Caminaba tranquilamente por aquella solitaria ruta. Había terminado su ronda diaria y decidió pasear un poco antes de volver al cuartel. Prendió un cigarrillo dándole una larga calada y después, dejó escapar el humo. El atardecer, inundaba el cielo con hermosos colores anaranjados y cobrizos –Debería volver, ya se está haciendo tarde- iba a dar vuelta a sus pasos cuando algo llamó su atención -¿Eh?-
-Buenas tardes jovencito- a un lado del camino, se encontraba una viejecita sentada detrás de una delgada mesita, sobre ella, habían tres pequeños frasquitos de diferente color y forma -¿Desea comprar algún perfume?-
-No, gracias, no me gustan los aromas dulces- se acerco para ponerse frente a ella –Además, no le irá bien vendiendo en este lugar tan solitario abuela, debería ir a un lugar con más gente- apagó lo poco que le quedaba del cigarrillo.
-No se preocupe por eso muchacho, yo decido a quien quiero venderle- la viejecita tomó uno de los frasquitos –Este iría perfecto con su aroma natural. Es una mezcla de frutas cítricas y vainilla, así que, no es dulce- levantó la mano mostrándolo en su palma.
El pelinegro tomó el pequeño frasco ovalado de color verde y lo destapó para inhalar su olor –La verdad, es un delicioso aroma- lo volvió a tapar –Esta bien ¿Cuánto cuesta?-
La viejecita sonrió –Solo trescientos yenes- el pelinegro saco su billetera y le dio el dinero –Gracias por su compra…- la viejecita se guardo el dinero -… será muy popular desde ahora-
El vice-comandante sonrió de medio lado y bajó la vista –Eso ya…- al volverla a levantar, la viejecita había desaparecido -¿Qué… que pasó?- vio su mano –Esto es real, así que, no pudo ser un fantasma ¿Verdad?- se guardo el frasquito en el bolsillo y se fue rápidamente al cuartel.
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El tintineo de los pájaros, anunciaba el amanecer en Edo y, el vice-comandante del Shinsengumi, ya se encontraba vestido y listo para sus obligaciones diarias. Iba a salir de su habitación cuando miró el frasquito que había dejado encima de una cómoda. Se acercó y lo tomó –“No me había fijado que tenia instrucciones”- la etiqueta blanca con letras negras que estaba pegada en uno de los lados, le llamó la atención –“Ponerse una gota en las muñecas y una detrás del lóbulo de las orejas. No usar más de una gota… ¿Eh?”- lo demás estaba escrito con letras muy pequeñas, que no alcanzaba a leer –“Bueno, da igual”-
Abrió el perfume y uso el gotario que estaba pegado en la tapa. Siguió los pasos que estaban descrito -¡¡¡Buenos días vice-comandante!!!- aquel grito de su subordinado, lo sorprendió y una gotita cayó en su cuello, resbalando por la manzana de Adán.
-¡¡¡Yamazaki!!!- tapó el frasquito y lo guardo en un cajón -¡¡¿Por qué diablos tienes que gritar de repente?!!-
-Lo… lo siento- el de la raqueta se sentó asustado –Aquí está el informe de la noche… ¿Qué es ese olor?-
-¡Ah! Es mi perfume ¿Qué opinas?-
El de la raqueta miró a su jefe y se sonrojo –Es… delicioso- el tono que uso para decirlo, le pareció extraño al pelinegro –Vice-comandante… hoy está muy hermoso-
-¿Que?-
-No… disculpe- rápidamente se levanto nervioso y se fue.
-¿Qué fue eso?- se levantó del piso y poniendo su katana en el cinturón, salió de su cuarto.
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Continuara...