Capítulo 4: Cosas raras
No paraba de dar vueltas en mi habitación yendo y viniendo de un lado a otro, ¿Daniel? Si, Daniel estaba aún en mi mente, él era tan diferente; tenía ganas de gritar ¡¿Por qué pasaba esto?!. Jale mi cabello y me arroje a la cama, me di la vuelta mirando el techo. Tome mi celular que yacía a un lado de mi, en la pantalla negra se reflejaba mi rostro, uno mas suave de lo usual; apreté el aparato entre mis manos y lo arroje hacia la puerta con desesperación.
- Dashi querido, ¿Qué sucede? –La señora Maddie estaba parada en la puerta con el celular en la mano, entro con sigilo cerrando la puerta, sentí su peso al sentarse en el colchón.
- Nada… Vete –Ella suspiro y acaricio mi cabello.
- ¿Te hizo algo ese tal Daniel otra vez? - ¡Eh!, me descoloque alzando mi cabeza, sentándome en la cama.
- No, solo siento que esto es irreal, ya se me pasara Maddie –Beso mi mejilla y se fue, con una sonrisa de “lo que sea voy a estar allí”. Realmente estaba sintiendo todo irreal o mejor dicho disparatado. Desde aquella vez Daniel se siguió comportando como todo un canalla conmigo, no quería admitirlo ante nadie pero me daba miedo y el único que parecía darse cuenta era Tucker que no se despegaba de mi ni un solo momento. Ya dos semanas habían pasado y todo comenzaba a ser habitual para mi, como si la realidad de la que venía solo hubiera sido un sueño de tantos.
Me había quedado con Tucker en su casa, a dormir y jugar videojuegos, así que ambos llegamos a la escuela juntos al día siguiente, justo en el pasillo se encontraba Daniel, parecía que siempre se percataba de mi aun que estuviéramos a unos metros o en una multitud de personas.
Me arme de valor y exhalé con pesadez, intente caminar lo mas normal que pudiera fingiendo no verle, camino frente a mi y me detuvo. Sus ojos me miraron escudriñándome, soltó una sonrisa socarrona y me tomo de mi playera llevándome a la fuerza.
- ¡Suéltale! –Tuck intentaba ayudarme pero era en vano, sentí como era arrojado con fuerza hacia los casilleros, el ruido se incrementó cuando el portazo de un casillero casi al instante apareció.
- No molestes Foley - ¡Demonios! Lo había encerrado en un casillero, me tomo del brazo jalándome hacia los vestidores, intentaba detenerle o zafarme de su agarre pero no podía. Al llegar cerró la puerta con llave y se sentó en una de las bancas; el lugar estaba vacío, me indico que me sentara aun con su mano aferrada a mi. Me senté lentamente, sin quitarle la mirada de encima él estaba diferente con la mirada en un punto fijo del suelo.
- Dash… Te odio – Su comentario me saco de orbita, ¿que demon…?
- ¿Qué demonios? Explícate, tu eres el que se la trae contra mi ¡Dime que mierda te he hecho! – Giro su rostro mirándome con sorpresa, seguramente no se esperaba que le hablara de esa manera, pero estaba harto y si tenía que agarrarme a golpes con él para que me dejar en paz lo haría.
- … Dash ¿es en serio? –Me pregunto con un tono de “¿no lo recuerdas?”, me quede callado, no tenía idea de que me hablaba pero me daba curiosidad.
- ¿Qué paso? Recuérdamelo –Su rostro me mostraba una expresión neutra, no me dejaba leer sus expresiones, su rostro siempre era inescrutable, me dio un golpe tirándome al suelo descolocándome. ¿Pero que le pasaba? ¿Por qué…? No entendía nada de lo que pasaba y porque.
- Que hipócrita eres. –En su mirada había tristeza, sus palabras las sacaba con dolor. – Vete a la mierda –Se levantó de la banca dándose la vuelta, sentía que quería decirme algo más lo único que hizo fue alejarse, abrió la puerta de los vestidores y sin más salió dejándome en el suelo. Me levante y corrí hacia la puerta gritándole que regresara.
- ¡¿Qué te pasa?! –Las personas del pasillo me miraban, estaba llamando la atención y Daniel había desaparecido.
Todo esto había hecho que me doliera la cabeza, ya había perdido una clase y el señor Lancer no me dejaría entrar.
Cambie mi semblante a uno mas tranquilo caminando por el pasillo como si nada pasara, una voz sutilmente molesta me hablo llamándome con un ligero toque en mi hombro; detrás mío estaba una joven de cabello lacio totalmente negro, señalo la puerta y nos dirigimos al patio que daba al campo de futbol sin dirigirnos palabra alguna. El día estaba soleado con una temperatura normal; con pesadez suspiro mi acompañante Paulina.
- Dash, quiero que te alejes de Danny. No te involucres mas con él. – Me miro seriamente con tono molesto, ella podría responder a mi pregunta.
- ¿Por qué? Recuérdame lo que ha pasado, yo no le he hecho nada – No diría a nadie mas lo que me había ocurrido, como Danny estaba en mi papel y yo en su vida. Sin esperármelo recibí una fuerte bofetada en el rostro desequilibrándome.
- ¿Pero que…? –
- Tú sabes bien lo que ha pasado, ¡Aléjate de él! – Nunca la había escuchado hablar tan enojada, se dio la vuelta corriendo hacia los salones. Seguía en las mismas y sin avisar apenas mi sentido fantasma me alerto, esto solo significaba algo: problemas.
Me transforme en fantasma volando sobre la escuela observando intentando percibir algo fuera de lo normal, un escalofrió recorrió mi cuerpo.
- Dashi Dashi Dashi, cuanto ha pasado – Me gire mirando a quien me hablaba, un fantasma mayor me sonaba familiar con su piel pálida. – No creí que te vería, te deseo- Actué sin pensar y me aleje de él, no me detuvo por la fuerza sino con palabras.
- ¿No me digas que no te acuerdas? Conozco cada parte de tu cuerpo –Su risa burlona y obscena me estremeció ¿Qué clase de persona era en esta realidad? ¡Todo estaba mal muy mal!. Volé rápidamente huyendo de él, me lanzaba rayos rojos sin parar hasta lograr derribarme. Caí en el estacionamiento y sentí como sus frías manos sujetaban mi ropa rozando la piel de mi cuello, ¡demonios, era solo Dash!. Me transforme nuevamente e intente quitármelo de encima sin esperarlo recibió una patada en las costillas logrando derribarlo al suelo.
- ¡No lo toques! – No sabía qué hacer, Dany había llegado en el momento oportuno quitándome a ese acosador, me tomo del brazo y me llevo casi cargando hacia una casa, cerró la puerta y aun agitado intento respirar con normalidad.
- Aquí siempre hay un campo anti fantasmas… ¿Estas bien? –
- Si, gracias Danny. –
- Quédate un rato, es seguro que siga haya afuera ¿Jugo? ¿Pizza? –Fue a la cocina indicándome que me sentara en el sofá, me sentía incómodo por lo que seguí de pie. En unos minutos Danny trajo pizza y limonada.
- Gracias… - Tome una rebanada de pizza mordiéndola, Danny me sonreía comiendo un buen trozo de esta. Observe el vidrio de la mesa ligeramente empañado por el calor de la pizza. - ¿Por qué me ayudaste? – Volteo a verme y me sonrió.
- Quería hacerlo, tenía que hacerlo –se quedó en silencio para tomarme de los hombros y lograr girarme hacia el – Me gustas Dash –Paso sus manos por mis mejillas haciéndome sonrojar, cuando pude notarlo sus labios se habían unido a los míos, acaricio mi cuello con uno de sus dedos haciéndome estremecer. No pude aguantarlo, le correspondí tomando con mi mano derecha su cabello. Nuestro beso se volvió mas fuerte ahogando mis suspiros, nuestras lenguas se tocaron buscándose una a otra; me sofocaba. Bruscamente corte el beso mirando a Danny con un intenso ardor en mi rostro.
- Me correspondiste. Sal conmigo chico fantasma… Sal conmigo Dash Phantom - Sus ojos me lo pedían con un brillo que jamás había visto. No sabía que decirle, el silencio se apodero de la casa. – Piénsalo y dame tu respuesta cuando puedas. –Me dedico una sonrisa, una que por primera vez veía.
- Lo pensare – Fue lo único que pude soltar ¡esto era muy repentino! Además el no sabía que Dashi y yo éramos la misma persona… Danny odia a Dashiel Fenton, ¿Cómo yo iba a gustarle? Me levante dándole un gracias y salí volando de su casa.
Con que me quería, o tal vez simplemente le gustara; una idea brillante llego a mi mente y una sonrisa se formó en mi rostro. ¡Una idea maravillosa! Danny no sabía lo que le esperaba, descubriría que era lo que ocultaba y aún más que eso, yo llegaría a saber quién realmente era Daniel Baxter.
Continuara…