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Anzuelo por shi san

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Notas del capitulo:

Perdon... me he tardado mucho TuT de igual lo apenas suba el cap final lo borro y lo resubire :) este cap no tiene tanto lemon asì que quizas sea aburrido aunque narra la conti`de los personajes

Capitulo 23

 

XXIII El hilo del destino.

 

Lance

 

     No, no quería decir adiós para siempre pero yo no era quien decidía eso, Giovanni estaba agonizando en su cama de sabanas blancas cremas, ya era hora.

 

     Nuestro hijo Vanni ya estaba en la universidad y tenía 18 de edad, Giovanni vivió bastante y yo también, al menos la sustancia que me inyectaba como pecado había sido drenada gracias a los aportes que Dieter junto con documentos que hurto de aquel laboratorio en USA hace años, esa súper sustancia había sido drenada de los cuerpos de los pecados de hecho quizás ya nadie menciona la palabra “pecado” excepto yo en mi cabeza.

 

—Te amo Giovanni— Me acerque a su lecho sonriéndole a su rostro contraído por la enfermedad, aunque de igual lo hallaba hermoso ya que la mañana preciosa que hacia afuera se colaba a través de esa ventana que estaba abierta y era un reflejo hermoso en el rostro de la persona que siempre había amado, con toda y enfermedad, con toda y sotana, con todo y hábitos.

 

—Lo único que lamento es que hallas tenido que lidiar con todas las incomodidades de esta enfermedad…— Rompí en un llanto callado que se hacía notar por mi nariz roja y las saladas gotas gruesas que no dejaban de fluir.

 

     Tome su mano y al lado de la máscara de oxigeno le bese varias veces… todos estos años había estado sufriendo a causa de su enfermedad.

 

—Ya te extraño— Solté sonriendo entre lagrimas, escuchando el pitido que anunciaba la ausencia de vida en aquel cuerpo inservible.

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     Amaba sus cabellos ondulados rebeldes de un color castaño tan claro como las mañanas de principios de otoño… y esas hojas amarillas con rasgos marrones.

 

—Papá… él ahora está en un lugar mejor sin sufrimiento— Me decía Vanni mientras estábamos desayunando tras un par de meses del funeral.

 

—Supongo que sí— Le sonreí mirando lo grande que estaba.

 

—Aunque no lo quisiste como padre quiero que sepas que por él y  su valentía de estar conmigo tú naciste, a pesar de todo naciste rodeado de amor— Le dije suavemente, lo que recibí fue un gesto de entendimiento, solo eso.

 

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Dieter

 

        ¿Cuántas veces pueden decir adiós? Adiós significa un “hasta luego” pero en términos literales quiere decir “despedirse de alguien para siempre”.

 

—Doctor, ya es hora de la operación del paciente Roberts— Dina, la enfermera latina de crespos negros me miraba con emoción, era su primera labor importante.

 

—A moverse de prisa— Le sonreí sinceramente.

 

      Y en aquel espacio de preparación me vestí con mi ropa desechable especial azul, fui a lavarme cuidadosamente las manos. Mi equipo estaba preparado para la operación de pulmón.

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      Estaba en la cafetería leyendo un libro sobre el sujeto seriamente cuestionado con respecto a un implante de cabeza en otro cuerpo humano cuando vi a Dina comiendo sola, sonreí de medio lado vi sus rulos largos y negros hasta sus codos y exactamente eso me hizo recordar a Lamar, había pasado una década con unos años más desde su adiós.

 

     Cerré mi libro y tome un sorbo del café, vaya que me he dedicado a mí trabajo aunque también podía salir a “divertirme” para eso existían los prostíbulos de clase y claro también tenía el afecto estúpido aunque indispensable que Marcel me ofrecía,  siempre estaba allí para mí aunque de manera familiar, Marcel el hijo del primo de mi padre adoptivo. Marcel ahora es un empresario con dinero, con poder y una buena persona.

 

      Me levante, mientras me acercaba a Dina y observaba que su piel era tostada, la típica nívea blanca y tostada de una flor latina, esa piel que no se parecía a la de Lamar aunque había algo en ella que si me hacia recordarle.

 

—Buenos días, estuviste bien en la operación— Mi sonrisa caía a medida que decía aquello mientras estaba frente a ella, me senté en su mesa.

 

    Ella me dedico una sonrisa amable y de agradecimiento.

 

Recuerdo

 

      Hace 13 años

 

     Venia herido de un brazo por una bala, al llegar al segundo piso mire como Zozer estaba sosteniendo a un Lamar pálido y casi amarillo.

 

—Gracias al cielo, cuidado con Lamar que lo indujeron al aborto— Dijo el francés.

 

—¿Lamar? Dime qué te sientes— Agarrándolo y notando como el suéter blanco inmaculado que tenia puesto tenia manchas de sangre en la parte baja, le pregunte mientras sus ojos con esfuerzos se ubicaron en mi y vi una sonrisa en sus pálidos labios cual lirio.

 

—El bebe… el bebe ya no está— Un susurro salía.

 

—¿Dime como estas tú?— Le pregunte nuevamente pasando su mano débil y peligrosamente fría por mi hombro.

 

—Dieter… te amo

 

—Solo necesitas una transfusión de sangre ¡es todo! Mantente despierto— Lo abrace.

 

—Perdí mucha sangre, no e-estoy se-seguro de si seguiré— Su titubeante voz se hizo musa infernal para mí ya que se desplomo, cerro por completo sus ojos y jamás los volvió a abrir de nuevo.

 

Fin del recuerdo.

   

—¿Sabes algo Dina?— Suspire para continuar —Que sienta afecto por ti no quiere decir que tenga que callarme más tu negocio de sacar medicinas peligrosas en dosis pequeñas para que no te atrapen— Destile inercia.

 

      Me levante viendo su rostro con miedo y sus manos temblorosas.

 

—P-perdóneme yo… yo no lo volveré a hacer, solo necesitaba el dinero— Me dijo despacio y con voz baja.

 

Halle sinceridad en su cuerpo y en sus palabras.

 

—Shhh!~ Te traje el almuerzo— Llamaron mi atención desde el otro lado de la cafetería, allí estaba un hombre de traje ejecutivo gris de quizás marca Armani con un castaño cabello lacio cuidadosamente peinado a pasar de que sus hebras tocaran más allá de su nuca.

 

     Me levante y fui a recibirlo, Marcel siempre había estado allí y mi corazón ni pendiente del afecto real que había solo para él.

 

—Usare mis vacaciones a partir de esta tarde— Dije seriamente mirando mi almuerzo de una rica paella.

 

—Mmm… milagro, tenias dos años que no usabas tus vacaciones— Un par de ojos cafés caramelo me miraban un poco sorprendido pero feliz.

 

—Si, así que esta noche te invitare a cenar al restaurant más elegante. Tu solo preocúpate por llevar un bonito atuendo— Bromee un poco a lo ultimo uniendo mis manos y notando un leve sonrojo que en sus mejillas se asomaban. Sonreí gustoso y feliz por hacerle feliz a él.

 

Zozer

 

—Glam, ya tienes veintidós años y no has querido entrar en la universidad ¡Piensas vivir trabajando de barman toda tu vida!!!— Le grite a mi sobrino  que aun estaba en la cama siendo medio día ya.

 

      Una mata de un cabello castaño dorado se removió desde las sabanas verdes. No podía evitar sermonearlo porque lo quería como a un hijo.

 

—Papá ¿Puedo ir al cine con mis amigos?— Un pelo dorado ondulados y de ojos caramelos me decía aquello con una cabeza más de altura que yo, Andrew.

 

—Anda cariño pero no regreses tan tarde— Le dije sonriendo a mi hijo de 15 años de edad.

 

—Glam ¿No me vas a decir nada?— Suspire volviendo al señor barman.

 

—Ya basta, déjame dormir. Pronto buscare algo para rentar e ir a hacer mi vida— Dijo todo aquello de prisa y cuando iba a responder sentí una mano en mi muñeca deteniéndome.

 

—Zozer…— Key me miraba desde arriba moviendo sus rostro de un lado al otro como resignado, con sus cabellos casi chocolate acariciando su mejilla.

 

—Glam, solo estamos preocupado por ti. A partir de ahora habrá una nueva regla y es que puedes seguir aquí cómodamente con una condición que apliques a la universidad técnica— Soltó Key sin piedad.

 

      Glam se quito la sabana y nos miro a ambos con dos enormes ojeras en sus ojos verdes.

 

—Ya dejen de joderme la vida ¿Saben algo? Quizás aplique a la universidad, quizás no así que por favor déjenme dormir

 

      Salimos del cuarto de Glam y fuimos a la cocina. Key preparaba café mientras vestía unos jeans y una camisa de cuadros blancos y azules cual cielo a pesar que su cuerpo era atlético era muy varonil, había crecido mucho, había estudiado para ser arquitecto y ahora era su labor.

 

—¿Café?— Me ofreció a lo que asentí lentamente.

 

     Me sirvió en la taza blanca en forma de corazón que me había regalado hace tantos años, se me acerco y dejo la taza humeante a un lado para tomar mi mano y levantarme cuando me di cuenta su mano estaba rodeando mi espalda baja acercándome a èl mientras mis cabellos castaños claros se movían por el movimiento, mi mirada baja la montura plateada de mis anteojos me hizo notar más lo galante de Key. Cuando se inclino me beso profundamente mientras cerraba sus ojos dormilones.

 

—Mmm… ¿Key?

 

—Sé que te preocupas mucho por Glam pero ya es hora, es un adulto y necesita tomar sus decisiones— Me sonrió.

 

      Recordé cuando le conté a Glam con 13 años de edad y a Key sobre los problemas de Saga, su padre que era mi hermano mayor aunque no de sangre. La causa de la muerte de Saga se las conté y recuerdo que Glam no lo asimilo muy bien durante los primeros 5 minutos mientras que yo lloraba Key me observaba dolido sin embargo logro perdonarme, fueron sus decisiones, sus corazones…

 

—Tienes razón…— Me atrajo más hacia él cuando sentí algo un poco duro entre ambos.

 

—Zozer… Andrew salió y Glam no dejara de dormir hasta las 5— Su tono de voz se volvió ronco y ansioso.

 

      Sin darme cuenta ya estábamos en nuestro cuarto, él con su camisa abierta y pantalones desbrochados arriba de mí y yo de rodillas desnudo tratado de no gritar tanto…

 

—¡Key cuidado que me duele la espalda! ¡Hijo de…! ah~—b34;b35;

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Yue

 

—Yue cuidado con los niños, ya tengo que irme a la escuela— El del cabellos lisos y castaños se despedía en la entrada a gritos pero de igual lo escuche bajo ya que yo dormía en el piso de arriba.

 

—¡Papi! ¡Papi! Mami se fue— Al unisonó decían dos pequeños gemelos de 7 años con cabellos en forma de hongo.

 

—Camilo tiene que trabajar, vamos que tenemos que desayunar para llevarlos a la escuela también— Bostece.

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—Adiós— Dije a mis hijos en el salón de clases.

 

      Seguí mi camino a la oficina como gerente en ventas de la empresa que fue ua vez propiedad de la difunta Karolina “mi dueña”.

 

      Tenía una familia cálida con problemas, soluciones, felicidad, rabia, el paquete completo. Me hacía sentir muy bien desde que pudimos derrocar aquella asociación tan macabra, desde que logramos hallar un suero que contrarrestara el grado de intoxicación que tenían las inyecciones que usábamos los pecados, gracias a los estudias y de Dieter.

 

Camilo

 

—Maestro Camilo— Me llamaba la maestra nueva en hora de recreo.

 

—Maestra Sonia ¿en qué puedo ayudarla?— Dije con la poca de amabilidad que tenia con ella ya que tenía todo el periodo escolar acosándome con la absurda idea que yo podría corresponderla.

 

      La seguí hasta la sala de enfermería donde la enfermera le tocaba turno de monitoreo de recreo. Mire como me dejo pasar primero para cerrar con llave, mal presentimiento, se agarro su cabello rizado rubio detrás de sus orejas y cruzo sus manos para verme con esos ojos cafés que destilaban veneno.

 

—Sé tu secreto

 

      Suspire ¿Cuan fastidiosa podía ser esta mujercita?

 

—Oye yo vengo a laborar como maestro y no a estar aguantándome todo tipo de idiotez que se te cruce en la cabeza— Le dije mientras me acomodaba mis lentes.

 

—Eres gay y vives con un hombre, a los padres no les gustaría que sus hijos tuvieran a un maestro gay ¡oh! A pesar de que haya gente que no le importaría tu sabes que si hay más de un padre que se enojara

 

      Chantajista la mujer…

 

—Sonia haz lo que quieras, tengo quince años trabajando en este plantel con excelente destreza educativa— Dije cruzándome de brazos para abrir la puerta y salir de allí.

 

     Me dirigí a la oficina de la directora Luz.

 

—Buenos días directora Luz, vengo a poner una queja sobre la nueva maestra Sonia Rodríguez quien me acosa y acaba de chantajearme con decirles a los padre que soy gay

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—¿Estás bien?— Escuche de lejos.

 

     Estaba con una bolsa de hielo en la cabeza estando acostado en el sofá de la sala de la casa. Los gemelos me dieron un besito y corrieron a su recamara.

 

—Tienes un moretón en la mejilla ¿Qué paso?— Yue se sentó a mi lado y puse mi cabeza en su regazo.

 

Recuerdo

 

—Luz ¡me estás diciendo que no importa mis años aquí!

 

—Un escándalo como ese… la escuela podría hasta cerrar— Dijo la morena de conjunto rosa salmón.

 

—¿Qué hacen?— Sonia entro de improvisto.

 

—Sonia chantajeaste a Camilo entonces no puedo hacer más que despedirte y darte una mala reputación como maestra— Decía Luz lo más diplomática que podía.

 

—Ah, ya yo me largo y yo de bruta me fije en este gran maricon pero no importa porque ya mande a la comisaria las fotos que tengo de este “maestro” con su otro hombre!— Ella comenzó a burlarse.

 

     Mi mano subió sola y la cachetee con todas mis fuerzas, ella me halo de los cabellos y comenzó pisarme los pies, como pude la jale de los cabellos también… Luz y otro maestro lograron separarnos.

 

Fin del recuerdo.

 

—Y eso fue lo que paso, no sé en que va a para todo esto— Comencé a quebrarme.

 

—Nos casamos, tenemos dos hijos biológicos y aunque la sociedad no vea eso “bien” pues eso es lo que somos, sigue dando tu mejor esfuerzo y s te citan iremos todos a testificar como lo que somos, una familia— Oír a Yue siempre me hacia bien.

 

     Mi cabeza seguía aun en sus piernas así que le baje el cierre del pantalón y le sonreí.

 

—Aquí no— Sentencio Yue con su voz ronca de mando, me cargo y como yo siempre había sido tan delgado…

 

     Nos encerramos en nuestro cuarto.

 

—Hay que hacerlo rápido que los gemelitos pueden hacer de las suyas por la casa— Le dije a un asiático de pelo negro y labios carnosos mientras me jalaba de los cabellos de nuca mientras le hacía sexo oral.

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     A la final seguí trabajando allí como si nada, el problema se disipo sin gran esfuerzo él único molesto fue Yue ya que su deseo era que yo dejara de trabajar para que así pasáramos más tiempo juntos en sus vacaciones próximas.

 

Satou

 

—Sé que no es mucho pero al menos dejo que trabajes sabiendo que tenemos una niña que cuidar, no veo el punto en tus quejas— Le decía a un malhumorado castaño oscuro con nariz curveada como de tobogán.

 

—Satou te entiendo pero este promete ser un seminario excelente en cuanto a atención al cliente— Me contesto Nilson colocándole las medias a nuestra pequeña hija de 11 años de edad, tras el fatídico aborto de nuestro primer bebe.

 

—Para serte honesto no quiero dejarte ir— Me cruce de brazos.

 

—Satou san ya no seas tan celoso, yo estaré bien, no soy un adolescente, soy un hombre adulto y responsable

 

      Quise reírme pero me contuve ya que su expresión de seriedad me hacía solo querer besarlo.

 

—Papi, me voy a hacer mis tareas— Dijo sonriente con dos dientes faltantes en su dentadura frontal una pequeña y dulce niña de cabellos castaños y algo ondulados con ojos chocolate oscuro. Le bese la frente y la vi subir las escaleras.

 

—Satou san… sí me dejas ir aceptare cualquier cosa que quieras durante una semana ¡no más!— El castaño se puso colorado y su propuesta no era para rechazar y no quería presionarlo más.

 

—Me convences, está bien…— Le dije mirándolo sugestivamente mientras él se me acerco y me dio un beso francés perfecto.

 

     Oh, como decirle que de igual iba a dejarlo ir con o sin propuesta pero definitivamente no desperdiciaría esta oportunidad.

Notas finales:

Saludos y beso!!!


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