Capítulo 6
‘’ Abrázame por favor ’’
Era oficial, estaba cansado. Pero no era cansancio físico lo que sentía, más bien, cansancio mental. Había pensado seriamente en aquella idea de abandonar Hogwarts y trabajar de alguna otra cosa. Pero a pesar de que lo pensara cien y un millón de veces no podía, o mejor dicho no quería. Algo le impedía dejar ese lugar a menos que ya no tenga nada que hacer ahí. Pero es que si había algo que hacer. Ser profesor le permitió ver que nada era como pensaba de niño. Y que la mayoría de los profesores no eran cascarrabias solo porque si, tenían sus motivos. Aunque él no era ese tipo de profesores que por cualquier cosa se enojaban. (Como Malfoy… Cof, cof)
No quería dejar la escuela, la primera razón eran sus alumnos, durante esos tres años que llevaba en la escuela, formó un fuerte vínculo con sus alumnos, le gustaba cuando sus alumnos a veces lo despistaban contando sus historias, o interrumpían la clase por alguna que otra tontería. No importa que tan cansador o estresante sea ser profesor, a él le gustaba.
Ese mes era el último y más complicados de todos, como todos los años. Los exámenes finales, las prácticas, las demás materias, y todas esas cosas que pasaban en ese último y complicado mes del año. Pero Neville, por más cansado y estresado que esté no iba a dejar y menos a esas alturas. ¿Era un Griffindor no?
Se encontraba corrigiendo los últimos exámenes que había tomado, y por fin cerrar las notas finales. Pero no contaba que Mc Gonagall se ponga tan pesada a últimos momentos, insistiendo, ordenando y recordando todo lo que tenía que hacer.
— Maldición… — Maldijo Neville en voz baja mientras corregía uno por uno los trabajos, que en total, eran como siete columnas de quince centímetros. — Si sigo así creo que colapsaré y terminaré el año en la enfermería…— Dijo, aquellas palabras le hicieron acordar de cierto medimago el cual no veía desde aquel incidente en la fiesta de Dean Thomas. En ese momento su semblante cambió a uno de tristeza. Aun no sabía del porqué de la actitud de Theodore, y sentía que era su culpa. A pesar de que intentó ir a verlo nunca lo encontraba de día, y si iba de noche probablemente lo iba a estorbar porque a esas horas atendía a sus pacientes más que nada.
Pero eso ya no importaba ahora, por un momento lo iba a dejar a un lado, o hasta que termine de corregir todo esos trabajos.
Y para esa última semana del mes ya todas las materias habían dado sus notas finales. Y ahora se encontraban en la ceremonia de despedida del último año, es decir, los que terminaban la escuela y salían al mundo exterior. Todo estaba normal, Neville, Harry y Draco se encontraban observando a una distancia razonable como pasaba todo aquello. Mc Gonagall hablaba y hablaba, alguna que otras madres lloraban y ellos no podían hacer nada más que sonreír. Pasaron a la entrega de diplomas y a los besos y abrazos para luego la pequeña fiesta que se organizó en el patio.
— Ah~ Es increíble que por fin terminamos un año más. — Dijo Harry estirándose de forma gatuna en su asiento.
— Ni me lo recuerdes… — Contestó Draco que estaba parado a su lado.
— Creo que esa frase nunca se va a acabar, cada año vamos a decir lo mismo. — Reflexionó Neville, mientras se acercaba a ellos con una baso, de lo que sea, en la mano.
— Oh, tienes razón, no me había dado cuenta…
— Oye… Neville… — Lo llamó Draco (Así es, Draco lo llamó por su nombre, gracias a las insistencias de Harry) A lo que Neville lo mira. — ¿Qué pasó con tu amigo Theo? — Neville palideció un poco ante aquella pregunta, no sabía que había pasado, y no iba a decirle a sus amigos que habían terminado su amistad por una extraña situación.
— Yo… No lo eh visto muy seguido. — Se excusó el profesor de herbologia.
— Si, supongo que gracias a la materia de Harry todos los alumnos terminaron en la enfermería… — Comentó maliciosamente Draco mientras esperaba una reacción de defensa por parte de dicho profesor.
— ¡Mi materia no es tan peligrosa! — Se defendía Harry. — A decir verdad pociones es más peligrosa ya que a cada rato tus alumnos revientan los calderos.
— ¿Perdón? No tengo la culpa de que los tuyos sean unos incompetentes, luego se quejan de porque les saco tantos puntos.
— Las ventajas de ser profesor es que al menos le puedo sacar puntos a Slytherin… Mmmm, creo que este año le restaron como ¡doscientos!
— ¡Así! Pues ¡Gryffindor perdió más de trescientos! ¿Qué me dices ahora?
— ¡Eres un tonto! — Neville estaba a un lado observando tan graciosa escena de la pareja, que a pesar de que no se llevaban tan mal como antes, aún seguían esas pequeñas e infantiles peleas.
— ¡Y tú un inmaduro!
— Ps, si, habló el más maduro de todo Hogwarts.
— Haber, haber, que pasa aquí, ¡Compórtense! — Mc Gonagall había llegado de la nada y les había ordenado tener sus cosas preparadas porque al día siguiente tenían que volver a sus casas.
Ahora el trío se encontraba caminando por los pasillos en dirección a sus respectivos cuartos para mantener el ‘’orden’’ de sus cosas como lo había pedido la directora.
— Draco, ¿sabes dónde vive Theo? — Preguntó repentinamente Neville.
— ¿Para qué quieres sábelo? — Preguntó Draco con un tono de picardía en la voz.
— Solo quiero saber…
— Pues, no lo sé, yo no hablo con él. — Le contestó.
Cuando los tres se separaron tomando sus propios caminos. Neville en un arranque de curiosidad se dirigió inmediatamente a la enfermería, dudaba si el medimago se encontraba en ese lugar a esas horas de la tarde, lo más seguro es que tal vez ya se había ido a su casa. Pero aun así no perdía la esperanza de encontrarlo en su lugar de siempre.
Entró cautelosa y silenciosamente tratando de hacer el menor ruido posible, al entrar completamente se detuvo a observar mejor el lugar. Estaba limpio, muy limpio y perfumado, no parecía una enfermería. Las camas arregladas con las sabanas limpias y las cortinas corridas que también parecían haber sido lavadas. Las ventanas completamente abiertas dejando entrar el fresco aire de afuera.
Respiró hondo y comenzó a caminar adentrándose más al lugar hasta llegar al fondo. Y allí lo vio, al fondo de todo, en la última ventana sentado en una silla y mirando hacia afuera con una mirada de aburrimiento masiva.
— Hola… — Saludó Neville muy nervioso, ya que hacía tiempo no hablaban. Sin embargo Theo no dijo nada, más bien se quedó en su lugar callado observándolo un tanto sorprendido.
— Quería verte antes de que nos vallamos… — Le dijo Neville ahora más nervioso, pues aquella persona no le despegaba la mirada por nada.
— Tú… — Comenzó a hablar el medimago, cosa que captó toda la atención de Longbottom. — Tú… ¿No me tienes miedo? — Preguntó de repente, a lo que descolocó a Neville. ¿A qué se refería con eso?
— No… — Respondió aun sin entender del todo aquella pregunta. — ¿Por qué tendría que temerte?
Theo y Neville se miraron intercambiando miradas de asombro y confusión.
— No creo que tú seas una persona mala, Theo… — Siguió Neville.
— Aquella noche, parecías tan asustado de mí que… Pensé… — El profesor abrió los ojos enormemente ante la mención de aquel día. ¿Acaso Theo pensaba que se había asustado por eso? A decir verdad, sí. Pero no por eso iba a dejar de verlo. Además Seamus se lo merecía. En ese momento no supo más que estallar de risa, para el desconcierto de Theodore.
— ¿Qué es tan gracioso? — Preguntó Nott con el entrecejo fruncido, ante tal acto.
— Nada, solo que… Eso es tan… absurdo… — Dijo Neville entre risa, poco a poco logró mantener la compostura y dejó de reír para luego mirar los ojos de Theo, los cuales mostraban confusión. — Si, aquella noche tuve miedo, nunca te había visto de esa manera, siempre me pareciste tan tranquilo que cuando estallaste de esa manera me asuste, pero solo eso. Nunca quise que dejáramos de hablar ¿Sabes cuan deprimido estuve todo este tiempo por eso? Por Merlín, si hubiera sab…
Pero Neville no pudo continuar, ya que repentinamente Theodore se había levantado de su asiento y lo había abrazado muy fuerte, tan fuerte que pensó que moriría por asfixia. Estaba sorprendido por eso, es la primera vez que Theo lo abrazada, nunca lo había abrazado antes.
— Lamento haberte hecho sentir mal, yo… También me sentí mal por eso. — Le susurró al oído, a lo que el profesor se sonrojó hasta las orejas, las voz de Theo era tan provocativa y sensual, y su aliento tan tibio que se le erizaban los pelos ante ese contacto.
Él también lo abrazó tan fuerte como pudo, hacía tiempo nadie lo abrazaba de esa manera, o mejor dicho nadie llegó a abrazarlo de esa manera. Ese abrazo era cálido y lleno de… ¿Amor? Sea lo que sea, le gustaba.
Le gustaba que Theo lo abrazara…
— Por favor, abrázame… — Suplicó, y así lo hizo.