quiero? —Negó repetidamente con la cabeza, abrazándose fuertemente al mayor, un pequeño sollozo salió de sus labios. —Tú no Sev, no me dejes, por favor. Yo quiero seguir yendo contigo, yo no quiero dejar de verte, por favor Sev.

Más lágrimas brotaron de sus ojos y sintió los brazos de Sev rodearle, por un momento lo reconfortaron, y trató de sonreír al sentir un beso en su cabello. El propio mayor lo separó y mirándolo a los ojos le sonrió, una tuene y linda sonrisa, más sus ojos no brillaron de felicidad como antes los había visto, cuando parecía que contenía las estrellas en ellos. Con amabilidad y mimo le besó en la frente. El pequeño Harry le acarició lentamente la mejilla, tratando de reconfortarlo. Gotas saladas brotando de sus ojos, gotas que fueron recogidas por Sev, pero sabía lo que venía, Harry lo presintió, esto era la despedida. Con un sollozo el pequeño escuchó.

—Está decidido Harry. Ya es hora de irme, pero quiero que recuerdes lo bueno que eres en química y lo mucho que quiero verte triunfar, llegaras a ser grande pequeño niño mío. —Harry sollozó y sorbió con la nariz. «Te quiero, Sev», susurró bajito pero fue escuchado por el mayor. —Yo también te quiero Harry.

Con un último beso en la frente y una caricia en su cabello, Sev salió, de la sala, de su casa y de su vida.”

Aun sin abrir los ojos, el recuerdo se desvaneció, y una pequeña lágrima fortuita salió, antes de terminar por caer, fue recogida por una dulce caricia en su mejilla. Abriendo sus esmeraldas, mostrándolas llenas de melancolía, hizo un amago de sonrisa al encontrarse con los ojos mieles de Remus que le miraban con amabilidad y dulzura, tan propia de él.

Moony en silencio se acostó a su lado, admirando al cielo observó la luna que parecía sonreírle a quien la mirara, pero aun así al verla siempre le provocaba un sentimiento de nostalgia o quizá tristeza. Y no sabía por qué. Sintió a Harry acurrucarse a su lado, como un pequeño cachorro, su cachorro buscando calor, él inicio una caricia en su cabello revuelto, aquel nido de pájaro heredado de James. Un murmullo proveniente de su pecho le indicó que Harry había hablado.

— ¿Por qué tengo recuerdos de Severus? ¿Por qué los he olvidado, Remus? Me siento tan confundido —Moony guardó silencio y omitió la observación de que Harry por primera vez en años llamaba a Severus por su nombre.

—No estoy entendiendo cachorro —claro que sabía a lo que Harry se refería pero no le tocaba a él decirlo, sólo podría ayudar a que su cachorro descubriera las cosas él solo. Siguió pasando los dedos alisando los cabellos de pájaro de su ahijado. —Me quisieras explicar más.

Harry hundió más su cara en el pecho de Remus, tratando de encontrar más calor, protección, se sentía tan confundido, sus propios pensamientos le hacían dudar, por un momento, lo único que buscaba era una certeza, una sola certeza que le brindara la seguridad en aquel piso que amenazaba por caerse en cualquier momento. Ese último recuerdo, qué podría significar, qué relación tenía con Severus, y lo que le había dicho durante su enfrentamiento. Por qué si alguna vez llevaban esa relación ahora le trataba como si fuera un paria, lo peor que conocía, ¿por qué? Las manos de Remus alisando su cabello, le producían paz, en aquella tormenta. Lo estrechó con fuerza. Y en respuesta Moony le beso la coronilla, ¿qué hubiese hecho sin él y Paddy? Con una respiración profunda trató de acomodar sus ideas, tenía dudas que posiblemente ellos conocerían. Habló desde su lugar entre los brazos, cálidos y paternales, de Rem.

—El papá de Caleb es Severus Snape, y por algún extraño motivo, que aún no logro comprender, Hermione no nos advirtió a ninguno de los dos quién era quien. Tú, conocedor del carácter de Severus, imaginaras como reaccionó, me gritó, me paralice, me acusó de tantas cosas que no puedo ni quiero saber porque concibió, y entre todo ese caos, a mí llegaron recuerdos que no debían estar en mi cabeza, sucesos que no recuerdo, que me son desconocidos, y como si él supiera, me reafirmaba, que ya antes hemos tenido alguna relación—. Guardó silencio, un momento, abstrayéndose en el más reciente recuerdo. —Hace un momento, llegó a mi memoria la despedida y él me trataba con tanto cariño y aprecio, alejado del odio que me profesa ahora, que no sé qué pensar. Si todo esto es solo alguna jugada de mi mente o si en verdad puede ser real. ¿Tú sabes algo Remus? ¿Qué saben tú y Sirius de todo esto? ¿Por qué no me lo habían dicho? ¿Por qué ahora regresa aquello que ya tenía perdido?

En las últimas preguntas Remus sintió la angustia de su cachorro, lo estrechó con más fuerza y amor, tratando de darle un poco de calma.

—Lo que Sirius pueda saber, él solo lo sabe. Por mi parte conozco algunos detalles. Al tener el accidente en el auto, tu memoria se vio afectada borrando algunos recuerdos de tu vida, ¿nunca te habías preguntado porque solamente recuerdas algunas cosas de tus padres? ¿De tu infancia? El doctor que te atendió le recomendó a Sirius que no forzara a tu mente a recordar, que lo que debías recordar lo harías por ti mismo, pidió que desarrollaras tu infancia lo más común posible. De por sí ya llevabas el trauma severo de perder a tus padres, no necesitabas más al forzarte a tratar de recordar. Y Sirius trató que así pasara. Y paso. Con el tiempo tú no preguntaste y nosotros ya no quisimos remover cosas que ya no estaban, aquellas olvidadas. Me imagino que Severus debió de ser parte de ellas—. Remus pronunció las palabras con cuidado y prudencia, buscando no revelar más del límite pero dando un poco de seguridad a Harry.

—Estoy tratando de entender y los comprendo, en cierta manera, Moony pero, ¿por qué los recuerdos llegan en este preciso momento? —la voz de Harry denotaba más calma, sin embargo, la duda seguía implantada. Antes de que Remus pudiera contestar algo más un llamado para los dos se escuchó.

— ¡Moony, mini cornamenta, bajen! La cena ya está lista. Se enfriará, y no cualquier día les cocina el buen Patfoot.

Escucharon el grito de Sirius. Remus sonrió, Paddy siempre era tan oportuno y además tenía la cena ya lista, conociéndole, su guiso debía ser algún filete, carne como siempre, y alguna pasta con ensalada. Sus comidas preferidas. Harry bajo primero, él pudo apreciar el abrazo reconfortante de Sirius a Harry y la risa que solo Patfoot podía sacar en todos, sin excepción. Lento y con cuidado le tocó bajar a él. Siendo alzado al vuelo por Sirius, cargándolo como princesa. Remus rió divertido siendo interrumpido por el beso que Sirius le propinó. Cuando por fin sus pies tocaron el suelo, el dulce y atrevido beso terminó.

—Sirius, Remus, podrían apurarse tortolitos, que ya tengo hambre —se escuchó el grito de Harry desde adentro.

—Ya vamos envidioso —gritó Sirius de vuelta ganándose una palmada de Remus en el hombro, y éste le sonrió travieso atrayéndolo a un nuevo y apasionado beso. Moony no pudo negarse a esa tentadora lengua que le pedía permiso, la cual lo sabía conducir a la gloria. Suspiró dentro del beso mordiendo con sensualidad su labio inferior provocando un gruñido por parte de Paddy al separarse de sus labios. Remus le sonrió coqueto, provocándolo más. Para después avanzar de regreso a la casa. A medio camino Sirius lo detuvo, atrayéndolo de nuevo a sus brazos, la única diferencia era su rostro que demostraba seriedad.

—Harry está empezando a recordar, se encuentra confundido, al parecer la pelea con Severus fue el detonante para que sus memorias volvieran a fluir—. Sirius asintió en silencio analizando las cosas, sabía que llegaría el momento, regresó de sus pensamientos por un beso en su mejilla. —Todo estará bien, nosotros estaremos cuando Harry nos necesite, ahora lo único que pide es tiempo para asimilarlo todo, cuando llegue el momento te buscará Sirius.

Éste le miró con amor, en verdad amaba a ése hombre en frente suyo, no sabría qué haría sin él, seguro volverse loco. Con un beso en su cabello, se tomaron de la mano y avanzaron juntos hacia la cocina.

*******

Severus entró a su habitación escuchando las ocurrencias que Albus le decía a su hijo con afán de animarlo, y aunque parecía funcionar, sólo lo hacían un poco. Aún seguía un poco enojado con aquel vejete pero no podía prohibirle las vistitas a su nieto. En un instante sus miradas se encontraron, mostrando en la negra enojo y resentimiento; y la azules, extrañamente sin brillo, resignación y decepción.

Albus desvió la mirada, centrándola en su lindo nieto, poco en ese momento quedaba del Caleb, alegre de siempre, la copia en energía de Ariana. Sus ojos negros estaban opacos, sin brillo. Su piel, esa de un ligero bronceado, estaba pálida, enfermiza, no quedaba rastros del rey sol por ella. Se podía ver que había perdido un poco peso, se veía su carita resaltada por las mejillas que empezaban a hundirse. Suspiró con frustración. Por qué Severus tenía que ser tan cabezota, qué acaso no veía a su hijo, que poco a poco se consumía de manera lenta. Caleb dejó de hacer muchas cosas por la pérdida de Harry, sorprendentemente en una semana se consumió su vitalidad como si llevara años con esa perdida y fuera irrecuperable.

—Abuelito… —. La voz de su nieto, estaba fría, apagada, como si hablar le costara mucho, quizá así era. Su nieto le miró con añoranza y hasta un poco de esperanza, lo hacía ver más débil e indefenso, acentuando más su poca salud. —Quiero a Harry de regreso, ayúdame —le imploró. Severus lo iba a escuchar. Debía poner ya los pies en la tierra. Asintió a Caleb, provocándole una tuene sonrisa de ilusión.

El corazón de Severus se estrujó al escuchar la imploración de su hijo, estuvo a punto de gemir por la determinación en los ojos de Albus, pero más allá de eso, empezaba a cuestionarse la decisión al ver a su hijo acabado, postrado en esa cama, por el solo hecho de la ausencia de Potter, aunque por otra parte algo en él, aquella que guardaba rencor a todos, se reusaba a la idea de permitir la entrada de nuevo a Potter, era consiente ahora de que él no era culpable sólo una pieza más en la jugada de Granger, sin embargo, seguía molesto con Potter por dejarse engañar al igual que él, era un pensamiento poco adecuado pero sabía que debía hacer algo por su hijo, lo sabía aun cuando le costara, ¿no acaso había prometido, a la muerte de Ariana, que cuidaría de Caleb? Claro que sí, y por ese motivo debía hacer lo que tenía que hacer, aun cuando no le gustara. Salió de su recamara dirigiendo sus pasos a la biblioteca, estaba seguro que Albus lo buscaría dentro de poco, y la plática amenazaba con ser muy tediosa.

Albus entró a la biblioteca encontrando a Severus leyendo un libro, aunque, no lo conocía por nada, era únicamente una apariencia, aparentaba porque en ese momento se encontraba sumido en sus pensamientos y no quería interrupciones, pero el hecho de que estuviera allí decía que lo escucharía. Y aunque no quisiera, lo haría, no por nada era Albus Dumbledore. Tomó asiento en el sillón de enfrente, mirándolo fijamente sin interrumpir, un minuto después Severus bajó el libro, él le sonrió sutilmente, provocando un ceño en el contrario.

—Sabes que no puedo permitir que Caleb siga así, ¿verdad? —Severus sólo se quedó en silencio. —Sé que lo sabes, como también que si sigues con lo mismo haré lo que sea necesario para que se recupere, aun en contra de tu voluntad. No quisiera hacerlo Severus, pero si me obligas no me detendré a pensar en ti.

Un profundo silencio se extendió entre ellos, la cuestión estaba en el aire y se resolvería de una u otra manera.

********

Con algo de miedo Harry entró al aula de clases, y no era porque hubiese faltado mucho ni porque llegó tarde, sino por el simple hecho que era la clase de Severus. Con algo de alivio suspiró al darse cuenta de que el profesor no estaba, pero ese alivio se vio reemplazado por otro tipo de curiosidad, ¿por qué su maestro no estaba en clases, cuando él era muy estricto en ese sentido? No pudo pensar más en ello pues alguien entró, volteó a ver esperando que Severus no fuera tan cruel, se sorprendió. El que caminaba hacia el escritorio no era Severus Snape sino un extraño. ¿Qué es lo que había pasado? ¿Por qué Severus no estaba en la clase? ¿Por qué otro profesor? Algo en él se agitó, algo estaba mal, lo intuía… Y si Severus había decidido irse. Negó repetidamente, el director no lo permitiría, o al menos eso esperaba. La clase comenzó sin contratiempos, el nuevo maestro se presentó sin dar ninguna explicación sobre Severus, oh rayos, una pequeña angustia lo invadió. Trató de poner todo la atención, posible, a la clase, sin embargo, miles de ideas flotaban en su mente, buscando una solución a todas sus cuestiones, Severus nunca huiría, no era cobarde, podía ser un gran cabronazo, pero nunca pasaría de una situación, no sin antes resolverla. Él era el más claro ejemplo, una pequeña tristeza invadió su ser. Al escuchar el llamado del profesor por tercera vez, sin poner atención a lo que el profesor le dijo, guardo sus cosas en silencio y rápidamente, saliendo del aula, oyendo de fondo su nombre del nuevo profesor. La incertidumbre lo estaba matando, y él único capaz de darle repuestas era el director. Con pasos rápidos inicio su camino rumbo a la dirección.

*********

Severus le miró furioso, más no hizo nada, únicamente fulminarle con la mirada. Él no dijo nada, dándole tiempo a su muchacho para que pensara su siguiente movimiento, para darle tiempo a reflexionar lo dicho, sus opciones. Cruzando sus manos, le miró paciente, sabía que eso sólo molestaba más a Severus, pero ante todo quería que reflexionara, ahora él no era lo único que importaba, de hecho, lo más importante era Caleb, pero parecía que su muchacho lo había olvidado. Un bufido frustrado salió de los labios de Severus, oh, su muchacho ya comenzaba a darse cuenta de las cosas, le miró tomarse la cabeza con ambas manos y en un acto de ansiedad revolverse su fino cabello negro, el peso de sus actos cayeron en él.

— ¡Oh Albus! ¿Qué hice? —se cuestionó más a él, que al propio Albus y éste lo sabía. Guardó un pequeño silencio para que Severus siguiera meditando. Cuando Severus levantó la mirada, sus ojos negros mostraban algo de culpa, él sonrió compasivo y condescendiente.

—Eso lo sabes tú, querido Severus, no me queda nada que decir al respecto. En cambio, te doy un consejo. Si quieres que Caleb se recupere, debes de darle lo que pide, dejar que Harry regrese —al mirar fruncir su ceño, le mandó una mirada severa. —Deja ya tu orgullo Severus, sabes que Harry salió tan perjudicado como tú, no eres el único engañado. Lo sabes, ahora reconócelo. Ese es mi consejo, si no quieres escucharlo, bien por ti, sólo atente a las consecuencias, empezando por Caleb. Y te repito, no tomaré consideraciones si sigues lastimando de esa manera a mi nieto.

Albus se levantó lentamente, y con una sonrisa ligera, caminó hacia la salida. Al tocar la puerta escuchó lo que ya pensaba.

—De acuerdo Albus, tú ganas—. La voz de Severus era pura resignación.

—Aquí no hay ganadores ni perdedores, mi muchacho, me alegra saber que has tomado la decisión correcta—. Con un asentimiento a Severus, que fue correspondido con otro igual, salió de la biblioteca.

—Director —escuchó el llamado de una voz, muy conocida, en mejor momento no pudo venir.

—Adelante—. Respondió. Observó a Harry recorrer, con la mirada, su oficina. Tomando por último asiento en frente de su escritorio. — ¿Qué es lo que te trae por aquí, Harry?

Harry guardó un momento de silencio, para luego suspirar y con voz baja hablar.

— ¿Quisiera saber que le sucede a Severus? —Albus ocultó una sonrisa, pero sus ojos no pudieron hacerlo, desde cuándo había dejado de ser Snape para convertirse en Severus, al parecer no le costaría mucho a éste convencer a Harry, mientras tanto él, le daría una ayuda extra. — ¿Caleb se encuentra bien?

—Siento decir que no, podría contarte que en estos momentos se encuentra como siempre, pero eso sería mentirle, tiene un pequeño decaimiento en su salud, pero nada de qué preocuparse.

A estas alturas sabía ya que él director conocía la versión de los ellos. Esperó a que el director hablara.

—No te angusties más, ya pasó todo lo que tenía que suceder. El profesor Snape, se encuentra en estos momentos al cuidado de Caleb, así que hasta que se recupere mi nieto Severus no se presentara, por ello el profesor suplente—. Harry asintió en silencio. —Quisiera me contestara una pregunta, en determinado caso que Severus te buscara para que continuaras tus labores de niñera, ¿aceptarías?

Harry pareció reflexionarlo un momento para después contestar lentamente y con tacto.

—Quizá sí, director, lo haría por Caleb.

—Bien Harry, ahora si me disculpas tengo asuntos que atender, sólo te pido que recuerdes tus palabras, y que reserves esa repuesta para otra pregunta del mismo tipo, ¿de acuerdo?

Harry dio a entender que lo había escuchado y después salió igual o más desconcertado de como entró, al menos ya sabía que el profesor no se había ido, aunque ahora le dejaba preocupado la salud de Caleb, deseaba poder ir a verlo, aunque eso le parecía ya imposible.

Esperaba que Caleb se encontrara bien.

**********

Tocó la puerta de aquella casa, que jamás imaginó pisar algún día, pero su ahijado lo valía. Le abrió la puerta un mayordomo que lo condujo a la sala, de él, Severus Snape. Debía reconocer que conservaba su buen gusto, aunque eso nunca lo reconocería en voz alta. Tomó un sorbo de la bebida que Dobby, el mayordomo, le había traído. Tan metido estaba en sus pensamientos que el anfitrión y dueño de la casa le sorprendió con su silenciosa llegada.

—A qué se debe el ‘agradable’ motivo de tu visita, pulgoso —la voz llena de sarcasmo de Snape lo recibió.

Se tragó su contestación pensando en lo que venía a hacer, todo por el bien de Harry, suspiró haciendo calma.

—Quiero que hablemos de Harry—. Directo al grano, era un Black ante todo, le observó con seriedad. Snape pareciendo entender, le indicó que tomara asiento mientras él se preparaba una copa. Con copa en mano, Severus se sentó dispuesto a escucharle.

—Habla.

—Harry está empezando a recordar —Severus le miró con el ceño fruncido, no sabía de lo que hablaba, Sirius lo entendía. —Esto será largo. Harry no recuerda muchas cosas de antes del accidente, y entre aquellos recuerdos olvidados, estás tú, y todo lo que vivieron durante sus niñez, los meses que compartieron.

En silencio Snape tomó, con calma, un sorbo de su wiski. Tratando de procesar lo dicho por Black. Qué Harry lo había olvidado todo, se le hacía inverosímil, más no imposible. Eso explicaba muchas cosas, aquellas con respecto a la pelea, el desconcierto que presento atente alguna de sus acusaciones con alusiones al pasado. Con otro trago, miró a Black, indicándole que continuará.

—Te escucho.

***********

Remus miró con sospecha a Sirius. Se estaba comportando de una manera muy extraña, seguro de que algo planeaba. Con detenimiento lo sometió a su mirada. Paddy le regresó una entre coqueta y divertida, no estaba dispuesto a decirle nada a Remus, no por ahora, sólo hasta que lo planeado estuviera cumplido, de otra forma estaba seguro que Moony, trataría de impedirlo, todo por el bien de su cachorro diría, y por eso mismo Sirius lo hacía.

—Te gusta lo que miras Remus—. Moony no dejó de observarlo, sabía que lo estaba distrayendo. —Es lo mejor que hay, y es todo tuyo, siéntete orgulloso.

Sin poder evitarlo, y rindiéndose ante un Sirius, que comenzaba a acecharlo cual león a su presa, sonrió. Sonrisa que fue correspondida. Cuando tuvo a su pareja cerca, Paddy comenzó a besar el delicado y suave cuello de Moony, provocando suspiros deliciosos por parte de Remus.

—Paddy, cálmate, estamos en un lugar público —trató de frenar a Sirius. Éste le mandó una mirada traviesa que le hacía ver tan sexy, suspiró excitado y enamorado a la vez. Él, por su parte, se mordió el labio provocando más a Sirius, dos también podían jugar.

Sus labios se vieron atacados de manera pasional, en aquella heladería, los labios de Padfoot sabían a crema, tan ricos, que no pudo evitar imprimir más fuerza en el beso, y también lamerlos al terminar por separarse. Sirius le observó con hambre y sabía lo que vendría. Con fuerza Sirius lo levantó y condujo a los sanitarios, en donde al cerrar la puerta, la pasión surgió en su máximo esplendor, comenzando otro beso, sólo que más fogoso que el anterior, con rapidez entraron a un cubículo sin dejar de besarse. Cuando Sirius cerró la puerta del mismo, y metió la mano dentro de sus pantalones, estimulando su miembro, ya no supo más. La pasión los consumió.

************

El timbre sonó dentro de la residencia de los Black, Harry se levantó de manera lenta y de igual forma caminó hacia la puerta. Sin ganas abrió, lo que vio le dejó estupefacto y plantado allí. El profesor le miró irritado, haciéndole a un lado, entró. Mecánicamente cerró la puerta. Cuando, por fin, procesó lo ocurrido, avanzó rápidamente hacia la sala, encontrado sentado en la misma a Severus Snape. Qué quería ahora el profesor. Sin dejar de mirarlo se sentó en el asiento frente a él.

—Le tengo una propuesta Potter —directo al grano, sin rodeos, si es Snape, claro que no se anda con rodeos. —Si usted regresa a ser el niñero de Caleb yo le ayudaré a recordar y/o confirmar los recuerdos en los que yo fui participe durante su infancia. Y que están regresando a usted. ¿Acepta?

Harry lo miró alucinado, con sorpresa y estupefacción, qué era todo eso. Sin pensarlo bien, estiró la mano, más como un acto mecánico, acto que fue correspondido por Severus. En el momento en que ambas manos se tocaron, un escalofrió les recorrió a ambos, dejándoles desconcertados, se miraron a los ojos perdiéndose en la infinidad contraria. La pregunta estaba, de alguna manera, todavía en el aire, Harry afirmó con la cabeza su aceptación. Con un cabeceo seco Severus le contestó.

—De acuerdo, mañana preséntese como siempre, Potter.

Se soltaron de las manos y un frio se instaló en el otro, como si fuera correcto, la unión entre sus manos, que parecían encajar a la perfección. En un acto inconsciente Harry se abrazó a sí mismo.

—Está bien profesor… —susurró más que hablar.

En un acto de espontaneidad, Severus envolvió al pequeño cuerpo de Harry con ambos brazos, atrayéndolo a su pecho, éste enterró la cara en él, absorbiendo aquel aroma que en la biblioteca había conocido. Una especie de paz se instaló en ellos, ambos disfrutando de esa simple acción, disfrutando, sin saber bien lo que hacían, de la perfección en que encajaban sus extremidades, como si fuesen creados a la medida. Un beso fue depositado en la frente de Harry, un beso que le permitió a Severus oler el dulce aroma de los cabellos de Harry, y que a éste le proporcionó un calor, interior, que le quito todo rastro de frío anterior. La magia se rompió al escuchar la puerta abrirse, lentamente ambos se separaron, como si no quisieran perder la calidez del otro, y quizá así era. Sin despedirse Severus avanzó hacia la salida de la sala, Harry lo miró irse desde su posición en medio de los dos sillones donde ambos estuvieron sentados minutos antes.

Remus se topó con Severus en la entrada, éste sólo asintió a su presencia pasando de largo, Sirius miró significativamente a Snape, y él asintió casi imperceptiblemente en respuesta. Todo estaba resulto. Moony avanzó con rapidez a Harry, que seguía un poco descolocado en su lugar parado.

—Harry —le llamó Moony suavemente, atrayendo la atención del joven que lo miró. — ¿Te encuentras bien? —Preguntó con un poco de ansiedad.

—Sí, Rem. Ya todo está mejorando.

*************

Entre la duerme vela de sus sueños Caleb sentía que era llamado por una voz muy conocida, una voz extrañada, pero sus ojitos no querían abrirse, se sentía en extremo cansado.

—Caleb…. —Y ahí estaba de nuevo. Quién le llamaba con tanta insistencia. Haciendo su mayor esfuerzo, abrió sus negras pupilas, que volvió a cerrar al sentir el sol darle de lleno. —Caleb, que bueno que despiertas, mi niño.

El pequeño, giró lo más rápido que pudo su carita a la voz, encontrando a Harry, pensando que era un sueño abrió y cerró los ojos repetidamente tratando de despertarse. El mayor le observó con aquella sonrisa que iluminaba su rostro y volvía cálido cualquier lugar.

—Harry… ¿Eres tú? —Con algo de temor en su voz e ilusión en sus ojos Caleb preguntó, obteniendo un asentimiento del joven. — ¡Oh Harry! Te extrañe mucho.

Harry lo abrazó con mucho cariño y delicadeza, pues de lo débil que lo veía temía hacerle daño. El pequeño enterró la carita en el hueco entre el hombro y el cuello de Harry, que se encontraba a su lado. Comenzó a llorar, mayoritariamente de alegría. Harry había regresado.

—No llores más Caleb, ya estoy aquí y esta vez lucharé por estar contigo. Lo prometo—. Le habló con voz calma Harry al niño. A la larga empezó a calmarse, pero nunca le soltó provocando que el mayor terminara por acostarse junto al niño, Harry acariciaba el cabello de Caleb, mientras estaban acostados, todavía abrazados.

Severus había visto toda la escena, conmovido por el amor de su hijo hacia Potter y del mismo Potter hacia su hijo, le parecía increíble lo que su necedad provocó. Se reprochó mentalmente, observando embelesado la escena, en que esos dos ángeles se reencontraban. Su corazón saltó en un vuelco al escuchar tales palabras.

—Te quiero mucho Harry —habló pacito Caleb, antes de dormirse, no sin antes pedir: —no te vayas Harry, por favor—. El niño se apretó más al cuerpo contrario, éste sonrió dulce, dándole un beso en la coronilla, lo envolvió bien.

—Yo también te quiero, Caleb, descansa mi niño. Que yo estaré velando tus sueños.

Severus se encandiló con la escena.

 

Notas finales:

Notas finales:

Gracias por leer.

Me encantaría que si lo leyeron me dejaran un comentario, de que estuvo mal o que necesito mejorar o quizá de lo que les gusto, sean respetuosos eso sí.

De antemano gracias por leer los que escribiré a continuación. Al inicio de la historia les había publicado, si recuerdan, que ésta y mi otra historia: El deseo de Harry, ya las tenía empezadas, bueno así es, el capítulo anterior fue el último que había escrito, y que había publicado en otras páginas, en ellas por la Uni principalmente había dejado de publicar, no lo había hecho desde hace 5 casi 6 meses, y hasta yo me sorprendí, tenía poco tiempo y los musos escaseaban y cuando ellos regresaban no podía prestarles atención por demás trabajos.

Así que quiero decirles que a partir de éste cap, que es nuevo recién salido del horno, ya no tengo más y saldrán recién calientitos cada vez que publique, y por eso mismo les pido algo de comprensión y paciencia. Ya se acercan las vacaciones y en ellas tratare de esforzarme para avanzar y que ustedes no tengan tanta espera, así como en los otros foros. Lo máximo que quiero poner en publicación es de un mes, pero mi principal objetivo es que siga siendo como hasta ahora, de dos semanas cada publicación, espero lógralo.

Esto es así como un aviso y petición al mismo tiempo. Gracias por leerlo, y la atención prestada.

Nos vemos, saludos míos y de los musos. :)

Lizie.


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