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La despedida por Dragon no Shiryu

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Notas del capitulo:

Bueno, algunas chicas lo pidieron y se me ocurrió una continuación, espero que sea de su agrado, es como un capítulo alternativo

Finalmente había llegado el día de la boda, una vez anunciado el compromiso oficial en casa de Saga,  todos se habían estado preparando para la unión de ambos hombres a mediados de ése año. Kanon daba vueltas y vueltas, arreglando una y otra vez el traje de seda blanca que llevaba y mirándose desde todos los ángulos para comprobar que su apariencia era la adecuada para el hombre que amaba. Saga entró en la habitación y esbozó una leve y triste sonrisa al ver a su hermano tan atractivo. Suspiró un poco y se sentó en el sofá de la habitación, comprobando que las reservaciones del salón y del hotel donde se quedarían los amigos de ambos estuvieran hechas. Kanon advirtió su expresión cuando se volvió hacia él y no pudo evitar sentirse culpable. Se sentó enfrente de su gemelo y se quedó observándolo, aún sabiendo que éste evadía su mirada fijando sus ojos en las tarjetas de invitación y en los boletos de reservación

-Saga…- murmuró su gemelo al fin –has leído eso cien veces, ¿puedes prestarme atención?-

Lo único que hizo el mayor fue levantar la vista y contemplar lo hermoso que lucía su hermano en ése atuendo blanco, esperando a que su gemelo continuara con lo que tenía que decirle.

-Te ves bien hoy, Saga- murmuró Kanon al darse cuenta de que no tenía nada que decirle a su hermano –hace mucho que no te veía con traje-

Saga sonrió y volvió a fijar la vista en las pequeñas tarjetitas color hueso con letras azules

-Gracias Kanon- le respondió –tu te ves… increíble...-

El menor suspiró impaciente por no tener nada que decirle a su hermano para hacerlo sentir mejor, había sido la misma situación desde que había pedido la mano de Hades en aquella reunión de amigos y familia. Saga lo había acompañado a buscar el traje, los zapatos, los anillos, a buscar el salón, el hotel, el representante griego que los uniría ante los dioses, todo lo que estuvo en sus manos, y siempre que Kanon se probaba un traje, un par de zapatos, hacía tratos y arreglos con los dueños de los lugares, podía notar la misma mirada triste y a la vez alegre de su gemelo, estaba seguro de que Saga se sentía feliz por él, y que admiraba su belleza cuando lo veía envuelto en un traje blanco con zapatos que hacían juego, pero no podía pasar por alto la tristeza en sus ojos que su gemelo intentaba ocultar, lo conocía demasiado bien, demasiado.

-Saga… no quiero que mi boda sea un conflicto en tu vida, sé que ahora todo puede parecerte negro, pero te prometo que llegará el indicado para ti-

El mayor sólo sonrió con cierto desgano ante sus palabras

-Eso me dijiste hace casi seis meses, Kanon… cuando me dejaste tomarte por última vez... y no puedo negar que te creí, pero ya empiezo a dudarlo cada vez más-

-Saga… no puedes decirme que ya perdiste toda esperanza, sólo han pasado seis meses, por todos los dioses-

-No entiendes Kanon-

-¡Claro que entiendo! Sé que no has dejado de sentir algo por mi, pero ¿qué puedo hacer? No quiero renunciar al hombre que amo por algo que ya no siento más, no quiero mentirte Saga, ni tratarte de esa manera, volviendo a tu lado por lástima-

-Eso ya lo sé, ni te he pedido que lo hagas... escucha Kanon, éste no es el mejor día para pelear, es el día de tu boda-

-No puedo estar bien el día de mi boda si estás así-

-Trato de hacer lo mejor que puedo, no me pidas imposibles, no he dejado de amarte-

Kanon se dio media vuelta y miró por la ventana. Los invitados comenzaban a llegar y la ceremonia se celebraría en un momento. Regresó su mirada a su gemelo, que continuaba observando los pequeños papelitos de la reservación

-Tampoco he visto que lo intentes Saga- ante sus palabras, el mayor alzó la vista otra vez –no te veo salir con nadie, no te veo intentando olvidarte de mi-

-Porque he estado ayudándote con tu boda, no tengo tiempo de salir y mucho menos de olvidarme de ti-

-Estás esperando que la persona indicada caiga del cielo ¿no?-

-No, simplemente no me interesa conocerla ahora… si es que la encuentro algún día-

-Han pasado seis meses, Saga…- repitió su gemelo impaciente –No vas a amar a nadie en seis meses, pero tampoco haces nada por intentarlo-

-¡No lo entiendes, Kanon!- exclamó el gemelo mayor, mientras se ponía de pié y azotaba las tarjetitas en la mesa –¡cada vez que te veo tengo que aguantar las malditas ganas de darte un beso, de tocarte, de sentirte! ¡y lejos de sentirme menos atraído hacia ti, parece que cada vez mi amor por ti aumenta!- respiró profundo y continuó –deja de presionar, no me he metido entre ustedes dos, yo sabré manejar mi vida… y deja de arruinar tú mismo tu boda obligándome a hablar del tema- se dirigió a la puerta y volvió la vista hacia su hermano, que lo miraba desconcertado por el cambio de actitud, le sonrió con cierta complicidad antes de añadir sus últimas palabras –tampoco te des tanta importancia, Kanon, voy a olvidarte tarde o temprano-

Salió por la puerta rápidamente, ya casi era hora de la ceremonia

Kanon suspiró entre feliz y triste, con esas palabras, su hermano lo absolvía de toda la culpa que había sentido, había entendido su promesa indirecta de tratar de olvidarse de él, pero aún así, el arranque de su hermano lo había dejado confundido, temiendo que Saga no consiguiera nunca olvidarse de lo que había sucedido entre ellos.

Las trompetas que anunciaban la unión entre él y su dios Hades lo distrajeron. Se apresuró a arreglarse y a salir, para esperar a Poseidón, que traería a su pareja para entregarlo como si fuera su padre, aunque se tratara de su hermano menor.

Cuando Kanon llegó al frente, todos guardaron silencio. Saga se apresuró a unirse a Shiryu, Dohko y Shion que estaban hasta el frente. Un momento después, Kardia, Milo y Albafica se unieron a ellos. Shun y Hyoga también estaban entre los invitados principales, pero ellos estaban cerca de Kanon, pues eran los padrinos de anillos.

-¿Dónde estabas Saga?- preguntó Dohko en voz baja –sólo te esperábamos a ti y a Kanon-

-Lo siento, tuve que confirmar las reservaciones- murmuró el gemelo mayor y luego miró al frente -¿falta mucho para que llegue Hades?-

-No… sólo que lo traiga su padre… o su hermano, quien sea que vaya a venir-

Silencio, espera… los minutos parecieron eternos. Zeus estaba sentado hasta el frente, pero del otro lado, cerca de Shun y Hyoga, y fue el primero que comenzó a impacientarse, no dejaba de mirar hacia atrás, esperando que llegaran pronto sus dos hermanos mayores dentro de sus cuerpos mortales, para llevar a cabo una boda de mortales a la que todos los amigos del caballero de Athena pudieran asistir. Los demás caballeros estaban esparcidos por todas las filas, así como las marinas de Poseidón y los tres jueces del infierno, además de Hypnos y Thanatos, que  no habían dejado de discutir en voz baja. Finalmente, se escuchó una pequeña riña a lo lejos

-Te dije que te pusieras los otros zapatos, pero haces lo que quieres- Zeus reconoció la voz de Poseidón en esas palabras –te vas a caer, no pudiste elegir unos más resbalosos-

-Cállate, si no brillan no se ven bien, todo tiene que ir acorde conmigo, además es mi boda-

-Shhh-

-No me calles soy tu hermano mayor-

-¡Shhhh!-

Finalmente, se abrieron las puertas y Poseidón entró, envuelto en un traje negro muy elegante, con finas joyas en las manos y con un porte que hizo a todos voltear inmediatamente. Durante un instante, parecía que la celebración era en su honor y no en honor de los novios, debido a su atractivo y a la manera en la que se había arreglado para la boda de su hermano. Zapatos negros, traje negro, corbata azul, su cabello azul perfectamente bien peinado, enmarcando su rostro y cayendo sedoso por su espalda. Sonrió a medias, muy sensual, para todos los invitados que estaban ahí mirándolo con la boca abierta, y finalmente hizo entrar a su hermano menor, completamente arreglado y perfectamente adornado, para la boda. Lo tomó del brazo y todos volvieron su vista al frente, todos menos Saga, que se había quedado con la boca abierta al ver semejante belleza enfrente de él y siguió con la mirada a ambos dioses, sin quitarle los ojos de encima al peliazul, hasta que llegaron al frente y la ceremonia comenzó.

Durante todo el tiempo, Saga había estado observando al dios del agua en su cuerpo mortal al lado de Hades, todo el tiempo, sin dejar un segundo de percibir cada uno de sus movimientos, hasta que las palabras que tanto había querido evitar escuchar lo distrajeron de sus pensamientos y le rompieron el corazón

-Si ambos aceptan la unión eterna en cuerpo y alma, apaguen sus velas, tómense de las manos, pónganse los anillos y culminen con el beso que sellará su eterno amor-

Esperó, mirando a su hermano que unía las manos con el dios de la muerte, suplicó un milagro, algo, cualquier cosa, pero nada ocurrió. Se besaron sin que él pudiera hacer nada para evitarlo. Bajó la vista y sintió las lágrimas quemar sus ojos, pero no las dejó salir. Claramente pudo sentirse destrozado por dentro, ahora sí había perdido a Kanon para siempre, y no había podido evitarlo. Respiró profundo un par de veces y después se acercó a felicitar a su hermano y a su pareja, como todos los demás, ahora que la ceremonia había terminado.

Cuando llegaron al salón donde se celebraría la fiesta, Saga no podía dejar de mirar con tristeza a su adorado gemelo que había querido desde siempre, y del que se había enamorado cuando ambos tenían trece años. Ahora, a los 28, lo había perdido por completo, siendo que apenas hacía un año, Kanon le había jurado amor eterno, y había estado haciéndolo durante más de 10 años. Estaba sentado en la mesa, sin presar más atención que la suficiente a los acontecimientos que ocurrían a su alrededor. La fiesta, los invitados, los regalos, los insensatos que se acercaban a felicitarlo porque su hermano menor había contraido nupcias... en fin. Sus amigos estaban tan ocupados en sus propios asuntos, atendiendo a todo el mundo, que no se dieron cuenta de su tristeza, y para él era mejor así.

Decidió salir de la fiesta por un momento y se quedó mirando la noche, había estrellas y luna, perfecta para la noche de bodas de su hermano y Hades, mientras que él lo único que conseguía sentir era dolor, tristeza y nostalgia. Su hermano al parecer no había notado su tristeza en la fiesta y para él, era mejor así. Se sentó en una banca que había enmedio de los bonitos arreglos del jardín, los árboles cortados de tal manera que formaban distintos seres mitológicos griegos si se veían desde arriba. Flores, una fuente... todo se veía maravilloso, pero él solamente quería desaparecer. Suspiró intentando recordar cómo había sido que su hermano dejó de amarlo y empezó a enamorarse del dios de la muerte. Fué en el inframundo donde se conocieron, pero volvieron a verse en una misión a donde Kanon había sido enviado por Athena, en Cabo Sunion. Nunca entendió muy bien qué hacía Hades ahí, pero no le interesaba saberlo, entre menos estuviera al tanto, mejor para él. Lo único que recordó fué que al volver, Kanon ya no era el mismo, ya casi no se dejaba besar, abrazar, tocar... salía muy a menudo hasta que un día y de golpe, soltó la noticia con tanta naturalidad como si hubiera hablado sobre el desayuno de esa mañana. Aún recordaba las palabras de su hermano “Saga... yo... lo siento tanto, pero me enamoré de él, no puedo evitarlo, hermanito... perdóname” y las palabras que él le había dicho después “Creí que me amabas a mi... llevas 15 años diciéndome que me amas, Kanon” y la respuesta final “Lo sé... pero... ahora es distinto... sé que lo que siento por él es... más que amor, Saga, y es un amor eterno, no puedo evitarlo”. Tuvo que morderse los labios para no llorar el día de la boda de su hermano, no quería que lo descubrieran, pero parecía que entre más feliz estaba su amado gemelo, todo se ensombrecía para él. Un momento después, cuando se disponía a volver, pudo distinguir una sombra a su lado, un hombre que se sentaba junto a él. Era nada más y nada menos que el atractivo hermano de su nuevo cuñado, con su traje negro y la corbata floja, no llevaba el saco y su camisa estaba desabrochada hasta la mitad del torso. Le sonrió a Saga y luego bajó la mirada, mientras decía

-Vaya... así que no soy el único que ya se hartó de traer el traje bien puesto- y era verdad. El gemelo mayor se había desamarrado la corbata y ahora la llevaba como bufanda mal puesta, con una punta a cada lado, tenía la camisa del traje totalmente abierta, dejando entrever ese perfecto abdómen. Cuando escuchó las palabras de Poseidón, no pudo evitar sonreír

-Bueno... hace calor-

-Si así es- le tendió el ramo que Hades había llevado en la ceremonia, Saga pudo adivinar de inmediato que Poseidón lo había atrapado -¿por qué no estuviste en el ramo?- le preguntó a lo que Saga simplemente sonrió con cierto desgano

-Bueno yo...-

-Estás enamorado de Kanon ¿verdad?-

Ahora sí, el gemelo se había quedado con la boca abierta, ¿tan evidente era?, entonces todos los demás caballeros, las marinas y los espectros se habían dado cuenta. Poseidón no pudo evitar reírse al ver la expresión en los ojos de Saga

-Tranquilo... lo noté en la ceremonia... y lo entiendo, entiendo ése vínculo especial que une a ciertos hermanos... no te sientas mal, es normal, después de todo, es tu gemelo, lleva una parte de ti en su interior –

-Kanon fué mi hermano, pareja y amante durante 15 años... ahora es sólo mi hermano, y debo acostumbrarme a que ahora le pertenece al tuyo-

-Ya veo... sé que no será fácil, en especial tratándose del amor de un humano, que suele ser muy aprehensivo-

-¿Y el de los dioses no?-

-Los humanos sólo se tienen a sí mismos aquí en la tierra, o eso es lo que ellos creen, por eso se aferran al amor eterno que tú querías al lado de Kanon... entre dioses es distinto, un dios puede amar sin la misma aprehensión de ustedes, pero algunas veces, los dioses se enamoran tanto como los humanos-

Saga alzó la vista y lo miró con una sonrisa que apenas se notaba

-¿Te has enamorado?- preguntó

-No...- respondió el dios sonriendo un poco –no sé si me enamore algún día-

-¿Y Saori?-

-Nunca estuve enamorado de ella... sólo necesitaba un pretexto para apoderarme de los seres humanos-

Saga dejó escapar una risa

-¿Por qué?-

Poseidón se encogió de hombros

-Porque me gustan... los humanos me gustan, me gusta ver la manera en la que se las arreglan mientras viven, me gusta verlos hablar, convivir... sentir... me gusta notar que son tan iguales a nosotros en muchas cosas-

-¿Y también te gustan las cosas malas?-

-Nada es perfecto en ésta vida, Saga- le dijo decidido y le tendió la mano –vamos adentro, antes de que mi hermano y el tuyo enloquezcan por no vernos ahí... ambos son demasiado exagerados, tal vez tienen eso en común-

-¿Y tu y yo tenemos algo en común?-

-La camisa abierta y la corbata mal puesta- murmuró el dios con una sonrisa –y no lo sé... tal vez haya otras cosas más que aún no descubrimos-

Pasaron las horas, Kanon se veía más feliz que nunca, igual que Hades, iban de un lado a otro, juntos, tomados de la mano, mientras los demás estaban sentados en sus mesas o bailando. Saga y Poseidón hablaban animadamente, sobre las verdades vergonzosas y secretos íntimos de sus hermanos.

-Saga, creo que deberías dejar de beber- comentó Shion al notar que a Saga le brillaban los ojos de una forma extraña y no dejaba de llevarse los vasitos tequileros a la boca, pero Dohko le hizo una señal para que no dijera nada, el gemelo se veía muy feliz con el hermano de Hades, al que habían invitado a su mesa.

-Saga... esa canción me gusta... ¿la bailarías conmigo?- preguntó Poseidón cuando escuchó una de sus canciones favoritas. Saga aceptó y ambos empezaron a bailarla. Era una canción atrevida, primero, ambos empezaron despacio y tímidos, pero el ambiente, el alcohol que habían bebido y la confianza que empezaron a sentir terminaron por despertar en ellos el deseo de bailar cada vez más cerca, a mover las caderas y los hombros con más sensualidad y acercando sus rostros hasta que la separación entre ellos era mínima. Ambos se veían tan sexys que el camarógrafo no dudó en sacar unas cuantas tomas de ellos, y por supuesto, los caballeros de oro y las marinas tomaron fotografías. Unos cinco bailes después, Poseidón hizo a Saga perder el equilibrio y ambos cayeron al suelo

-Perdón... – le dijo el dios del agua al caballero de géminis –¿estás bien?-

-Si...- asintió Saga aún con las manos en la cadera del dios del agua, y de pronto, murmuró algo muy suave a su oído –eres hermoso... y sensual-

Poseidón sonrió

 –También tu...- le dijo en voz muy bajita acariciando su abdómen, aprovechando que la camisa de Saga estaba abierta.

Por supuesto, fueron el centro de atención de todos, aunque nadie podía escuchar su plática, ambos estaban en una posición comprometedora, Poseidón acariciaba a Saga con deseo y éste correspondía de igual manera, rozando su cadera con las yemas de los dedos, los novios se dieron cuenta y abrieron los ojos de par en par, incrédulos con el espectáculo que sus hermanos estaban dando. Finalmente, Dohko, Shion y Albafica se pusieron de pié y los levantaron de inmediato-

-Saga... váyanse a la recámara- murmuró Dohko mientras lo sacaba del salón del hotel –no hagan su espectáculo enfrente de todos-

-Shhh...- murmuró Saga sonriendo y extendió las manos a Poseidón, a quien Shion escoltaba para sacarlo –ven aquí, hermosura- murmuró y el dios del agua inmediatamente corrió a sus brazos. Cuando llegaron a la recámara, Shion y Dohko los dejaron solos y Poseidón acorraló a Saga en la pared antes de abrirla

–Bésame...- dijo en voz baja y lo besó de manera demandante, a lo que Saga correspondió de la misma forma. Empezaron a acariciarse de nuevo, tocando sus marcados torsos y despojándose mutuamente de las camisas desabrochadas que ambos llevaban, y entonces abrieron la puerta y se metieron a la recámara.

-Lo mataré... lo mataré...- murmuraba Kanon –no importa qué dia o qué hora sea, Saga siempre encuentra la manera de hacer el oso, ¡y tenía que ser hoy! ¡¡el día de mi boda!!-

-¿Y qué me dices de mi hermano?- le respondió Hades con los brazos cruzados –parecía una zorra barata montado así, encima de Saga en el suelo-

-Ambos son unos idiotas- le dijo Kanon –maldición, no puedo creerlo-

-Sólo olvídenlo- les dijo Kardia despreocupado –ambos se veían muy bien- añadió con una sonrisa irónica que molestó a los novios.

-Ya, olvídenlo, eso no va a arruinarles la fiesta- les dijo Dohko –continúen con la celebración como si nada hubiera pasado-

Mientras tanto, desde afuera de la recámara no se detenían los gemidos. Y desde adentro, el ambiente olía a alcohol y hacía calor, demasiado calor, a pesar de que había solo una lamparita prendidad que no alumbraba.

-Ohhh Saga... ahhh.... Saga... ¡Saga!- gemía el rey de los mares arqueando su espalda, sin quitar las manos de los hombros del gemelo mayor.

-Ahhh... mmm Pose...- murmuraba el otro a manera de respuesta, embistiéndolo suave y eróticamente, profundo, ambos respirando entrecortadamente.

La espalda del dios del agua se arqueaba, fruncía el ceño de placer y se sonrojaba y el otro no le apartaba la vista de encima, hasta que llegó el inevitable momento del clímax una hora más tarde, afortunadamente nadie subía aún a sus recámaras, así que nadie escuchó sus gemidos.

-Saga...- murmuró el menor mientras se recostaba al lado del gemelo, con su cabeza en el hombro de su amante y sus brazos y piernas descansando también en su cuerpo. El gemelo empezó a acariciarle la espalda suavemente mientras cerraba los ojos, satisfecho.

-Duerme, Pose- le dijo al oído y lo besó en los labios. El dios sonrió y cerró los ojos. No se lo dijo a Saga, pero había sido su mejor noche, y esperaba que no terminara al amanecer.

Notas finales:

Gracias por leer n_n 


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