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AMORIS CAUSA por Whisperyuki

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Parado junto a la chimenea especial del cuerpo de Aurores, mientras esperaba con paciencia que Harry llegara para poder partir, Ron sacudió una inexistente pelusa de su capa de auror. Gesto inútil, si tomaba en cuenta que pronto entraría a la red Flu y terminaría lleno de cenizas. Se cruzó de brazos, apoyó su espalda en la pared cerca de la chimenea, golpeo suavemente su cabeza contra la pared tres veces, tratando de ordenar sus ideas en algo coherente, revueltas desde el día de la asignación de su nueva tarea.

A la mierda, no eran sus ideas lo que trataba de ordenar, eran sus sentimientos. Para empezar,  tenía miedo, mucho miedo y quería saber específicamente a que, aparte de la muy obvia razón.

Por una parte temía de si ¿Cómo reaccionaría al reencontrarse con Viktor? ¿O cómo reaccionaría él? Bueno, él tal vez ni siquiera lo recordaría.

Sintió como una nubecita negra se posaba sobre su cabeza, augurando una pronta depresión. Suspiró cansino. Frotó su frente buscando tranquilizarse. No lo logró.

Harry apareció poco después, luciendo impecable en su capa condecorada. Ron se revolvió un poco incómodo. Siempre se le olvidaba el rango de Harry. Ir con el cuándo lucía sus medallas era un poco apabullante.

-¿Listo?- Preguntó el moreno, sonriendo un poco forzado.

-Por supuesto.

Ambos entraron en la chimenea, que así lo permitía. Harry lanzó los polvos flu, gritando fuerte y claro la dirección que solo él poseía.

Llegaron a una chimenea ¿fuera? de una lujosa residencia de un solo piso y al parecer muchos metros cuadrados. Ron trastrabillo un poco tras el agitado viaje. La casa exudaba riqueza por cada rincón. Ambos aurores estudiaron rápidamente el lugar, lo cara de Harry mostraba claramente su desaprobación ante la falta de seguridad, Ron compartía mudamente su opinión, aunque siendo francos, el no aprobaría ningún lugar para Viktor, ni siquiera un bunker sería lo suficientemente seguro para el búlgaro. Dándole otra desencantada mirada a lugar se dirigieron a la puerta. Las alarmas internas de ambos se dispararon al ver que estaba entreabierta. Prestos, sacaron sus varitas e ingresaron con sigilo a la casa. El recibidor estaba bien. Caminaron más, llegando a la sala, que mostraba un gran desorden, doblaron a la izquierda y dieron con un pasillo. Sus pasos eran discretos, su magia guardada, no querían alertar a cualquier intruso con cualquier súbito arranque de magia. Una a una, ambos revisaron las habitaciones, no encontraron nada. Estas fueron descartadas y devuelta cerradas por seguridad.

Ron sentía su corazón en la garganta. Su mano temblaba imperceptiblemente. Rogaba a cualquier cosa que se le venía a la mente que el búlgaro estuviera bien. Casi acudía a los  santos muggles cuando un leve sonido llegó de la siguiente habitación. Se apegaron a la pared, con gestos se comunicaron, quedando tácito el plan a seguir. En un rápido movimiento, Harry entró primero, para luego seguirlo Ron, cubriéndolo.

La escena frente a ellos los desconcertó. Haciendo que ambos bajaran sus varitas y observaran con estupefacción.

De todos los escenarios que había imaginado Ron para su reencuentro, nunca se le había pasado por la mente este. Al centro, en la cama de la habitación, se encontraba Krum dormido, apenas una fina sábana cubriendo lo necesario. Dos hermosas chicas, igualmente desnudas, se agazapaban a sus costados, como protegiéndolo. Sus brazos y piernas en un revoltijo, pero a claras muestras tocando más allá de lo decente. Botellas y vasos de licor por doquier. La ropa de los ocupantes regada sin ton ni son. Olor a sexo impregnaba el aire.

-¿Qué demonios?- Farfulló Harry, realmente sorprendido. Ron pensaba otras cosas, mucho menos lindas o aptas sobre lo que miraba.

Volvieron al acto a su papel de aurores cualificados cuando unos pasos provenientes del pasillo se acercaban. Un hombre cincuentón, de contextura media, barriga prominente,  cabello entrecano y corto, entró al cuarto, siendo confrontado por ambos. 

-¡Tranquilos!...- El hombre levantó sus manos en rendición-tranquilos. Soy el representante del Viktor.- el señor volteó y miró a Harry-Hágame la pregunta.

Harry arqueó una ceja, miro de refilo a Ron quien cabeceó, comprendiendo. El pelirrojo movía a discreción su varita, lanzando hechizos en contra de cualquier poción o conjuro de ocultamiento o suplantación.- ¿Dónde escondía las muñecas de su hermana?-preguntó Harry, sin dejar de  apuntarle al hombre.

-En la quinta maceta de lado izquierdo del jardín de la abuela Jojo- Respondió el mayor, seguro de sí mismo. Soltó una risotada picara-Aunque después fueron sus bragas.

Al no encontrar nada sospechoso (fuera de la respuesta tan rara), Ron le dio una señal  a Harry. Ambos bajaron la varita, pero no la guardaron.

-Ya era hora, me estaba cansando de tener los brazos arriba. Un hombre de mi edad ya no aguanta estos trotes ¿sabe?

-No hubiera ocurrido si se hubieran respetado los acuerdos a los que llegamos con respecto a la seguridad del sr. Krum.-Espetó Harry con un dejo de molestia.

-¿A qué se refiere con eso?

Ambos, perplejos,  señalaron a la cama, donde aún yacían durmientes Viktor y sus acompañantes.

El representante soltó otra risotada, palmeó su estómago y negó con la cabeza-¿Eso? Eso es normal, muchachos ¿Qué esperaban? ¿Qué un jugador mundial se sentara a jugar en la sala al snap explosivo con dos lindas chicas? No, no, no, el pobre de Viktor tiene que desfogar de maneras saludables su energía.

-¿Saludables? ¿A esto le llama usted saludable?-gruño Ron señalando el mar de botellas tiradas en el suelo- A esto yo le llamo juerga.

-Sin mencionar que esta tan indefenso como un bebé.-Agregó Harry, sus verdes ojos refulgiendo furia.

-Oh vamos…-trató d excusar el hombre.

Oh vamos nada, señor.  ¿Dónde están los escoltas que el ministerio búlgaro se comprometió en colocarle a Krum?

-Bueno,-el señor se rascó su nuca- verán, es muy interesante…

-Dígame que no los despacharon de regreso, sin siquiera esperar que el Ministerio inglés colocara la guardia.-Harry masajeó su tabique, contando hasta diez.

Silencio.

-¿No se da cuenta del peligro qué está exponiendo a su representado?- Siseó Ron. No comprendía tal grado de descuido, ya no a un ser humano, sino a la fuente del sustento de la vida del hombre, sí lo querían ver así.

-Bueno, si tomamos en cuenta que el gran Potter lo iba a escoltar…

¿Esa era la excusa? Las manos de Ron se apretaron en fuerte puño. Si no fuera un profesional le habría dado un puñetazo al pen…tarado este.

-Eso no justifica el descuido que han tenido. Es una cuestión internacional en donde queda no solo comprometida la vida de Krum, sino también la  confiabilidad del cuerpo de Aurores y usted disculpa el comportamiento como si fuera un pequeño mimado. Es inadmisible.-Reprochó Harry.

El tono fue lo suficientemente elevado que alcanzó a despertar a una de las chicas, que soltó un gritito ahogado y se cubrió hasta el cuello con la sábana al ver a tres desconocidos en la habitación. Asustada,  empujó por el hombro  a la otra chica, que despertó molesta, quien repitió la acción de su compañera al verles.

Ustedes,- Ron apuntó al as chicas y luego con su pulgar señaló la puerta-fuera.

Ambas obedecieron sin chistar. Se levantaron presurosas de la cama, jalando sábanas para cubrirse. Recogieron sus ropasy zapatos del suelo a toda prisa y salieron, no sin antes una al reconocer a Ron bajara la sábana que la cubría para enseñar un poco más sus senos y guiñarle un ojo coquetamente, la otra más descarada le entregó una tarjeta a Harry y con voz gutural decirle “llámame”.

Zorras.

Harry ni siquiera vio la tarjeta, estaba muy entretenido fulminando con la mirada al representante de Viktor, le entregó el cartoncillo a Ron quien la botó y pulverizó. El pelirrojo contó hasta diez, salió tras las chicas, alcanzándolas  en la puerta, vestidas ya, tomando polvos flu y chismorreando, esperó pacientemente hasta que ambas se metieran  y pronunciaran el nombre del lugar a donde irían, lanzó un Obliviate certero, ambas lucían perdidas antes de que las llamas esmeralda las absorbieran.

Satisfecho, dio la media vuelta y regresó. No se sintió ni un poco culpable al imaginar el aturdimiento de esas mujeres al llegar a su destino y no recordar a donde ni que habían hecho. Si iban al hospital o recurrían a otras personas para deshacer el hechizo la gente no podría deshacerlo, ya que era una versión mejorada del normal, exclusivo del departamento. Era seguridad, esas mujeres no debían recordar que habían conocido a Viktor Krum, ni la dirección, nada.

A la mierda, mentiría si dijera que no disfrutó borrarles el recuerdo de su noche de pasión con Krum.

Lo que hubiera dado por estar en la cama del búlgaro.

Cuando regreso al cuarto, un incómodo silencio cubría el lugar. Harry tenía sus ojos entrecerrados y una ceja ligeramente arriba, debía estar realmente molesto para tener ese gesto. El representante estaba enfurruñado como niño pequeño tras una regañina y Viktor había despertado.

El moreno parecía realmente desorientado sentado en la cama. Sostenía su cabeza y masajeaba su alborotado cabello mañanero y miraba a todos lados, como si no pudiera entender que era lo que había pasado allí. Se levantó y la sábana con la que se cubría se deslizó del vientre por las musculosas piernas hasta llegar al suelo.

Ron quedo atrapado ante la vista que  era el glorioso cuerpo desnudo frente a sí. Parado allí, Ron se sintió de nuevo como aquel chiquillo de trece años. Su respiración se contuvo, su boca se resecó de golpe, la única discrepancia de aquel entonces al ahora era que su pene se llenó tan rápido ante la escena que por temor a que se notara la carpa que se formó en su pantalón, acomodó su capa de auror a discreción y se obligó a retirar la vista.

Viktor miró a todos lados, buscando en el suelo hasta que encontró lo que buscaba, sus pantalones. Se los puso  cubriendo parcialmente su cuerpo, mucho  al pesar de Ron, que no pudo evitar el leve suspiro disconforme que salió de sus labios. Harry le dio una rara mirada, sin comprender que le pasaba, Ron tosió aparentando un breve ataque de tos.

-Viktor, muchacho- rompió el silencio el representante –mira a quien tenemos aquí.

Ron contuvo la respiración, expectante. Sintió como una bofetada cuando los ojos oscuros por fin se posaron sobre él sin dedicarle más de unos segundos. No sucedió lo mismo con Harry,  el búlgaro  al reconocerlo se acercó a él –Potter, es un gusto volver a verte.- dijo en un perfecto  inglés, aunque sin poder evitar su marcado acento. Extendiendo la mano en saludo, Harry q sin dudar estrecho la mano.

-Igualmente Krum, - Harry respondió – aunque hubiera sido bueno reencontrarnos en otras circunstancias. ¿Recuerdas a mi compañero, Ronald Weasley?

De nuevo la mirada se posó en él. Una ceja arqueada y una tirante sonrisa decían mucho, según Ron. Viktor lo recordaba, y no de la mejor manera al parecer.

Ron extendió su mano. Las manos se tocaron, mandándole calosfríos a Ron en todo su cuerpo, mezcla ambigua de deseo y asco, no olvidaba el pelirrojo que esa mano no se había lavado y sabrá Merlín que había tocado.

El apretón, al principio leve,  se tornó en una muda competencia de fuerza por parte del moreno. Ron no evitó el reto, midió fuerzas con Krum, que lo miro intensamente, desafiándolo a rendirse. En definitiva, Viktor no estaba contento de verlo.

-Viktor ¿Por qué no te duchas primero y luego hablamos? -sugirió el representante. Sí se había dado cuenta o no de la silenciosa competencia era un misterio.

Viktor asintió, su cara de fastidio decía que su representante la había arruinado la competencia. Soltó la mano de Ron, que empezó a pulsarle víctima de la fuerza ejercida, y dio la vuelta sin más entrando a la puerta derecha que al parecer era el baño.

-Bueno, bueno. Al parecer Viktor se levantó de malas- rio el regordete hombre. Bien-frotó sus manos- será mejor esperarlo en la sala.

-Difiero- respondió Ronald, escandalizado- nuestra guardia ya empezó.

Al parecer, que los deseos del hombre, o de Viktor, no fueran obedecidos era completamente nuevo para él extranjero, que miró a Ron sin comprender.

-Concuerdo con mi compañero. En vista de las circunstancias debemos empezar desde ya la vigilancia a Krum.

-Pero…

-Sin peros señor Asimov.- Harry cortó de tajo el alegato y Ron agradeció eso.

-Bien.- gruñó el hombre- Espero les guste estar en medio de este desorden.- El representante fue y se sentó sin mucha gracia en un sillón de la recámara, dejando en claro que el no movería ni un músculo para ordenar algo, con o sin magia.

Contra todo el ser de Ron, alzó su varita y comenzó a limpiar el completo desmadre del cuarto y airear el lugar abriendo las ventanas. No le hacía nada de gracia levantar el desorden de alguien más, pero más insoportable era ver el lugar en donde Viktor había jodido a dos extrañas y lo bien que se lo habían pasado, peor aún, olerlo. Satisfecho, Ron se plantó en una esquina, lejos de la vista del representante, y de Harry, quien de seguro estaba cuestionando la cordura del pelirrojo.

Una fumarola de vapor saliendo de la puerta anunciaba que Viktor estaría pronto con ellos. Este salió con una toalla alrededor de su cintura y frotando su cabeza con otra, secando la humedad en su cabello. Vapor saturado en finas gotitas salpicaban el marcado pecho del jugador. Se sentó en la cama y continuó secándose.

Hechizos para no ver la escena, no había ninguno que recordara el pelirrojo ¿arrancarse los ojos era una opción? No. Lo más obvio, y menos radical, era apartar la mirada. Ron falló patéticamente en ello.  Se felicitó al menos por haber escogido su posición en el cuarto, que le permitía ver todo y no ser atrapado mirando lo que no debía.

-Bien. ¿Ahora me podrán explicar lo que está pasando aquí?-Gruñó Viktor.

Ron en definitiva quería ahorcar el viejo ese ¿en serio no le había dicho nada a Viktor?

 Harry se sentó erguido y comenzó a hablar, contando cada lo que consideraba necesario, pues estresar al pobre Krum con detalles era innecesario, y cruel.

Conforme la explicación llegaba a Viktor, la compostura de este se fue perdiendo, tenía su rostro escondido entre sus manos. – ¿Tú lo sabias? ¿Sabías que un psicópata quiere matarme y no dijiste nada?- le reprochó al manager.

-No quería estresarte con cosas que no estaban confirmadas.-Masculló el hombre canoso, el día pintaba cada vez más difícil para él.

-¿Esperabas que tuviera un cuchillo clavado en la espalda cómo prueba?

 Ron se sentía tan impotente, deseaba poder confortar a Viktor,  estar a su lado, abrazarle y susurrarle que todo estaría bien, que él lo cuidaría siempre, pero calló, sabía que no sería bien recibido.

Como el líder que era, Harry tomó las riendas del asunto. Explicó los avances en la investigación y los planes con respecto a su seguridad.

Ambos búlgaros escuchaban con atención, asintiendo y mostrándose conformes con los planes. El quid del asunto para Ron llegó cuando el representante preguntó quién conformaría la guardia personal de Viktor.

-Seré yo.- Por primera vez, Ron intervino en la conversación, ganándose gestos de incredulidad por parte de los dos búlgaros. La cara de Viktor mostraba su total desagrado ante ello.

Para Ronald, eso no importaba. Quisiera o no el moreno, él lo cuidaría, no solo como su deber de auror, sino como aquel que lo amaba devotamente.

Notas finales:

Quejas, sugerencias y espero, felicitaciones (jeje, hey, tambien tengo mi corazoncito) plis en review. 

 

 


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