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Las casualidades no existen. por samuesselmo

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Notas del capitulo:

 Gracias a los que leyeron Y comentaron! 

 Aquí el nuevo capitulo.

Capitulo 2: ¿El sexo es mejor de a dos?

Pasó casi un mes desde que la pareja se volvió a encontrar con el Bad Boy, y lo único que ocurría día tras día eran peleas verbales entre Hyuuga y Hanamiya cada vez que se cruzaban. Pero cuando Kiyoshi se topaba con su nuevo vecino, para Makoto todo era color rosa. Hablaban de cosas triviales, y varias veces el más bajo se le insinuaba, e incluso lo hacía con Hyuuga al lado, pero aún así, el mayor era demasiado despistado como para darse cuenta.

 Hyuuga no quería crear una escena de celos frente a su pareja, por lo que cada vez que Teppei se alejaba de ellos empezaba una dura discusión. No toleraba ver como su novio era tironeado o siendo refregado contra el cuerpo de otra persona, pero lo que más le molestaba era que su torpe novio no se daba cuenta de ello y sólo sonreía tontamente.

 En ese momento estaban pasando por una situación muy parecida, Makoto hablaba con un carácter algo indiferente con Kiyoshi sobre recetas de cocina, mientras que el de lentes sólo podía verlos de lejos irradiando ira por sus ojos, sin sacarle la mirada de encima al chico malo.

 —¡Estúpido Hanamiya! No le importa una mierda lo que dice Kiyoshi, sólo asiente, ¡y se ve a kilómetros que quiere algo con él! – Pensaba entrecerrando los ojos.

 Aunque por el otro lado, Makoto miraba y miraba a Teppei que no paraba de hablar y de mostrar una radiante sonrisa de oreja a oreja, feliz de haber encontrado a alguien que compartía su amor por la cocina –Y Kiyoshi sigue hablando… y hablando… y… un bozal le quedaría muy bien. ¡Sí! ¡Quiero que me ladres! ¡Ládrame! ¡Muérdeme, Kiyoshi! ¡Muerde la mano que te da de comer! Cocinaré para ti si quieres, pero muérdeme… -Sin embargo, los pensamientos de Hanamiya  fueron interrumpidas por la voz del ex-jugador de Seirin, y diciéndole preocupado que su nariz le estaba sangrando.

 —¡Pervertido! ¡¿En qué mierda estabas pensando?! –Hyuuga se acercó a su marido le besó demandante, mirando de reojo a su rival –Mi amor, es tarde, voy a la cama… -Le susurró luego antes de irse al cuarto. Justo antes de entrar a su habitación miró a Hanamiya y le mostró el dedo del medio –¡Muerete!

 —¡Claro! –Exclamó feliz -¿Te sientes bien Hanamiya? –Preguntó volviéndose al azabache que aún seguía allí.

 —Sí, no pasa nada –Makoto se puso de pie y dirigiéndose a la puerta abrió para volver a su departamento, con algún que otro pensamiento para usar en cualquier momento – Nos vemos mañana.

 —Sí, mañana te daré el libro que te dije – Antes de cerrar vio como Makoto levantaba su mano para confirmar que lo había escuchado. Pero si debía ser sincero, Hanamiya sólo había escuchado la mitad de lo que el más grande dijo esa tarde.

***

El ex-centro de Seirin cerró la puerta con seguro y apagó las luces para ir con su pareja. Al ingresar al cuarto encontró a Hyuuga sobre el lecho completamente desnudo, sin sus gafas mirando con lujuria a su novio.

 —¿Hyuuga? – Teppei se aproximó lentamente hasta ponerse encima de él –No esperaba encontrarte así –Susurró para luego besar y lamer su cuello despacio – Te ves muy sexy sin tus gafas.

 Cuando quería, Kiyoshi Teppei podía ser un hombre plenamente distinto en la cama, era todo un domador, y sabía muy bien complacer a Hyuuga de sólo un suspiro.

 —No veo una mierda, pero da igual… -Pensó sintiendo las caricias de su gran novio. Inició recorriendo con sus enormes manos los brazos y piernas del azabache, arrancándole jadeos y suspiros.

 En menos de diez segundos ambos estaban desnudos, besándose desenfrenadamente. Debido al tema de la mudanza no habían tenido relaciones, pero ya no podían quejarse, ambos cuerpos ahora estaban compartiendo el calor y la pasión de siempre. Los eran sinceros, el prepotente cuerpo de Teppei mandaba sobre el sumiso de Hyuuga, como si en la cama los dos se confesaran abiertamente, el uno al otro.

 Era como una rutina de ejercicio, si Kiyoshi masajeaba las caderas del azabache, significaba que éste debía darse vuelta, y si él levantaba y enredaba con sus largas piernas el torso del grandote, Teppei tenía permiso de ingresar al maravillo paraíso que los unía.

 Las embestidas eran precisas, y mientras se encontraban sumergidos en un mar de emociones y placeres, sus manos hacían el resto del trabajo, masajear y tocar cualquier pequeño –o grande- lugar sensible para encender aún más la situación. Los botones chocolates de Hyuuga que tenía en lugar de pezones eran como el postre favorito de Kiyoshi, podía jurar que su alguien le preguntara cuál era el mejor platillo dulce, él diría que instantáneamente “los pezones de mi novio”. Y definitivamente, luego de eso su pareja lo iba a regañar y regalar un que otro golpe, pero era algo que sólo conocía su mente, parte de sus fantasías.

 Mientras que su marido chupaba y mordía cada parte de su cuerpo, Junpei se revolvía bajo ese enorme y corpulento cuerpo, sosteniéndose y arañando de la gran espalda de Kiyoshi, era como una balsa, que lo llevaba a naufragar a una cálida y desierta isla sólo para él. Quería dejarle marcas imposibles de no ver, decirles a todos que él era sólo suyo primero el cuello, su espalda, sus anchos hombros. Y esperaba con ansias, a que al siguiente día, Hanamiya sea una de esas personas.

***

 Mientras tanto, en el departamento de enfrente, Hanamiya rodaba de una esquina a otra en su cama. Las mejillas sonrojadas, su pecho subía y bajaba con frenesí, nadaba en un mar de éxtasis. Sin dejar de murmurar “Kiyoshi” una y otra vez, entre dientes. A pesar de tener la habitación  a oscuras, vendarse los ojos hacía todo más excitante, imaginar que sus manos eran las de Teppei.

 Últimamente, hacía eso todas las noches desde que se habían instalado sus nuevos vecinos, tan sólo imaginarse al gran cuerpo encima del suyo para poseerlo salvajemente, al igual que a un perro en celo, lo encendía. De verdad que quería que Kiyoshi lo azotara, que lo penetrara sin preparación, quería que lo hiciera suyo violentamente, sin dejar de tener esa sonrisa tonta de siempre. Como si fuese un psicópata, ya estaba harto de usar reemplazos, sentía deseos desesperados por sentir el verdadero falo dentro de él. “Basta de consoladores” pensaba, ahora refregando su entrepierna en la primera almohada que encontró.

 —¡Ya no quiero sentir cualquier porquería dentro mío! ¡Quiero a Kiyoshi! –Pensaba mientras gemía y jadeaba, acelerando el movimiento de sus caderas.

 Tenía decenas de juguetes, que usaba hasta aburrirse y luego comprar más. También usaba sus manos y dedos, pero no llegaban hasta el punto que él quería. Incluso tuvo una vez un compañero sexual, pero Imayoshi no era precisamente su tipo, aunque curiosamente, ambos eran adictos al sexo, y un par de SM que sólo querían divertirse en la universidad, pero al final lo terminó botando. Él amaba a Kiyoshi, y no quería reemplazarlo. Sólo la sonrisa de Teppei iba a satisfacerlo.

 Se corrió sobre la almohada, intentando regular su respiración mientras se quitaba la venda de los ojos. Encendió el velador de la mesa de noche y miró atento a su alrededor –Cada vez esto… es más aburrido –Dijo en voz baja tirando la almohada al suelo y preparándose para dormir –Debería conseguirme una almohada de Kiyoshi, su cuerpo completo… -Murmuró con una sonrisa antes de caer en el sueño.

***

 La pareja dormía abrazada, desnudos bajo unas finas sábanas. Pero algo perturbó el sueño de Kiyoshi, se le ocurrió una idea graciosa –para él- pero algo que involucraba a Hyuuga y a Hanamiya, que tal vez podría costarle su castidad. Pero lo iba a hacer, sólo para amigar a ese par. 

***

Notas finales:

Si les gustó o no comente, critiquen, sugieran... Espero que les haya gustado :DD

 Saludos!

 By Selmo

P.D. Gracias por comentar y leer.


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