Cap.3 El infierno de un tiro
-Sal del medio, bruto!- Valerie le ladró a Brock.
Brock a veces se olvidaba de su propio tamaño. El hombre corpulento era de dos metros y 300 kilos de puro músculo, bloqueando por completo la entrada del túnel. Sin embargo, su tamaño no intimidó a Valerie a todos los que se lanzó junto a él hacia el cuerpo inerte de Tristán.
-No hay necesidad de ser tan duro, doc- dijo el gigante –el Jefe se ve bien para mí-
"Por favor", muévete, fuera del camino bruto- Valerie dijo cuando se arrodilló para inspeccionar las lesiones de Tristan -Y yo seré el juez de eso-
Brock tenía la costumbre de ser demasiado informal para un soldado, un hábito que siempre parecía molestar a Valerie. Por otra parte, nunca tuvo mucho que hacer para hacerla enojar. Cuando ella se unió a Hellsing hace seis meses con todos los otros reclutas, fue señalada por los otros hombres porque, como un soldado había dicho: "ella es "sexy como el infierno" Que desafortunado soldado pasó a describir con gran detalle todas las cosas que haría si Valerie estaría a solas con él, hasta que aprendió con la nariz rota que ella tenía un genio para que coincida con su pelo rojo. "Irónico", Valerie había pensado, "que la primera lesión del nuevo ejército de Hellsing había sido de uno de sus médicos."
-Dios, está cubierto de sangre, ¿cómo puedes decir que está bien?- pero mientras examinaba a Tristán, todavía inconsciente, se dio cuenta de que sus heridas no era una amenaza para su vida -Este no es su sangre- afirmó en cuestión con total naturalidad.
-Nah doc, pertenece a nuestro amiga de allá- Brock hizo un gesto con su arma, una pistola enorme, máquina que pesa 10 kilos hacia otra figura tendida en el suelo.
Valerie se quedó sin aliento, allí estaba el vampiro que habían estado cazando, un muñón irregular donde su brazo había sido y la sangre que salía de su cuello, donde su cabeza había sido arrancado. Valerie había sido un médico de campo durante años y había visto un montón de lesiones graves, pero el cuerpo del vampiro la inquieto.
-¿Cómo sucedió esto?- Miró a Brock, el hombre no era muy delicado cuando se trataba de matar a los vampiros, pero le resultaba difícil creer que el gigante gentil sería capaz de arrancarle la cabeza.
El hombre adivino lo que estaba pensando y negó con la cabeza -Por mucho que me hubiera gustado dispararle a esa sanguijuela en la cara, no puedo decir que fui yo- Se echó a reír, un gran bramido resonó en el túnel -Deberías haber visto, doc, ese hijo de puta estaba justo sobre Tristán, listo para hundir sus dientes en él, a continuación, boom!- Brock hizo un gesto de explosión con sus manos -La cabeza del Bastardo salió limpio. Nuestro número cuatro se lo llevó antes de que él supiera lo que lo golpeó-
-Seras ...- Valerie miró a lo lejos, hacia un grupo de árboles en la cima de una colina. En algún lugar, allá arriba, escondida en las hojas, es el cuarto miembro de los Gansos Salvajes.
-El infierno de un tiro, te voy a decir eso- Brock empezó a hablar en su micrófono -Hey Seras! ¿Por qué no te vienes abajo y echas un vistazo a la sanguijuela. Es una maldita obra de arte que ha hecho aquí-
-Lo siento Brock, ya sabes que no me gusta ver sangre, además de la vista de París es grande aquí- respondió Seras por la radio -¿Cómo está Tristán?-
Brock miró a Valerie que respondió: -Está bastante golpeado, pero vivirá, esta Inconsciente también. Es mejor que lo llevamos a un hospital-
-Entendido, voy por la radio para la evacuación- intervino Seras.
-Nunca voy a conseguir a esa chica- Brock dijo, hablando sólo a Valerie ahora -Aquí ella está luchando contra los hombres lobo y los vampiros, y la chica se pone nerviosa ante la visión de la sangre- Brock se rio de nuevo -Y si lo que he oído es cierto, ella era un agente de la policía antes de firmar con Hellsing!-
-¿Un oficial de policía?- Los ojos verdes de Valerie se abrieron con incredulidad.
Brock sonrió. Siempre disfrutaba de tener la atención de Valerie, sobre todo si ella no le estaba gritando.
-Ya, un policía maldito. Aquí estamos, ex operaciones especiales y el ejército, y luego hay un oficial de policía. No es que me queje- Miró al vampiro muerto de nuevo -El infierno de un tiro- repitió.
Ojos de Valerie se estrecharon en sus pensamientos. Seras era simplemente, y se suponía, que era la de reconocimiento, mantener un ojo en todas las entradas y salidas de cada cloacas. Ella debe haber tenido sólo unos segundos para alinear un disparo desde casi un kilómetro de distancia con un arma que tenía un alcance efectivo máximo de 800 metros. Valerie volvió a mirar el cuerpo del vampiro. Un tiro en la cabeza perfecto, en cuestión de segundos, ¿con una pistola debajo del par de un ex oficial de policía? Era como Brock dijo, un infierno de un tiro.