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I kinda wanna be more than friends por mitko_kitsune

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Notas del capitulo: Este cap está basado en All I want for Christmas is you de Mariah Carey.
 
Espero que les guste (:

Seamus se acomodó en el sillón color escarlata en el que estaba sentado. La sala común vibraba de gente que salía y entraba, hablando excitada. Era la tarde antes de navidad y ya había preparativos para una fiesta privada (y secreta) ahí mismo. La mayoría de Gryffindor de los años superiores se habían quedado en Hogwarts bajo la promesa de Fred y George de poder abastecerse de alcohol y comida hasta reventar. Ron y Harry se sentaron cerca de él frente al fuego.

 

-Espero que mi madre no me mande otro de esos sweaters

 

-A mí me gustan

 

Ron entrecerró los ojos, fingiendo enfado. –Me gustaría tener la nueva camiseta de los Cannons. ¿Sabes que esta temporada le agregaron una pequeña snitch que se va moviendo? Es increíble...

 

Seamus miró hacia la ventana. Los copos de nieve caían lentos. Le gustaba mucho esta época, poder sentarse frente al fuego, tomar cerveza de manteca, tirarse en la nieve y hacer angelitos. Usualmente no le importaban mucho los regalos (tampoco los rechazaba), lo que más le gustaba era el espíritu que se apoderaba de todo el mundo y los hacía estar contentos e hiperactivos, como él era el resto del año. Ya no se sentía tan raro.

 

Aunque si había una cosa que quería esta Navidad. No era correcto, ni posible pero... Soñar no cuesta nada. Si Seamus hubiera podido pedir una cosa, una sola, hubiera pedido a Dean Thomas. No es que no lo tuviera ya. Era su mejor amigo hacía cinco años y, sin embargo, desde hacía un tiempo, ya no era suficiente. No desde que el irlandés había notado todo lo que había crecido Dean en el último verano. Ya no parecía aquel chico flaquito, de brazos largos y sonrisa infantil. Seamus no podía dejar de notar que ahora el moreno se veía como un hombre. Alto, esbelto, con un cuello larguísimo, dedos finos que suavemente trazaban líneas delicadas y firmes mientras pintaban, una mirada mucho más madura y seria, pero con el brillo de una sonrisa. Si, Dean era ahora un hombre. Y uno muy hermoso, de hecho.

 

Cuando volvió a la sala común luego de la cena, todo parecía estar en calma. Tanto que pensó que, de un momento a otro, algo iba a explotar. Y, esta vez, él no estaba involucrado. Pero nada pasó. McGonagall estaba parada en medio de la sala, mirándolos con sospecha; pero, al no podes probar nada, formuló la quinta amenaza en caso de que encontrara algún tipo de fiesta ilegal y se fue hacia su despacho. Un minuto después, Fred y George bajaban las escaleras de su dormitorio, cada uno malabareando 4 o 5 cajas grandes en sus manos. Pronto, todos en la sala común tenían una botella de cerveza de manteca en sus manos y algunos de los chicos de los años superiores compartían botellas de whisky de fuego. Ni siquiera la mirada reprobatoria de Hermione logró que alguien se sintiera aludido. Los gemelos también habían logrado contrabandear todo tipo de dulces de las cocinas; con lo cual tenían pastel de chocolate y calabaza, turrones y trufas como para una semana. Las quejas de Hermione fueron totalmente silenciadas por gritos de alegría. Los Weasley habían encantado velas aromáticas para que flotaran alrededor de la sala común y habían conseguido una radio muggle en la que sonaban villancicos. La habían encantado para que el sonido llenara toda la sala común. Algunos chicos de sexto y séptimo que ya iban por la segunda botella de whisky de fuego, cantaban muy contentos y compenetrados.

 

Seamus se sentía en una especie de sopor. Entre el calor de la chimenea, el aroma de las velas, la cerveza de manteca y la algarabía. Sintió una presión en el hombro, pero cuando quiso voltear, se encontró con un rostro allí y una persona apoyada contra su espalda. Se limitó a mirar hacia el frente, las mariposas en su estómago casi dispuestas a hacerlo vomitar.

 

-¿Shay?

 

-¿Mmm? –Había perdido la capacidad de hablar. Se limitó a hacer cualquier ruido que pudiera abandonar su boca.

 

Las manos fuertes de Dean lo tomaron por la cintura, haciéndolo voltear y no lo soltaron.

 

-Generalmente no soy un hombre de tradiciones, pero... –Levantó la vista, haciendo que el irlandés mirara también. Justo sobre ellos había un ramo de muérdago.

 

Seamus rodeó el cuello del moreno, acercándolo. Cuando sus bocas estuvieron lo suficientemente cerca, el irlandés pudo notar que no había aroma a alcohol en sus labios, sólo chocolate y el aroma embriagante de Dean que siempre lo mareaba un poco. La cuenta regresiva de sus compañeros, los gritos, la música, los abrazos y besos ajenos y la entrada de una McGonagall completamente furiosa a la sala común; no pudieron distraerlo del beso que Dean le estaba dando, el beso que él estaba correspondiendo. Su deseo de Navidad se había cumplido. 


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