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AMORIS CAUSA por Whisperyuki

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Notas del capitulo:

Un mes más a trascurrido, espero les guste.

 

Viktor necesitaba café, o cualquier otra cosa que activara su organismo. Se dirigió a la cocina aun en pijama buscando la bendita bebida, y algo que comer. Suspiró, el día iba a ser muy ajetreado y solo Merlín sabía cuándo Yvaylo le daría un respiro. Pasó por la sala y vio a unos hombres que no reconoció, dio un respingo en guardia, luego recapacitó,  de seguro eran los relevos.

 

Caminó un poco más a la cocina, siendo recibido por el elfo doméstico de la casa que presto lo atendió al verlo. No necesito pedir nada, la criatura  apareció en la mesa del comedor un desayuno muy completo e inglés  y el negro brebaje. Se sentó en el comedor, estiró un poco su cuello y se dedicó a mirar curioso por un rato la escena frente a él. Resopló cuando vio y escuchó a ese dando órdenes, que por lo visto los hombres acataban sin chistar. “Ginger”, pensó, era toda una caja de sorpresas.  Su figura no correspondía con el cargo que tenía, era demasiado “x”, todo correcto y anodino en mejores palabras ¿quién iba a imaginar su rango? Le dio un gran sorbo al café, rodando los ojos del placer por la caliente bebida.

 

Los hombres se volvieron a cuadrar y tanto Ginger como varios de los hombres salieron. Uno de los hombres se acercó a él y cabeceó en saludo, Viktor respondió fugazmente, concentrándose en su desayuno, saboreando y comiendo rápidamente, antes de que su representante llegara y le reprendiera acerca de los carbohidratos y las calorías innecesarias. Estaba dando los últimos bocados cuando el rechoncho hombre entró blandiendo un periódico y una revista en la mano, un batido de proteínas en la otra y una enorme y gran sonrisa en su rostro que no dejaba nada que desear a la del gato de Cheshire.

 

-Mi muchacho ¿dormiste bien?

 

Viktor hizo una mueca despectiva en respuesta. Cuando Yvaylo preguntaba si había dormido bien siempre salía con una noticia que no le agradaba. La risotada del hombre confirmó sus sospechas. Cruzó los cubiertos en el plato y esperó con fingido interés las nuevas del hombre. -Ah, mi muchacho, que bien que me conoces, tanto como yo te conozco.- El hombre sacó una silla y se sentó a la mesa. Le extendió el periódico  a Viktor, que instintivamente lo abrió en la sección de deportes. Los flashes de la fotografía móvil lo dejaron viendo estrellitas por un rato. Recuperado, vio su llegada al país en página entera, al reverso leyó la nota con los pormenores de su gira por Gran Bretaña, haciendo hincapié en los días que permanecería en Londres. Realmente nada del otro mundo. Dejó de lado el periódico y extendió su mano derecha pidiendo la revista. La cara compungida de Yvaylo no lo engañó, el gesto no llegaba a sus ojos, que brillaban divertidos y expectantes. Estimaba a su representante, pero en ocasiones como esa realmente se preguntaba de qué lado estaba el hombre.

 

La revista, que resultó ser la tan temida “Corazón de Bruja” Viktor tragó duro, malos recuerdos llegaban a él cuando se cruzaba con alguna publicación rosa. En la portada anunciaba una “exclusiva” de Viktor Krum. Casi gimió de pesar,  solo Merlín sabía cuál sería la mentada noticia. A mitad de la revista venía una fotografía de él del día anterior en el restaurante, y otra en ¡oh diablos! ¡¿Dentro del maldito auto?! Hojeó rápido, revisando las jodidas fotos, para percatarse que  las tomas eran demasiado cerca, demasiado personales, con deficiente calidad para que un paparazi las tomara. La horrible verdad lo abofeteó de lleno en la cara: la reportera “deportiva” las había tomado.

 

Perra.

 

Casi se golpea la cabeza en la mesa ¿Por qué demonios no escuchó a Ginger? Bueno, no es que le gustara admitir que se había equivocado, menos con respecto a alguna fémina; pero mucho menos le gustaba que la gente se metiera en su vida privada.  Era muy su problema con quien jodía ¿Qué demonios les importaba eso para publicarlo con bombo y platillo?

 

La baja risita de Yvaylo le crispó totalmente los nervios. Aventó la revista lo más lejos posible- ¿Qué hay para hoy?- Con eso daba por terminado el asunto, por el momento. Debía concentrarse en el entrenamiento y el trabajo, antes de desplumar a la arpía disfrazada de reportera.

 

-Una sesión fotográfica dentro de cuatro horas y una firma de autógrafos después.-Respondió el representante con una enorme sonrisa

 

Viktor se levantó. Tenía que desquitar su frustración con una larga y dura sesión de ejercicio.

 

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Ron llegó a su pequeño y acogedor departamento en el Londres mágico, su cuerpo rogando por tres cosas: baño, comida y sueño.

Al entrar, vio en el alfeizar  a la lechuza de su hermana esperando pacientemente por él. Recibió el paquete y le dio una pequeña golosina al animal, que como era de esperar salió volando al poco tiempo. Examinó la caja, era de galletas de mantequilla por parte de su “hermana”. Sonrió, vaya que Harry le conocía bien. Se quitó la capa de auror y la dejó sobre su sillón y se fue desnudando en el camino al baño.

Tenía un día completo para descansar, e iba a hacerlo, pero primero las tres cosas, baño comida y sueño, en eso orden.

Que monótona era su vida, en serio.

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Viktor estaba en el vestidor, cambiando su traje por un uniforme de quidditch sin logos para la sesión fotográfica programada en el estadio. Al terminar, tomó su escoba y salió al campo. La suave brisa llevaba en ella el maravilloso olor del césped recién cortado. Miró alrededor, vio a los asistentes del fotógrafo trabajando afanosamente en colocar luces y cámaras en lugares estratégicos del estadio. Al parecer, el fotógrafo  estaba decidido a sacar fotografías únicas. Cuando Viktor escuchó la idea de fotografías dinámicas no pudo más que sonreír entusiasmado por la idea del hombre.

-¿Listo Krum?- el fotógrafo se acercó a él, llevando una caja con la snitch modificada para portar una cámara en su interior.

Viktor asintió, mientras miraba fijamente la caja. Apartó la mirada y se alzó en vuelo calentando. Escuchó las últimas indicaciones del hombre a su personal. Dio unos giros cerca del césped hasta que oyó la indicación, contó hasta diez y  se lanzó en pos de la snitch. Como era de esperar, la pelota después de un vertiginoso vuelo en vertical ascendente se perdió. Viktor sabía que esa era la idea, pero no podía evitar sentirse frustrado por no atrapar la snitch al primer intento. Recorrió varias veces el estadio, con ojo de halcón buscándola. El aire golpeaba raudo su rostro a causa de la velocidad en la que volaba. Le picaban los ojos por el viento, sus nudillos estaban blancos por la fuerza con la que sostenía el mango de la escoba, sus pulmones ardían por lo rápido que inhalaba y exhalaba y aun así se sintió en libertad, esa libertad que tanto luchaba por mantener. Solo una vez, recordó, estuvo dispuesto a coartar esa libertad en busca de algo más, algo que lo complementara, una mujer. Ileana.

Por el rabillo del ojo vislumbro un destello dorado. Dio un giro hacia atrás y fue tras el.

¿La había amado? Sí. Por ella estuvo dispuesto a  todo, y al parecer todo no era suficiente para ella. Estrujó con más fuerza el mango, al recordar el cómo se había enterado de su traición, vendida al mejor postor a una maldita revista del corazón. El corazón que ella le arrancó y lo echó de comer a los cerdos. Una gota de agua cayó de sus ojos. No era una lágrima, era solo agua, sí,  era por culpa del viento en sus ojos.

Vio las alas de la snitch a un tiro de sus ojos. Apuró la escoba y estiró su mano, decidido. Solo un poco, un poco más. En un último tirón sus dedos se cerraron en garra aprisionando la pelota. Había terminado.

Bajó a la cancha, exhausto, requirió mucho  esfuerzo a pesar de no haber sido un juego. Lo recibieron con vivas y sendas sonrisas en los rostros el fotógrafo y su representante. Asintió en automático a todo lo que le decían. Vagamente escuchó algo de copias de las fotos.

En el vestidor, alistándose para el siguiente ítem de su lista, se apuró. Necesitaba ocupar su mente para evitar recordar.

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Ron despertó por un dolor punzante en su cuello. Vio el reloj y gimió al ver que había dormido poco tiempo. Trató de acomodarse y volver a dormir, al no lograrlo, prefirió levantarse y aprovechar el tiempo en lugar de estar remolando sin quehacer en la cama. Rascó su barriga que rugía llena de ansiedad por ser llenada, obviamente ya que solo salió de bañarse y cayó rendido en la cama así, desnudo y mojado.

En la cocina, después de ponerse una camiseta y un pants, se puso a cocinar. Masticó una tostada y se sentó a abrir la caja recibida. Hurgó en ella y como esperaba, en el fondo de la caja venía el bolso con el expediente oculto del caso de Viktor. Sacudió la bolsa quitando  las migajas, la maximizo   y sacó la carpeta. Pasó de largo las fotos del forense, no quería arruinar su apetito y se concentró en repasar de cabo a rabo los reportes.

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Viktor suspiró. Avizoró con lamento y horror la fila kilométrica de fanáticos que esperaban para que les regalara un autógrafo. No tenía escapatoria. Bueno, se los debía ya que al menos de forma civilizada esperaban por él, hecho que agradecía infinitamente. Yvaylo pasó al primero, que era un niño con su padre. Los ojos de la criatura brillaban llenos de ilusión y admiración. Viktor sonrió débilmente  por la inocencia del niño. Con mucho gusto firmó el autógrafo.

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Ron vio desde una distancia prudente la reproducción del diagrama que había formado el cuerpo de aurores con la información del expediente. Sus ojos azules miraban con detenimiento, buscando. Se sentó en el piso, con su varita en mano una mano y  las fotos en la otra.  Jugueteaba con la imagen mientras su mente trabajaba. Pegó una de las impresiones a distancia con magia y le agregó anotaciones personales a un lado. Así fue trabajando una por una.

 Hizo una nota mental para llevar todas aquellas ideas adherirlas a la investigación.

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¿Cuántos autógrafos firmados llevaba? Su mano estaba acalambrada de tanto escribir por literalmente horas. Había reído con algunas de las dedicatorias que había pedido algunas personas, benditos, habían alejado algo de la monotonía a su actividad.

Por fin, el último de los fanáticos había recibido su firma. Sobó su mano adolorida. Estaba listo para largarse del lugar y conseguir un poco de descanso cuando Yvaylo lo detuvo. El hombre había hablado con el dueño del establecimiento patrocinador, quien le pedía una sesión privada con algunos fans vip. Viktor bufó, que más daba, lo tenía que hacer de todos modos.

Viktor reconoció al “fan” como un importante productor y distribuidor inglés. Un par de jóvenes mellizos (hombre y mujer) hermosos y muy bien vestidos le saludaron desde detrás del hombre, supuso que eran los hijos del hombre. Bueno, el asunto se ponía cada vez más interesante.

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El día de Ron había trascurrido prácticamente en nada. Después de horas de una labor más contemplativa e introspectiva que física había decidido que era suficiente. Miro el reloj y suspiró cansino, había pasado lo mismo que en otros casos. Se había enfocado tanto que las horas prácticamente transcurrieron veloces e impávidas. Decidió salir y distraerse un poco, que para eso era su día de descanso.

Recogió los papeles del piso, ocultó el diagrama y fue a su recámara a cambiarse  por algo más presentable que su ropa deportiva. En la puerta de su departamento se dio un buen vistazo, se puso su chaqueta y salió. Era  hora de visitar su pub favorito.

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Viktor solo asentía ante el interminable parloteo del productor, su representante y las no tan ocasionales intervenciones tontas de la chica.

Estaba total y absolutamente aburrido. El pub a donde lo habían llevado, aunque decente, no representaba nada emocionante para él; e Yvalyo estaba más entretenido en negociar con esos dos que presentarle una plática decente para los demás. Las maderas y el amueblado del decorado del lugar eran bonitos, la comida y la bebida excelsas, pero en entretenimiento era para nada bueno. Supuso, que más que nada estaba orientado para una convivencia tranquila, o la acción era más noche.

Su oído pulso ante uno de los chillidos emocionados de la chica por solo ella sabía que cosa. No pudo evitar tapar su oreja para protegerla  de los decibeles. Una risita por parte del chico llamó su atención. Bueno, no había reparado bien en el chico. Se pusieron a charlar.

 Vaya que el hombre era interesante y su plática amena, amén que el chico lo miraba con claro interés, ese interés carnal. Viktor lo meditó un poco. Tal vez debería ampliar sus horizontes y no solo confraternizar con mujeres. En Durmstranghabía tenido algunos encuentros casuales  con compañeros de mente abierta y él, en esa soledad estudiantil que representaba un internado, experimentó con cierta timidez. Habían sido buenos y había disfrutado bastante.

Yvaylo se levantó, Viktor actuó en automático. El productor se despedía de ambos con una sonrisa avara, la chica hacía un berrinche por no poder continuar con lo que ella llamaba una hermosa velada y chilló más al oír a su hermano pedir permiso para poder estar con Viktor un poco más, bajo pretexto de esperar a unos amigos. El padre no dudo en dar autorización y llevarse a la quejosa chica con él. Yvalyo se despidió al poco  alegando un papeleo que no podía esperar por ser trabajado; dándole oportunidad de quedarse complemente solo con el joven. Marchados estos Viktor propuso cambiarse a una mesa para dos, para más intimidad, hecho que aceptó gustoso el joven. Se sentaron lado a lado, so pretexto de no tener que gritarse para escucharse, ya que el pub empezaba a llenarse.

La velada trascurría para Viktor bastante bien. El joven, que se llamaba Peter, era chispeante y el flirteo entre ambos fluía maravillosamente. Al parecer, la decisión de cambiar momentáneamente de bando había sido acertada.

Peter hizo un movimiento, acercándose a su cuerpo. Viktor se acercó igual, con cautela. La mano del chico se posó en su muslo y viajó con lentitud y disimulo a su entrepierna. Viktor pasó uno de sus brazos tras el respaldo de la silla, jugueteando con el cabello dorado y ondulado del chico. El rubio se acercó a susurrarle algo a su oído, aprovechando para besar el lóbulo de Viktor, provocándole calosfríos. Cerró los ojos momentáneamente, disfrutando el trato del chico. Cuando abrió los ojos, un relámpago rojo llamo su atención. Conocía ese particular color ¿Cómo era posible? Rápido, localizó a los hombres que le custodiaban, no vio a ninguno cerca ¿eso era bueno o malo? Espero por breve tiempo y nada. Se relajó al ver  que por una extraña  coincidencia cósmica en el día Ginger había visitado el mismo pub que él. Lo dejaría pasar, no iba a arruinar su noche por nada.

Viktor quiso volver a enfocarse en los mimos del rubio, pero algo poderosamente inexplicable le urgía a ver de vez en vez hacía la barra,  Ginger parecía diferente. Sentado allí, en la barra, bebiendo una cerveza y conviviendo con otros parroquianos, riendo, parecía tan…feliz.

 Una chica linda se acercó al grupo de Ginger, coqueteando con el correcto hombre. La chica correcta para el chico correcto. Tan prede…

¡Oh por Merlín!

¿Ginger se estaba besando con un hombre?

Notas finales:

Pro cierto,se me paso por completo hacer aclaraciones del cap anterior acerca de unos terminos.

El codigo que usan para comunicarse es el código 10, imagino que ya much@s lo han visto en TV, aqui el enlace para q lo vean, sino la explicacion sería largísima.

http://es.wikipedia.org/wiki/C%C3%B3digos_10

¿Les gusta el apodo de Ron? Es el apodo para los pelirrojos en Inglaterra.

Ando un poquito depre ¿les ha gustado la historia? Siento como que me estoy perdiendo, a lo mejor estoy siendo pretenciosa ¿o sere yo? aah, ando mal, y creo q el humor que tengo hoy no me ayuda. En fin, espero cometarios, quejas y sugerencias, no forzosos pero si muuuy agradecidos XD.

Nos vemos prontito 

PD: Disculpen mis desvarios, pero a fin de cuentas soy humana y a veces los sentimientos me ganan. Ahora sí, bye bye.


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