Especial San Valentín
Misaki´s POV
Hoy es 14 de febrero; día de San Valentín. Mis clases acaban de terminar ahora me dirigía al departamento. Ya había pasado una semana desde la ridícula apuesta que hice con Usagi-san, la cual por cierto yo gane, a pesar de las trampas de ese pervertido.
Caminaba por las calles y veía todo repleto de adornos por la fecha, las tiendas estaban llenas de chocolates, flores, muñecos de peluche… todo coloreado con rosa y rojo. Me sonrojé inevitablemente al pensar en Usagi, ¡¿Por qué pensaba en él al ver todas esas cosas?! Pero aunque suene algo cursi quiero llegar a casa con Usagi, no es que tengamos nada planeado para esta fecha pero puede que salga algo de improvisto tal vez cenemos juntos o le prepare algo especial; sentí mis mejillas arder aún más y baje la mirada completamente avergonzado, era imposible no ponerme nervioso cuando pensaba en esa clase de cosas.
Iba en el tren de regreso al departamento, en el camino pensé seriamente en comprar algún regalo para Usagi-san, pero en la mañana había salido tan apresurado por que no se me hiciera tarde que olvide mi billetera en mi cuarto, por lo que no traía nada de dinero conmigo, solo unas cuantas monedas en mi bolsillo, las suficientes para el tren de regreso.
Cuando bajé en la estación, me percaté de algo muy extraño, no había recibido ningún mensaje ni llamada de Usagi, todos los días me está molestando hasta llegar el punto de querer apagar el celular, pero ni siquiera había llamado para preguntarme si quería que pasara por mí, quizás solo lo olvido o tiene trabajo que hacer.
Llegué a casa con los mismos molestos pensamientos en mi mente, entre y me sorprendí al no ver al causante de mis pensamientos ahí.
-Ya estoy en casa! Usagi-san! – grité para confirmar mis sospechas, no se encontraba en casa, debió haber salido por algún trabajo, la mesa del salón se encontraba rodeada de peluches y chocolates, eran de Usagi era lo más probable. Mi celular comenzó a sonar, por el tono supe que se trataba de un mensaje, lo saque de mi bolsillo y pude ver que era de Usagi, el primer mensaje del día.
>Aikawa me obligó a venir a la editorial para firmar unas cartas de las fanáticas, lo más probable es que regrese para cenar, espérame despierto hoy no te escapas…
Feliz Día de San Valentín, Te Amo Misaki<
-Ah?! – me sonrojé, de nuevo. ¿Que se creía al escribir esas cosas? ¡¿Qué lo esperara despierto?! Me dirigí a la cocina avergonzado y a la vez enojado. Pero me calme un poco, era San Valentín y no podía enfadarme con él por algo tan insignificante. Me acordé de mi pequeño plan de prepararle algo especial para cenar, puede que sea algo ridículo pero es lo más que puedo hacer por él.
En la barra de la cocinase encontraba una caja de chocolates abierta, lo más razonable es que fueran de Usagi, después de todo él recibía siempre esta clase de regalos, él era muy popular y más por estas fechas, los chocolates se veían deliciosos así que lleve uno a mi boca sin pensarlo mucho, no creo que se moleste.
Saqué los ingredientes del refrigerador y comencé a cortar unas cuantas verduras; unos minutos después empecé a sentir una extraña sensación en mi cuerpo y un sabor un tanto extraño, y fue cuando recordé el chocolate que me acababa de comer, dejé el cuchillo y corrí a ver si mis sospechas eran ciertas, y si, lo eran,; la caja era la misma con la que Usagi me había tratado de engañar la semana pasada para ganar la apuesta, ¡era la caja de los afrodisiacos! ¡¿Por qué diablos no se había desecho de ella?! ¡Maldito Usagi!
Bueno, debo calmarme y olvidarme de lo que acaba de pasar, aún no pasa nada. Me pondré a acabar la cena. Me dispuse a seguir con mis labores, trate de distraerme con la comida ¡pero nada funciona! Mi cuerpo comienza a sentirse caliente y no se que hacer. Lo tengo! Me daré una ducha con agua fría, quizás de pase un poco el efecto de esa estúpida cosa. Deje todo lo que estaba haciendo para ir y encerrarme en el baño y así darme una muy larga ducha; entre y gire la lleva del agua fría, me desvestí y entre en la bañera, me relaje unos minutos esperando que se me pasara, pero me sentía aún mas raro, voltee mi rostro hacia abajo y pude notar mi gran y muy notable erección entre mis piernas… ¿Por qué no pasa nada? Ya debería haber bajado a eso es lo que creo…
Termine de bañarme y resignado salí de la tina, fui a mi cuarto y me puse algo cómodo de ropa, para que no me molestara mucho, después bajé de nuevo a la cocina; tenía que terminar de preparar la cena, terminé de cocinarlo y lo serví en platos para colocarlos en la mesa, había preparado sekihan, no era algo muy especial pero su color rosa me recordó la fecha, también prepare un poco de sukiyaki.
Escuche la puerta de la entrada abrirse, claro que sabía de quien se trataba…
-Misaki estoy en casa! – escuché su voz, esa voz que tanto amaba, digo ¿Q-que?
-B-bienvenido a casa – dijo tartamudeando y muy nervioso, espero que no se de cuenta de mi “problemita”, lo bueno es que ya me calme un poco. – Prepare la cena…-dije cuando ya lo tuve en frente de mí.
-De acuerdo – vi cómo se acercaba mucho más a mí y desaparecía el espacio que nos separaba, me estaba besando, fue un beso muy corto pero muy romántico. – Gracias
Nos sentamos a cenar en silencio, mi rostro aún seguía sonrojado pero no sabía como deshacerme de él, era imposible hacerlo teniendo a Usagi frente a mí, viéndome directamente.
-Esta delicioso, Misaki – dijo después de llevarse un probado a la boca.
-N-no es la gran cosa…- respondí bajando la mirada, no podía estar tranquilo el efecto del chocolate todavía no se iba completamente y cualquier cosa que dijera o hiciera Usagi me estremecía.
Terminamos de comer, rodeados de un silencio no incómodo pero si inusual, yo no tenía nada que decir y estaba lo suficientemente avergonzado como poder para contestarle amenamente. Usagi comió su último bocado, ya había terminado.
-Gracias por la comida, Misaki – yo también ya había terminado, por lo que me parece en dirección suya para recoger los platos sucios, pero cuando me puse de pie frente a su lugar, él inmediatamente se paró, me cogió de la cintura y junto nuestros labios, sinceramente no me lo esperaba por lo que me sorprendí bastante, pero era casi necesario para mi corresponderle, así que sin poder evitarlo, rodee su cuello con mis brazos. Duramos así unos minutos sin separarnos de ese beso que cada vez iba subiendo más y más de nivel; sentí como Usagi quería tomar otra posición y movió un poco sus piernas para acomodarse, pero en ese momento rozó su rodilla contra mi entrepierna.
-Ahh! – de mi boca salió un gemido incontrolable, no lo podía creer con ese simple roce ya había vuelto a las condiciones en las que estaba hace unas horas.
-Misaki? Ya estas así con solo un beso… o…- me preguntó y solo atiné a sonrojarme aún más, ya parecía más un tomate que un humano – es por el chocolate? – terminó de decirme… espera, ¿QUÉ?
-¡¡¡Tu pusiste los chocolates ahí a propósito!!! – le grité enfadado, separándome un poco de él
-Que mejor regalo para San Valentín que un Misaki completamente vulnerable? – ese maldito, me las va a pagar!
-Ah… - de nuevo, estaba presionando su rodilla contra mi intimidad.
-Quieres que pare? – dijo al mismo tiempo que colaba una de sus manos por debajo de mi playera, pero no podía negarme necesitaba a Usagi.
-S-Sigue…- le contesté totalmente ruborizado. Él empezó a acariciar mi abdomen con sus manos, con cada caricia se escapaba un suspiro de mi boca; sus manos seguían tocando mi cuerpo, pellizcando mis pezones y dándome leves cosquillas en mi vientre. No obstante, de un momento a otro sus manos desabrocharon mi pantalón y se adentraron en mi ropa interior, empezó a masajear mi miembro, estaba demasiado excitado, en cualquier momento me correría…
-Ah – siguió tocando mi intimidad, sobándola, pellizcándola suavemente, sentía que iba a explotar – A-ahh – y me vine en sus manos, eso había sido demasiado rápido, hasta para mi.
-Lo deseabas, cierto? – no le iba a contestar que me encontrara excitado por los afrodisiacos no significaba que le iba a seguir todo su juego. Me tomó por los muslos y me levantó, para depositarme en la barra de la cocina.
Estaba sentado en la orilla de la barra t mis piernas quedaban colgadas, Usagi se acercó a mí y desprendió mi camiseta, y comenzó a besar y a lamer mi pecho, repartiendo cortos besos al mismo tiempo que acariciaba con su mano mi parte baja.
-Eres muy lindo, Misaki – dijo yo solo podía sujetarlo por la nuca mientras jalaba un poco su cabello plateado, percibía un placer inexplicable, sentía como si una corriente eléctrica atravesara mi cuerpo con cada uno de sus roses. Usagi se agachó hasta llegar a la altura de mi hombría, bajó mis pantalones y se metió todo mi miembro en su boca – Ah – besaba la punta, succionaba y mordía; simulaba embestidas con su boca metía y sacaba. De nuevo estaba erecto, ya no tardaba en correrme otra vez.
- Ya no aguanto, Misaki – mencionó mientras que sacaba mi miembro de su boca. Me tomó de nuevo en sus brazos y en esa misma posición, me penetro y en ese momento me vine de nuevo. Comenzó con las embestidas algo lentas, me sujeté de su cuello y luego volvió a recargarse en la barra, y en esa posición siguió con las penetraciones.
-M-más, Us-sagi-san- ya había perdido la cordura solo quería sentir a Usagi dentro de mí, movía su cadera de hacia adelante, adentrándose en mi interior, sus embestidas ahora eran más fuertes y constantes, levanté mi vista y pude ver los ojos de Usagi, esos ojos color violeta que me habían enamorado y sin poder evitarlo me acerqué a él dándole un suave y corto beso en los labios, sin embargo él me besó con mucha más pasión de lo que yo lo había hecho y no podía hacer otra cosa más que corresponderlo.
- Misaki estoy en mi límite – unas cuantas embestidas más, se vino dentro de mí y yo en nuestros abdómenes. Me recargué sobre su pecho y lo abracé. Por tercera vez en esa noche sentí como me tomaba en sus brazos pero esta vez subió por las escaleras hasta su habitación, me recostó en ella y luego él se acomodó a mi lado, me abrazó por la cintura y yo me recargué nuevamente en él.
-Usagi-san - lo llamé
-Si? Que pasa Misaki?
- F-feliz Día de San Valentín – murmuré con la cabeza escondida en su pecho.
-Feliz San Valentín, Misaki – susurró en mi oído – Te amo…
Bueno, puede que después de todo, este 14 de febrero, no haya sido tan malo…