Cuando los había visto besarse lo supe: por el pelinegro solo había sentido incomodidad al verle en una situación tan intima, pero cuando mi mirada choco con la de Sanji simplemente sentí como mi mundo se venía abajo, sintiendo como aquella fantasía en la que había vivido en aquellos maravillosos meses se hacía añicos, enfrentándome de una vez por todas a la cruel realidad en la que había vivido sumergido todo este tiempo…
Fin Flash Back
Xxxxx
Seguí llorando por un par de minutos, escondido detrás de unas paredes mientras intentaba calmar mi respiración y tomar las fuerzas necesarias para volver a casa, rezando con todas mis fuerzas no perderme en el trayecto y tomarme con ellos dos nuevamente.
No podría soportarlo…
Repentinamente sentí como se abría la puerta de la azotea y pasos que se dirigían hacia mí con lentitud. Me encogí en mi mismo, deseando con toda mi alma que quien fuese el intruso se fuese lo antes posible y pasara desapercibido a su vista, no quería enfrentarme a nadie en esta situación, de recibir burlas y comentarios crueles por mi condición y lo dolido que me sentía en aquellos instantes.
Asombrado, sentí unos brazos rodearme de forma protectora, intentando calmar mi dolida alma en un gesto sutil y cariñoso, escuchando su corazón latir con fuerza por la mutua cercanía y sus manos acariciando con ternura mi cabello. Sin saber por qué, y aun menos de quien se trataba rompí a llorar con aun más fuerza que antes, descargando toda mi angustia en aquel que me estaba consolando, dejando ir todo el dolor que sentía en aquellos instantes en forma de lagrimas.
Al sentirme ya más calmado y tranquilo, subí mi cabeza para ver de quien se trataba; topándome de lleno con el rostro preocupado del rubio, quien me miraba con una mezcla de preocupación y cariño. Tenía los ojos ligeramente acuosos y me sonreía con suavidad, sin hacer amago de separar su cuerpo del mío al verse descubierto.
No logre articular palabra alguna mientras sentía como mi mente se volvía un total caos ¿Qué hacia el rubio aquí? ¿No se suponía que debía estar con Luffy? ¿Por qué me había consolado? Y la pregunta más importante ¿Por qué me había buscado a sabiendas de mi comportamiento, cuando se había percatado de que les había espiado mientras el pelinegro declaraba su amor por él? Simplemente no podía entenderlo…
Todas mis defensas se vinieron abajo cuando nuevamente vi el rostro del rubio, ligeramente sonrojado, una hermosa sonrisa adornando sus labios y una mirada dulce que simplemente me cautivo, sin darme chance a resistirme siquiera. Embobado, acaricie una de sus mejillas con el dorso de mi mano mientras acercaba mi rostro al suyo, fundiéndonos lentamente en un apasionado pero gratificante beso.
Fue un contacto largo y dulce, durante el cual sentí que todo el dolor y la angustia desaparecían con cada roce de sus labios contra los míos. Al finalizar el beso Sanji volvió a abrazarme con fuerza, susurrando en mí oído mientras se escondía en el arco de mi cuello, fuertemente sonrojado.
-discúlpame, discúlpame por favor Zoro. No quería hacerte sufrir, lo que viste en el salón solo fue un malentendido…-hizo una pequeña pausa, aferrándose con fuerza a mi camiseta- al que amo, eres tu…-murmuro, haciendo que por poco me diese un infarto mientras le veía sorprendido, con mi corazón latiendo con desmesurada fuerza y rapidez-
-¿Qué…que quieres decir…?-pregunte mientras deshacía lentamente su abrazo para poder verle directamente a los ojos, sintiendo como esta vez un fuerte sonrojo se apoderaba de mis mejillas por la vergüenza y la expectación- eso…eso es imposible. Se suponía que tú y Luffy…-mis palabras se atoraron en mi garganta al verle con una expresión divertida y enfadada, logrando confundirme aun más que antes-
-todo fue un malentendido, entre Luffy y yo nunca existió nada más que un fuerte lazo de amistad- cada palabra que salía de los labios del rubio me sentaba como un tranquilizante, haciendo que me sintiera estúpido al no darme cuenta de los verdaderos sentimientos de Sanji y haciendo que las dudas se instalaran en mi cabeza al pensar en el pelinegro-sería injusto culparle a él de todo este lio porque sé que gran parte de la culpa es mía, marimo- soltó un pequeño suspiro, apoyando su cabeza en mi hombro y cerrando los ojos- todo empezó de una forma extraña, al menos para mí. Estaba acostumbrado a no tener amigos producto de los frecuentes traslados de escuela por mis faltas de conducta, habituado a que la gente me temiese u odiase solo por enterarse de los líos en los que me había metido una y otra vez. Pero Luffy enseguida me ofreció su amistad, y aunque en un principio desconfié del los comentarios de los demás en el salón lograron tranquilizarme, y acabe cediendo casi sin darme cuenta, convirtiéndome en su amigo- tome sus manos entre las mías, disfrutando de aquel momento de paz que por mucho tiempo había anhelado-
-pero si eran amigos ¿Qué fue lo que ocurrió esta tarde?-pregunte en un susurro inseguro, sabiendo que aquel era un tema delicado para ambos y consciente del daño que podría causarle al oji azul-
-porque estaba tan feliz de tener por primera vez en mucho tiempo un amigo de verdad, que no me di cuenta los verdaderos sentimientos que Luffy tenía por mi-escondió su mirada tras su largo flequillo, sintiéndole temblar ligeramente contra mi cuerpo- y esta tarde, finalmente, logre entenderlo todo…-
Tsusuku (o tal vez no xD)