Epilogo III
Los dias corrieron actualmente ya todos estaban en casa, su nena cumplía saludablemente 3 meses, sobra decir lo emocionado que estaban ambos padres, cada día comenzaba de la mejor manera, si era con el suave llanto de su bebe reclamando atención.
La preciosa cuna de madera barnizada que había elegido con tanto esmero Chiaki no había sido utilizada más que para las cortas siestas de la bebe, puesto que por las noches la pequeña princesa dormía cómoda y abrigada entre los cuerpos de sus padres.
Hatori intentaba en vano dejarla dormida en la cuna, la bebe era sumamente tranquila ella podría dormir toda la noche tranquilamente en su habitación, pero el problema no era su bella Hatsumi, el problema era Chiaki… El joven de cabellos marrones se levantaba a hurtadillas por la noche y sin que Hatori lo notara metía a Hatsumi entre las sabanas y se abrazaba a ella durante todo su dormir.
Aquella mañana era algo un poco más especial, después de un largo tiempo de sufrido descanso Chiaki había decidido volver al trabajo, era algo importante pues con una recién nacida y pagando aun una casa nueva y los gastos del hospital, a veces el dinero de Hatori no era suficiente y los ahorros de Chiaki comenzaban a escasear, por lo que debía volver al negocio lo más pronto posible y solo tenía un mes para emitir su nueva creación.
-Adios mi vida- Hatori besaba los cabellos lacios de su pequeña bebe en forma de despedía- Adiós Chiaki, no olvides trabajar en tu trama y hacer el Story board en cuanto puedas.
-Está bien- Le contesto el aludido sin tomar mucha atención.
Hatori suspiro, había olvidado lo difícil que era que Chiaki se concentrase en su trabajo.
-Llámame si necesitas ayuda, y tú pórtate bien con tu papi, para que pueda trabajar- Indico observando a su pequeña hija, quien por supuesto no entendió nada de lo que su padre dijo, pero al menos se tomó la molestia de prestarle más atención que Chiaki.
-Nunca se porta mal- Dijo Chiaki terminando de comer unos huevos levantándose de su lugar en la mesa.
Hatori sonrió y se despidió de su familia. En su viaje para llegar a la empresa no pudo evitar pensar en lo difícil que había sido llegar hasta donde estaban, lo duro que le había significado ver tantas veces a Chiaki en el hospital, las veces que había estado enfermo he incluso el horrible parto en el que ambos estuvieron a punto de dejarle solo en este vida, pero sobre todo ello se sentía feliz, por supuesto le hubiese gustado que fuera un normal embarazo libre de trágicos momentos, pero ellos eran dos hombres, el simple hecho de poder tener a una preciosa bebe ya era todo un milagro.
Ingreso a su trabajo con jovialidad y encanto, las recepcionistas le vieron con naturalidad, ya no era novedad ver al castaño tan feliz por las mañanas y tan ansioso por las tardes, su trabajo no dejaba de ser importante, pero ya no era el mismo aficionado de antes, ahora en lugar de hacer tiempo extra por las tardes, solo esperaba a que fuera la hora para poder dejar esa oficina y correr ansioso con sus dos amores…
Chiaki había pasado parte de la mañana trabajando en su trama, pero a ratos no podía evitar desviar la vista a la hermosa niña que tenía junto a el Hatsumi estaba tranquilita en su carriola estirando sus manos a unos pequeños peluches colgantes.
-Por Dios, eres tan hermosa- Susurro de pronto recorriendo la tersa mejilla de su bebe con amor infinito.
Sin duda con tanta hermosura en un cuerpecito tan pequeño le sería imposible concentrarse en su trabajo, dejo los lápices a un lado y se levantó de su silla para tomar ala pequeña entre sus brazos y pasearla con adoracion por toda la sala.
-¿Quién es la bebe más bella?- Preguntaba a ratos a su niñita haciendo caras graciosas para ello o moviendo lo cuidado pero haciéndolo divertido, la nena disfrutaba por su parte las atenciones de su padre y reía con cada una de sus morisquetas.
Por la noche Hatori volvió a casa como de costumbre bastante temprano, todos cenaron con calma incluso Hatsumi, pues su hora de comer coincidía con la cena de los mayores.
A la hora de dormir Hatori se dio realmente por vencido y dejo que Chiaki acostara a Hatsumi desde un principio entre ellos.
-¿Les he dicho que los amo?- Pregunto Hatori de pronto.
-Como un centenar de veces- Contesto Chiaki un tanto risueño.
-Es que siento que por más que lo repito no es suficiente.
-nosotros también te amamos- Dijo Chiaki- ¿Verdad Hatsumi?- De pronto movió con algo de brusquedad a la bebe quien despertó al instante, comenzando a llorar pues habían interrumpido su tranquilo dormir.
-¡Por el amor de Dios Chiaki deja de despertarla!-