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Ray of shine por kaoryciel147

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Notas del capitulo:

Hola, gracias por sus comentarios y por leer este fic de esta hermosa pareja. Este fic va para todos aquellos que aman esta pareja y los que estan en duda, para compartirles mi percepción  o parte de esta sobre el aokuro y esta canción que nos regalaron!!!

El reencuentro definitivo.

 

Y aún cuando eran las seis de la mañana corrió hacia el lugar dónde se encontraría con Aomine al mediodía; a pesar de que era insensato hacerlo, una sonrisa de ansiedad se dibujó en su rostro reflejando el fuego que crecía en su pecho. Fuego que  creció más  cuando dos horas después, cuando llegó a la cancha encontró a Aomine encestando con su habitual desinterés y facilidad.

Se quedó observando su pose natural para driblear, con cierta arrogancia en su forma y la facilidad de sus músculos para cambiar de postura de dribleo a tiro. No lo notó pero se quedó ensimismado con esa cualidad natural, con esa aura de ser parte del básquetbol. Para Aomine jugar básquet  era  casi como una función vital. Y él no podía más que amar también ello. Más ahora que poco a poco se veía relajado; y cuando Ningou ladró delatando su presencia este sonrió con un poco de nervios, para luego rascarse la nuca. Quiso correr hasta él, pero se contuvo, aun no era momento.

Quedaron a un metro de distancia, Kuroko bajo la mirada aún abrazado a su mascota. Sin embargo, esta pareció querer estirar los músculos pues se bajó de sus brazos y comenzó a caminar y olfatear el suelo, hasta llegar a Aomine. Por un momento temió, pero para su sorpresa Aomine sonrió de lado y se agachó para tomar al cachorro con una mano, mientras la otra aún sostenía la pelota con la que estuvo jugando.

—Aunque no lo pareciera estaba pensando…

Kuroko se sintió un poco más relajado.

—Claro que lo sé. Creo que para todos los que aman el basket estar unas horas a solas jugando es relajante.

Aomine pareció incomodarse por sus palabras; Kuroko no entendió.

— ¿Es cierto que odiaste el básquet después de lo que ocurrió en Teiko?

Se mordió el labio inferior, un poco turbado por recordar esos momentos oscuros de su vida, tan dolorosos. En ese momento sintió que todo su mundo había desaparecido. Perdió su equipo, su amigo de infancia, sus amigos de colegio... su amor y su pasión.

—Aunque no lo creas también yo. De hecho creo que todos odiamos en lo que nos convertimos, pero en ese momento…

—Lo sé, Momoi y yo no sabíamos cómo ayudarlos y nos odiamos y los odiamos por ello. Solo éramos un grupo de adolescentes, como mi entrenadora diría “un grupo de tontos adolescentes talentosos, pero aún niños”

Aomine y Kuroko se habían acercado lo suficiente para que en este momento se haya convertido en una plática intima, pero aquella burbuja que se había creado de nuevo fue rota por Ningou cuando ladró después de subirse en la pelota de Aomine. Este sonrió por la gracia del canino y Kuroko sintió aquel sentimiento antiguo, esa ternura que puede inspirarle a alguien más calmo una bestia grande pero de buen corazón, solo se acentuó cuando “la bestia” le acarició los cabellos gentilmente y luego lo hizo con Ningou, para después cargarlo y ponerle al nivel de sus ojos. Ningou no parecía asustado, es más ladró con alegría y hasta quiso lamerle.

—No te tomes muchas confianzas...- le amenaza sin verdad- Vaya…- dijo con un poco de sorpresa- De verdad es igual a ti, Tetsu.

Kuroko hizo un puchero propio y Aomine supo que le advertía que no dijera lo que pensaba.

—Pequeño y…

Pero se contuvo de decirlo, dejando a Tetsu que pensara que era débil pero la verdad es que comparando a amo y mascota, ambos eran “tiernos”.

—Satsuki tenía razón.

—No me llames pequeño.

—Eres un enano para el basket, es  la verdad. Y este cachorro también, aunque llegará a ser grande o eso se supone. Sin embargo, parece que eso no le impide como a su dueño querer jugar y tu sabes que yo apoyó ello.

Kuroko abrió los ojos un poco sorprendido y con el corazón latiéndole más acelerado. Era aquel Aomine, aquel que no le dejó caer cuando realmente demostraba tener nulo talento para el juego y hasta vomitaba en las prácticas.

—Llegará a ser un arma mortal y supongo que un gran compañero- murmuró finalmente Aomine más para sí mismo.

Comenzó a driblear y Ningou pareció entenderlo, por lo que Aomine sin dejar de mirar a Tetsu, sonrió y sus sonrisas cada vez se parecían más a las del pasado. No, sabían que nunca serían iguales, pues ya no tenían las mismas facciones redondeadas y totalmente relajadas, pero quizás podría conseguir una incluso mejor.

—Tetsu ¿vienes con nosotros?

Kuroko asintió y la mañana se paso jugando entre los tres. Como su constitución mandaba, terminó recostado en una de las bancas aledañas, observando cómo su mascota y Aomine parecían tener energías interminables. Aomine realmente parecía volver a amar el básquet. Y ello  le hacía plenamente feliz.

Se permitió cerrar los ojos y cayó en un buen sueño. Se despertó al sentir unos lengüetazos familiares. . Ningou le ladró feliz y en su campo de visión apareció una bebida, su favorita. Aomine le conocía demasiado bien.

Con una botella en mano, se mojó los cabellos y el rostro dejándolos húmedos. Le señaló si quería hacer lo mismo, asintió y se refresco un poco con ello. Pocos después, ambos estaban sentados en la sombra de los arbustos aledaños con Ningou recostado a un lado.

— Tetsu ¿Qué sientes por Bakagami?

Kuroko quiso reír  por el apodo, pero supo que era una pregunta necesaria de responder. Sin embargo, su repuesta ya estaba hecha y la decisión tomada.  Así que poniéndose serio se la diría y solo el destino sabía que sucedería después de esto.

 

La verdad es que sentía una aprensión bastante familiar al nombrar a ese sujeto. Sabía que Kuroko se había vuelto fuerte y había podido sostenerse gracias a él y al equipo que formaron, pero justamente ello, en el pasado, cuando jugaron y se enfrentaron por primera vez le enfermó, le hizo querer aplastarlos y humillarlos, demostrarles una y otra vez que no había nadie más para Tetsu que él. Y ahora estaba siendo egoísta con Tetsu; había intentado llevarse mejor con Kagami, vaya que sí y de hecho lo había semi logrado, quedando como buenos rivales. Pero solo ellos podían comprender que esa “buena rivalidad” no terminaba en el básquet. Era algo que nunca terminaría.

—Tetsu, la verdad es que, a pesar de todo me sigue enfermando verte con él- soltó de pronto— No importa lo que te haya soltado en el pasado, realmente quise creer que tu no podrías seguir sin mí. Y de pronto nos enteramos que formaste un nuevo grupo y no solo eso sino que se te veía radiante, radiante como ninguno de nosotros estaba… a veces pareciera que tú fueras más una luz... porque finalmente conseguiste que la mayoría de nosotros recuperara el camino. Demonios...esto  es difícil.

Kuroko le observaba atento y eso no hacía más que avergonzarlo por no poder soltar las palabras correctas sino terminar diciendo todo de forma apresurada ¡¿Cómo demonios le había sido fácil en el pasado hacerlo?! Definitivamente ese antiguo yo era diferente a lo que ahora era.

— La cuestión es... — se rasco los cabellos— es que sentí que seguiste y me dejaste.

—Pero, Aomine-kun…

Le paró porque sabía lo que pensaba, ambos siempre podrían leerse, eso era algo que nunca cambio y esperaba no cambiara.

— No te confundas, ahora sé que fue lo mejor; porque la verdad es que quizás sí eres una sombra... La sombra que mantiene cuerda a la luz y que le golpea en el rostro cuando se siente estúpidamente arrogante… Sé que es tu luz ahora... que es tu lazo, quizás el más fuerte, pero Tetsu debes notar que él no quiere serlo solo en el básquet, así como una vez yo tampoco quise serlo… las estúpidas luces necesitamos de la sombra más que en el básquet

El peliceleste le regaló una sonrisa, una bastante agradable, dulce pero pequeña como solían serlas desde hace tantos años.

— Lo sé. Kagami-kun es mi luz y sé lo que siente por mí

“Y ahora sí lo perdiste, Ahomine” Estaba ansioso, lo suficiente para tener que afilar la mirada y tratar de construir su personalidad oscura para no salir herido. Porque, simplemente era una maldita luz solitaria, un rayo que ya no puede alumbrar el camino de nadie, ni ser el protector de nada, ni siquiera de sí mismo.

 

— Seguiré en Seirin, no sé que suceda después, pero yo… quiero que tú sigas en mi vida.

— Sabes cómo es que quiero seguir en tu vida- le respondió un poco más frío de lo que estuvieron hablando; sin embargo, ello contrastó con la caricia suave de este en su cabeza, casi como una despedida final.

Cuando Aomine retiró su mano y parecía levantarse, Kuroko  le detuvo, tomándole de la muñeca. Eran tan apabullantes todos los sentimientos que tenían contenidos que parecía que la garganta se le secaría. Sacó ese carácter que últimamente no necesitaba esconder, esa seguridad y firmeza.

— Ya no podemos ser equipo en el básquet, al menos no por la preparatoria, porque Kagami es mi luz y lo será el resto de la preparatoria... pero solo en el básquet y como amigos.  Yo también te quiero de esta forma, Aomine-kun, y esta vez no dejaré que te hundas... ahora soy diferente.

 

La seguridad en las palabras del peliceleste sorprendieron notablemente a Aomine; debería estar ya un poco acostumbrado al nuevo carácter decidido de Kuroko. SI él nunca volvería a ser quien fue, Kuroko tampoco. Había crecido, madurado, se había vuelto alguien con presencia, con una no presencia fuerte, alguien en quien puedes confiar ciegamente y que moverá cielo y tierra por lograr sus metas y las metas de sus compañeros; después de todo era el sostén y el milagro de Seirin. Aomine rio por unos minutos.

— Me gusta este nuevo Tetsu, creo que un poco de rebeldía tuya me gustará en todos los sentidos...- murmuró un poco malicioso.

Acercó a Kuroko y le susurro “Porque entenderás que tampoco ya somos niños en ese aspecto”

Este le separo y si bien pudo ver un par de mejillas sonrojadas levemente, notadas solamente por la escasa distancia entre ellos, no vio una mirada escurridiza. Sino una sonrisa un poco arrogante también.

—Yo tampoco soy un niño, tenemos la misma edad, después de todo.

 

Kuroko, esta vez, fue tan bien más decidido, queriendo transmitirle seguridad a su antigua luz, se abrazó a él y le dio un beso en los labios como un toque, como reconociendo, confirmando lo que su cuerpo soñaba, lo que realmente quería y lo logró... era Aomine a quien necesitaba.

Aomine le hizo arrodillarse en la banca y le atrajo por la cintura con sus amplios brazos. Kuroko enrollo los suyos en su  cuello y volvieron darse besos suaves como ligeros toques; Aomine quería más y más: quería confirmar que su sombra era solo suya, al menos en sentimientos. Abrió la boca de Kuroko en medio del beso y sus lenguas comenzaron a danzar dentro de sus bocas, saboreando aquel sentimiento reprimido y ahora liberado, como una llama que se enciende con más fuerza, para no volver a apagarse.

Comenzó  a acariciar el cuerpo de Kuroko con suavidad. En el fondo era como redimirse por el daño hecho, por los desplantes y el abandono.

—No necesitas disculparte: Yo tampoco hice mucho por ayudarte y me arrepiento

—Tetsu, idiota, tu y Satsuki son los más inocentes en todo esto.

Y volvió a besarle con suavidad, aún les era un poco increíble que esto sucediese. ¿Funcionaría o no? Eso solo podrían averiguarlo en el futuro. Solo podría intentar dar todo de sí para no volver a  caer en ese abismo de destrucción. Se prometía intentarlo con todo, esta vez.

 Kuroko, en su mente,  se prometió a cuidar de nunca volver a dejarlo caer.

— Pero antes que nada, Tetsu, prométeme que en nuestros enfrentamientos darás todo de ti... junto a ese idiota, nunca deben dejarme ganar fácilmente… después de todo ustedes dos son, al parecer, los únicos que pueden vencerme.

Se separaron un poco pues Tetsu parecía querer decirle algo.

—Estoy seguro que hay muchos allá afuera o en las universidades o clubs oficiales que son más fuertes que incluso ustedes dos juntos... no seas tan arrogante. Y ya hemos comprobado que tengo la razón.

Sonrió al recordar cuando estuvo deprimido y Kuroko le dijo que seguramente encontraría un rival digno… en ese momento realmente le creyó, pero no sospechó que su propia pareja sería esa, unida a otro más, porque inocentemente en aquellos años no vio más allá de la secundaria, no pensó en que sucedería después, que los torneos de secundaria no eran los únicos en el país, mejor ni decir del mundo.

 

 

 Ningou, finalmente rompió con los besos que poco a poco se iban haciendo más pasionales y las caricias que comenzaban a navegar por pieles en directo.

Ambos sentían aquel imperante deseo y nada pudo aplacarlo, solo el inicio del beso en el departamento de Aomine pudo dar muestra de qué posiblemente lo apagaría…

 

Con pasos lentos se encaminaron hasta el primer lugar confortable que sus cuerpos les llevó. La adorable mascota de Kuroko se quedó quieta observando cómo su amo era sometido por el peso del otro joven; como animal leal que era no compendió del todo los soniditos que brotaban de la boca de su amo así que ladró varias veces, haciéndose notar, interrumpiendo el reencuentro, la liberación de los deseos contenidos de ambos jóvenes. Aomine bufó bastante frustrado. Tiró de la mano de su novio, lo atrajo hacia él y le cargo para sonreírle con un poco de burla. Kuroko inflo los mofletes y le jaloneo el cabello. Aomine se quejó.

-Te pediría que no empieces a tratarme como Kise, Aomine-kun.

A lo que su pareja se alteró un poco.

-¿Cuándo es que ese rubio idiota te ha puesto una mano de esta manera?

-No olvides que es Kise…Momoi-san y Kise-kun siempre fueron así conmigo.

Por lo que le bajo pues suponía que no era muy agradable para su pareja. Con una sonrisa, maliciosa, le acercó y comenzó a inhalar el aroma del cuello de su pareja, bajó sus manos sintiéndose en confianza con el cuerpo de su ex sombra, bajó sus manos por las nalgas de este, haciendo que el chico apretara  su camisa, de donde se sostenía, cerrara los ojos y le regalara un par de gemidos. Hace tanto que deseaban esto. Cuando fueron pareja hace años, no llegaron a esto, pero sí a tocarse por lo que había cierta confianza. Finalmente, hizo que Kuroko le rodeara con sus piernas y él le sostuvo con una mano en cintura y otra en su cuello para besarlo de forma gustosa.

-Más les vale que nadie más te haya cargado así.- le dijo bastante serio.

La sombra sonrió con cierta complacencia por los celos de su novio

-Si fue así, fue culpa de Aomine-kun- se callo para ver la expresión de Aomine pero solo descubrió una mirada dolida- pero nunca pude hacerlo con nadie más que no fuse Aomine-kun...

Y Aomine no pudo resistir a ese adorable comentario por lo que subiéndolo perfectamente, mientras mordía su cuello hasta dejarle marca, se encaminó hacia su recamara para alejarse del canino y no les interrumpiera.

Y  con más besos y caricias volvían sentir que ese brilloso día volvía que un futuro brillante con luz y sombras perfectas  y balanceadas enfrentarían con valor, juntos. Un eterno vínculo comenzaba a hacerse cada vez más fuerte.

“Es como un maldito sueño” pensó Aomine... uno de sus más candentes sueños de adolescente mezclado con uno de los empalagosos que le demostraban lo difícil que era estar sin Tetsu,  sus atenciones y sin su amor.

Tetsu, tan seductor a veces: mientras lo cargaban se movía sin cesar, haciendo que ambos cuerpos  se frotasen, observándole de tanto en tanto con aquellos grandes ojos húmedos y decididos, como un niño decidido a pecar... que... prácticamente era ello.

 

Bueno, ambos eran un par de niñatos decididos a consumar su amor, porque por más que fuesen jóvenes aún, estaban seguros que este momento era uno de los más especiales de su vida.

Le dejó en su cama, Kuroko comenzó a alejarse de espaldas hasta subir un poco más en la cama; Aomine encantado con la mirada de deseo que le transmitía su hermoso Tetsu, se acercó a los segundos para cubrirlo por completo con su cuerpo, se dejó caer y le aplastó con su cuerpo. Kuroko respiró más acelerado, ladeo la cabeza y pudo sentir los besos y succiones del peliazul, gimió despacio, sabiendo que eso despertaría más a Aomine. Y de nuevo, con un miedo latente, Aomine se alejó para quedarle mirando, admirándole en todo sentido.

-No tengas miedo, Aomine-kun.

El aludido abrió los ojos un poco sorprendido; de verdad quería dejarse llevar por la lujuria y el deseo, pero por minutos sentía miedo de dañarle, de hacerle llorar como antes, pero tampoco podía soportar estar totalmente fuera de su vida o ser solo un amigo. Nunca le había hecho daño físicamente, bueno, no del todo, los entrenamientos y sus arranques hormonales son otra cosa, pero a momentos le venían a la mente sus ojos llorosos cuando todo se vino abajo.

-Soy fuerte….no me menosprecies… te vencí y volveré a hacerlo.

Sus palabras podrían parecer arrogantes, pero aunadas con las suaves caricias, lentas y tiernas que daba en la barbilla de Aomine, solo tenían un efecto tranquilizante en este. Una promesa que sabía cumpliría, simplemente quería dejarse llevar por los tiernos mimos que le daba.

Y Como solo, Kuroko podía ser así de inesperado. Sonrió y dijo…

-Pues creo que tendré que vencerte ahora mismo- rio con coquetería.

Y sin darse cuenta, ya estaba  recostado en la cama y Kuroko sobre él. Este,  tratando de mostrar lo que no sabía, comenzó a desabrochar la camisa de Aomine, y a abrirle los pantalones.

 El peliazul pasó sus manos con suavidad por todo el torso, deseando que le gustase a Aomine tanto como él le deseaba. Se quitó la polera, sorprendiendo al otro, para agacharse a besar sus labios, para luego bajar con beso y ligeras succiones por todo el pecho. Tomo las manos del otro y le insto a que le recorriera también. Poco a poco el agarre de este se hizo fuerte sobre su piel, extasiándole. Subió sus besos y comenzó a degustar la oreja de su pareja.

-No me harás daño, te deseo, te he deseado desde hace mucho.

Y eso fue suficiente para que Aomine diera un rápido recorrido por los costados del peliceleste y con el fuego que se dispersaba por todo su cuerpo e intensificaba en su bajo vientre, le tomó con fuerza de las caderas y le dio vuelta: Kuroko quedó boca arriba con las piernas abiertas; Aomine le quitó los pantalones con rapidez, al igual que la ropa interior, se la quitó a sí mismo y se acomodó con confianza entre las piernas de su amor.

-Yo también te he deseado desde hace mucho… y ahora serás mío, completamente mío…. Solo mío…

Antes de obtener un respuesta, tomo a Kuroko con una mano por la nuca y le devoró con un beso posesivo que podría robarle el aliento a cualquiera. Las manos de Kuroko aún estaban en los cabellos del otro y la otra recorriendo la espada musculada de su amante, Aomine soltó un jadeo casi animal para seguirle besando mientras movía sus caderas como si le estuviera embistiendo, mientras su otra mano recorría todo lo que podía de Tetsu.

Y así ambos disfrutaban del calor, la suavidad de la piel contrario, el experimentar ser tocado y tocar  a alguien más con verdadero deseo y curiosidad. No era solo sexo, era explorar el cuerpo del ser que amas, conocerlo  a profundidad y ahora se sentía tan normal y tan obvio que sucedería, Aomine solo podía sentirse estúpido por haber desperdiciado tantos años, y Kuroko por haberse rendido, pero era mejor dejarlo de lado.

Las caricias se hicieron más atrevidas y rodaron por la cama más de una vez, como si jugasen en la cancha, como si se retasen de nuevo, explorando por partes, diciéndose mudamente donde querían ser tocados, acallando gemidos y jadeos de otros con besos hambrientos.

Aomine nunca pensó que su sombra que hace  años era una bola de nervios, se convirtiera en un chico tan sensual, decidido y exigente. Lo bueno es que sería el único que conocería esa parte de Tetsu. Ya no desperdiciaría más el tiempo, definitivamente.

 

Kuroko sentía que moriría, nunca había sentido una sensación de placer igual, eran corrientes que viajaban desde donde Aomine tocaba para terminar en una sensación agonizante entre sus piernas, haciendo que su cuerpo de muestras de su flexibilidad.

 

El peliazul lamió una de sus manos y con esta comenzó a masturbar con cuidado el miembro de su sombra, dándole diferentes toques, cuando empezó fue increíble la forma en cómo alteró a Tetsu y como ya no podía contener sus gemidos, jadeos por lo que comenzaba a morderse la mano mientras la otra mano estaba retorciendo las sabanas debajo suyo.

Se acercó a él y le lamio detrás de la oreja para luego besarle mientras seguía masturbándole. Cuando Kuroko terminó en su mano, el se trago el jadeo que no salió del todo fuera de sus bocas besándose.

Le dio un beso en su frente después de ello. Estaba tan agitado que por un momento pensó que se ahogaría. Nunca diría que de verdad se asustó por ello, pero se tranquilizo cuando Kuroko le acaricio con ternura la mejilla.

-Esto aun no termina, Tetsu.

-Me decepcionaría si así fuera- le dijo con una sonrisa.

Y su sonrisa socarrona se borro al ver que algunas lágrimas caían de los ojos celestes del otro, sus manos dejaron el cuerpo de Tetsu, para posarse sobre la cama y sentarse, casi termina alejándose más pero Kuroko se levantó y le abrazó fuertemente.

-No va ser tan fácil que escapes de mí, esta vez.

-Estas llorando

-De felicidad, Aomine no baka

-Oye- se quejó por imitar el apodo que usaba Satsuki cuando estaba molesta con él.

-Te lo merecías, ¿no te decía muy conocedor de tu sombra? Es cruel que no sepas cuando lloro de verdad.

Aomine se rasco la nuca y decidió reactivar la pasión dándole un beso profundo que contestara todas sus cuestiones, todas la dudas, que le dejara claro que lo amaba y que era suyo, que esta vez maduraría y dejaría der ser el mismo niñato que se dejó llevar por todos los pleitos internos de Teiko. Kuroko había cambiado, él también pero aprenderían a conocerse de nuevo y casi como si le  leyera Kuroko le  abrazó por la nuca.

-Definitivamente.

Los besos de Aomine bajaron por todo el cuello haciendo cosquillas a Tetsuya y a la vez envolviéndole en placer.

Finalmente sus cuerpos estuvieron unidos para gran deseo de ambos. Aomine observaba directamente los ojos de Tetsuya y este le devolvía la mirada aún con lágrimas contenidas por el reciente dolor que había experimentado y que esperaba que con el tiempo se acostumbrara y el solo pensar ello se sonrojó. Aomine quiso sonreír malicioso pero realmente también se sonrojo al ver comprobado en sus gestillos que era la primera vez de Tetsu. Por un momento quiso pensar en haber sido un poco más lento, pero la mirada de Tetsu a pesar de las lágrimas le delataba el amor y la firmeza de sus sentimientos. Sonrió y se limito a besarle por todo el largo del cuello, subiendo hasta sus labios donde nuevamente se devoraron con lentitud, jugando y tocándose con sus lenguas, mientras sus cuerpo comenzaban a moverse para acoplarse completamente. Por el propio instinto, sus caderas se movieron y callaron gemidos y jadeos de gozo por esta nueva sensación que se expandía sin cesar y que parecía les haría explotar de un momento a otro. Su cuerpo se acopló mejor y terminaron con brazos y piernas aferrados el uno al otro, con un movimiento de caderas corto pero rápido por parte de ambos. Sin vergüenza ya, terminaron por gemir en diferentes tonos, el de Tetsu era agudo y estimulante y el de Aomine como una fiera en pleno gozo, eran casi como gruñidos en forma de resoplidos. Y cuando ambos terminaron y por fin explotaron, con los ojos cerrados, sus cuerpos quedaron paralizados por el placer mientras se arqueaban a lados opuestos. Cuando la realidad llegó y abrieron sus ojos, se encontraron; Aomine toco con dulzura inesperada la mejilla de Tetsu y ahí mismo deposito un beso. Sus frentes se juntaron y sus respiraciones se mezclaron, dejando escapar suspiros de placer, como dos felinos después de una gratificante siesta.

-Aomine-kun…

-Solo quédate así, Tetsu, mi Tetsu.

Y Kuroko se sintió perfecto pudiendo tener a Aomine tan cerca, pudiendo tocarlo, parecía como si fuese un sueño, observando esa sonrisa sincera y sabiendo perfectamente que él era el causante de ella.

 

Estaba seguro que Tetsu tampoco dormía, pero solo le pidió ello, quedarse quietos, abrazados, acobijados por un par de sabanas desordenadas y el calor de sus propios cuerpos. Solo quería sentir la piel suave y cálida de Tetsu contra la suya, comprobar que esto no era una jugada de su mente; dolió dejar a Tetsu, dolió hacerle daño aunque no lo pareciera, se consumió por dentro. Porque Tetsu, aparte de Satsuki que era como una hermana, eran las únicas personas capaz de hacerle aterrizar o de soportarle, de entenderle y de igual forma era las dos únicas personas que necesitaba su lado indispensablemente; aunque ello no saliera de su boca sabía que Satsuki lo entendía, sabía que ella los quería, que gustaba de Tetsu, pero también sabía que el cariño de ella hacia ellos era más fuerte como para haberlos unido, conllevando a esta obvia situación.

Sabía de los sentimientos de Kise hacia él, casi siempre los percibió, vio cambiar su sonrisa de competitividad, de compañerismo a otra y también vio su intento de cambiarle, pero ambos se dieron cuenta que él único que podría hacerlo era Kuroko, el chico que ahora si dormía en sus brazos. Y aunque sonase apresurado, sentía que era el destino, que así era como debía terminar las cosas, nunca hubo otra opción, o por lo menos esperaba que así fuese. Aunque, a pesar de todo, sabía que no solo  Kagami, sino que todas las personas que querían a Kuroko, incluida Satsuki, estarían vigilantes de que no cometiera ninguna patanería.

“Y así es como debe de ser, después de todo, me gustan los retos”

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Epilogo

 

Habían pasado algunos meses, no había sido fácil comunicárselo a los demás, sobre todo con las querellas del pasado. A Kuroko le dio cierto temor  decírselo a su equipo, mas sin demostrarlo y con su expresión de siempre lo comunicó sorprendiendo a algunos pero no a Kagami y  a la entrenadora. Teppei fue el primero en felicitarle. Y observo a los demás, pues no solo era otro chico,  aunque algunos ya habían procesado las relaciones del mismo sexo “secretas” entre otros miembros y la suya con Kagami, aunque esta nunca fue del todo una.

-Vamos, chicos Too es parte del pasado, además siempre debemos apoyar a nuestros miembros del equipo. Y ya que se están declarando, yo quiero decir que…

Pero Hyuga intervino de forma estrepitosa y con las mejillas algo sonrojadas; quiso examinar más la situación pero la palmada de apoyo de Hyuga-sempai le hizo sonreír.

-Ah, pero como son estos niños, escogiendo a los patanes… hombre y tenía que ser ese monstro

Kuroko no protesto pues sabía que llamaba así a su pareja así en el buen sentido deportista de la palabra. Pronto, los demás miembros le dieron la palmada amistosa, dándole palabras de aliento  o como Furihata con una mirada un poco preocupada.

-¿Estarás bien con él?- le pregunto como un hermano preocupado.

-Por supuesto, además puedo defenderme, ya no soy el mismo de antes y me siento cada vez más y más fuerte gracias a todos ustedes.

-Sí, Además estoy seguro que si quiere hacerte daño, todos te protegeremos y le daremos una paliza.

-Ni que lo digas- intervino Kagami

Todos guardaron silencio, esperando el encuentro de ambos, de luz y sombra, no querían ser egoísta pero Hyuga y la entrenadora veían con preocupación el futuro para el equipo. Si bien Kagami y Kuroko habían desarrollado sus habilidades personales y cada uno lograba puntos para el equipo, la base de su juego era el juego en equipo y que Kuroko pudiese controlarlo cuando a veces se escapaba de sus propios razonamientos.

-Más le vale a ese sujeto que no crea que por qué te tiene le dejaremos ganar, porque estoy seguro que tú nunca le dejarías ganar.

-Por supuesto que no, Kagami-kun.  Después de todo soy de Seirin, de la familia Seirin y sigo siendo tu sombra si aún lo permites.

-No digas cosas estúpidas, claro que eres mi sombra- le revolvió el cabello de forma juguetona.

Sin embargo, notó un poco de sombra bajo los ojos y un sentimiento de culpa se esparció, pero la sonrisa sincera que luego le regalo logró tranquilizarle. Quería mucho a Kagami, pero no podía estar con él, porque sentía que el gusto y la chispa de deseo que había habido entre ellos solo era producto de su parecido con Aomine y de lo bien que se sintió a su lado; pero la persona que amaba como pareja era Aomine, la persona que en su vida diaria era su luz, porque sus sentimientos desde hace mucho fueron más allá del básquet.

-Y si te hace daño será un gusto romper las reglas del torneo y partirle la cara.

Aquello lo había dicho con una sonrisa maliciosa en los labios porque quizás aun estaba el resentimiento.

La entrenadora se acerco finalmente y le paso el brazo derecho por el hombro para susurrarle “suerte con ello y si puedes sácale información cuando…ya sabes” Le devolvió la mirada sorprendido, pero cuando se giró, ella solo le guiñaba un ojo y sonreía con la lengua afuera por la broma y el sonrojo del peliceleste. Finalmente todos rieron.

- Quien iba a decir que la pantera de Too sería domada por un chico tan pequeño- murmuró con una sonrisilla Riko antes de marcar un número en particular de alguien que también era su especie de rival, amiga y cómplice, sobre todo si se traba de torturar a los chicos, era hora del cotilleo.

 

 

Era un partido no oficial, pero ahí estaban disputándose la vida en el robo del balón, en el dribleo que a veces llegaba a velocidad inhumana. Y cuando las dos estrellas entraron a la zona todo el público que se había colado, escapando de sus clases estallaba, un juego tan emociónate no lo consigues así nada más en el polideportivo de tu escuela todos  los días, solo cuando la entrenadora de Seirin y la manager de Too llegan a concordar perfectamente que Kuroko y Aomine deben demostrarse a sí mismo y a los demás que su relación no afectará en nada y sobre todo que Kagami no se tomará de otra manera el haber perdido a quien le gustaba.

 

-Te veía tan apetecible en el juego, Tetsu-resoplo excitado.

Kuroko no permitió que las manos de Aomine bajaran más de lo debido o que sus piernas que parecían querer ceder, rodearan la cintura de este para hacerlo en los baños del polideportivo, mientras tomaban un par de minutos de descanso a la mitad del juego.

-Aomine-kun creo que no es lo correcto… - le molestó que su voz no tuviera la misa convicción que debía tener

Lo que causó que Aomine se separara un poco y reirá para después despeinarle los cabellos.

-Tetsu, Tetsu, ni tú te la crees, que importa: tenemos un par de minutos y luego volveremos a ser rivales.

 

Y su mente estuvo a punto de decirle “que importa es solo un descanso” pero luego recordó que su cuerpo no iba estar tan feliz jugando básquet después de ello, menos con la pasión que se cargaba Aomine, sobre todo cuando estaba tan emocionado y un juego con un brecha tan corta donde no se sabe si ganarás o perderás era más que suficiente para mantenerlo en el quinto cielo.

 

-No, y es un rotundo no. Si te controlas me quedare en tu apartamento el próximo fin de semana

-¿Hasta el próximo fin de semana? ¿Estás de broma?

-No

Y le dio un corto beso. Aomine resopló, escuchó que los llamaban y simplemente le atrajo para besarle, pero esta vez era un beso suave como para ir tranquilizando sus latidos y su cuerpo caliente como si con este absorbiera la pasividad de Kuroko.

Ambos sintieron un golpe en sus cabezas por lo que se separaron, era Kagami.

-Deja de hacer trampa, Ahomine, estas cansándolo y robándole energía antes del juego.

La seriedad con la que lo dijo les hizo sonreír.

-No busques excusas, Bakagami, vas a perder. Pero gracias a Tetsu puede que tengan alguna posibilidad.

-Ya lo veremos, Aomine-kun, te voy a hacer rogar que intentaras hacer trampa- le dijo con un aura un poco oscura como si de verdad creyera.

-¡Chicos! El juego ya tiene que empezar- les llamó Momoi.

Y como para no perder la costumbre se lanzó juguetonamente sobre Tetsu y fue ella quien se llevó a Tetsu de regreso al juego gritándoles un: “no permitiré que le absorbas la energía Daiki no baka”.

 

-Espero que lo estés cuidando.

 

Las palabras serias de Kagami fueron tomadas con la misma seriedad por Aomine, quien entendía su preocupación. Le agradecía recuperar la pasión de Tetsu por el juego, el que le haya cuidado todo este tiempo y es por ello que seguramente que temía por no poder verlo ya por tanto tiempo como antes que comenzaran a ser pareja.

-No seas idiota, se bien lo que le hace daño y cuáles son sus límites. Pero no por ello voy  a contenerme hoy y más te vale que tú tampoco lo hagas.

-¿estás de broma? Claro que no. No te lo voy tomar personal.

Y un estrechón de manos fue suficiente para cerrar un trato silencioso y dirigirse a la cancha.

 

Sonrió porque Kuroko estaba a su lado siendo su sombra, sabía que eso sería mientras fueran equipo en Seirin, nadie sabía que pasaría cuando llegaran a la universidad o que harían, él estaba casi seguro que el basket era una pasión muy grande como para dejarlo de igual manera lo era para Kuroko y Aomine, pero nunca se sabía hasta donde se llegaría o que cosa cambiaria. Sin embargo, estaba seguro que si este sentimiento comenzaba a quedarse atrás, Kuroko seguiría siendo un gran amigo para él  La sonrisa sincera de este le confirmó ello. Los observó a ambos y ambos se amaban, pero también se enfrentaban con toda la fuerza de esos sentimientos, comprobándose que su relación era aparte, porque su pasión por el juego y su agradecimiento a haberlos unido era tan grande como su amor. Ninguno cedería, Kuroko pondría hasta su último respiro en este juego aunque solo fuera una práctica, igual que Aomine, igual que él y todo Seirin, sin embargo…

-La verdad es que sí es personal

Un poco de rivalidad y desquite no hacía daño a nadie.

-Como debe de ser pero solo en el juego.

-De que otra manera, Ahomine

-Haya vamos, Bakagami

Y Kuroko rio corriendo al lado de Kagami cuando este robo el primer balón al sonar el pitido.

Había muchos retos por delante, pero mientras tuviera amigos como los de Seirin, mientras Kagami siguiera siendo su luz y su amigo , mientras su antiguo equipo y amigos de teiko se vieran y fueran felices como él, encontrando a sus compañeros finales, mientras todos lucharan con el corazón por el deporte que amaban y sobre todo mientras Aomine le ame, le desee y este a su lado con esa sonrisa sincera en su rostro y refrescante podría hacerle frente a cualquier cosa inclusive a tener que lanzar un phantom shop cuando este movimiento es tan conocido por Aomine.

- Ni siquiera lo pienses, Tetsu.

- Pues veremos, Aomine-kun…

-Veremos esta noche.

-No lo creo- rió antes de lanzar finalmente el balón y lanzarle una mirada pícara hacia Aomine que también sonrió arrogante y desafiante como lo natural en él, pero disfrutando la situación y aceptando el reto de hoy que se resolvería entre ellos esta noche porque este partido solo era el comienzo de un largo camino para ellos y para las personas que los querían.

 

 

 

 

 

Notas finales:

Si bien no hubo referencia a la canción "ray of shine" de igual manera me ayudo para inspirarme. Espeor haber podido comnndesar todo sus sentimientos sin caer en el OC.

Y sí tome de eferencia una de las img del primer ed de la segunda temporada donde Aomine juega con Ningou, me apreció supe rono y que le garían un monton de puntos para aceptarlo nuevamente. L escena del lemon pues epsoer lees agrade... Pronto con más fics de KnB


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