Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Anzuelo por shi san

[Reviews - 17]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hallo! Gracias por el apoyo Dead' n.n jooo por eso te regalo este cap... y voy a tardar en actualizar porue necisito tiempo para hacer calzar cosas del fics n.m ahora adelante, a leer.

 

V La luz se aprecia mejor entre la obscuridad

 

Lance

    

     Creo que se llama; degeneración espino-cerebral.

 

    Jajajaja… ¿En qué rayos estaba pensando dejándome aquella vez?

 

     Supongo que algún santo mío o el mismo Dios cumplió mi deseo, a pesar de mis pecados, tener a mi lado a mí amado Giovanni.

 

     Recuerdo ese día en que se fue, recuerdo nítidamente sus palabras, también recuerdo el dolor que sintió mi corazón al sentirse traicionado por la única persona que creía incapaz de hacerme más daño de lo que la vida ya me había concebido.

 

     Solo abrí la cortina de mi habitación mirando dos pisos más abajo, la entrada donde venía saliendo de un auto negro blindado mi Giovanni, yo lo cuidaría a pesar de mi horario tan ocupado, a pesar de su traición, a pesar de su incomprensión y a pesar de lo sucio que soy.

 

Recuerdo

 

     Mis entrenamientos se intensificaban, estaba en el pabellón de la segunda mansión muy apartado de la casa como tal. Era un campo militar riguroso y extra. Las gotas de sudor eran gruesas como el dolor que intentaba ignorar casi a la perfección según mis entrenamientos básicos. Pero era imposible ignorar la enorme roca que sostenía en mi espalda mientras hacia mi flexión número 776.

 

     Mis mechones castaños rojizos se pegaban a mi frente lo que era un poco incómodo pero era lo que yo quería, quería mi cabello de ese largo, ni más ni menos y me lo habían permitido por eso no me rapaba el cabello, por eso y por... Giovanni.

 

     Esa “actividad” era mi castigo por no “adivinar” cuantos hombres me habían atacado anteriormente estando yo con los ojos vendados.

 

—¡Lance!!! ¡Para cretino! ¡Deja a Lance!

 

     Esa voz me hacía sacar una sonrisa a pesar de todo el cansancio que sentía, era increíble que descubriera el pabellón.

 

—Oh Señor Giovanni, ¿Qué hace aquí? Su padre le prohibió llegar aquí

 

     El monstruo de mi entrenador, Camil, quien mantenía su pie en la parte baja de mi espalda aun, ya que de igual yo seguía haciendo las flexiones, la verdad es que no quería que me fuera peor.

 

—¡No le hagas daño!

 

…¡Boom!…

 

     Si, un golpe en toda la nariz para mi entrenador, y si yo no lo viese conocido mucho, viese seguido con mis flexiones, pero...

 

—Deténgase maestro Camil, por favor

 

     Dije sujetándole fuerte su puño, ya colocándome de pie rápidamente porque sabía que ese golpe iba directo a la cara del nada más y nada menos que del hijo bendito del jefe.

 

 —L-lo siento mi señor Giovanni

 

     Camil lo reverencio y salió de seguro a llamar a que fueran a sacar al niñato privilegiado que había arruinado mi entrenamiento especial.

 

—¿Por qué viniste? Lo más probable es que ahora no me dejen ir al cine hoy por esto

 

     Suspire a lo último, para luego buscar mi camisa. No me gustaba presentarme tan deplorable ante él.

 

—Le dije a mi papá que si tú tenías su apellido no debía de maltratarte tanto, le dije que yo no te necesitaba de guardaespaldas

 

     Él y su semental y tierna inocencia. Yo era algo muchísimo más bajo que “guardaespaldas”, yo solo era el mandadero, cuidador, sicario y pare de contar de la familia Zuccaro.

 

     De repente comenzó a batir un aire fresco que hacía que sus cabellos cortos de trigo danzaran mientras me veía cuesta abajo con sus ojos caramelos llenos de impotencia.

.

.

.

     Dicho y como está hecho, me prohibieron ir esa noche al cine con el joven. Me sentí terriblemente, de igual subí al tercer piso de la mansión donde estaba mi cuarto, cerré la puerta con una ira tremenda. Me había arreglado tanto para nada, ni hablar de lo adolorido pero ya no era un simple crío, ya tenía 17 años y ya sabía cómo cubrir los golpes y como seguir mi día sin una queja en mi semblante.

 

     Tome mi pincel y mi paleta sin colocarme mi bata blanca que estaba bastante manchada por mis prácticas de pintura nocturnas. Mi lienzo iba lleno de una lluvia de colores sin ningún sentido y me di cuenta que detrás de toda aquella pintura saturada en mi lienzo en blanco, todo daba a una realidad que por Giovanni, antes, no me la había planteado tan seriamente como ahora.

 

     La soledad. Me limpie unas gotas de pinturas de mis manos y coloque los pinceles en agua.

 

…Click…

 

     No se había abierto cuando yo ya había dado un salto ocultándome tras la puerta.

 

—Lance

 

     Oí una voz familiar y Salí de mi escondite dejándolo entrar para lanzármele encima.

 

—Pensé que te habías ido al cine de igual, esta película la habías esperado por mucho

 

     Le decía al oído percibiendo su dulce aroma.

 

—No voy a permitir que te hagan más entrenamientos absurdos, le diré a mi padre que no necesito un guardaespaldas

 

      Era divertido notar su tensión al sentirme cerca, yo no era bobo, sabía que desde que cumplí los 15, yo le gustaba a pesar de que tomaba muy enserio el papel de monaguillo y medico.

 

—Me gustaría solo pertenecer a ti…

 

     Sonreí y me relamí los labios al sentir por primera vez sus grandes manos sujetar tan ferozmente mi tronco y besar mi cuello con tal temor.

 

—Jamás te sientas solo, siempre, te juro que siempre estaré contigo

 

     Me juro.

 

     Giovanni me había lanzado a la cama y había comenzado un juego de besos cariñosos por todo mi cuello y pecho mientras que por dentro sentía una sensación de cosquillas pero más límpidas y adictivas. Cuando volvió a mi rostro se detuvo solo para verme con sus dulces ojos, para besarme tiernamente, ese fue un beso largo, no sé si trataba de que se me grabara, de igual lo logro.

 

—Tú que siempre sales con algo… ahora te ves tan indefenso

 

     Claro que mi personalidad tan perspicaz e irónica se había ido a los mil demonios con tales tactos de él hacia mí.

 

     Jamás nadie me había tratado tan suave, dulce antes… mi primera vez se había ido con su padre a mis 15 años. Yo era un chico lindo que ante los ojos del gran jefe le había parecido “delicioso”, esa noche el señor Antonini me había tratado como una prostituta barata, no proteste solo me aproveche de la situación y le pedí que me dejara asistir a un taller de oración porque quería pasar más tiempo con su hijo, Giovanni.

 

     Aún recuerdo que al siguiente día me escondí en la segunda mansión Zuccaro que quedaba muy lejos de la primera mansión, solo por el hecho de que me sentía como un trapo realmente sucio el cual no era digno ni de ver al chico de cabellos trigos, el que me había leído tantas palabras de Dios. Pase siete días en esa mansión con todo y mi sanción por irme esos días de la primera mansión ya que estaba alertando al joven Giovanni.

 

     Giovanni me abrazaba y me quitaba la camisa lentamente, como si yo fuera algo de valor, justo así. Me sentía de maravillas pero por qué me sentía con la vista nublada y un nudo en la garganta... ah sí, jamás me había acostumbrado a los malos tratos que tenía su padre en la cama conmigo.

 

—¿Por qué lloras? Oh, yo lo siento, no quería dañarte

 

     Él se había alejado de mi pero con mis reflejos no deje que ni siquiera me dejara de tocar porque lo sujete y le mire a sus ojos marrones muy claros sonriéndole.

 

—E-es que estoy muy feliz… te pareceré patético llorando así, pero me haces muy feliz

 

     Su cálido abrazo me rodeo y siguió con su tarea de quitarme la ropa.

 

—Te amo…

 

     Esas palabras se me quedaron grabadas con fuego dentro de la sala principal de mis memorias.

 

—Yo te amo mucho más…

 

      Sus manos grandes lograron despertar con una fricción hipnótica mi miembro en suspenso mientras yo le besaba en los labios tornando el ambiente algo intenso. Me dije que quemaría el cuadro que acababa de pintar, yo no estaba solo, siempre había tenido a Giovanni.

 

—Ah-a-ah… Giovanni

 

     Gemí de un placer único que estaba experimentando con el chico que siempre ame tanto.

 

     Justo vi una sonrisa de satisfacción en su rostro apacible que se iba convirtiendo en un semental capaz de protegerme y de alejarme de todo lo malo.

 

    De repente que su dedo masajeara aquella estrecha entrada adentrándose con lo viscoso de mi sustancia pre-seminal, me hacía estremecer así que me sujete fuerte de él, yo era débil, solo frente de él, solo con él.

 

     Ya era un vaivén en sus ya tres dedos en mi interior y su sudor brilloso en la frente me hacía sentir mal, ya íbamos como por muchos minutos y realmente no sabía si quería que yo hiciera algo más, la verdad es que me sentí un tanto ingenuo aunque sus besos me hacían olvidar, hasta que di un respingo, él había tocado un punto crucial que hizo que automáticamente buscara más profundidad.

 

—¡Ah!!!— Solté un largo suspiro entre un gemido de placer y dolor exquisito.

 

—Oh, tus gemidos me excitan mucho más…

 

     En conjunto, una estocada profunda…

 

     Ya podía sentir que éramos uno, él estaba todo dentro de mí y yo en su regazo hacia que la situación se me fuera desesperante, yo solo quería ver más satisfacción en su rostro aunque gracias a Dios que no duro mucho ya que busque más a enterrármele.

 

     Mis gemidos se derramaban en toda mi habitación tras recibir una y muchas más embestidas ya que el de ojos caramelos me posicionaba arriba suyo en un mejor ángulo de “entrada y salida” que se repetían velozmente.

 

—Ah… ¡Allí! Fuerte

 

     Le dije retorciéndome y mordisqueándole una oreja.

 

—Mmm ¡Allí tienes!

 

     Esa era su voz gruesa que llegaba a ser deleitante.

 

     No sabía cómo tenía tanta maestría para tocarme por cada rincón e ir a masturbarme rápidamente y no dejarme venir.

 

     Él quería que nos viniéramos juntos y justo sentí como me contraía y él hacia movimientos arrítmicos. En esos momentos nos vinimos, él dentro y yo sobre nuestros vientres… respiro fuerte sonriendo y besándome, sus ojos eran santos pero eso no quito su deseo y no tenía que preguntarme, él quería otra ronda más, al reposar unos minutos sin que saliera aun de mí, empuje lento, eso hizo que tuviera una erección de nuevo y me comenzara a arremeter como si no hubiera un mañana.

 

     Habíamos caído rendidos, me coloco una manta y me tomo en sus brazos ¡Wow! Lo habíamos hecho hasta casi desmayarnos. Pero…

 

…Click…

 

     La puerta se había abierto y yo apenas me podía mantener despierto.

 

—¿Ya estas contento hijo? Ya te vas mañana

 

    Esa voz…

 

     Me levante bruscamente pero un brazo me rodeo con dulzura y me dejo atrapado.

.

.

.

     En la mañana él había anunciado su ida al colegio de padres, él había estado recibiendo clases todos estos años y ahora le habían permitido el pase. Sus hermanos Paola, Gabrielle y Emiliano se habían levantado para abrazarlo. Yo solo miraba aquella escena como en cámara lenta, surrealista así que me retire con mucho respeto ante los ojos del jefe que tenían un brillo extraño.

 

     Hice lo que siempre, esperarlo afuera entre los arbustos. Cuando lo vi salir le tome de un brazo y alce mi vista para encontrarme con unos ojos que me rechazaban de una manera penosa.

 

—¿Qué pasa?

 

     Pregunte asustado y llevando mis dos manos a sus mejillas para acariciarlas pero no pude porque me las tomo a mitad de camino retirándolas algo rudo, el jamás me había tratado así.

 

—Eres un asesino y además la… puta de mi padre

 

     ¿Cuánto me dolió que me dijera eso?

 

     ¡Ah sí! Me sentí horrible ¿Cómo cuando sueñas que vas en caída libre? Pero claro que pude definir el impacto que hubo en mi corazón,  justo así, al mismo tiempo mire al suelo en busca de Dios… rece mentalmente pidiéndole a Dios que me ayudara, al menos a aguantar.

 

     Quería hablar pero las palabras no salían de mi boca, decirle que su padre tenía sus putas aparte de mi era algo quizás insignificante pero que a veces por ser mi jefe hacia que me acostara con él. El punto era que ya mi razón estaba como agonizando, él era mi sueño dulce que era real, era real…

 

     Vi muy despacio como me volteaba los ojos menospreciándome como lo hacía el jefe cuando amanecía conmigo cosa que no hacían los demás porque sabían que yo los mataría sin que me temblara el pulso.

 

     Mis pies se sentían como dos montañas pero las moví lentamente y mire a Giovanni casi al montarse en el auto…

 

—¡Mentir es malo! ¡Jurar en vano también es malo! T-tú me juraste Giovanni

 

     Él me había escuchado pero simplemente fue como si yo no valiera la pena porque ni siquiera se giró a verme.

 

—Pero ser un pecado es aún más malo ¿No lo crees?

 

     Esa voz me susurraba, tomándome de la cintura y apegándome a su cuerpo.

 

     No… yo si sería débil pero solo frente a Giovanni, frente a Dios, frente a mis pinturas pero débil jamás ante otras personas.

 

—Mmm…

 

     Tenía miedo de arrojar un llanto que sabía que no iba a poder detener luego pero rápidamente me voltee dándole frente a mi cara para ver el rostro de aquel hombre con nariz pronunciada con cabellos castaños oscuros, de ojos verdes como el mar caribe y con cejas muy gruesas.

 

—¿El señor no querrá jugar en la cama tan temprano?

 

     De puntillas le bese fugazmente los labios sonriendo como un niñato resbaloso.

 

—Estoy deprimido porque mi hijo preciado, malcriado y religioso se ha ido…

 

     No se cómo rayos, pero lo hice con el jefe tan fuerte que no me pude ni levantarme hasta el día siguiente, al menos eso al jefe no le había molestado para nada y ni siquiera había accedido al castigo que me iba a dar Camil por haber faltado aquel día.

 

Fin del recuerdo.

 

     Ya han pasado 5 años y ni imaginar que quería ir a abrazarlo y decirle de las veces que fui a misa fue cuando le tocaba dar la misa a él… ¿que si me molestaba conducir de tan lejos? ¡Para nada! Todo a cambio de verlo y oírlo.

 

     Dios si me ayudo a traerlo a mi lado, aunque con una rara enfermedad, yo estaría relativamente cerca de Giovanni hasta el resto de sus días…

 

     Él y yo nos habíamos conocido cuando yo tenía 7 años, para ese entonces él tenía 12 años. De hecho venia de la iglesia. Cuando me vio en el despacho de su padre, yo todo roto por las golpizas de mi padre ruso y la ignorancia de mi madre italiana, pero él y su inocencia me convidaron a leer la biblia cada domingo y si había oportunidad entre semana también. El jefe Antonini, su padre, me advirtió que yo no convirtiera a Dios en un voto ciego de fe porque yo era un pecado, yo era la ira, Dios no le gusta los pecados. Hasta que un día Giovanni me dijo que hubo un ladrón sucio que se ganó el cielo justo antes de morir por un acto de fe ciega.

 

     Perdiéndome en todos aquellos pensamientos capte, yo estaba sigilosamente escondido entre ese pasillo desierto a pesar de cuadros, cortinas beige y alguna que otra planta elegante… yo solo estaba esperando cuando todos se fueran de la habitación. Primero vi pasar a Antonini, luego percibí unos risos dorados, era Gabrielle con rostro lleno de tristeza a pesar de ser una mafiosa de lo peor eso me dejaba nada más con la enfermera robusta y afroamericana más la mucama.

 

     De seguro lo estaban aseando y  acomodando su equipaje, además para que bajara a almorzar en familia ya que faltaban como unas 4 horas para la comida.

 

     Cuando vi a esas dos mujeres saliendo, no sin antes recordarle a Giovanni sobre el botón al que debía presionar si necesitaba algo, sentí como mis nervios se activaban de una manera tan bochornosa y nostálgica que di un paso atrás.

 

     Pero era algo que no me iba a discutir conmigo, debía entrar y encararlo, decirle que yo lo cuidaría, que en todos estos años he estado preparándome para recibir un poco más de respeto del jefe y que el mismo jefe me había dicho que yo tenía su permiso de vigilarlo y cuidarlo ya que se podía convertir en un blanco fácil para algún enemigo, si, la familia no estaba muy bien que digamos en términos de alianzas mafiosas.

 

     Mis pasos los distinguí nítidamente como oír pasos en un televisor de alta definición y sonido. Abrí la puerta y entre sin hacer ruidos, como siempre la habitación de los hijos del jefe eran enormes y espaciosas… él estaba allí, en el sofá elegante ante su cama leyendo la biblia, él era mi ángel, ángel que iba a ser monopolizado por este demonio que quiere convertirse en ángel solo para estar a su lado y al lado de su creencia también mía, Dios.

 

—Hola

 

     Me acordé que siempre se presentaba con un modesto “hola”.

 

     No se molestó en mirarme solo siguió con su actividad… me estaba ignorando.

 

—Y-yo… venía a hablar contigo y de paso también a leer la palabra contigo

 

      ¿Desde cuándo mi boca se sentía tan pesada?

 

     Por fin di un paso, un paso más cerca de él pero note como cerraba el libro de bordes dorados para mirar hacia la ventana ¿Es que acaso no me iba a dirigir la palabra?

 

—Sé que todos tenemos derecho a disfrutar y apreciar la palabra de Dios… pero que tu sigas con esa clase de hipocresía a tan sagrada lectura se me es repugnante

 

     De su hermosa boca había salido esa retahíla de palabras que hacían trizas mi “yo” interno, si el supiera el daño que me causaba, estoy seguro que no diría aquello.

 

     Sonreí.

 

—Quiere decir eso que la enfermedad que tienes no tuvo nada que ver con tu fracaso como padre… sino tu rencor y tus sin perdones que doblegan la voluntad del señor en ti

 

—¡Tonterías!

 

     Por primera vez pude divisar odio en su semblante, era como si descubrieras que tu santo no es tan santo.

 

     Giovanni se levantó veloz dejando caer el libro sagrado al suelo, ahora me miraba pero ¿a qué precio? Al precio de los pedazos que rompía dentro de mí.

 

—Tú no tienes idea de lo que tuve que trabajar para concentrarme y lograr perdonarte de corazón

 

     Siseo, vaya que si era hijo de Antonini. Hubiese jurado que lo próximo sería un golpe.

 

—Así que simplemente fallaste

 

     Bufe cruzándome de brazos.

 

—N-no tengo nada que decir solo que me no me vuelvas a mostrar tu rostro

 

     Siseo de nuevo moviendo sus ojos a la ventana.

 

—¡Tú eres un inepto! ¡Fuiste la primera persona que me hizo el amor y me dejaste aquella vez, y ahora me sales con sandeces!

 

     Con lo de amor me refería a que siempre había tenido sexo pero no amor como tal.

 

—Primera vez que veo una víctima asesina, ladrona y horrible de alma ¡Tsk!

 

     Se bufo.

 

     Se estaba burlando de mi pobre persona, de mí que solo tenía que cumplir órdenes, tenía que hacer cosas de lo que la familia me inculco.

 

—Si viese sido mujer me vieses dejado embarazada aquella vez porque… no me cuide— Mi corazón pálpito fuertemente.

 

—Gracias a Dios que no lo eres

 

     Ira…

 

     Mi corazón se encogió al escuchar aquello y otra vez un llanto y olor a amoniaco se asomaba en mí.

 

—¡Papa! ¡Papa! Te busque por todos los rinconcitos jajaja me saque una A por hacer mi nombre

 

     Un niño precioso de pantaloncitos negros con un lazo rojo en su camisa blanca que sonreía con pecas en su cara mientras habían rizos dorados que se desalineaban y lo dejaban ver como un querubín me llamaba, era Vanni aunque su nombre completo era; Giovanni. 

 

     El niño en cuestión me halaba mi camisa insistentemente, la verdad es que pensé que tendría que estar todo el día en su cuarto, recibiendo las clases particulares.

 

—Ven acá cielo, para ver…

 

     Lo cargue en mis brazos mientras veía su hojita de papel bastante arrugada y sucia pero apenas se distinguían unas palabritas… “Giovanni”.

 

—Uy, que bien pero recuerda que debes esforzarte un poco más, la hojita está sucia de tanto borrar de seguro

 

     Le sonreí y justo mire de refilón al de ojos caramelos que seguía de pie mirando la escena.

 

—¡Oh! Gracias al cielo, ¡Ven que no ha terminado la clase Giovanni di Jesús!

 

     Era una morena de lentes joven que se asomaba en la puerta.

 

—Ve ahora y pórtate bien, no seas tan travieso— Le sonreí a mi niño dejándolo en el suelo viéndolo ir a tomarle la mano de su maestra particular para irse…

 

     Y de nuevo solos aunque sabía que su mente habían muchas preguntas que quizás se reducirían a unas pocas solo para evitarme.

 

—Seré tú vigilante y cuidador así no quieras— Le sonreí como siempre.

 

—¿Cuándo te casaste, Lance?— Sus ojos estaban muy abiertos aunque seguían sin mirarme.

 

—No, no lo hice— Sonreí victorioso de haber logrado captar su atención.

 

—¿Es tu hijo? y… ¿Quién es su madre?

 

—Es mi hijo y… su madre, supongo que soy yo aunque su padre me haya abandonado

 

—Sufres de Mpreg Shigatsu…

 

 ¿Sufro?

.

.

.

 

     Continuará…

Notas finales:

Aw bueno.. continuara, supongo O.o


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).