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Licantropos, vampiros y ambos muy posesivos por Ayumi Kuran

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Notas del capitulo:

Espero que os guste.

 

Severus se dejaba besar pero no correspondía los besos de ambos merodeadores. <<creía haber escuchado mal. ¿Habían dicho que le amaba? ¿Los dos? No podía ser. No era posible que las dos personas a las que más amaba le correspondieran, que simplemente se les declarara y más siendo como era. Estaba claro todo eso era una broma más de los merodeadores y esta vez también estaba implicado Lupin, aunque claro el era uno de ellos ¿cómo no haría una broma si pudiera? ¿Y más con “Quejicus” estando de por medio?

El beso término y Remus y Sirius observaban como Severus los miraba. Se lo habían dicho, se habían declarado, ahora solo faltaba que él les contestara. Solo esperaban que aceptara sus sentimientos sino tendrían que recurrir a prácticamente violárselo y mucho más ahora que había llegado esa chicas. Con el simple pensamiento los dos fruncieron el ceño y es que ahora que los dos compartían una misma pareja los lazos que los unían se han hecho más fuertes y son capaces de leer lo que el otro piensa y por ello los dos se molestaron a la vez con ese pensamiento.

Si esa, creía que se iba a robar a su pareja la llevaba clara. Principalmente porque como la pillaran  cerca otra vez de su pareja, de Sev, digamos que sufriría un pequeño “accidente”.

Severus veía con atención los gestos que hacían los dos. Pronto vio como fruncían su ceño y entonces se dio cuenta de que si lo hacían es por el beso que le dieron. Claro él sabía que eso pasaría, ¿por qué querían ellos besarle? Solo tenían una respuesta para esa pregunta: una broma. Todo era una broma y eso le dolí, le dolía en lo más profundo de su ser. ¿Por qué tenían que jugar con sus sentimientos? ¿Por qué tenía que ser el blanco de todas sus bromas? ¿Por qué… por qué se tuvo que enamorar de ellos?

Mientras Sirius y Remus se miraban, Severus aprovecho y se fue alejando de ellos sin que estos se percataran y se dirigió había la puerta. No estaba dispuesto a dejar que machacaran sus sentimientos, que se los destrozaran más de lo que ya estaban y tampoco que le rompieran el corazón, más de lo que se lo rompieron cada vez que los veía con otra persona, cada vez que los veía abrazar o besar a otra persona distinta que él, y todo eso le había enseñado a no mostrar sus sentimientos, ocultarlos y que pasara lo que pasara no se debía de acercar a ellos.

En eso estaba cuando sintió un cuerpo delante de la puerta. Levanto la mirada que había agachado cuando se metió en sus pensamientos y allí se encontró a Remus. Bloqueaba la puerta con todo su cuerpo y además lo miraba de una manera acusadora, pero también pudo ver decisión en la dorada mirada de uno de sus amores platónicos.

- ¿A dónde pensabas ir?- Le pregunto Rem con un tono de molestia en la voz.

- No tengo por qué contestarte pero lo haré. Me voy lejos de vosotros dos.

Después de decir eso avanzo hasta Remus e intento quitar su cuerpo de la puerta pero le fue imposible. Estaba a punto de gritarle un insulto cuando sintió un par de brazos que lo apresaban desde la espalda. Antes de que pudiera girarse sintió como unos labios presionaban los suyos. Era un beso furioso y posesivo. Cuando esos labios se separaron sentía como su respiración se aceleraba y Remus estaba igual de agitado como él. Iba a gritarles qué les pasaba cuando sintió como dos pares de labios lamían su cuello. Cada uno lo hacía por un lado de su sensible piel blanca. Sin poder evitarlo empezó a gemir y es que las sensaciones que les causaban los dos eran indescriptibles, se sentía morir.

Poco a poco fueron dirigiendo a Sev a la cama que había parecido y es que los dos lo llevaron hasta la Sala de los Menesteres.

Con cuidado Sirius se separo de la espalda de Severus y lo tumbo en la cama, con la ayuda de Remus. Los dos se separaron de su bella obsesión y pudieron ver como tenía los ojos cerrados, los labios hinchados de esos pasionales y posesivos besos y las mejillas teñidas de un apetecible color carmín. Despacio Severus abrió sus ojos y pudieron ver como esos pozos negros estaban un poco empañados por las lágrimas, lágrimas que estuvo reteniendo cuando pensó lo que realmente querían era burlarse de él. Levanto medio torso de la cama y sintió como la tela caía por sus hombros, dándole a los dos la imagen más excitante que habían visto nunca.

Los dos se miraron antes de asentir y sin que Severus pudiera reaccionar los dos se pusieron encima de él para evitar que pudiera levantarse. Sirius fue quitándole la túnica y la camisa hasta dejar su torso desnudo. Sin pensárselo dos veces Sirius ataco a uno de sus botones rosados mientras Remus besaba su cuello dejando una marca que decía “Propiedad de Remus Lupin y Sirius Black”.

Severus no podía evitar gemir. Sirius estaba torturando a uno de sus pezones con su boca mientras el otro lo estimulaba con su mano, y Remus le mordía, chupaba y besaba su cuello.

Poco a poco Remus empezó a bajar por su cuello hasta llegar hasta los pezones de Severus donde Sirius aparto su mano para dejar a su compañero que se deleitara con ese delicioso manjar. Y Severus solo gemía y gemía más alto ante tanta estimulación, consiguiendo despertar todavía más a los ya despiertos miembros de sus compañeros.

Sirius al terminar con el pezón empezó a bajar hasta el ombligo donde metía y sacaba su lengua en un juego sin fin. Torturándole causándole el mayor placer posible.

Remus esquivo a Sirius y empezó a bajarle a Sev sus molestos pantalones, junto a los zapatos y calcetines dejando solamente los bóxers. Sirius se unió a Remus y los dos se vieron antes de que una maliciosa sonrisa se depositara en sus rostros antes de bajar y lamer su miembro por encima de los pantalones causando que diera el gemido más grande hasta ese momento. A continuación soplaron en su miembro causando que un nuevo gemido saliera de esos apetitosos labios.

Sirius subió hasta probar los labios de su amor en un suave beso en el que capturo todos los gemidos que Remus le causaba. Cuando sus pulmones reclamaron el aire se separaron y Sirius pudo ver a Severus más sonrojado que antes y con una cara de puro placer. Eso solo consiguió que se encendiera mucho más y bajo hasta su compañero.

Ambos bajaron los bóxers y pudieron ver el orgulloso miembro levantado y excitado conseguido por las caricias que le proporcionaban.

Sin pensárselo dos veces Remus se metió el miembro en la boca mientras que Sirius se entretenía consintiendo los testículos de su compañero con su experta lengua.

Severus estaba que no aguantaba más. ¡Por Circe! ¿Qué es lo que hacían con esas maravillosas lenguas? Lo estaban volviendo loco de tanto placer. Y sentía como una llama lo abrasaba más que antes y entonces lo sintió. Estaba a punto de culminar y no se detenían.

- Pa… ¡ahh!... rad

Sev no podía evitar seguir gimiendo y a pesar de su protesta sus compañeros no paraban y su voz ya no le salí. Solo podía gemir de placer y antes de que pudiera hacer algo para evitarlo un último gemido lo acompaño junto al orgasmo.

Remus trago toda la semilla de su compañero y Sirius se acerco junto a él y empezó a beber la semilla que Sev soltó y con esa imagen se encontró los hermosos ojos de un color tan negro como la noche. Sin poderlo evitar sintió como su miembro se levantaba de nuevo y sus compañeros lejos de molestarse, se acercaron a su delicioso compañero para poder besarlo y compartir su semilla.

Cuando el beso termino los dos empezaron a vestirse bajo la atenta y empañada vista de Sev, una que los miraba con lujuria, una que los complacía desde lo más hondo de su ser.

Al terminar de desvestirse Remus se acerco hasta los labios de Severus mientras Sirius hacía aparecer un lubricante. Con cuidado lo destapo y se lubrico los dedos. Al terminar introdujo uno de sus largos dedos.

Severus a penas noto como un dedo entraba en su interior estirando su interior pues estaba más concentrado en el placer que le proporcionaban los besos de miel de Remus. Unos minutos después sintió como otro dedo se introducía en su interior, y una pequeña molestia se instalo en el, pero antes de poder quejarse Remus volvió a besarlo mientras empezaba a masturbarlo lentamente, ocasionando que los gemidos volvieran a inundar el lugar. Y cuando se acostumbro a ese dedo se le unió un tercer dedo para jugar en el interior de Sev.

Al sentir como Sev estaba preparado quito los dedos de su interior consiguiendo un gemido de protesta sacando a ambos adolescentes una sonrisa. Con cuidado levantaron a Sev de donde estaba y Remus se coloco de manera que pudiera enfilar su miembro en la entrada de Sev y de una estocada lo penetro sacándole y grito de dolor junto a unas lágrimas que fueron limpiadas rápidamente por los besos de Sirius.

Mientras Remus se sentía en el mismo paraíso en esa estrecha, cálida y deliciosa entrada que lo volvía loco. Quería empezar a embestir pero se tenía que contener para no lastimarle. Cuando estaba  que no iba a poder aguantar más empieza  a sentir como las caderas de Severus van buscando más contacto. Sin pensárselo dos veces empieza a embestir. Primero suave dejando que se acostumbrara al ritmo y después fuerte haciendo que a cada embestido gritara de puro placer.

- ¡¡REMUS!!- Grito lleno de placer.

Sirius ante ese gemido se puso celoso. ¿Por qué solo podía gemir el nombre de Rem? ¿Y él? ¿No le daba placer? Sin esperar mucho hizo que Rem se detuviera y que Severus gimiera en frustración.

Remus leía la mente de Sirius y en cuanto comprendió cómo se sentía sonrió al igual que él invitando a que penetrara a Severus también. Rem levanto las caderas del susodicho y Sirius se puso lubricante en su miembro para segundos después colocarlo junto al de Rem y que este bajara las caderas de su “amante” haciendo que los dos sintieran su dulce interior.

Severus grito de puro dolor. Los salvajes le acababan de penetrar los dos a la vez y era un dolor insoportable. Pasaron los minutos y con el él dolor iba cesando. Cuando estuvo listo empezó a moverse, cabalgándolos primero despacio para a continuación hacerlo rápido y salvaje.

Remus y Sirius se estaban volviendo locos. ¿Por qué? Muy sencillo porque:

1.- Estaba muy estrecho y su entrada los apretaba deliciosamente.

2.- Un miembro junto al suyo en un lugar tan apretado los llevaba al paraíso.

3.- Sev no dejaba de gemir el nombre de los dos haciendo que se excitaran cada vez más.

4.- La imagen que tenían en frente era la más erótica que habían visto nunca.

5.- Los cabalgaba de una manera que hacía que su cordura se fuera al diablo.

Todo eso era demasiado para ellos y antes de lo que quisieron sintieron como Sev eyaculaba en los vientres de ambos y estos al sentir como esa estrecha entrada se apretaba a su sexo junto al de su compañero fue demasiado haciendo que estos también eyacularan en el interior de su amante.

Porque en eso se había convertido Severus. Y si pensaba en deshacerse de ellos después de eso estaba muy equivocado. Ahora nunca podría separarse de ellos y si alguien le echaba los tejos o si quiera le hacía una mirada o gesto inadecuado se podía dar por muerto.

Y con ese pensamiento en mente los dos salieron del interior de su amado para recostarlo entre los dos pero antes de dormir pusieron un hechizo que impidiera que Sev saliera de la habitación en la mañana cuando recuperaba la conciencia de lo que había pasado.

Notas finales:

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