No puedo creer lo que está sucediendo. El pensar que puedes pasar un día tan importante como hoy en la absoluta tristeza y soledad es simplemente... algo idiota. Hoy es 24 de diciembre, mañana es navidad, mi segundo día favorito del año después de mi cumpleaños, se supone que todo el mundo debería estar feliz hoy, todos deberían estar alegres y sonrientes sin preocuparles lo demás. El pensar que estoy pasando un día tan maravilloso como este, donde todos comparten, ríen y brindan esperando que aparezca un personaje, que no conozco pero siempre he querido conocer; en estas sensaciones de tristeza y penumbra.
No son ni las 4 de la tarde, cuando me desperté sentía que hoy sería un gran día, que pasaría con mi persona favorita todos los segundos de la navidad: Todos los abrazos, besos, sonrisas y brindis que traen consigo esta maravillosa celebración. Creo que esa es la razón por la cual me siento tan devastado, sentado en la banca del parque con mi mejilla izquierda roja.
Miro hacia los columpios mientras me acaricio el golpe que acaban de propinarme, severa cachetada recibí de esa interesante persona. Se supone que Sora era mi novia, teníamos mucho en común, nos divertíamos, peleábamos, nos reconciliábamos, teníamos una historia de casi 11 meses juntos. Cosas que no olvidare pasaron en ese tiempo, nuestro campeonato en la secundaria, la reunión con los chicos en octubre, el concierto de Yamato en abril... y sobre todo nuestra celebración de aniversario el 4 de diciembre, donde lo hicimos por primera vez. Creo que 10 meses no se cumplen todos los días y por eso accedí a hacerlo con ella, aunque sabía que no era la primera vez para ella.
Debí suponerlo. Debí saber que el que hubiera dejado al rubio significaba algo. Debí pensar que lo que me decían de ella era verdad. Debí suponer que algúndía me dejaría. Nunca se me ocurrió, nunca se me paso por la cabeza que esto sucedería justamente hoy. Justamente en mi segundo día favorito del año, la persona con quien perdí mi virginidad, a la cual creía amar más que a mí mismo, me dijo que no quería saber más de mí.
Siento una punzada en mi pecho, algo interno se cae, se desploma. El calor de mi corazón desaparece por un minuto, pienso en lo que pasamos y en todo lo que fue, que ahora simplemente se quemara en los recuerdos. No puedo evitar estar mal, después de todo lo que hice por ella y ahora estoy así.
Después de que sacrifique mi momento sagrado familiar para estar con ella en un día tan importante me responde así.
Flashback
-¡Como que no iras con nosotros!!! ¡Es navidad Tai!!! - Rugía mi mama moviendo las manos de un lado para otro.
- Es que pasare navidad con Sora - Dije tratando de calmarla - Es que de verdad la amo- Mi mama no cambiaba sus ojos furicos, pero al menos ya no gritaba
-Hijo, recuerdas que tu decías que soñabas con volver a la cabaña de tu abuelo - Mi padre hablaba tranquilamente buscando convencerme. - Tú dijiste que nunca faltarías -
En realidad siempre me había gustado ir donde mis abuelos, es el mejor lugar del mundo. No hay ruido, ni carros pitando, solo se escucha el sonido de los árboles, que te mecen y te arrullan por horas. Y por la noche las estrellas te entretienen hasta que te quedas dormido de nuevo. Cierto, mi lugar favorito.
- Papa eso lo dije cuando tenía 7 años, ahora tengo 17 ya soy mayor - Respondí algo serio, me molestaba que todavía me consideraran un niño - Y tengo novia. Por eso decido pasar navidad con ella. Creo que es lo mejor - Dije sabiamente, pensando como un buen novio... siempre preocupándome por mi Novia - Además, solo serán dos días. No pasara nada - esboce una sonrisa de “niño responsable” - Lo prometo -
- Solo que tú no estarás - Dijo Kari quien había estado callado mirándome tristemente mientras yo daba motivos para no compartir con ella. La mire preocupado pero ella se dio la vuelta y se alejó de mi vista.
Mis padres intercambiaron miradas por unos instantes mientras yo luchaba por tratar de no comerme las uñas. Por qué no entienden que es mi decisión, ya llegaran más navidades para estar con mi familia, pero es la primera y tal vez la única en la que Sora y yo somos novios.
- De acuerdo hijo - Termino señalando mi padre - Solo porque significa eso para ti, pero no habrá fiestas ni esas cosas, tendrás que llamarnos para saludar - Dijo sonriendo. - Y no te metas en problemas Taichi - Sentí su tono gruñón en el aire.
- No hare nada malo Papa - Dije sonriendo - Gracias -
Mi padre asintió mientras que mi madre parecía resignada. Yo estaba feliz de tanta emoción, lo había conseguido, había logrado que me dejaran pasar Navidad con ella. Sería la mejor Navidad de mi vida.
Fin del Flashback
El pensar que hace unas horas estaba tan emocionado que apenas podía comer, y ahora estoy tan afligido que no puedo reaccionar a lo que sucede, hace que me dé nauseas. Siento asco de mí mismo, como pude cambiar a mi familia por una novia; Como pude dejar a mi familia en este día tan importante para todos; Como pude decirle a Kari que no pasaría navidad con ella, sabiendo que siempre nos divertíamos juntos desde que tenemos memoria, sabiendo que este día era una tradición de nosotros... los hermanos Yagami.
Hace un año hicimos un árbol en papel. El año anterior hicimos una obra de teatro. Alguna vez cantamos acompañados de Yamato. Siempre preparábamos algo muy especial para hoy, nos gustaba pensar en una forma de sorprender a todos el día de navidad. Todos siempre estaban ansiosos por saber que se inventarían los hermanos Yagami en esta navidad. El reto era planear algo solo hoy, es decir, que todo el día fuera dedicado a eso y nada más; Así saliera horroroso, vergonzoso o simplemente no saliera como lo habíamos planeado la gente nos aplaudía, nos felicitaba y nos alentaba ya que todo lo habíamos planeado el mismo día. Claro que “todos” eran mis padres, mis amigos, los de Kari, mis abuelos que nos visitaban y los vecinos chismosos que ya conocían desde hace años nuestra tradición.
Recuerdo que la primera vez se nos ocurrió cuando tenía 6 años y Kari 4. Se nos ocurrió hacer una banda y desfilar por el edificio, así que mientras Kari soplaba su silbato una y otra y otra vez, yo tocaba los patillos y soplaba una trompetita que me habían regalado para mi cumpleaños. JaJa El recordar como nuestros padres nos alentaban mientras nosotros bajábamos los 7 pisos hasta la entrada y volvíamos a subir por las escaleras mientras un montón de personas se asomaban para ver quien hacia tanto escándalo. Recuerdo que aunque no sonábamos bien, pues solo habíamos practicado dos horas, nuestros vecinos aplaudían y sonreían al vernos marchar por las escaleras. Ese día los hermanos Yagami se ganaron los aplausos de muchos de sus vecinos, además ante la sonrisa y la emotiva felicitación de nuestros padres prometimos hacer algo así todos los 24 de diciembre como pacto familiar.
Este suceso se llevo a cabo cada año seguido sin falta, aunque se nos acabaran las ideas y la imaginación, siempre hacíamos algo por conmemorar la primera vez que los hermanos Yagami alegraron la navidad del edificio.
Lo lamento Kari, de verdad lamento que todo haya terminado así, debería pedirle perdón a todos los que han apoyado estos años, debería darme vergüenza por ser tan egoísta. No merezco ser tu hermano hoy, te falle y decepcione. Me pregunto que estarás haciendo en este momento. Me pregunto si estarás realizando algo para continuar la tradición. En verdad lo lamento Kari. Y lo siento abuelo, siempre sentí tu casa como mi lugar favorito. Y lo siento madre, no debí olvidarme de mi familia en Navidad.
Mientras camino perdidamente, me repito a mi mismo lo insensato, egoísta e idiota que soy. Claro... es lo único que puedo hacer en este momento: Recriminarme a mí mismo por la tontería que hizo y por creer que esto marcaria algo importante en mi vida. En realidad no creo poder hacer algo mas en esta navidad: El viajar donde mis padres no es una opción, la distancia no me lo permitiría; Es claro que Sora no quiere estar conmigo, así que no la molestare para nada, ya que según dijo ella: “A veces mi cara le molesta”. Creo que Yamato menciono que prepararía algo especial para cenar con su padre, así que no puedo irrumpir de improvisto y arruinar ese momento que pocas veces tienen para compartir. Creo que Davis esta fuera de la ciudad, por lo tanto también queda descartado. MMMMMM pensándolo bien no tengo a donde más acudir, no puedo llegar y decir: “Hola amigo, puedo pasar la navidad contigo”. Con los únicos que me llevo esa confianza es con Yamato y con Davis.
Tengo frente a mis ojos un restaurante, era algo lujoso y bastante llamativo, tenia luces es en cada espacio oscuro de su entrada, algo muy exagerado para mi gusto. Me representaba algo especial, según recuerdo aquí fue nuestro primer reencuentro anual con los Niños Elegidos. También era el lugar donde había hecho una reservación para invitar a cenar a Sora hoy, para después hacer lo que ella quisiera e imaginara. Aunque este solo, lo más conveniente es que cene en este lugar, pues ya hice la maldita reservación y ya pague la mitad de la comida por adelantado.
Viendo algo positivo en todo esto, he solucionado el problema de mi almuerzo para mañana, simplemente pediré que me empaquen lo que habría de pedir Sora, en este caso algo que contenga carne y cebolla. Aunque sonrió por la posibilidad de un almuerzo exquisito mañana, me deprimo al instante al recordar que estoy esperando la atención del mesero para comer solo en víspera de navidad.
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Son más de las 7.20, mi reservación es a las 7.30 en la mesa 34, que está en el segundo piso y tiene una bonita vista a una fuente trasera del restaurante. Llevo 30 minutos sentado en este fino sofá rojo esperando a que llegue la hora de sentarme, tengo la mirada perdida y nublada mirando a las personas que entran y salen alegres y felices, unas cantando villancicos, unos tomadas de la mano, pero ninguna sola. Solo espero y yo solo rezo por que este día se acabe tan rápido con pueda. Nunca he estado solo, siempre he sido popular y querido por todos ¿Por qué tengo que pasar solo hoy? Encorvo mi espalda y dejo caer mi cabeza contra mis manos: “Solo debo comer e irme a casa a dormir, sellar mis oídos, mis ojos y pensar que todo acabara rápido”. Miro el reloj de la pared, son las 7.25. Solo cinco minutos más, comer e irme a dormir sin pensar en nada más.
- ¿Pero por qué no puede darme una mesa? - Yo se que reconozco esa voz. Me es familiar.
Trato de localizar la fuente del ruido y veo que alguien con una capucha y un poco cubierto de nieve habla con la mesera que distribuye las mesas. Esperen... Nieve ¿Está nevando? Rayos, si está nevando. NO me di cuenta por estar sentado en esa silla viendo y pensando cosas. ¿Y ahora como llegare a casa? AAHH después me las arreglare.
- Lo siento señ... perdón joven - Escuche la armoniosa voz de la mesera, que hace 35 minutos me había dicho que tenía que esperar hasta la hora de mi reservación - Si no hizo reservación no puedo darle una mesa. -
- Pero señorita, yo veo muchas mesas vacías - Reconozco esa voz, suena algo intelectual - Además una persona no alterara su alta ocupación de mesas - Ese razonamiento - Yo creo que una persona le generaría un poco mas de ganancia sabiendo la poca demanda que representa un día tan importante como lo es hoy - ¿QUE DIJO? Rayos no entendí muchas cosas. Espera...
- Lo siento, nuestra política es muy estricta, si no hay reservación no hay mesa. - Claro... debe ser el.
- ¿IZZY? - Pregunte casi gritando.
La mesera me miro algo asustada. En cambio el sujeto de la capucha se medio giro y se quito la capucha reflejando un pelo rojo carmín y apenas vio mi pelo alborotado y mi sonrisa me regalo otra igual.
- ¿Tai qué haces aquí? - Pregunto acercándose lentamente.
- Es una larga historia ¿Quieres cenar? - Pregunte sin pensarlo ya que no quería comer solo, ni estar solo. La llegada de Izzy es un regalo del destino. Así seamos dos hombres cenando en una mesa para dos, prefiero compartir con un viejo amigo que no compartir con nadie.
- No puedo, no tengo reservación - Hizo un puchero algo infantil para el - Y la señorita no quiere darme una mesa - dijo señalando a la mesera que lo miraba algo distraída.
- No importa, yo si tengo - Respondí y me puse de pie - Vamos - Dije mientras lo empujaba en contra de su voluntad hacia la mesera.