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SECUESTRO por Mirelle

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Notas del capitulo:

Hola 8DDD Antes de nada quería agradecer a todos los que me han leído y han dejado un comentario; muchas muchas muchas gracias (>w<)/ Están todos ya respondidos ^///^

A continuación subiré el capi 2 de este fic: El orgullo en sus ojos. Espero que os guste :'3

Capítulo 2: El orgullo en sus ojos.

 

-Naruto, necesito un último favor. – susurró, intentando que el secuestrador no le escuchara. Empezaba a ponerse nervioso; sus ojos iban de un lugar a otro rápidamente y su respiración había vuelto a ser irregular. Algunas gotas de sudor por el nerviosismo le descendían ahora por la frente.

 

-¿Qué quieres? – dijo, no muy convencido.

 

-Voy a distraerle y necesito que le ataques por detrás, ¿me has entendido? – Naruto iba a replicar cuando las palabras de Sasuke fueron interrumpidas por los gritos de terror de la chica. Sabía que tenía que tomar una rápida decisión, y así fue. Naruto leyó en su mirada lo que iba a hacer e intentó detenerle en un susurró.

 

-No….

 

- ¡Mátame a mí! – gritó, valientemente. La acción se detuvo y todos se giraron a observarle, algunos con terror en sus rostros. Sasuke avanzó valientemente hacia donde se encontraba el secuestrador y cuando llegó a su altura siguió avanzando hasta llegar a la pared. Una vez allí se giró para encarar al hombre, provocando con esa acción que éste se girara de espalda a los secuestrados para poder hablar con Sasuke.

 

-¿Es cobardía? – preguntó con una sonrisa el malvado.

 

-Puede. – respondió impertérrito el moreno. El tono de voz calmado de Sasuke no ayudó para nada a la situación: en un rápido movimiento, el secuestrador le puso el cuchillo en el cuello, clavándoselo un poco para que lo notara bien contra su piel. Los ojos negros del hombre subieron desde el cuello del moreno hasta sus ojos, aterrándole un poco puesto que su mirada fría no daba lugar a la piedad. Sasuke tragó saliva, empezando a estar un poco nervioso.

 

-¿Unas últimas palabras…?

 

Las palabras del malvado hicieron reaccionar a Naruto, quién hizo entonces lo que Sasuke le había ordenado. Corrió hacia el moreno mayor y saltó sobre él, tirándole al suelo debajo de su propio peso. Rápidamente intentó levantarse, pero Sasuke le hizo una llave con los pies, dejándole inmovilizado en el suelo. Naruto terminó el trabajo dándole un golpe en la cabeza y dejándole inconsciente.

 

-¡Búscale la llave!

 

El rubio empezó a registrar los bolsillos del mayor mientras los otros cuatro les observaban asombrados. Todo había ido muy deprisa y sin saber como, el malo había pasado de estar amenazando a Hinata a estar inconsciente bajo el cuerpo de Naruto y las piernas inmovilizantes de Sasuke.

 

-¡Aquí está! – el rubio extrajo una pequeña llave del cinturón del mayor y se la iba a entregar a Sasuke cuando la mirada asesina de éste le recordó que sólo no podría liberarse de las cadenas. El rubio gateó hasta donde se encontraba el moreno y le liberó. Una vez sin ataduras, Sasuke se levantó, y navaja en mano, empezó a cortar la cuerda de los demás secuestrados, dándoles una leve esperanza de poder salir de allí con vida. Sus miradas eran ahora un poco más cálidas.

 

El moreno cogió el cuchillo que antes había tenido el malo en su mano y señaló la cámara de grabación.

 

-Sé que no entendéis el idioma, pero no hay nadie que no entienda los gestos. Si no nos dejáis salir – Sasuke señaló la puerta – nos cargamos a vuestro jefe – le puso el cuchillo en el cuello al mayor.

 

Tuvieron que esperar unos minutos hasta que se vieron sorprendidos por el ruido de una llave al otro lado de la puerta. Sasuke tragó saliva de nuevo y se preparó por si se trataba de un ataque bien preparado. Les dijo a los demás con un gesto que se apartaran de la puerta y él se quedó allí, cargando el cuchillo con una mano y la navaja con otra. La puerta de la sala se abrió y por ella asomó un hombre mayor de pelo blanco. Dijo algo en otra lengua y Sasuke le observó enfadado, incapaz de saber lo que decía.

 

-Si no nos traéis a alguien que hable nuestro idioma…

 

La voz de Shikamaru le interrumpió. Estaba traduciendo lo que había dicho ése hombre.

 

-Ya nos ha pagado, no nos importa su vida. Conseguiremos más dinero por vuestras cabezas.

 

Sasuke pateó el suelo y maldijo mientras chasqueaba la lengua. Enfadado, pateó el cuerpo del secuestrador, dejándolo abandonado en un rincón. Observó con odio al hombre de pelo blanco y empezó a avanzar hacia él, dejando asombrados a los secuestrados. Sasuke sí parecía realmente valiente… Cuando estaba a escasos metros del hombre de cabello blanco, éte sacó una pistola y le apuntó, amenazándole. El hombre dijo algo de nuevo. Shikamaru tradujo.

 

-Sabemos que eres problemático. Y no nos gustan las personas problemáticas…

 

Y después de un ruido de un disparo, Sasuke cayó tendido en el suelo con los brazos abiertos. Las dos chicas gritaron asustadas y los otros tres apartaron la mirada. El hombre de pelo blanco les sonrió y volvió a cerrar la puerta, dejando el cuerpo de Sasuke en el suelo, cubriéndolo de sangre. El silencio les invadió de nuevo.

 

Hinata y Sakura lloraban abrazadas, Shikamaru intentaba pensar en algún tipo de plan para salvarlos y Naruto y Kiba observaban el cuerpo tendido en el suelo de Sasuke con los ojos desorbitados, claramente en estado de shock. Alguien tenía que hacer algo con él y el primero en moverse fue Naruto, quién se acercó al moreno con las piernas temblándole levemente. Se alivió realmente cuando comprobó que su pecho todavía se movía. La bala le había dado en el hombro, pero cerca del pecho. Tenía los ojos cerrados con fuerza, estaba pálido y sudaba. Su mandíbula estaba fuertemente apretada, señal de que estaba soportando un gran dolor.

 

-Debemos hacer algo…

 

Sakura intervino entonces, acercándose a ellos.

 

-Ne-necesito una camiseta. Le… le intentaré ayudar.

 

Naruto la miró agradecido y se arrancó una manga, dándole la tela a Sakura. Ésta la rompió con ayuda de los dientes e ideó una venda para ponérsela a Sasuke e intentar ayudarle. Sabía que no podría parar la hemorragia, pero por lo menos le ayudaría un poco.

 

En el momento en que menos se lo esperaban, el cuerpo del secuestrador empezó a moverse.

 

Todos se pudieron tensos. El cuerpo del primer hombre abatido empezaba a moverse y parecía que a todos les cortase la respiración. Como si estuvieran viendo una película en cámara lenta, el hombre se levantó y dejó caer sus brazos mientras observaba al moreno en el suelo con odio en su mirada. Su pierna se movió lentamente pero Naruto pudo comprender qué quería.

 

-¡No!

 

Madara pateó el cuerpo herido de Sasuke en el costado, sacándole un grito de dolor. Todos se estremecieron por el crujir de sus huesos.

 

-Ya tenemos a la primera víctima… - susurró el hombre. Se agachó y primero cogió el cuchillo y la navaja que estaban en el suelo, al lado del cuerpo herido de Sasuke. A continuación, cogió por la cintura al indefenso moreno y con una fuerza poco convencional se lo cargó en el hombro. Antes de salir por la puerta con su compañero de pelo blanco, les echó una mirada fría a todos acompañada por una sonrisa cruel. La puerta se cerró tras ellos y a todos se les formó un nudo en la garganta.

 

-Tenemos que liberarle… - susurró Naruto. A pesar de todo, parecía como si hubiese pensado en voz alta en vez de haberlo propuesto a los demás.

 

-¿¡Estás loco!? ¡Mira como estamos, y todo por su culpa! Hemos hecho enfadar a nuestros captores, ¿¡no lo entiendes!? – la voz de Kiba denotaba lo preocupado que estaba. Naruto arrugó el entrecejo por primera vez desde hacía mucho tiempo: no iba a renunciar a su decisión de salvar al moreno.

 

-Es gracias a él que ahora estamos esperanzados. – gruñó. – Antes de que llegara estábamos todos a punto de llorar, temerosos de que mataran a cualquiera de nosotros. Cuando Hinata estuvo en peligro él se lanzó sin dudar a protegerla, y aunque estuviera lleno de heridas por la paliza que le habían dado antes, cogió el liderazgo del grupo y nos ha sacado a todos las ataduras.

 

Después del discurso de Naruto los cinco se quedaron en silencio. Cada uno pensaba en la posibilidad de ir contra sus captores, de rebelarse. Pero también pensaban en lo desagradable que sería cuando se vieran indefensos delante de cincuenta hombres cargados con armas de fuego. No podrían pelear con las manos desnudas.

 

Sakura se levantó y les observó a todos con una mirada confiada y la sonrisa más orgullosa que hubieran visto nunca.

 

-Tenemos que devolverle el favor. ¿Quién está conmigo?

 

-Yo. – respondió rápidamente Naruto, levantando su puño en el aire.

 

-¡Yo!

 

Todos se giraron a mirar a la tímida Hinata, siempre hablando la última, siempre escondiéndose bajo la figura de Sakura. Ahora su mirada denotaba poder, sus lágrimas habían desaparecido desde hacía rato y su cuerpo ya no temblaba. Al verse observada por todos, la chica se sonrojó y bajó la mirada y todos se echaron a reír por su reacción.

 

-Yo. – anunció Shikamaru observando con una sonrisa a Hinata. – Quién sea que ha provocado eso en Hinata debería tener mi apoyo.

 

Los cuatro se giraron a mirar ahora a Kiba, sentado en el suelo, indefenso ante sus miradas.

 

-No lo conseguiréis sin mí… - murmuró. Naruto le sonrió.

 

-Lo sabemos.

 

La sonrisa de Kiba se hizo mayor y se levantó, observando a Sakura con un poco de vergüenza.

 

-Os acompañaré.

 

Todos se sonrieron entre sí, pero ahora vendría la parte más importante del partido: ¿Cómo hacerlo? Hinata, Sakura, Kiba y Naruto acercaron sus cabezas como los miembros de un equipo de deportes en las películas, agachándose todos para poder estar más juntos. Era un intento de formación para pensar en un plan. Susurraban los unos con los otros y se negaban entre sí. Llamar a un superhéroe era demasiado fantasioso, Kiba. Secuestrar un tren y arrollarlos imposible, Naruto. Crear una bomba y amenazarlos sonaba poco lógico, Hinata. Deberían pensar en algo que tuviera más sentido, de lo contrario no podrían salir de allí. Fue Kiba el que se dio cuenta que el elemento lógico del juego, Shikamaru, no estaba entre ellos. Rompieron su formación y se giraron a observarle. Él se encontraba observando el techo.

 

-¿Por qué no vienes, Shikamaru? – preguntó el de las marcas en las mejillas.

 

-Nos han estado observando todo este tiempo. – respondió el chico inteligente. Los cuatro chicos siguieron la dirección de la mirada de su compañero y descubrieron, de nuevo, la cámara de grabación de la que había hablado Sasuke. Sus rostros se pusieron pálidos de golpe y tuvieron que sentarse en el suelo si no querían caerse.

 

-Somos un desastre…

 

-Moriremos todos aquí…

 

-No debemos hacer nada…

 

Naruto empezó a gatear por el suelo. Cogió un trozo de cuerda y se arrastró hasta la cámara, llegando a un punto ciego, que era debajo de ésta. Una vez ahí, se levantó con una sonrisa y pasó la cuerda por detrás de la cámara, dejando que pasara por encima de la base que sostenía el aparato. Bajó el otro extremo y les giñó un ojo a todos.

 

Se habían puesto mentalmente de acuerdo y había funcionado: fingir que se quedarían en esa sala sin importar qué. Había sido tan apresurado que Shikamaru estaba seguro de que ninguno de los secuestradores les creería, pero aún así intentó darles un voto de confianza a sus compañeros. Naruto tiró de los dos extremos de la cuerda y se colgó de ella. La instalación no era demasiado buena, por suerte, por lo que la cámara se desenganchó y cayó, rompiéndose contra el suelo. Si la instalación hubiese sido mejor, hubiese sido la cuerda la que se hubiera roto y ahora ya no estarían así.

 

-Necesitamos romper la puerta y salir. – dijo Sakura. – No pueden matarnos a todos por lo que tendremos un poco de ventaja sobre ellos.

 

Todos asintieron y fue la misma chica de pelo rosa la que se encargó de la puerta. Le dio unas tres patadas bien fuertes al pomo y un ruido metálico no tardó en aparecer. El pomo estaba ahora en el suelo y la puerta abierta.

 

-Eres increíble. – susurró Kiba, todavía impresionado por lo que ocurría.

 

-Gracias.

 

Avanzaron por un pasillo estrecho sin nadie a la vista. Recordaban haber caminado por ahí cuando los arrastraban los secuestradores, pero ahora la situación era completamente distinta. Sus ojos estaban llenos de esperanza y sus pasos eran firmes. Habían cambiado desde que les llevaron asustados y cogidos por el brazo hasta una habitación cerrada. El secuestro les había cambiado, pero también Sasuke Uchiha.

 

Entraron en la primera puerta que vieron y allí había dos hombres vestidos con un chaleco antibalas verde. Debía ser la sala de descanso puesto que los dos hombres estaban sentados junto a una gran mesa tomándose un café. Al verles, se sorprendieron demasiado y Sakura y Naruto aprovecharon eso para atacar. Corrieron hacia ellos y les hicieron un placaje, tirándoles al suelo. A continuación, les golpearon en la cabeza con las manos juntas, tal y como había hecho Sasuke con el primer enemigo. Cayeron fulminados y no se volvieron a levantar.

 

Decidieron dejarlos atados con algunas cuerdas que Shikamaru se había traído de la sala donde estaban. Después de registrarles los bolsillos, Naruto encontró dos pistolas, y las repartió entre Sakura y él. La chica le sonrió pero le negó con la cabeza y se la entregó a Shikamaru.

 

-Lo mío son los golpes brutos, Naruto.

 

El rubio se lo pensó unos momentos y asintió: a él también le había parecido más fácil derrotar a los malos con el placaje. Cogió su pistola y se acercó a Kiba y a Hinata. El chico saltaba de felicidad, deseaba de verdad tener un arma en sus manos y a Naurto le recordó a un niño pequeño. Hinata, por su parte, temblaba como una hoja y parecía incapaz de poder coger un arma por sí misma. A pesar de todo, Naruto le dio la pistola a la chica. Sería peligroso si Kiba empezara a jugar con ella y les disparase por error.

 

-¡Naruto, creí que éramos amigos! – se quejó el moreno. El rubio suspiró.

 

-La próxima será para ti.

 

Cuando salieron de la sala, había dos hombres esperándoles en el pasillo: sin duda se habían alertado por el destrozo de la cámara de grabación en la otra sala. Hinata alzó su arma y les apuntó, asustándoles. Su pulso era firme y no temblaba en absoluto. Su mirada era dura, fría, y parecía que les fuera a atravesar en cualquier momento.

 

Naruto placó a los hombres junto con Sakura y los arrastraron hasta la sala de los otros dos, dejándoles atados con ellos. En sus bolsillos no había armas, sólo tabaco, por lo que Kiba le estuvo frunciendo el ceño a Naruto hasta que llegó la siguiente horda de atacantes.

 

Se encontraron con tres personas más (a las que derrotaron exitosamente) hasta que llegaron a la sala principal. Se trataba de la sala más grande que habían visitado. Había una mesa con un monitor que mostraba una imagen borrosa, seguramente de la cámara rota de la primera sala. Había unos diez hombres con pasamontañas y chaleco verde observándoles sorprendidos. El hombre de pelo blanco y el captor que Sasuke había pegado también se encontraban allí.

 

Hinata se situó delante de todo el grupo con la pistola apuntando a los captores.

 

-Que nadie se mueva. No tendré reparo en disparar.

 

-Niñita… - dijo el hombre de pelo negro. – Deja el arma en el suelo, ¿quieres? Podrías resultar herida…

 

-No te pases de listo. – respondió Shikamaru, avanzándose hasta llegar a su lado. También apuntaba con su pistola a los secuestradores, que ahora parecían un poco asustados. El moreno les observaba con odio en la mirada, sin saber exactamente qué hacer. Con un gesto, Hinata les ordenó que se movieran hacia la esquina de la sala y se quedaran todos juntos, sin hacer movimientos bruscos. Cuando los hombres se apartaron, dejaron visible una mesa que habían estado ocultando. En ella estaba Sasuke Uchiha.

 

Notas finales:

Hasta aquíiii ~ :DD

Agradeceré opiniones, comentarios, regalos de navidad adelantados (¿?), besos (¿¿¿¿¿?????) o tomatazos XD Espero que le gustara :'3

Nos leemos prontito <3


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