10. Dead or Alive. Part. 2
Tras hacer una marca a un costado del barco con el cuchillo, dejó el arma a un lado y tomó el lápiz y el cuaderno que había encontrado en la caja de suministros la última vez. Tronó sus nudillos y cuello, sujetó con firmeza el lápiz y comenzó a escribir sobre el papel…
- Día 11. Mi fiebre ha disminuido, Law dice que dentro de poco desaparecerá, ya estoy prácticamente curado, o eso dice él. Ahora me siento más despierto y con más fuerza, hasta he podido pescar mi comida por mi cuenta porque los muy tacaños no me dejan comer de las provisiones del barco, ni siquiera sé por qué Law pelea las galletas, ni siquiera las come… claro que saben raro, pero no están tan mal una vez que te acostumbras…
- Portgas-ya, ¿es necesario que narres todo lo que escribes?- Law masajeaba sus cienes con ambas manos, el pecoso hablaba demasiado para su gusto- ¡y deja de escribir cosas estúpidas! ¡Se supone que el diario es para narrar sucesos importantes!
- ¡La comida es importante!- bufó el pelinegro
- ¡no lo es!
- …. Law es un malhumorado, ¿sabías diario?- retomó su narración- siempre me está gritando porque según él soy muy ruidoso, pero él hace más ruido cuando me grita, anda por ahí desnudo y además no se come las galletas… es un quisquilloso…
- ¡¡Sabes por qué estoy desnudo!! ¡¡Y deja de hacer eso o te arrojaré por la borda!!- la paciencia se le había acabado hace mucho, la única razón por la que no había cumplido con su amenaza era porque la habilidad y fuerza de Ace eran bastante útiles para su supervivencia, aunque a veces resultaba contraproducente- ¡Room!- el cuaderno desapareció de las manos del pecoso para aparecer mágicamente en las de Law
- ¡oye, eso es trampa! ¡Deja de usar tus poderes anormales!
- ¡¡El único anormal aquí eres tú!!
- ¡¡ya cállense!!- Mr. 3 gritó con toda la fuerza que sus pulmones le permitieron; como el adulto ahí, debía hacer algo o terminarían por matarse ahí mismo… pensándolo bien, no era mala idea dejar que la naturaleza siguiera su curso… no, deshacerse de esos dos chiquillos no era bueno para él, sus probabilidades de regresar a tierra se reducirían considerablemente. Con una decisión en la mente, el mayor de los tres se acercó al moreno y le arrebató el cuaderno de las manos- puños de fuego, te regresaré el cuaderno si prometes escribir sin hablar
- pfff bien…- tomó el cuaderno de vuelta y les dio la espalda para seguir escribiendo; esa era la única forma en la que se entretenía ahí- y como te decía, diario, Law se la pasa molestándome…- murmuraba lo más bajo posible para que los otros dos no le escuchasen… repentinamente una de las palabras que acababa de escribir comenzó a borrarse por alguna razón. Enarcó una ceja confundido y pasó sus dedos por el papel, estaba mojado… miró hacia arriba; un par de gotas de agua cayeron sobre su rostro de aquella gran masa de nubes grises sobre ellos- ¿qué…?- las fuertes ráfagas de viento no sólo acercaban las nubes con mayor rapidez, también agitaban el agua del mar, haciendo que el bote se meciera de lado a lado
- mierda…- se habían distraído tanto en aquella estúpida riña que ninguno de los tres notó que su barco se dirigía a una tormenta- ¡¡Portgas-ya, los remos!!
En ese momento, los tres entendieron que debían hacer algo o estarían acabados; si caían al agua, nadie podría salvarles. Ace prácticamente arrojó la libreta y el lápiz, tomó los remos y, con toda su fuerza, los sumergió al mar e intentó cambiar el bote de dirección, luchando contra las olas que, cada vez, se hacían más grandes y poderosas. Mas sus esfuerzos eran claramente inútiles, ni siquiera habían logrado cambiar su dirección ni un milímetro. El cirujano de la muerte y Mr. 3 se miraron con complicidad; al ser ellos los estrategas dentro de la pequeña tripulación, habían ideado un plan para esa y un sinfín más de situaciones.
- puños de fuego, deja los remos- a pesar de que las olas tambaleaban el bote con fuerza, Galdino logró ponerse justo en medio de la embarcación, arrojó una cubeta al agua y esperó la señal. Ace les miró confundido pero igual obedeció; podía ver en sus rostros que tramaban algo y confiaba en ellos
- ¡¡Room!!- el cuarto de operaciones rodeó el barco en un abrir y cerrar de ojos- ¡Tact!- con un movimiento de su mano, la embarcación fue levantada en el aire junto con una porción del agua, básicamente estaban flotando. Luego sujetó el lápiz que, hasta hace unos momentos, Ace utilizaba para escribir, y esperó
- ¡doru doru ball!- el hombre de cera levantó sus manos al aire, y rápidamente, revistió la embarcación de su cera especial, formando una especie de esfera que los encerró en un espacio lo suficientemente grande para cubrir el barco entero y permitirles, a su vez, ponerse de pie. La parte inferior de la embarcación estaba pegada a la cera, por lo que no se movía y además les ayudaba a flotar.
- ¡Shambles!- el lápiz en su mano desapareció y en cambio, apareció la cubeta que Mr. 3 había arrojado al mar, sólo que estaba lo suficientemente llena de agua salada como para desbordarse un poco. A pesar de la oscuridad dentro de la bola de cera, Law siguió sus instintos y arrojó el agua dentro del bote, empapando completamente a Ace
- ¡agh! ¡¿pero qué haces?! ¡Está helada!- se quejó el pecoso tiritando de frío y mirando, según él, a donde estaba Law
- lo lamento Portgas-ya, pero tu poder es demasiado peligroso en este momento, si derrites la esfera de cera de Galdino-ya por accidente, moriremos- mientras ellos hablaban, Mr. 3 había avanzado a la taquilla para sacar una linterna y encenderla, alumbrando el lugar
- ¿y cuánto se supone que estaremos aquí?
- eso lo decidirá la tormenta- el moreno suspiró y miró hacia arriba- voy a deshacer mi room, dejaremos que la corriente nos lleve- dicho esto, bajó la mano, y de pronto se vieron sacudidos con tal violencia que fueron derrumbados en el fondo del barco, perdiendo, de paso, la linterna.
Afuera, la lluvia caía con furia, y junto con la feroz ventisca, agitaba el mar con una fuerza tremenda, meciendo la bola de cera de un lado a otro… las olas eran tan altas que fácilmente levantaban la embarcación de los tres usuarios y la envolvían completamente, haciendo que se perdiese en el agua cada cierto tiempo, apenas y lograba mantenerse a flote. Los rayos caían directamente al agua, formando redes mortales de electricidad que hubiesen matado a cualquier ser vivo que estuviese en la superficie. La cera no conducía la electricidad, pero aun así, los tres usuarios dentro de la esfera no sufrían menos.
Los tres tripulantes eran arrastrados de un lado a otro dentro de la esfera, era difícil mantener la estabilidad si no lograban mirar el camino en el que iban. Sus cuerpos eran brutalmente golpeados contra el piso, las paredes de cera, los objetos sueltos que, al igual que ellos, rodaban de un lado a otro… no era un dolor insoportable, pero comenzaban a marearse
- no… no me siento bien…- logró pronunciar Ace mientras, inútilmente, intentaba sujetarse del bote. Un nuevo golpe azotó contra la esfera, derrumbándole otra vez. Se cubrió la boca sólo por si acaso y tragó lento para calmar su estómago
- ¡ni se te ocurra, puños de fuego!- Mr. 3 transformó sus pies en cera, asiéndose al fondo del bote y, finalmente, lograr detenerse- ¡haz algo Trafalgar!
- ¡¿y yo qué puedo hacer?!- se golpeó contra el frente del barco antes de salir volando por arriba del hombre de cera, cayendo sobre el pecoso- ¡hazlo tú!- pero al intentar levantarse no sólo vio que estaba sobre Ace, sino que, debido al golpe que le había dado cuando cayó, le había sacado el aire y se había quedado inconsciente
- ¡Candle jacket!- levantó sus manos y, en un abrir y cerrar de ojos, cubrió a ambos con su cera, sujetándolos al fondo del barco. Usando la misma técnica, logró pegar la cubeta, los remos y otras cosas que andaban sueltas dentro del barco para evitar más golpes, sujetó todo lo que pudo menos la libreta, la cual serviría como indicador para saber si la tormenta había parado.
- ¿qué… crees que haces, Galdino-ya?- debido a su posición, no podía ver al mencionado hombre, pero su furia se podía palpar en sus palabras… debido a la técnica que Mr. 3 acababa de usar, había terminado pegado a Ace… justo arriba de él… y además, había perdido la manta que usaba para cubrirse cuando el barco comenzó a agitarse por el agua, por lo que ahora estaba desnudo, aunque la cera cubría las partes importantes de su anatomía.
- justo lo que me pediste- adhirió sus manos y la espalda contra un costado del bote con ayuda de su cera, quedando sentado en el piso del barco- ya no se mueven, ¿o sí?
- ¡pero no quería quedar pegado a este idiota!
- bien, ya los suelt…- apenas iba a deshacer su técnica cuando la nondachi de Law cayó de la nada sobre su cabeza, noqueándolo al instante y dejándole un chichón casi del mismo tamaño que el “3” en su cabeza.
- Galdino-ya, ¿qué fue eso?...- nadie le respondía- Galdino-ya… tks…- por el sonido, era obvio que algo le había pasado- esto no me puede estar pasando…- intentó usar sus poderes para cambiar de sitio y liberarse, pero sus manos estaban atrapadas entre la cera.
Law desistió de su intento; conocía la cera de Mr.3, era capaz de detener los ataques más fuertes de muchos usuarios, su única debilidad era el fuego, por lo que ahora, no podía hacer nada. Si quería liberarse tenía que esperar a que el calor natural de puños de fuego secara el agua que le empapaba y derritiera la cera o a que Galdino despertara, lo que sucediese primero. No pudo hacer otra cosa que acomodarse pese a la posición y esperar a que algo sucediese… el sonido de la libreta y su propia espada yendo de un lado a otro le indicaba que la tormenta continuaba afuera, sin mencionar los truenos que aún se escuchaban bastante cerca… también lograba escuchar un sonido pausado y armonioso que provenía de un sitio no muy lejano… era como un golpeteo rítmico que lograba tranquilizar todo el enfado que tenía acumulado… al bajar la cabeza y recargarla sobre el pecho del pecoso, se dio cuenta de que era su corazón…
Eran los latidos más armoniosos que había escuchado en su vida, y como médico, había escuchado bastantes. Levantó ligeramente la vista, buscando el rostro de Ace; pese a la expresión tonta que tenía en su cara, se veía bastante tranquilo, e indudablemente le agradaba más cuando estaba callado… bueno, no lograría nada preocupándose, así que decidió relajarse sólo un momento… volvió a recargarse en el pecho de Ace y se quedó quieto, esperando… aquellos suaves latidos le arrullaron lentamente, y sin darse cuenta, se quedó dormido…
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Mientras, en Sabaody…
- ¡¡estas recompensas son ridículamente altas!!- se quejaba el cazador Roronoa Zoro, a través del den den mushi, directamente con Sengoku- ¡¿acaso el gobierno tiene tanto como para pagar esas recompensas?!
- creí que tu más que nadie estaría feliz al ver las cifras, Roronoa- el hombre, a diferencia del peliverde, se escuchaba bastante calmado- además, no es el gobierno quien pagará las recompensas, serán los tenryuubito, para ellos será como perder los centavos que traen en sus bolsillos
- debe haber algo que puedas hacer- miró los afiches que aún tenía en su mano- es demasiado dinero para ese… tipo de criminales… no entiendo por qué gastar tanto dinero si van a ejecutarlos de todas formas…
- ya lo he dicho, esto no depende de mí. Y los afiches ya se han impreso y están siendo repartidos por los News Coo (*), no hay nada que se pueda hacer ya…
- joder…- cortó la comunicación y guardó el caracol en su haramaki, de donde también colgaban sus tres espadas- debo encontrar a Ace antes de que alguien más lo haga…- estaba decidido; enmendaría su error salvando a los hermanos D. aunque le costase su vida. Zoro se dirigió al puerto más cercano, no tenía tiempo que perder. Mientras caminaba hacia, según él, el puerto, escuchó una discusión entre el Cazador Blanco, Smoker, y el den den mushi
- ¡¡¿enviar a los Pacifistas?!!- gritaba eufórico el peliblanco- ¡¡está dándole demasiada importancia al asunto!! ¡¡Los cazadores pueden hacerse cargo de los fugitivos!!
- ¿Pacifistas?- el corazón de Zoro pareció detenerse en ese momento; esas “máquinas” no tenían piedad con nadie. Esas breves palabras le hicieron correr; debía encontrar a Ace antes que los Pacifistas o seguramente nunca le volvería a ver…
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En alguna parte del mar…
El cielo comenzaba a pintarse en matices rojos y naranjas, el atardecer en altamar era hermoso, aunque las fuertes ráfagas de viento indicaban que había una tormenta cerca, pero el navegante del enorme barco les indicó que la lluvia no les alcanzaría, así que nadie se alarmó… el barco era lo suficientemente grande y fuerte como para soportar la más cruda de las tormentas. Sin embargo, el Baratie no era famoso por su majestuosidad, sino porque era el único restaurante flotante en el mundo; dentro, 23 cocineros se dedicaban a servir los más exquisitos platillos a los viajeros, aunque a esa hora, el restaurante acababa de cerrar el servicio por ese día.
Los cocineros y meseros del Baratie ya habían terminado de limpiar el restaurante, el cual se encontraba en la parte inferior de los tres pisos en los que se dividía el barco, así que se dispusieron a ir a sus habitaciones en la planta más alta y descansar. Uno de ellos se detuvo a contemplar el horizonte mientras encendía uno de sus cigarrillos; ese día había visto a muchas mujeres hermosas y quiso detenerse a celebrar antes de subir a su habitación. En ese momento, un golpeteo en el casco interrumpió su momento de calma, sin embargo, en vez de asustarse, sonrió antes de mirar hacia abajo
- ¡Keimi-chwan!- el cocinero comenzó a bailar al asomarse hacia abajo y comprobar quién era su visita- ¡sigues tan bella como recordaba~!- hace semanas que no la veía, y como amante de las mujeres, siempre estaba alegre al ser visitado por una de esas bellezas. Aunque la chica que le visitaba no era precisamente una “chica”… Keimi era una sirena que había conocido por accidente mientras pescaba. Esa tarde, la bella sirena traía algo inusual con ella; una esfera blanca que era lo suficientemente grande como para llegar hasta la mitad del casco del barco- ¿qué tienes ahí?
- ¡hola Sanji-chii!- como era su costumbre, saludó con emoción a su amigo; desde pequeña le habían enseñado que los humanos eran peligrosos, pero supo enseguida que Sanji no era como los demás humanos pues, el día que le capturó por accidente en una red para pescar, inmediatamente le liberó e incluso le dio de comer. Desde ese día, ellos se habían vuelto grandes amigos, y cada que podía, iba al restaurante flotante a verle- ¿esto? Realmente no sé qué es, lo encontré flotando en el agua después de la tormenta
- ¿tormenta?- en ese momento recordó lo que uno de sus amigos le había dicho- ¿estás bien, Keimi-chan? ¿Estás herida?
- La corriente me atrapó, no podía nadar bien y perdí mi camino, pero gracias a esta cosa, pude mantenerme a salvo... flota muy bien, ¿ves?- la joven sirena dio un salto y subió a la esfera, la cual se tambaleó un poco, pero no se hundió- la encontré hace unas horas y la traje para preguntarte si sabías qué era
- vaya, qué extraño…- el cocinero apagó su cigarro- ¿estás segura que tú no sabes qué es? Puede ser el huevo de algún rey marino u otra criatura extraña
- ¡¡¿el bebé de un monstruo?!!- asustada, la sirena gritó y su cara se descompuso en un gesto de completo terror- ¡¡no!! ¡¡Su madre me comerá!!
- tranquila, Keimi-chan. No dejaré que nadie te coma… y hablando de comer, ¿tienes hambre?
- gracias Sanji-chii, un bocadillo me vendría bien- usando la esfera para impulsarse, Keimi saltó hacia al barco y se sentó en el barandal. El joven entró a la cocina y regresó poco después con una bandeja
- algo de té de sakura y panecillos para la bella Keimi-chwan~- hizo una reverencia ante ella, quien, con una amplia sonrisa, tomó la taza y agradeció con un gesto.
Mientras ella comía, Sanji regresó adentro para llamar a algunos de sus amigos para que le ayudasen a sacar aquel objeto del agua, pero era demasiado grande para subirlo por los costados, así que extendieron la plataforma delantera del barco, y con ayuda de una red de pesca, subieron la esfera al Baratie. Keimi, al igual que los tripulantes, se acercó curiosa a ver aquel extraño objeto… los cocineros del Baratie la conocían, y al igual que Sanji, la consideraban su amiga, por lo que no se sorprendieron al verla, lo que les sorprendió fue saber que había sido ella quien había traído la curiosa esfera blanca cuando ellos sólo lograron levantarla entre varios hombres.
Incluso Zeff, el dueño del restaurante, había bajado a ver el extraño objeto que había llevado la sirena… la golpeó suavemente con su pierna de palo, comprobando que el objeto estaba hueco, y que seguramente escondía algo dentro de ella. Por un largo rato, los tripulantes del Baratie sacaron cuchillos, mazos e incluso golpearon la esfera con toda su fuerza, pero no lograban abrirla, el material era demasiado resistente. Estaban por rendirse y arrojar el extraño objeto de vuelta al mar cuando, sin tener una intención en particular, Sanji apagó uno de sus cigarrillos sobre aquel objeto… todos se dieron cuenta que, con esa inocente acción, había logrado hacer una marca sobre la esfera cuando ellos no lograron arañar la superficie siquiera después de usar las armas más fuertes… fue cuando comprendieron que sólo el fuego lograría abrirla.
- ¡Carne, trae el soplete de la cocina!- el mencionado hombre corrió adentro para traer lo que Sanji le pedía y poco después regresó al sitio con el soplete que usaban para flamear los alimentos, y se lo entregó- veamos si esto funciona…- encendió el instrumento a su máxima potencia y acercó la flama al objeto, el cual, para su sorpresa, comenzó a derretirse con relativa rapidez.
- ¿qué es esto?- Keimi se había acercado por curiosidad a tocar aquel líquido; era pegajoso y tibio, pero se solidificaba rápidamente entre sus dedos
- ¿cera?- Zeff se acercó al igual que muchos, comprobando lo que era; todo se volvía cada vez más extraño… pero aquello rayó en la locura cuando Sanji finalmente logró abrir un agujero en la gruesa capa de cera y miró hacia adentro de la esfera- ¿qué hay, mocoso?
- son… ¡Son personas!- gritó sorprendido y retrocedió algunos pasos; en total, había logrado distinguir un total de tres personas dentro, pero estaban inconscientes; no sabía si estaban dormidos, desmayados o heridos… si se habían quedado sin aire o quién los había puesto ahí
- ¡¡¿los humanos nacen de huevos de cera?!!- volvió a gritar impresionada la sirena
- no es eso Keimi-chan, alguien los puso dentro- trataba de explicarle Sanji- ¡traigan más fuego, hay que sacarlos!
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Podía escuchar un leve sonido haciendo eco entre las paredes, era constante y algo molesto, no se escuchaba como el armonioso sonido de los latidos de puños de fuego, pero igualmente se le hacía familiar… ¿en dónde lo había escuchado antes? Con los ojos todavía cerrados, trató de hacer memoria, era un sonido mecánico, artificial… ¡claro! Eran las manecillas de un reloj, hace tanto que no escuchaba uno que había olvidado cómo sonaban…
- ¿reloj?- murmuró Law antes de abrir los ojos; había luz de sol, pero lo que veía sobre él no era el cielo ni el sol, era una superficie plana de madera de donde colgaba un foco ya apagado- ¿qué…?- el chirrido de una puerta le alertó, por lo que se sentó de prisa, notando que no sólo estaba sobre una cama, sino que también estaba en una habitación. Había una sola ventana por donde se colaba la luz del día, y no muy lejos de él, había dos camas más en donde descansaban sus compañeros de naufragio, ambos dormidos
- oh, al menos uno ya despertó- una voz extraña le hizo mirar hacia enfrente de nuevo; un hombre rubio de traje negro y camisa naranja acababa de entrar, llevaba un cigarrillo entre sus labios, un cuaderno debajo del brazo y una extraña ceja en forma de espiral sobre su azulado ojo izquierdo, el único visible en su rostro, pues su flequillo ocultaba la otra parte (**)- ¿cómo te sientes?
- ¿en dónde… demonios estoy?- estaba claramente confundido, no recordaba nada más después de haberse quedado dormido
- una amiga encontró la esfera de cera flotando en el mar y la trajo aquí- le explicaba calmadamente el rubio- nosotros los sacamos del agua y derretimos la bola con fuego, creo que se les acabó el aire y quedaron noqueados por unos minutos, pero afortunadamente logramos salvarles a tiempo… el del peinado de tres tenía un golpe en la cabeza y el pecoso sólo duerme, así que están bien… por cierto, ¿cómo terminaron ahí?
- no tengo idea…- era mejor no decir nada sobre ellos o seguramente se meterían en problemas- ¿sabes algo de nuestro bote?
- lo sacamos de la esfera y lo dejamos atado afuera del barco junto con sus pertenencias, creo que llevan bastante tiempo ahí- mostró la libreta que llevaba bajo el brazo- la encontré en su bote y me tomé la libertad de leerla…
- no creo que debas husmear en las cosas personales- el moreno entrecerró los ojos, sólo esperaba que Ace no hubiese escrito nada comprometedor en el diario- te agradezco que nos salvaras, pero debemos irnos
- ¿se van tan pronto? Aún están heridos, el pecoso tiene algo de fiebre…y tú estás desnudo…- le recalcó, por si no sabía nada al respecto- además, ya les preparé el desayuno y…
- ¿desayuno?- Ace se levantó cual resorte de la cama, y sin darle importancia a lo que sucedía a su alrededor, sonrió emocionado- ¿hay desayuno?
- jajaja, claro- al rubio le causó gracia el comportamiento del pecoso- traeré su desayuno, esperen aquí- dicho esto, volvió a salir
- ¿y él quién era?- puños de fuego se levantó de la cama y se estiró un poco
- no lo sé, pero debemos salir de aquí lo antes posible. Probablemente ya vio nuestros tatuajes; quizá no sepa que somos usuarios, pero al menos puede imaginarse que le pertenecemos a los tenryuubito, seguramente ya ha llamado a la marina y quiere mantenernos aquí hasta que lleguen…
- pero… no parece mala persona, y dijo que traería el desayuno…
- entonces quédate tú si quieres, yo me largo- al igual que Ace, el moreno se levantó y se cubrió con la sábana que había sobre la cama para dirigirse a la salida
- ¡espera Law!- el pecoso lo sujetó de la muñeca antes de que siquiera diera tres pasos- no… no me dejes…
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Sanji acomodó varios platos de comida de forma casi artística sobre tres diferentes charolas; cargaba dos en sus manos y una más en su cabeza. Estaba por volver a la habitación donde descansaban los náufragos cuando vio que el periódico acababa de llegar. Fue hasta el barandal donde se había posado el ave y acomodó una de las bandejas sobre su rodilla izquierda para buscar en el bolsillo de su pantalón y sacar una moneda que enseguida introdujo en el bolso del ave, ésta le dejó un ejemplar del diario antes de marcharse. En el momento que lo tomó, lo sintió más pesado de lo normal, pero en ese momento no lo podía revisar, así que lo puso bajo su brazo y volvió a tomar la bandeja para seguir su camino.
No llamó a la puerta, pues supuso que sus invitados le esperaban, así que solamente empujó la puerta suavemente con ayuda de su pie, sin imaginar siquiera lo que vería y escucharía al abrir…
- no… no me dejes…- había escuchado claramente las palabras de aquel pecoso mientras sujetaba la muñeca del moreno, que al parecer, quería marcharse sin él
- oh… debí sospecharlo después de la forma en la que los encontramos~- el rubio sonrió traviesamente, más al ver el leve sonrojo en las mejillas del moreno- lamento interrumpirles~
- ¿ah?- Ace tenía cara de no entender lo que pasaba
- ¿q…? ¿cómo… cómo nos encontraron?- qué pregunta tan estúpida, Law sabía perfectamente en qué estado les habían encontrado, después de todo no podían moverse, pero el susto de sentirse “descubierto” por alguien más, le alteró demasiado
- pues… ya sabes… estabas desnudo, y el pecoso…
- todo me da vueltas…- escucharon un quejido del hombre que, hasta ese momento, había permanecido inconsciente. Mr. 3 sobaba su cabeza mientras se levantaba de la cama- ¿en dónde estamos?
- ¡Galdino, despertaste!- el pecoso corrió al lado del mayor para abrazarle con fuerza
- ¡te he dicho que no me…!- mas al ver a Law frente a un desconocido, supo enseguida que debía guardar silencio- ¡suelta de una vez!
- ¿y tú no vas a hacer nada?- el rubio le miró al moreno a su lado- le está abrazando
- no me importa lo que haga- el cirujano de la muerte ya había logrado calmarse- “eso” que viste, o que creíste ver, seguramente fue un malentendido; nosotros no somos nada, sólo terminamos juntos por accidente
- bien, mejor para mí- se alzó de hombros. Law enarcó una ceja, pero no mencionó nada al respecto- aquí está su desayuno, espero que lo disfruten- entregó una bandeja a cada uno de ellos- yo mismo lo preparé
- te lo agradezco… ummmm…- Ace intentaba ser cortés y agradecer los alimentos, mas se dio cuenta que no sabía quién era el chico
- soy Sanji, Kuroashi Sanji- se presentó por primera vez el rubio ante sus invitados
- mucho gusto, soy Ace- hizo una pequeña reverencia- ellos son Law y Galdino- nombró a los otros presentes, señalándolos conforme a su nombre- gracias por ayudarnos
- el diario sólo mencionaba dos nombres, así que debes ser tú quien escribía- el ojiazul sonrió- bien, en cuanto terminen de comer pueden darse una ducha, el baño está al final de este pasillo, puerta derecha. También preparamos algo de ropa para ustedes, se nota que les urge
- Kuroashi-ya, ¿eso que llevas ahí es el diario de hoy?- el médico era demasiado perspicaz y no pasó ese detalle por alto
- sí, acaba de llegar
- ¿puedo darle una hojeada?
- lo lamento pero, el chef no puede desayunar sin leer el diario, así que debo llevárselo. Te lo prestaré en cuanto termine- dijo antes de marcharse nuevamente
- no estoy seguro de lo que pasa, pero no nos quedaremos, ¿o sí?- al igual que Ace, Galdino había empezado a comer; estaba harto de la comida seca y enlatada y de la carne de rey marino, al menos esa mañana su desayuno era decente- es peligroso
- por supuesto que no nos quedaremos- Law regresó a la cama y se sentó a la orilla para comer- en cuanto terminemos, nos vamos…
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Sanji aun sonreía tras conocer a los tres; nunca hubiese imaginado que fuesen tan divertidos, sobre todo aquel pecoso… por lo que decía el diario, podía notar que era una persona simple, pero de buenos sentimientos. Antes de entrar a la cocina para encontrarse con el chef y el resto de la tripulación, abrió el periódico para ver los encabezados, y al hacerlo, un pesado paquete cayó al suelo
- ¿afiches?- el rubio se inclinó a levantar las hojas y, cuidadosamente, retiró la liga que las ataba para poder mirar cada uno; sobre todos ellos estaba la leyenda de “Dead or Alive”, y debajo una imagen con el criminal buscado. En total, esa mañana llegaron siete afiches ordenados desde la recompensa más baja a la más alta…
“Mr. 3” Galdino - β 44.000.000
“La Niña Demonio” Nico Robin - β 80.000.000
“Pelo Mojado” Caribou - β 210.000.000
“El Mago” Basil Hawkins - β 370.000.000
“El Cirujano de la Muerte” Trafalgar Law - β 440.000.000
Eustass “Capitán” Kid - β 470.000.000
“Puños de Fuego” Portgas D. Ace - β 550.000.000
(***)
Debajo de cada nombre y apodo, venía el nombre de su fruta del diablo, lo cual delataba sus habilidades. El rubio se quedó completamente helado, incluso el cigarro que llevaba se deslizó entre sus labios, cayendo finalmente al suelo
- no puede ser… son usuarios…
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En otro sitio…
Ese día, una feroz batalla se llevaba a cabo en el coliseo; no ocurría muchas veces, pero, de vez en cuando, los novatos se enfrentaban al mismo enemigo por segunda y hasta por tercera ocasión.
Bellamy “La Hiena” estaba de suerte, no esperaba enfrentar tan pronto a aquel molesto chiquillo que le había arrebatado sus dieciocho batallas consecutivas con un solo golpe, dejándole en ridículo ante todos en el coliseo. Se lanzó contra Luffy apenas el narrador dio la indicación, y haciendo uso de los poderes de su bane bane no mi, convirtió sus piernas en resortes y se impulsó con ellas para asestarle un golpe directo al chico frente a él, quien salió volando estrepitosamente contra las paredes del coliseo, levantando una nube de polvo y escombros
- ¡La Hiena le dio un golpe directo a Sombrero de Paja! ¡Es increíble, ni siquiera intentó esquivarlo!- la multitud gritaba embravecida, apoyando a Bellamy, uno de los favoritos para ser el siguiente supernova- ¡¡¿la Hiena habrá obtenido su revancha?!!
- ¡¡vamos, sombrero de paja!! ¡¡Levántate!!- le gritaba su oponente mientras caminaba hacia él- no estaré feliz hasta haberte partido la cara…- hizo a un lado los escombros y levantó al chico por el cabello, comenzando a golpearlo cual si fuera un simple costal de box
- ¡¡Sombrero de Paja no está haciendo nada de nuevo!!- y era verdad, Luffy había perdido sus últimas dos batallas sin pelear al menos, y si no hacía nada, ésta sería la tercera- ¡¡¿será que se ha rendido finalmente?!!- algunas risas se escucharon entre el público mientras otros sólo bostezaban, cuando un usuario se “rompía” en batalla, algunos se divertían y otros se aburrían por igual.
- ¡Pelea Sombrero de Paja!
- ¡Tú puedes Sombrero de Paja, haz algo!
Algunos animaban al chico, pero aun así, éste no parecía reaccionar ni a sus palabras ni a los golpes que le propinaba Bellamy, quien reía como loco al ver su sangre derramarse tan fácilmente. Después de varios minutos, el juez decidió dar por terminada la pelea, declarando a Bellamy “La Hiena” como vencedor absoluto. Los dos competidores fueron retirados de la arena y llevados a sus respectivas celdas para dar paso a la siguiente pelea del día.
Mientras caminaba, las burlas de otros usuarios y de los mismos guardias retumbaban entre las paredes… Luffy había perdido su tercera pelea en el coliseo después de que, irónicamente, había ganado otras tres al hilo. Sin embargo, su posición en el coliseo no podía importarle menos… Lo único que tenía en mente era a su nakama, a Bon Clay, quien repentinamente había desaparecido… desde que Bon-chan no estaba, ese lugar se había vuelto un verdadero tormento… no sólo se moría de hambre, los guardias le molestaban constantemente y esa horrible marca en su espalda aun dolía demasiado.
Apenas llegó a su celda, dejó rodar las lágrimas silenciosamente por sus mejillas mientras se sentaba sobre el mugriento colchón, abrazando sus propias piernas… ese lugar era el infierno, ahora más que nunca, quería ver a su hermano…
“¡No llores! ¡Odio a los niños llorones!”
-…- recordó las palabras que su hermano le había dicho tantas veces y enseguida apretó los labios y se limpió la cara como pudo- no… estoy llorando…- habló a la nada mientras intentaba controlar sus propios sollozos. Estaba tan concentrado en sí mismo que ni siquiera notó cuando los guardias llegaron frente a su celda hasta que escuchó cómo ésta era abierta. Era un total de cinco guardias, entre ellos un usuario, quienes le miraron con desprecio y burla a la vez- ¿qué quieren? ya he peleado hoy… ya… ¿ya es hora de la comida?- era extraño, las batallas aún continuaban, no los alimentaban hasta mucho después
- eres un completo imbécil, mocoso- le habló el más alto de ellos mientras reía ligeramente- no venimos a alimentarte, de hecho, puede nunca más vuelvas a comer
- ¿de qué hablas? ¡ya he ganado tres veces, tengo derecho a comer!
- tal vez, pero… creo que olvidaste otra parte bastante importante sobre las reglas del coliseo… “si pierdes tres veces consecutivas, serás catalogado como recurso de bajo nivel y serás subastado para servir a los Tenryuubito…”- citó el hombre. Ver el terror plasmado en el rostro del chiquillo no hizo más que ampliar su sonrisa- sujétenlo, hay que llevarlo a la casa de subastas para la venta de mañana
- ¡¡¡NO, ESPEREN!!!- Luffy luchaba con todas sus fuerzas por liberarse; logró darles algunos golpes, pero no fue suficiente. Le colocaron grilletes de kairouseki en pies y manos e incluso le colocaron cadenas en su cuello- ¡¡SUÉLTENME!! ¡¡POR FAVOR, SUÉLTENME!!- gritaba mientras uno de los guardias tiraba de la cadena en su cuello, arrastrándolo fuera de su celda- ¡¡POR FAVOR, ALGUIEN…!! ¡¡BON-CHAN!! ¡¡¡ACE!!! ¡¡¡ACEEEEE!!! ¡¡¡ACEEE, AYÚDAME!!!
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Mientras, en alguna parte del mar…
- ¡¡no podemos capitán, es demasiado fuerte!!- gritaba uno de los marines tras vaciar sus municiones sobre el intruso sin hacerle el más mínimo rasguño. Había aparecido de la nada después de que habían atrapado a un calamar gigante, lo más probable era que haya estado dentro del animal cuando lo capturaron
- ¡¡sigan disparando!!- ordenó el líder de ellos, pero en ese momento, las armas que sostenían temblaron y les fueron literalmente arrancadas de sus manos- ¡¡es un usuario, huyan!!
- ¡Repel!- el pelirrojo que había abordado el barco sorpresivamente lanzó las armas contra ellos; las espadas les atravesaron y las armas dispararon, derrotando a más de la mitad de la tripulación. Algunos se arrojaron al mar tras ver la mirada asesina de aquel demonio… preferían morir a manos de los reyes marinos a ser atrapados por él.
El pelirrojo caminaba entre los cuerpos y la sangre, rematando a los sobrevivientes con un golpe del brazo metálico que llevaba, salpicando de sangre su rostro ahora marcado con profundas cicatrices, al igual que la mitad de su cuerpo… ver esa sangre derramarse no le dejaba satisfecho, pues no era la sangre del hombre con la que quería bañarse… el sólo recordar a ese sujeto hacía que sus venas se marcaran en su piel, como si estuviesen a punto de explotar…
--Kid Flash Back—
- ¡no huyan malditos cobardes!- era imposible, por más que quisiera, Kid no podía alcanzarlos. Poco a poco, Ace y Law se transformaban en un punto difuso en el cielo que se hacía cada vez más pequeño- ¡¡Regresen!! ¡¡Los mataré!! ¡¡JURO QUE LOS MATARÉ!!- de pronto sintió una bala perforándole la carne y drenándole la fuerza, sin duda era kairouseki. Las bolas de metal cayeron como una lluvia pesada que aplastaba todo lo que tocaba. Kid miró primero su herida y luego la arena, no se había dado cuenta en qué momento lo habían rodeado.
- ¡Ríndete Capitán Kid!- el hombre, que claramente era un guardia, disparó, pero ese no era un proyectil común; la bala de pronto explotó en el aire y una red se expandió, enredándose satisfactoriamente en el cuerpo del pelirrojo. Kid comenzó a maldecir mientras intentaba romper la red con sus manos, pero fue inútil- ¡un objetivo capturado!- otros guardias se apresuraron a inmovilizar al pelirrojo antes de que se liberara una vez más; cerraron la red y entre varios comenzaron a golpearle hasta que se quedó inmóvil.
Fue necesaria la fuerza de tres hombres para llevarlo de regreso a su celda, al parecer, sería ejecutado en cuanto se lograran capturar a los demás usuarios que aún andaban sueltos. Se aseguraron de que estuviese inconsciente y le quitaron la red de encima… con lo que no contaban era que el pelirrojo seguía despierto. Apenas se vio libre, le dio un cabezazo a uno de los guardias, partiéndole el cráneo en varias partes y dejándole inconsciente al instante. Los otros dos, asustados, le apuntaron con sus armas, mas estaban tan nerviosos que no pudieron ni disparar… Kid se acercó a ellos, y mientras a uno le partía el cuello con su mano sana, al otro lo pateó en el estómago, haciéndole vomitar sangre.
Salió del área de celdas con relativa facilidad; no le costaba matar a los guardias aun cuando le faltase un brazo. Nadie pudo hacerle frente en esos momentos, pues los guardias más fuertes estaban concentrados en otra área del coliseo, por lo que logró escapar del coliseo de Sabaody…
En el camino, reunió algunas armas para cubrir y proteger el brazo al rojo vivo que le había dejado puños de fuego; odiaba admitirlo, pero lo dolía terriblemente… aunque lo que más le dolía era el orgullo… Al llegar al puerto, tomó como rehenes a unos pescadores junto con su embarcación y les obligó a llevarlo a la isla más cercana, pero sus planes se vieron frustrados cuando un enorme calamar hundió el barco en el que iba…
--End Flash Back—
El barco que acababa de invadir era de la marina, estaba recubierto por kairouseki por la parte inferior del casco, eso alejaría a las bestias marinas, por lo que su incidente con las bestias del mar no volvería a repetirse; ahora sólo quedaba encontrar a aquel pecoso que le había arrebatado su gloria
- voy a disfrutar destrozándote, Puños de Fuego…
Continued…
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(*) Los News Coo son esa especie de pelicanos que reparten el periódico en el mundo de One Piece. Llevan una gorra para identificarlos como repartidores del diario, una bolsa en los hombros para los periódicos y una cartera en su cuello para que las personas paguen su periódico.
(**) Imaginen a Zoro y Sanji con la apariencia tras el Time Skip
(***) usaré el símbolo “ β “ para referirme a los berries xD fue el más cercano que encontré