Capítulo 13
''Un segundo de tranquilidad ¿Por favor?''
Una semana había pasado, y Neville ya se encontraba de regreso en su querida escuela. Y Los alumnos no podían estar más que agradecido por eso. Gracias a Merlín nadie tenía que volver a aguantar a Nott como profesor ¡Y menos de herbología! Tampoco está demás decir que fue recibido con aplausos y silbidos de parte de todos, incluso McGonagall, quien después de todo se había arrepentido de poner como sustituto a Theodore.
— ¡Profesor, que bueno que volvió! — Exclamó un niño aparentemente feliz de ver a Neville de nuevo. Todos sus compañeros dijeron lo mismo.
—Oh ¿En verdad? Me imagino que aprendieron mucho con el profesor Nott. — Dijo Neville en modo de broma y todos se encogieron cohibidos ante la pronunciación del nombre.
—No vuelva a nombrarlo… Dicen… Dicen que ese nombre está maldito… — Dijo un alumno, haciendo su voz tenebrosa y fingiendo estar asustado, — o tal vez no — el castaño no pudo hacer más que reírse ante aquello, al parecer Theodore había hecho de las suyas con los pequeños.
—Bueno, me imagino que estudiaron ¿verdad? Si no me equivoco hoy tienen examen escrito. — Dijo observando algunos pergaminos que tenía en el escritorio, amontonados. Y automáticamente todos saltaron y chillaron, en modo de protesta.
— ¡No! Profesor, cuéntenos como estuvo su licencia…— Trataban de evadir el tema.
—Aburrido. Saquen sus pergaminos y sus plumas. — Dijo sin más, con voz severa. A lo que todos tragaron grueso, pues cuando Neville hablaba así es porque iba en serio.
Al terminar la clase, de la cual todos terminaron con una cara de muertos — ya que no habían estudiado. — Neville se dirigía directo a ver a ya, todos saben quién… Se sentía muy tonto, ya que sus nerviosismo no le dejaban pensar con claridad y es que esa sería la primera vez que estarían juntos, pero como pareja. Además, no era por presumir pero sabía que Theodore no iba a querer solo hablar y sabía, con solo observarlo o hablarle lo que el pelinegro quería. Lo había aprendido en ese tiempo que hablaron mediante el fuego.
Neville en ese momento tenía un gran dilema sentimental; Mayormente se sentía feliz, luego le invadían los nervios y finalmente, eso le provocaba mucho miedo. ¿Razones? Pues, todo permanecía en secreto aún, ya que Theodore no terminaba del todo su relación con Parkinson. De solo pensar en eso le daba un terrible escalofríos; porque en cuanto la mujer sepa de su relación con el pelinegro… Se desataría el basilisco del alma de aquella mujer y obviamente él no quería que ese momento llegara. No aun.
Al llegar a la puerta de la enfermería, asomó su cabeza por entre las puertas y miró el interior del lugar. Esperaba ver a Theodore allí, pero aparentemente no estaba. Así que se adentró más y caminó hasta el fondo; pero aun así, Theo no se encontraba en el lugar.
—Qué extraño, seguro fue al baño… — Pensó Neville. Estaba a punto de darse la vuelta para irse de allí, pero en ningún momento se dio cuenta de que unas manos que salían de la puerta de la oficina, estaban a punto de atraparlo.
Tarde fue cuando estas llegaron a él, inmediatamente Neville trató de zafarse, pero el sujeto que le sostenía le había tapado la boca y lo agarró de la cintura fuertemente arrastrándolo dentro de la oficina. Neville estaba bastante asustado, y se maldecía de no haber traído su varita con él.
—Shhh… — Silenció el tipo a las quejas del castaño, quien no paraba de forcejear y tratar de liberarse, inútilmente, ya que el otro era mucho más fuerte.
— ¡Suéltame! — Pidió Neville, cuando este liberó su boca. — Por f... — Pero no pudo continuar, al ser repentinamente besado. Neville no podía ver a su atacante, ya que el cuarto estaba en completa penumbras y la única luz que entraba era la de la ventana con las cortinas media abierta.
Además de besarlo, aquel sujeto comenzó a manosearlo de manera obscena con una mano, y con la otra lo sostenía fuertemente. Neville no sabía qué hacer. Para colmo, no traía consigo su varita ya que la había olvidado en su cuarto. Estaba la opción de dejarse y que aquel sujeto hiciera lo que quisiera con él, pero estaría traicionando de todas las formas a Theodore y eso nunca.
La desesperación invadió su cuerpo, no sabía qué hacer. De a poco, comenzó a sentir un calor invadir su cuerpo y a su vez una descarga. Y en ese momento ya no sentía al hombre tocarle, y todo su cuerpo se sentía libre. Abrió sus ojos lentamente y vio como todo el lugar estaba de patas arriba, las cortinas caídas, los trozos de pergaminos quemados ¿El escritorio se había partido? Y los sillones que había en el lugar estaban todos destrozados. Había hecho magia involuntaria, era increíble que a su edad le pasara eso aun. Seguramente se debía a su desesperación.
Se acercó al sujeto que estaba tirado, entre los pedazos de una silla. ¡Era Theodore! Los ojos de Neville se ensancharon aún más por aquella impresión, no lo podía creer. Comenzó a sentirse mal, no por lo que había hecho sino por lo que el pelinegro hizo con él. Las lágrimas en su rostro comenzaron surgir y su corazón contraerse dolorosamente. No podía estar ni un segundo más allí, así que salió corriendo de aquel lugar. Cuando estaba por llegar a la entrada de la enfermería para abrir la puerta, esta fue abierta repentinamente golpeándole directamente en la nariz. Haciendo que el castaño cayera al suelo.
—¡Neville! — Esa voz… ¿Theodore? — ¿Te encuentras bien? — Preguntó el hombre preocupado y agachándose junto a él. Neville lo miraba anonadado, apenas entendía lo que estaba pasando. Si él era el verdadero Theodore… ¿Quién era el que estaba en la oficina? Theo lo miró un tanto desconcertado ya que este estaba sangrando terriblemente por la nariz, pero Neville solo se quedaba viendo con una cara de espanto y de asombro a la vez. — Neville… ¿Te encuentras bien? — Preguntó nuevamente Theo y en ese momento Neville reaccionó.
—N-no, no entiendo que ha pasado…— Dijo Neville, a lo que el pelinegro lo miró confundido.
— ¿Qué pasó Neville? ¿Te lastimaron? ¿Te atacaron? ¡¿Te robaron?! — Neville, inmediatamente salió corriendo en dirección de la oficina, siendo seguido por Theodore quein apenas podía entender nada.
— ¡No está! — Exclamó Neville al ver que el sujeto que lo había atacado — con la apariencia de Theo — Se había esfumado por completo. El pelinegro vio el lugar que estaba hecho pedazos.
—Oh, Merlín. ¿Qué demonios pasó aquí? — Preguntó, mientras veía como aun las cosas parecían flotar. Sobre todo las plumas de los cojines del sillón. — ¿Y quién no está? — Pero en ese momento recordó que el castaño estaba sangrando así que lo detuvo. — Primero vamos a curarte esa herida y cuando te calmes me explicaras todo ¿de acuerdo? — Dijo, a lo que el profesor asintió. El pelinegro lo llevó fuera de la oficina y lo recostó en una de las tantas camas, para poder curar mejor la herida y que ya no sangrara tanto. No eran necesarios instrumentos mágicos, con solo un paño húmedo se solucionaba. — Ahora dime ¿qué pasó? — Preguntó Theodore cuando vio que Neville se encontraba mejor. Este se incorporó quedando sentado en la cama.
—T-te vine a buscar aquí, pero no estabas. Así que estaba por irme hasta que un sujeto raro me arrastró a tu oficina y empezó a tocarme…— Explicaba Neville muy nervioso y hablando con rapidez.
— ¡¿Quién fue?! —Preguntó Theodore furioso, empuñando sus manos con fuerza. Enfurecido por aquel sujeto que se había atrevido a tocar lo que era SUYO.
— ¡Tú Fuiste!
— ¡¿Qué?!
— ¡Pero no eras tú!
—Espera… Creo que no entiendo nada…— Dijo Theodore presionando las yemas de sus dedos en el puente de su nariz, aquella discusión le estaba partiendo la cabeza al no lograr entender absolutamente nada.
—Es decir… Eras tú, pero no lo eras. Era alguien con tu apariencia. — Finalizó y Theodore lo miró asombrado ¿Quién querría hacerse pasar por él? Esto no le estaba dejando un buen sabor en la boca, y seguramente aquel sujeto volvería atacar si no se le atrapaba rápidamente. — ¡Theo! — Gritó Neville al ver que el pelinegro solo se quedaba allí parado, mirando seriamente.
— ¿Qué? — Fue lo único que pudo atinar a preguntar el hombre.
— ¡¿Cómo qué; ‘’qué’’?! Un sujeto loco, anda por la escuela con tu apariencia ¿y tú no dices nada? — Los nervios de Neville aumentaban cada vez más, conforme el tiempo pasaba y el pelinegro no decía nada.
—Supongo que habría que esperar a hablar de esto con McGonagall — Dijo finalmente Theodore.
— ¿Hablar? Un loco anda suelto por ahí queriendo violar a quien se le cruce, con TU apariencia y ¿Sugieres ‘’hablar’’? — Esto lo dijo haciendo comillas con sus dedos.
—Escucha, nadie puede entrar o salir de Hogwarts fácilmente o como si se tratara de la red flu. Seguramente es alguien que ya está dentro hace tiempo, o tal vez no y la seguridad está siendo saboteada. — Decía Theodore, a lo que de a poco Neville comenzaba a comprender, pero aun así esto no calmaba sus nervios.
—No lo sé… Estas cosas me preocupan, y por lo que pasó hace un rato… — Antes de que pudiera continuar los brazos fuertes de Theodore lo rodearon y este se permitió abrazar mientras se recostaba en el pecho del medimago.
—Yo te protegeré siempre, no debes de sentir miedo. — Le dijo, y Neville prefirió creer en él. Theo se apartó un poco y seguido le beso la frente. Y el más bajo cerró sus ojos, sintiendo aquel beso lleno de amor, nada comparado al de su atacante. Obviamente. Nunca lo iba a decir, pero amaba aquellos pequeños, pero dulces gestos de Theodore.
—Quiero un segundo de paz, solo eso.
—Yo también…
Por otro lado, en la torre de astronomía una Pansy Parkinson daba vueltas por el lugar, se veía muy ansiosa. Se escuchó un fuerte estruendo de la puerta abrirse y esta inmediatamente se volteó a ver.
—Oh, no creí que terminaras tan rápido. — Dijo esta, con una sonrisa maliciosa viendo al recién llegado, quien se acercaba a ella cojeando, estaba algo herido. — ¿Qué pasó? ¿Le diste tan duro que quedaste así? ¡Ja ja ja! — Rió la chica ante su broma.
—No seas estúpida. — Respondió el otro mientras se recargaba en la pared.
— ¿Qué pasó? — Esta vez preguntó media enojada, con solo pensar que su plan no había resultado como quería.
—No lo logré ¿ok? — Simplemente contestó el otro.
— ¿Qué? No me digas que ese Longtonto te dejó así.
—Técnicamente si… — Pansy alzó una ceja ante la respuesta. — Todo fue tan rápido, de un momento a otro me encontraba en la punta del bosque prohibido. — Dijo exagerando la frase.
—No creí que fuera bueno con los hechizos.
—No utilizó ni un hechizo…
—¿Qué? — Ahora Pansy estaba más intrigada.
—Magia involuntaria…
—Ahg… Que bicho raro. — Dijo la chica fastidiada. — Bien, supongo que Longbottom dee de estar destrozado ahora, al usar la apariencia de Theo hará que Neville se aleje de él de una vez por toda. Oh, ahora debe de estar llorando el bebé… — Se burló Parkinson
—Bueno, no.
— ¡¿Y ahora qué?! Finnigan, no me hagas enojar…— amenazó la mujer.
—Cuando me logré poner de pie, Neville salió corriendo pero se encontró con el verdadero Theo, así que ya sabe que yo no soy el verdadero, supongo… — Contestó Seamus tranquilamente, pero Pansy estaba que echaba veneno por los ojos.
— ¡Aaaahg! ¡No, lo hiciste todo mal! — Se quejó furiosa.
—Descuida, se me acaba de ocurrir una buena idea, no te preocupes. — Dijo este, con una mirada maliciosa.
— ¡Más te vale, enano! — Dijo, antes de salir del lugar hecha una fiera enjaulada.