-ahhhhh-se escuchó el grito de un mago en medio de la biblioteca -estoy arto de leer libros sobre los hijos de los hijos de las familia de los fundadores. Tienen nombres extraños y hay pedazos de líneas de tiempo sin aparecer. Además tienen una fijación enferma a casarse con sus primos y familiares para mantener el apellido en el caso de las mujeres y seguir el linaje de sangre en los hombres. ¿Por qué rayos si tenían tantos galeones no hicieron sus propios árboles genealógicos que se actualizaran con el tiempo?-
-en realidad las familias sangre pura sí tienen un tapiz con la historia de la familia. Si no mal recuerdo, tu padrino Black lo tiene en su biblioteca, y en la Mansión Malfoy también lo hay. El punto es, que no siempre se tiene la verdadera historia, y se supone secreto por el peligro que representa a la familia mostrar quién será el sucesor- respondió Malfoy enseñando a Harry costumbres que todo niño mago debía saber, mas considerando la historia del moreno explicó con infinita paciencia.
-Y hablando de sucesores y familias sangre pura, ¿Qué tal estuvo tu reencuentro con tus padres ayer?- quiso saber Harry.
-¿Antes o después de correr en tu auxilio?- contestó Draco logrando que el moreno bajara la mirada apenado.
-ya te dije que no se volverá a repetir. No saldré de Hogwarts solo- hizo un puchero y continuó - ahora cuéntame cómo te fue.
-Bueno en realidad vinieron para proponerme que los acompañe a su siguiente viaje. Sera a Rusia y no vendrán en un tiempo, así que quisieron proponérmelo- soltó Draco desviando la mirada.
-ohhh, entonces ¿te irás?- un dolor en el pecho de Harry le hizo notar que no le gustaba para nada la idea, pero si el rubio ya se había decidido nada se podía hacer.
-No, no me iré- el corazón de Draco saltó al ver los ojos de Harry llenos de emoción cuando dijo aquello- no sé hablar ruso ni nada de política, además quiero ayudar en algo en lo que sea útil y prefiero quedarme aquí contigo... y con mi padrino- añadió lo ultimo para evitar un mal entendido.
-aahhhhh, bueno. Entonces no vendrán por un tiempo. Te quedaras en Hogwarts, en todo caso.-
-Bueno también vinieron a hablar de eso. El ministerio entregó la llave de nuestra casa al fin. Estuvimos dos meses sin poder acceder a ella. El ministro quiso asegurarse que no hubiera nada que esconder, ni peligroso ni oscuro- suspiró, Draco no estaba de acuerdo con el registro de la mansión, pero era verdad lo dicho por su padrino. Lord Voldemort había tomado su casa como morada personal convirtiendo las habitaciones en cuartos con extraños objetos. Además los mortífagos vivieron un largo periodo de tiempo. Nadie sabía cuanta magia negra, entre hechizos y objetos, se instaló en la mansión.
-finalmente los aurores y el ministro decidieron que el lugar no era peligroso y entregaron la llave a mi padre- dicho esto sacó de su túnica el collar que le había dado a Harry como traslador, se añadió la llave de plata con el escudo Malfoy en la parte superior -aún no decido cuando ir a ver el lugar, ciertamente no tengo ningún apuro-
-¿Qué tal si vamos mañana?- añadió Harry con alegría. Ya estaba arto de ir de su habitación a la biblioteca. Recibió una dura mirada de Draco, pero el moreno no se dio por vencido.
-No va a ser peligroso si el ministro ya te la devolvió, no iré solo, tú vendrás conmigo. Además podremos ver un ejemplo de tu árbol genealógico y compararlo con el que estamos haciendo. No creo que este funcionando. Podrás ver en qué condiciones quedó la mansión y hacerlo saber a tu padre, seguro se pondrá contento de conocer las condiciones de su casa aunque ya no viva allí-
-no se Harry, podría ser peligroso. Aunque el ministerio haya revisado no significa que sea seguro. El Señor Oscuro era muy poderoso y pudo haber dejado hechizos en la mansión- señalo Draco sin convencerse.
-no pasará nada, además yo también soy un mago muy poderoso. No tocaremos nada que sea anormal y solo echaremos un vistazo. Además quiero ver cómo es tu casa, tú pudiste ver la mía, ahora es mi turno, y la última vez que fui no fue muy agradable que digamos. Vamos Draco, por favor- esto último lo dijo con un dulce puchero. Harry no era tonto, no. El sabía que el Slytherin tenía cierta debilidad por él. Bueno, Harry no se salvaba de la misma situación, pero estaba realmente aburrido y quería salir de la rutina.
- Está bien. Pero solo será un vistazo. No tocarás nada, ni entrarás a ninguna habitación sin que yo la revise antes, y sobretodo Harry, NO TE ALEJARAS DE MI ¿entendiste?- dijo el rubio. Había cierto tono de amenaza en su voz pues sabía, que ese pequeño mago era demasiado curioso e impulsivo.
-Siiiii- Harry había logrado su cometido y estaba verdaderamente feliz.
-terminemos esto que yo también estoy arto de leer tantos libros- señaló Draco con fastidio hacia la pila de libros que aún faltaban por leer.
Pasaron el resto de la tarde entre libros buscando toda la información disponible. Debían tener al menos la mitad del trabajo sino querían que Hermione les recriminara sobre la falta de responsabilidad y ayuda a la situación.
-Increíble, esto sí que es grande- miraba Harry a la inmensa mansión que se alzaba imponente frente a ellos.
Tuvieron que esperar hasta la tarde para poder ir a la mansión, pues el profesor Snape había pasado la mañana en la habitación de Harry contándoles cómo progresaban los avances que el ministerio estaba haciendo. Luego de esperar unos minutos prudenciales habían salido del colegio para aparecerse en el hogar de Draco.
Ahora Draco le tomaba la mano y luego de murmurar un conjuro, la casa lo dejó pasar a través de las protecciones.
Al entrar por la puerta principal, Harry quedó anonadado. La casa era inmensa. Sólo parecía la mitad de la propia mansión Potter.
-la mitad de la mansión está en reparación. La zona de los salones, para ser más precisos. El Señor Oscuro residía allí. En realidad no se que pasó, tal vez un hechizo o algo, porque cuando él murió todos los salones se quemaron. No pudieron encontrar información alguna- habló Malfoy mientras entraban a la sala.
No era nada como su mansión, esta era sencilla, demasiado humilde al lado de la de Draco. La sala estaba ostentosamente decorada con carísimos muebles, figurines de oro se alzaban en las mesas de roble oscuro. Verdaderamente elegante.
-No podemos ver todas las habitaciones porque nos demoraríamos mucho. En el hall están los salones para invitados y la cocina. Un salón de música muy básico está al lado de la sala-
Jaló a Harry del brazo y subieron las escaleras. Era madera fina que brillaba a pesar de la capa de polvo que tenía. En el primer piso había un recibidor y al fondo se veían un sin número de puertas.
-En este piso esta mi sala de música, mucho mejor que la de abajo, obvio. Esta la biblioteca, los libros han pasado de generación en generación así que comprenderás el tamaño de la habitación. Están las habitaciones de invitados y un salón de prácticas junto al laboratorio de pociones.- no paró allí y subieron al tercer piso. Según lo que recordaba Harry allí deberían estar las habitaciones principales de los miembros de la familia. Draco lo guió hacia la penúltima puerta. Esa debía ser su habitación. La ubicación de los cuartos era casi idéntica. Se preguntó si en todas las casas de sangre pura eran así, aunque la de los Weasley no se parecía.
-Esta es mi habitación- dijo Draco sacándolo de su ensoñación.
La habitación era hermosa. Las paredes eran verdes con reflejos plata. Había una pequeña sala amueblada con una chimenea de centro. La cama era realmente grande, con doseles negros al igual que las sabanas de seda. Todo estaba envuelto en un aura de suma elegancia nada en contraste con la ropa muggle que cargaba Harry.
Ambos chicos se fueron a sentar en la cama, Harry aún veía todo a su alrededor. Solo la voz de Draco lo instó a la realidad.
-Harry, ayer no me contaste qué es lo que viste en el bosque prohibido para zambullirte sin más, ni de que corrías cuando te encontré. Solo porque estaban mis padres no insistí en una explicación, pero ahora estamos solos.- dijo Draco. El moreno era curioso, pero debió de tener una razón muy buena para entrar sin protección alguna.
Harry se tenso. No sabía que responder, ni el mismo sabía si sus sueños eran reales o solo fantasías, pero el día anterior había visto a su niño estando despierto. Por otro lado las dudas lo carcomían, quería comprobar que no estaba loco, decirle a alguien que lo ayudara a hallar a aquel niño que tanto quería, aunque solo visto en sus sueños.
-verás Draco, hay algo que no te he contado. Puedes pensar que estoy loco, pero ya no se qué hacer. Te contaré pero por favor no te burles de mi ¿Si?- Harry solo podía mirar la sabana pues no estaba realmente convencido de contarle al rubio su sueño. Era algo privado, algo muy personal. No solo por el hecho de que no sabía si era real o no, sino por el sentimiento sin fundamentos que albergaba por el pequeño, pero no podía dejar pasar la oportunidad de recibir ayuda.
-desde hace dos meses estoy soñando con un niño. Un pequeño rubio de siete años aproximadamente. Nunca lo había visto y al principio pensé que era una ilusión. Cada noche aparece en un prado verde, como un campo, solo jugamos y me hace preguntas. Es muy tierno y parece conocer muchas cosas. Nunca me ha dicho su nombre, ni nada de información adicional, pero él parece saber todo de mí. Solo jugamos hasta que aparece una neblina negra. No sé lo que es, nunca había visto algo igual, pero esa neblina se lleva a mi niño, lo aparta de mi lado. Yo no puedo hacer nada para ayudarlo, solo observar. Es por eso que mi magia se descontrola tanto por las noches. No quería decirle a nadie la razón. No sé si es real o una simple ilusión, pero él me dice que me puede ayudar a solucionar mi problema, que no me preocupe. Al principio creí que no existía Draco, pero ayer lo vi. Estaba en el bosque prohibido, solo, por eso empecé a seguirlo. Pero en medio del bosque otra vez esa neblina apareció y me comenzó a perseguir. Siento algo por el niño, Draco, no puedo pensar en otra cosa que no sea ayudarlo, protegerlo, pero no sé si es real. Creo que me estoy volviendo loco.-
A medida que Harry hablaba se tensaba y ponía nervioso. Al final del relato no pudo seguir viendo a Draco. Harry estaba esperando alguna burla o algo por parte de su acompañante. Pero nada apareció. Un tenso silencio se formó hasta que Draco añadió.
-Harry, no sé qué decirte, esa neblina que dices es preocupante. En cuanto al niño no tengo idea. Muchas personas tienen la creencia que en los sueños se pueden manifestar cierta clase de situaciones, como predicciones para la persona que la sueña. En tu caso, puede ser que la magia misma te este llamando, que sea una forma de enseñarte la solución al problema. ¿Recuerdas algún detalle en específico del niño? Su vestimenta, algún accesorio que nos muestre algo para empezar a investigar- Draco no quería decepcionar a su moreno y Harry se veía especialmente preocupado por ese niño. A Draco no le pasó por alto que el otro dijera SU niño, ni la ilusión y cariño que reflejaban sus ojos. Draco quería verlo por sí mismo así que preguntó a Harry.
-Harry, ¿será posible que yo pueda ver tus sueños y el recuerdo de ayer? Es una manera de ayudarte a ver los detalles que pasan desapercibidos a tus ojos por la emoción del momento-
-¿no te burlarás de mi?- esto último lo dijo en un susurro. El moreno no se esperaba el interés por su sueño, más aun por buscar al niño y lo que decía Draco era verdad. Si se fijaban bien podían encontrar algún detalle que los ayudara.
Draco alzó su mano y la poso en la mejilla de Harry en una suave caricia. El moreno aun no captaba los verdaderos sentimientos del rubio. Harry apretujó su rostro contra la delicada caricia. Sintió la magia de Draco a su alrededor, como una barrera que lo envolvía, esos pequeños detalles llenaban al moreno de un sentimiento indescriptible, supo que podía confiar plenamente en él.
-sabes que te ayudare en todo- fue lo único que dijo Draco. Su magia, liberada alrededor del moreno dio a conocer sus sentimientos sobre la preocupación de la burla y que el moreno había captado.
Draco tomó la mano de Harry y lo guió hasta la biblioteca. Allí tenía un pensadero personal donde su compañero podría poner sus recuerdos para verlos juntos.
Al bajar al segundo piso y abrir la puerta de la biblioteca, Harry casi se cae de ver que era gigantesca. Montones de estanterías se alzaban llenas de textos de todos los tipos. Draco le dijo que avanzará hasta el centro en donde encontraría una pequeña sala. Allí se pondrían a analizar sus recuerdos para ver que hallaban.
Caminando entre las estanterías lo sintió. Una magia muy sutil, que lo instaba a acercarse a un libro en específico. Era el mismo libro que había visto en la biblioteca de la Mansión Potter, pero con una única diferencia, el color. El libro tenía una pasta gruesa de color verde esmeralda con bordes de oro. Por inercia se acercó a él y lo tomó. Una corriente de magia se sintió en sus dedos seguidos de un sonido grave. Draco escuchó el ruido y corrió hacia Harry. Un pasadizo de piedra, apenas iluminado por una antorcha se abrió ante ellos.
-Demonios, Harry, te dije que no tocaras nada- dijo Draco nervioso. Se suponía que ese pasadizo no estuviera en la habitación. El conocía la casa a la perfección y nunca lo divisó, por lo tanto debió haber sido añadido por alguien y el único que tenía acceso al lugar, además de los Malfoy, había sido el Señor Tenebroso. Apresurado sacó su varita para cerrar el pasaje cuando escuchó algo que le heló la sangre.
-Draco, algo se acerca por el pasillo- Harry estaba aterrado. Algo se acercaba hacia ellos y no sabían que era. Lo único obvio era que había sido dejado ahí por Voldemort y seguro no le iba a gustar nada.
El sonido se acercaba cada vez más a los chicos.