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El Burdel de Tom Malvolo Riddle por PauliBlack

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Notas del capitulo:

*pone su nuca para que la decapiten* adelante, me lo merezco. Pero si quieres que mañana actualize el Dovahkiin todavia no me maten.

Estare mas al pendiente actualizando, quiero terminar estos fics. Los abandone, es cierto. Pero ya no mas D: No quiero desepcionarlos Muyayos

Pov Lucius

 

Viernes… Ultimo día de “martirio”.

Por fin, luego de dos semanas de planearlo, yo y mi hermano saldríamos de aquí en la mañana del sábado, una hora antes de la ceremonia de mi “pareja”, Remus, y su prometida, Nymphadora Tonks; una hora antes,  yo y Severus escaparíamos de aquí, importándonos poco lo que suceda después. Aunque teníamos nuestro futuro meramente planeado, escapar con destino a aquel lugar que, confiábamos, nos daría refugio luego de contar nuestra historia. No era para dar lastima, pero sería una buena herramienta contar lo sucedido todos esos días, esas semanas… Esos meses, incluso algunos años, recluidos de la libertad.

Nosotros volveríamos a tener nuestras alas, luego de haber sudo cortadas cruelmente casi de la raíz por lo que se suponía… Eran nuestras parejas de por vida.

Aquí me encuentro yo, sentado sombre la cama, en mi celda, que luego de haber seducido a mi licántropo por estas dos semanas desde nuestro “plan”, esta ya está abierta. Ya confía lo suficiente como para dejarme sin llave, piensa que no escapare y es cierto… No lo hare hasta la hora acordada.

No habíamos podido conseguir nuestras varitas, desgraciadamente, pero tenía la confianza de que, tal vez; deje la puerta abierta el día de mañana… De lo contrario, no sabría qué hacer.

Una melena negra se asomó desde la puerta, entrando de una forma imponente luego de asegurar de que yo estuviera solo, mostrando su entrecejo fruncido y sus brazos cruzados en su pecho; si, Severus había despertado de un humor de perros.

_ ¿Se puede saber qué demonios estabas haciendo? Estoy golpeando la maldita puerta desde hace horas_ exagero, bufando molesto. Me disculpe suavemente, pensar en la posibilidad de no poder escapar mañana hacia que mis entrañas se revolvieran de forma irritable_ Tranquilízate Lucius_ volvió a bufar, ahora con un tomo más comprensivo. Él sabía lo que me sucedía, los pensamientos que yo tenía posiblemente él también los tiene, pero el parece más frio ante la situación; él era fuerte por los dos_ Podremos hacerlo, no debes pensar que algo saldrá mal… De lo contrario, podría suceder_ se acercó y peino con sus finos dedos mis hebras rubias, dándome tranquilidad_ Además, harás que el mocoso salga nervioso de allí adentro, ¿Quieres que tu hijo sea incontrolable luego? Pues será mejor que te calmes o tus hormonas lograran alterarlo_ un nuevo suspiro escapo de mis labios, él tiene razón, podría lastimar a mi primogénito si no me calmaba pronto.

 _ ¿Ya desayunaste?_ cambie de tema, viendo como este asentida y examinaba mi habitación con ojo crítico_ Yo también_ respondí a la pregunta muda que él me lanzo con sus orbes ónix. El silencio nos invadió haciendo que mis nervios afloraran sobre mis ojos que empezaban a escocer de forma quisquillosa; los nervios y las hormonas donceles no son buenas cuando se unen, y ya lo había descubierto días atrás. Ya me había puesto a llorar anteriormente de solo pensar que no lo lograríamos y que quedaríamos confinados de por vida en ese lugar por un mísero error de cálculos.

La suave mano de Severus se posó en mi hombro sacándome de mi letargo sentimental, mostrándome un rostro sereno e impasible, pero sus ojos reflejaban la fuerte determinación que caracterizaba a mi mestizo amigo; cuando algo se le sube a la cabeza, no hay manera de sacarlo. Y el objetivo de mi peli-negro compañero era más que claro; sacarnos de aquí a los tres.

_ Lo vamos a lograr, Abraxas, yo me asegurare de eso_ Y ahí estaba, mi segundo nombre; eso iba en serio. Sonreí y me limpie las mejillas para luego abrazarme a su cintura y hundir mi rostro en su abdomen. El solo peino mi cabello suavemente para calmarme, como siempre lo hacía; ¿Qué sería de mi sin Severus en este momento?... ¿Qué sería de el sin mí?... Realmente no quería saberlo.

Cualquiera podría confundirnos como cónyuges, pero nunca podríamos hacer una cosa así, a pesar de lo unido que estamos el uno con el otro. Él no lo admite, pero soy lo más cercano que tiene además de su madre, que desafortunadamente acompaña a mi propio padre en el descanso eterno. Solo muestra este tipo de faceta afectuosa conmigo cuando estamos totalmente a solas, y tampoco la muestra siempre…  Solo cuando la situación lo amerita.

Desde que estamos aquí, el trata de consentirme afectuosamente todo lo que puede. Deja de lado su dolor para darme tranquilidad, aun sabiendo que su propio mundo esta apestado de soledad, nervios, ansiedad… Y claustrofobia.

Sí; el dejo de lado su fobia más temida para consolarme a mí, para decirme que no tenga miedo de mis propios temores como la oscuridad. El solía cantarme desde su propia habitación, los primeros meses de confinamiento, para que no sea devorado por esa sombra negra que tanto me aterra.

Por esa y muchas otras cosas más, yo le debo la vida a este hombre.

_ Lucius, estas mojando mucho mi camisa_ se quejó, cinchándome un mechón en forma de reprimenda, haciéndome reír ahogadamente_ Oye, ¿Por qué te estas rien-?_

_ Gracias_ lo interrumpí dejándolo mudo_... Gracias por ser fuerte… Por los tres_ le agradecí de la forma más sincera y dulce que pude, soltando esas palabras desde lo más hondo de mi interior… Y finalmente paso.

Lo sentí, el flaqueo; finalmente se quebró. Cayó de rodillas al suelo escondiendo su rostro entre mis piernas y lo soltó. Un desgarrador llanto se escuchó rasgando su garganta, ahogándose levemente entre mis piernas, como un niño que necesita la atención de una madre. Acaricie sus morenos cabellos para consolarlo, pero no quería que se detuviera; el peso de ser fuerte en estos años debía ser liberado de sus hombros lo más rápido posible, y si fuera posible, esperaba ansiosamente a que eso sucediera en unas horas.

Luego de unos minutos el quedo vacío, su garganta que había adormecido de tanto gritar y sollozar, y su cabeza se había quedado quieta sombre mis muslos, haciendo que mis cabellos le acariciaran sus mejillas húmedas.

Si, solo yo lo podía ver en ese estado, solo conmigo podía descargarse correctamente, al igual que yo lo podía hacer solo frente a él.

Éramos existenciales el uno para el otro.

_ ¿Ya estas mejor?_

_ Me duele la garganta_ declaro sin moverse de su lugar. No era necesario la ironía en ese momento, era obvio que eso pasaría, pero verdaderamente no era el momento para una broma de ese estilo_ El pulgoso llegara en un momento_

_ ¿Crees que me eche la culpa por tu aspecto?_ y ahí estaba, la sonrisa socarrona de mi compañero al imaginarse el posible escandalo infantil del cabeza-hueca de Black al ver tan débil a su “muñequita francesa” como le gustaba apodarlo a veces, y realmente le calzaba: Severus realmente parecía una, con esa piel de porcelana y ese cabello de color ébano que contrasta perfectamente con su tez blanquecina.

_ Lo golpeare si lo intenta, perro estúpido_ soltó burlesco, frotando sus ojos con suavidad.

_ Remus llegara después_ declare de forma tranquila, suspirando y posando mi mano sobre mi mentón_ Tiene que terminar el trámite para mañana_ solté sin emoción alguna, como si ya estuviera acostumbrado a esto… y junto allí sentí pánico_... Sev…_ la mirada oscura se clavó en mi de inmediato, indicando que tenía su completa atención_… ¿Crees que podremos vivir sin ellos?_

El no respondió enseguida, soltó un suspiro y termino de quitar todo rastro de llanto de su rostro.

_ Síndrome de Estocolmo*_ declaro cansado, asustándome fuertemente_ Cálmate Lucius… Yo también lo parezco, idiota_ el pensar que no solo yo me sentía atraído por mi opresor me causo nuevos sentimientos irritantes

_ ¿Qué vamos a hacer?_ pregunte concierto temor, sabía que Severus era el único cuerdo, el único que tomaba las mejores decisiones de todas, ya que solo se centra en el bienestar verdadero.

_ Lo acordado_ dijo masajeando su cuello, tratando de quitar el estrés de la situación_ Debemos apartar nuestros sentimientos y solo dejar que nuestro instinto  de supervivencia actué; Salir de aquí es la prioridad_ declaro parándose_ Nos veremos a la hora de la almuerzo, no quiero que Black arme un escándalo estúpido por verme aquí_ se despidió, apretando mi hombro con su mano para calmarme, retirándose silenciosamente de mi habitación.

Pude escuchar los berrinches del animago momentos luego de irse, como le reclamaba por atención como un niño mimado y como su “muñequita francesa” le gruñía de mal humor que se quedara quieto. Había que admitirlo, Severus tenía a Sirius Black como su perro doméstico y no se sorprendería si veía al antiguo casanova sentado en el suelo como un can esperando la orden de Snape de forma obediente.

Me acosté en mi cama y jugué con mis dedos sobre mi vientre, no estaba abultado, pero me gustaba sentir esa pequeña descarga que me indicaba vida dentro de mis entrañas. Este pequeño “mocoso”, como le gustaba llamarlo Sev, era una de las principales razones para escapar de allí. Darle la libertad que se merece era mi objetivo.

No me había dado cuenta de cuánto tiempo estuve sumergido en mi mente dos orbes ámbar en mi campo de visión, seguido por un cuerpo que se colocó sobre el mío. Me sobresalte al ver a Remus allí, haciendo que una sonrisa dulce apareciera en su rostro.

_ Buenos días Lucius_ me saludo cordialmente, pero no respondí, aún seguía en ese pequeño shock que había ocasionado_ ¿Te asuste?_ pregunto divertido acariciando mi mejilla con esa dulzura desbordantemente empalagosa que, sin admitirlo, seguía añorando a pesar de todos esos años.

_ Puede ser_ respondí de forma ronroneante, frotando mi rostro contra la palma del licántropo, haciéndolo sonreír encantado.

Aun me cuesta creer que abandonare a este hombre en unas horas, dejando atrás esos días de encierro, abuso y dolor… Al igual que esos días dulces, llenos de alegría y amor. Noto el cambio de estado en mí y se inclinó para darme un suave roce de labios, no forzado como antes lo hacía, sino de una forma agradable y muy suave. Podía notar como estaba disculpándose ante ese beso, como si tratara de remediar todo lo que me hizo… Y no lo culpo. No creí ese cambio agresivo en él, y nunca lo voy a creer realmente. Él es un hombre dulce y muy sensible, pero su impulso de hombre lobo lo controla poderosamente, sumado a la posible desesperación de perderme se podía volver lo que era ahora, un completo posesivo al grado de confinarme en una celda.

No me dio el tiempo de corresponder cuando nuestros labios se separaron.

_Te traje algo_ dijo de forma dulce, inclinando su cuerpo hacia adelante y tomando una caja de la mesa de noche que descansaba de lado de mi cama, y ya reconocía esa caja perfectamente, ya que me traía tres de esas cada día.

_ Remus, para, me vas a dejar gordo_ rezongue mañosamente y este se rio dulcemente entregando la porción de pastel dentro de la refinada caja.

_ No estas gordo_ rio acariciando mi abdomen, donde una nada sutil descarga nos tocó a ambos. Si eso sucedía a menudo, y parecía que a Remus le gustaba sentir ese pequeño latigazo que producía el retoño dentro de mí. Si, ese era nuestro cachorro que reconocía la magia de su padre, o algo así me había explicado Severus. Aparte su mano suavemente antes de que preguntara algo y tome algo de piel de mi abdomen.

_ ¡Mira esto! ¡Y luego me dices que no estoy obeso!_ dramatice haciéndolo reír, tomo las manos sombre mi abdomen y los acerco a su rostro para besar ambas palmas.

_ Pero es de frambuesas_

_ Remus, no me hagas esto_ bufe fingiendo molestia, odiaba que me conociera tan bien, él sabía perfectamente que coas me gustaban.

_ También hay galletas de calabaza, unas ranas de chocolate y algunas grageas de sabores_ sus ojos brillaron ante la mención de todos esos dulces, es un maldito; Tal vez sabe de nuestro plan y esta impidiendo que escape poniéndome gordo para que no pueda correr.

_ Eres un…_ tome la caja con rapidez y la abrí, tomando la bolsa de grageas que estaba junto a la enorme porción de pastel y la bolsa de ranas de chocolate. Tome una del interior de la bolsa para comerla de forma infantil.

_ ¿Y bien?_ pregunto curioso tomando la bolsa de ranas para, luego de que esta saltara y atraparla ágilmente, comérsela.

No dije nada y me incline, besándolo de forma lenta para que el probara el sabor de la gragea.

El sabor de la menta y el chocolate se mesclaron perfectamente en ese beso, donde termine sentado en su regazo por mi propia voluntad. Últimamente tomamos esa costumbre, el siempre compra grageas y compartimos los sabores de esa forma melosa, recordando cómo lo hacíamos en nuestra época de estudiantes en la habitación de prefectos de él. Aunque había veces que terminaban de mala forma, como aquella vez que a él le toco una gragea con sabor a cera de oídos y prácticamente le mordí la lengua por hacerme probar ese asqueroso sabor,  haciéndolo reír por la broma que me había hecho.

Y luego del beso esconde mi rostro en su hombro, dejando que él me olfateara el cuello como siempre lo hace… ¿Yo realmente podría dejar todo esto para largarme y dejar al hombre que amo? La descarga que me dio mi vientre al sentir como la mano de Remus acaricio el mismo me dieron la respuesta; Todo por mi cachorro.

 

Fin Pov Lucius

 

El día paso tan rápido que no se dieron cuenta, ya eran las ocho de la tarde y en la mansión había un revuelo impresionante que ya se repetía desde la semana pasada. Así es; La ceremonia de matrimonio entre Lupin y Tonks había dejado a todos con los nervios a flor de piel.

Ante todo pronóstico, la prometida del Black era la que daba las órdenes a los diseñadores, arquitectos, decoradores, cocineros y demás profesionales para que la boda se viera perfecta. Esta había organizado todo perfectamente, la ceremonia seria entrando la tarde en un hermoso lugar muy alejado de la mansión donde residían, para luego celebrarlo en ese hermoso lugar que había decorado con tanto espero (y por decorarlo se refiere a todo el personal que habían contratado para ese trabajo, ya que era inaceptable que ella moviera una sola cosa por temor a quebrarse una uña).

La joven novia no parecía nerviosa, parecía estar complacida por la caprichosa prometida de Sirius que había planeado todo. Ella ahora estaba en el spa donde realzaría su belleza a base de tratamientos, por lo que tenía imposibilitado ver a su prometido hasta la hora dela boda.

Y el personal no era el único nervioso; Lucius no podía estar tranquilo, caminando en círculos en su habitación.

No solo estaba nervioso por el plan de huida de mañana, sino también por lo inminente… Remus se iba a casar.

La idea la dio nauseas e irritación, que fue percibida por le peli-negro que lo acompañaba en su habitación leyendo un libro. Cuando menos se lo espero, Lucius tomo el libro entre sus manos y lo aventó lejos. Eso no le sorprendió en lo absoluto; las hormonas de un doncel en cinta podían ser abrumadoras, sumando a que era el mismo Lucius Malfoy que estaba embarazado no le dio demasiada importancia.

_ ¡¿Cómo no puedes estar nervioso?!_le reprocho arrojándole un cojín, que fue hábilmente esquivado por Severus.

_ Te dije que te tranquilizaras hace ya media hora, haz lo que quieras, dramático_ le bufo tomando el cojín y devolviéndoselo, golpeando su rostro.

_ ¡No puedo!_ chillo_ ¡No puedo Severus! ¡Yo-!_

_ Esto no se trata del plan… ¿No es así?_ y como siempre, dio en el clavo_ Estas así porque Lupin se casara, eso es lo que te tiene tan tenso_ las palabras de Severus solo lograron que Lucius volviera a girar sombre su propio eje, totalmente desquiciado_… Sabes, el pulgoso también se casara_ eso pareció detener al rubio que le miro de forma atónita_ Si bien recuerdo, será dentro de unos meses_

_ ¿Y eso no te afecta?_ pregunto curioso el oji-plata acercándose a Severus que solo soltó un suspiro agotado.

_ Que no lo diga no significa que no me afecta menos, Lucius_ le miro serio_ Pero pongo a ese mocoso primero en mi lista de prioridades, tú y ese hijo saldrán de aquí mañana_ sentencio, sintiendo un abrazo por parte del rubio_ ¿Recuerdas lo que tienes que hacer?_

_ Si_ respondió apretándolo fuerte, siendo correspondido. Luego de esa despedida no se volverían a ver hasta la hora acordada… La hora del escape.

Sin decir nada, Severus se retiró a su habitación, ahora se encontraba solo en esto, y debía hacerlo bien.

Se dirigió al baño de la celda y se comenzó a duchar, relajándose en el proceso; en unos minutos el llegaría y debía poner el penúltimo paso en marcha, con solo una camisa que le quedaba enorme (de propiedad del licántropo) lo espero sobre su cama, sintiendo por fin esos brazos rodearlo con posesividad desde la espalda.

Y él lo podía sentir… Ese sería el último acto de amor que realizarían alguna vez.

_ Perdón por tardar, todos están nerviosos por la boda y no dejaban si todo estaba en ord-_ no pudo seguir ya que los finos labios del rubio lo callaron repentinamente_ ¿Lucius?_ pregunto asombrado, sintiendo otra vez los dulces labios sobre los suyos, al igual que los brazos del oji-plata rodear su cuello.

_ Remus_ susurros sobre la boca del otro, jalándolo y dejándolo sobre él, todo ante la atónita mirada del castaño, se aproximó a su oído de forma felina_ Ven… Quiero darte tu dulce soltero_ ronroneo, viendo esos orbes ámbar teñirse de deseo en cuestión de microsegundos.

Ya lo tenía besándolo demandante mente, ahí lo tenía, poniéndose entre sus piernas y frotándose cual animal salvaje contra sus caderas, soltando gruñidos y jadeos guturales.

Ahí la tenía… su despedida.

 

Pov Lucius

El ruido del exterior me aturdía, al igual que la cantidad de luz que entraba desde la ventana,  logrando despertarme de manera perezosa, como cualquier otro día. Me estiro de forma felina en mi cama y frote mis ojos suavemente. ¿Qué día era? ¿Dónde estaba? … Momento… ¿Qué?

Me levante de una forma abrupta, casi logrando golpearme contra la cabecera de la cama. La cama era enorme, podían entrar seis personas sin problemas y las pulcras sabanas teñidas por los rayos del sol. Estaba tan aturdido que no se di cuenta del movimiento que había a mi lado y comencé a girarme con miedo, encontrando una revuelta melena negra, me espante, pero al ver la piel casi volverse traslucida con los rayos del sol mi miedo cambio radialmente.

Salte sobre el pequeño cuerpo que dormía a mi lado, logrando sobresaltarlo y haciendo que soltara un quejido tierno, para luego dar lugar a un combo de insultos digno de su porte; si, era Severus.

_ Ya veras, pedazo de mierda, bájate ahora mismo de encima si no quieres que patee las bolas, asqueroso pulgoso bueno para na-_

_ ¡Sev!_ chille frotándome felizmente contra el otro haciendo que se asuste y gire violentamente, encontrándome con los orbes ónix abiertos mirándome asombrada mente.

_ ¿Q-Que?... ¿Qué haces aquí?_ pregunto abrumado_ ¿Qué haces en mi celda? No deberías estar aquí, no es parte del-_

_ Desperté aquí, yo no tengo idea de donde estamos_  el busco inmediatamente un reloj, encontrándolo colgado en la pared, su rostro demostró cierto temor. Prácticamente salto de la cama y se asomó a la ventana, corriendo las cortinas y se quedó allí, observando el exterior. Inmediatamente fui a su lado, gateando por la cama y me di cuenta.

El poseía una enorme camisa que le tapaba hasta los glúteos, casi mostrando su desnudes. Esa camisa blanca era del Black, no había duda. Me toque a mí mismo y poseía una igual, de color beige que de igual modo tapaba mis glúteos. Inhale el perfume y ahí estaba, su aroma corporal. Era de Remus.

Dejando de lado mi asombro, fui hacia la ventana, observando lo mismo que Severus; por ese enorme cristal se veía perfectamente el exterior, las puertas principales de la mansión, mientras que salían y entraban muchas personas, posiblemente los encargados de los preparativos para la boda… ¡La boda! ¡Por Merlín, era hoy!

_ Están muy agitados_ note yo, recordando que día era… Era hoy_

_ Son las once y media… Lucius_ hablo con cierto temor, lo mire atónito y vi el reloj en la pared confirmando nuestro miedo.

En la habitación había un armario, corrí hacia él y lo abrí, agradecí que hubiera mucha ropa en el mismo.

_Severus, aquí_ le llame, el vino a paso apresurado, tomando lo primero que encontró.

Nos vestimos apresuradamente, y mientras yo estaba colocándome los pantalones, escuche la voz de mi compañero hablar.

_ ¿Qué te dijo?_ pregunto mientras que colocaba una camisa blanca de su talla para luego colocarse un chaleco marrón.

_ Luego de la boda irán un par de semanas a Alemania, para pasar la “Luna de Miel” allá_ respondí receloso, él lo noto de inmediato_ Probablemente Black y su prometida también irán unos días_ dije, colocándome al igual que él una camisa blanca, pero sobre esta me puse un cómodo abrigo de algodón de color beige. Yo ya perdí mi costumbre a vestir elegantemente, estar confinado por unos años hicieron que muchas de mis prioridades cambiaran.

_ Ya veo_ respondió fríamente, colocándose unos pantalones negros que le calzaban perfectamente_ No recuerdo cómo demonios llegamos aquí_ bufo exasperado poniéndose unos zapatos.

_ Ni yo_ respondí cansado terminando de vestirme, era ropa muy casual y cómoda.

Recordé como lo habíamos hecho... Tomándome fuertemente entre sus brazos mientras arremetía contra mis caderas profundamente, haciéndome aullar de placer. Sus palabras cargadas de afecto y deseo deslizándose en mi canal auditivo, siendo seguido por gruñidos por parte de él… Iba a extrañar a ese hombre. El acto más dulce con un amargo final.

Luego de que me sacara de mi ensoñación con un pequeño zarandeo, comenzamos a investigar toda la habitación. Había un lujoso baño al lado, la decoración era demasiado fina, era idéntica a la de mi hogar… Mi antiguo hogar, aquel que había heredado.

_ Severus_ le llame con un tono preocupante, acaparando la atención de esos orbes oscuros de inmediato_... ¿No te has puesto a pensar que probablemente ellos nos trajeron aquí?_

_ Es lo más lógico_ respondió revisando la enorme estantería de libros que había en la habitación.

El no entendía lo que trataba de trasmitirle, yo me había quedado observando la puerta de la habitación… Si ellos nos habían traído aquí, no era por mera casualidad. Me acerque a la puerta, volviendo a obtener la atención de Severus, que esperaba expectante lo que sucedería.

Cuando mi mano se acercó al pomo de la puerta, una fuerte descarga logro dejarme sin fuerzas casi de inmediato, alejándome de inmediato de allí sobre mis propios pasos.

_ No puede ser_ ahogue un grito en mi garganta, comenzando a temblar poderosamente_… N-No puede ser_ repetí cayendo de rodillas al suelo sintiendo los primeros síntomas de la angustia_... E-Está protegida con magia_ confirme yo, comenzando a ser víctima de un ataque de pánico.

Nuestro plan había sido destruido en cuestión de segundos… Los habíamos subestimado gravemente.

Sin esperármelo, un libro se estrelló de lleno en la puerta, haciéndolo que las hojas del mismo salieran disparadas en diferentes direcciones. Ahí estaba, la furia de Severus no se hizo esperar.

_ ¡Maldición!_ bramo tomando un jarrón que había cerca y estrellándolo estrepitosamente, como si de una pluma se tratase_ ¡Maldito! ¡¿Cómo se atreve?!_ gruño arrojando otro libro, que termino con el mismo destino que el anterior. Lo vi caminar hacia la ventana_ Ya casi es hora de la ceremonia_ declaro_ Ya todos se están yendo_

_ ¿Q-Que vamos a hacer?_ pregunte totalmente destrozado. No podía ser esto cierto, justo ese día, ¿justo ese maldito día tenían que hacer esto?

Vi como el trataba de buscar algo en la ventana, lo cual pareció encontrar, ya que esta se abrió, dejando pasar una suave brisa sobre nuestros rostros. Él se asomó por la ventana y suspiro. Esto no era bueno.

_ Estamos en el tercer piso_ declaro sentándose en el marco de la ventana_ Incluso intentando utilizar esas sabanas, es muy alto… No podemos escapar por aquí_

_ ¿Y la ropa?_ pregunte yo con un toque de esperanza, levantándome y dirigiéndome al gran armario_ Podríamos atar también esta ropa_

_ Podría resbalar y todo sería en vano_ puntualizo seriamente.

_ No somos muy pesados_ contrataque, y era cierto; a pesar de tener las tres comidas diarias, además de las horas del té, el estrés de estar confinados había logrado que perdiéramos peso.

_Eso no es-_ y el cayo de repente, abriendo sus ojos de una manera anormal, y antes de preguntar que sucedía, escuche algo detrás de mí, deteniendo mi corazón de inmediato.

La puerta… La puerta se había abierto.

Gire mi rostro con un deje de horror, si se trataba de ellos, podríamos dar por finalizada toda esperanza de escape. Pero no, no eran ellos, haciendo que nuestro temor fuera remplazado con un fuerte sentimiento de curiosidad e interrogativa. Un millón de preguntas surcaron mi mente al ver esas dos personas allí, paradas frente a la puerta, una con su varita levantada mientras que la otra estaba de brazos cruzados sobre su pecho, con claro singo de molestia.

Delante de nosotros, una con un costoso vestido de un color azul que se ceñía totalmente a su cuerpo, mientras que la otra poseía el característico vestido representante de la unión de dos personas en matrimonio, estaban nuestras “rivales”.

Nymphadora Tonks y Elizabeth Woodgate,

_ ¿Q-Que?_ pregunte totalmente intrigado, se suponía que, obviamente, siendo la novia en su “día especial”, debería estar de camino hacia el altar ahora mismo. Y como supuesta dama de honor, la prometida de Black debía estarla acompañando. Pero no, ellas estaban ahí, Tonks con su varita en alto mientras que Elizabeth nos miraba con una mirada gélida y voraz.

La idea de que venían a acabar con nosotros surco mi ente en un segundo, si bien yo no tenía una relación tan amarga con la “casi” esposa de Remus, Severus si poseía sus antecedentes con esa arpía rubia. ¿Quién podría despreciar una oportunidad como esta para terminar con los amantes de sus parejas? Ni yo desperdiciaría esa clase de oportunidad.

Pero no, ante todo pronóstico, la mujer mutante arrojo algo con su mano libre, quedando a escasos metros de nosotros. Esto no podía ser cierto. Yo y Severus nos miramos incrédulos, volviendo a mirar los objetos en el piso.

Eran nuestras varitas.

_ ¿Qué demonios es esto?_ interrogo mi peli-negro amigo sin moverse de su lugar_ ¿Qué significa todo es-?_

_ Largo_ interrumpió con voz severa la rubia, haciendo que nuestros corazones se aceleraran.

_ ¿Q-Que?_ pregunte incrédulo, con mis ojos plateados observando atónitamente la situación… No podía ser… Acaso…

_ ¿No escucharon? Quiero que se larguen en este instante de esta mansión y de nuestras vidas, ahora_

Notas finales:

Criaturitas, espero que les alla gustado. Proto actualizare, esten al pendiente nun

Los hamo muyayos


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