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Accidentalmente por Downer

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Notas del capitulo:

Después de unos cuantos años me di cuenta que no llegué a actualizar este fanfic D: no sé si alguien lo leerá, pero aquí viene el capítulo 2 :)

Levi no abrió los ojos directamente al despertar. Primero suspiró y se estiró. Al hacerlo su mano chocó contra el cálido cuerpo que descansaba a su lado. Sorprendido, dio un respingo y se incorporó en la cama. Al ver a Eren sus ojos se abrieron mucho y miró alrededor como buscando el motivo de por qué estaba ese mocoso en su cama.

—¿Eren? —susurró , y le zarandeó. El chico murmuró algo en sueños, pero no se despertó. Levi insistió hasta que abrió los ojos. Eren se incorporó tan violentamente que se cayó al suelo.

—¡Auch! —el joven se golpeó en la cabeza al caer. Levi se asomó al borde de la cama y le miró con cara de pocos amigos.

—Eren, ¿qué estás haciendo aquí?

El muchacho le explicó, algo nervioso, lo que había ocurrido con Hanji y que había tenido que cuidarle.

—¿Estás seguro de que te pedí que te quedaras a dormir? —sonaba algo desconfiado.

—S-sí, señor. Usted tenía fiebre y…

—Entiendo —le cortó el mayor—. Ya estoy bien así que puedes irte.

—Sí, señor.

Al levantarse, Eren notó un curioso bulto en los pantalones. Levi también se dio cuenta. Avergonzado, se tapó la entrepierna con las manos como pudo mientras se ponía rojo como un tomate. El chico salió corriendo de la habitación, disculpándose a gritos por su “estado”.

Cosas de niños, pensó Levi, y una fina sonrisa se dibujó en sus labios.

Eren corrió hasta su habitación en los calabozos del castillo. Se metió corriendo en la cama y comenzó a maldecirlo todo. Joder, qué vergüenza, ¿por qué tenía que pasarle eso a él? ¿Y si ahora el capitán le consideraba débil por haberse levantado duro o algo así? No, eso no tenía sentido, seguro que a su superior también le había pasado a veces… Al imaginarse a Levi en ese estado un extraño rubor cubrió sus mejillas, rubor que se incrementó al recordar que la noche anterior le había dado un beso. No, no, no, no. Eso había sido por la droga de Hanji, seguro. Intentando convencerse a sí mismo de que aquel amago de beso no le había afectado, se levantó y fue a buscar a Armin y Mikasa.

Levi no tardó en ducharse y bajar a desayunar con Erwin y Hanji como de costumbre. Una inquietante duda no paraba de rondarle la cabeza. No recordaba apenas nada de lo que había ocurrido la noche anterior, pero era consciente de que Eren le atraía bastante. ¿Y si había dicho o hecho algo extraño con él? Después de todo habían dormido en la misma cama. Sabía que la única forma de saberlo era preguntarle al muchacho, pero dudaba que este fuera a responder la verdad en caso de que hubieran hecho algo. Probablemente le daría mucha vergüenza e inventaría alguna excusa barata.

Cuando llegó al comedor y vio a Hanji, notó que las venas se le hinchaban. Todo era culpa de aquella mujer.

—¡Tú, loca! ¿En qué estabas pensando?

La mujer no se intimidó ni un poco por sus palabras.

—¿Estás bien ya, Levi? —preguntó con un gesto de la mano.

—La cabeza me duele horrores, ¿qué mierda me diste?

—Creo… que es mejor que no lo sepas… —se rascó la cabeza con  esa cara suya de inocencia, tan poco creíble— Al menos te dejé en buenas manos, ¿no?

Levi la miró con odio y ella rio.

—¿A qué te refieres con “buenas manos”?

—Bueno, te pusiste a llamar a Eren como loco, parecía que te iba a dar algo si no le veías. “¡Eren! ¡Eren!” —le imitó chistosamente— Así que le dejé a cargo de ti. A saber la noche que le has dado al pobre muchacho. Espero que al menos le hayas dado las gracias por cuidarte.

—No tengo nada que agradecerle a ese mocoso.

—Enano cascarrabias.

—Bruja.

Erwin sonrió mientras daba un sorbo a su café. Las “peleas” entre esos dos eran muy divertidas.

Cuando Armin le preguntó a Eren dónde había estado la noche anterior, este le contó lo ocurrido con su superior. Omitiendo, por supuesto, el beso y lo que había pasado por la mañana. El rubio no pudo evitar soltar un par de carcajadas cuando su amigo le contó las payasadas que el sargento había hecho y esto hizo que Eren viera todo de otra forma. Había sido una buena noche, sin lugar a dudas.

—¿Por qué pidió que fueras tú a cuidarle? —preguntó el rubio inocentemente. Eren se encogió de hombros.

—No lo sé, la verdad. Tampoco importa mucho, estaba delirando.

—Pero tenía que haber un motivo. Leí que bajo los efectos de las drogas al cerebro le cuesta elaborar mentiras. Es decir, todo lo que hizo el sargento lo hacía porque de verdad sentía esa necesidad. Por ejemplo, si se subió a una silla, se bajó los pantalones y te dijo que escucharas atentamente —soltó una risita al imaginarse la escena—, era porque él de verdad escuchaba algo al hacer eso. Producto de su imaginación, sí, pero para él era real. Así que si te llamó explícitamente a ti también tuvo que ser por algo.

Eren escuchó atentamente la explicación de Armin. Tenía sentido, no cabía duda de eso. Pero si el chico estaba en lo correcto, ¿por qué le había llamado precisamente a él? ¿Qué motivos podía tener el hombre más fuerte de la humanidad para querer que estuviera con él un chico de quince años? Pero lo más preocupante era que le había pedido que durmiera con él y después le había besado. ¿En serio sentía la necesidad de hacer aquello? Un repentino rubor cubrió sus mejillas.

—¿Eren? ¿Qué te pasa?

—Nada.

Dieron igual todas las cosas con las que intentó distraerse, no dejaba de pensar en su sargento. Si hizo esas cosas debe ser porque le gusto. Esa idea no dejaba de rondar su cabeza. Era consciente de lo egocéntrico e infantil que sonaba, pero ¿qué otra cosa podía pensar?

Él tenía claro que no era gay ni mucho menos, pero no le desagradaba pensar aquello. Se sentía importante, por así decirlo. Durante la mañana se cruzó con el hombre un par de veces y puso los cinco sentidos en descubrir si le miraba de algún modo especial. Nada. Levi era tan indiferente con él como de costumbre. ¿Y por qué le molestaba tanto? Que ese hombre no le hiciera caso siempre había sido un milagro. ¿por qué ahora no?

Cuando llegó la hora del almuerzo, igual. Estuvo todo el rato pendiente de su superior. Aquello era estúpido, no dejaba de repetírselo a sí mismo, pero tampoco podía evitarlo. No es extraño que un adolescente se caliente la cabeza con tonterías, después de todo.

El día transcurrió aparentemente tranquilo, aunque el mocoso de Eren no dejaba de mirarlo. Le ponía de los nervios. ¿Y si realmente había hecho algo indebido? Tenía que preguntarle. Debía encontrar la manera de quedarse con él a solas.

Sucedió. No se dio cuenta de en qué momento ni por qué, pero acabó pensando en qué pasaría si a él también le gustara el sargento. Se imaginó besándole, acariciando su cuerpo, y para su sorpresa no le disgustó tanto. No le gustaban los hombres, pero ¿y si él era una excepción?

Por la tarde, cuando estaba descansando en una habitación con Armin y Mikasa, Levi irrumpió de pronto. Tenía un gesto serio que hizo que los tres se pusieran en pie de golpe.

—Ackerman, Arlelt, Hanji tiene trabajo para vosotros. Tú, ven conmigo. —tras decir eso se dio la vuelta y salió por la puerta tal y como había venido.

Eren se quedó de piedra. ¿Qué fuera con él? Se sintió repentinamente nervioso. Miró un instante a sus amigos, que parecían tan perplejos como él, y después echó a andar detrás del hombre. Le siguió en silencio por una serie de pasillos hasta que el mayor entró en una de las habitaciones vacías del castillo. Cuando Eren entró, Levi cerró la puerta con llave.

—Lamento interrumpir tu rato de descanso, pero tenía que preguntarte algunas cosas —dijo el hombre recostándose contra la pared con los brazos cruzados.

—No importa —contestó Eren esbozando una sonrisa forzada.

—¿Qué hice? —preguntó Levi, y al ver que el menor no respondía, inquirió— ¿Cuál fue mi comportamiento anoche?

—Ah… eso… pues verá…

Eren le contó al hombre lo mismo que le contó a Armin antes, que había estado haciendo cosas sin sentido durante horas. Le daba vergüenza decirle que le había besado. Cuando terminó su relato, los ojos de Levi le estaban taladrando.

­­—Lamento lo ocurrido. ¿Hay algo más que deba saber?

—No.

El sargento le miró como si no le creyera.

—En ese caso puedes ir a descansar. Apuesto a que ha sido una noche larga para ti.

Tras decir eso se dispuso a abrir la puerta de la habitación, pero justo cuando estaba metiendo la llave, la voz de Eren le hizo detenerse en seco.

—Me besó.

Levi se giró para verle. Miraba hacia el suelo y tenía las mejillas sonrojadas.

—Usted me besó, señor.

No tenía que habérselo dicho, era un idiota. Ahora no sabía dónde meterse, quería irse de allí lo antes posible y desaparecer.

—¿Cómo? —la respuesta de Levi le pilló totalmente desprevenido— ¿Cómo te besé?

Al ver que el chico no respondía empezó a mosquearse.

—¿Cómo te besé, Eren? Maldita sea… —agarró de la camisa del joven y tiró de él para dejarlo acorralado contra la pared. Eren se fijó en sus ojos, que ahora estaban muy cerca. Por primera vez vio frustración reflejada en ellos —¿Cómo fue? ¿Podrías repetirlo?

Tardó unos segundos en darse cuenta de que le estaba pidiendo que le besara. Entonces tragó saliva y, con manos temblorosas, sujetó los hombros de Levi y se inclinó lentamente hacia él mientras iba cerrando los ojos.

Los labios de Eren eran más blandos y cálidos de lo que había imaginado. Su contacto era reconfortante y dejó que sus párpados cayeran a plomo. Sintió algo bullir en su interior, un calor que hacía mucho tiempo que no sentía. Y le gustaba.

Cuando el muchacho se separó de él, le miró. Bajo sus ojos verdes, las mejillas estaban rojas.

—¿Te gustó? —preguntó el mayor sin más. Eren asintió lentamente, poniéndose más rojo aún.

—Bien —eso fue lo último que dijo el hombre antes de abrir tranquilamente la puerta y salir de la habitación como si nada, dejando atrás un pequeño corazón de titán que latía con fuerza.

Notas finales:

Espero que os haya gustado!!! Por supuesto los reviews son bien recibidos :D Continuará...


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