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AMORIS CAUSA por Whisperyuki

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Notas del capitulo:

Pongo el capítulo como una segunda parte ya que la historia incluirá mas escenas de Viktor y tiene un pequeño cambio con respecto a Ron.

-Cristina Bond con su último sencillo “Doble Trouble”.

-¿Qué tanto será cierto de esa canción?

-Quien sabe.-Suspiro.- Pero sí se basa en una experiencia personal solo puedo decir que quiero a Cristina como mi novia.

-Como si alguien como ella se pudiera fijar en un viejo como tú.

-Hey, solo le llevo seis años.

-¡Asaltacunas!

-Jajajajaja. Cambiando rápidamente de tema…

-¡No cambies el tema!

-En cabina me están haciendo señas de “corre, que se termina el tiempo”.

-Que conveniente.

-En un fichaje por lo más inesperado, Puddlemore United  firmó al buscador búlgaro Viktor Krum por una cifra, aun,  secreta  de galeones.

-Fiuuuu ¿cuántos ceros tendrá?

-Pues los suficientes para hacer que Krum cambie de residencia; es bien sabido que la carrera de Krum ha casi en su totalidad trascurrido en Bulgaria.

-Y eso es el tipo de hombre que atraería a Cristina Bond.

-Tu espera y verás como ella cae a mis pies.

-Bueno, para que la espera eterna no se haga tan pesada sigue la canción de Moon Trainor…

Angelina ajustó  el volumen del radio, no necesitaba tanto volumen ya que al ser miércoles el negocio estaba algo flojo y el nivel de ruido era menor, inclusive pudo oír el tintineo de la campanilla al abrirse la puerta, cosa rara.

-¡Hey Ron!– Saludo  desde atrás del mostrador a su cuñado.

Ron sonrió, acercándose a saludar a su cuñada con un sonoro beso, por parte de ella, en la mejilla.

-Hola. ¿Y George?- Ron miró a todos lados buscando a su hermano.

-Llevó a  los niños al parque, para que se distrajeran los tres.- Angelina sonrió de manera inocente.

-Y que tú puedas descansar.-  Ron compartió la sonrisa de Angelina.

-Absolutamente. 

Rieron un buen rato por la desfachatez de la mujer.

-¿Cómo estás? Qué raro verte por aquí.

-Ron se encogió de hombros.-  Vine a recoger una túnica con madame Malkins para el evento del viernes del Ministerio; y bueno, vine a saludar.

-Oh, ese de la inauguración de las obras del Mausoleo de los Héroes Caídos.

-El mismo.

- ¿Puedo verla?

-Por supuesto.

 Ron le pasó el paquete a Agelina, que con cuidado abrió el paquete y sacó la túnica azul noche.- Es preciosa, Ron. Nada que ver con la que usaste en cuarto año en Hogwarts.

-Ni me lo recuerdes.- El corazón de Ron dio un brinquito incómodo al recordar aquello. No le dio importancia.

-Estarás muy guapo con ella.- Angelina dobló el género con precaución.

-¡Tío Ron!

-¡Hola, linda!- Ron abrió sus brazos para recibir a su sobrina Roxanne, que prácticamente se estampó en él.

-¡Quiero un helado!

-¡Roxanne!

-Awww.- arrulló la niña con ojitos de cachorro.

-Qué te parece si vamos por un helado para todos, claro, sí tus papás aceptan, y me cuentas que tal estuvo tu paseo.- Ron miro  a  los padres, pidiendo permiso, no les quería restar autoridad. George asintió sonriendo lobuno.

Auch, a Ron se le olvidó que Roxanne podía ser un poco demasiado intensa en el tema del helado.

-¡Yo también voy!

Fred se sumó a la travesía, que Merlín lo ayudara, acababa de echarse de cabeza al pozo él solo.

 **************************************************

El Atrio del Ministerio de Magia se llenó con las vivas  y aplausos que llegaron después del emotivo discurso de Ministro Kingsley Shacklebolt. Hubo gente que se enjugó una lágrima, entre ellos Ron y su familia. A Ron se le dibujo una sonrisa triste cuando sus padres se tomaron la mano en el momento que una fotografía de Fred se proyectó en la bóveda del atrio, junto con las de otras personas. Él mismo quería repetir el gesto de confort, pero no tenía nadie a su lado con quien compartir el  momento agridulce.

Después de casi dos horas  y una cena por demás incómoda era oficial, Said lo había dejado plantado.

Una palmadita en su hombro izquierdo le hizo voltear, Harry le rodeó los hombros con su brazo. Ron  hizo lo mismo, estrechándolo con fuerza. Hermione llegó  por el otro flanco,  pasó su brazo por el brazo de él, entrelazándolos y recargó la castaña cabeza en el hombro de su esposo, para continuar mirando la proyección de las personas caídas. Ginny  abrazó por la cintura a Harry y se recargó en su pecho, no sin regalarle una pequeña sonrisa a Ron. Vieron con respetuoso silencio las imágenes de aquellos caídos en la lucha por lo justo, con paz y una plegaria por ellos en el corazón. El mágico momento fue roto por un periodista inoportuno, que vio su oportunidad y capturó el tierno momento con su cámara dejándoles ciegos con el  flashazo. El tipo quiso acercarse a hacerle una entrevista a Harry, antes de que subiera al estrado a dar un discurso,  pero una mirada fulminante de Ginny le cortó el paso. El pelinegro y su hermana se retiraron para acercarse al estrado, Hermione fue requerida por una periodista, dejando a Liam, el esposo de Hermione, y Ron solos.

-Vaya mierda.

-¿Disculpa?

-Ah, no. No esto.- Liam abarcó todo con un movimiento de su mano.- Es solo que tenía la esperanza que este evento Hermi y yo permaneciéramos juntos.- El hombre rascó su nuca, visiblemente incomodo por mostrarse vulnerable.

A Ron, que de por si el hombre le simpatizaba, se sintió identificado con él. -Te entiendo. Es lo malo de tener como pareja una persona con tanta responsabilidad.- Las palabras brotaron por si solas, sorprendiéndolos. Ambos se avergonzaron y rieron. - ¿Qué te parece una bebida?- Ron señaló el bar provisional, que estaba medianamente lleno. La gente se había desplegado, socializando. Fue tan caótico que no se podía distinguir quien era quién.

Liam buscó con la mirada a Hermione, gimió al verla rodeada de un grupo cada vez más grande de personas; por eso pudo localizarla ya que solo tres personas atraían semejante enjambre de personas (el Ministro, Harry y la propia Hermione). –Santa Morgana, esto va para largo.- El castaño se encogió de hombros, desanimado. –Espero que tengan hidromiel.- A Ron se le hizo un poco extraño, pero él que podía decir si lo que iba a  tomar era un coctel sin alcohol (no sería bien visto terminar borracho en su trabajo). Liam se volvió a encoger de hombros.- Es eso o cerveza de mantequilla y no tolero el whisky;  y sinceramente quiero algo más fuerte para olvidar mi frustración.- Llegaron al bar he hicieron su pedido. – Es solo que, a veces quisiera que Hermione recordara que también es mi esposa y no solo una figura pública.- Liam confesó después del primer sorbo. La bebida no era lo suficientemente fuerte como para emborracharlo al primer trago, pero había algo catártico en la copa.

-O que  no es indispensable para todo.- Ron aportó.

Se sonrieron en complicidad, después de todo eso de ser ignorados tenía sus ventajas. Como la de estar con una persona con la que realmente se quisiera convivir. Chocaron sus copas y empezaron a hablar de Quidditch, típico de hombres.

********************************************

Sentado en su sillón, todo desparpajado y mirando al techo desganado, Ron oyó el mensaje que Said le había dejado en la red Flu.

-Lo siento Rojo, hubo una emergencia, no me esperes. Te alcanzare tan pronto pueda.

Hizo una mueca de disgusto cuando la red le dijo a qué hora había entrado, su humor agriándole el sabor de boca. Se levantó, un baño de seguro le calmaría el humor de perros. Mientras se lavaba el cuerpo puso a llenarse la tina con agua caliente y burbujas,  sí cursi, pero qué diablos, era relajante y él se lo merecía.  Agarró su varita al paso y convocó una cerveza helada mientras se sumergía en la bañera. Gimió de placer ante la deliciosa sensación. Le dio un largo trago a su cerveza, sintiéndose insatisfecho con el día; se suponía que no debía terminar así. Echó la cabeza atrás, descansándola en la almohadilla de toalla y se dedicó a contemplar las burbujas, terminar su cerveza  y que el suave hidromasaje borrara la tensión de su cuerpo, cuando la chimenea pitó anunciando un visitante,  el tono en particular le decía que era Said. Ron cerró los ojos con fastidio, no quería esto, pero sabía que era inevitable. Salió de su baño y se secó con lentitud (ahora iba la suya), ató una toalla sobre sus caderas y salió a enfrentarse a su novio. Dejó entrar a su novio y se quedó de pie  frente a la chimenea.

Said tuvo la decencia de verse apenado cuando entró. –Lo siento.

Ron rodó los ojos, el conocía a Said y sabía que esa cara de culpabilidad eran puras patrañas. Pasó olímpicamente de él y fue por otra cerveza, necesitaba ordenar bien sus ideas.

-¿No vas a decir nada?

El pelirrojo abrió con más fuerza de la necesaria la cerveza, haciendo que la tapón  saliera volando, un ejemplo muy gráfico de su humor.

-¿Y qué de nuevo quede yo como el hijo de puta? No gracias, prefiero que sigas sintiéndote así tú.

-Llame para avisarte…- trató de defenderse Said.

- ¿Tú  o tu enfermera? Necesitas despedirla por ineficiente, llamó una hora después de que me fuera; o tal vez no entendió que debía llamarme al Ministerio, en donde se supone que estaríamos los dos.

El cosquilleo de satisfacción al ver el sonrojo avergonzado de Said fue enfermamente agradable.

-Era una emergencia.

-¿Era absolutamente necesario que estuvieras allí?

-….

-Lo sabía.

-Debes de comprender que esto es importante para mí. Estoy tan cerca…- Said había tomado un trabajo en un hospital nuevo, donde competía por ser jefe de medimagos de la sección pediátrica y así poder realizar su investigación con fondos ilimitados.

-Esto también era importante para mí. Más importante aún, lo prometiste Said, desde hace dos meses lo habías prometido.

 -Tú también rompes promesas.- Contraatacó el medimago.

Ron rio sin humor por el infantil argumento.-  ¿Te refieres a las citas? Te recuerdo que el último mes solo he faltado a una porque respondimos a un intento de secuestro. ¿A cuántas faltaste el último mes? Déjame sacar la cuenta, veamos, cinco, no seis, si contamos esa ida a cenar de último momento con ese doctor extranjero.- Ron pellizcó el  puente de su nariz, la discusión se le estaba yendo de las manos en reproches infantiles.- Mira Said…

-La gente muere todos los días y no por eso levantan mega monumentos. Lo que importa es el aquí, el ahora y los vivos, a los que trato de salvar.

Las palabras fueron como flechas infectadas de odio en el corazón de Ron.- Largo.

-Ron, perdón…

-Esto no es un concurso de ver quien mea más lejos, Said; pero acabas de ganar por una cagada*, felicidades para ti. Ahora largo.

Said se retiró, no sin antes darle una mirada de disculpa a Ron mientras las llamas verdes le envolvían. El pelirrojo no cayó ante  eso.

Al carajo.

**************************************************

Ron bostezó mientras llegaba a su cubículo después de un día por demás agotador. Su equipo y él habían respondido a varias llamadas de auxilio y todas se habían resuelto de manera favorable.  Enarcó su ceja cuando vio a varias mujeres paradas en la entrada y escuchó la cháchara.

- Te lo digo, es un ramo para pedir perdón.

-¿A  Weasley?- bufó una, que Ron identificó como Candace- ¿No será al revés? Ya sabes el humor que se carga.

- Nunca había visto uno tan grande. –Suspiró la otra. -Qué envidia, también quiero un novio medimago.

-Tal vez  puedas atrapar al de Weasley.- rio Candace.- De seguro eres mucho mejor novia que él. ¿Te diste cuenta que vino solo al evento?

Ron carraspeó fuerte  para que se dieran cuenta que estaba allí.- Buenas noches señoritas ¿A que debo el honor de su presencia?

Las chicas botaron asustadas.- A nada, señor.

-En ese caso, necesito pasar.

-Sí señor.- Ellas amagaron con irse.

-Candace.

-¿Sí, señor?

-Guarde sus opiniones para después del trabajo, o mínimo asegúrese que la persona de la que esté hablando no se encuentre cerca.

Ambas tuvieron la decencia de parecer avergonzadas, Candace se había puesto blanca como el papel. Ellas se escabulleron.

Ron negó. Todo mundo tenía una opinión al respecto de su noviazgo y a él le importaba menos que un pepino, pero al menos esperaba que fueran discretos con sus opiniones y se las guardaran para sí.  Aunque más importante aún, el entrenamiento de ellas como aurores dejaba mucho que desear; debía tener una charla con Harry para una evaluación general y en su caso un reentrenamiento. Se metió a su cubículo y gimió al ver el ramo que tanta expectación causó. Un enorme florero  lleno de una masa inmensa  de margaritas, malvas y no me olvides * que cubría tres cuartas partes de su escritorio. Tocó una de las flores y se desplegó un letrero con letras de colores cambiantes y un gran “Perdóname”.

 -Oye Ron, Ginny… ¡Santa mierda!- Harry quedó paralizado – Said realmente debe sentirse culpable.

- Pudo guardar sus galeones si hubiera cumplido su promesa. –Gruñó Ron, agitó su varita y encogió el monstruo, sentía que en cualquier momento brotaría una liana con dientes y le mordería.  Santa Morgana, aún encogido la cosa era de buen tamaño.

-Es un hombre ocupado, Ron.

-Por favor Harry, ahórrate el comentario.- Ron masajeó sus sienes.- ¿Qué se te ofrece?

-Oh.- Harry mordió sus labios.- Ginny me pidió que te recordara de la fiesta de James el domingo.- Por el rabillo del ojo volvió a mirar el arreglo floral.

Ron tomó el florero y salió.- Nos vemos.

-¿A dónde vas?- Harry lo miró desconcertado.  Aun no era hora de salir.

-A botar esta cosa en casa; No me puedo concentrar con ella en el trabajo.- Y quería ahorrarse escuchar más comentarios por el.- No tardo.- Se alejó por el pasillo. Mientras que esperaba que el ascensor llegara, Ron sostuvo contra su pecho la pieza floral. Cerró por un momento los ojos, meditando acerca del bendito arreglo y Said. El ascensor se detuvo y la campanilla anunció la apertura de la puerta.

-¡Weasley! Cuanto tiempo sin verte.

 Merlín, lo único que le faltaba, toparse con Rogers de Cooperación Mágica.

-Me da gusto verte también, Rogers.- Medio saludó mientras abría los ojos para entrar al pequeño armatoste de metal.

Mierda.

Un micro segundo fue suficiente para reconocer la mole que ocupaba buena parte del espacio. Krum y comitiva estaban junto con Rogers.

Simplemente perfecto.

Jodida suerte la suya. ¿Qué le costaba trabajar con el arreglo floral en su escritorio?

Notas finales:

Una gran disculpa por el atraso, agradezco su paciencia y tiempo para leer.

Comentarios, quejas sugerencias y tomatazos ya conocen la rutina.


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