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El Burdel de Tom Malvolo Riddle por PauliBlack

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Notas del capitulo:

Perdonen mi tardanza u-u espero sepan perdonarme pero intentare acutualizar mas seguido, esta vez es encerio

_ Bien Sirius… Ahora revuelve tres veces hacia la derecha y una a la izquierda, cuando lo hagas yo agregare lo que sigue_ las instrucciones de Severus eran fuertes y claras, y las decía mientras cortaba hábilmente de quien-sabe-que en una mesa. Obedientemente, Black hizo lo que su mestizo le había pedido, observando como la mezcla en el caldero cambiaba de color al igual que de aroma; un sobrio color verde oliva y un potente esencia a menta_ ¿Listo?_ pregunto el peli-negro ya con las ramas cortadas en sus manos; Sirius asintió energéticamente_ Bien, apártate_ obedeció también esa orden y le vio esparcir los ingredientes con maestría y elegancia_ Bien, sigue revolviendo hacia tu derecha_ le pidió suspirando, el oji-azul tomo el instrumento de madera entre sus manos y comenzó a girarlo en sentido de las agujas del reloj.

_ Dime Severus, ¿para qué es esto?_ pregunto curioso olfateando la poción ya que esta había vuelto a alterar; ahora era un llamativo verde y un poseía olor más discreto, a hierva húmeda.

_ Es para Lucius_ respondió apoyando sus manos en la mesa y viendo hacer su trabajo_ Quiere sacarse la duda de algo, pero yo ya se lo afirme_ se escucho un suspiro cansado escapar de sus labios. El oji-azul poso su mirada en el Slytherin; era verdad, Remus le había comentado de forma preocupada que algo extraño pasaba con el oxigenado, como si estuviera mas ausente que antes, pero el Black lo ligaba a la boda del licántropo que sería en unos días.

_ ¿Umh?_ abrió los ojos pasmado al regresar la vista al caldero; la mezcla estaba completamente incolora y ya no percibía ningún aroma de esta; por un momento creyó que sin querer había revuelto más de la cuenta y había estropeado la poción que les tardo una hora de preparación_ Sev_  le llamo preocupado frenando su mano.

El aludido miro el caldero; una sonrisa apareció en su rostro.

_ Muy bien, lo lograste_  el animago se mordió el labio, sospechando algún regaño del menor_ Lograste completar la poción a tiempo, muy bien Sirius_ al oír los halagos de este su corazón comenzó nuevamente a bombear sangre, de una forma más acelerada de lo normal; una enorme sonrisa traviesa apareció en el rostro del de bucles.

Le ayudo colocando la poción en unos pequeños contenedores de vidrio con extremo cuidado por parte de ambos; a continuación de eso, también le ayudo limpiando el caldero mientras la serpiente ordenaba los ingredientes en su nueva repisa.

Sirius estaba feliz…  no, feliz era poco comparado con lo que sentía; la relación que tenía ahora con su Slytherin había pasado de ser una indiferente, poco sana y violenta relación a una cordial, dulce y muy amable vinculo. El quería pasar cada segundo en ese lugar, experimentando cosas con su mestizo, o leyendo junto a él, como lo habían hecho en la noche anterior, o recordar los añejos días en Hogwarts y reír juntos, o simplemente poniéndose melosos y darse traviesos besos que no llegaban mas allá, solo remembrando los empalagosos momentos de la escuela de magia, donde cualquier alumno podía observarles en cada rincón en un apasionado beso; definitivamente, la unión entre ellos había dado un giro de 180 grados y no podía estar más agradecido de esa ocurrencia.

En cambio, Severus estaba… agradablemente extrañado pero tranquilo; su cerebro se había imaginado mil y una razones y métodos para conquistar al animago… y la mayoría o la totalidad se trataban de actos sexuales y/o indecorosamente vergonzosos. Pero ante todo pronóstico, no necesito ni una de esas ideas disparatadas; solo había sido sereno, amable e incluso cariñoso con su opresor…  Aunque esa palabra se hallaba algo lejana a lo que era Sirius ahora en realidad, ya que no se comportaba como el imbécil que fue anteriormente con él; y todo había cambiado luego de aquel día donde el de bucles se había quedado dormido en su cuarto luego de unos masajes que él había ejercido para calmar el estrés físico del animago.

 

#Flash back#

 

El había tomado el lienzo de su nuevo caballete y había trazado sobre la pulcra tela líneas perfectamente delineadas. Sus ojos negros viajaban un mili segundo al hombre durmiente sobre su lecho y luego volvían hacia el lienzo con la misma velocidad, haciendo nuevas marcas y corrigiendo pequeños errores.

Si, su nueva musa estaba allí, celestialmente dormido luego de un masaje que le había dado justo sobre su espalda del león durmiente, dándole mejor vista gracias a la luz. Sirius apenas había cambiado de posición para dormir aun mas plácidamente; ahora sus brazos estaban cerca de su rostro, una mano debajo de la almohada y la otra sobre esta, pero del otro lado de su cabeza. Su rostro “miraba” al artista que lo bosquejaba, que lo planificaba sobre la tela de forma muda. El torso seguía descubierto, demostrando la magnífica y esculpida espalda del antiguo golpeador de Quidditch. Una de las piernas estaba flexionada, dándole mayor comodidad al durmiente Gryffindor; sin duda estaba agotado.

Luego de unas dos horas el Slytherin tenía un hermoso bosquejo de su musa, solo perfeccionando aun más el rostro de este, retocando las pestañas oscuras del león.

En uno de esos vistazos hacia el Black se espanto, soltando su pincel con el que pintaba, ya que algo había alterado su escena: unos enormes ojos azul grisáceo lo observaban trabajar, mirándolo de forma penetrante y siniestra, como su un depredador asechara a su presa, y fue tal la sorpresa que pego un pequeño brinco antes de soltar su fino pincel. Instintivamente llevo su mano a su abdomen, preferentemente a su vientre, antes de mostrar una mueca de sorpresa en su rostro; abrir sus orbes ónix asustadamente.

Una sonrisa apareció en el rostro de Sirius Black antes de taparse el rostro con la almohada y echarse a reír.

_ No te rías idiota_ regaño la serpiente, hincándose y tomando el pincel nuevamente entre su mano_ No fue gracioso_ volvió a regañar demostrando vergüenza ante su reacción. La risa del más grande se apago de a poco y volvió a mostrar su rostro.

_ Todo lo contrario, Severus, debiste ver tu rostro_ comento divertido el de bucles. El Slytherin solo contesto con un bufido, un cejo fruncido y un sonrojo suave en sus mejillas. Vio como no podía continuar con su dibujo y estaba dispuesto a guardar sus utensilios_ Quieres… ¿Qué vuelva a mi pose anterior?_ Sus ojos se encontraron dando paso a un encuentro de claro y oscuro, un choque cósmico de palabras mudas.

_... No necesitas cerrar los ojos_ contesto Severus volviendo a su lienzo_ solo me falta tu cabello_ dijo viendo el mismo y empezando a crear esas incontrolables hebras de Sirius.

El Black observo a su mestizo por media hora plasmar sus bucles rebeldes en la tela; realmente era un maestro en esas artes. Y una vez que el peli-negro le indico que había finalizado de inmediato un gran bostezo fue lo que salió de la boca del Gryffindor  acompañado de un gran estiramiento; idéntico al de un enorme felino. Se paro del reconfortante lecho, dirigiéndose hacia donde estaba el moreno y contemplo su bosquejo.

_ Merlín…_ admiro, sonrojando suavemente a Severus_ No sabía que era tan guapo_ dijo seductoramente, ganándose un golpe en las costillas, generosamente del codo de Snape.

Rio ante el acto de este e hizo que se volteara; generosamente, se lo agradeció, dándole un suave beso en las mejillas. Noto como el labio inferior de Severus se levantaba tiernamente_ “¿Acaso era eso un puchero del mismísimo Severus Snape?”_ pensó enternecido el Black, no pudiéndose negar y arrebatándole un beso de los labios, el cual, luego de unos segundos, Severus comenzó a corresponder adorablemente. El Black lo atrajo a su cuerpo en un posesivo brazo de oso, tratando se tomar aun mas sus labios… hasta que…

_ ¡¿Qué es esa cosa?!_ más que una pregunta pareció un chillido por parte del oji-negro, que se aparto bruscamente de los labios del oji-azul. Sirius miro curioso hacia abajo y luego de ver lo que su mestizo había divisado soltó un brutal gruñido acompañado de un potente cejo fruncido.

_ ¡¿Cómo esta mierda apareció aquí?!_ soltó groseramente el otro soltando a Severus y tratando de alcanzar la pequeña masa de pelos que había ingresado a la habitación de Severus. Esa “mierda” de la cual hablaba el de bucles se trataba de un pequeño perro blanco, con ojos saltones, cuerpo pequeño y compacto, largo cabello y dientes algo diminutos; ante el grito se Sirius la criatura contraataco con un infernal ladrido, uno detrás de otro, agudos y penetrantes. Severus se tapo los oídos de inmediato y frunció su entrecejo; ¿Cómo algo tan pequeño podía lograr esa clase de sonidos?_ ¡Detente pequeña peste!_ gruño el animago tratando de alcanzar a la “peste” para tratar de callare, pero esta fue más rápida y escapo de sus manos, haciendo aun más insoportable sus ladridos.

_ ¡Black detente! ¡Haces que se enfurezca aun más!_ Sirius trato de acatar la petición del pelinegro, pero el pequeño infierno blanco no se detenía. Severus se acerco a la pequeña masa con ojos saltones y le acaricio la cabeza, para sorpresa del Gryffindor esta no escapo y se detuvo, dejándose hacer por el otro; fueron los peores 20 segundos de los oídos de Severus_ Al fin se detuvo_ suspiro dejando de acariciarlo, aunque el peludo blanco miraba con recelo a el oji-azul y este le miraba de igual forma.

_ Estúpida rata_ escupió ganándose un gruñido del perro, haciéndolo enojar mas_ ¡¿Qué?! ¡¿Quieres pelear?!_ reto cegado por la ira, a lo que la criatura se agazapo y comenzó a ladrar nuevamente. Esta vez, Severus no pudo calmar al pequeño can.

Snape fue testigo de cómo Sirius colocaba sus manos en el suelo, colocándose en una pose ofensiva y animal mientras gruñía como una bestia. Sus ojos presentaron el cambio de cuerpo del Black, de uno humano a uno grotesco y peludo, con un gran hocico con afilados dientes y la saliva espumosa escapando entre ellos. Los enormes y filosos ojos de Sirius brillaban en la casi oscura habitación, causándole escalofríos al pobre peli-negro que se alejo de ambos cuerpos, abrazando su vientre protectoramente.

Si bien ya había sido testigo de la transformación de Sirius, jamás lo había visto igual de enfurecido, solo aquella vez en que Remus casi lo mata en la casa de los gritos por la estúpida broma de Potter en aquella época de Hogwarts… Ese recuerdo aun le causaba pesadillas en ocasiones.

Vio como el pelo del animago se encrespaba, asemejando agujas afiladas pasando por  toda su columna y toda la cola, y en el momento en que Sirius se agazapaba aun mas, justo en ese preciso momento, Severus temió por la vida de peludo de ojos saltones.

A pesar de la brutal transformación, el perro se mostraba temerario ante el miedo; aunque sus temblorosas patitas demostraran lo contrario.

_ Sirius Black detente en este instante_ regaño el Slytherin, acercándose y tocando la cabeza del enorme perro negro_ Sirius, hablo en serio_ volvió a regañar, notando que este apenas descendía su agresividad. El pequeño perro blanco comenzó a temblar y a soltar pequeños quejidos de temor; al parecer, el perro tenía la esperanza de que el joven adulto de ojos ónix calmara a la bestia que había logrado enfurecer… Estaba equivocado. La cola entre las patas del pequeño temblaba de miedo y sus ojos saltones demostraban el temor que sentía, y Sirius no podía estar más complacido_ Sirius Orión Black, si no te calmas en este instante voy a enrojarme, y hablo en serio_ interrumpió el Slytherin la pelea de miradas, que mas que una batalla, parecía ya una escena de cacería donde la presa ya estaba a merced de su depredador.

La amenaza fue lo suficientemente clara como para que el otro recapacitar, y así lo hizo; relajo su cuerpo y se sentó obedientemente sobre los pies de Severus. El animago era astuto, si bien deseaba hacer a esa peste su cena, tener a su amante enojado no era una poción reconfortante, y menos si se trataba de Severus. El perro respiro tranquilo, e intento agradecérselo al pelinegro por salvarle la vida, acercándose al aludido: mala idea.

Sirius mostro sus dientes y en un acto sorpresivo lanzó un potente ladrido que asusto hasta el Slytherin, cargado de molestia y celos. El perro soltó un aullido lastimoso y salió corriendo en dirección opuesta, saliendo por la puerta entornada de la habitación, escuchándose el correr del pequeño can y como este subía por las escaleras, escapando del calabozo.

_ ¡Sirius!_ rugió Severus golpeando con su palma la cabeza del enorme animago, haciendo que este aullara suavemente y escondiera la cola. Salió de encima de los pies de Severus y comenzó su transformación para volver a su forma normal. Al hacerlo, fue recibido por un molesto pelinegro con sus brazos cruzados sobre su pecho, el otro hizo un puchero_ Eres un idiota_ reprocho molesto_  ¿Ahora me vas a decir de donde salió ese perro?_ pregunto molesto el otro siendo atrapado por los fuertes brazos del otro.

_ Esa mier-_ ante la amenaza de la mirada de Severus cambio lo que iba a decir_… Esa cosa es el perro de Elizabeth, es como su rastreador para buscarme, aunque sabe que le tengo un asco brutal a esa peste_ escupió frunciendo el entrecejo.

Severus analizo rápidamente la situación, dando una pequeña sonrisa; ese perro era igual a su dueña, una histérica.

_ ¿Por qué apareció?_ pregunta el otro tomando por los hombros al animago.

_ Porque ella me está buscando_ bufo el otro uniendo la frente del mestizo con la suya_ Debo irme_ Severus entendió eso como una petición, cerrando sus ojos y levantando un poco su barbilla.

En menos de un segundo los labios del oji-azul ya estaban sobre los suyos, moviéndose suavemente mientras era apretado por los musculosos brazos del más grande.

_ Entonces ve_ autoriza Severus, recibiendo un segundo beso, notándolo aun mas mimoso que el anterior.

_ Volveré_ murmura infantil el otro regalándole una guiñada con su ojo, separándose y yéndose de la habitación.

_ “¿El estúpido sabe que se fue con el torso desnudo?”_se pregunto divertido el pelinegro contemplando ahora su bosquejo en el caballete, iluminado apenas por las tenues luces de las velas y el casi invisible luz que entraba por la ventanilla de su habitación.

Llegada la noche, y luego de haber guardado cuidadosamente todas las cosas que Sirius le había regalado, colgó suavemente el bosquejo en la pared y lo contemplo orgulloso.

De golpe, un mareo llego de la boca del estomago, haciendo que se tomara de la misma pared para no caer_ Demonios_ misturo buscando un lugar para descargar su urgencia que se desesperaba por salir de su boca. Encontró el caldero que le había regalado el animago, y aunque sabía que era realmente asqueroso y desagradecido de su parte haber pensado en ese lugar como la salvación, realmente lo encontró muy oportuno.

Solo se arqueo y descargo, importándole muy poco ahora sus pensamientos y solo siguió vomitando. Al sentir su estomago vacio, solo se sentó en el suelo y limpio su boca con la manga de su túnica. Tranquilamente pronuncio unas palabras y el contenido del caldero desapareció. Si; había estado practicando magia sin su varita, aunque solo podía hacer hechizos muy sencillos, como limpiar sus antiguos mareos, o levitar cosas.

Sus manos le ayudaron a levantarse y dirigirse hacia su cama, no sin antes tomarse una poción revitalizante que poseía en su mesa de noche,  se desplomo boca arriba y observo el techo, acariciando dulcemente su vientre.

Si… estaba embarazado.

¿Cuándo?... No lo sabe.

¿Desde hace cuanto?… Aproximadamente menos de un mes.

¿Se aterro al saberlo?... Solo al inicio, luego de dio cuenta de que era inevitable que esto sucediera.

El terror y preocupación de pensar que su hijo tendría que estar encerrado con él era asfixiante, ya que él deseaba ser libre con su primogénito, poder regalarle la libertad. Lo pensó muchas veces… Sirius seria un excelente padre para su hijo, sabia como era con los niños, ya que este parecía prácticamente uno.

Sin darse cuenta estaba sumido en un sueño, donde era testigo de que un pequeño pelinegro corría de un enorme perro, siendo atrapado. El enorme animago se transformo en un humano de bucles y tomo al pequeño que pataleaba en sus brazos; ambos sumidos en una hermosa carcajada.

Su dulce sueño fue interrumpido por un peso inesperado que se acomodaba a su lado, la cama hundiéndose a su espalda ante la presencia de alguien, siendo abrazado fuertemente después; una voz cansada se dejo escapar.

_ Sev, te dije que volvería_ la inconfundible voz del heredero mayor de los Black le erizo la nuca al gestante_ Tengo tanto sueño_ dijo aun más apagado que antes.

_ ¿Qué hora es?_ pregunto suavemente el peli-negro, girándose con cuidado para mirar el rostro casi durmiente del otro.

_ Creo que son las dos de la madrugada_ respondió el otro abrazándolo aun más fuerte, besándole la frente al oji-negro. Severus se preparo mentalmente para la posible incitación de el otro a tener relaciones sexuales, su mano ya se estaba dirigiendo a la entrepierna del animago para así seguir con su plan de conquista… pero algo remoto sucedió_ Solo tu aroma, calor y voz logran que concilie el sueño Sev, aunque solo sea un insulto… solo tu_ dijo de una forma serena y tranquila, dándole un último beso antes de dormirse aferrado al sobresaltado menor… este se mordió el labio y aguanto el llanto que lo estaba abordando. Ocultando su rostro en el pecho del animago, dejándose caer en los brazos de su protector

 

#Fin de flash back#

 

A partir de ese momento, Sirius aparecía no solo los días y las tardes para pasar tiempo con él, sino que también le acompañaba en sueños, su confidente a los brazos de Morfeo, el único que lograba tranquilizarlo.

Y eso esperanzo al pelinegro; ya no necesitaba utilizar su cuerpo para lograr conquistar al heredero Sirius Orión Black… ya que este ya estaba completamente enamorado por Severus Snape. Aunque una inquietante pregunta se instalo en el joven gestante.

¿Realmente podría dejar de estar enamorado de ese hombre?

La respuesta posiblemente fuera negativa.

Notas finales:

espero les haya gustado muyayos *u*

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Espero sepan disculparme nun


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