Llevaba ya dos meses y medio de vacaciones, y de aburridas clases; el rumano es un idioma bastante complicado, es posible que para un europeo fuera más sencillo pero para un coreano no era nada simple. Gramática, traducción, vocabulario, pronunciación…. tenía que aprenderlo todo, igual que si acabara de nacer.
-Bueno los exámenes- anunció la profesora de rumano de los hermanos Oh
-Jo, yo no quiero verlos- contestó la hija de los Oh
-¿Por qué no? Tu siempre sacas más de 8- replicó Sehun- Yo soy el que no quiere verlo
-Jajajajaja, tranquilos… los dos- rió la profesora- ambos están realmente bien, tienen un 8- dijo la muchacha ante la impresionada mirada de los hermanos Oh, luego guiñó un ojo- ¿No se habrán copiado verdad?
Sehun saltó de alegría y gritaba eufórico olvidándose de sus modales y de las estúpidas normas de educación, él estaba en su casa eso es verdad pero la profesora estaba delante y debía mantener la compostura. Su hermana imitó su reacción y saltó a los brazos de su enorme hermano, el cual la cazó al vuelo y comenzó a girar sobre sí mismo con ella en brazos.
-Bien, como ya hemos terminado- interrumpió la profesora- ¿Qué les parece si jugamos a un videojuego?- propuso mientras se llevaba el dedo índice a los labios pensativa
-¡Sí!- gritaron los dos hermanos a la vez y la mujer esbozó una sonrisa, como si esa fuera la mejor idea que había tenido en toda su vida
-Vamos a cantar- propuso la pequeña Oh
-Ni hablar, a eso no juego yo. Cantar es de nenazas- contestó Sehun con desdén
La profesora resopló, Sehun y su hermana se peleaban por todo, discutían constantemente y no les importaba quien estuviera delante. La mujer abrió su mochila, si creían que ellos escogerían el juego estaban muy equivocados, sacó una cajetilla del segundo bolsillo y la depositó en las grandes manos de Sehun. Este la miró atentamente, su boca se abrió hasta su tope y sus ojos casi se salen de su órbita.
-¡¿Qué?!
-¿Qué pasa?- preguntó su hermana, la cual se temía lo que su hermano sujetara entre sus manos
-¡Drácula!- chilló feliz Sehun
-Tranquila peque, para ti tengo otro- aclaró la profesora mientras revolvía el pelo de la niña con intención de hacerla sonreír de alivio- Pero tu hermano tendrá que jugar a ese. Cuando llegues a Transilvania darás literatura y tienes que conocer la obra a fondo
-Ya la conoce a fondo- replicó la niña mientras rodaba los ojos- Es su libro favorito
- Mejor ¿no?
Sehun mostró una gran cara de alegría, pero instantáneamente la cambio por una de duda; algo le decía que lo que sospechaba seria la realidad dentro de poco. Metió el juego en el ordenador y como no, estaba en rumano ¡y sin subtítulos! Si Sehun quería jugar, y claro que quería, debía aplicar todo lo que había aprendido en cuestión de segundos.
Esa misma noche Sehun volvió a tener el mismo sueño que desde hacía meses lo visitaba. El sueño jamás cambiaba, siempre sucedía lo mismo: la sombra lo llamaba, él obedecía sin poder decir nada y luego lo besaba.
Cada día Sehun agradecía despertarse en el momento oportuno, agradecía abrir los ojos justo cuando la sombra pretendía profundizar el beso, Sehun sabía que solo era un sueño, que eso no pasaba en la realidad, pero sus sensaciones eran tan auténticas que temía que algún día cuando abriera los ojos la viera allí delante de él. Aunque también tenía que admitir que estaba seguro de que si pudiera quejarse no lo haría, las manos de aquella cosa que lo acariciaba noche si y noche también le provocaban un intenso sentimiento de felicidad, los escalofríos que sentía no eran de terror o molestos eran más bien escalofríos de placer, pero jamás lo demostraría delante de él porque pensaba que si lo hacía entonces…. entonces ya…. jamás podría despertar.