Cap. 8.- Cambios.
Bella siempre cambia las cosas, yo era feliz antes de que ella llegara, claro, feliz a mi manera. Ese día en la clase de biología causó una revolución de sensaciones y emociones que creía muertas al igual que mi alma y al mismo tiempo su efluvio me decía, me advertía, que me mantuviera lejos de ella, y con razón, debí hacerle caso a mi cerebro y jamás a mi corazón, por algo existen las reglas naturales, un león no puede convivir con una oveja… con su presa. Pero me enamoré tan ciegamente de ella que jamás escuche claramente lo que Rosalie me decía, la única que al parecer sabia la verdad acerca de Bella, pero que logro convencer gracias a un bebé.
Después de que causó una revolución en mí, también cambio el entorno de toda mi familia, poniéndolos en disputa constante con los Vulturi, ganándonos nuevos enemigos que derrotamos al paso del tiempo solo para protegerla a ella. Y ahora vuelve a suceder lo mismo, cambia todo por poder, dinero e inmortalidad y con ella a mí también. Hace un año no me planteaba la idea de vengarme de ella a través de su mejor amigo, a través de Jacob Black pero ella me orillo a esto, si tan solo no se hubiera convertido en el monstruo en el que nunca deseé que se transformara en este momento no estuviera penetrando al quileute frente a la mirada de mi aun esposa. Levantándome para que ella pudiera apreciar claramente como lo hacía con su amigo, para que sintiera la traición que yo sentí cuando me enteré de sus aventuras cuando viera mi semen escurrir de entre las piernas de Jacob entremezclado con su sangre. Si y después de eso podría deshacerme de ambos Bella ya se iba, solo estaba aquí de paso y el lobo seguramente volvería a La Push de donde no saldría durante un tiempo, yo por mi parte tomaría a mi hija y me largaría muy lejos de ahí, a un lugar donde no nos encontrarán fácilmente, la isla Esme parecía una buena opción. Podía ver la furia en los ojos de Bella la cual con un movimiento rápido se abalanzó contra mí que dejé caer al suelo a Jacob y ella me comenzó a atacar con sus filosas uñas con manicura francesa recién hecha por Alice. De un momento a otro pude conectar mi vista con la mirada llena de rabia de Jacob, me sentí hipnotizado por esta, jamás ni siquiera cuando competíamos por el amor de Bella me había dedicado esa mirada tan llena de rencor, de venganza. Seguí mirándolo hasta que todo se detuvo y después la obscuridad total.
Caminaba por el bosque, una sensación llena de paz era abrumadora. Llegué hasta la frontera que separaba el territorio de los lobos con el nuestro, paseé durante unos minutos por la línea divisoria hasta que unos sollozos llamarón mi atención. Me acerque cuidadosamente para no asustar a quien quiera que estuviera ahí, me sorprendí al ver a un niño pequeño ocultando su rostro entre sus piernas acallando su llanto desolador.
-¿Qué sucede pequeño?- mi voz salió rasposa, como si hubiese estado enfermo por varios días y apenas diera mis primeras palabras, pero él ni se inmutó, como si no me hubiese escuchado. Algo tomó mi brazo y me jalo con fuerza por mi parte volteé para averiguar qué era lo que sucedía, y entonces… abrí los ojos. Fue como si me hubiera quedado dormido, pero eso era imposible, desde hace más de cien años que mi organismo no cumple con esa función.
Una suave ventisca cruzó por el claro trayendo consigo un horrible olor, el terrible olor de la sangre de un hombre lobo. Vi a Jacob desangrarse por una de sus muñecas, el líquido carmesí salía a borbotones de una pequeña herida en forma de media luna, como la que James le había hecho a Bella hace ya algún tiempo. Su respiración irregular me daba la señal de que debía ayudarlo con urgencia, que acudiera con Carlisle de inmediato, pero no podía presentarlo desnudo en la casa de mi familia así que tome mi camisa y se la coloque, esta lograba taparle al menos hasta los glúteos no sin antes haberle arrancado un trozo de tela para hacerle un torniquete en la muñeca, para cargarlo en volandas y salir corriendo. Si Jacob muere jamás me lo perdonaría, si el dejaba de existir una estrella brillante en nuestras vidas se apagaría con él, si él dejaba de respirar volvería a sentir esta sensación de no poder inhalar oxígeno y que se me comprimiera el pecho… como me está pasando en este momento en el que su respiración se detuvo.
-resiste Jacob – susurro tratando de motivarlo a que se quede conmigo- sigue respirando por favor… solo unos segundos más.
Destruí la puerta con tan solo un roce ya que tenía prisa, lo recosté sobre el sofá de cuero negro que resaltaba con el fondo blanco de la sala, el cual inmediatamente se comenzó a manchar de sangre
-¡Carlisle!-grite desesperado al sentir la sangre escurrir por mi brazo-¡Carlisle!
Desde el segundo piso escuche el viento romperse dándome a entender que mi padre acudía a mí, pero se me hizo tan lento los escasos segundos que tardo en bajar que sentía como mi corazón sin función alguna se me iba a salir del pecho. Carlisle no tuvo que preguntarme que sucedía para tomar a Jacob y llevárselo, ordenándole a Esme que trajera las bolsas de sangre que guardábamos para que Renesmee se alimentara, yo solamente me quede parado en medio de la sala rodeado con el desagradable olor de esa sangre que para Jacob significaba la muerte. Los sonidos provenientes de la parte superior eran rápidos y desesperados dándome a entender que Jake estaba perdiendo la vida, no quería eso, no lo quería… yo nunca quería matar a Jacob, él era parte de la vida de Nessie, solamente quería alejarlo de ella; pero ahora cada vez que él me decía que me amaba algo en mi interior se sentía cálido, pero eso no es amor, lo sé ya que jamás sentí eso cuando estaba con Bella, ni una sola vez.
-¡Edward! –escuche el grito de Esme, no lo pensé y corrí a la habitación donde estaban atendiéndolo. La sangre abarcaba el piso por completo, en el bote de basura podía haber más de diez bolsas de sangre ya vacías.
De repente un niño pequeño tomado de mi mano, esas facciones, aunque redondeadas, son muy fácil de identificar, esos labios carnosos, el cabello largo y esa piel rojiza tan hermosa al igual que suave, el cual me sonríe con vehemencia. No pienses en eso ahora, Jacob esta así por tu culpa, no es momento de recordar cosas así. Cuando nuevamente centré mi atención en la sala Esme ya no estaba Carlisle por su parte hacía el mejor trabajo que en todos los años como médico había aprendido y de repente escuche claramente como la respiración débil de Jacob se detuvo y como su corazón dejó de palpitar.