-“perdóname Zoro. Por favor, vive por mi…”-esas habían sido las últimas palabras que Sanji le había dedicado mientras le sostenía en sus brazos, sintiendo como una gota salada caía en su mejilla antes de sumirse al mundo de la inconsciencia-
-espérame Sanji, iré a por ti. No importa cuánto tiempo pase, te encontrare…se que sigues vivo en alguna parte del mundo, porque si no, Kuma no hubiese hecho lo que hizo…-susurro el espadachín con convicción, mirando por última vez el castillo donde por tanto tiempo había entrenado con Mihawk para ir al reencuentro con sus nakama-
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Shaobady, al fin estaba de vuelta en Shaobady. Aquel archipiélago no había cambiado nada desde su última visita, ni siquiera después de los destrozos que habían ocasionado en su batalla contra Kuma luego que de…no, ni en sus pensamientos era capaz de mencionarlo…
Estaba algo sorprendido al ser el primero en llegar, pero luego de la explicación que le había dado Shakky sobre los distintos lugares en los cuales habían acabado sus amigos y la enorme distancia que había entre ellos, no le resultaba nada raro. Contando, claro está, la ayuda de Perona; seguro de no haber sido por ella nunca hubiese encontrado el camino correcto.
Se había pasado el día recorriendo los distintos Groves que conformaban el archipiélago, perdiéndose un par de veces, acabando con un par de matones y destrozando un galeón pirata al que se había subido por equivocación cuando había ido a pescar. Un día común y corriente en su vida pirata, o al menos así había sido hasta ahora.
Para su mala suerte, un par de marines le habían reconocido a pesar de lo cambiado que se encontraba, obligándole a correr con las provisiones a cuestas que la peli naranja le había encargado para su viaje por el Nuevo Mundo. Al parecer unos idiotas habían tenido la brillante idea de hacerse pasar por la “Tripulación” Mugiwara y, estúpidamente, habían repartido unos carteles por toda la isla reclutando piratas con las recompensas más elevadas que pudieran.
Obviamente, les había salido el tiro por la culata, pero también los habían dejado expuestos al revelar su posición en el archipiélago.
Sonrió escuetamente cuando se encontró con Luffy, rodeado de marines y de piratas que habían sido estafados. Unos pacifistas entraron luego a la batalla seguidos por Sentomaru, recordándole la última batalla que había tenido junto a la tripulación antes de que fuesen separados alrededor del mundo.
Derrotaron a aquellas copias de Kuma en un abrir y cerrar de ojos, haciéndole dudar de sus recuerdos y de lo fuertes que eran. O quizás era él quien estaba equivocado, que aquellas maquinas seguían siendo igual de poderosas pero que a su vez, ellos también habían mejorado a lo largo de aquellos años.
Una repentina sensación de culpabilidad le embargo por completo, invadido ante el recuerdo de Sanji y sin poder evitar pensar que, de haber tenido ese poder tiempo atrás, el aun seguiría en la banda. Desecho rápidamente esos pensamientos, terminando con el último pacifista con una certera estocada cuando, la inesperada llegada de otro miembro de la tripulación le saco una nueva y brillante sonrisa.
-¡¡ZORO!! ¡¡LUFFY!!-les llamo una voz conocida, cada vez más cerca de ellos-
El peli verde abrió desmesuradamente los ojos al ver al renito volando hacia ellos montado sobre un ave enorme de llamativos colores. Sin poder evitarlo, ambos abrazaron al doctor mientras se subían al pájaro con rapidez, escapando de los marines restantes mientras Chopper les explicaba lo que había pasado y los detalles de su próxima travesía.
No pudo evitar sentirse nostálgico cuando finalmente lograron avistar el Sunny Go, correspondiendo con la misma alegría los saludos del resto de la tripulación cuando, un extraño brillo en una de las copas de los arboles, logro llamar su atención. Se bajaron de aquel pájaro con una sonrisa en los labios, abrazándose los unos a los otros más, el ceño fruncido del peli verde dejo confundidas a las chicas.
-Zoro ¿Qué ocurre?-le pregunto Nami algo preocupada, intentando llamar la atención del moreno- ¿Zo…Zoro?-repitió, esta vez algo asustada-
El peli verde mantenía su mirada fija en los arboles, desenvainando dos de sus katanas mientras se ponía en posición de batalla, con los sentidos en alerta y destilando un aura parecida a un mismísimo demonio. Sentía una enorme fuerza provenir de aquel lugar, y eso no podía significar nada bueno.
-¡Baja de allí, quien quiera que seas!-exclamo Zoro con tono neutro, tensando su cuerpo al ver que una sombra oscura saltaba de aquel árbol con rapidez, quedando a tan solo unos metros de distancia-
Se trataba de un chico de aproximadamente su edad, alto y con una musculatura que fácilmente podría competir con la del espadachín. Vestía unos pantalones algo desgastados y roídos por el tiempo, unas botas negras hasta las rodillas, una camiseta ceñida a su torso y una larga chaqueta sin mangas con capucha, además de llevar unos guantes que cubrían casi por completo sus brazos.
Llevaba su rostro cubierto por una especie de mascara que solo dejaba a la vista sus ojos, de un tono azul opaco y algo frio. Y, de complementos, tenía un pequeño morral colgado de su hombro y una katana anudada en su cintura.
Parecía una especie de ninja, un asesino especializado en el asesinato silencioso. Pero lo que más les llamo la atención, fue ver la cantidad de cicatrices que surcaban las pequeñas aéreas de piel que estaban expuestas.
-Maldito… ¿acaso te enviaron los marines por nosotros?-le pregunto el espadachín con furia, arremetiendo de una vez contra el extraño, sintiendo una extraña pero molesta familiaridad proveniente de el-
Y lo que paso después, fue demasiado rápido. En menos de un segundo el encapuchado había logrado inmovilizar al peli verde, manteniéndole empotrado contra el suelo mientras sujetaba sus muñecas con fuerza y se sentaba en su espalda, obligándole a soltar sus katana sin poder oponer resistencia alguna.
Nami soltó un grito ahogado al ver aquella maniobra, asustada al ver como aquel desconocido había inmovilizado a su segundo miembro más fuerte en un abrir y cerrar de ojos, con suma facilidad. El capitán junto con el resto de los miembros de la banda se pusieron a la defensiva más, las siguientes palabras de la pelinegra los dejaron aun más sorprendidos que antes.
-Ky-Kyoya san… ¿Qué es lo que haces aquí?-pregunto la morena mientras se acercaba al extraño encapuchado algo dubitativa, haciendo que el chico soltara a Zoro y se pusiera de pie, caminando hacia su lado- ¿ha sido Dragon san quien te ha enviado aquí por mi?-aquellas palabras confundieron aun mas a los presentes, extrañados al oír el nombre del padre de Luffy salir de sus labios-
-Nada de eso, Nico san-le respondió el aludido con voz grave y calmada, que logro hacer que el peli verde se tensara aun más, sin entender a que venían aquellas reacciones-la verdad es que venía a pedirles un favor, aunque claro, les pagare por sus molestias-mostro un gran fajo de billetes que hizo que los ojos de Nami se transformaran casi de inmediato en signos de Berry- veras, Dragon san me comento que ustedes se dirigían hacia la isla Gyogin y me preguntaba si podrían llevarme con ustedes. Hace dos semanas los marines destruyeron mi barco y estoy estancado en esta isla desde entonces-
-Robin ¿Quién es ese?-pregunto el capitán despreocupado, picando su nariz como si la llegada de aquel desconocido fuera lo más normal del mundo-
-el es Koizumi Kyoya, más conocido como “Zanninna Kage” (La Sombra Asesina), con una recompensa de 430 millones de Berries y es reconocido como el segundo más fuerte de los Revolucionarios, solo superado por Dragon San, tu padre Luffy…-respondió en tono algo preocupado Robin, haciendo que todos miraran con los ojos desorbitados al encapuchado, sorprendidos ante la revelación de la morena…-
Tsusuku (o tal vez no XD)