-sabias palabras, Kuroashi-le contesto el Shichibukai, sonriendo internamente ante la respuesta del chico- tomare en cuenta tu última voluntad y hare de esta una muerte gloriosa para ti. Adelante-
Sin dudarlo un segundo, el cocinero se lanzo con determinación hacia aquella burbuja. Una pequeña sonrisa se formo en sus labios antes de que su cuerpo hiciera contacto con ella, pensando en su tripulación y sobre todo en cierto peli verde, feliz de saber que al menos ellos seguirían con vida de ahora en adelante…
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-“¡¿QUE LE HICISTE A NUESTRO COCINERO?!”-
-“ya deberían saberlo, KuroAshi hizo un trato conmigo para asegurar su integridad y yo solo cumplí mi parte al igual que él la suya…”-
-“!¿DONDE LO TIENES?! ¡¿DINOS DONDE ESTA SANJI?!-
-¡¡¡SANJI!!!-
Zoro despertó sobresaltado en su cama, sintiendo su corazón desbocado y su respiración agitada. Su camiseta estaba pegada a su piel por el sudor y sentía el estomago revuelto, a pesar de haber declinado la oferta de la cena la noche anterior.
Miro por la ventana de su cuarto, dándose cuenta de que aun no había amanecido. El cielo nocturno resplandecía por las miles de estrellas que iluminaban aquel lienzo opaco, mientras que la brisa marina entraba por una de las ventanas.
El espadachín se levanto aun algo aturdido, caminando con paso lento hacia el balcón de la habitación. Todos aquellos recuerdos volvían una y otra vez a su mente, acechándole como el primer día desde que le había perdido, desde que el había desparecido.
Su segundo encuentro con Kuma había sido horrible para toda la tripulación, quienes solo hace un par de semanas habían perdido a alguien muy importante en sus vidas, a alguien a quien quizás no volverían a recuperar. Zoro sabía que las posibilidades eran mínimas, por no decir nulas pero, aun así, quería aferrarse a aquel pequeño rayo de esperanza y evitar perderse en la locura de la cruel realidad…
-has vuelto a soñar con el ¿no, Roronoa?-cuestiono una suave voz a sus espaldas, acercándose a él hasta quedar a su lado-
-sí, otra vez Mihawk. Esto parece no acabar nunca…-respondió en un susurro apenas audible el moreno, sonriendo levemente al sentir la mano de su maestro en su hombro, intentando reconfortarle- ya han pasado dos años, dos años desde que el…perdona por el grito, no fue mi intención despertarte…-
-no te preocupes, entiendo por lo que estas pasando-Mihawk correspondió su sonrisa, revolviendo sus cortos cabellos de forma paternal- anda, vete a dormir. Recuerda que partirás a primera hora junto a Perona a Shaobady y necesitas descansar-el espadachín se dirigió a la puerta de la habitación, deteniéndose unos segundos, algo indeciso- nunca pierdas la esperanza chico, ambos sabemos que KuroAshi hizo lo que hizo por un motivo más fuerte que tu capitán. Si abandonas ahora, sería como darle la espalda a todo lo que ha hecho por ustedes, en especial por ti-termino el pelinegro dedicándole una sonrisa de apoyo, cerrando suavemente la puerta para dirigirse a su habitación-
El peli verde rio suavemente ante las palabras de su maestro y rival, revolviendo sus cabellos más largos que antaño sin poder evitar rozar la cicatriz que ahora cubría uno de sus ojos. Con lentitud, saco ceremoniosamente un encendedor ya gastado y viejo de su haramaki.
Zoro traía siempre consigo aquella pieza que para él era de invaluable valor, teñida por la sangre de su anterior dueño. Cuando el había despertado aquella vez en Thriller Bark, lo primero que había visto había sido ese encendedor junto a él y, sin dudarlo un segundo, lo había tomado entre sus manos y lo había guardado en secreto de los demás.
Y luego, había presenciado la peor escena que podía haber visto en su vida: un enorme charco de sangre de unos metros de diámetro, en el cual se encontraba una destrozada cajetilla de cigarrillos marca King Ground. Una marca que reconocería al instante, la marca de cigarrillos favorita del cocinero. De su cocinero.
Luego de que sus compañeros hubiesen despertado buscaron por todo aquel barco rastro de su nakama, sin resultado alguno. Muchos estaban confusos por la rápida recuperación de su capitán, pero el único que podía responder sus dudas, era quien justamente había desaparecido del mapa como por arte de magia.
Decididos, se lanzaron días más tarde al mar, esperanzados de poder toparse con alguna base de la marina o aquel Shichibukai, ansiosos por conocer la verdad y lo que había pasado con Sanji. Pero entonces, cuando habían llegado a Shaobady, habían tenido la suerte y desgracia de volver a toparse con Kuma.
Se habían enfrentado al Shichibukai y al Almirante Borsalino sin pisca de temor, intentando por todos los medios posibles obtener el paradero del rubio o, al menos, alguna pista de lo que había pasado en realidad.
-“si de verdad quieren saber lo que ocurrió, se los diré. Creo que es lo mínimo que puedo hacer por un pirata de aquel calibre como Kuroashi”-les había dicho Kuma en su momento, poco antes de que los miembros restantes de la tripulación fueran separados y enviados a distintas partes del mundo gracias a su poder-“el decidió sacrificarse por todos ustedes, dando su vida como pago para que la marina los dejase en paz por un par de días y así pudieran escapar. Estaba consciente de que su sacrificio era pequeño, pero acepto mis condiciones y decidió absorber todo el daño y el dolor de su capitán como el precio a pagar; aun y a pesar de que estaba consciente de que en su estado no podría salir vivo de ello…”-
Finas lagrimas recorrieron sus mejillas ante aquel recuerdo, sintiendo como miles de estacas se clavaban en su corazón por la tristeza y la culpa. Si tan solo el no hubiese flaqueado en ningún instante, si tan solo hubiese sido lo suficientemente valiente para haber podido proteger a su tripulación, a su familia, el no hubiese tenido que correr tan horrible final…
Limpio sus lágrimas al ver como el sol tímidamente empezaba a asomarse por el horizonte, entrando a su habitación rápidamente a buscar sus katana y su bolsa de viaje. Tenía que seguir adelante tal y como había dicho Mihawk, a pesar de que sus compañeros habían perdido ya la esperanza y se repartían ellos mismos los deberes de Sanji, negándose a buscar a otro cocinero como este había solicitado antes de dejarle inconsciente…
-“perdóname Zoro. Por favor, vive por mi…”-esas habían sido las últimas palabras que Sanji le había dedicado mientras le sostenía en sus brazos, sintiendo como una gota salada caía en su mejilla antes de sumirse al mundo de la inconsciencia-
-espérame Sanji, iré a por ti. No importa cuánto tiempo pase, te encontrare…se que sigues vivo en alguna parte del mundo, porque si no, Kuma no hubiese hecho lo que hizo…-susurro el espadachín con convicción, mirando por última vez el castillo donde por tanto tiempo había entrenado con Mihawk para ir al reencuentro con sus nakama-
Tsusuku (o tal vez no xD)