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Aprender a vivir por Gema Talerico

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Notas del capitulo:

Gracias por esperar <3

 Gracias Sthefynice por  betear este capítulo.  

Capítulo 8: Nuages noirs

— ¿Mi padrino se va a casar?—Harry se sorbió la nariz roja, el murmulló de las telas lo hizo esbozar una mueca, mientras  Lily reía.

—Sí, se casará, y tú debes estar presentable para la fiesta, así que quédate quieto. —La mujer pelirroja peleó con el sweater  de Harry hasta que éste se rindió, y se dejó vestir. Aún estaba enfermo, pero su resfriado había bajado.

—¿Y con quién se casara? Pensé que los “Sirius” no se casaban—la vocecita protestó.

—Que los Sirius no- —la risa cantarina de Lily hizo fruncir el ceño a Harry. ¿Qué había dicho que fue tan divertido? ¡Era una pregunta seria!—¿Quién te dijo eso? ¿Sirius?

—Sí.—Lily terminó de vestir al pequeño con una leve palmada en los delgados hombros, llevaba ese trajecito de gala y túnica formal que Dorea le había regalado en su cumpleaños y que Lily había jurado nunca utilizaría, estaba hecho a medida: negro, sobrio y con encaje en las mangas blancas.

—Pues los “Sirius” sí se casan. —Finalizó la mujer pelirroja, llevaba un vestido turquesa vaporoso que resaltaba la palidez de su piel. Adrian estaba detrás de ellos, en su cuna y ya vestido con una túnica cuyas mangas se empeñaba  en morder.

—¿Entonces?—Harry inquirió, mientras Lily se daba la vuelta para tomar en brazos a Adrian e impedir que el bebé siguiera estimulando sus encías.

— ¿Entonces, qué?—la mujer volvió a reír.

— ¿Con quién se casa mi padrino y por qué tenemos que ir? —Los pucheros de Harry eran tan poco frecuentes como convincentes,  Lily le revolvió el cabello, encantada con su hijo mayor.

—Con Regulus Black.

— ¡¿ Con Repugnus?!—gritó.

-AprenderAVivir-

— ¿Con ese pulgoso?—Draco gimió, su pálido rostro compungido.

—Draco…—le reprendió la voz refinada de su abuela Druella.

—De quien hablas es de tu tío Sirius—La voz de Narcissa no era siquiera un reclamo, recostada en el sofá y pálida como una hoja, luciendo como si le quedara poca energía dentro de su frágil cuerpo… era la  imagen menos imponente a la que Draco se hubiera enfrentado.

—Pero es un pulgoso, es cierto, ¿cómo osa mi tío Regulus a casarse con semejante  espécimen de hombre? —El disgustado niñito se echó sobre el sofá en plena rabieta, Lucius estaba junto a él sin reclamarle una sola palabra. Si era sincero consigo mismo, no le desagradaba que su hijo insultara a Black, era un sarnoso, eso era.

A ambos les desagradaba, a Lucius porque era el único hombre que además de él, había tocado la piel desnuda de Remus, que lo había poseído en noches de pasión;  y a Draco porque  de manera inconsciente,  el enamoramiento platónico que tenía por Regulus Black no le impedía imaginarse a éste con ningún hombre.  Era demasiado perfecto, etéreo y  hermoso como para ser ocupado por un corriente como Sirius.

—Pues es eso, o tener un hijo bastardo—Bellatrix soltó una risotada mal sana mientras veía por la ventana, entretenida—, todos saben que terminaría así.

—Tú lo sabías. —Druella masculló, reprochándole a su hija el que hubiera visto las señales de un romance clandestino y no lo hubiese compartido en las tardes de chismes. —Yo no esperé semejante cosa. Una fiesta de compromiso tan apresurada, menos de un mes y anuncian una fiesta de compromiso. ¿En cuánto tiempo piensan casarse? Walburga me dijo que esperaban hacerlo antes de que el bebé naciera, qué escándalo.

—Un bebé Black —suspiró Narcissa—, heredara las bóvedas principales. ¿Entonces, Sirius se hará cargo de la cabeza de la familia?

—No lo sé—Bellatrix chistó—, lo que sí sé es que  hay que gozar de un gran atrevimiento como para pedir prestado el jardín de alguien con el que no has hablando por 11 años, sólo para hacer una fiesta de compromiso.

—Lo pidió Dorea, no podía negarme. —Druella se inclinó sobre los ventanales tal como su primogénita lo hacía. Afuera los elfos decoraban el jardín para la fiesta de compromiso, de hecho la charla había surgido cuando se le había explicado a Draco el porqué de la misma.

—Sigue sin agradarme esta fiesta, ni su anfitrión. —Lucius secundó a su hijo con un asentimiento.

Narcissa, con sus ojos opacos y suspicaces, sonrió. Su delicada apariencia era enmarcada por el vestido de encaje blanco que entallaba su delgada figura.

—Ambos son unos celosos, —ella bromeó con voz tenue, ocultando su sonrisa tras la taza de té antes de darle un sorbo.

Draco bufó,  Lucius intentó no parecer aludido.

-AprenderAVivir-

Harry le llamaba Repugnus a Regulus desde que tuvo una conversación chistosa con Sirius y Remus el verano pasado. Había sido la primera vez que Harry conociera por completo a los Black en una fiesta informal en casa de su abuela Dorea, y por lo tanto había conocido a Regulus; se le antojó petulante, ácido y egocéntrico, la mala impresión de Harry había llegado hasta Sirius y desde ese momento, el sobrenombre de Regulus era Repugnus.

Era quizás por ello, la mala opinión que Sirius tuviera de Regulus siendo su hermano menor, que Harry no entendía cómo es que su padrino tomó la decisión de casarse con él.

Era indescifrable para la pequeña mente de un niño de doce años.

—Harry, saluda. —Los Potter empujaron a su hijo mayor a través de la multitud de aristócratas y personajes  pomposos, dando saludos con voz tímida y rasposa por la tos, aún lo suficiente indispuesto como para que lo excusaran después de 15 minutos de saludos y charlas amistosas, hasta las mesas dispuestas para  la recepción.

—Es un niño tan hermoso… —Halagaban las damas al pellizcarles las mejillas.

—Y tan educado. —Elogiaban los caballeros, sus sonrisas amigables acompañadas de una palmadita en el cabello.

Y luego estaban los susurros ocultos tras las copas de champagne y los abanicos decorados.

—Nadie creería que es un mestizo, qué desgracia que se desperdicie tanta belleza.

—Sí, es un pequeño adorable, es una lástima.

—Ni hablar sobre la sangre de los Potter, ha quedado manchada por esa hija nacida de Muggles.

Por suerte, nadie de su familia los había escuchado, excepto Harry. Porque Harry sí que los había escuchado. Era insultante el cómo hablaban con tanta libertad sobre su madre en la mesa contigua, charlando amenamente sobre lo inesperado que había sido que el matrimonio de sus padres sobreviviera después del año. O del como su existencia, la de un mestizo, manchara la sangre pura de los Potter.

No soportó mucho tiempo allí en solitario, y al cabo de unos minutos, Harry se encontraba de nuevo entre la multitud intentando buscar un lugar solitario. Lo encontró al seguir un sendero bordeado por setos frondosos y bien cuidados, al final del sendero, se topó con una redoma con una fuente elaborada que le recibió llena de luz y enredaderas frondosas. El suave sonido del agua y de los pájaros cantando, terminó de aislar el murmullo que era la fiesta en la lejanía, quería despejar la mente de esos susurros atrevidos que osaban hablar de su madre y de su familia. 

Se sentó allí, en los bancos de la fuente balanceando sus pies envueltos por graciosillos zapatitos que la gente había clasificado como encantadores, pero que a Harry se le antojaban incómodos.

—Oh…—una vocecita musitó.  Harry volteó para encontrar a un acompañante inesperado, era Astoria.—Perdón por interrumpir.

—No te preocupes, sólo pasaba por aquí.

¿Astoria? Se preguntó Harry, ¿Qué hacía la hija de los Greengrass en esa fiesta? ¿Tal vez Draco Malfoy había invitado a la niña? Harry torció la nariz. Uff, Draco Malfoy, ése también era un tema del que quería  despejar la mente.

—¿Puedo sentarme a tu lado?—Harry notó el sonrojo de la chiquilla, su vestido azul cielo y cabello oscuro en un moño intrincado con decoraciones de flores la hacían ver tan bonita, como las pinturas de bailarinas en las paredes de Hogwarts.

—Por supuesto.—  Recordando las palabras de Cedric sobre Astoria, le dio un lugar a su lado en el banco. ¿En verdad le gustaba a Astoria?, ¿por qué?, ¿no era más lógico le gustase Draco, un chico sangre pura, refinado y orgulloso de su linaje con el cual seguramente haría buena pareja?

Las chicas sangre pura no se interesan en mestizos.

¿Verdad?

Es lo que le habían enseñado.

—Has venido con tus padres, ¿cierto? No pensé que tu familia viniera a este tipo de eventos.—Astoria intentó sacar un poco de platica, pero lo que Harry quería era un poco de silencio,  por lo que tardó un poco en responder. Astoria, en cambio, supuso que su silencio sería a causa de una repentina timidez o, que tal vez, lo había ofendido.—No es que crea que no deberían de estar aquí.—Ella se apresuro en aclarar, con sus manos apretándose entre ellas sobre su regazo mientras sus mejillas se volvían más y más rojas por la vergüenza—, ellos encajan, per-perfectamente.

—Sirius es mi padrino. —Confesó el chico, ignorando deliberadamente la última línea de Astoria—, y ahora se casará con Repug- Regulus.

—Por supuesto, —Astoria lució exaltada, como si recordara algo repentinamente. Algo de su vergüenza diluyéndose—, eres nieto de la señora Dorea, ella toma el té con mi abuela, es muy hermosa.

Harry asintió con cierto aire de distracción, se extendió entonces un silencio que apenas si era interrumpido por el zumbido de la fiesta en la lejanía.

Era incómodo, Astoria se aflojó la garganta con delicadeza.

—Así que, ¿qué haces aquí? —Los grandes ojos verde agua de la niña lo miraron con fijeza, Harry notó que eran de un verde muy diferente a los suyos, el verde pálido de los ojos de Astoria resaltaba sus pobladas pestañas negras, y su cabello peinado tan negro como el alabastro le daba uniformidad a su blanca piel sin manchas o pecas.

Él no era tan pálido, ni tenía tanta gracia al parpadear o sonreír.

—Quería estar solo. —Le dejó saber, apartando la mirada y empezó a balancear de nuevo sus piernas en el aire para distraerse de la presencia de Astoria. El canto de los pájaros apoyados en la cúpula metálica de la redoma, cantaban sin cesar—, había mucho ruido. ¿Y tú?, ¿por qué estás aquí?

—Oh, —ella lució francamente apenada, el rojo inundó de nuevo su piel blanca—, me perdí. —Aceptó en un murmullo bajito—, quise ver las rosas y cuando me di cuenta, no sabía dónde estaba.

Sin poder evitarlo, Harry se rió. ¿Perderse viendo rosas? ¡Eso era ridículo!

—O-oye, ¡no es gracioso!, ¡me asusté mucho!

La niña infló sus mejillas espolvoreadas de rojo carmesí, con un bolso de manos del color de su vestido, dio unos golpecitos en venganza contra el brazo de Harry, quien no paraba de reír.

—Lo siento, d- de verdad, pero… —sin poder respirar por la risa, Harry hizo una pequeña pausa para tomar aire—, ¿cómo te puedes perder viendo rosas?, ¡eso es imposible!

—Pues yo lo hice. —Esbozando un puchero tembloroso, Astoria se cruzó de brazos, intentando parecer algo digna, pero la gran sonrisa que Harry le regalaría luego de reír hasta quedarse sin aire, ablandó su humor hasta que olvidara porque estaba en un principio enojada.

—Lo siento, lo siento, —Harry siguió sonriendo,  la niña no pudo dejar de mirar esos ojos verde esmeralda iluminados por la luz del sol y la risa—, si quieres puedo llevarte de vuelta a la fiesta.

Astoria negó, con aire ensoñador y, sin en verdad pensarlo un segundo, se inclinó para dejar un cándido beso en los labios de Harry.

El heredero de los Potter no pudo reaccionar al momento, abrió los ojos como platos sin procesar con verdadera claridad los labios  de Astoria posados sobre los suyos, quietos y cálidos, dejando un toque de mariposas.

Fue una experiencia extraña.

Sintió, de repente, como su alrededor se veía con mucha nitidez, a los pájaros cantando sobre sus cabezas, al sol brillante cegando sus ojos, y la textura de mármol de la redoma donde estaban sentados bajo la yema de sus dedos desnudos. Sintió también a Astoria, con el frú frú de su vestido al inclinarse sobre él, y lo gracioso que se veían sus ojos firmemente cerrados intentando concentrarse en el suave toque de algodón sobre sus labios fruncidos.

Demasiado consciente, es como Harry describiría la experiencia de su primer beso, años después.

— ¡Los encontré!, ¡están por aquí! —Una voz muy conocida para ambos gritó, entrando al pequeño espació de la redoma, Draco pudo ver por un segundo el beso antes de que Astoria se apartara con tanta rapidez, que pareció como si desapareciera y reapareciera sentada unos centímetros más lejos de Harry.

Draco no habló, pero ambos vieron como la pálida cara del niño empezó a tornarse tan roja, que en cualquier momento parecía iría a explotar, sus cejas juntas fruncidas en un ceño furibundo.  Dando grandes zancadas, apartó a Astoria del banco, ella chilló cuando la mano de Draco la tomó de brazo como una pinza. Harry intentó defenderla, pero  Draco lo tomó con su otra mano y tal como hiciera Astoria hacía unos minutos, lo besó.

Astoria jadeó, sorprendida, sus manos cubrieron su boca pero sus ojos lucían incrédulos.

Fue muy diferente al beso de Astoria, porque los cálidos labios de Draco hicieron que un extraño calor subiera por su pecho y le secara la garganta. Contrariando esa sensación, las palmas de sus manos empezaron a sudar, y el cosquilleó en sus labios aumentó, la vergüenza y el calor en sus mejillas lo hicieron cerrar los ojos. Los segundos parecieron eternos antes de que Draco se apartara.

—Así es como se besa. —Draco dijo. Un sonrojo distinto, de vergüenza, adornaba su rostro cuando se apartó. Astoria protestó de nuevo, pero el niño rubio la calló—, los han estado buscando por todas partes, —se quejó con voz temblorosa, queriendo enmascarar el hecho de que también se sentía apenado—, no soy su niñera para buscarlos, me han hecho perder el tiempo.

Harry no encontró palabras con las cuales responder a los refunfuños de Draco.

— ¿Joven Mafoy? —Los padres de Astoria, una mujer pelirroja menuda de aspecto delicado junto a un hombre de cabello negro y bigote poblado que superaba por varias cabezas a su esposa, se asomaron por el camino por el que Draco había aparecido, enseguida sus rostros preocupados cambiaron al alivio. —Por Merlín, —exclamó la mujer, luciendo escandalizada—, pensé que algo les había pasado. Astoria, no puedes desaparecer de esa manera.

Los padres de Harry también aparecieron detrás de los padres de Astoria, ambas parejas le dieron sermones sobre no separarse de ellos, y les hicieron agradecer a Draco y a los otros adultos que los habían estado buscando. Se  habían dado cuenta de su ausencia enseguida y fueron a buscarlos con las personas más cercanas, y algunos niños que los habían visto caminar cerca del laberinto de setos.

A pesar de sentirse apenado y pasar el resto de la fiesta castigado, sentado en la mesa  esperando a que terminara todo para volver a casa, Harry no pudo apartar la insistente sensación de calidez en sus labios, ni el revoloteo incesante en su estomago al pensar en Draco.

-AprederAVivir-

Sirius saludó a otro par de políticos adinerados antes de darse un respiro e ir a las cocinas para descansar su rostro de la sonrisa ensayada que llevó durante toda la fiesta. Las últimas semanas habían sido un infierno, y decirle a Walburga sobre el embarazo fue un error del que hasta ahora se arrepentía.

Regulus y él se lo habían dicho una tarde, Sirius había pedido hablar con su madre, entrando a Grimmauld Place como si no llevara años sin pisar la casa. Cuando la noticia se notificó, la mujer no tuvo menor reacción,  parpadeó con calma, casi como si se lo esperara y al cabo de unos minutos, el genio Black tomó control de ella.

Lanzó hechizos con su estilizada varita de nogal negro en todas direcciones, gritando y bramando maldiciones mientras se tambaleaba en su entallado vestido negro de terciopelo. Media hora después y con sólo algunos rasguños como precio, Sirius y Regulus hablaron tranquilamente con una Walburga semi-desmayada en el reclinador de la salón de estar.

Que cómo le hacían eso a ella, que eran una desgracia y que no merecían que ella fuese su madre, que los había extrañado juntos en casa, que iba a ser abuela y que no podía esperar a ver a su nieto.

Sirius reconocía que su madre era una loca mujer estirada, pero aún con todo eso, igual era su madre, la misma que lo había arrullado en su regazo las noches que tenía miedo de dormir solo, la misma que había traído a Regulus con él. Ella se encargó del resto, ocupó a Keacher con las invitaciones, le dio la noticia a Orión, se encargó de la notificación formal a la familia, y rechazó la propuesta de Barty Crouch Jr.  para cortejar a Regulus.

Fue un torbellino imparable donde todo ocurría muy rápido como para procesarlo, Sirius decidió que se dejaría llevar.

James y Remus lo habían apoyado, por supuesto, aunque el último lo hizo con reticencia. Había en él aún una parte que reconocía a Sirius como su amante, sólo celos, nada más.

Sirius suspiró, bebiendo algo de Whiskey que los elfos de la cocina le sirvieron, el montón de cabecillas con orejas puntiagudas corriendo de un lado a otro preparando aperitivos,  el viejo y gruñón Kreacher los dirigía con su habitual mala cara.

—Sirius, —la suave voz de Regulus hizo que abriera los ojos, no sabía incluso cuando los cerró y se reclinó en la barra de la cocina para calmar su atosigada mente. Se veía bonito, con un traje negro que embutía su cuerpo delgado y abrazaba con encanto su vientre apenas abultado de dos meses, algo en verdad imperceptible a menos que se estuviese buscando—, ¿Estás borracho? —Inquirió al ver el Whiskey en sus manos, llevaba el suave cabello negro peinado hacia atrás para resaltar sus facciones agraciadas.

—No. —Sirius negó con voz firme acomodándose la túnica color azul, antes de que Regulus comenzara a reclamarle, —sólo bebía un trago, todo esto se ha acumulado en mi genio, pensé que tomar un respiro estaba bien.

Regulus suspiró, viéndose repentinamente, lamentable. Sirius notó unas ojeras que hace minutos no estaban allí.

—Tal vez… —Murmulló con voz firme, Sirius parpadeó ¿Regulus murmullando?, él pareció darse cuenta de su desencajo y alzó la voz para hablar con temple, como un Black siempre lo hacía—, quiero que hablemos, pero no aquí. Vamos  arriba.

Sirius asintió, dejando el vaso a medio tomar sobre la barra.

—Vamos.

Subieron en silencio las escaleras hasta el segundo piso, giraron y entraron al cuarto que Druella siempre tenía dispuesto para Regulus, el menor de los dos hermanos entró apenas vacilante y dio dos vueltas pareciendo pelear consigo mismo antes de hablar.

— ¿Estás- —se aclaró la garganta, con nerviosismo—, ¿estás seguro de esto?

— ¿De qué?—Sirius levanto una ceja, curioso. ¿A dónde quería ir ésta vez Regulus?

— ¡Sobre todo esto!—Exclamó, su rostro bonito se contorsionó en el más puro pánico, gesticulando con movimientos amplios. —De la boda, del bebé, de todo. Simplemente, ha pasado tan rápido, ¿casarnos en Diciembre? ¿En serio lo haremos? ¿De verdad yo…?

—Regulus… —intentó calmarlo, pero Regulus se sacudió los brazos de su hermano.

— ¡No me toques! ¿No te das cuenta? —Exclamó. — ¡No sé si podré hacerlo!  ¡Tú no sabes cómo hacerlo!, ¡¿cómo lograremos siquiera llegar a un mes de matrimonio?! Hace dos meses no pensábamos que esto pasara más allá de un acostón.

—Cálmate. —Con un fuerte agarre, Sirius al fin pudo sujetar a Regulus de ambos hombros y mirarlo a los ojos; ambos iris grises concentrados en el otro. —Lo haremos. —Le aseguró. —Tal vez lo hagamos mal, por Morgana, yo también tengo miedo, Regulus.  Pero lo haremos, así que deja de llorar.

Regulus no se había dando cuenta, pero entre su petorata y el constante tambaleó mientras hablaba, había empapado sus mejillas con lágrimas. Las limpió y se enjugó la nariz.

—Es el embarazó. —Se excusó.

—No seas estúpido. —Sirius bromeó, abrazándolo. —Siempre has sido un dramático.

La broma logró arrancar una risa de Regulus, ambos hablaron en voz bajita, en desacuerdo sobre muchos puntos, sobre como criar a su hijo, o la relación que mantendrían con su familia. No sería perfecto, no tendrían todo solucionado, pero tenían una idea y el cariño que los unía era más grande que sus desacuerdos. Eso, suponían ambos, era lo bueno de tener como pareja  a su hermano, a alguien de la familia.

Salieron de la habitación en silencio, mas el sonido de las escaleras los hizo mirar hacia arriba, Remus y Lucius hablaban entre murmullos, Malfoy intentaba posar sus manos en las caderas de Lupin mientras que éste se las sacaba de encima, con el ceño fruncido y una clara negativa de querer ser tocado. Se dieron cuenta que los observaban justo cuando se toparon en el descanso de la escalera.

—Oh —Remus murmuró—, nosotros…

— ¿Narcissa lo sabe? —Regulus inquirió con rabia, la voz rasposa por el pasado llanto no le restaba fuerza a su voz.

Lucius se enderezó, recuperándose de la sorpresa con orgullo.

—Lo sabe, y lo aprueba.

Regulus no pudo decir más, bajó las escaleras con la indignación a flor de piel.

Sirius lo siguió, mas una acalorada pelea con Remus se hizo en la noche, cuando pudieron hablar sin ninguna relativa interrupción. Sirius no aprobó la relación, Remus le recordó que no necesitaba tal aprobación, menos cuando pronto se casaría y con esa misma determinación con la que habló, se marchó de la casa que compartían en el valle de Godric, dispuesto a  alquilar un lugar en el Caldero Chorreante.

-AprenderAVivir-

— ¿Qué hiciste qué? —Blaise inquirió, con la boca abierta como la de un pez sin agua.

—No tan alto. —Draco le dio un golpecito y después de mirar a ambos lados del árbol donde se habían escondido, volvió a mirar a Blaise—Sí, bese a Potter, en los labios.

—Wow. —El chico italiano rió mirándolo con ojos de incredulidad, — ¿a Potter? ¡Vamos! Sé que es muy lindo, pero es sólo un niño, ¿qué acaso te gusta?

— ¡No! —Draco bramó, con una expresión similar a como si un sapo estuviese atorado en su garganta. —Sólo pasó, fue…divertido, supongo.

—Supones… —el chico  de tez morena inclinó su cabeza y lo miró por unos largos segundos, antes de esbozar un sonrisita y decir algo en italiano.

— ¿Qué dijiste?

—Buena suerte, amigo mío.

Blaise se había dado cuenta, al igual que Theodore Nott sobre el actual y precario estado en el que se encontraba Draco, con una sonrisa sacudió su mano en una despedida para ir hasta donde Pansy encantaba a un par de damas con sus excelentes modales.

Draco no pudo entenderlo, no lo entendería hasta años después, cuando fuese lo suficiente  maduro como para reconocer el suave sentimiento que presionaba su pecho cada que veía a Potter pasar frente a él.

Se distrajo el resto de la fiesta con Regulus, el cual lo consintió presentándolo como su único y más encantador sobrino, logrando sonrojarlo por otra causa que no fuese el recuerdo de los dulces labios de Harry Potter contra los suyos.

Al cabo de una hora el centro de atención de la fiesta de compromiso pasó de ser Regulus y su incipiente embarazo, al invitado que la esposa de Rodolphus Lestrage, Bellatrix, paseaba como un amigo intimo. El susodicho era nada más y nada menos que el guapo profesor Tom Riddle, el hombre se paseó con gracia enganchado del brazo de una sonriente Bellatrix, saludaron a los prometidos y platicaron con cada persona importante en la fiesta.

—Señora Potter, es un gusto verla.—En un momento Lily hablaba con Tonks y Andromeda que a regañadientes habían sido invitadas a la fiesta, y por el mismo motivo por el cual no era deseadas en ellas, yacían apartadas en una lejana mesa de recepción al aire libre. Al otro lado, estaba frente a Tom Riddle, su antiguo profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras; el hombre seguía igual como lo recordaba: joven, guapo y con sus suspicaces ojos rojos atravesándola, aquellos ojos siempre le hicieron sentir intranquila.

—Profesor, es un gusto verle. —Carraspeó, intentado ocultar su voz temblorosa, dio su mano para que Riddle la besara, como dictaba el protocolo bajo la afilada mirada de Bellatrix, la cual no apartaba su enredado brazo del hombre.

El toque de los dedos de Riddle contra su mano enguantada dejo, como siempre, un escalofrío que atravesó sus huesos.

—Por favor, Lily, llámeme Tom, hace años dejé de ser su profesor. —El hombre sonrió, la encantadora sonrisa no hizo más que fortalecer el sentimiento de angustia en el pecho de Lily.

—No sería correcto, —ofreció como excusa—, es una sorpresa tenerlo aquí.

—Es hoy mi invitado. —Bellatrix  se introdujo en la conversación, el brillo en su mirada evidencia su disgusto por Lily—, pensé que una mente tan brillante debería de estar en un evento social tan esplendoroso como la fiesta de compromiso de mis primos.

—He venido por su insistencia, en realidad. Estaba sumergido en un proyecto cuando esta encantadora dama me sacó de mis laboratorios. ¿Cómo no hacerlo? Goza de una gran persuasión. — Bellatrix lució evidentemente halagada ante las palabras de Riddle, más había algo más bajo aquellas palabras, ¿Quizás una insinuación? Los inteligentes ojos de Riddle brillaron con algo desconocido, Lily nunca había confiado en esa encantadora fachada  de caballero desde hacía mucho—, sobre usted, Lily, si me permite llamarla de “tú”; he oído  muy poco. Sé que dejó su carrera en el Departamento  de Misterios como Inefable, he logrado conocer a la causa, su hijo, Harry, un chico encantador.

Lily sintió una repentina angustia, se percató por primera vez desde que Harry entrara a Hogwarts que ese hombre era su profesor.

—Oh. —Ella musitó—si, él no me ha hablado mucho sobre sus clases.

— ¿Es así? —Incluso lució sorprendido. —, es un chico fuerte, tiene una magia muy resistente, me recuerda a la suya.

— ¿De verdad? —Lily sintió que vomitaría en cualquier momento, su rostro pálido miró hacía la mesa donde Harry estaba castigado por el resto de la fiesta—, siempre ha sido tan delicado de salud.

—Más es fuerte, es inexperto, pero su firma mágica es tan parecida a la suya, Lily, que no me sorprendería que si se vuelve Inefable, al igual que usted.

La conversación giró en torno a las clases y al trabajo de Lily hasta que Bellatrix se aburrió de incomodarla, y la pareja se marchó. Lily estuvo tan conmocionada que no pudo notar los murmullos que Riddle y Bellatrix dejaban tras ellos, las sospechas de cómo Rodolphus era tan ciego para no notar la obvia intimidad que se escondía tras los roces inocentes de su esposa y su presunto amigo.

-AprenderAVivir-

Para cuando la fiesta de compromiso hubiese llegado a su fin, Harry se había quedado dormido sobre la mesa, y Draco aburrido de todos los invitados. Narcissa, con su frágil salud y deber de madre consentidora, lo llevó a casa apenas el sol tocó las montañas para formar el crepúsculo. Lucius se quedaría, asechando los pasos que Remus diera a través del patio de la casona de los Malfoy, con la afilada mirada de Regulus siguiendo cada paso, sin entender en su totalidad como su prima permitía tal desfachatez frente a sus narices.

Los prometidos despidieron a cada invitado con una sonrisa, se les permitió lucir cansados luego, cuando hubiesen atendido todos sus deberes como anfitriones y agradecidos por todos los regalos por las buenas nuevas.

Harry no fue despertado, sino que lo llevaron a casa cargado y lo depositaron en la cama con un beso en la frente, sin corazón para despertarlo sólo para cambiarlo. Septiembre llegó después de la fiesta, y el incidente del beso reptó con rapidez hasta el día once, cuando menos lo pensaron Draco y Harry se vieron frente a frente en el expreso de Hogwarts. Ambos, intentando actuar con naturalidad, sólo causaron que su encuentro pasase desapercibido.

—Potter. — Draco masculló con aparente desinterés,  no le dedicó  otra frase o mirada al pasar a su lado por el pasillo. Blaise y Nott apenas contuvieron sus risas, la pequeña Astoria paso ruborizada con el rostro oculto en sus rizos negros. E l resto de los amigos Slytherin de Draco pasaron con la nariz en alto.

Ron no pudo evitar dejar caer la quijada.

—Él sigue sin insultarte, —musitó, empujado a Ginny dentro de la cabina. —Y tú no dijiste nada.

Harry se sonrojó.

—Sólo maduramos, Ron. —Intentó excusarse, se dejó  caer en el puesto de la esquina frente a la ventana sin dejar derecho a réplica, su ceño fruncido y mejillas rojas vaporosas lucieron sospechosas.

Hermione frunció el ceño.

—Madurar, por supuesto. —Ella dijo con tono por demás jactancioso para una niña de 12 años, mientras pasaba su libro de Historia de la Magia. Harry frunció más el ceño, para sorpresa de Ginny, pero no dijo nada más.

Las primeras semanas del Segundo Año para ambos permanecerían así, con fríos saludos que aparentaban asperezas. Sin mencionar bajo ninguna circunstancia el susodicho beso que los hacía sonrojarse hasta la coronilla.

Por suerte, duró poco.

Notas finales:

Gracias por haber esperado tanto, han sido muy pacientes y considerados, espero que el capítulo haya valido la pena.  Gracias a los que dejan review y me apoyan ya sea con un fav o follow. Pienso  abarcar la mayor parte de la adolescencia de estos dos, así que por favor tengan paciencia con su paso lento.

Y no linchen a Astoria, es una niña dulce.

También quería informarles que la portada de este fanfic fue nominada a "Mejor portada" en los Amortentia Awards así como en otras categorías con otros fanfics, si están al tanto de este evento le agradecería votar por esta portada y así promocionar a la artista original, una chica de china llamada Sunflowers  de Tumblr que hace ediciones preciosas.

Aquí la artista original del fan arts, Sunflowers.

Y los Amortentia Awards

Gracias por leer :)


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