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Anhelos Clandestinos por AgnesNOI

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No pude dormir, odio cuando no puedo dormir.  Reconozco que me convierto en un completo monstro cuando estoy aletargado. Lo bueno es que puedo descargar mi enojo sobre los estudiantes.

Todo fue culpa de ese imbécil de Gabriel Ferrante, si, investigue su archivo personal, tengo ingreso completo a ellos, no fue difícil engatusar al director para que me diera la clave de acceso.Él era buen estudiante hasta que cumplió los once años, de ahí sus notas dieron un giro completo, el porque no lo sé y tampoco me interesa, había las suficientes notificaciones y quejas por parte de maestros como de padres de familia para ser expulsado ese mismo año, era claro que estaba recibiendo un buen trato por parte del director. Desgraciado, su familia también estaba interviniendo por él y tiene la osadía de reclamarme, hipócrita.

Era la primera vez en un mucho tiempo que un completo extraño que me hablaba de esa forma tan descarada, agggg ahora lo que menos quiero es encontrarme con él, si lo vuelvo a descubrir en el gimnasio…

Mis pensamientos fueron interrumpidos de golpe. Me encontraba de pie en medio del pasillo, no estaba ciego sabía que era él quien se estaba dirigiendo hacia mi, incluso me saludo con una gran sonrisa tapizada en su rostro, como si fuéramos conocidos o amigos, ¿espera que responda?, lo siento pero no se como hacerlo, como dije antes no tengo idea de como comportarme con las personas y mucho menos cuando son tan fraternales conmigo. Él estaba tan sonriente como si horas antes nada hubiera ocurrido, está fingiendo, es claro, ayer estaba tan rabioso y tan explosivo, un cambio sustancial en su personalidad, incluso anoche pensé que iba a golpearme, ja si se atreve a tocarme juro que lo destruyo a él y a toda su familia, no, estoy exagerando bien se que necesitaba que alguien me ponga en mi lugar, eso me a permitido percatarme de cosas que ni siquiera han pasado por mi sosegada mente. Divague siempre lo hago, maldita costumbre de pensar en cosas que no vienen al caso, ahora Ferrante estaba de pie justo en frente mío.

 

-          Hola – me dijo sin mas. No pude responder, me quede pasmado, no salía ningún sonido de mi garganta ni siquiera alguna palabra sin sentido, vamos que te pasa ¿es acaso que te sientes intimidado? Él se puso serio al instante, frunció el ceño, su cuerpo se tornó rígido.

 

-          Emmm… Hola – respondí antes de que estalle de nuevo, no quiero que haga una estúpida escena frente toda esta gente ajena. Gire sobre mi eje regresando por el camino que ya había recorrido hace unos minutos.

 

-          Leandro – me siguió. ¿Por qué lo hace? Si es obvio que no tengo deseos de hablar con él, y no es porque me apeste su presencia, bueno en parte si -  quería disculparme por la forma como te hable ayer -. Me detuve en seco, otra ves,  este chico provoca que mis ideas se escapen, hace que mi mente quede completamente en blanco. Como si esperara a recibir nueva e interesante información. ¿Disculparse? Pero si es claro que no se arrepiente es mas pensé que me odiaba a muerte, preferiría que fuera de ese modo así no tendría que pasar por esta situación tan complicada. ¡Yaaaaa! Concéntrate, maldición! Una cosa importante, ¿sabe mi nombre? Haaa estuviste investigando maldito listillo. Se le ocurrió la misma idea que a mi.

 

-          Gabriel, no voy a notificar nada al director, así que no hay necesidad que hagas algo que no quieres hacer – Sí! Ya era hora que el atontado sea él. Di en el blanco, él estaba disimulando, era evidente que seguía sintiendo y rememorando la noche pasada. Abrió los ojos como platos, se relajó, tomo una gran bocanada de aire y finalmente sonrió.

 

-          Gracias – ahora si debo admitir que tiene una bonita sonrisa, se ve sinceridad expresada en ella no como la de la otra noche, era falsa, fue fácil captarlo gracias a su cambio repentino de actitud, de personalidad. Era como si llevara puesta una máscara en donde estaba expresada una amabilidad eterna, cuando en realidad, detrás de ella se encuentra a la deriva agonizando por un poco de existencia. Bueno le correspondí con una sonrisa aunque en realidad era una mueca curvilínea, es lo mejor que pude hacer.El nuevamente se rio por eso. Puedo irme tranquilo, las cosas están arregladas y no hay porque darle más cuerda a este estúpido tema, espero no tener que cruzar palabra nuevamente con este tipo. Lo mejor es que nuestras existencias mutuas sigan como estaban en un principio, impalpables. Nuevamente di media vuelta y continúe con mi camino, no pude evitar regresar a ver. Este chico es popular he, pensé  al verlo con una chica al instante.

 

Me encontré de paso con un colega del consejo, me informo que tenía que dar una charla motivacional a todos los estudiantes que están en la lista negra del director, aquellos estudiantes que están desviados y que definitivamente terminaran perdiendo el año. Porque rayos tengo que hacerlo yo si el colegio dispone de 50 docentes preparados para esta clase de cosas, mierda, esta abusando el “querido” director Valenzuela. Aggg genial, justo ahora que estoy de un “Excelente” humor tengo que ir a mentirles a esa bandada de vagos, y de seguro que el infeliz de Gabriel va a estar ahí. ¿Por qué tanto odio hacia él?, le estoy dando demasiada importancia a algo del tamaño de una ameba.

Enterrado en mis pensamientos como estaba no me percate que mi compañero de clase estaba parado justo a mi lado.

 

-          Estas disperso – me dijo. Emilio Webber, es la única persona a la que le considero mi compañero, lo conozco desde la primaria, el conoce absolutamente todo de mi vida y yo conozco solo una parte de la suya, básicamente por que él pone mas empeño en esta amistad, arregla las salidas, reuniones, se preocupa por entenderme y  descubrirme, mientras que yo simplemente le sigo y contesto desinteresadamente, siempre cortante ese soy yo.

 

-          No es verdad, solo me encontraste en un pésimo momento, el director quiere que de una charla a los quedados – dije desesperanzado.

 

-          Haaaaa y es por eso que estas tan emocionado? –  ¿Qué? ¿emocionado? ¿Por qué?. Le mire claramente confundido. De que rayos estaba hablando, si es mas que obvio que no quiero preparar una maldita charla motivacional.

 

-           ¿Emocionado, por qué lo dices?  No, más bien estoy enojado, asqueado y adolorido gracias a este maldito  dolor de cabeza,  -  Levanto una ceja en señal de que no creía una palabra. Aunque yo sentía que era la verdad, haaaa tú me conoces mejor que yo mismo. Emilio es el único que puede leerme como a un simple ensayo.

 

-          ¿Por qué no haces algo por tu salud? Has estado así desde el inicio de tu presidencia, trata de cuidarte un poco más, descuidado –  dejo el tema atrás, siempre me deja con una incógnita, como odio cuando hace eso. Coloco su mano en mi cabeza y comenzó a desordenarme el cabello.

 

-          No me trates como si fueras mi madre – dije apartando su brazo.

 

-          Hahaha me gusta hacerlo “manzanita” –

 

-          Shhhhh no me llames así en medio del pasillo – dije enojado tapando su boca con mis manos.

 

-   ¿”Manzanita”? – dijo una vos distante, conozco a quien le pertenece esa vos, mierda porque justo ahora. 

 

-          Gabriel, tu no escuchaste nada – voltee al instante con un rostro y tono de lo mas serio.

 

-          No de echo creo que escuche muy claro manzanita –

 

-          Gabriel eh? Así que este es tu nuevo amigo  - vamos Emilio no estoy para tus ataques de celos.

 

-          No, no lo soy. Solo vengo a devolverle algo que encontré en el pasillo – extendió su mano y mostro una pequeña libreta de notas. Si, era mi libreta se supone que siempre la tengo en mi bolsillo, no me percate que la había perdido.

 

-          La hubieras tirado a la basura, ¿porque tantas molestias por una simple libreta? – dije sujetándola. Era demasiado extraño que él se haya tomado el trabajo de venir en persona a entregarme este simple articulo.

 

-          Pero que desconfiado, te estoy haciendo un favor, se supone que lo único que deberías decir es “gracias”. Ustedes los ricos piensan que todos son como ustedes. –  Es inevitable no pensar mal, las personas siempre actúan con segundas intenciones.

 

-          Las personas no actúan en función de la otra a menos que ellos también salgan beneficiados en algo – Emilio me quito las palabras de la boca

 

-          Entonces en otra ocasión la tirare a la basura – sí, ahora Gabriel esta enojado.

 

-          Jajaja, gracias – ¿Me reí? No sé porque medio gracia verlo encolerizado, quería hacer una rabieta pero sabía que no saldría bien parado si lo hacía. Admito que nos hemos pasado de la raya, no hay nada de malo en ser generoso con alguien y que alguien lo sea contigo. Lo siento pero en el mundo en el que yo vivo es algo inevitable ser desconfiado.

 

-          De nada – dijo confundido pero devolviéndome una sonrisa.

 

-          Leandro, llegaremos tarde – Dijo Emilio tomándome del brazo.

 

-          Nos vemos – dije, él se quedó estupefacto y finalmente me respondió con un adiós de mano.

 

Luego de clases pase mas de dos horas encerrado en la sala del consejo, arreglando un montón de papeles que el anterior consejo no había archivado, según me dijo el director. Ahora que lo pienso detenidamente ¿no se supone que las facturas, memos, circulares y notas estudiantiles tienen que ser archivadas y ordenadas por una secretaria? Aggg maldito director Valenzuela, quien cree que soy ¿su maldito empleado de tiempo completo? ¡Ni si quiera me paga! ¿Cree que tengo tanto tiempo libre como él? ¿Por qué siempre tiene que delegar sus obligaciones a otros? Es por eso que este colegio se está yendo al caño, todo gracias a que Valenzuela es un incompetente. Estoy tan cansado que no quiero ni moverme, podría dormirme sobre el escritorio, pero aún me faltan como unos doscientos archivos que ordenar.  Mire la hora en mi celular, eran las cinco en punto, se supone que a esta hora tengo que emprender mi búsqueda furtiva de estudiantes, pero no tengo tiempo, quiero terminar con esto lo antes posible. Tome mi maleta y metí cuanto papel encontré dentro, no me queda de otra mas que terminar todo en casa. Aggg no quiero ir a casa, es mas ameno estar aquí ya que al menos mantengo mi mente ocupada. Tal ves sería más practico ir a una cafetería, y podría llamar a Emilio para que me eche una mano. Pero… ¿Mi celular? Palpe los bolsillos de mi pantalón, no. En mi maleta, no. Carajo, ya  estaba cerca de la salida cuando recordé que lo había dejado sobre el escritorio. Di media vuelta y regrese sobre mis pasos. Cuando llegue a la puerta la halle semi abierta, ¿Qué? Al abrirla cruce el umbral y mire derredor, me encontré con aquella mirada que ya conocía, ese color de ojos topacio, y ese sentimiento de preocupación plasmado en todo su rostro.

 

-          ¿Por qué no me sorprende que seas tú a quien siempre encuentro haciendo alguna estupidez? – lo vi claramente, estaba rebuscando algo entre los cajones de mi escritorio. Gabriel me miro congelado, llevaba su mano la libreta que hace unas horas él mismo me había devuelto. Eso también lo había olvidado seguramente dentro del cajón que él estaba escudriñando - ¿Qué planeas hacer con eso? – dije señalando hacia la libreta. Él la miro y la guardo en un bolsillo de su pantalón.

 

-          Planeaba devolvértela mañana – dijo sonriendo sínicamente. ¿Quién es este? Es como si fuera una persona completamente distinta

 

-          Regrésamela, ahora – estoy molesto, ¿acaso está jugando conmigo? – si no lo haces, te juro que provoco tu expulsión. – se puso tenso y frunció el ceño. Luego su semblante cambio enormemente, se volvió triste y acongojado. Ya no la lleva puesta, la máscara. Parece que ahora el verdadero Gabriel salió a flote.  

 

-          Por favor… Leandro,  en serio la necesito. – ¿esta suplicando? Estoy confundido. ¿La necesita?

 

-          ¿Para qué?... La leíste, ¿verdad? – ahora todo es más claro, como no me percate antes, ahí tengo algunas notas de estudiantes que están a punto de ser expulsados, claro que de eso debo hacer un reporte y entregárselo al director. Él debió haber leído su nombre cuando la perdí.

 

-          Quería quemarla, no puedo dejar que me expulsen, estaría muerto si lo hacen. Ahora que estas aquí ya no hay necesidad de hacerlo, así que te lo… -

 

-          Silencio – lo interrumpí de golpe levantando mi dedo índice como señal. Agudice el oído tratando de captar mejor lo que creí haber escuchado. Tenía razón, se trataba del eco de unos pasos acercándose. Me asome por la abertura de la puerta para calcular que tan lejos se encontraba esa persona. Estaba a tan solo unas cuantas zancadas. ¿Qué es lo que tiene en la cabeza el director? ¿Acaso viene asegurarse de que termine con sus malditos archivos? Corrí lo mas deprisa que pude, llegue frente a Gabriel, tome su mano y lo jale hacia un armario donde se supone guardamos las cosas del consejo. Gracias a Dios aun esta vacío. Cuando entramos no tuvimos tiempo de cerrar la puerta por que el director ya se encontraba dentro de la sala, quedo entre abierta, así que lo vimos atravesar la estancia y caminar directamente hacia el escritorio, vio mi celular pero hizo caso omiso. Comenzó a buscar algo con la mirada, y me dio la sensación de que observaba exactamente a esta dirección. Ahora si estamos muertos, pensé. Pero no fue así, lo que el director quería era unas carpetas que estaban en unos anaqueles colocados a la izquierda del armario. Suspire, y luego escuche como Gabriel también lo hacía. Me había olvidado que él aun seguía conmigo, y lo que es peor, aun estábamos asidos de la mano. Quise soltarme, pero él me sujeto con mas fuerza, lo mire confundido, gracias a la luz que se filtraba a través de la abertura logre ver sus facciones. Él estaba aterrado, miraba atento cada movimiento que el director realizaba, ahora entiendo porque no quiere soltarme. Definitivamente él teme por su expulsión, le teme al director, o mejor dicho teme a todo lo relacionado con ese aspecto. Cuando al fin Valenzuela se marcho, salimos del armario, todavía cogidos de la mano. Me adelante un poco, dándole las espaldas a Gabriel y dije algo que jamás pensé saldría de mi boca.

 

-          Gabriel, el director no tiene porque enterarse de lo ocurrido, pero en definitiva tienes que dejar de hacer lo que hasta ahora has hecho, me lo tienes que prometer. – no sé como salieron esas palabras de mi boca, yo estaba disperso lo sabía, mirando algún punto en el espacio. Tenía la mente completamente en blanco, no entiendo como es que salieron tantas palabras y con un sentido aparente cuando en realidad no pensaba lo que decía. Sentí como su agarre se debilitaba, volteé para verlo a los ojos, estaba desconcertado pero aliviado al mismo tiempo. Le brinde una media sonrisa y me marche.

 

¿Por qué es que con él tengo el complejo de benefactor? No entiendo la razón del porque quiero ayudarlo, de querer quitar esa tristeza que tiene en su mirada, de querer siempre ver esa sonrisa tan sincera como la de la ves pasada. De querer que abandone por completo esa maldita mascara. De querer abrazarlo y esconderlo por siempre de todo mal. No entiendo, como puedo sentir eso por él, si ni si quiera por mi familia lo hago.

 

Notas finales:

Comenten ;)


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