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Novilunio por Rukkiaa

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Respiro de alivio

 

POV. Jacob

 

En cuanto Aro se reunió con los suyos, Edward inició una retirada inmediata, empujando levemente a Seth y Emmett. Retrocedimos a toda prisa sin apartar la mirada de la amenaza en ciernes. Yo no podía evitarlo, anduve más lento que los demás con la pelambrera erizada y enseñándole los dientes a Aro. Quería que se diera por aludido y esperaba que, dado que había visto todo en la mente de mi marido, le quedase claro lo que podía implicar un ataque hacia él por su parte.

Solo nos separaban cincuenta metros ahora y pudimos escuchar como Cayo discutía con Aro.

-¿Cómo soportas semejante infamia?-se puso con los brazos en jarras-¿por qué permanecemos aquí mano sobre mano ante un crimen tan espantoso, burlados por una engañifa tan ridícula?

-Porque es la verdad hasta la última palabra-dijo Aro sin parecer afectado-observa el número de testigos. Todos ellos están en condiciones de dar testimonio. Han visto a ese niño crecer y madurar en el breve tiempo que le han conocido. Todos ellos se han percatado del calor de la sangre que corre por sus venas. Además, hermano, ten en cuenta la otra cara de la moneda. No es sólo hijo de Edward.

-Los hombres lobo...-murmuró Cayo con rabia contenida-¿también vas a defender esa alianza, Aro?. Los Hijos de la Luna han sido nuestros más acérrimos enemigos desde el alba de los tiempos. Les hemos dado caza hasta prácticamente extinguirlos en Europa y Asia; a pesar de ello, los Cullen dispensan un trato de familiaridad a esa inmensa plaga, sin duda en un intento de derrocarnos más adelante, lo que sea para proteger su corrupto estilo de vida.

Mi Edward carraspeó, llamando la atención del Vulturi- estamos en pleno mediodía, Cayo- apreció-resulta claro que no son Hijos de la Luna. No guardan relación alguna con tus enemigos de allende los mares. Estos son metamorfos.

-Aquí criáis mutantes-fue su respuesta y miró a Edward con ojos iracundos-no sé cómo no se te cae la cara de vergüenza después de lo que has hecho. Casarte con una escoria como esa...dejar que algo así te toque...

Edward gruñó y enseñó los dientes, pero no pudo replicar porque Aro lo hizo por él-hermano...tus miedos no tienen sentido en esta situación. Los Cullen no usan a los metamorfos como arma. Los consideran familia. Luchan a su lado por lealtad y afecto. Nos parece inconcebible, lo sé, pero mira lo que ha pasado. Ha nacido una criatura única y especial. Tan alucinante...

Cayo se mostró frustrado de pronto- Irina- bramó descontento.

Ella alzó la vista, sorprendida en un primer momento y luego asustada. Cayo chasqueó los dedos y la vampira se le acercó vacilante-has cometido un grave error en tus acusaciones, o eso parece.

-Lo siento-dijo ella en voz baja. Kate y Tanya dieron un paso al frente, ansiosas-quizá debería haberme asegurado de lo que vi, pero no tenía ni idea...

-Mi querido Cayo-dijo Aro-¿cómo puedes esperar que ella adivinara en un instante algo tan extraño e improbable?. Cualquiera de nosotros habría supuesto lo mismo.

-Todos estamos al tanto de tu error- Cayo seguía mirando a Irina e ignoró el comentario de Aro- yo me refiero a tus motivos.

-¿Mis motivos?

-Sí, para empezar, ¿por qué viniste a espiarlos?. Estabas molesta con los Cullen, ¿me equivoco?

-No, estaba enojada.

-¿Y por qué...?

-Porque los licántropos mataron a mi amigo y los Cullen no se hicieron a un lado. No me dejaron vengarle. Los Cullen se pusieron de parte de los metamorfos en contra de nuestra propia especie. Edward incluso se casó con uno. Yo lo veo así. Lo siento. Habéis venido aquí para destruir al niño inmortal y no existe ninguno. Mío es el error y asumo por completo la responsabilidad. Los Cullen son inocentes y vosotros no tenéis motivo alguno para permanecer aquí. Lo lamento muchísimo-nos miró a nosotros y luego a los testigos Vulturis- no se ha cometido ningún delito, ya no hay razón válida para que continuéis aquí...

Aún no había terminado de hablar y Cayo ya había alzado una mano, sostenía en ella un extraño objeto metálico tallado y ornamentado. Se trataba de una señal, y la reacción llegó tan deprisa que todos nos quedamos atónitos y sin dar crédito a nuestros ojos mientras sucedía. Todo terminó antes de que tuviéramos tiempo para reaccionar.

Tres soldados Vulturis se adelantaron de un salto y cayeron sobre Irina, cuya figura quedó oculta por las capas grises. Cayo serpenteó sobre la nieve hasta llegar al centro de la masa grisácea. El estridente sonido se convirtió en un volcán de centellas y lenguas de fuego. Los soldados se apartaron de aquel repentino infierno de llamaradas y regresaron a sus posiciones en la línea perfectamente formada. Cayo se quedó solo junto a los restos en llamas de Irina. El objeto metálico de su mano todavía chorreaba lenguas de fuego sobre la pira.

-Ahora sí ha asumido por completo la responsabilidad de sus acciones-aseguró Cayo con una fría sonrisa. Y me di cuenta de que lo había hecho para provocar la batalla. Edward también se percató y fue el primero en gritar.

-¡Detenedlas!-saltó y agarró el brazo de Tanya con rapidez, la vampira se lanzaba vociferando como una posesa hacia el sonriente Cayo. Carlisle la sujetó por la cintura.

Kate lanzó un aullido inarticulado y echó a correr. La más próxima a ella era Rosalie, pero recibió tal porrazo que cayó al suelo antes de tener tiempo de hacerle una llave. Por suerte, Emmett la aferró por el brazo y le impidió continuar. Pero ella se escabulló y rodó sobre sí misma. Parecía imparable, hasta que Garrett se abalanzó sobre ella y la tiró al suelo. Le rodeó el torso y los brazos en un abrazo y engarfió los dedos alrededor de sus propias muñecas a fin de inmovilizarla del todo.

-Zafrina- gritó Edward. Kate puso los ojos en blanco y sus gritos se convirtieron en gemidos. Tanya dejó de forcejear.

-Escuchadme, Tanya, Kate- pidió Carlisle- la venganza ya no va a ayudarla. Irina no habría deseado que despilfarrarais la vida de esa manera. Meditad las consecuencias de vuestros actos. Si atacáis ahora, moriremos todos.

Eso pareció calmarlas y tras varios minutos, volvieron a la fila.

Pero poco después, Aro se dirigió a la multitud que le acompañaba.

-Irina ha sido castigada por levantar falsos testimonios contra ese niño. ¿No deberíamos volver al asunto principal, Cayo?. Me gustaría hablar con unos cuantos testigos, por simple perfeccionismo- no pasé por alto que la sonrisa de Cayo recuperó ese punto cruel. Edward siseó y cerró los puños.

Aro interrogó a Amun, que dio testimonio de que E.J. había crecido durante el tiempo que habían estado con nosotros. Después de eso, él y Kebi se marcharon sin mirar atrás. Luego fue a por Siobhan, que defendió a nuestro hijo como la que más y Garrett secundó sus aportaciones.

Aunque cuando terminó, Aro volvió a hablar con sus testigos.

-No se ha quebrantado ley alguna. Ahora bien, ¿podemos deducir de eso la ausencia de peligro?. Es algo único, una fusión de especies nunca antes vista y desconocemos por completo la evolución futura. Admito que es adorable la criatura...y sería un despilfarro acabar con él- Seth bufó rabioso y no tardó en entrar en fase y cubrir a E.J. con su cuerpo-pero existe un peligro imposible de ignorar, así de simple. Nos es indiferente si pertenece a ambos mundos, lo lamento. Pero podríamos exponernos ante los humanos por su culpa, podría convertirse en una amenaza. Intuimos el potencial de esta criatura tan...sorprendente. Él sabe con absoluta certeza que siempre va a poder permanecer oculto tras el velo de oscuridad que nos protege, pero nosotros nada sabemos sobre qué clase de criatura va a ser él en su edad adulta. Hasta sus propios padres están llenos de dudas. No hay forma de conocer cuál será su naturaleza al crecer. Únicamente lo conocido es seguro y aceptable. Lo desconocido es...vulnerabilidad.

-Ahora estás mostrando tu juego, Aro-dijo Carlisle con voz sombría.

-Haya paz, amigo. No nos precipitemos. Contemplemos el problema desde todos los ángulos.

Aro nos dio la espalda y se puso de cara a sus dos hermanos. Los tres se tomaron de las manos hasta formar un triángulo. Estaban deliberando.

Edward se agachó a la altura de E.J.

-¿Recuerdas lo que te dije, cielo?-preguntó con voz rota de dolor.

-Te quiero-dijo el niño.

-Yo también te quiero. Más que a mi propia vida-respondió él. Yo solté un quejido mientras Edward besaba la frente de Ed. Entonces se acercó a Seth y le habló-espera a que estén distraídos para huir con él. Vete lo más lejos posible. Cuando te hayas distanciado lo suficiente podrás salir de fase. E.J. lleva todo lo que necesitáis-rodeó el cuerpo del niño y le abrazó con fuera. Yo solo pude acariciarle con el morro a modo de despedida. Luego Edward lo alzó y lo sentó sobre el lomo de Seth- no podría confiarlo al cuidado de nadie más-dijo mi vampiro al lobo color arena-sé lo mucho que lo quieres y tu capacidad para cuidar de él- Seth soltó un aullido lastimero y agachó la cabeza para frotarle el brazo-lo sé-musitó Edward acariciándole la cabeza- adiós Seth, hermano mío..., hijo mío...

Edward volvió la vista al frente donde los Vulturis seguían deliberando y hundió los dedos en mi espeso pelaje, en el cuello. Esme se puso junto a Carlisle y le dio la mano. De pronto, nos vimos rodeados por una sucesión de palabras de despedida y frases de cariño dichas a media voz.

-Te seguiré adonde quieras si sobrevivimos a esto, mujer-le aseguró Garrett a Kate con un susurro.

-A buenas horas me lo dices...-murmuró ella.

Rosalie y Emmett intercambiaron un beso rápido, pero cargado de pasión. Tia acarició el semblante de Benjamin; éste le devolvió una sonrisa con alegría, le tomó la mano y la sostuvo junto a su mejilla. Y yo...

-Te amo con toda mi alma Edward Cullen.

 

POV. Edward

 

Estaba demasiado compungido para expresar mi amor por mi marido, así que lo único que pude hacer, fue apretar parte de su pelaje en un puño.

La guardia al completo nos observaba. Inmóviles. A la espera. Una espera que no tardó demasiado, porque Aro, Cayo y Marco soltaron sus manos y nos miraron.

-Antes de votar...-empezó Aro- no tiene por qué haber violencia sea cual sea la decisión del concilio, os lo recuerdo- no pude evitar soltar una carcajada apagada y Aro me miró con tristeza-la muerte de cualquiera de vosotros sería una pérdida lamentable para nuestra raza, pero sobre todo en tu caso, joven Edward. Los Vulturis acogeríamos de buen grado a muchos de vosotros en nuestras filas. Benjamin, Zafrina, Kate. Se os ofrecen muchas alternativas. Consideradlas- recorrió con la vista nuestras filas en busca del menor indicio de vacilación, pero sólo encontró resolución en nuestros ojos-en tal caso, votemos.

-El crío es una incógnita y no existe razón para tolerar la existencia de semejante riesgo-se apresuró en contestar Cayo-debemos destruirle a él y a todos cuantos le protejan.

Marco alzó los ojos colmados de desinterés-no veo un peligro tan inmediato a pesar de la sangre que corre por sus venas. El chico es bastante seguro por ahora. Siempre podemos evaluarlo otra vez más adelante. Dejémosles ir en paz.

-Mío es el voto decisivo, o eso parece-musitó Aro.

-¡Sí!-siseé sin poder contenerme. La había escuchado. Los pensamientos de mi hermana Alice. Se aproximaba a nosotros apresuradamente. Una sonrisa enmarcó mi rostro-¿Aro?-pregunté triunfal.

-¿Sí, Edward?¿tienes algo más...?

-Tal vez, pero antes, ¿te importa si clarifico un punto?

-En absoluto-contestó él.

-Según tú, el peligro potencial de mi hijo radica en nuestra imposibilidad para determinar en qué va a convertirse cuando haya terminado su desarrollo. ¿Es ése el quid de la cuestión?

-Exacto, amigo mío. Si pudiéramos estar completamente seguros de que cuando crezca va a ser capaz de mantenerse a salvo del mundo humano y no poner en peligro la seguridad de nuestra reserva...Si hubiera alguna forma de tener una certeza absoluta, entonces, no habría nada que debatir.

-En tal caso, tengo algo que ofrecerte.

Aro entornó los ojos-él es único. Sólo podemos aventurar en qué se va a convertir.

-Si, es único. Lo es, y no lo es-discrepé-no es del todo similar...pero no es único en su especie como creíamos. ¿Por qué no te unes a nosotros, Alice?

-Alice- susurró Esme, asombrada.

-¡Alice!-pensó mi marido. Y los murmullos a mi alrededor no se hicieron esperar.

-Alice- exhaló Aro.

Atravesaron el bosque a la carrera, lo más deprisa posible. Ambos bandos permanecimos inmóviles, expectantes. A cada cual más confuso que el anterior.

Alice apareció en el claro desde el suroeste, seguida de Jasper y Kachiri. Junto a ellos corrían dos desconocidos. Uno era una mujer de tez olivácea con una larga coleta de pelo negro agitándose sin cesar a su espalda. Y a su lado un joven de piel morena y brillante. Sus movimientos no eran tan rápidos ni tan elegantes como los de sus acompañantes. Nos examinó con los ojos de un color semejante al de la madera clara. Tenía el pelo negro y lo recogía con una coleta, al igual que la mujer, pero no tan larga.

Mi hermana no se detuvo hasta llegar hasta a mi y se enganchó de mi brazo, sonriente. Le guiñó un ojo a Jacob y miró al frente. Jasper y los demás la siguieron.

-Alice ha buscado sus propios testigos durante semanas-aclaré a Aro- y no ha regresado con las manos vacías. ¿Por qué no nos los presentas, hermana?

-Ésta es Huilen y él, su sobrino Nahuel.

-Testifica, Huilen- ordenó Aro- di lo que debas decir.

Kachiri apoyó su enorme mano sobre el hombro de la pequeña vampira.

-Me llamo Huilen. Hace siglo y medio, yo vivía con mi tribu, los mapuches. Mi hermana tenía una piel blanca como la nieve y por ese motivo mis padres la llamaron Pire, ''nieve'' en nuestra lengua. Un día me contó que se le había aparecido un ángel en el bosque y que acudía a visitarla por las noches. Estaba como hechizada y no hizo caso a mis advertencias. Cuando estuvo segura de que la semilla del ángel oscuro crecía en su interior, me lo dijo. Pire comía carne cruda y se bebía la sangre de las piezas que yo le cazaba, puesto que se iba quedando sin fuerzas. Ella sentía verdadera adoración por su hijo incluso antes de nacer y lo llamó Nahuel, ''puma'' en mapuche. No logré salvar a Pire. El niño se abrió paso desde el vientre para salir. Ella murió desangrada enseguida. Él me mordió mientras intentaba sacarle del cuerpo de su madre y me alejé adolorida del cuerpo sin vida de mi hermana. Cuando desperté, Nahuel estaba aovillado junto a mí, dormido. Cuidé de él hasta que fue capaz de cazar por su cuenta. Nunca nos hemos alejado de nuestro hogar hasta ahora, pero Nahuel deseaba conocer al niño.

Aro frunció los labios y miró al joven.

-¿Tienes ciento cincuenta años, Nahuel?

-Década más o menos, sí-respondió con voz cálida e increíblemente hermosa.

-¿A qué edad alcanzaste la madurez?

-Fui adulto a los siete años, más o menos.

-¿Y no has cambiado desde entonces?

-No que yo haya notado-noté el leve temblor que azotó a Seth.

-¿Y qué me dices de tu dieta?

-Me nutro de sangre casi siempre, pero también como comida humana y puedo sobrevivir sólo con eso.

-¿Eres capaz de crear a otro inmortal?

-Yo, sí-eso no me preocupaba. Aro había visto al tocarme, que E.J. no tenía esa capacidad. Estaba más que demostrado cuando mordía a Seth en sus juegos infantiles. Como esperaba, Cayo se dirigió a mi.

-¿Es venenoso tu hijo?

-No-respondí y Aro no replicó. Nahuel alzó bruscamente la cabeza y sus ojos buscaron mi rostro.

Tras unos instantes en los que el silencio más absoluto reinó en el claro, Aro habló con voz suave.

-No parece haber peligro alguno. Estamos ante un desarrollo inusual, pero no veo la amenaza. Cierto que sangre lupina corre por las venas de nuestro encantador Edward Jacob, pero también es verdad que está en una familia con las normas bien establecidas. Da la impresión de que estos niños semivampiros....se parecen bastante a nosotros.

-¿Es ése el sentido de tu voto?-preguntó Cayo.

-Lo es-miró a Carlisle sonriente-hoy no vamos a luchar, queridos míos.

Cayo echaba chispas por los ojos, pero comenzaron a abandonar sus posiciones y a alejarse uno tras otro hacia el bosque a sus espaldas. Aro nos tendió las manos en un gesto de disculpa, o casi.

-Me alegra que esto haya podido resolverse sin necesidad de apelar a la violencia-aseguró- Carlisle, amigo mío, ¡cuánto me alegra poderte llamar amigo otra vez!. Espero que no haya resentimiento. Sé que tú comprendes la pesada carga del deber que hay sobre nuestros hombros.

-Ve en paz, Aro-dijo mi padre-haz el favor de recordar que nosotros debemos mantener el anonimato y la reserva en estas tierras, de modo que no dejes que tu guardia cace en esta región.

-Por descontado, Carlisle. Lamento haberme granjeado tu desaprobación, mi querido amigo. Tal vez llegues a perdonarme con el tiempo.

-Tal vez, con el tiempo, y si demuestras que vuelves a ser nuestro amigo.

Aro inclinó la cabeza y se deslizó hacia atrás antes de darse la vuelta. Y en silencio contemplamos como el último de los Vulturis desaparecía entre los árboles.

-Se han rendido-musité aún absorto en la lejanía-y ahora escapan como matones apaleados.

-Es de verdad-dijo Alice- no van a volver. Podemos relajarnos todos.

Y entonces, todo estalló. Se produjo una explosión de júbilo. Aullidos de desafío y gritos de alegría llenaron el claro. Maggie se puso a pegar golpes en la espalda de Siobhan. Rosalie y Emmett se dieron otro beso, esta vez más prolongado y ardiente que el anterior. Benjamin y Tia se abrazaron, al igual que Carmen y Eleazar. Esme mantuvo sujetos a Alice y a Jasper entre sus brazos. Carlisle se puso a agradecer efusivamente a los recién llegados de Sudamérica que nos hubieran salvado la vida. Kachiri permaneció cerca de Zafrina y Senna, cuyos dedos estaban entrelazados. Garrett alzó en vilo a Kate y se puso a darle vueltas en círculo.

Yo retiré a mi hijo del lomo de Seth y le estreché contra mi pecho mientras Jacob nos rodeaba con su enorme cuerpo sin dejar de sonreír.

-¿Voy a quedarme con vosotros?-inquirió mi niño.

-Para siempre-le prometí.

Nuestro hijo estaría con nosotros para siempre, igual que Nahuel, no envejecería jamás. La felicidad se extendió en mi interior como la onda expansiva de una explosión.

-Para siempre-pensó Jacob emocionado.

 

POV. Jacob

 

Vladimir y Stefan habían desaparecido antes de que hubiéramos dejado de celebrarlo. Ambos estaban de lo más decepcionados con el giro final de los acontecimientos, aunque Edward aseguraba que habían disfrutado de la cobardía de los Vulturis lo bastante como para endulzarles la frustración. Benjamin y Tia enseguida se pusieron a seguir el rastro de Amun y Kebi, ansiosos por hacerles saber el feliz desenlace del conflicto. Estaba seguro de volver a verlos, al menos a Benjamin y a Tia...Ninguno de los nómadas se demoró demasiado. Peter y Charlotte mantuvieron una breve conversación con Jasper antes de marcharse también.

Las reencontradas amazonas también se habían mostrado impacientes por regresar a su entorno lleno de vegetación, pues se les hacía muy difícil vivir lejos de sus amadas selvas, aunque fueran más reacias a marcharse que el resto de los huéspedes.

-Debéis traer al niño de visita-había insistido Zafrina- prométemelo, jovencito.

E.J. había presionado su mano, apoyado en la nuca de Edward, incorporándose a la súplica.

-Por supuesto, Zafrina- convino mi vampiro.

-Seremos grandes amigos, Eddy- aseguró la indómita mujer antes de partir en compañía de sus hermanas.

El aquelarre de Denali fue el último en emprender la partida. Garrett se marchaba en su compañía, y allí se iba a quedar, de eso estaba bastante seguro. Ni Tanya ni Kate soportaban la atmósfera de júbilo imperante. Necesitaban tiempo para lamentar la pérdida de su hermana.

Huilen y Nahuel fueron los únicos en quedarse. Carlisle se sumió en una intensa conversación con Huilen, y estaba fascinado. Nahuel permanecía sentado junto a ella, escuchando mientras Edward nos contaba a los demás el resto de la historia del conflicto, cuyas interioridades sólo él conocía. Yo le sujetaba por la cintura, sintiendo los coletazos del estrés que habíamos vivido. Sentía que nunca más podría separar mi cuerpo del suyo.

-Aro sabía que en cuanto comenzara el combate, con Zafrina de nuestro lado, eran ellos quienes iban a quedarse ciegos. Estoy seguro de que hubiéramos sufrido unas pérdidas terribles, pero las suyas no habrían sido menores, y existía una alta posibilidad de que ellos perdieran.

-Resulta difícil sentirte cómodo cuando estás rodeado por hombres lobo del tamaño de un caballo-espetó Emmett mientras me palmeaba el brazo, lo que me provocó una sonrisa.

-Lo primero que les detuvo fueron los lobos-admitió Edward- era una imagen que jamás habían presenciado. Los verdaderos Hijos de la Luna no se mueven en manadas y no suelen tener mucho control de sí mismos. Diecisiete enormes lobos disciplinados era una sorpresita para la que no estaban preparados. De hecho, a Cayo le aterran los licántropos. Estuvo a punto de perder un enfrentamiento con uno de ellos hace unos miles de años y no lo ha olvidado jamás.

Reí sonoramente acompañado por Alice, que estaba debajo de uno de los brazos de Edward. La había retenido allí y ella se había dejado. Ambos se habían echado mucho de menos. En tales circunstancias, no sé cómo me di cuenta de la constante mirada de Nahuel sobre mi marido.

Lo pasé por alto porque me sentía fatigado. Notaba en los huesos que el día había sido demasiado largo e intenso. Añoraba un poco de paz, algo de tranquilidad. Quería que Ed descansara en su propia cama y sentir las paredes de mi casita alrededor. Edward me leyó la mente.

-Deberíamos acostar a E.J...

-Quizá sea buena idea-secundé. El niño dormitaba en brazos de Seth, que estaba echándose una cabezada en un sillón individual.

Besamos y abrazamos a todos los miembros de nuestra familia antes de darles las buenas noches. Nahuel volvió a ser la única nota discordante. Nos miró con fijeza, como si deseara seguirnos.

Palmeé el hombro de Seth que abrió los ojos en el acto y los cuatro nos fuimos a la cabaña. Seth se encargó de acostar al niño y Edward y yo fuimos a nuestro dormitorio.

-Debo reconocer que en este momento Seth me tiene muy impresionado-dijo Edward mientras se quitaba con parsimonia la camiseta y la ponía en el respaldo de una silla. Yo estaba sentado al borde de la cama mirándole embelesado.

-¿Por?

-No ha pensado en todo el día que, de acuerdo con lo expuesto por Nahuel, E.J. habrá alcanzado su plena madurez en sólo seis años y medio.

-Ni le ve de ese modo ni tiene prisa por que crezca. Únicamente desea su felicidad.

-Lo sé, como te he dicho, es impresionante. Me entusiasma que sea Seth el destino de nuestro hijo. Nunca había conocido una mente tan genuina como la suya.

-Bueno, ya habrá tiempo de pensar en eso-le resté importancia y me acomodé en la cama, palmeando el sitio vacío que quedaba a mi lado a modo de invitación.

-Va a tener competidores por los que preocuparse cuando llegue el momento, por supuesto-dijo Edward acercándose a pasos demasiado lentos.

-Lo he notado. Le agradezco a Nahuel su comportamiento de hoy, pero tanta miradita resultaba un poco rara, y me da igual si Ed es el único híbrido con el que se ha topado en su vida. Además, también te miraba a ti de una manera...

-Me miraba porque sigo con vida...en sentido figurado.

-No te sigo.

-Toda su vida, y tiene cincuenta años más que yo...se ha acostumbrado a pensar en él como una criatura diabólica, un asesino por naturaleza. Mató a su madre al nacer y se odiaba a sí mismo por ello. Entonces llega y nos ve a nosotros tres, y comprende por vez primera que ser casi inmortal no tiene por qué ser necesariamente perverso. Vale que yo no iba a morir porque eso es muy difícil, pero...me mira a mi y piensa en lo que podía haber sido tener un padre en el sentido estricto de la palabra.

-Pobre Nahuel- musité.

-No estés triste por él. Ahora es feliz. Hoy, al fin, ha empezado a perdonarse-dijo y finalmente se tumbó junto a mi-una noche de celebración...-murmuró mientras me ponía la mano debajo del mentón para juntar mis labios con los suyos.

-Espera...-vacilé. Se sorprendió porque por regla general, nunca, jamás, detenía un beso ni el proceso para llevarlo a cabo-dijiste que Seth tendrá competidores. Si no es Nahuel...

Edward parecía contrariado de pronto, soltó mi barbilla y apoyó la espalda en el gran almohadón.

-No quiero creerlo, pero...Alec mostró cierto interés cuando le vio.

-¿Cómo?¿Alec?¿el Vulturi?¿ése Alec?

-Ese mismo.

-Pero...espera, espera, espera....

-Jacob, mira, tal vez estoy confundido. Tal vez sólo llamó su atención por lo especial que es. No debemos preocuparnos por eso ahora-iba a replicar, pero la urgencia de su beso interrumpió cualquier pensamiento que pudiera tener.

Continuará...

Notas finales:

Bueno, informo que hasta aquí ha llegado la historia basada en la saga Crepúsculo oficial (libros y películas) XD. El siguiente capítulo ya será por completo inventado por mi. Y el siguiente...y el siguiente....

Saludos!!!


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