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AMORIS CAUSA por Whisperyuki

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Notas del capitulo:

Al terminar el capítulo les pido por favor lean las notas del autor, gracias :) .

 

El delicioso aroma de las rosquillas picaba en la nariz de Ron, mientras sostenía con precario equilibrio las cajas llenas de las dulces tentaciones. Sus tripas gruñeron un poco y Ron gimió, solo un poco más y llegaría al orfanato.

-Hey, déjame ayudarte.- Elliot  lo interceptó en la puerta y   se ofreció mientras le quitaba algunas cajas y las llevaba dentro. Su amigo parloteaba acerca de su visita delante de Ron, que siguió a su paso y de vez en vez respondía con monosílabos a la charla. –Me siento un poco culpable, fui yo el que quería venir  hoy.- terminó. Al fondo se escuchaban los infantiles murmullos venir de todos los lados de la casa.

Fiel a su palabra Ron había aceptado la invitación para hablar delante de los niños sobre su trabajo ya varios meses atrás. -Para nada. Ya había prometido regresar.- Ron rio recordando la ola de ruegos que tuvo después de su primer visita. Y la segunda. Y la tercera.  Después del nerviosismo inicial, tratar con los niños había sido tan satisfactorio que Ron les visitaba al menos una vez al mes, y de vez en vez alguno de sus amigos lo acompañaba.- Ahora bien, siendo sincero, hoy los niños y tú me salvaron.

-¿Tu madre volvió a querer armarte una cita?- se burló  Elliot mientras dejaba las cajas sobre la mesa.

Se quitó la chaqueta-Me niego a que mi madre me busque pareja.- Merlín. Ron amaba a su madre con todo su corazón, pero había una fina línea entre lo que una madre podía hacer por sus hijos y para Ron, que su madre le buscara “al amor de su vida”  estaba en la cima de la lista.  ¿Por qué todo el mundo veía la inminente llegada de los treinta y la soltería como algo impensable? Ni que fuera el fin del mundo.

-Oh, vamos. Ella solo se preocupa. Sería mejor para ti aceptarle aunque sea salir una vez en una de sus citas a ciegas.

-No lo haré; recuerda que el camino al infierno está lleno de buenas intenciones. Sí le doy la oportunidad ella no me dejará en paz hasta que este casado, preferentemente con niños.- Entendía los temores de su má para con sus hijos, pero eso de que tenía miedo a que muriera solo y sin procrear ¿en serio? Al parecer no le bastaba con el contingente de nietos a su madre.

Elliot rodó los ojos y negó con su cabeza -Suerte con ello entonces.-Burlándose un poco de él mientras salía a buscar necesario para la pequeña merienda. El pelirrojo no perdió el tinte irónico de las palabras. Ya que él no buscaba a nadie pues los demás se encargaban del asunto, aunque no quisiera su ayuda. Por ejemplo, Elliot  le reñía seguido para que saliera con alguien; se había vuelto realmente insoportable después de que empezara a salir con Nick, que vueltas daba la vida.  Harry trató de veladamente, según él, presentarle personas, aunque después de una charla extensa con él lo había dejado de hacer; pero la noticia había llegado a Ginny y Ginny se la pasó a su madre y esta, bueno había tomado las riendas del asunto.  Ron abrió una de las cajas y saco una rosquilla, dándole un reverendo mordisco. En ese momento todo estaba bien, al diablo todo, sobre todo  las maquinaciones casamenteras de su madre y compañía. Ron estaba por el momento muy a gusto con su soltería y no iba a forzarse a encontrar a alguien simplemente por no estar solo, no era justo para no nadie, más para la otra persona hacer eso. Ron rascó sobre su corazón, aún dolía, un poco, y de vez en vez le entraba la melancolía, pero bueno, un amor de tanto tiempo no se iba a ir así como así, pero estaba recuperándose bastante bien; atrás quedaron los días que escudándose de estar convaleciente había estado tirado en la cama todo triste, revolcándose en autocompasión.

Él era más fuerte que un amor no correspondido, carajo,  y lo iba a demostrar.

-Si comes así de rápido te vas a atragantar.

 La voz vino de detrás de él, lo que lo tomó por completo desprevenido, Ron casi escupe el pedazo de rosquilla que comía, pero pudo tragar a tiempo. - Si no lo hacía por comer rápido lo iba a hacer por tu idiotez, Doc.- Volteó el rostro y fulminó con la mirada  al hombre que seguía tras suyo, Ron giró para mirarlo mejor.

-Hey, que es mi trabajo mirar por la salud de mis pacientes.- Se defendió el hombre que era de su misma estatura y más robusto, casi como Charlie, de piel apiñonada, cabello oscuro y rasgos completamente viriles coronados con una barba de candado muy bien cuidada.

-Duh, te recuerdo que tus pacientes son niños, Doc.- Y allí la paradoja del pediatra. Ron debía admitir que el hombre era un monumento a la virilidad,  era como un oso, pero trataba a los niños con tanta delicadeza que desmentía toda esa fuerza que emanaba.

-Tú eres casi como un niño así que aplicas para que te cuide. -  El hombre se recargó en la mesa, rebuscó en la caja abierta y tomó una rosquilla para comerla con deleite. –Y dime a que debemos el honor de tenerte aquí.

 Ron rodó sus ojos e ignoró la pulla, tampoco le riñó por tomar una pieza, después de todo Doc era también parte del personal del orfanato, aparte que ya había experimentado el desparpajo del hombre y la verdad no le molestaba.- Elliot encontró un juego para los niños, así que venimos a jugar un poco con ellos y convivir.

-Yo podría jugar contigo.

El doble sentido de la propuesta no pasó desapercibido para Ron, que se sonrojó, poniéndose tieso.

-¡Encontré los vasos y los platos para la merienda! Ahora todo está listo, ya vienen los niños a jugar.- Elliot llegó con los mencionados flotando tras él.- Oh, Said, que gusto verte ¿te unes al juego?

-Por supuesto.- el hombre le dio una radiante sonrisa a Elliot, como si jugar con ellos fuera lo que estuviera esperando toda su vida, que de seguro si era, porque adoraba a los niños.

-Excelente, nos dividiremos en diferentes equipos liderados  por un adulto ¡va a ser tan emocionante!

Como si la frase hubiera sido la señal, los niños entraron en orden, pero visiblemente emocionados. Elliot se encargó de dividirlos en equipos y organizarlos. Ron le dio una mirada a su equipo, no estaba mal.

-¿Listo para perder Ronnie?- La melosa voz de Said le molestó, mientras palmeaba la espalda baja.

-En tus sueños, Doc. Vamos a patear tu trasero.- Los niños rieron y aplaudieron en acuerdo.

-Muy bien- Después de un cara o cruz a Elliot  le tocó primero- ¡Tiro los dados porque me ha tocado!

Ya era tarde. Después de jugar y que Mindy, una de las cuidadoras, junto con su equipo ganaran el juego había convivido un poco más. Ya los niños se habían retirado, a regañadientes, y ellos solo se quedaron para recoger las cosas que había usado. Ahora, él se colocó su chaqueta para irse por su cuenta a casa, ya que Elliot había tenido que salir corriendo para llegar a su trabajo. En la puerta Ron aspiró fuerte, satisfecho. Decidió caminar, era una linda noche.

-Hey, Ron.- Ese era Doc, llamándole.- ¿Ya te vas?

-Sí.

-Espera, caminaré contigo ¿No te importa?

Ron negó, realmente no le importaba- Está bien.

- Aprovechando ¿Quieres salir a tomar algo?- preguntó Doc.

Ron lo meditó un poco. Aceptó, después de todo no salía demasiado,  menos con personas de su misma edad (sus últimas salidas habían sido al orfanato), pues ya muchos habían caído en las dichas conyugales y no era fácil agendar una salida.- Por supuesto.

Avanzaron en silencio. Ron no sabía muy bien que decir, no es que fueran amigos, apenas si llegaban a ser conocidos.

- Y bien Doc, la pregunta del millón de galeones ¿Por qué pediatra?- preguntó para romper el silencio.

Said rio, su risa parecía una borbóllate arroyo.- A que no cuadro con la imagen ¿verdad?

-No te ofendas, pero pareces más un dragonolista.

-No me ofendo, me lo han dicho muchas veces.

-¿Y bien?

Volvió a caer el silencio, no uno incómodo, sino un reflexivo. Ron meditó, había hecho una pregunta muy personal, estaba a punto de retirarla.

Said suspiró, encogiéndose de hombros- Todo mundo pensaba que sería squib como mi madre, era agobiante, tanto para mi madre como para mí. No te imaginas la fiesta que hizo mi padre cuando tuve mi primera explosión de magia. Me pregunté cuántos niños pasaban por eso, que tanto les dolería el rechazo y sí había alguna manera de  evitarlos o mejorarlo. Así que cuando crecí quería ser doctor, porque quiero ayudarlos.

-Oh. Eso es muy noble de tu parte.

-Ni tanto, tiene el bonus de conocer chicos lindos.- Said le guiñó el ojo, pícaro.  -¿Y tú porque quisiste ser auror?

A Ron le sorprendió que le preguntara. Generalmente todos daban por sentado que se unió a los aurores por seguir a Harry.  Ya que Said había compartido algo tan íntimo él se sinceró.- Por venganza.

-No te creía capaz de esos sentimientos.

-Soy un hombre, no un santo.-  Ron se encogió de hombros.- Digamos que es el mismo sentimiento de justicia, pero más personal. Era por mis hermanos, por mi madre, por mi familia.- Por un momento, Ron recordó especialmente a Fred, su risa, sus bromas y se le estrujó el corazón.- Los mortífagos hicieron tanto daño, merecían ser castigados.  Luego de los juicios me llegué a plantear dejar el cuerpo, pero caí en cuenta que realmente me gustaba el trabajo y me quede.

-¿Es tan glamoroso para quedarse?-bromeó Said.

-La paga es buena, pero está lejos de ser tan glamoroso como piensas.- Ron fingió pesar.-  No hay chicos.- Ambos se rieron de la pequeña broma.

-Esa es mi ganancia.- Sentenció Said.

En su descuido Said tomó su mano, deteniendo su marcha, quedando ambos a resguardo de la luz de una farola, tan cerca que Ron pudo ver las largas pestañas de Said, la luz  pegándose en sus pupilas dándole un brillo antinatural.  El cuerpo musculoso del doctor se pegó al suyo, irradiando su calor, un calor que calaba, provocándole cosquillas. No registró en que momento sus labios se juntaron en un beso cadencioso y amodorradado.

Ambos sonrieron al separarse del beso. Doc solo él sabrá porque, Ron, porque en esa fracción de momento llego a una epifanía.

Un salto de fe.

- Es usted un atrevido, Doctor.- Ron puso su cara más seria. El desconcierto en la cara de Doc fue divertido.

-Oh vaya, y yo que pensé que tus labios me habían invitado.- El entendimiento llegó al Said al ver la diversión en los ojos de Ron.

-Tendrá que compensarlo.

-Encantado. ¿Cena?

-Me parece bien.

Echaron a andar de nuevo. Ron vislumbró su futuro, más optimista, más sereno.

El suave cantar de las últimas cigarras de la temporada se mezclaba con los trajines normales de las casas, mescolanza inconexa y apacible a la que no prestaron atención al ir ambos  ensimismados en la charla.  

Era hora de seguir adelante.

Notas finales:

Bien gente, antes de recibir los tomatazos les explico este capítulo.

Como sabemos, en la vida las cosas no siempre salen como quisieramos y el amor no se salva. En resumen, la vida puede ser una perra maldita que sin deberla ni temerla nos suelta la mordida y nos deja heridos y de nosotros esta aplicarnos la antirrabica, tratar la herida y seguir adelante. Eso es lo que Ron esta haciendo, jugó y perdió, y más importante, aprendió. Ahora, este capítulo estaba programado para ser el final, pero algo dentro de mi ser, ese lado que es un rómantico empedernido no me dejaba en paz, que quiere final feliz tipo cuento de hadas, y mi lado racional me dice que haga mi final más realista, así que le di gusto a mis dos chamucos y consideremos esto como el final de la primera parte. Así que espero que sigan conmigo por un tiempo más, si les apetece a ustedes lector@s.

Nos vemos pronto, espero, muchos besos de nutella.


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