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Dead or Alive por carina_mew12

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Notas del capitulo:

holo peques!!! bueno, les cuento rápidamente; renuncié a mi empleo hace un mes y pensé que finalmente tendria algo de tiempo libre para escribir, pero me enfrasqué tanto con un una novela china que me encontré que me olvidé de lo demás xD amo la historia, los personajes, hasta el fandom es un amor <3 ahora que ya terminé de leer la novela -al menos lo hay disponible en español- de nuevo tengo tiempo para escribir, jajaja

nos vemos abajo!!

19. Prioridades

Una fuerte explosión hizo retumbar el suelo del pequeño pueblo y pronto la puerta principal de aquel restaurante salió volando junto con muebles destrozados y escombros. Entre aquel caos que se dispersaba por todas partes, un rubio salió corriendo mientras arrastraba a un chico con sombrero de paja, tratando de alejarse lo antes posible de ese lugar y de ese sujeto tan peligroso capaz de destrozar un restaurante y todo a 10 metros a la redonda en menos de tres segundos

- ¡corre, corre, corre, corre!- se repetía el joven cocinero, tirando el brazo del otro entre toda la multitud que escapaba del sitio- ¡vamos Luffy! ¡Si ese tipo nos atrapa estamos perdidos!

- ¡No voy a huir!- sus pies se enterraban en el suelo y sus brazos se estiraban con ayuda de su habilidad intentando que el rubio le soltara- ¡No puedo huir, tengo que pelear! ¡Si Ace sabe que escapé de una pelea pensará que soy débil!- y lo peor de todo, se burlaría de él por seguir siendo un chiquillo llorón y terminaría alejándose para siempre

- ¡Ace jamás pensaría eso de ti!- no sólo se detuvo, esquivó a la gente que los rodeaba para regresar sus pasos y sujetar a Luffy por los hombros, zarandeándolo mientras le sermoneaba- ¡Ace ha estado huyendo todo este tiempo; del coliseo, de la marina, de los tipos que buscan su recompensa! ¡¿crees que eso lo hace débil?! ¡¡Claro que no!!- ni siquiera dejó que Luffy respondiera, tenía que sacar todo eso que llevaba en el pecho o explotaría- ¡Ace quiere verte más que nada en el mundo y sabe que si pierde alguna pelea no podrá hacerlo! ¡No tiene otra opción más que huir! ¡Si terminas tu camino en un sitio como este, ¿cómo va a encontrarte después?!

- ¡es por aquí!- aquel grito junto con el sonido de pisadas de un verdadero ejército alertó al rubio; entre la multitud pudo ver los gorros de la marina y las armas que portaban acercándose. Sanji giró de un lado a otro, y al no encontrar un escondite decente para ocultarse, lo único que pudo hacer fue pegarse a la pared de un edificio cercano junto con el chico del sombrero de paja, esperando que los marines no los viesen.

No podía creer que su absurdo plan en verdad funcionara. El rubio inclusive dejó de respirar con la esperanza que así no les prestaran atención, mas al verlos pasar de largo supo que sus esfuerzos no eran necesarios; la marina siguió su camino sin mirarlos a ellos o a alguien más, al parecer tenían otra cosa más importante de la cual preocuparse, quizá aquel usuario que los atacó antes

- ¡Sanji, el barco!- el menor de pronto alzó la voz para hacerse notar entre todo el barullo a su alrededor- ¡si la marina está en la isla buscando un usuario, no debe haber nadie en su barco!

- eso… parece lógico- era increíble que esa fantástica idea proviniera de un chico que, hasta hace unos momentos, pensaba sólo con el estómago- será bastante arriesgado, ¿aun así quieres hacerlo?

- ¡no importa! Si así podemos encontrar a Ace, ¡haré lo que sea!- la enorme sonrisa del pelinegro le hizo sonreír también; aquel chiquillo no era tan atolondrado como parecía, o más bien era el deseo de reunirse con su hermano mayor lo que le ayudaba a pensar claramente. No tuvieron que decirse más, sus alegres expresiones eran la afirmación silenciosa al plan del chico de sombrero de paja.

Su camino hacia el puerto fue corto. Al llegar notaron la primera falla en sus planes, el barco no estaba vacío. Ocultos desde una bien alineada pila de cajas de madera y barriles, Sanji pudo observar a un par de marines custodiando la escalera de ascenso y otro puñado más deambulando por la cubierta, todos con las armas más que listas para suprimir cualquier amenaza.

- será difícil entrar- murmuró el rubio mientras se mordía los labios con nerviosismo; no deseaba llamar la atención y mucho menos crearse problemas innecesarios- escucha Luffy, creo que…- apenas se giraba a ver al chico cuando se percató que ya no estaba a su lado. El joven cocinero giró la cabeza hacia el barco de la marina, donde su mayor temor se hacía realidad; el chico del sombrero de paja caminaba despreocupadamente hacia los marines mientras hurgaba su nariz- [¡¿qué haces idiota?!]- tuvo que cubrirse la boca con las manos para no soltar un grito; si el chico de verdad tenía algo planeado no deseaba estropearlo.

Desde su sitio Sanji fue testigo de todo; al parecer Luffy y los marines comenzaron una charla que no pudo escuchar a distancia, parecían estar discutiendo. Tras unos segundos Luffy se quitó la barba y las gafas oscuras que llevaba, los marines se sorprendieron, y tras comprobar una hoja amarillenta de papel que uno de ellos sacó del bolsillo, los hombres de la marina se abalanzaron sobre él. El pelinegro se los quitó de encima sin esfuerzo alguno, sujetó bien su sombrero de paja con una mano y corrió, siendo perseguido por los marines, incluidos los que custodiaban desde la cubierta del barco. Cuando Luffy pasó corriendo muy cerca de los barriles todo pareció ir en cámara lenta… estaba sonriendo en dirección al rubio mientras levantaba la mano en señal de victoria… ¿acaso hacer de cebo era su plan?

Al verlo perderse a lo lejos junto a todos esos marines supo que sí, que el chico del sombrero de paja distraería a los soldados, y por consecuencia entendía que él debía subir al barco, y así lo hizo. Una vez que Luffy y sus persecutores dejaron de estar a su vista subió al inmenso barco; explorarlo solo sería un lío, tenía que ser estratégico para no tardar demasiado e ir a ayudar al hermano de Ace. Su experiencia le indicaba que los mapas y log pose debían estar en el punto más alto, donde el navegante tuviera una buena vista del horizonte.

- oye, ¿qué est..?- ni siquiera le tiempo al tipo de terminar su oración pues le soltó tremenda patada en la cara que le dejó inconsciente y de paso le tumbó unos cuantos dientes. Había cometido un tremendo error al subir tan descuidadamente a la embarcación; una tripulación no eran sólo soldados, también existían otras personas con otras funciones. Todavía no era tarde para remediar su error, por lo que Sanji arrastró al sujeto a un pequeño cuarto similar a una bodega y comenzó a desnudarle; al menos con esa ropa pasaría desapercibido

- qué asco, tocar el cuerpo de otro tipo…- hizo un gesto de repulsión al verle sólo interiores; sin duda los hombres eran demasiado desagradables a su vista… claro, a excepción de cierto pecoso. El rubio cambió de ropa con el marine, y una vez cambiado, lo ató de pies y manos con su corbata antes de salir.

Se sentía más seguro con su nuevo atuendo, incluso se dio el lujo de saludar a los marines que se encontraba en su camino; nadie parecía sospechar de él. Tras dar unas cuantas vueltas, Sanji finalmente llegó a la habitación donde el navegante guardaba mapas, libros y demás herramientas que ocupaba en su trabajo. Como no sabía exactamente a dónde debían dirigirse, el rubio husmeó algunos libros colocados en los estantes que recubrían las paredes del sitio. Entre todos ellos hubo uno en particular que le llamó la atención, cuyo título era “Historia de los Grandes Reinos”, y hablaba de las diferentes familias poderosas de prácticamente todo el mundo, incluyendo linaje, familia, escudo y ubicación. Sin pensarlo mucho tomó ese libro y otro par más de geografía y mapas, también un log pose, y por si acaso, un eternal pose de la isla más cercana al red line. Acomodó todo perfectamente sobre un trapo viejo que encontró y lo envolvió a modo de bento y abandonó el lugar. Sus intenciones eran salir del barco e ir a buscar al hermano de Ace, pero un nuevo obstáculo se presentó

- ¡tú!- una nueva voz le llamó, esta vez la de una chica. Su caballerosidad no le permitió ignorarla y mucho menos intentar atacarla, así que el rubio sólo se giró sobre sus talones para sonreírle a la bella mujer marine- ¿qué haces fuera de tu área?- al juzgar por la vestimenta y el sutil ceño fruncido, acababa de ser descubierto por la chef del barco- ¡la cocina está del otro lado mocoso inútil!

- ¿eh?- al rubio le llegó una especie de deja-vú, pero eso no era lo importante; al parecer la bella diosa de la fortuna le estaba sonriendo al permitirle ser confundido con alguien más; ¿cómo no se percató antes que vestía con un uniforme de un ayudante de cocina?- ¡sí, claro chef!- respondió por inercia mientras hacía el típico saludo con la mano que había visto hacer tantas veces a los marine

- ¿qué llevas ahí?- por más que Sanji quiso ocultarlo detrás de su espalda, la mujer terminó por arrebatarle su preciado paquete de las manos- ¡no es hora de almorzar! ¡tenemos que preparar comida para cien de nuestros hombres, así que date prisa!

- ¡Sí!- por el momento era mejor fingir ser uno de ellos.

Gracias a su profesión como cocinero del Baratie fue fácil desenvolverse de forma natural pese a que jamás había trabajado en la cocina de un barco de la marina. Concentrado en su labor, Sanji no prestaba mucha atención a lo que sucedía alrededor si no estaba relacionado directamente con lo que hacía; de hecho tampoco fue consciente del pasar del tiempo hasta que la chef volvió a acercársele para entregarle su “caja de almuerzo”

- toma un rato libre, lo has hecho bastante bien- le halagó y en verdad no podía sentirse más satisfecho; no sólo escaparía exitosamente, también tuvo la grata experiencia de cocinar en un sitio totalmente nuevo para él. Estaba seguro que con lo que aprendió en algunas horas finalmente podría cocinar para saciar el enorme apetito de Ace- Los soldados disfrutarán mucho nuestro banquete después de pasar todo el día buscando a esas ratas. Eso me recuerda…- la mujer retrocedió unos metros y vació algo en una cubeta metálica que enseguida le tendió al rubio junto a un cucharón- antes que tomes tu descanso, ¿puedes llevarle esto a nuestros preciados pasajeros?

- [¿desperdicios?]- Sanji miró el contenido con extrañeza, no había más que huesos, piel y restos de vegetales mezclados en una espesa sustancia amarilla que, al juzgar por el aroma, llevaba pudriéndose toda la mañana ahí- ¿a dónde tengo que llevarlo?

- oh, olvidé que eras nuevo- la bella sonrisa de la chef le distrajo lo suficiente como para no hacer preguntas innecesarias- al salir rodea el salón principal por la derecha. Junto al almacén hay una puerta metálica azul y dentro están las escaleras hacia el corral, no hay pierde- tras aquello la mujer le dio la espalda para seguir con lo suyo; quizá estaban por terminar la comida pero hablaban de cien hombres, servir para cada uno de ellos no era fácil.

- no sabía que los marines tuvieran su propio ganado a bordo- probablemente cargaban con todo tipo de animales para que no escaseara el alimento en tiempos difíciles y les alimentaban con las sobras.

Llevarles su alimento a los animalillos sería lo último que Sanji haría antes de marcharse; por suerte las instrucciones de la chef fueron tan precisas que no tardó mucho en llegar al sitio indicado, sin embargo, lo que se encontró no era ni remotamente parecido a lo que imaginó. Después de las escaleras de metal había un pasillo que parecía no tener fin debido a la escasez de luz, y bordeándolo, se formaban una jaula tras otra, cuya función no era contener animales sino personas. Su cama no era más que un trapo sucio en una esquina junto a lo que parecía ser una bacinilla y lo estrecho de las celdas no les dejaba moverse libremente. El ambiente era sucio, pesado y triste; esas no eran condiciones ni siquiera para tener a los animales.

Sanji vio que una pequeña de unos nueve o diez años se acercaba penosamente a los barrotes de su celda y, por debajo de una rendija especial, hacía pasar un plato manchado del cual salió corriendo una enorme rata, llevándose probablemente la última miga de comida que quedaba. Poco después los demás prisioneros hicieron lo mismo, rogando con sus miradas algo de comida… ¿En verdad esperaban que les sirviera aquella cosa putrefacta que llevaba en la cubeta? Fue hasta que los vio detenidamente que notó la piel pálida y pegada a los huesos y la mirada hundida de cada uno de ellos; quizá no se habían llevado algo a la boca desde hace tiempo; ¿por qué la marina tendría en esa condición tan penosa a esa gente? No llevaban ropa de prisionero pero en su mirada se reflejaba a la perfección el temor que tenían de llegar a su destino

- son usuarios…- el corazón se le encogió al punto de ser doloroso; siempre se preguntó qué sucedía con todas esas personas con habilidades que había dejado a la deriva y ahora tenía la respuesta ante sus ojos… no, muy a su pesar estaba consciente que lo que veía no era lo peor. Sus pies se quedaron clavados al suelo un buen rato hasta que se decidió a avanzar por el estrecho pasillo. No deseaba alimentarlos con eso pero era peor dejarlos con hambre, así que, con ayuda del cucharón, tomó las partes más “comestibles” de aquel nauseabundo menjurje y fue sirviendo porciones equitativas en cada plato.

- delicioso- Sanji tuvo que tragar fuerte para armarse de valor y ver hacia la celda de la pequeña que acababa de hablarle, quien comía directamente del plato sin dejar que su linda sonrisa se empacara- ¡está delicioso!

- pronto comerás cosas más deliciosas- le dijo sonriéndole con lástima antes de seguir en lo suyo hasta terminar su labor. Le resultaba gracioso que la marina se proclamara como la justicia del mundo cuando tenían encerrada a una pequeña damita en las peores condiciones. Personas así eran menos que escoria, ¿y él había ayudado a esa barbarie dejando usuarios a la deriva en el mar? Al menos, como retribución a los inocentes que sin saber había condenado, quería ayudar a los usuarios que tenía enfrente en esos momentos- princesa, ¿podrías cuidar esto por mí?- le habló a la pequeña a la vez que pasaba el paquete que hurtó de la sala del navegante por el compartimiento del plato- voy a sacarlos de aquí- le murmuró sabiendo que, si fallaba, no sólo él estaría en peligro, también aquellos usuarios.

La alegría reflejada en el rostro de esa pequeña fue un motivo suficiente para dar más que su mejor esfuerzo. Como el caballero que aspiraba ser, Sanji se irguió imponente y corrió a la salida dispuesto a patear a todos los tripulantes en ese barco de ser necesario para liberar a esos pobres sujetos y a la pequeña.

- ¡Ahí está!- un grito le alertó nada más al abrir la pesada puerta de metal que llevaba a esa horrible cárcel- ¡es el tipo que robó mi ropa!- el sujeto que gritaba y le señalaba con su dedo era el mismo que se suponía había dejado encerrado hace ya varias horas.

Los alaridos del marine cumplieron su propósito pues Sanji pronto se escuchó un grupo de personas aproximándose con rapidez. El joven cocinero le tiró la cubeta en la cara al tipo como distracción y corrió en dirección contraria a donde procedían las pisadas, pero ya era demasiado tarde para escapar. Muy a lo lejos se podía distinguir una sombra difusa que parecían montañas; las olas que golpeaban el casco eran un suave murmullo que mecía la embarcación casi imperceptiblemente y la brisa del mar se pegaba a su incrédulo rostro; ¿En qué momento habían zarpado? ¿De verdad estuvo tan metido en su papel de cocinero que no notó en qué momento dejaron el puerto?

- ¡Justo ahí! ¡Atrápenlo!- los gritos a sus espaldas no dejaban de escucharse y el rubio estaba tan ocupado pensando qué hacer que no notó el momento en que los marines le rodearon- ¡capturen al polizonte!

- ¡Fuego!- no supo quién de todos los presentes acató la orden apenas ésta fue dada, pero el chasquido metálico de la detonación le hizo saber que acababan de dispararle. Sanji cerró los ojos por inercia y esperó a sentir la quemadura de la herida, pero no. Lo único que sentía era que, de pronto, se sentía más pesado, como si algo acabara de caerle encima

- ¿quién fue el idiota que disparó la red?

- [¿red?]- el breve segundo de conmoción le dio la oportunidad a Sanji de abrir los ojos y averiguar qué sucedió; al parecer uno de los soldados le disparó una de esas redes de kairouseki en vez de usar un arma de fuego. Una idea brillante llegó a la mente del rubio justo antes de dejarse caer en el suelo; jadeante y tembloroso- ¡Ngh! ¡No puedo! ¡No puedo moverme!- exclamó entre quejidos, encogiéndose en el suelo por si acaso se les ocurría dispararle de verdad

- ¿es un usuario?- los cuchicheos a su alrededor se hicieron más fuertes, parecían estar discutiendo qué hacer. Por el rabillo del ojo, el joven cocinero buscó a su víctima hasta que finalmente lo vio, uno de ellos levaba un vasto y pesado juego de llaves atado a su cintura.

- llévenlo con los demás y asegúrense que no escape. Ya tuvimos suficientes problemas con los usuarios por hoy- ordenó el que parecía ser el comandante de la nave, quien enseguida les dio la espalda antes de marcharse.

- el comandante parece enfadado- comentaban un par de marines entre ellos mientras llevaban al “usuario” a cuestas para encarcelarle; los demás se dispersaron para cumplir con sus labores, perdiéndose entre la inmensidad de la embarcación

- ¿Cómo no iba a enfadarse? ¡Acaba de perder 470 millones de berries!- el otro marine suspiró derrotado- era obvio que con una recompensa así la presa no sería sencilla de capturar, pero además de huir dejó medio muertos a los mejores de la tripulación. ¡Joder! ¡Estoy tan frustrado también!

- al menos el del sombrero no fue tan difícil- se burlaba el hombre que cargaba las llaves- es un mocoso después de todo, ¿por qué tendría una recompensa tan alta?

El pecho del cocinero se estrujó de tal forma que le hizo olvidarse de las llaves que intentaba robar, sólo conocía a un chico que encajaba en el escaso relato, sólo esperaba estar pensando muy negativamente. Al juzgar por lo que percibía con su limitada visión, le estaban llevando de vuelta a las mazmorras pero nadie parecía prestarles mucha atención pues todos corrían de un lado a otro, ocupados en otras cosas; dándole una oportunidad perfecta para hacerse de las llaves y ocultarlas en su ropa. Al llegar a la parte inferior del barco y ser arrojado a su “celda”, no pudo evitar que un golpe de aflicción no por estar tras los barrotes, sino porque su presentimiento fue acertado por segunda vez ese día.

Justo frente a él, a un par de celdas de distancia, el chico del sombrero de paja yacía en el suelo de una de las celdas, esforzándose por respirar. Decir que estaba mal herido era poco; había señales de golpes y sangre por todas partes, incluso el cordón de su sombrero acababa de romperse y ahora rodaba por el suelo con ayuda del suave movimiento del buque al romper las olas. Estaba seguro que Luffy se había limitado a sólo recibir golpes, a aguantar tanto como su cuerpo le permitió sólo para darle algo de tiempo. Una vez los soldados se fueron, Sanji se quitó la red de encima y se arrastró hacia los barrotes, tratando de acortar la distancia con el chico lo más posible

- Luffy… Luffy, ¿me escuchas?- el rubio le llamó lo suficientemente alto para llamar su atención pero no tanto como atraer a los marines- Luffy, ¿puedes oírme?

- ¿San-ji?- el nombrado soltó un suspiro de alivio, al menos Luffy estaba con vida. Si algo llegara a pasarle, ¿con qué cara vería a su hermano mayor?- Sanji, estás aquí, shishishi

- ¡¿Qué pretendías pavoneándote frente a la marina, ah?!- le regañó con los dientes apretados y mandíbula cerrada; aunque quería gritarle con todas sus fuerzas, por esta vez debía contenerse- ¡Pudieron haberte matado!

- pero no lo hicieron…- las gotas de sangre comenzaban a resbalarse por el suelo, su cuerpo estaba más que magullado y sus ojos apenas y podían mantenerse abiertos, y aun así, Luffy le sonrió- sabía que vendrías a ayudarme Sanji

- ¡¿Venir a ayudarte?! ¡¿Te das cuenta de lo que dices?!- las palabras en su boca se entorpecían por la rabia- ¡¿Cómo estás tan seguro que vine por ti?! ¡¿Cómo puedes confiar tan ciegamente en alguien que no conoces?!

- Ace fue traicionado por la persona que más amaba, estaba… está profundamente herido… y aun así, él pudo llamarte su amigo. Si Ace confió en ti, no puedes ser una persona tan mala

- ¿acaso eres idiota?- el nudo que llevaba atravesado en la garganta cayó pesadamente a su estómago; sus entrañas se contrajeron y le evitaron alzar la voz otra vez. Esos dos hermanos eran especiales a su manera. Ya que ambos hermanos D. habían depositado el último atisbo de esperanza que todavía ocultaban en su persona, no podía darse el lujo de defraudarles… ni a ellos ni a los usuarios ahí encerrados.

Cuando Sanji fue llevado a las celdas tuvo una visión muy corta de lo que sucedía a su alrededor; todos estaban bastante agitados corriendo de un lado a otro, llevando equipos de curación a todo el que lo necesitara, incluso ahora parecía que todavía estaban corriendo pues sus pasos se escuchaban caer pesadamente contra la cubierta. Tuvo que esperar a que el escándalo se calmase para hacer su movimiento; calculando un poco, estaba seguro que los marines deberían estar comiendo a esa hora para recuperar energías, justo como había dicho la chef a bordo.

Los tipos que le llevaron ahí tampoco parecían los más astutos pues ni siquiera notaron que les había arrebatado las llaves; con los mejores marines heridos y los restantes atascando su barriga con comida, Sanji supo que no tendría mejor oportunidad para escapar que ese momento. Sacó el pesado juego de llaves de su bolsillo y lo sacó por una rendija hacia el cerrojo para comenzar a probar las llaves una a una. Cada tintineo metálico aumentaba el ritmo de sus latidos, no podía evitar mirar la entrada de tanto en tanto, asegurándose que nadie bajara. Después de su enésimo intento, el cocinero del Baratie finalmente abrió su celda. Una vez fuera y con llaves en mano, fue abriendo las celdas una a una, sintiendo ya su corazón hasta la garganta por los nervios. Los usuarios estaban débiles no sólo por el kairouseki sino por las malas condiciones en la que los retenían, apenas y podían ponerse de pie. Luffy llevaba ya bastante tiempo inconsciente, así que lo cargó en su espalda y usó sus brazos y piernas de goma para atarlos en su cuerpo a manera de una extraña mochila para poder llevarlo.

Escapar solos no suponía un problema, pero esta vez llevaba a nueve personas más consigo, incluyendo una niña. Si quería escapar ileso con todos ellos, tendría que ser diez, no, veinte veces más cuidadoso. Antes de salir, cerró una de las celdas con llave y arrojó el juego a través de los barrotes para asegurarse que nadie más las alcanzara. Tras hacerles una señal a los usuarios, subió por las escaleras y abrió la puerta.

Todo parecía mucho más calmado que cuando Luffy llegó, la única persona que alcanzaba a ver era al vigilante en la canastilla del mástil principal, quien parecía haberse dormido. El cocinero colocó su dedo índice sobre sus labios para indicarles que no hicieran ruido, y en fila de uno, salieron de las mazmorras, siendo Sanji quien iba liderando la fila con pasos cuidadosos y mirada alerta. Permanecían juntos lo más posible para que, si algo ocurría, pudieran avisarle a los demás. De pronto el sujeto que venía casi al final de la línea se detuvo, haciendo que los que estaban atrás toparan con su espalda y los de enfrente se giraran a verlo.

- ¿Qué demonios te pasa?- le gruñó uno de los de atrás, forzándose a no alzar la voz más de lo necesario

- olvídenlo, no voy a seguir a este sujeto- el que se había detenido de pronto estaba molesto- él no es como nosotros, ¿cierto? Nadie nos ayudaría sin tener un motivo oculto, seguro piensa entregarnos él mismo con los tenryubito

- debe querer nuestras recompensas- una vez sembrada la desconfianza, los demás comenzaron a murmurar también

- yo tampoco voy a seguirlo. No me fío de él

- ¡No es una mala persona!- la voz de la única niña del grupo se levantó entre las voces de los demás- nos dio comida, incluso regresó para sacarnos, ¡Podemos confiar en él!

- te está mintiendo mocosa- habló alguien más- gente como ellos sólo nos ven con signos de berries en vez de rostro

- ¡No soy mocosa, soy Apis!- se defendió

- como sea, no voy a confiar en una niña loca que murmura todas las noches a sus amigos imaginarios. Hagan lo que quieran, yo regresaré a por esos marines, les devolveré todo el daño que me hicieron y me haré del buque. Si trabajamos juntos…

- eso es mucho más arriesgado- otro suspiró- yo iré con el rubio y la mocosa

- ¿Ah? ¿Por qué?

- ella escucha los corazones, ¿no es así? Si ella puede confiar en él, todos podemos hacerlo. Además, si algo sale mal, volveré de la tumba para llevarlo conmigo- la sonrisa de aquel sujeto hizo que los cabellos de su nuca se crisparan uno por uno- bien joven cocinero, adelante. Te seguimos

- umm, sí-  una vez las desconfianzas se disiparon temporalmente, Sanji siguió avanzando. Había visto algunos botes salvavidas antes de subir al buque; usar uno de esos para huir era su mejor y única opción.

Atados de los costados del buque, estaban al menos unos seis botes salvavidas. Escogieron el que estaba más cercano a su posición, le quitaron la lona protectora y subieron uno por uno, colocándose alternadamente en cada uno de los costados. Una intensa luz cegó a todos a la vez que un fuerte pitido hacía vibrar sus tímpanos… alguien los había visto y lanzó la alarma para avisar a los demás.

- ¡corten las sogas!- la voz de Sanji ayudó a los demás a reaccionar, uno de ellos cortó las pesadas cuerdas que sostenían el bote de un solo tajo con ayuda de su habilidad parecida a cuchillas. El bote cayó pesadamente al mar, arrojando agua por todas partes y tambaleándose violentamente hasta que, después de un rato, ganó algo de estabilidad- ¿están todos bien?- Luffy estaba “atado” a él y la pequeña se mantenía aferrada a una de sus piernas, por lo que contó a los demás, ¡sólo había siete a bordo!- buscó con la mirada hasta encontrar un par de manos extras aferradas a la orilla del bote. Sin pensarlo mucho, el rubio le ayudó a subir y lo tumbó en el suelo para que se recuperara. A pesar de no tener mucho espacio el bote no parecía tener dificultades para mantenerse a flote; sus tripulantes estaban tan desnutridos que apenas suponían el peso indicado.

Las luz regresó a ellos, esta vez más intensa. Una hilera de linternas estaba apuntando hacia a ellos junto con las armas de los marines e incluso uno de sus cañones giraba a su dirección; podían esquivar las balas, aguantar el dolor y contener la sangre, pero si caían todos al mar a la vez, Sanji no podría salvarlos a todos.

- ¡¡SURUMEEE!!- la niña llamada Apis se levantó repentinamente, y sujetándose del bote, gritó hacia el mar con todas sus fuerzas. Las olas en el agua fueron haciéndose cada vez más grandes e intensas hasta que algo comenzó a emerger desde el fondo. Su pequeño barco fue empujado por el mar hacia un lado mientras el buque de la marina era envuelto por enormes tentáculos que comenzaron a destrozarlo y arrastrarlo hacia el fondo.

- Apis-chan, tú…- Las miradas incrédulas se posaron en la pequeña, quien sonreía victorias mientras se cruzaba de brazos

- comí la hiso hiso no mi, me permite escuchar el corazón de los animales*- explicó orgullosa pues acababa de demostrar que no era una niña con una imaginación activa, sino que realmente había intentado hablar con alguien todo ese tiempo- ¡ah, es verdad!- Apis buscó entre sus andrajosas ropas, desatando de su cintura el paquete de libros que le había dado el cocinero- ¡Ten, los traje para ti!

- Apis-chan, que buena niña- el rubio le sonrió gentil mientras acariciaba su cabello- en cuanto lleguemos a un sitio seguro te prepararé el mejor banquete que hayas probado jamás

********************************

En alguna isla remota…

Había pasado casi una semana desde que arribaron a esa pequeña isla. El sitio era tan insignificante que la selva había tragado todo a su alrededor y los animales salvajes eran sus únicos habitantes; un lugar así ni siquiera debía aparecer en los mapas. En uno de los claros de la espesa selva, Ace se encontraba de pie con los puños cerrados y un trozo de tela cubriendo sus ojos, privándole de su visión. A decir verdad, Ace estaba molesto… llevaban varios días en ese sitio alimentándose sólo de bayas, frutos y semillas y entrenando hasta que sus cuerpos pedían descanso, sin embargo, Law no parecía satisfecho.

Envueltos en su sala de operaciones, el cirujano de la muerte levitaba todo tipo de objetos a su alrededor para atacarle por sorpresa poco después… uno tras otro, puños de fuego evitaba piedras y troncos mientras hacía alarde de su apodo, incendiando los objetos hasta hacerlos carbón.

- ¡Deja de hacer eso!- la voz del médico se levantó a la vez que arrojaba pequeños guijarros sobre la nuca del otro como si de municiones se trataran

 - ¡Eso duele!- se quejó quitándose la venda para mirar a sus espaldas, mas no encontró a nadie en la dirección de donde venían las piedrecillas

- te lo he dicho, deja de depender de tu fruta del diablo- le reprendió sin miramientos, dándole un golpe en la frente con la suficiente fuerza para dejar una marca rojiza- tus sentidos son mucho mejores que el promedio, pero de eso no se trata el haki. El haki es la manifestación de tu espíritu, y aunque también usa parte de tus sentidos, no son lo mismo

-  ¿Y qué quieres que haga entonces? Estoy esforzándome

- sólo haz lo que te digo, no es tan difícil- envolvió nuevamente los oscuros ojos de puños de fuego, pegándose lo suficiente como para sentir sus cuerpos chocar. Ace no pudo evitarlo, su corazón empezó a ir más deprisa- si no basta con cubrir los ojos, bloquearé los demás sentidos también. No habrá nada de carne hasta que lo hagas correctamente

- ¡¿Acaso quieres matarme de hambre?!- el cirujano de la muerte era más macabro de lo que otros imaginaban, ¡Le encantaba torturar a sus víctimas!

- el haki se manifiesta mejor en situaciones extremas, así que vamos a probar algo más- Ace no pudo evitar estremecerse ante su voz- detendré el ataque si logras atraparme. Y descuida, si algo sale mal, no te dejaré morir. Soy médico después de todo

- ¿c-cómo que si algo sale mal? ¡Law!- ya no supo si Law le respondió o no, pues sus oídos fueron bloqueados por una especie de tapones suaves, quizá algodón o algo parecido. Con el sonido hueco bloqueando su oído, Ace no supo qué hacer. Movió ligeramente los pies, pateando las irregularidades del suelo, y al hacerlo, pudo sentir una ligera vibración que no provenía de él… algo se acercaba.

Se giró en dirección de las vibraciones, las cuales se volvían cada vez más intensas, hasta que desapareció de repente. Fue el dolor creciente en su muñeca el que le indicó a dónde fue la amenaza; estaba mordiéndole. La herida no parecía muy grave, quizá la mordedura de un animal pequeño, pero no por eso dejaba de doler. Antes que pudiera reclamar algo, otra mordida le atacó cerca de su hombro izquierdo. Otras mordidas siguieron a esas a lo largo de su cuerpo, no podía reaccionar a tiempo y Law le había prohibido usar los poderes de su paramecia. Y con Law moviendo a sus “atacantes” a su antojo, estaba demasiado vulnerable.

Después no fueron mordidas; los golpes, raspones y hasta cortes lo atacaban sin piedad; ¡¿Acaso el médico lo estaba atacando también?! La adrenalina corrió por su cuerpo y su sentido de supervivencia se hizo más grande; corrió sin dirección, tropezándose cada dos pasos. Escapar no era algo que le agradara mucho pero en ese momento tampoco tenía muchas opciones. El fuerte golpe de una rama en su cara no sólo le tiró de espaldas, también le indicó que se había adentrado en la selva. El pecoso se paralizó, estaba en terreno desconocido y lo peor es que ni siquiera estaba seguro si seguía dentro de la sala de operaciones de Law.

Una sensación inexplicable creció en su pecho; de alguna forma sentía que estaba en peligro. Un presentimiento momentáneo le murmuró que algo o alguien estaba acechándole, que debía moverse… su enemigo era al menos el doble de grande que él y estaba hambriento. No tuvo tiempo de pensarlo y se movió instintivamente a la izquierda. Una ráfaga de viento le acarició el rostro justo cuando su adversario atacó… lo había esquivado, y ni siquiera supo cómo.

¿Eso había sido haki?

La piel se le crispó de nuevo, su enemigo iba a atacar. A pesar de recibir algunos rasguños, esquivó la mayoría de sus ataques, y cuando por fin pudo “visualizar” dónde estaba su enemigo, cerró su puño y le dio un golpe sin usar otra cosa que no fuera su fuerza sobrehumana. El ligero entumecimiento de su mano y algo líquido salpicando su rostro le indicaron que su golpe alcanzó su objetivo. El suelo osciló, indicando que su enemigo acababa de caer. No tuvo tiempo para celebrar, pues sintió una nueva presencia envuelta en una intención asesina más grande, y sólo por un instante, en su mente apareció claramente la hoja de una espada aproximándose. Ace bajó su cuerpo para esquivar el ataque y al mismo tiempo usó sus piernas para impulsarse hacia adelante, tacleando a su contrincante.

- ¡Te tengo!- sin temor, el pecoso se quitó la venda de los ojos y los tapones de los oídos, encontrándose con la mirada incrédula y al mismo tiempo satisfecha, del cirujano de la muerte

- no está mal- con una sonrisa burlona, Law sujetó un extremo de la manga del suéter que llevaba puesto para limpiar el rastro de sangre que había en el pecoso rostro de su compañero. Por un momento Ace no supo qué hacer, su atención estaba puesta en su mirada y sus sentidos en la forma tan cuidadosa con la que tocaba su mejilla. Su otra mano se colocó en su pecho y le fue empujando hasta hacerle retroceder; el pecoso quedó literalmente sentado sobre la cadera del otro, con ambas piernas a cada costado de él- ya que te tomaste la libertad de atrapar la cena, debemos aprovechar. Regresa a donde el barco y enciende la fogata para nuestro amigo, yo iré a buscar algunas cosas

Ace seguía algo aturdido por la pelea, pero igual terminó haciendo lo que el médico le pedía. Law se adentró en la selva mientras él arrastraba al oso que acababa de vencer de vuelta a la costa, donde se encontraba anclado su barco. A la orilla de la playa mantenían una formación circular de rocas para encender su fogata, y por las noches dormían en el barco. Tras encender el fuego, el pecoso se dio a la tarea de retirar y limpiar la piel del oso, cortar la carne y deshacerse de los desperdicios para no atraer a otras bestias. Siguiendo la vieja receta que solía hacer cuando era niño, preparó un estofado de carne de oso y lo restarte lo dejó salando para almacenarla; quién sabe cuándo volverían a encontrar su próxima proteína.

Law regresó al atardecer. Llevaba algunas plantas en una bolsa de tela y agua fresca en una botella grande. Tomó algunos cuencos del barco y algunos de sus materiales médicos y regresó junto a la fogata; vació unas plantas dentro de un mortero de madera y las molió hasta hacer una especie de pasta. Con una señal, le indicó a Ace que se acercara y éste así lo hizo; se sentó a un lado del moreno, quien empapó un trozo de tela con algo de alcohol y con ella frotó sus heridas

- ¡Auch!- se retorció del ardor. Dolía más que cuando las heridas fueron hechas

- si quieres puedo dejar que se infecten. No me importa tener que amputarte las extremidades después- Ace no tuvo otra elección que apretar los labios y dejarse hacer. De vez en cuando soltaba algún quejido, sobre todo cuando Law presionaba la herida para sacar alguna basura incrustada en su piel, pero en cuanto untó la pasta verdosa en sus heridas se sintió mucho mejor. Las heridas más profundas fueron cubiertas con las vendas que quedaban; al menos doctorine les había dejado el material médico en el barco- tus heridas son poco profundas, para mañana ya deberían…- esta vez fue el médico quien terminó siendo pillado por sorpresa.

Cada movimiento meticuloso de Law había terminado por hipnotizar al pecoso, obligándole a seguirlo con la mirada hasta que ya no pudo más. Sus labios chocaron entre sí y su respiración se hizo tan pausada que apenas era una caricia sobre sus rostros.

- [no lo hagas…]- la punta de la lengua de Ace se asomó por entre sus labios y se paseó sobre los labios del otro, disfrutando su suavidad- [no lo hagas… por favor, no correspondas Law…]- sus súplicas mentales fueron ignoradas. La lengua de Law atravesó sin problemas a su boca, adentrándose hasta donde su extensión se lo permitió. Hace tiempo que ambos perdieron la vergüenza, por lo que entrelazar sus lenguas no era suficiente ya; mordían y succionaban impasibles, dejando que el dolor fuera el catalizador de sus más bajos instintos. La falta de aire pronto comenzó a marear a Ace, por lo que sus brazos se aferraron al cuello del mayor para mantenerse en equilibrio mientras Law presionaba su pecho con la yema de sus dedos de manera tan precisa que le hacían gemir.

Ojalá que el desbordante sonido de la lujuria hubiese sido el único que escucharon, pero no. Algo parecido a un gruñido les hizo separarse de repente; Law estiró un brazo para tomar su nondachi y Ace… él sólo pudo sonrojarse a la vez que tosía un poco; el ruido venía de su estómago. Con un suspiro, el médico volvió a colocar su espada a un costado suyo y se acomodó frente al fuego para comer. Ace se encargó de servir a ambos antes de sentarse extremadamente cerca del otro y comer como si no lo hubiese hecho en semanas. Los frutos y semillas eran deliciosos pero no se comparaban al sabor de la carne.

- cuando se trata de comerte a otros, tienes buena sazón- comentó el moreno de la nada. Observó a su acompañante de reojo antes de moverse a un lado para separarse de él, pero Ace enseguida volvió a acortar distancia

- oye, Law- su voz temblorosa se levantó al servirse la segunda porción de estofado- cuando lleguemos a Dressrosa, ¿Qué pasará con nosotros?

- ¿Nosotros?- su ceja se curveó con un simple gesto y su atención cambió de su plato hacia puños de fuego, aunque sólo fue por un breve momento. Tras examinar al otro siguió comiendo, restándole importancia a su cuestionamiento- Tú tomarás tu camino, yo el mío. Así de simple

- sé que no deberíamos entrometernos en los asuntos del otro, pero… quizá no deberías ir a Dressrosa- nada. Law no volvió a mirarle ni siquiera como reclamo. Pese a que se moría de hambre, Ace dejó de comer y sólo paseó el cubierto por la orilla del tazón- Imagino cómo debes sentirte, a decir verdad yo también he pensado en buscar a quien me separó de mi hermano para enfrentarlo; pero encontrar a Luffy es mi prioridad- mentía. Por más que quisiera tirarle los dientes a Zoro de un golpe, no se creía capaz siquiera de mirarlo con odio

- y la mía es regresar a Dressrosa a vengar a esa persona

- ¿Crees que sea tan sencillo? No es que dude de ti, sino que…- Ace entró en pánico al ver cómo el mayor se ponía de pie; sin duda estaba molesto- ¡Me gust… Me gusta estar contigo!- por más que se esforzó, las palabras que quería decir no lograron salir por sí mismas. Al contrario, se atoraron en su garganta de forma tan dolorosa que sintió que se desgarraba. Aun así, puños de fuego continuó- pese a que siempre encuentras la manera de molestarme, me agrada estar junto a ti. No quisiera que algo te…- sus palabras quedaron al viento cuando vio a Law darle la espalda y subir al barco sin señales de haberlo escuchado.

Ace no pudo hacer más que sonreír tristemente mientras veía la flama de la hoguera. Hasta hace un momento parecía que Law sentía al menos atracción física por él, pero su silencio fue toda la respuesta que necesitó

Continued…

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*Si no recuerdo mal la hiso hiso no mi permite escuchar a los animales, pero no recuerdo si también te permitía comunicarte con ellos; para efectos del fic supongamos que sí xD

Notas finales:

tomen en cuenta que andaba tan inspirada que escribí el capi en tres noches; le quité, le puse, y no sé si se me haya pasado algo, así que por favor avísenme

y O.M.G. regresé toda dramática para variar xD Law de verdad corresponderá los sentimientos de nuestro pecoso favorito? Ace terminará descepcionado del amor y volviéndose un ermitaño? Luffy es una buena mochila? qué será de Sanji y su grupo de usuarios? dónde demonios se fue Kid? todo esto y mucho más en los próximos capitulos...

estoy pensando en que quizá el siguiente capi sea el fin del fic.... no piensen mal!! habrá segunda temporada (?) es sólo que a veces se me traba el word cuando escribo el capi, así que pensé que dividirlo sería bueno... o sólo continúe en un documento nuevo y al final lo pegue todo junto xD jajaaj, aun no decido, pero ya les avisaré

hasta pronto~


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