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Feel por H2NJ Dess Hayashi Nao

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Notas del capitulo:

Bueno, confesaré que estoy trabajando sobre la marcha, cosa que rara vez hago... Para que se entienda mejor: no tengo idea a dónde puede llegar este fic je, je, je... Aún así, ya que lo estoy haciendo no lo dejaré a la primera de cambios n.n!!

 

A lexkai y Shun Cross muchas gracias por sus comentarios, así sí dan ganas de continuar los fics n.n!!

Mismo disclaimer(?) y espero no decepcionarles :$

Hayashi Nao~!

Ciento veinte horas antes. Hong Kong


Tanto tiempo, y tú sigues igual. Tan perfecto… tan imbécil.


Un suspiro se me escapó, en el espejo no me veía a mí mismo, sino a todos esos recuerdos.


–Señor… ¡Señor Feilong! ¿Le duele la herida del pecho? –salí de mis pensamientos al oír su voz, ese era mi pequeño, mi amor, mi adoración. El secreto que jamás te diría, porque no te lo mereces.


–Tao… todo se pone muy tranquilo cuando no estás.


El menor hizo un puchero, y la mirada de Feilong se iluminó, sonrió. Pero sólo su mirada, delante del pequeño Tao mantenía esa perfecta farsa de indiferencia.


–*–


Hora cero. Rusia.


Mi cabeza… duele, me siento mareado… ¿Dónde estoy?... Ese aroma… ¡Él está aquí!


Desperté mareado, adolorido… pero vestido. Por ridículo que suene, eso era lo más importante, con Asami cerca siempre debía cuidar mi integridad personal más que ninguna otra cosa. Me costó mucho trabajo poder abrir los ojos, junto al malestar había una sensación cálida que me envolvía. Removí mi cuerpo contra esa sensación, el aroma del yakuza se me hizo más presente.


 


–Al fin despiertas… ¿Estás bien? –abrí los ojos, lo primero que vi fueron esas orbes color miel, siempre tan fríos y serenos, inexpresivos. Me levanté de golpe de su regazo, como me dolía la cabeza.


–¿Dónde estamos? –sujeté mis sienes entre mis manos y sentí tu calor rodeándome, tus fuertes brazos y tu pecho que me ofrecía su comodidad… Estaba aturdido, y como siempre, perdido. Me deje llevar por las sensaciones, los recuerdos volvieron, mezclados con el sueño.


–*–


Ciento veinte horas antes. Japón.


Asami estaba al teléfono, tan impersonal como siempre, escuchando a Yho del otro lado de la línea.


–El señor Feilong jamás se lo dirá a nadie, es un secreto que muy pocos sabemos, pero a usted le es de suma importancia, estoy seguro de ello.


Aunque el informante estaba seguro que Asami estaba “del lado” de su patrón, tenía la ligera sospecha de que no cuidaría de Feilong con los rusos de por medio, por eso decidió usar el secreto mejor guardado del Dragón de Bashie. Por su parte el yakuza no tenía ni la más remota idea de aquel secreto, estaba intrigado por completo con ese asunto. Y para conseguir lo que quería haría lo necesario, aún así fuesen todo tipo de bajezas, como siempre.


–*–


Setenta y dos horas antes. Hong Kong.


Años expandiendo mis negocios y jamás había tenido que recurrir a una alianza con los yakuza, jamás había vuelto a confiar en nadie, nunca volví a bajar la guardia. No hasta que volví a verte, maldito yakuza.


–¿En qué piensas Fei? –el aludido le dedicó una mirada de pocos amigos al yakuza. ¿Desde cuándo te he dado permiso para que me trates con esa confianza? ¡Nunca!. Desvió su mirada con indignación, sólo sabía lo que no podía decirle a Asami.


Feilong se acomodó mejor en su asiento, en esa habitación hasta el aire estaba tenso, y eso que estaban en los territorios del Dragón. Por cortesía había un par de vasos de whisky, y cigarrillos a medio consumir en los ceniceros. Tras ese largo silencio incómodo le respondió, estaba muy molesto y no dudaba en hacerlo notar en su tono de voz.


–En que me estás jodiendo Asami, y no lo voy a permitir, mis negocios son con Mikhail, no contigo. Ahora quiero que te largues, y esperes a la fecha en que nos reuniremos los tres, en mi crucero.


–¿Qué sabes tú de Arbatov?... No sabes nada, en cambio yo te lo diré todo de él, pero a cambio quiero que hagamos un trato: en cuanto confirmes la información que te voy a dar, a cambio me entregaras una serie de rutas que ya tengo localizadas para unirlas con las mías, y claro, todo quedará bajo mi supervisión.


Feilong se puso en pie, llegó a un lado de Asami y lo tomó por la barbilla para que lo viese a los ojos –te diré lo que sé de Mikhail Arbatov: es mucho mejor amante que tú.


Mentira, vil mentira, no había ser sobre la Tierra que le erizara la piel como Asami, incluso ahora en medio de toda esa tensión, su cuerpo se convulsionaba con la sola presencia del japonés. Tan es así que no supo cuándo lo tuvo acorralado contra el muro más próximo, tocando entre sus piernas sin descaro alguno, lamiendo su cuello, dejando una marca sobre su piel.


–Agh… Asami, detente… –¿Porqué pedirle lo que él podía detener? Pero no lo podía evitar, estaba disfrutando de los celos de Asami como nunca había gozado de algo así.


–Tu amante perfecto te llevara a la tumba o la cárcel, lo primero que suceda –bien, ahí acabó la magia. Empujó al japonés y lo mantuvo lejos al poner unos pasos de distancia entre ellos.


–Mira quién lo dice, tú casi me matas y al mismo tiempo me enviaste a la cárcel. Ahora lárgate, no me interesan las mentiras que tengas que decir de Mikhail.


–Lo que hay entre tus piernas opina diferente, Fei… te recuerdo que soy el dueño de tu existencia, no fui yo el que accionó el gatillo hace siete años, por el contrario, fui el que curó la herida.


El rostro chino se sonrojó, sólo Asami podía seguir pensando en sexo durante cualquier tipo de circunstancia. Aún así, estaba determinado a no ceder, ya no se dejaría envolver por las dulces frases de protección que le ofrecía el japonés.


–Ya te dije que te largues, no escucharé nada que venga de ti, jamás. Vete ahora, o te sacarán por la fuerza.


–Mikhail Arbatov está vendiendo información a la Interpol. Tuya, mía, y de muchos otros. Si no me crees deberías de mirar las noticias.


El yakuza se acomodó el traje, y salió sin decir más.


 


Feilong se quedó pensando en lo que Asami acababa de informarle, algo tan evidente había pasado de largo sin que él lo notara, por eso dudaba seriamente de esa información.


-*-


Veinticuatro horas antes. Macao.


El esperado día llegó, en el crucero de Feilong se reunirían bajo estrictas medidas de seguridad para cada uno de los líderes mafiosos. Esa noche no habría servicio de casino, sólo los tres hombres y sus sequitos de guaruras estarían abordo.


Lo curioso es que el plan era formar una sociedad entre los tres, unir rutas y así expandir los negocios de cada uno, si era así ¿a qué venía tanta desconfianza? Al parecer ninguno de los tres confiaba en los otros dos, ni hablar de querer ceder en una negociación.


Las negociaciones empezarían después de las diez de la noche, tras una elegante cena para los tres. Cosa que jamás sucedió.


 


Salí de bañarme, y él ya estaba ahí, en mi habitación. Aunque me quedé sorprendido por un momento, aparte de incómodo por la forma en que miraba mi cuerpo semidesnudo, fingí ser indiferente a su presencia.


–¿Qué demonios quieres yakuza?


–Nada, sólo venir a comprobar que tu amante no te mate antes de tiempo, ¿Qué averiguaste de la información que te di?


El muy cínico se sentó a la orilla de mi cama con un vaso de whisky en la mano, sin quitar su mirada de mí en ningún momento, lo podía ver a través del espejo del tocador, pero aparte lo podía sentir, esa mirada que terminaba de desnudarme y casi lograba sentir su tacto sobre mi piel. Me sentía tan desnudo con esa mirada, que preferí cubrirme con una bata de seda, antes que seguir dándole el gusto de verme.


–No se puede averiguar nada de una mentira, salvo que es mentira. Jamás volveré a confiar en ti, ya deberías de saberlo. ­–Seguía actuando tan natural como podía, peinando mi cabello, dándole la espalda, no porque confiara en él, sino porque confiaba en mí lo suficiente para evitar que me atacara.


–¿Por eso es que no me cuentas tu secreto? ¿Qué pasó en la cárcel hace siete años que aún no me has dicho?


Lo volteé a ver con toda mi furia, ese desgraciado de Asami, ¿Cómo se había enterado? Aún peor, ¿por qué me hacía bajar la guardia, delatarme con tanta facilidad? Discreta mi mano se había colado hacía la pistola sobre el tocador, al mismo tiempo la puerta se abría y entraba un pequeño sol.


–¿Señor? –la mirada intrigada de mi pequeño me daba el dolor más grande en mi pecho, sólo comparable al disparo que recibí por culpa de Asami. Me pregunto si él sería capaz de ver a través de todo eso.


Y justo atrás venía Mikhail, lo cual no me pareció que fuese coincidencia alguna. El ruso cargó con Tao, jamás me había sentido tan amenazado. Ni siquiera hace siete años atrás. 


–Pequeño, no debes interrumpir a los mayores –de inmediato Tao le opuso resistencia, y yo saqué serenidad de lo más hondo de mi mente para sacudirme a ese par de bestias salvajes.


–Aquí nadie tiene modales, si quieren seguir en mi barco será mejor que empiecen a usar las reglas de etiqueta. Ustedes dos –señalé a Asami y Mikhail con la pistola– fuera de mi habitación, Tao, luego hablo contigo de tocar la puerta antes de entrar.


Pero en vez de obedecerme, la puerta se cerró tras de Mikhail quien se llevó a Tao. Sin pensarlo dos veces salí tras ellos; mi corazón se estremeció al borde del colapso cuando Mikhail entregaba a mi pequeño a uno de sus secuaces, y luego escuché algo que crujió como cuando se rompe un hueso, perdiendo enseguida el conocimiento.

Notas finales:

Si, cambié mucho el formato, de un POV (punto de vista) a esta cosa rara que combina el POV con la narritva... en fin, todo eso, espero no descepcionar por eso :$ y por quién es el hijo de Asami y Fei :$ me tome la libertad de usar a Tao, de transformalo si es posible... 

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