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AL FINAL DE LA NOCHE por Amaya Kurau

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Capítulo XV Miedo y decisión

 

Kaname andaba por aquel paraje iluminado por lámparas de jardín, mientras el viento arremolinado golpeaba cada tanto en diversas direcciones contra él agitándole el pelo y el saco del uniforme.

Llevaba varios minutos así y estaba comenzando a impacientarse, algo raro en él, por lo que se detuvo y levantó el rostro hacia el cielo, éste se encontraba repleto de nubes y de vez en cuando retumbaba y se iluminaba amenazando con llover.

Sin poder contenerse, suspiró. No le agradaba esta noche, pero él deseo de ver y hablar con Zero ya era demasiado grande.

Desde el cambio de turno el joven se veía algo ausente y olímpicamente lo ignoró de nuevo. Es más, desde que estuvo en su despacho hacía dos días, donde al final el cazador le había prohibido que siguiera vigilándolo, no habían vuelto a dirigirse la palabra; es más, en todos esos días Zero ni siquiera había mencionado ni le había reclamado la intrusión a su habitación de hacía una semana.  Así que hoy, sin más, había llegado a su límite.

Mientras  estaba en clases, no lo había visto como de costumbre vigilando desde el techo del edificio contiguo mientras hacia su ronda. Y aunque bien pudo haber esperado a que el cazador  apareciera, la impaciencia y frustración se apoderaron de él. Quería saber que era lo que le sucedía al joven; así que simplemente y sin dar explicaciones salió del salón dispuesto a ir a buscarlo él mismo.

El cielo volvió a iluminarse seguido del característico retumbar y a su rostro llegó otra ráfaga de viento que arrastraba consigo las primeras gotas de lluvia.

Reanudó su camino concentrándose lo más que podía en localizar la presencia del joven, pero los minutos pasaban y no daba con el cazador. Por un momento la idea de que estuviese durmiendo en algún salón o en las caballerizas como solía hacer antaño, surgió en su mente y comenzó a dirigirse hacia estas últimas. Sin embargo, apenas había andado unos pasos cuando pudo sentir su presencia; era muy sutil, casi imperceptible, pero ahí estaba. Sonrió con cierta emoción y sin más caminó aprisa hacia donde sus sentidos le indicaban.

Se alejó del edificio principal y estaba tan concentrado en Zero que no se dio cuenta a donde lo habían guiado sus pasos hasta que se encontró allí. Estaba justo frente al edificio que albergaba el antiguo horno de fundición de la asociación; lo recordaba perfectamente. Una sensación de vértigo lo invadió y no pudo moverse. Dos veces había estado ahí, una hacía miles de años y otra hacia tan solo treinta.

Esa última vez el lugar había sido prácticamente destruido por los sangrepura que atacaron la Academia. Los muros habían colapsado por completo, pero el horno no se había apagado y eso lo había aprovechado Yuuki.

Kaname apretó los puños con fuerza. ¿Qué hacía Zero ahí?. Sin poder contenerse, frunció el ceño y dispuesto a averiguarlo ingresó al edificio.

El interior estaba completamente a oscuras, pero eso no era problema para su visión, así que comenzó a subir las escaleras dejándose guiar por la presencia del cazador y al cabo de unos segundos lo encontró.

El joven estaba parado frente a la boca del horno alumbrándose con una antorcha que traía en la mano. Verlo ahí le provocó un nudo en el estómago y la sensación de vértigo se incrementó.

Dio un paso hacia él, pero apenas lo había hecho, en ese momento se detuvo nuevamente. Ya no era Zero quien estaba allí parado, sino… ella.

Brillos dorados eran arrancados de su pelo plateado a causa del intenso fuego que ardía dentro del horno y sus hermosos ojos amatista también brillaban a causa de lo mismo, sólo que el fuego los hacía lucir un tanto tristes.

Kaname sintió entonces como una terrible angustia se apoderaba de él y su cuerpo comenzó a temblar.

-   No… no… - quería gritar, pero la voz se le quebró en la garganta.

Al escucharlo o quizá por instinto, ella se giró y lo miró. Kaname pudo ver que había lágrimas surcando sus mejillas y una enorme mancha carmesí adornaba su pecho.

-   ¿Kaname?…

Ella dijo su nombre con un tono triste y él se quedó congelado sin poder moverse y sin poder decir nada, sólo observándola. Hasta que repentinamente ella desapareció y frente a él estaba nuevamente Zero. Pero eso no era mejor, pues ahora era el joven quien estaba cubierto de sangre… Al verlo de aquella forma, el miedo se convirtió en terror y así, sin más,  su cuerpo reaccionó y fuera de si se arrojó sobre el joven capturándolo y estrechándolo con desesperación entre sus brazos y provocando que la antorcha que éste traía, cayera al piso con un ruido sordo.

-  ¡No lo hagas…  no lo hagas… tu no por favor… no arrojes tu corazón… tu no… si lo haces… si me dejas… yo sin duda moriré!...

La voz de Kaname sonaba profundamente angustiada;  tenía los ojos cerrados con fuerza  y con esa misma fuerza abrazaba al joven….

-  ¿Ka… Kuran?... - Zero estaba sorprendido y confundido.  Pero aún así, con los brazos a los costados, no intentó alejarse. - ¿Oye?… ¿Kuran?… suéltame.

-   ¡No… tú no puedes dejarme!

-   ¿Qué te pasa?... ¿de qué hablas?... aléjate ¿quieres?…

-  ¡Te necesito… eres mi vida… no me dejes por favor… tu no!

-  ¿Kuran…?

El sangre pura no prestaba atención, así que Zero, incomodo frunció el ceño; sin embargo antes de que pudiese hacer algo más, Kaname tomó su rostro entre sus manos y se acercó a él rozando apenas sus labios con los suyos.

-   Te amo… - dijo.

Al escucharlo, Zero sorprendido se ruborizó intensamente.

-  ¡Que me sueltes! … - gritó antes de que Kaname lo besara por completo; y con fuerza lo empujó logrando zafarse del amarre.

El sangre pura lo miró sorprendido durante unos segundos hasta que finalmente reaccionó.

-  Ze… ¿Zero?…

-  Si, soy yo, ¿Quién más podría ser?… ¿Qué rayos te pasa?

Kaname miró hacia el horno, éste se encontraba apagado; el fuego que había visto dentro no estaba y Zero tampoco se encontraba herido, pero en cambio lo miraba desconcertado y con cierta cautela, y también un tanto incómodo.

-  Yo… lo siento… - Kaname  se llevó una mano a la frente.

-  ¿Estás bien? – el joven lo miraba como si se hubiese vuelto loco.

-   Si… yo… sólo tuve una visión – dijo esto sin más, pero tan  pronto lo había hecho se sorprendió nuevamente por haberlo dicho en voz alta.

-   ¿Una visión? – el cazador preguntó extrañado. Kaname dudo por un momento.

-    … si… del pasado… a veces tengo visiones.

- Ustedes los sangrepura con sus extrañezas… ¿Acaso me confundiste con Yuuki? ¿No crees que hay mucha diferencia?

Zero quiso sonar irónico, colocando una mano a la altura de su pecho; pero Kaname no reaccionó al comentario, sólo guardo silencio, visión o no, lo que había visto lo había afectado y quizá el cazador lo notó porque entonces, mientras se inclinaba y recogía la antorcha y esta volvía a avivarse; su voz y mirada se suavizaron.   

-  …Aquí no hay nada Kuran, como puedes ver, este horno está completamente apagado. El metal nacido del sacrificio de Yuuki esta resguardado en la asociación… además… aunque yo quisiera mi corazón no serviría de nada para crear un nuevo metal… no olvides que soy un ex humano…

-  No… no lo olvido… y me alegro de que esa no sea una opción…  

Kaname sonrió ligeramente y con cierto alivio. Zero lo miró desconcertado, pero no dijo nada al respecto; sólo rehuyó su mirada y se volvió hacia el horno. Al sangrepura no le pasó desapercibido el ligero rubor que se había instalado en sus mejillas, por lo que volvió a sonreír.  

-  ¿Qué haces aquí entonces, Kiryuu-kun?

-  Esa pregunta te la debería hacer yo ¿No crees?

-  Supongo… discúlpame…

-  Un sangrepura no se disculpa, al menos eso se supone... y tú ya lo has hecho muchas veces. Si sigues haciéndolo comenzaré a creer que planeas algo…

-  No planeo nada…

-  Uhm… Como sea, es una noche fría… estaba cerca haciendo mi ronda y simplemente vine aquí…

-  ¿Por qué?  

-  No lo sé… supongo que pensaba en varias cosas y sin darme cuenta lo hice.

-  ¿Pensabas en Yuuki?- Zero lo observó de nuevo. Su mirada se había ensombrecido.

-  No sólo en ella… Yo… - el joven guardo silencio dudando en continuar, sin embargo por alguna razón lo hizo - yo me preguntaba ¿cómo fue que llegamos hasta este punto... buscando una coexistencia que desde un principio fue una alternativa desechada por cazadores y vampiros?, ¿Cómo fue que todo inició?... ¿realmente tenía que haber tanto derramamiento de sangre? ¿no existía otra alternativa?... – suspiró – pensaba en eso y llegué hasta aquí. Este fue el horno donde nació el metal del que fueron creadas nuestras primeras armas, fue aquí donde esa mujer se sacrificó… ¿Qué estaría pensando para sacrificarse por los humanos? ¿Qué era lo que ella realmente deseaba?...

El joven guardó silencio y se quedó viendo el horno fijamente, pero su mirada parecía ausente, como si estuviera pensando en algo más. Esas preguntas parecían demasiado importantes para él.

-  …Como sea… creo que sólo son absurdas cuestiones… me voy, todavía tengo que hacer mi ronda y no sé por qué estás aquí, eso es asunto tuyo, pero creo que deberías estar en clase todavía ¿no?

-  Kiryuu…yo… yo fui… - Zero lo miró y Kaname  se contuvo al ver de nuevo aquellos ojos amatista fijos en él.

-  ¿Decías?

-  No… nada…

El joven, desconcertado nuevamente, no dijo nada y pasó por un costado perdiéndose en la oscuridad. Entonces, cuando finalmente se encontró solo, Kaname que se había estado conteniendo, miró sus manos; estas estaban temblando.

 

<<<<<<<<< ۞ >>>>>>>>

 

El silencio en el despacho era roto a cada tanto por la intermitente lluvia que arrastrada por el viento golpeaba contra los amplios ventanales.

Kaname se encontraba sentado tras su escritorio mientras observaba con tristeza y cierto aire de ausencia las piezas en el tablero de ajedrez que tenía enfrente.

Horas antes, aunque él mismo lo había buscado, había tenido un inusual encuentro con Zero; luego del cual no había estado de ánimo para volver a clase y había regresado a la residencia de la luna antes que todos los nobles y se había recluido en su despacho.

Un sentimiento de inmensa desolación lo embargaba, pues memorias de un pasado lejano se habían cernido sobre él de manera aplastante jugándole una cruel broma y por primera vez en su larga existencia había experimentado miedo en verdad.

¿Qué había estado pensando cuando vio a Zero parado frente al horno donde Yuuki había arrojado su corazón?. Ese horno estaba apagado, él lo sabía bien, pero a pesar de ello, al verlo ahí su corazón le gritó lo contrario y tuvo miedo. Él, el gran Kuran Kaname, por primera vez se había sentido impotente y débil. Por un instante la visión de su amor del pasado transpuesto en Zero  le hizo creer que el joven arrojaría su corazón también.

Sabía que no tenía derecho a esperar siquiera que el cazador lo mirara y sabía que sus manos estaban tan manchadas, que era vergonzoso que siquiera deseara tocarle… todo su pasado era oscuro y no tenía nada bueno que ofrecerle; pero aun así lo amaba; y aunque aquello había sido sólo una visión, incluso ahora la sola idea de que pudiese  perderlo y no volverlo a ver le era inconcebible y hacia que su corazón golpeara con fuerza contra su pecho debido al miedo.

Sin embargo había algo más que lo inquietaba. Zero le había dicho el motivo por el cual acudió a ese edificio y eso no era para nada menos terrible, pues todos esos cuestionamientos que surcaban la mente del cazador estaban convirtiéndose en una tortura para él por todos los dolorosos recuerdos arrastraban.

 

<<<<<<<<< Flashback >>>>>>>>

 

El sol de mediados de otoño comenzaba a ocultarse tras las montañas, mientras ellos cabalgaban juntos en la misma montura. La sangrepura era quien llevaba las riendas del caballo y él iba abrazado a ella.

-  Sujétate bien Kaname – su voz sonó firme mientras espoleaba al caballo y éste aumentaba la velocidad.

Kaname no sabía a donde se dirigían, pero tampoco preguntó nada durante el recorrido, ni le importó. Esa posición le permitía ver el perfil y sobre todo aspirar el aroma de la sangrepura y eso sin duda era suficiente para él, pues sabía que no importaba lo que sucediera o lo que ella le pidiera, él sin duda lo haría sin cuestionar.

Después de unas horas de recorrido que para él transcurrieron como en un parpadeo, comenzó a sentir un cierto grado de tensión y preocupación emanando de ella, que no le agrado; pero tampoco hizo ningún comentario ya que su atención fue atraída por un enorme número de presencias familiares que le orillo a desaparecer su aura igual que ella.

Sin más, al darse cuenta ya estaban  en lo alto de una colina que formaba parte de los lindes del territorio enemigo. Ella detuvo al caballo y se quedó en silencio, sin embargo, él sabía que estaba observando lo mismo que él.

-  Hay más y más de ellos… - dijo él  refiriéndose al gran número de humanos transformados que desde ahí podían divisarse.

-   Así es… - dijo finalmente ella con un tono de voz frío - Es una pena que algo como esto esté ocurriendo justo cuando los humanos finalmente habían comenzado a repoblar toda esa pérdida que sufrieron debido al cambio climático… tal que ahora, más de la mitad de nuestra raza ha elegido la ideología de trasformar la totalidad de la población humana en miembros nuestros, humano por humano… No, de hecho… no es cosa de transformarlos en miembros iguales de la misma raza… ellos están transformando a la humanidad en sus esclavos sumisos… de eso se trata…

>>… mira el castillo que están haciendo construir a sus esclavos… se ha vuelto mucho más grande ¿no?...

Kaname levantó la vista y observó la enorme construcción que se erguía frente a ellos.

-  Así que ve Kaname…

Esto último fue repentino y sonó sumamente imperante tomándolo desprevenido. El tono de voz había sido demasiado frio, por lo que la miró sorprendido y no pudo hacer más que desmontar.

-  ¿Qué…

La pregunta que estaba por formular quedó inconclusa, ya que lo que vio lo hizo ponerse tenso. Ella lo miraba con el ceño fruncido y sus ojos amatista lucían sin brillo.

-   ¡No me digas ¿Qué?¡… has dicho que habrías de detenerlos de una sola vez, aun si tuvieses que luchar en contra suya para ello ¿no?. La única forma que existe de evitar la multiplicación de los exhúmanos transformados es cortando todo desde la raíz y de esa forma simultáneamente estaremos lidiando con el problema de los esclavos que pierdan a sus líderes.

>>… No quiero dañar a nuestra raza ahora que finalmente nos conocemos los unos a los otros, pero… - su mirada volvió a suavizarse - … caigo en cuenta de que estoy dejando una sucia responsabilidad sobre tus hombros… perdóname… Kaname…

-  Estoy bien…- dijo él sin dudar, mientras sonreía y acariciaba el rostro de la sangrepura - aun así, ¿qué hay de ti?. Luces un tanto pálida este día… ¿te encuentras bien?

-   No te preocupes…- ella capturó su mano con la suya y la oprimió con fuerza contra su mejilla - estamos trabajando juntos y dando lo mejor de nosotros, así que…por ahora yo volveré al norte, la situación se ha complicado allá.

-   ¿Liam te acompañara?

-   No, él se dirigirá hacia otra base.

-   ¿Confías en él?

-  No, no confió en él, pero es un buen aliado en esta situación.

-   Él te ama

- Lo se y conoce mis sentimientos al respecto y también sabe a quien amo yo

- Bien, entonces me esforzaré y terminaré aquí cuanto antes e iré a tu encuentro. Te amo - la atrajo y la beso.

- Y yo a ti... Tu eres un buen niño Kaname... Tu vas a hacerlo bien aun cuando no este yo al lado tuyo.

 

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Mientras más se acercaba al lugar, más clara era la presencia de la sangrepura y aun así no podía identificar el punto exacto donde se encontraba, era como si ella estuviera en todos lados y en ninguno a la vez. Por una extraña razón eso le provocó una opresión en el pecho.

Siguió avanzando más y entonces, de pronto fue que lo supo, sin poder contenerse se dirigió hacia el lugar que le dictaba su instinto y allí la encontró; estaba recostada en lo que parecía ser un altar. Caminó hacia ella y por primera vez sintió temor.

Al tenerla enfrente no supo como reaccionar, sólo sintió un sentimiento de soledad y abandono que comenzó a embargarlo, pero por alguna razón no pudo decir ni hacer nada, ni siquiera llorar; sólo fue consiente del nudo que se le hizo en la garganta.

Continúo observándola, aunque se convertía poco a poco en cenizas, era como algo irreal, su mente le decía que no podía ser posible lo que veía. Sin embargo, algo en su interior le decía que era verdad, que ella ya no estaba más ahí con él, que no volvería a hablar con él, que no podría volver a sentirla; ni siquiera lo que emanaba de aquel horno, que era la esencia de ella, era ella en sí; pues sólo podía sentir en eso, el deseo de matar vampiros.

Se acercó más a su cuerpo y deslizó la punta de sus dedos por la mejilla de la sangrepura.

-   Ella… lanzó su propio corazón al horno y aun así se giró sin problema y nos entregó su sangre. No sé mucho de ustedes, pero ¿no se supone que son monstruos incapaces de morir no importa que suceda?

No replicó lo dicho por aquel humano, no podía, simplemente a su mente volvía el recuerdo de aquella tarde en la que ella le dijo que no podía quedarse sin hacer nada. Entonces, mientras la recordaba sonriendo en medio de ese campo de trigo, el cuerpo frente a él se convirtió en una lluvia de cristales y cenizas.

¿Por qué lo hiciste?... se suponía que lo haría yo… yo que no tenía intenciones de aferrarme ni a mí mismo ni a nada

Alzo lentamente una mano y tomó un puño de cenizas.

¿Por qué lo hiciste?... sabias lo que yo sentía y aún asi te esforzaste por mostrarme un mundo que era incapaz de ver… ¿para que lo hiciste si al final me ibas a dejar solo de nuevo?

Lo sabias, yo mismo no creí que pudiera suceder… Yo creí… yo ahora…lo sé… todo el tiempo que pasamos juntos… por todo ese tiempo un poco de apego nació en mí y… al final te amé, en verdad lo hice, esas palabras no fueron mentira... Quería crear un mundo diferente para ti... Y ahora te has ido... Por todo ese tiempo que pasamos juntos…  yo… lamento haberte perdido…

Siguió contemplando las cenizas y entonces recordó las caricias de ella, su hermosa mirada amatista, sus labios, sus palabras, su calidez.

¿Cómo fue que no me di cuenta a tiempo de tus intenciones?...

Sin duda cumpliste magníficamente tu deber, pero yo… por primera vez yo no puedo perdonarte… ni a aquellos por los que te sacrificaste… vampiros y la nueva gente que cargará con el llanto de muerte.

Kaname cerró los ojos y apretó los puños con fuerza. Una expresión de dolor apareció en su rostro; y fue en ese momento que el metal dentro del horno salió de éste y se dirigió aprisa hacia él con intención de atravesarlo, pero antes de tocarlo se detuvo…Él sonrió.

No… ya no es ella… pero aún sabe quién soy.

-  Ya se… ustedes también quieren darse prisa y luchar ¿cierto?... – abrió los ojos y se giró hacia los humanos que lo rodeaban.

Todos ellos lo miraron expectantes y a la vez con desconfianza y temor. Sin embargo a pesar de eso, había algo en lo profundo de sus miradas que le decía que sabían que lo que habían hecho era imperdonable.

-   Ustedes, los que tomaron la sangre y carne de ella, con el fin de adquirir el poder suficiente para protegerse a sí mismos… Ustedes son los que sobrevivieron… Sus enemigos son aquellos tontos que continúan creyendo que sus vidas no podrán ser arrebatadas por ustedes.

>>…  A ustedes yo les concederé sabiduría y fabricare armas a partir de la esta fundición. A todos y cada uno de ustedes les daré una misión. No podrán escapar de sus obligaciones, estarán atados a ellas por siempre. De ahora en adelante ustedes serán… cazadores de vampiros.

Ustedes buscaran derramar sangre, al igual que nosotros; formando un instinto de odio que prevalecerá por la eternidad. Y al igual que nosotros, estarán malditos.

 

<<<<<<<<< . >>>>>>>>

 

El silencio reinaba en su despacho, en algún momento había dejado de llover  y ahora por las amplias ventanas se filtraban los primeros rayos del sol. Sin embargo Kaname no había reparado en ello, continuaba sentado tras su escritorio; con los ojos puestos en su tablero de ajedrez y la mirada ausente.

Lo sucedido hacía unas horas con Zero le había traído recuerdos del pasado, los cuales acudían a su mente mezclados con un sentimiento de profunda tristeza y de arrepentimiento por haber cometido el más grande de los pecados.

¿Qué pensaría Zero si supiera la verdad?... ¿Qué pensaría y sentiría si supiera que fue él quien inició ese interminable ciclo de odio entre vampiros y cazadores; haciendo correr ríos de sangre en el pasado?...

Sólo una vez se había abierto con alguien al respecto y esa persona había sido Yuuki y ella lo había aceptado y perdonado de cierta forma. Ella era gentil y lo quería; fue capaz de mostrarle un pequeño rayo de luz en medio de la oscuridad de su alma y su calidez fue capaz de derretir un poco su ya congelado corazón. Sin embargo estaba seguro de que aunque le mostro parte de su pasado, ella en realidad nunca llegó a comprender lo que él había hecho.

En cuanto a Zero, él era diferente. Era un cazador, un vampiro que había sido humano y además había sido dañado por vampiros. Hacía mucho tiempo que esa realidad acudía una y otra vez a su mente, oprimían su pecho y le hacían darse cuenta de que no era digno de él, pues aunque Zero era su luz y había sido capaz de hacer latir de nuevo su corazón con deseo y felicidad; las manos de él estaban completamente manchadas de sangre.

Lo amaba como nunca imaginó que pudiese llegar a amar a alguien; y por primera vez estaba seguro que el joven era y seria su único y verdadero amor. Pero éste continuaba rechazándolo y negándose a ser protegido o incluso ayudado por él. Nuevamente, como aquella vez, aunque lo deseaba más que nada, no podía proteger a quien amaba.

Levantó una mano lentamente y alcanzó la pieza del caballo blanco. La observó con nostalgia mientras ésta descansaba en la palma de su mano.

-   Zero… mi Zero… - dijo con tristeza. Luego cerró los ojos y llevó la pieza hasta sus labios. – te amo demasiado y tengo miedo de perderte… sé que es absurdo porque no eres mio, pero aun así tengo miedo. Por eso, aunque no quieras, esta vez este será mi papel, esta vez… aunque no lo sepas… - Abrió los ojos y miró al rey blanco – tu Zero serás mi rey y yo tu caballero.

 

 

 

 

Notas finales:

Hola de nuevo. Perdón, se que fue muy larga la espera pero me inscribí en un curso de actualización y eso me llevó todo el mes, ya saben, estudiar y eso.

Pero ya estoy de vuelta. Este es un capítulo algo ambiguo, pero en una semana a lo mucho subo la continuación. Gracias a todos los que han leído y sobre todo a quienes se han dado un tiempito para comentar.


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